Nena, tu compañera de cuarto gay me aterroriza:
Percy subió las escaleras del edificio después de guardar su teléfono y caminar desde su auto hasta el vestíbulo.
Su novia relativamente nueva, Artemisa, acababa de responder a su mensaje de texto diciendo que había llegado.
Estoy cambiándome. Sube y entra. Saldré pronto.
Ella lo había invitado a su apartamento.
Percy nunca antes había estado en el apartamento de Artemisa. Había entrado en el edificio un par de veces y había caminado hasta la puerta del apartamento, pero nunca había puesto ni un pie dentro.
Recordó cuál habitación era por la última vez que había estado en el edificio y, así que no tuvo problemas para encontrarla.
Llamó a la puerta, luego se dio una bofetada al recordar que: No solo ella le había dicho que entrara, sino que no podía oír los golpes.
A veces, salir con una persona sorda era molesto porque se le olvidaba que era sorda.
Abrió la puerta y entró.
Honestamente, la habitación parecía el set de un episodio de Friends: Un amplio espacio abierto con una cocina y una sala de estar juntas. Una pequeña mesa para dos a un lado, un sofá y un asiento frente a la televisión, una gran ventana cubría la mayor parte de la pared, mirando hacia los grandes edificios de Nueva York.
Con las manos en los bolsillos, camino lentamente por los alrededores, mientras examinaba el lugar. Sí, parecía una versión moderna del apartamento de Friends.
Había tres puertas al final. Una estaba abierta de par en par, lo que le permitía mirar el baño que estaba en esa habitación.
Las otras dos puertas estuvieron cerradas, al menos hasta que la de la derecha se abrió y salió una chica de piel cobriza con un pantalón de chándal y una camisa azul.
Cuando lo vio, jadeó y se atragantó con la comida. Percy estaba desconcertado, la chica se agarró a la puerta y trató de recuperarse.
—¡¿Qué mierd...? ¿De dónde saliste?!—gritó ella.
El sonido de un secador de pelo se escuchó tras la otra puerta mientras los ojos de Percy se movían hacia allí. Sacó su mano del bolsillo y la señaló.
—Artemisa me dijo que entrara. Soy Percy, por cierto— se presentó, sin saber si un apretón de manos era el enfoque adecuado para ese encuentro.
La chica asintió con la cabeza y se cruzó de brazos.
—Entendido. Ella se está alistando—señaló con la cabeza hacia la derecha, indicando hacia la habitación de Artemisa.
Percy no quería entrar allí en caso de que "alistándose" significara que todavía estaba en el proceso de ponerse los pantalones.
Se conformó con caminar lentamente por el apartamento admirando todas sus decoraciones.
Muchas parecían ser réplicas de obras famosas como La Última Cena o arte casero, no tenía idea de quién lo había hecho.
Mientras pasaba junto a una pared, vio la Muerte de Pentheus, un griego antiguo desnudo que era destrozado por un grupo de mujeres. Encantador.
Estaba solo dentro de un apartamento con dos chicas, sin que nadie supiera que estaba allí. Ese sería el sueño de cualquier chico ¿no?, pues no tanto cuando ellas tienen un cuadro de mujeres mutilando a un hombre colgado en la pared.
Percy se dio la vuelta y decidió entablar una conversación amistosa con la chica.
—¿Así que tú debes ser la compañera de cuarto de Artemis? ¿La que necesitaba cafeína la noche que ella y yo nos conocimos?—preguntó, obviamente habiendo inferido ya que la respuesta era sí.
La chica asintió con la cabeza mientras abría la nevera y sacaba una lata de Pepsi.
—Hmm, y tú debes de ser el asesino en serie—ella sonrió, dándose la vuelta apoyándose en la encimera de la cocina.
Percy puso los ojos en blanco.
—Está bien, eso-eso es simplemente falso—no podía pensar en una buena respuesta.
La chica de los pantalones de chándal se rió.
—Bueno, la acechaste en el bosque la primera vez que la conociste—respondió ella.
Percy tartamudeó mientras trataba de responder.
—Ah, ¿eso es lo que dijo? Bueno, solo digo. Al estar sorda, sacó las cosas de contexto.
La cara de la chica se endureció de inmediato.
—¿Qué diablos se supone que significa eso?—preguntó, e hizo desvanecer también la sonrisa de Percy.
—Em, nada. Solo que no podido oírme preguntarle si podía caminar con ella, así que se asustó cuando me vio junto a ella—tragó saliva, la chica estaba furiosa.
—¡¿Se supone que eso es gracioso?! Artemisa tiene una discapacidad grave, ya sabes. Ha estado totalmente sorda desde el nacimiento. No ha escuchado una sola cosa en su vida, imbécil—gritó ella.
Percy estaba preocupado de que Artemisa los oyera y... oh, espera, no importa.
Percy levantó las manos a la defensiva.
—Juro que no quise decir nada con eso. Solo... ya sabes, todavía estoy aprendiendo lo que está bien y lo que no está bien decir al respecto. Ni siquiera estoy seguro de si sordo es como un insulto o algo así. ¿Lo es?—contestó silenciosamente, haciendo una pregunta al final.
(Nota del traductor/ no, no lo es. Sé que hay gente que lo dice como insulto aveces, pero realmente no es un término ofensivo )
La chica suspiró, calmándose un poco.
—Entiendo a lo que te refieres. Soy amiga de Artemisa desde primero de secundaria. Fui de los pocos que nos molestamos en intentar acercarnos a ella. Por lo general, no necesitas aprender un idioma completo para hacer amigos. Pero tomé cursos de lengua de señas en línea y aprendí después de un par de años. A Artemisa le agradó eso. Soy Zoë, por cierto.
Percy sonrió.
—De nuevo, Percy. Sí, también he estado pensando en probar el lenguaje de señas. Hasta ahora, ella solo ha estado escribiendo en servilletas, lo cual es un poco incómodo—él rió.
Zoë sonrió y se quedaron en silencio un rato. Luego volvió a ponerse seria.
—No quiero tener que ser yo la que te dé la charla ya que ella tiene tres hermanos, pero si la lastimas, recreo ese cuadro contigo—dijo señalando la muerte de Pentheus.
Percy tragó saliva de nuevo.
—Entendido—respondió en voz baja.
En ese momento, se abrió la puerta y Artemisa salió poniéndose un calcetín. Comenzó a hacerle señas a Zoë antes de ver a Percy por el rabillo del ojo y girarse.
Ella lo saludó y Percy sonrió y le devolvió el saludo.
—¿Lista?—preguntó.
Artemisa asintió y caminó hacia sus zapatos. Tomó un par de botas casuales y se las puso. El lugar al que iban no era un lugar formal en absoluto, un restaurante de temática africana.
Mientras Artemisa y Percy caminaban hacia la puerta, ella se dio la vuelta y le hizo señas a Zoë.
No me esperes despierta.
Zoë se rió y les hizo señas para que se fueran, contestando en señas que se divirtiera.
Artemisa asintió antes de cerrar la puerta del apartamento y dejar a Zoë sola por la noche.
Demasiado para los hermanos antes de las azadas.
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