Veo  perfectamente su mirada envuelta en lágrimas, sus labios entre abiertos con sonoros suspiros escapar de ellos, mientras la cuerda que está en mi cuello hace presión. Mi cuerpo lucha por zafarse pero no hay escapatoria, solo veo la muerte acercarse. Sus ojos son rojos como los de un demonio  y su cabello negro recogido en una trenza. Mis ojos se desvían a quién la atraviesa con una espada haciendo que el suelo se vista de rojo, el dolor es demasiado, pero ellos dos disfrutan con esto. ¿Cómo es que acabé así?, ¿Acaso fue por confiar?, ¿Fue por haber sido demasiado bueno con quien solo merecía mi desprecio?  Tiene que ser eso.

-Herald, llegó tu hora-la voz del chico de la muerte me hace sangrar de los oídos.

Ahora solo veo mi cuerpo sin vida colgado en aquella soga. Y el cuerpo de aquella mujer que amé. Miro a la muerte dispuesto hacer un trato, una que sé que tal vez no debería ya que la muerte siempre gana.