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Capítulo 7

—Vamos a una entrevista, no a la alfombra roja —intento que me escuchen pero parecen estar en su mundo de diseñadoras de moda. Espero que no salgamos en cámaras porque me iré corriendo. Definitivamente.

—No, con esto se le verá mejor —le explica Diana a Clarissa a lo que ella asiente de acuerdo. Las dos llegaron hace poco ya preparadas y como siempre faltaba yo.

—Ni de coña me pongo eso, así que ya déjalo donde estaba —agarro a cada una de la mano para echarlas de mi habitación—. Elegiré por mi misma, gracias —comienzan a quejarse e intentar convencerme, sin embargo, finalizo cerrando la puerta en sus caras.

Pongo Sweater Wheather para escuchar mientras decido por donde empezar a ordenar este desastre.

Recojo la ropa que se encuentra en el suelo por culpa de las chicas y vuelvo abrir el armario, comienzo a despojar la ropa que llevaba y cojo una falda de color rojo oscuro para ponermelo, mi siguiente elección es un top negro y una chaquetilla y una botas de bajo suelo. Al estar lista, abro la puerta para salir a la misma vez que Matthew iba a tocar.

Desciende la mano alzada cuando se percata que ya he abierto la puerta antes que él pudiera tocar, su mirada me recorre de arriba a abajo lentamente consiguiendo que me ponga demasiado nerviosa al instante. Y aún más con la canción de The Neighbourhood de fondo provocándome una extraña sensación en el estómago.

—Estabas tardando demasiado y me mandaron a llamarte —busco mi bolso en el salón a la misma vez que lo estoy escuchando. Apago la música mientras siento sus ojos en mí, intento ignorar la sensación.

Cuando lo encuentro, salimos para después cerrar la puerta a nuestra espalda y recorremos el pasillo para después bajar a la primera planta por el ascensor.

—¿De qué irá la entrevista? —pregunto antes de saludar al recepcionista.

—De que nos pregunten y nosotros respondamos. —Ruedo los ojos al ver que su sarcasmo vuelve a aparecer.

—Okey...—por el momento me iba a callar porque ya estábamos en frente del auto. Me detuve completamente. Mis ojos no podían parar a un punto fijo delante de mí.

—¿No vas a entrar? —Matthew sostenía la puerta abierta para mí a la espera de que me subiese. Pero mis pies estaban paralizados en el suelo. ¡Era una limosina!¡ME IBA A MONTAR EN UNA JODIDA LIMUSINA!

Pestañeo demasiado rápido al ver como los demás que están sentados en el interior de la limusina me están viendo burlándose de mí.

—Cariño, todos tenemos alguna reacción parecida la primera vez pero llegaremos tarde —la voz de Izan me hizo adentrarme al interior, sentándome en el proceso. Mi vista iba a todas partes viendo la parte de dentro de la limusina.

Esto no pasa todos los días

Noto la mirada de Fernando y Julissa, murmuro un hola hacia ellos a lo que me saludan igual seguido de una genuina sonrisa. Al recordar, que el señor de la tienda de discos era el tío de Fernando, quería preguntarle cómo se encontraba pero me encontraba apenada, tampoco lo conocía demasiado para tener esa confianza para preguntar a los familiares de otro.

Cuando Matthew subió después de mí, el chófer que conducía inició el recorrido, así que estábamos de camino a ese lugar importante, donde mucha gente los vería.

En ese instante, frente a mí, Izan se encontraba hablando con Clarissa de no sé qué combate virtual de un videojuego, Fernando abrazaba a Julissa entre tanto ella se recostaba en su pecho, ambos viendo por la ventana, Tayler revisaba algunos mensajes, supongo de su cita a la cual todavía no me había presentado, Diana parecía metida en sus pensamientos, tenía que hablar con ella, y por último me giré hacia el chico del pelo largo.

Algo parecido a una sonrisa surca por mi rostro al pillarlo viéndome antes de que en un rápido movimiento gire la cabeza fingiendo ver la ventana. Por consiguiente, yo también me quedo viéndolo, él me estaba mirando ¿por qué no hacerlo yo?

Su pelo llegaba hasta el final de la nuca, mis dedos picaban por las ganas de acariciarlo, le eché un pequeño vistazo de arriba a abajo, también se había cambiado, llevaba unos vaqueros negros rotos en las rodillas, una camiseta negra holgada de la banda Metallica, y en una de sus muñecas estaba llena de pulseras de colores que conllevaban frases.

Al notar que no iba despegar los ojos sobre él, se giró mostrando la misma faceta del primer día, pero esta vez no me estaba intimidando para nada.

—¿Tengo un mono en la cara? —masculla, entre tanto esbozo una sonrisa porque ahora mismo me divierte que se encuentre molesto— ¿Qué?

Frunce los ceños viéndome confuso por la pequeña risa que acaba de salir de mi boca. Debo controlarme. Sus mejillas se llenan de aire antes de soltarlo pero parece olvidar que su cara se encuentra delante de la mía o lo hace aposta.

—¿Estás molesto por tener que cancelar tu cita? —su expresión pasa de la confusión a la diversión en menos de dos segundos y ahora la confusa soy yo— ¿Qué te parece gracioso?

—¿Estás celosa? —baja el tono de voz acercándose más, un milímetro más y nuestras narices se rozan. Ahora siento estar dentro de un espacio demasiado pequeño, mis manos comienzan a sudar y las ganas de rascarme el brazo aparecen. Alejo mi rostro del suyo dándome algo de espacio para que el aire pase entre los dos.

—¿Y por qué debería de estarlo? Ni siquiera te conozco —se encoge de hombros.

—Mejor así —parecía decirlo para él mismo pero lo había escuchado perfectamente, se aleja volviendo a su posición anterior con la vista en la ventana.

Hay veces en las que es mejor cerrar la boca y mirar a otro lado, ¿por qué? Fácil, la curiosidad es muy buena pero también peligrosa y algo en mí me decía que era mejor dejarlo estar. No sé a qué vino ese comentario, pero en ese momento no quería saberlo.

Diana me miraba con una sonrisa pícara y tenía una ceja alzada, rodeo mis ojos al entender su expresión. Unos quince minutos más tarde, llegamos a una zona bastante concurrida de gente, al ver la limusina comenzaron a gritar, varias chicas se pusieron delante del auto sin poder permitir al conductor seguir. Pobre de él.

A la misma vez que eso pasaba veía como más guardias de seguridad de los que se encontraban comenzaban a alejar a los fans.

Era increíble la cantidad de fans y apoyo que tenían pero, ¿esto es así todos los días? Izan y Fernando saludaban por la ventana pero parece ser que desde fuera no se les veía porque estaba segurísima que en ese entonces se hubieran quedado afónicas.

Cuando pudieron alejar a la gente de la limusina dándole espacio para llegar al final del recorrido, el chófer aparcó delante de la entrada, abrieron la puerta y cada una de nosotros comenzamos a salir de la limusina. Una pequeña distancia nos separaba de la entrada del gran edificio delante nuestra.

—Wow...—Clarissa me golpea con su codo mientras miraba la gran altura de esta. Una joven chica, apuesto que un poco mayor que nosotras, salió para recibirnos, nos envió una sonrisa antes de comenzar a hablar.

—Bienvenidos, los están esperando para comenzar —dijo antes de comenzar a caminar hacia dentro, los chicos saludaron desde lejos a sus fans con la mano alzada, incluso Matthew. Seguimos el camino de la chica, un guardaespaldas nos seguía por detrás, sabía que era un guardaespaldas porque el hombre aunque vestía de civil, era grande y fuerte, además de que tenía un intercomunicador y unas gafas de sol. Era completamente un guardaespaldas.

Llegamos a una sala llena de gente, parecían estar trabajando, la mayoría caminaban de un sitio a otro. La chica a la que seguíamos se colocó detrás de una mujer que parecía importante en este lugar, ya que hablaba fuerte y los de alrededor parecían temerla, haciéndola caso al instante. Esperó a que la mujer terminara de hablar, antes de avisar que TBIG había llegado. La mujer pelirroja y con un vestido de color naranja muy llamativo se giró hacia nosotros con una sonrisa radiante.

—¡The Boys in Grey! —comienza agarrar a Izan por los hombros para saludarlo con dos sonoros besos en la mejilla—dejándolo con la huella de su pintalabios rojo—, y así continúa con Matthew y Fernando. En cambio, para nosotras cuatro recibimos una mirada de <<¿Quién cojones son estas chicas?>>

—Ellas son nuestros amigos, Tayler, Diana, Anne y Clarissa, y mi novia Julissa —nos presenta Fernando tan amablemente.

—Un gusto conocerla —se apresuró Clarissa. Todas conocíamos a Harley Davidson, era la presentadora del famoso programa de Mira a quién tenemos aquí. También éramos espectadoras del programa, al menos los sábados por la tarde viendo a celebridades ser entrevistados por ella, y muchas veces con un reto planeado.

Gritó el nombre de un hombre que se apresuró a llegar hasta ella.

—Acompaña a estas señoritas a un lugar donde puedan ver el programa.

Nos despedimos de los chicos deseándoles mucha suerte, aunque seguramente estuvieran acostumbrados a aquello. Nunca estuve en la zona de Seattle Center pero era todo muy bonito, hasta parecía mucho más grande la característica torre de la ciudad desde aquí.

Llegamos a una especie de sala audiovisual con varias sillas y una gran pantalla en frente nuestra, tomé asiento al lado de mi mejor amigo. Viendo la pantalla se podía apreciar un gran público y delante de ellos, en una especie de escenario, había un gran sofá y un sillón individual y detrás el decorado del plató.

Da comienzo con el sonido de los aplausos de la gente y Harley Davidson entra a plató saludando a todos.

—¡Buenas tardes, mi gente! —se coloca en medio sonriendo a la cámara. Parecía más joven que en persona— Hoy tenemos en Mira a quién tenemos aquí, a una talentosa banda formada por tres chicos de diecinueve años que han conquistado el corazón de miles de jóvenes —esta vez se escuchan aplausos artificiales, tipo lo que suena cuando Sam de la serie Icarly pulsa un botón en su mando azul—. Y aquí están...¡The Boys in Grey!

Ahora, todo el público se levanta de sus asientos, la mayoría son chicas de más o menos de nuestra edad. La euforia se apodera del lugar mientras los chicos entran al plató con la mano alzada saludando a todos y después, uno a uno vuelven a saludar a la presentadora para luego tomar asiento en el gran y largo sofá.

No sé cómo sentirme al verlos en la gran pantalla, muchas personas estarían encantados de que fuesen sus amigos. Aunque el único que podría llamarlo amigo ahora sería a Izan que durante estos cuatro días hemos hablado mucho, nos hemos conocido un poco más— es un chico que le encanta hablar—, a Fernando no lo conozco demasiado ya que solo nos hemos saludado con un pequeño hola en todos los encuentros que hemos tenido, y no hay que hablar mucho de Matthew porque prácticamente no hemos entablado conversaciones que tengan que ver con conocer a una persona.

Simplemente ni idea.

—¿Cómo estáis chicos? —comienza la presentadora con una pregunta habitual.

—Muy felices de estar aquí —un <<Aww>> del público irrumpe cuando Fernando responde.

—Deberá haber un gran cúmulo de emociones en vosotros con vuestro segundo tour nacional, ¿cómo lo lleváis por el momento?

—Está siendo algo espectacular, con una mejor experiencia por la madurez que hemos obtenido del primer tour, por el momento lo estamos disfrutando y cada lugar donde hasta ahora hemos tocado han sido momentos increíbles —Toma la palabra ahora Izan.

—Agradecemos a todo nuestro equipo, compañeros, etc, pero sobre a nuestros fans, sin ellas no tendríamos estas oportunidades —Matthew toma el paso también en la plática, provocando que todos griten y aplauden. Incluso nosotros que nos encontramos detrás de la pantalla.

—Dios, Matthew es tan humilde y agradecido...—comenta Diana a mi lado izquierdo.

Me parece ensayado.

—Ese es mi amigo —Tayler habla antes de sonreír como padre orgulloso.

—Hace dos días fue la primera vez que tocasteis aquí en Seattle, y la próxima semana volveréis a tocar antes de continuar con la gira —ellos asienten al mismo tiempo escuchando a Harley– ¿Cuál es la siguiente parada? ¿Qué dicen vuestras familias de estar viajando todo el rato y no estar con ellos en casa?

—Bueno después del siguiente concierto en Seattle seguiremos en Chicago —Izan contesta sonriente la primera pregunta.

—Nuestras familias lo entienden, nos encontramos en uno de los mejores momentos de nuestras vidas realizando nuestro sueño. Mi tío es el que más emocionado de mi familia está —explica Fernado.

—Sí, mi madre cuando supo que volvería hacer otra gira no se despegó de mí en días —Izan consiguió que todos nos ríamos por lo dicho—. Lo bueno fue que me consintió tanto que no tenía ni que levantarme a por algo.

—Bueno, ¿Fernando cómo va tu relación con Julissa? —la sonrisa de Fernando se expande por su rostro cuando escucha la pregunta, veo sus ojos brillar al nombrar a su novia. Nosotras y Tayler dirigimos la mirada hacia la de mechas moradas que se encuentra roja de la vergüenza.

—Huu...—soltamos ese sonido con la boca Clarissa y yo a la vez.

—Ah, callarnos —Julissa se tapa el rostro con las dos manos. Nos reímos.

—Me hace muy feliz, es una chica especial para mí —vuelve el << Aww >> del público para Fernando, es tan romántico que me da un poco de cringe—. Y lo mejor es que está con nosotros en el tour con lo que me hace más feliz.

—Ohh, que romántico —dice Harley alegremente entre tanto Izan le da dos palmadas en la espalda— ¿Y qué hay de vosotros? —se dirige hacia Izan y Matthew.

—Pues...por el momento no, esperemos que en algún momento encuentre yo también a mi chica especial —responde Izan algo tímido por un breve rato.

—¡Me ofrezco voluntaria! —una voz femenina inunda el plató, provocando que nosotros cinco y los chicos soltemos una fuerte carcajada.

—Ahora es tu elección, Izan —el nombrado se rasca la nuca y luego se pasa la mano por sus rizos, sin saber qué decir.

La mirada de la rubia cae sobre Matthew, esperando lo que va decir.

—Yo no estoy pensando en ello —Harley se sorprende al escuchar a Matthew.

—¿A qué se debe? —pregunta ella curiosa.

—No creo en esas cosas, en mi opinión creo que no es para mí.

—¿Has estado en alguna relación, Matthew? —el nombrado frunce los labios todos con la vista en él.

—Que va —Tayler responde antes de tiempo.

—¿En serio? —mi mejor amiga cuestiona sin creérselo. Julissa mueve su cabeza en respuesta.

—Tendrá miedo a enamorarse —murmuro. Matthew sacude la cabeza en negación ante las cámaras.

—Bueno, esperemos que llegue pronto —agrega Harley.

Un silencio sepulcral nos rodea, Harley mueve su mano con discreción al pequeño intercomunicador que lleva puesto en su oreja cuando hablan con ella mediante eso. Parece recomponerse un poco y creo que hace bien cuando cambia de tema.

—Una noticia que ha llegado a nuestros oídos es que no habéis aceptado quedaros en el Four Seasons Hotel Seattle, una idea de vuestro mánager, ¿dónde se supone que os estáis quedando entonces?

Hubo un minuto de silencio en el que se estaban mirando entre ellos antes de que Matthew tomara el valor de contestar.

—La situación es que tomamos la decisión de visitar a un amigo nuestro de la adolescencia y nos estamos quedando en su departamento, excepto Fernando que se encuentra visitando a su tío—. Los chicos asienten de acuerdo.

Desde que había iniciado la entrevista mis ojos iban y venían hacia Matthew, aunque hablaba bastante poco, me fijaba en los gestos que hacía como fruncir el ceño o pasar sus dedos por el pelo, pero siempre con una inexpresividad que resultaba algo frustrante.

Tenía un aura bastante atrayente que tenía ganas de descifrarlo.

Harley siguió con las preguntas que veía en unas cartulinas que llevaba en mano, y los chicos, más bien Fernando e Izan respondían las preguntas.

—Una de las preguntas que más se ha llenado en redes sociales ha sido sobre vuestro nuevo single Get to know you, el cuál ha batido récord en dos millones de visualizaciones en una noche y quince millones desde que la sacasteis. Muchos quieren saber si ¿está basada alguien en especial?

Matthew e Izan alzan las cejas al mismo tiempo, un gesto que podría ser gracioso, sin embargo, todos estábamos a la espera de una respuesta.

—Por ahora, a nadie en específico —responde el rulos encogiéndose de hombros.

—¿Quién de los tres compuso la canción o fue idea de los tres como el primer álbum?

—Fue escrita por Izan y nos encantó —Fernando responde a la pregunta.

—Felicidades por su éxito, entonces —Las últimas preguntas pasan desapercibidas mientras vuelvo a recordar la canción en mi cabeza. Es la que había escuchado en la tienda de discos.

—¿Alguna cosa que por ahora quieran contar al público que les está viendo? — Dos de ellos niegan a la misma vez.

Vaya... Incluso Izan no tenía nada que decir.

—Que los queremos mucho —responde rápidamente Fernando lanzando un beso a la cámara.

—Os deseamos suerte en este emocionante recorrido que habéis logrado con vuestro esfuerzo.

Harley Davidson sonríe antes de dirigirse a la cámara mostrando su elegante apariencia.

—Y esto ha sido todo por hoy con The Boys in Grey. ¿Quién serán nuestros próximos invitados en Mira a quién tenemos aquí? Lo sabréis en el próximo programa —el lugar se inunda de aplausos entre tanto agradecen a Harley para después saludar al público.

La misma persona que nos trajo a esta sala aparece por la misma puerta diciéndonos que lo acompañemos, le seguimos recorriendo los mismos pasillos que antes hasta encontrar a los chicos platicando con un hombre alto y bastante apuesto. Llevaba puesto una camisa de botones blanca con las manos arremangadas hasta los codos y un pantalón de mezclilla con unos zapatos que parecían bastante caros.

—Esperemos a que terminen —pide Julissa deteniéndose antes de que lleguemos hasta ellos, sin embargo, Tayler parece ignorarla o no la llega a escuchar porque sigue el camino hacia ellos.

—¿Quién es? —Diana hace la pregunta que anda rondando por mi cabeza.

—Jacob, su mánager —responde la de mechas moradas—. Es buena persona y me cae bien pero estas últimas semanas no ha parado de estar detrás de Matthew como un pesado.

—¿Por qué? —pregunto arrugando mi frente en el proceso. He sido testigo de que el chico de pelo largo ha ignorado bastantes llamadas o cuándo los ha contestado parecía estar enojado, así que mi duda ahora era, ¿por qué al ser su mánager quien le ayudó en su carrera se encontraba molesto con él? ¿Qué hizo el tal Jacob para ponerlo así?

Julissa parecía dudar en ese instante de si hablar o decidir callarse, aunque mi curiosidad era grande no la iba presionar.

Suelta un suspiro antes de pegarse a nosotras para que nadie nos llegara a escuchar.

—Esto no puede salir de aquí, ¿ok?— asentimos varias veces asegurándonos que no se lo íbamos a contar a nadie.

—Nos tenemos que ir —Tayler se acerca sin que le hubiésemos escuchado, asustando a las demás en el transcurso.

—¡Maldito idiota! —ese grito salió de la boca de Diana que se llevó la mano al pecho. Tayler le hizo un leve puchero falso ofendido por su comentario antes de soltar una pequeña risa.

—¿Interrumpo algo? —pregunta, a lo que nosotras respondemos con un gesto de negación, girando la cabeza varias veces hacia un lado para el otro. Los demás se acercan a nosotros sin Jacob, por lo que salimos del edificio sin que Julissa pudiera comenzar.

Más tarde, después de un largo tiempo esperándolos en el interior del auto, los chicos terminaron de firmar y hacerse fotos con las fans, listos para volver.

—Max, déjame en la siguiente calle por favor. —Llevábamos un largo recorrido en ese entonces cuando Matthew habló provocando que todos nos giramos desconcertados hacia él cuando le dijo eso al conductor pero él siguió mirando por su ventana, sin darse cuenta de que lo estábamos viendo o simplemente estaba ignorando nuestros ojos sobre él.

—¿A dónde vas a ir? —todos nos lo preguntamos pero agradezco a Fernando su iniciativa.

—Necesito ver a alguien, no os preocupéis volveré a la hora de cenar. —Dijo cuando el auto se detuvo, salió de él y se despidió para luego darse la vuelta y caminar por una calle cuesta abajo.

—No me gusta cuando sale solo —comenta Tayler a mi lado, frunciendo el ceño desconcertada por lo que ha dicho.

—¿Por qué? Tampoco es que sea un niño, parece que estáis escondiendo alg—pienso lo mismo que Clarissa.

Seguimos avanzando entre tanto nadie dice nada, un pesado silencio se apodera de la limusina.

—No lo entiendes —dice Izan antes de cruzarse de brazos.

—Obvio que no lo entiendo —ahora dice ella antes de cruzarse de brazos como Izan viendo para otro lado.

Nos bajamos todos cuando llegamos a la entrada del edificio donde vivimos. Entramos para subir a uno de los ascensores y llegar a mi departamento.

—Hoy ha sido un día bastante largo —pienso en voz alta, las chicas me siguen a mi habitación y tomamos asiento en mi cama. Julissa se queda debajo del marco, la invitamos a que se acerque sin vergüenza, ella es muy simpática y nos cae bien.

Además yo era la vergonzosa del grupo

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