Capítulo 6
Soundtrack: Leave (Get Out)— JoJo*
Fue lindo por parte de Matthew dejarme una carta divertida en la que ponía: <<¡Buena suerte en tu estúpido examen! >>.
No me lo esperaba para nada, levantarme y ver aquella carta a mi lado me hizo comenzar la mañana con una alegre sonrisa en mi rostro.
Gracias a él por el que me encuentro en la hora de la clase de arte con mi trabajo en mano, feliz y contenta por el resultado final.
Porque está precioso.
Si la señorita Montgomery no me aprueba por este cuadro ya no se que es arte.
-¡Silencio! -manda a callar a la clase antes de colocarse detrás de su mesa- Ya podéis colocar vuestros cuadros en la pared -la obedecimos colocándolos en la pared del fondo donde la luz solar prestaba más atención atravesando las grandes ventanas de la sala.
Cuando cuelgo el mío recibo la mirada de varios acercándose a ver, algunos otros recorren a ver los distintos trabajos de los que comparten clase, con toda la honestidad me da igual si no les gusta a ellos porque simplemente me he enamorado de mi propio cuadro.
Me podría un 100 si pudiera hacerlo
La señorita Montgomery todavía se encontraba en su mesa viendo unos documentos, dejándonos un tiempo para que viéramos los demás trabajos antes de que llegase a puntuar.
-Wow...me impresionantes, enana -Iván está a mi lado sin dejar de ver lo que está frente a nosotros. Desde que lo presenté a Tayler se convirtió en otro que también me llama así, y ni siquiera soy tan baja.
-Gracias, fue un bonito esfuerzo -uno de sus brazos me rodea antes de soltar un silbido.
-Tendrás ese diez segurísimo -eso espero también.
-Oh...vamos, siempre eres tú quien lo consigue, tienes esa habilidad en tus manos con la pintura. El mío es genial pero el de los demás también es impresionante.
-Si..., pero la mía es la mejor -ya decía yo que ya estaba tardando en sacar su lado engreído, nos reímos mientras me acompañaba hasta mostrar el suyo. Mi cara de asombro era siempre la misma cada vez que veía uno de sus cuadros, es que parecían trasladarte a otro lugar cuando lo mirabas.
Se trata de una mujer que solo mostraba su espalda desnuda que parecía querer contar una historia, en su espalda había muchos signos y símbolos , cicatrices, moretones, besos pero a la vez pequeños dibujos de un libro, dos sombras en sus omoplatos,etc. Parecía tan real que no parecía ser pintada por manos humanas. La mujer se encontraba en medio de un agujero de colores mezclados, morado, azul y negro, sinceramente no sé mucho de arte pero lo representaría como si ella estuviera en un agujero electricamente imposible de escapar con todo el peso que ha llevado conviviendo, y su espalda es la muestra de ello.
Vaya mierda de explicación he hecho pero yo me entiendo,¿ok?
Ahora me preguntaba quién era aquella mujer, ¿sería alguien cercano a él?
-Anne...-dos chasquidos de Iván me hicieron desviar la mirada del cuadro.
-Dime...-señala hacia la profesora Montgomery, se encuentra observando el primer cuadro y los demás alumnos se encuentran alrededor escuchándola.
-Va a comenzar a dar su veredicto -vamos hacia donde se encuentran todos.
-Esto es nuevo, me gusta como has mezclado las pinturas y le has dado un color nuevo al cuadro, la genialidad de inventar un color es impresionante, crea una nueva luz -Andrew, el chico quien es el dueño y pintor del primer cuadro la escucha atentamente a su lado, parece satisfecho y orgulloso de su trabajo. Por lo que he visto de todos los trabajos que hay aquí, no creo que nadie suspenda, no hay ninguno que no se considere un excelente cuadro, no sé cómo harán los artistas para saber quién es el mejor, yo sin duda no podría elegir.
La señorita Montgomery continúa analizando cada cuadro hasta llegar al mío, me coloco a su lado nerviosa cuando todos también nos rodean. Todos viendo el cuadro que hice con Matthew.
No entiendo el por qué de la sonrisa que acaba de aparecer en mi rostro.
-¿Tiene algo que contarnos señorita Norris? -entrelazo mis manos detrás de mi espalda, los latidos de mi corazón comienzan a aumentar con el paso del tiempo.
-¿Mhm?-los demás no han presentado ni dicho nada sobre los suyos, así que mis nervios empiezan apoderarse de mí cuando me pregunta.
Seguro no se cree que lo hice yo.
Es cierto que he tenido algo de ayuda pero era eso o no entregar nada, además fue una ayudita de nada, una minúscula comparada con todo lo que tuve que hacer.
-Quiero que sea usted la que nos explique el tema de su cuadro, está claro que la demostración del dibujo parece triste pero por otro lado llena de paz, hay varias maneras de representarla, quiero que explique a la clase su punto de vista.
Sentí el apoyo de la mano de Iván en mi hombro cuando me vio parecer que ni siquiera tenía respiración. Solté todo el dióxido de carbono que estaba conteniendo en mi interior antes de comenzar hablar viendo directamente hacia la maestra, ya que si me giraba hacia los demás no podría hacerlo sin sentirme atacada por nada.
Mi mente me hacía jugar malas pasadas.
-Ehm...Pues como usted decía se puede representar de varias maneras -me insulté mentalmente al ver que estaba moviendo las manos como loca-. Sin embargo, mi punto de vista es de una chica que le gusta alejarse del mundo y no se sentiría tan mal al estar sola, al contrario, se sentiría mejor con lo básico que ella necesita y un lugar como el dibujo al que poder estar.
-¿No necesitaría la compañía de alguien?¿No se aburriría sin estar con alguien con quién hablar o compartir?
Solo quería enseñar mi trabajo y que me diese una muy buena nota, no que empezase con un interrogatorio, no es justo porque a los demás no se lo ha hecho.
Su mirada no me dice nada, parece juzgarme cuando ve que no sé qué responder y simplemente se gira hacia el último que queda, el de mi amigo Iván al cual le dedicó una sonrisa diciendo lo impresionada que está por su talento.
Me siento mal, no era esa la reacción que me quería llevar a casa, me había esforzado demasiado con esto, además de que valía el setenta por ciento de la nota trimestral. Después de haber acabado de ver a todos, la señorita Montogomery se coloca frente nuestra dando una sonora palmada para captar nuestra atención.
-Bueno...Orgullosa de decir que sois alumnos míos -me encuentro al fondo detrás de todos, me estoy balanceando de delante a atrás con las manos metidas en los bolsillos traseros de mis jeans y con la cabeza agachada para que nadie note lo bajona que me encuentro-. Como todos debéis saber ya, solo pongo un diez para alguien de la clase.
Todo el mundo lo sabía por los murmullos que se cuentan en los pasillos, sobre todo para los de primer año.
-Pero lo hago para que cada vez intentéis mejorar y os esforcéis, a veces la presión al igual que la competencia te hacen sacar lo mejor de ti, y eso intento -Yo no soy buena en arte, ni siquiera en la carrera que estoy cursando y lo acepto, esta es una asignatura obligatoria que hay que cursar pero no significa que estoy hecha para ello-. Pero como siempre hay excepciones y por esta vez considero que hoy haré una.
Comenzaron los murmullos, creo que era la primera vez que la señorita Montgomery hacía aquello, así que no culpaba a los demás por quedarse impresionados, Tayler no se lo va creer.
-Okey -chasquea los dedos hasta que consigue el silencio requerido aunque aquello no impide que ya toque el timbre de cambio de clase haciendo que no haya tiempo de saber quienes tendrán esas excepciones- En fin...ya sabréis la nota en la siguiente clase, podéis marcharos.
Recogemos todos nuestras cosas sin coger los cuadros colgados ya que lo dejaremos ahí. Salgo del aula con Iván y nos separamos en medio del pasillo ya que no congeniamos en la siguiente, me toca examen.
Ética y filosofía política allá voy...
Salí de la universidad por primera vez en mi primer año, contenta y animada, no suele ocurrir pero es por lo bien que me ha salido el examen, y por el bonito cuadro que entregué en clase de arte aunque a la señorita Montgomery no le pareció correcto o creo que así fue.
Como siempre, tenía mis cascos puestos mientras iba caminando a casa, esta vez quería pasar un momento sola, lejos de la gente por un momento, ¿y qué mejor forma que caminar al aire libre por la ciudad de Seattle?
Pues no, no era mejor pasear en la zona donde había pleno tráfico...Necesitaba un lugar tranquilo y lleno de naturaleza, mi primera opción fue el parque que se encontraba detrás de la gran avenida, era lo más cercano a ello.
Como estábamos en pleno otoño, lo divertido era pisar las grandes y pequeñas hojas marrones y anaranjadas mientras caminaba, no sé si era por el sonido al pisarla o porque imaginabas que cuando pisabas estabas encima de alguna nube, esto es un claro ejemplo de que no sé explicarme, nunca supe ni creo que nunca llegaré hacerlo. Sin embargo, me entiendo.
-Saber que me estás evitando es una mierda -me llevo las dos manos al rostro cuando aparece detrás de mí sin que yo me diera cuenta.
-¡¿Me estás siguiendo?! -reclamo, intento caminar más rápido pero es inevitable ya que él tiene las piernas más largas- Dios, en serio Dylan que no entiendes de que no quiero volver a verte en mi vida no has entendido, ¿además por qué no te evitaría? -tomo una respiración antes de continuar- Tú fuiste el que rompió la relación de tres años, pero gracias, me abriste los ojos.
-Annabelle..., por favor solo escúchame aunque sea cinco minutos - me tomo unos segundos esperando a ver si diciendo mi nombre otra vez volvía a tener el mismo efecto que en el pasado, pero no sentí nada.
Era el único que me llamaba con mi nombre sin acortarlo, además de mi padre, y aunque antes me gustaba escucharlo de su boca ahora lo detestaba. Detengo el paso dejando que se ponga frente a mi, parecía desesperado pero no lo entiendo cuando fue él quién me humilló delante de la escuela.
Suelto una carcajada al escucharlo, no merecía ni un minuto de mi valioso tiempo. Le aparté de mi camino para poder seguir, hasta que me sujetó el brazo haciéndome girar hacia él de una manera un tanto ruda, cosa que no me gustó en absoluto.
Una fuerte bofetada de mi parte le hace girar rápidamente el rostro hacia un lado, eso lo hizo enfadar pero más enfadada estaba yo si se creía que tenía una oportunidad después de lo que pasó.
-Entiendo que estés más que cabreada, en cambio, me gustaría hablar contigo -vuelve a dar un paso más cerca haciendo que yo eche uno para atrás-. Sé que lo has pasado mal por mi culpa y me arrepiento pero aunque hayan pasado seis meses desde que pasó, sé que me quieres. Por favor, no tiremos tres años de relación por un error.
-Lo que quiero es verte herido en el suelo después de haberte metido una paliza -ya me estaba poniendo de los nervios.
Su mirada se oscurece apagando todo el brillo de sus ojos.
-Lewis tenía razón solo eres más que una zorra insignificante, no sé ni para qué he querido hablar contigo...-dice antes de dar media vuelta dejándome allí sola.
-¡Al menos no hago caso a todo el mundo como si fuera un puto perro! -grito antes de que se alejara completamente, sé que me escuchó, hace un ademán de girarse hacia mí pero desiste, alejándose cada vez más. Sentía mi cuerpo temblar de rabia, no tenía ningún motivo de irse indignado de esa manera.
¡¿Pero qué se creía?! ¡Yo era la víctima de todo esto y la que de verdad debía estar indignada!
Después de esto, ya era seguro que ya no sentía nada de amor por el rubio, el popular que me sacaba varios suspiros.
Ya no voy a llorar. Por él no.
Dylan ya me había destrozado el día, en serio cuando quiero algo pasa justamente la mierda contraria. Decidí comprar un helado doble en un carrito que había al final del parque. Ni me había dado cuenta de que no tenía los auriculares puestos, era mejor escuchar música que la voz de la gente, sobre todo si era la de Dylan.
Todavía sentía mi cuerpo seguir temblando por la situación, mis nervios estaban alterados y no me estaban ayudando a intentar tranquilizarme, era la rabia contenida que tenía ganas de soltarlo contra algo o alguien, tenía que volver a casa y descansar de la mañana que estaba teniendo antes de ir a trabajar, por lo tanto cuando llegué a mi departamento me tiré encima de Tayler que se encontraba tumbado en el sofá viendo la tele.
-¿Cómo te fue el examen, enana? -pregunta con la mirada en la pantalla.
-Mejor de lo que esperaba -respondo antes de continuar en silencio el partido de fútbol que está viendo.
-¿Te gustó la carta que te dejé en tu mesita? -su pregunta me hace levantar la cabeza de su pecho para verlo de manera confusa.
-¿Fuiste tú? -siento la decepción inundar mi pecho y siento que no debería ser así.
-Ajam -contesta simple.
-Me encantó la carta, gracias -¿Por qué por un momento pensé que había sido Matthew?
Estaba claro que yo no le caía bien, dudaba que alguien le cayera perfectamente pero después de lo que hizo por mí, en ayudarme con el cuadro y estudiar para el examen, llegué a creer que de verdad lo hizo. Abracé a Tayler demasiado fuerte, sentía mis ojos enjuagarse. No tenía ganas de ir a la cafetería aunque todavía quedaban horas, ahora mismo solo quería estar así de cómoda con mi mejor amigo, el único chico que no me daba problemas o dolor de cabeza sino los mejores consejos, la protección del hermano mayor que nunca tuve y su increíble amistad.
Por eso, no le voy a contar nada de lo que ha pasado en el parque con Dylan, por que conozco a Tayler, estaría en cualquier momento encima de mí por si volvía acercarse e iría a matarlo y no quería que perdiese su tiempo con la basura de persona que era mi exnovio.
Aunque tampoco era tonta, se lo diría si aquel imbécil volvía a molestarme, sé que aunque aún me encuentre levantada y fuerte tan pronto como estaba bien también caería, porque tres años de relación no se olvidan tan fácilmente de alguien que pensé que me amaba como yo a él.
Solo las chicas y Tayler, además de mi madre que lo averiguó por ella misma, supieron cómo lo había pasado después de ese día, el día que quedé como una ridícula y completamente humillada delante de medio instituto. Varios semanas antes, sentía a Dylan distante pero me permití confiar en que nada malo pasaba, tenía varias sospechas, rumores que había escuchado y aún así me permití confiar.
Fui una completa estúpida
Y él que había escuchado de un estúpido y falsa mentira de su mejor amigo Lewis le creyó de cabeza sin ni siquiera preguntarme.
Nunca supe porque le caía mal a Lewis, ni siquiera entendía como podía ser una persona así de cruel, pero eso me hizo abrir los ojos y darme cuenta del novio que tenía, el que siempre dejaba una rosa en mi taquilla cada mañana a primera hora y se subía por el balcón por las noches para verme y darme las buenas noches, y antes ese sencillo gesto que me hacía feliz por parte de él, ahora solo lo estaba odiando porque me hacía recordar mi completa ignorancia.
Aún recuerdo la frase que mi profesora Laura de filosofía repetía cuando estudiamos a Sócrates en el último curso.
Solo sé que no sé nada.
Era la única frase que para mí tenía sentido, fue lo único que después de finalizar el año se me quedó en el cerebro. Porque así me sentí como si fuera una ignorante hacia lo que pasaba a mí alrededor, sobre lo que se supone que Dylan me culpaba.
Pero como todos sabemos, unos van y otros vienen.
Eso fue una de las cosas por la que decidimos irnos Clarisa y yo de nuestra ciudad natal y estar en otro en nuestro primer año de universidad aunque ese siempre fue nuestro sueño, salir de ese pequeño pueblo, lejos de la gente hipócrita que nos rodeaba, era un hecho que íbamos a mudarnos con Tayler pero la madre de Clarissa le pidió que se quedara en la casa de su abuela que también residía en esta ciudad.
Aquí conocimos a Diana, en el segundo día de clase y ahora eran las únicas mejores amigas que necesitaba.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me dí cuenta que me quedé absolutamente rendida hasta que unas voces me despertaron, incluso a Tayler, al parecer nos quedamos dormidos.
-¿Habéis dormido bien? -Izan se encuentra apoyado en el sofá viéndonos con una sonrisa, sabía que estaba malpensando pero nosotros éramos de esos fieles que creían en la amistad de un hombre y una mujer, y ambos nos tratábamos como hermanos, así que ignoramos su tono completamente.
La voz que nos había despertado era la de Matthew que estaba gritando a aquella persona que estaba al otro lado del teléfono.
Nos levantamos y decido ir hacia la despensa para encontrar algo que llene mi estómago, y a la misma que busco, veo como Matthew va a la nevera y saca una cerveza para luego tomar un gran sorbo. Se gira cuando se da cuenta que alguien le está observando.
Se me queda mirando un momento al igual que yo a él, entre tanto abro la bolsa de patatas que tengo en mis manos. No se mueve pero tampoco hace un adelanto por irse, yo opto por sentarme en uno de los taburetes que están alrededor de la encimera, solo el sonido de las patatas en mi boca al comermelas es lo que sonaba.
Segundos después, toma asiento delante mía con la cerveza en una mano y con la otra agarra algunas patatas metiendo la mano en mi bolsa, no me quejo, al contrario, dejo que coja.
-¿Cómo te fue el día? -alzo las cejas al escucharle dar el primer paso al romper el cómodo silencio que hemos creado. Su inexpresivo rostro sigue allí esperando por una respuesta.
-Ha sido....extraño, un cúmulo de sensaciones en un solo día -Asiento y corro por un refresco antes de volver a mi posición anterior.
-Si...¿y? -agarra más patatas y se los mete todo a la vez, lo que provoca que muestre mi sonrisa al ver como come -A mí no me dejas a medias, aunque no hayas ni empezado ni por el principio.
Suelto una fuerte carcajada, su curiosidad por como me ha ido el examen es tan grande que me causa gracia que lo quiera disfrazarlo con una simple pregunta fingiendo desinterés. Ahora se encuentra mirándome de manera seria, pero sigo disfrutando del momento.
Así que le empecé a contar desde la graciosa carta, lo que pasó con la señorita Montgomery hasta llegar a casa, quitando lo que ocurrió en el parque, en medio de mi charla me detenía varias veces por si quería comentar algo o preguntar, pero él seguía igual, sin interrumpirme sólo escuchándome atentamente.
-Tenemos una entrevista en Seattle Center en dos horas -Izan llega a nuestro lado cuando termino de contarle todo al joven frente a mí-. Un auto pasará a recogernos en una media hora antes de que comience.
-Izan, sabes que tengo que estar en otro lugar para ese momento.
-Lo siento pero si contestaras las llamadas de Jacob desde hace dos semanas podrías haber evitado que fuese el mismo día -Matthew parecía refutar algo en su defensa pero no le salía, puede que el tal Jacob ese fuese su estúpido mánager que llamó en su móvil.
Izan coge la cerveza que está en la mesa antes de que siga bebiendo, aunque veo cómo la botella sigue llena, e interiormente me alegro que no haya tomado como la vez anterior.
-Las chicas, Tayler y tú también podéis venir -esta vez se dirige hacia mí-. Están en camino.
-Cambiaré la cita -¿Tiene una cita?¿Con quién? No me permite ni preguntar sobre su afirmación ya que Izan sale con el sonido de una llamada en su teléfono después de asentir hacia su amigo.
No tenía ganas de salir sino coger un bote lleno de helado de vainilla y ver alguna película romántica para que me muestre mi triste realidad.
-¿Tenías una cita? -le pregunto directamente, Matthew se toma un momento en pensar si hablar o pasar de mí, de repente muestra una sonrisa falsa.
-¿Acaso te importa? -una pregunta llena de ironía sale de sus labios.
Aunque es una pequeña sonrisa que para mi percepción es malvada y sarcástica a la vez, al menos muestra una reacción de su parte.
-Sí, llevaba mucho tiempo esperando por ella, en fin es una lástima para la próxima será -sus codos se apoyan en la mesa al mismo tiempo que se acerca a mí, no sé si me está tomando el pelo o no por la sonrisa que todavía sigue pegado en su cara.
Si...una verdadera lástima.
-Tengo una cita que cancelar -canturrea mostrándome su móvil para luego salir de la cocina.
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