Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Chapter one

Primavera de 1982;
Cuando aún no conocía al
portador de aquella sonrisa.

¿Será que alguna
vez sabré de él?

¿Será que mis sueños
podrán acertar a lo
que el futuro me depara?

Porque es lo
que más anhelo.


Escabullirme nunca fue algo que me gustará. Pero era algo a lo que estaba fielmente acostumbrado por presión de la misma sociedad en la que había crecido toda la vida, pero que nunca pude aceptar.

Y es que, ¿Podían juzgarme por ello?.

Abrace con ímpetu el bolso contra mi pecho que subía y bajaba rápidamente debido al cansancio y al nerviosismo que sentía debido a estar escapando de la ley. Me agaché y escondí detrás de un gran contenedor de basura, y aguarde en las penumbras a que aquel grupo uniformado se alejara lo más posible de mi guarida.

Pude respirar en paz cuando los pasos acelerados y los ladridos de los canes no se escucharon más a los alrededores. Cerré mis ojos con alivio, y me dispuse a salir de aquel callejón sin salida, abriendo bien mis ojos, y cerciorándome de que, a las diez con quince de la noche solo me encontraba yo caminando por allí, y nadie más que pudiera causarme algún tipo de inseguridad, ya mucho tuve esta noche.

Me detuve bajo un farol en la acera, y abrí el bolso para asegurarme que aquello que escondía seguía en su lugar. Sonreí poco cuando vi que todo estaba intacto en su interior, aquellas partituras y cuadernos llenos de melodías sin terminar que me esmeraba en ocultar de la vista ajena, por el simple hecho de que todo eso era algo que no estaba permitido en la sociedad.

La música no existía.
Y cualquiera que la produjera seria terriblemente castigado. Una regla que todos asumieron sin ningún problema, pero fue muy diferente para mi, y claro, mi empecinada imaginación tampoco me ayudaba demasiado a dejar de hacer todo esto, quizá así podría vivir de manera más tranquila, sin el temor de ser descubierto.

Pero no me quería esforzar en ello, realmente, era feliz así, pero aún sentía que algo más me hacía falta. ¿Y es que, que podía esperar de un mundo en donde más que vivir se comportaban de manera robótica, siguiendo un ideal impuesto por los más poderosos de la nación?. Siempre se viviría con vacíos difíciles de rellenar si las circunstancias seguían de esa forma.

Saqué las llaves de mi pantalón, y las introduje en el cerrojo. Aquel siendo aviso suficiente para hacerle saber que estaba en casa, porque seguramente me estaba esperando como cada noche, sin falta.

Sus brazos cruzados y semblante poco amistoso dándome una noción de como se sentía, y que no podría irme a la cama inmediatamente. Le entregué una sonrisa pequeña, con eso intentando aminorar un poco la tensión en el ambiente, gire sobre mis talones y me asegure de girar dos veces las llaves en la cerradura para no tener algún susto del cual lamentarnos.

—Veo que sigues en pie—obvie.

Soltó un suspiro.

—Es lo lógico si se que son más de las diez de la noche y tú no has llegado—se puso de pie y se acercó a mi—Sabes que el toque de queda es a las nueve, es peligroso que te quedes por allí hasta más tarde, deja de preocuparme de esta manera, no lo soporto..—le mire con culpa, sus ojos brillosos causándome un pesar en el pecho—Te lo repito siempre, pero pareces no escucharme jamás, Taehyung.

—Lo sé, es la última vez.

¿Y es que podría mentirnos así?.
Pase de él y deje un delgado chaleco colgado cerca de la estancia de la casa.

—Siempre me dices lo mismo, ¿Acaso te estas burlando de mi, Kim Taehyung?—se acercó a mi y tomó de manera brusca el bolso que seguía protegiendo en mis brazos, tragué saliva y no pude evitar agachar la mirada—¿Qué es todo esto? ¿Es que acaso después de todo lo que hemos pasado, no has entendido nada?.

Su labio temblaba.
Giro el bolso en sus manos y dejo caer todas las hojas que traía allí.

—¡Por esto estamos así, Taehyung! ¿Por qué te empeñas en regresar a eso cuando sabes el peligro que conlleva?—un nudo se implantó en mi garganta—A Yuri-ah la apartaron de nuestro lado por seguir empeñándose en meter todo esto a su vida, ¿Acaso quieres que te aparten de mi lado también? ¿Me harías sufrir de esa forma, siendo consciente de todo, Tae?.

—Hyung, por favor no digas eso..

—No digas eso..—repitió cabreado—Pero lo haces, una y otra vez. No eres un niño Taehyung, eres un adulto y sabes muy bien lo que estás haciendo..—dijo más calmado, tirando sobre el sofá en el que él había estado sentado hasta que llegue, mi bolso vacío—No puedo evitar sentirme preocupado cada vez que sales y llegas tarde, pero no te seguiré insistiendo, no consigo absolutamente nada después de todo, solo me desgasto más y más..

—Seokjin Hyung..—musite.

—Ya basta. Puedes irte a la cama, ya es tarde y mañana tienes universidad, yo aun tengo que preparar algunas cosas para buscar trabajo nuevamente, descansa.

—Hyung.. no quiero irme a dormir disgustado contigo, por favor hablemos—pedí con voz suave. Esperando algo.

—¿Y no estábamos hablando, hermano? ¿No hicimos eso? Si no vas a decirme que vas a dejar de componer, lo que quieras decirme no me es relevante ¿Ok?—dijo, mostrándose nervioso, eventualmente tome la palabra, antes que él dijera algo.

—No quiero justificarme.. pero estas partituras son lo único que me queda de nuestra madre, Hyung—dije, costándome que cada palabra saliera—Es lo único que nos queda a ambos de la familia que alguna vez tuvimos, Seokjin Hyung. Y no quisiera que alguien me lo arrebate solo porque esta prohibido, ¿Puedes entender? Se que en el fondo tú quieres lo mismo.

—¿Piensas que quiero lo mismo? ¿Crees que deseo vivir con ese temor personal porque alguien descubra lo que este haciendo a espaldas de una nación completa? Definitivamente estas loco..

—Hyung..—insistí—Nunca me he puesto en peligro y lo sabes. Me encierro por horas después de la universidad en un cuarto en donde se que nadie me va a descubrir, donde nadie podría escuchar lo que este tocando dentro.. pienso en cada una de las posibilidades y elijo cual me conviene más, porque no deseo abandonar esta felicidad.

Mis manos temblaron al recoger cada una de las hojas y cuadernos en el suelo. Las abrace contra mi pecho y tragué saliva, porque sabía que no debía haberle dicho eso, pero lo hice de todas formas, conté algo que prometí que guardaría solo para mi, pero sentí necesidad de abrirme a él.

De hacerle ver que era responsable con cada acción que hacía en mi vida. Que no me tomaba esto como un juego, que no era un capricho para irme en contra del sistema inducido por los de alto rango.

Él me observo por unos segundos, negando con sus labios temblantes.

—M-me prometí a mi mismo que no dejaría que otro hermano se me muriera, Taehyung—mi nariz ardió, y mismo ardor subió hasta mis ojos, asomando las lágrimas—Eres lo único que tengo en esta vida..—susurró, mientras dejaba salir unas lágrimas—No soportaría perderte a ti también, no quiero cometer el mismo error contigo, descuide a Yuri-ah por el trabajo, por traer dinero a casa y tener algo que comer, la descuide y eso nunca me lo voy a perdonar, porque lo único que debía hacer era eso, cuidarla, y no lo hice.

—Seokjin Hyung..—me termine por acercar y llevé una de mis manos a su rostro, secando las lágrimas que habían mojado su piel rosada—Nada de lo que sucedió fue tu culpa, Yuri-ah siempre fue más decidida que nosotros, tuvo más valentía y nunca se detuvo a pensar en lo que le podría suceder si se exponía como lo hacia.. no fue tu culpa, no fue culpa de ella, porque nuestra hermana sólo quería ser feliz en una sociedad en donde no es posible, la culpa es del mundo en el que vivimos, en las circunstancias que nos vimos envueltos, nada fue nuestra culpa..

Siguió guardando silencio.

—Así como yo, ella fue incapaz de alejarse de la vida que alguna vez tuvimos a escondidas de los demás—dije sin más—El legado de nuestra madre fueron unas simples partituras, en donde maravillosas melodías fueron creadas para sus hijos, para que tuviéramos una pizca de alegría. El legado de nuestra madre es amor, no temor.. no debes olvidarlo, hermano. Aún y cuando todos los demás lo hicieron...

La música o sinónimo de ella, era distracción, era un obstáculo en la vida de las personas. Un error en la sociedad, una mancha, una forma de expresión que no tardaron en callar para 'crear un mundo mejor' uno correcto, uno obediente, uno responsable y sumiso. En donde cada una de las ordenes fuera acatada fielmente.

Muchos olvidaron como era la vida antes de eso y siguieron adelante, pero otros recuerdan fervientemente cada instante.

Y lo sabía.

Seokjin soltó un suspiro y se alejó unos pasos de mi, pasando sus manos por sus mejillas, secando todo rastro de lágrimas.

—Ve a tu cuarto, mañana tienes universidad, no quiero que te desveles. Mañana cuando regreses a tiempo charlamos más calmados..—dijo, virando sus ojos a algún lugar de la estancia, una sonrisa casi invisible apareciendo en sus labios—Lo importante es que hoy estas en casa, que llegaste con bien..—asintió, se inclinó levemente y acarició mis cabellos—Ve a descansar, yo haré lo mismo.

Apreté mis labios, y deje caer mis hombros, asintiendo a su petición.

—Lo haré, buenas noches Hyung.

Y otra vez tarde.
Tan solo el ruido del timbre y los pasos acelerados de los jóvenes a mi alrededor se escuchaban. Muchos de nosotros compartíamos clases a estas horas, era una mañana concurrida y a muchos nos gustaba tener los mejores asientos para antes de que impartieran la primera clase.

Fui uno de los últimos en ingresar al aula.
Un salón bastante grande con asientos en subida. Me dirigí al mismo de siempre, en medio de la sala, a una distancia prudente de la pizarra, en donde no me veía en la obligación de forzar mi vista a mirar bien.

Solté un suspiro gustoso al poder dejar descansar por fin a mis piernas. Saqué un solo cuaderno y mi estuche, preparando todo de antemano para cuando llegara el profesor y nos contará que haríamos hoy.

Aunque tenía noción de ello.
En cuarto año, las opciones eran pocas.
Mire a mi alrededor, y como siempre, nadie comentaba nada. Era silencio y ya.

—Usted—alce la mirada rápidamente ante el llamado. Una señorita se encontraba de pie a mi lado derecho, su rostro tan serio y pálido causándome la desagradable sensación de que quien me hablaba era un perfecto robot. En silencio me extendió una carpeta de no más de diez hojas, y entonces abrí mis ojos de par en par al caer en cuenta de lo que se trataba—Mi parte del trabajo ya esta terminada, sabe que se entrega al final de jornada, que no se le olvide Taehyung-ssi—recibí las hojas en silencio y me limité a asentir. Ella me observo por unos segundos más y se fue.

Solté un suspiro.
Deje la carpeta sobre la mesa y abrí inmediatamente mi bolso para ver que si había traído conmigo la parte del trabajo.

El cual pertenecía a un diez por ciento de la calificación para final de semestre, que era dentro de unas cuantas semanas. Me sentí un poco mal al darme cuenta que el trabajo no estaba allí, mire con pesar la portada de la otra parte, perfectamente estructurada, y sólo escrita a lápiz grafito.

Jeon Somi
Kim Taehyung
'Derecho civil, actos jurídicos'

Deje caer mi espalda sobre el respaldo de la silla, y pase mis manos por mi cabello. No tendría más remedio que ir a casa en alguna ventana que se me liberará y traer el trabajo, por más alejado que estuviera.
Eventualmente el profesor entró al salón y saludo a todos como cada martes en la mañana, dejó sus cosas sobre el pequeño escritorio y corrió parte de la pizarra para dejar a la vista el lugar plano y liso en donde proyectará alguna cosa desde su computador, la clase había comenzado.

Transcurrió en silencio, cada uno de los presentes anotando todo lo que pasaban en la presentación, y sólo unos pocos atreviéndose a acotar alguna cosa.

La hora terminó poco tiempo después, ahora tan solo éramos casi diez personas de las treinta que éramos al principio. Di una mirada rápida a mi alrededor, algunos sumidos en su mundo, mientras que otros compartían palabras con otro compañero.

Guarde mis cosas con lentitud, mire con detenimiento a los pocos que siguieron en la sala después de haber terminado la clase, algunos sumidos en su mundo, y otros compartiendo con algún compañero que tuvieran cerca. Siempre a voz baja.

Mis pasos resonaron en el suelo, llamando la atención de algunos, pero no lo suficiente como para verme más de un minuto salir del salón. Afirme mi bolso con una mano, y camine por los pasillos para poder salir cuanto antes, este tiempo libre solo seria de dos horas hasta mí próxima y última clase del día de hoy, por lo que tendría suficientes minutos para ir y regresar a un horario prudente. Un sol digno de primavera se lucia en el cielo, entorpeciendo mi vista por un momento.

Saqué de mi bolso una bandana elástica y la use como tipo cintillo para recoger mi cabello y dejar mi frente descubierta. Sin duda había ayudado bastante para que el calor que sentía fuera el mínimo y para nada más que mi cabello se quedara en un solo lugar por unas cuantas horas. Me urgía un corte de cabello, pero nunca me apartaba un espacio para hacer ese tipo de cosas tan comunes en la vida diaria.

Alce la mirada cuando note grupos de militares desplegarse por las calles, eran pocos, cada uno en un punto exacto. Aún así, me limité a apresurar el paso, no queriendo cruzarme de frente a alguno de ellos, pese a que no escondía nada ahora, seguía causándome inseguridad tenerlos tan cerca, con esa clase de personas siempre se debía estar alerta, nunca bajar la guardia por más inofensivo que se vea.

Metí mis manos a los bolsillos y comencé a tararear en mi cabeza una melodía que había estado componiendo desde hace algunos meses pero que aún no podía terminar, y es que me pasaba algo como un tipo de bloqueo de creador, que no me dejaba avanzar más allá de dos notas. La repetía una y mil veces cuando no sabía en qué ocupar mis pensamientos, daba ánimos cuando me sentía muy abrumado, muy cansado y quizá, cuando me rendía ante la idea de sumarme al mundo en el que vivo, integrandome a esta sociedad de dictadura que consumió a todos aquí.

Pero finalmente me negaba a ello.

Estaba por doblar la calle que me dirigía a la parada de autobús cuando escuche. Mis pies se detuvieron más rápido que mi cuerpo en sí, lo que ocasionó que me tambaleara un poco antes de dilucidar lo que estaba pasando. Fue un sonido casi imperceptible, pero que estaba seguro que venía de mi derecha, pero por más que mirase, no encontraba el lugar del que aquel murmullo venia, renaciendo de este silencio eterno, luego de un rato solo el son de mi respiración llego a mis oídos.

Camine por aquel callejón en el que me había detenido, adentrándome a el con suma cautela, porque no quería causar problemas, mire hasta el final del mismo, la otra calle me esperaba del otro lado.

Pero lo que realmente me espero unos pocos metros más allá fueron unas manos cubriendo mis labios y con sus brazos cubriendo parte de mis hombros para inmovilizarme por completo. Sentí que por un momento había dejado de respirar, mi corazón dejado de latir, pero todo acabó cuando su voz se escucho tan cercana en mi oído, en un simple murmullo ligero.

—Dígame que fue lo que lo guió hasta acá.

Frunci poquito mis cejas.
Aun siendo callado por las manos de aquel desconocido, dándole la espalda.

—¿Uh?—me alerte cuando su agarre se volvió brusco.

—Lo estuve observando, este callejon no lleva hacia ningún lado, más allá solo se va a encontrar con calles vacias y ya—murmuró, sabía que estaba nervioso, y que miraba de aquí para allá en busca de alguien que pudiera estar observando—No soy de segundas oportunidades, así que dígame que fue lo que lo guió hasta acá..

Su mano dejo de obstruir mis labios.

—Ah.. Y-yo..

Me tomo de los hombros y me giró, ambos quedando frente a frente. Sus mejillas estaban rosadas y sus cabellos se pegaban a su frente, un color tan oscuro que contrastaba con el de su piel.

—¿Acaso es policía?—le mire perplejo.

—¿Qué? P-por supuesto que no. Yo solo, creí haber escuchado algo—explique, con la mirada gacha, no atreviéndome a mirarle a los ojos. Aquellos tan brillantes como aguas cristalinas en el lugar más etéreo—No quiero causar problemas, lo lamento, veo que no se trata de nada interesante, usted no parece ser esa clase de persona..

El chico dejo que me alejara.
A vista y paciencia mía, dejó caer sus hombros y libero todo el aire de sus pulmones. Me quedé de pie mirándole con atención, abrazando mi bolso por inercia, él pareció bajar la guardia, ¿Pero yo debería confiarme de él después de la manera en la que me interceptó? No tenía la certeza.

—¿Quién es usted?—me anime a preguntar. Sus ojos finalmente me vieron y nuevamente esa sensación me embargó.

—¿Disculpa? Aquí las preguntas las hago yo—dijo retomando su actitud firme. Iba a responderle, pero ambos nos quedamos estáticos cuando oímos ladridos cerca de aquí, su mirada se transformó a una de pavor, y en un movimiento rápido se inclinó hacia a mi y me arrastro hasta una puerta que no había notado hasta ahora.

Camuflada con los ladrillos del edificio.
No hubo necesidad de que me hiciera guardar silencio, ambos aguardamos detrás de aquella puerta en penumbras, esperando algo que no estaba seguro de querer enfrentar pero todo podía pasar.

Pero eventualmente los ladridos y pasos dejaron de escucharse, por lo que se podía decir que estábamos seguros. Giré el rostro pero no pude ver más que parte de su rostro debido a la escasez de luz.

Y otra vez me acorralo, su antebrazo apoyándose contra mi pecho, sus cejas frunciendose en una mueca de enfado.

—¿Lo estaban siguiendo? ¿Es así de inútil como para no darse cuenta que unos policías lo estaban siguiendo? ¿Uh?—puse mis manos sobre sus hombros y lo aparte de mi. Recogiendo un poco de la firmeza que me había abandonado justo ese rato anteriormente, sin ser demasiado rudo.

Lo que llamo la atención del chico.

—No me estaban siguiendo, no estaba haciendo nada sospechoso ahora, solo salí de la universidad, y me desvíe un poco del camino a casa..—y es que lo que me atormento por unos segundos era el no tener la certeza de que no me seguían a mi ahora, pero no quise acotar nada más al respecto—Y con todo el respeto, no tiene derecho a dirigirse a mi de esta manera, si tuviera algo que ocultar no debería ser una preocupación para usted, y no estaria aquí definitivamente, así que despreocupese.

Pareció sorprenderle.
Por lo que relajo un poco su semblante.

—Y a juzgar por su actitud, al que podrían estar buscando es a usted. El destino juega muchas cartas en momentos tan críticos como estos—dije de manera seria.

—Es probable, por eso tengo que irme cuanto antes de aquí, y usted igual—dijo, dejándome de lado para caminar unos cuantos peldaños hacia arriba. Se detuvo un momento—Confiaré en su silencio porque no tengo más opción que eso. Lo que vea aquí, que sea irrelevante para sus ojos, no tardaré mucho en salir de aquí.

Sentí curiosidad.

—¿A que se refiere?—insistí después que él termino de subir y atravesó el umbral de una puerta, desapareciendo de mi vista, y bueno, no me esforcé demasiado en quedarme aquí abajo por lo que le seguí. No obteniendo queja por ello, tome el valor de atravesar aquel umbral y adentrarme en aquel cuarto, aquel lugar que ahora entendía porque se debía de mantener en secreto, alejado del mundo.

Quede fascinado.
Maravillado con todo la vida que yacía aquí, con la variedad de colores, con un violín que se encontraba al fondo de la habitación, tan impecable que brillaba.

—Esto.. es increíble—comenté sin más.

Nada más que un suspiro salió de sus labios, parecía cansado, exasperado. Y es que al final de cuentas, luego de un tiempo esconder algo de esta magnitud tenía su peso. Y te drenaba completamente.

—Mi cabeza estaría colgada en el despacho del almirante en el ejército en este mismo instante si saben de esto.

Quise omitir eso.

—Yo no seria capaz de delatarlo—dije, aclarando mi garganta—Por lo que deje ir esos pensamientos tan catastróficos de su mente, ni aunque no estuviera de acuerdo con lo que este haciendo sería capaz—dije un tanto ansioso ahora, dejando escapar una que otra sonrisa al contarle sobre esto a otro que no fuera mi hermano—Ambos no estamos lejos de esconder algo similar...

—Sea claro.

—Que así como usted, tampoco me he podido acostumbrar a esta sociedad, y tengo mi lugar secreto, apartado de las reglas que nos obligan a cumplir, alejado de la indiferencia de este mundo, el lugar en donde puedo vivir como me gustaría..—dije, sintiendo paz en mi alma al hablar de algo que amo inmensamente—¿Lo ve?..

Él guardo silencio.

—No soy alguien de quien tenga que desconfiar si eso lo mantiene tranquilo.. me iré ahora mismo para que pueda irse—dije, estaba por irme cuando decidí acotar algo más—Me alegra saber que aun existe una pizca de lo que fue alguna vez una vida plenamente maravillosa y sin restricciones. No todos fuimos consumidos por esta vida impuesta llena de carencias y emociones que no nos llevan hacia ninguna parte. Por eso, y aunque le parezca un comentario algo inoportuno, fue encantador conocerlo.

Estaba por cruzar la puerta cuando hablo.

—Mi familia alguna vez vivió de esto—comenzó diciendo, lo cual me incentivo a regresar en mis pasos y ganarme frente a él—Mis abuelos, mis padres, cuando aún eran muy jóvenes y no me tenían a mi.. mucho tiempo antes de que este tirano nos condenará a esta vida que no es vida—dijo con rencor—Ellos compusieron música y vendían las melodías a los mejores artistas de la época..—sonrió poco, y ahí otra vez me inundaba esa sensación, abarcando todo mi pecho, cegando mis sentidos. Y me excusaba tras la razón de que nunca había estado en una situación similar—Vivieron de la mejor manera posible, y me consta. Pero todo acabó diez años después de que yo naciera, era otoño y aquel mandatario había asumido ya hace varios años atrás—yo recordaba esos días, días tan terribles donde la tierra ardió y la vida era más complicada que ahora—En el pueblo en el que vivíamos, se había corrido el rumor de que el clan Jeon seguia siendo fiel al antiguo mandatario, le era fiel a sus ideales y a la maravillosa vida que nos entregó por muchísimos años, por lo que esa tarde de paz él nos dio una visita..

Mi corazón comenzó a latir con frenesí.

—Y arrasó con todo a su paso..—sus labios de pronto temblaron—Fui testigo de como la vida puede ser así de injusta cuando menos te lo esperas, mi familia falleció y no pude hacer absolutamente nada por ellos, apenas era un niño, pero siento que mi deber fue haberme quedado allí para recibir el mismo castigo que los demás..

—Piense que era solo un niño, un pequeño nada más..—dije despacio, sin alzar mucho la voz—Que sintió temor cuando el peligro lo acecho, y escapó a la primera oportunidad de supervivencia, no fue un cobarde, no está mal pensar en uno mismo en situaciones como esas, señor..

Guardo silencio y viró sus ojos a otro lado de la habitación, dirigiéndose a paso lento a donde yacía en pequeño violín café. Lo tomo entre sus manos y lo apego a su pecho, aferrándose al sentimiento que el mismo le otorgaba, embarcandolo a esos días felices al lado de su única familia.

—Esto es lo único que me queda del legado de mi familia, conservarlo me hacer sentir que aun existe un poco de humanidad en el mundo, que aún puedo tener la posibilidad de volver a la vida que alguna vez tuve.

Le miré por un instante.

—¿Por qué me dice todo esto?.

Sus ojos brillaron al decir.

—Porque usted me inspiró confianza, no parece ser el tipo de persona desalmada y sin sentimientos como lo son el resto de la sociedad—dijo, entregandome una sonrisa tan resplandeciente que iluminó la habitación completa, que destruyó el mundo incoloro en que el vivimos y en su lugar le dio las tonalidades más vívidas. Y fue entonces que de su sonrisa creí oír la melodía más maravillosa jamás percibida por el ser humano—Y para mi también fue encantador conocerlo a usted, señor.

No tuve el valor de contestarle.

—Aún y después de como lo intercepte.

Tragué saliva y moje mis labios.

—No me ha dicho su nombre—inquiri.
Agacho la mirada a su violín antes de volver a encarar mi rostro, ambos a una distancia más que prudente, pero aún así podía sentir el calor que emanaba su piel—Merezco saberlo después de mi lealtad a su secreto ¿No lo cree usted, señor?.

Soltó una carcajada pequeña.
Aquello fue un detonante bastante certero a que mi corazón se sintiera apretado, asfixiado por un sentimiento puro y lindo.

—Eso es correcto..—se acercó hasta mí y me extendió su mano—Jeon Jungkook es mi nombre, ¿Y el suyo cual es?—indagó.

Apreté su mano y hable.

—Taehyung, Kim Taehyung—sonreí.

—¿Puedes por favor prestarme atención?—seguí trazando líneas en la hoja sobre mi escritorio, dándole forma a un rostro espléndido, etéreo, cautivante como la melodía más dulce—Hey, Kim Taehyung.

—¿Dígame?..—murmure aun sin mirarle.

—¿Seguirás hablándome así? Nos conocemos desde hace meses, por favor tratame con más confianza, Taehyung..

Sonreí, deteniendo mis movimientos en la hoja, finalmente viéndole a los ojos. Y es que me era imposible no sentirme pleno cuando una simple mirada suya, deje de lado mis cosas y me incliné poquito hacia él, apoyando mis manos a cada lado de sus piernas, rozando apenas su nariz.

—¿Acaso esto no es tratarlo con suficiente confianza, mi querido Jeon Jungkook?—sus mejillas se tornaron carmesí por unos minutos, para eventualmente girar su rostro y evitarme en toda la extensión de la palabra. Lo deje ir y tome su lugar en aquella pequeña cama que había puesto desde hace unos días en mi lugar feliz.

—No me refiero a.. esto—dijo sonriendo apenas, cruzándose de brazos, viéndome de reojo cada cierto tiempo—Y deja de mirarme así, me estas desconcentrando.

Me puse de pie y me acerque sin más a él, posando mis manos en sus caderas y terminando de acercarlo hasta que nuestros cuerpos estuvieran pegados.

—Pensé que tenia la capacidad para separar lo que son sus obligaciones y esta relación poco convencional, mi querido Jungkook-ssi..—rodó sus ojos y soltó un suspiro, apoyando sus manos en mis brazos, acariciando suavemente—¿Qué era lo que me estaba diciendo entonces?.

—Te decía, que más tarde tengo clases en la universidad por lo que no podré cenar contigo..—ladeo su cabeza y subió sus manos hasta mis hombros—Te lo voy a compensar ¿De acuerdo? Podemos cenar en algún otro lugar mañana, me pagarán y podemos ir a algún restaurante esta vez.

—Mmh. No lo sé—dije dudando—Creo que no es suficiente una cena, ¿Qué tal si mañana después de cenar, nos quedamos a dormir aquí? No por nada busque una cama para poder traer hasta aquí ¿No?.

Él rio poquito.

—De acuerdo, Taehyung. Te consentire en eso, después de todo hace mucho que no pasamos una noche juntos, te extraño en ese sentido sinceramente—dijo bajito—La cama en mi departamento no se siente cómoda si tú, mi querido Taehyung no estas—sentí mis mejillas calentarse ante su comentario, muy similar a otros, pero que hacían acelerar a mi corazón como si fuera la primera vez—Asumo que te pasa exactamente lo mismo ¿Verdad, Tae?.

—Oh, por supuesto que sí—sonreí. Subí una de mis manos hasta su rostro y acune el mismo entre mi palma—Se ha convertido en lo más indispensable para mi, lo más importante, Jungkook-ssi. No se que sería de mi ahora en adelante si no lo tengo conmigo ¿Sabe?—sus ojitos brillaron hermosamente—Asumo que a usted le pasa exactamente lo mismo..—carcajee.

—Eres mi cable a tierra, Kim Taehyung, sin ti no me hallo en esta sociedad—dijo, ambos guardando silencio, no acotando nada a todo este remolino de emociones que ambos compartíamos y que cada mes que pasaba se iba intensificando y es que ninguno había estado preparado para sentir tanto en un mundo en donde nos privaron por tantos años a sentir algo, a expresar algo—Eres lo mejor que tengo..

Me incliné lo poco que nos faltaba para estar pegados por completo y deje un casto beso en sus labios, cerrando mis ojos eventualmente ante la suave risa que salio de sus labios. Moje mis labios y sonreí encantado por la suavidad de ellos.

—Quisiera que escuchará algo, mi querido Jeon Jungkook—dije en un suspiro, abriendo mis ojos y enamorándome aún más de esa sonrisa—Es algo que quería enseñarle desde el primer instante que supe lo que usted escondía esa vez, cuando casi me mata por haber estado husmeando en ese callejón..—reí ante su reacción, rápidamente se alejó de mi.

—Ya basta, olvídate de eso.

—Aunque dichoso quien tenga el tacto de sus manos en su cuerpo, Jeon Jungkook—dije animandole—Hubiera muerto feliz..

Volví a reír.

—¡Ya! Que te olvides de eso, Taehyung. No quisiera recordar la manera en la que nos conocimos, fui.. demasiado rudo contigo.

Se cruzó de brazos y encaro la pared frente a él, en donde una pequeña pintura yacía colgada allí. Exclusiva de Jungkook.
Opte por regresar a sentarme en la cama y admirar a esa distancia al chico que no hacía más que observar sus pinturas en las paredes, cerré mis ojos nuevamente.

—¿Alguna vez crees que pueda exponer mis pinturas al mundo, Taehyung?—abrí mis ojos y le mire con atención, mis cejas frunciendose levemente al respecto. Él se giró—Se que ahora es imposible que lo consiga, pero ¿Crees que algún día si...?.

Le sonreí poquito.

—Siempre habrá una oportunidad, Jungkook-ssi—dije con voz suave—Sólo tenemos que ser pacientes, el momento adecuado llegará a usted cuando menos se lo espere, ya verá—se mantuvo en silencio—El mandato de aquel tirano no será eterno, aún guardo esperanzas de que en un futuro la vida nos vuelva a sonreír..

De pronto, el sonido vibrante de mi celular interrumpió aquel momento tan nuestro.

—Es mi hermano, seguramente esta preocupado otra vez—dije en un suspiro. Silenciando la llamada, para volver a guardar el celular en el bolsillo de mi pantalón—Creo que ya debería regresar..

—Deberías hacerlo, el toque de queda es dentro de unas cuantas horas, recuerda—comentó. Acercándose unos metros más—No quiero que te expongas demasiado, los militares comienzan a desplegarse por las calles poco antes de las ocho, y tu hermano de verdad se preocupa por ti, no lo torturas de esta manera, Taehyung..

—Lo sé, le devolveré la llamada en cuanto usted se vaya a sus clases—dije sin más—Pero ahora, recuerde que tengo algo que enseñarle, es muy especial para mi. Fue algo que compuso mi madre, que en paz descanse..—Jungkook termino de acercarse y me siguió hasta el banquillo frente al maravilloso piano que guardaba en la habitación. Tomo asiento junto a mí—Fue lo último que compuso para mis hermanos y yo, lo último que logró hacer antes de que la vil muerte la alcanzará.

—A de ser algo magnífico ¿Cierto?. A juzgar por lo encantador que eres tú, y la manera tan hermosa que tienes de tocar este piano, asumo que ella era igual ¿No?.

Sentí cálido en mi pecho.
Mis recuerdos llenándose de la voz de mi madre, de su risa tan armoniosa, de su manera tan perfecta de entregar música.

—Ella era única, Jungkook-ssi..—dije con el mayor de los cariños. Sin duda la extrañaba demasiado, y tocar la primera tecla en el piano, dando comienzo a la melodía escrita en las partituras suyas, me hizo añorarla aún más. Jungkook se dejó caer sobre mi hombro, mientras se abrazaba a mi brazo y cerraba sus ojos para poder evaluar mejor cada nota de la canción. Me sentí pleno, en paz como lo sentía siempre que estaba en este lugar, en este mismo ambiente, junto a él—Ella alguna vez enseñó a más personas, fue feliz compartiendo sus conocimientos con otra gente, y supo sacar provecho a esos días, fue feliz a más no poder y eso de alguna manera me hace feliz a mi ¿Sabe?—dije, hablando en voz baja para no opacar la melodía que estaba tocando.

—No dudo de ello, Taehyung.

Seguí tocando las teclas.
Clair de lune se llamó, y no podía existir nombre más perfecto, más acorde a lo que está transmitía a los demás que tenían la dicha y oportunidad de escuchar.

Pocos minutos después deje de tocar.
Pero ninguno se movió luego de eso, mi querido Jungkook siguió apoyado en mi hombro, abrazándose a mi brazo y es que por un momento pensé que yacía plácidamente dormido, pero tan solo se aferraba unos minutos más a la situación.

Quise romper el silencio.

—He estado pensando en su cumpleaños—dije de pronto, lo que llamo un poco la atención de él—Que falta poco tiempo, y que quisiera escoger un buen regalo para poder darle, algo que sea especial, solo para usted.. pero aún no se que pueda ser.

Una risa escapó de sus labios.

—No sobrepienses demasiado, sabes que no soy demasiado exigente, lo que puedas darme será bien recibido, Tae..

—Lo sé. Se que aunque le dé una flor cortada de un jardín la recibirá con todo el cariño del mundo, pero quisiera algo más especial..—despeje mi garganta y me giré, sacando a Jungkook de su lugar para que quedará frente a mí—Algo que al verlo, usted pueda recordar siempre quien se lo dio, y las intenciones con las que se dio..

Apreté mis labios.

—Algo que lleve su nombre indirectamente, y llevé escrito todas las emociones que nos ha hecho sentir esta relación desde que nos conocimos..

Él arrugó si nariz mientras sonreía.

—Aún no se que estas planeando pero ya me esta emocionando la idea—dijo de buen humor—Así que mejor guarda silencio y dame la sorpresa para ese día ¿Si?—sólo me limité a asentir—Ya quiero ver como te comportarás los próximos cumpleaños que pasemos juntos, ¿Te anticiparas igual?. Me siento como pequeño de cinco años a la espera de aquel cumpleaños perfecto..

—Es lo que se merece—dije, embobado con su solo existir en el universo—Y en cada cumpleaños le sorprendere, porque esa sonrisa que tiene en el rostro lo vale.. porque usted me hace querer ser mejor persona cada día, y quiero agradecerle convirtiéndome en una mejor versión de mi mismo para hacerle feliz un largo tiempo más si las circunstancias nos lo permiten—sus mejillas se tiñeron de rosa.

—De eso no me quepa la menor duda, tenemos mucho tiempo por delante, Kim Taehyung—dijo, agachando la mirada, sosteniendo mis manos entre las suyas—Deberás tener mucha imaginación para todos los regalos que piensas darme..









Haremos de cuentas que la madre de Taehyung compuso está canción y en esos años ¿Si? Jiji espero que les haya gustado el capítulo, díganme que tal les pareció y como quisieran que termine.. :0



[Próximo capítulo en unos días <3]



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro