III. Esta dama mía
El tiempo pasó.
Lan Zhan no recuperó su vista y sus ojos cicatrizaron.
Sus golpes disminuyeron, con ello el dolor, pero, mientras su cuerpo se reponía al traumatismo, sus memoria permaneció en blanco.
Hubo algunos detalles de conocimiento común, parecía bien versada en artes, en la educación y el estudio. Tenía un discurso rico y culto, pese a las complicaciones en la lengua, pero no recordaba nada más sobre su vida anterior.
A Lan Zhan aún le costaba trabajo acostumbrarse a su nueva condición. Afortunadamente, ser capaz de distinguir algunas brumas y colores facilitó las cosas para ella. Pues, al menos, no se vio sumida en una oscuridad inquietante. Había apreciado el rojo en sus ojos y no se asqueó, e incluso había llamado a Wei Ying como una presencia acogedora que le hacía sentir tranquila.
Wei WuXian sabía que lo decía porque estaba perdida y desamparada. Si recordaba su vida, se horrorizaría y correría de vuelta a casa.
Todos los días daban un paseo tranquilo por los alrededores de las ruinas de su hogar, a espera de que Lan Zhan pudiese acostumbrarse a las formas, el número de pasos que debía dar, las superficies por las que podía andar sola y como volver a su cama o la mesa exterior sin tropezar con ninguna estatua, o escombro.
Wei Ying había hecho propia una pequeña fracción del templo, donde montó un nido de mantas y pieles para mantener el calor; esa área estaba lejos de las múltiples tallas, por lo que ningún accidente tomaría lugar si Lan Zhan decidiese vagar.
Durante la mañana se lavaban, al medio día se discutía de esto y lo otro, incluso forzaban juegos tontos para pasar el rato. A las driadas les gustaba juguetear con el cabello de Lan Zhan, Wei WuXian era incapaz de contener la tentación de colocar flores en su larga melena, por el simple hecho de hacerle lucir hermosa con toda clase de arreglos.
El cabello de Lan Zhan era sedoso, tan largo que llegaba al piso, pero siempre se mantuvo bien agarrado para evitar que se enredara con alguna superficie.
Por las no había demasiado que hacer. Podían vagar, tomar una siesta, tararear algunas canciones, armar algunos arreglos florales o secar hierbas medicinales. Durante las noches se bañaban juntas en la depresión de un pequeño manantial y Lan Zhan solía quedarse dormida no mucho después de comer algo.
Wei Ying por su lado, solía verla dormir.
Wei Ying podía dormir si quería, por algunas horas, días, meses o siglos. Podía abstenerse de hacerlo, ya que no lo necesitaba todo el tiempo.
Prefería ver el rostro dormido de Lan Zhan, iluminado por las asteras, que enfrentar sus viejas memorias en el paisaje onírico.
Si Wei Ying era sincera, entonces tendría que admitir que, no estaba consiguiendo mantener bien nutrida a Lan Zhan.
Aquello le hizo sentir miserable.
Había intentado alimentarle con los recursos disponibles. Debido a su maldición, Wei Ying tampoco se preocupó demasiado por saciar su hambre. Aún si no se alimentaba en mucho tiempo, no moriría. Por lo que sus habilidades culinarias se habían estropeado con el desuso.
Había preparado un lote de sopa de hierbas y hongos una vez, pero el sabor fue amargo y desagradable. Tan soez que contuvo las arcadas y el deseo de escupir dentro del cuenco.
Al día siguiente, había hecho un ajuste. Asumió que las hierbas verdes habían proporcionado el amargor a la mezcla, así que lasomitio. Pero, en su lugar consiguió sopa de agua con hongos flotantes.
Lo cual también fue un gran fallo.
Nada de lo que preparaba resultaba lo suficientemente delicioso y nutritivo para satisfacer las necesidades de Lan Zhan. La simple idea de matarle de hambre le aterro, pero fue doloroso ver el gesto de asco contenido ante cada nuevo platillo, más desagradable que el anterior.
En la última semana, Lan Zhan había perdido un poco de peso. Eso no estuvo bien de ninguna manera, por lo cual tomó la decisión consciente de abandonar en pro de conseguir algunas proteínas.
Habían sido muchos años, tantos años como siglos y milenios, lo que le aterrorizó hasta los huesos.
Aventurarse fuera de la cueva provocó gran mortificación, pero su interés por Lan Zhan la forzó a intentarlo.
Esa mañana había comentado a Lan Zhan de sus intenciones, le dejó al cuidado de los espíritus bajo una evidente advertencia. Las criaturas no le reconocieron y dedicaron su tiempo en cubrir a Lan Zhan en una lluvia de pétalos.
Sus pasos inestables titubearon en los límites de la cuenca. Enfrentar la luz exterior sin los parches de vegetación en el techo fue difícil. Todo fue demasiado brillante y luminoso, los sonidos de aves y bestias la tentaron a volver a la seguridad de su cueva. La hierba bajo sus pies fue húmeda de rocío y suave contra sus pies desnudos.
Vago por los alrededores durante un tiempo. La mortificación disminuyó con los minutos y horas, y sus movimientos menos a la defensiva. Buscó por algunas bayas comestibles, nueces o vegetales silvestres pero no tuvo éxito.
Removió arbustos, busco bajo las faldas de grandes árboles y siguió el camino del río a espera de conseguir algo.
La entrada de su cueva se había convertido en un diminuto manchón difuso, y pudo comprender cuán lejos había ido por su cuenta. Lamentándose por su incapacidad para conseguir algo apetecible, sopesó la opción de cazar alguna especie. El pescado de río era bueno, aunque no vagaban con tanta facilidad en sus aguas.
Notando cierta depresión entre las raíces de un árbol milenario cuyas raíces se exhibían por encima de la tierra, caminó en la dirección con evidente cautela.
Ahí, en una madriguera a medio derrumbar, un par de conejos salvajes. Estos eran de un blanco inmaculado, y sumamente dóciles frente a la presencia de extraños. Eso fue inusual, ya que los conejos tendían a apartarse apenas advertir la presencia humana.
Fueron lo suficientemente mansos para permitir que Wei WuXian les tomaran en sus brazos.
Pensando en sus opciones, les colocó dentro de la canasta tejida en su espalda, y emprendió el camino de regreso.
Mientras atravesaba el paisaje, llegó a la conclusión de que tendría que emprender un viaje aún mayor, apartándose tanto como le fuese imposible si deseaba encontrar algo comestible, que saciara el hambre de Lan Zhan.
Temía que, de no hacerlo, se viese en la necesidad de hacer un trato con los espíritus del cereal y la fruta. Era un riesgo que estaba dispuesta a tomar. Cualquier cosa que las pequeñas criaturas pidiesen, lo tendrían. Sin embargo, reflexionó con cuidado, pues era bien sabida la naturaleza viciosa y puntillosa de dichos espíritus. Podían proporcionar sorgo y trigo, vegetales frescos y frutas, por algo tan sencillo como el hueso de la clavícula o las entrañas.
Fue una decisión no muy inteligente. Aún si Wei Ying no moría por la ausencia de órganos, sentía extraño el interior de su cuerpo. Wei WuXian estaba maldita así que tendría que ingeniárselas para conseguir un trato cómodo y beneficioso para ambas partes.
Atravesó las protecciones y la enredadera que cubrió cierta sección como el velo de una puerta secreta. Al hacerlo, se dejó caer en el piso de piedra; Lan Zhan, que aún era sensible a los estímulos, se removió asustada dentro del nido de mantas.
Wei WuXian se disculpó.
"No hay ningún problema" añadió Lan Zhan. Rascó el rabillo del ojo con el dorso de la mano para apartar la somnolencia y luchó por enfocar la forma oscura de Wei Ying a escasos metros de ella.
"La cosecha no ha sido un éxito" advirtió. En sus provisiones yacieron algunas bayas silvestres; ciertas manzanas amargas, algunas hojas de verdura, hongos y raíces comestibles.
Wei Ying supo que no era suficiente, y se desanimó.
Había abandonado la cueva con la esperanza de conseguir lo suficiente para una cena idónea, pero solo elaboró expectativas que no logró cumplir. Wei Ying le sirvió un cuenco con agua pura, y tomó la mano de Lan Zhan con cuidado para que lo sostuviese y bebiera.
La punta de sus dedos se mojó con la superficie, para medir la cantidad de líquido dentro del cuenco y tras un pequeño gesto de agradecimiento, comenzó a beber.
Lan Zhan no presionó el tema, y se dedicó a picotear las bayas cuyo olor dulce se pegó en su garganta.
La caída de la tarde fue fría, por lo que Wei Ying cubrió a Lan Zhan con algunas telas adicionales.
Wei WuXian sabia que era incompetente, y que hacia mas daño que bien. Pero quiso ser egoísta en aquella única ocasión, e hizo hasta lo imposible para proteger a esta jovencita.
Los conejos se removieron dentro de la cesta, Lan Zhan, que había terminado con la manzana agria, reaccionó.
"¿Aún tienes hambre, Lan Zhan?"
"..."
"Encontré algunos conejos, si te parece bien puedo asarlos para ti"
La sola mención de hacer daño a los conejos, le horrorizó. Lan Zhan, buscó a tientas a Wei Ying, hasta que se hizo con su túnica y tiró de las mangas.
"¡Wei Ying no pude hacerlo!"
"Ah... Lo siento, Lan Zhan. Debí preguntarte"
Sin tiempo para desanimarse, Wei WuXian se percató de los dedos finos de Lan Zhan, buscando de manera discreta a los conejos que se removían dentro de la cesta cercana.
"¿Acaso a Lan Zhan le gustan los animales?"
"Yo... no lo sé" dijo la chica.
"Esta bien, esta bien, Lan Zhan. No necesitas forzarte. No queremos que te duela la cabeza"
Lan Zhan no abandonó sus intentos por hacerse con la pequeños criaturas. Wei Ying las acunó en sus brazos antes de depositarlos en el regazo de Lan Zhan.
Esto provocó una sonrisa. Una expresión tierna y sincera, que a Wei WuXian le recordó a una madre.
"Me gustan" se sinceró. "Aunque, tengo el presentimiento que no se me permitía tenerles bajo mí cuidado"
Lan Zhan acarició por detrás de las orejas. Los animales se congraciaron en presencia de Lan Zhan, se hicieron una bola y comenzaron a adormecerse a su alrededor.
"Les gustas" señaló Wei Ying.
Hubo alegría en su voz, y se entristeció en su corazón frente a la realidad, en que la hermosa dama traída a ella por el sol, parecía recordar más y más con cada día.
'Algun dia finalmente recordara su vida y me abandonara', no decía.
Sabía que era egoísta, que debía estar feliz por el progreso de Lan Zhan tratando de hacerse de sus memorias, pero fue difícil. Fue difícil porque le apreciaba, la compañía que le otorgó, la calidez en las palabras con las que se dirigieron la una a la otra, la aparente amistad; por supuesto, el enamoramiento de Wei Ying.
Incapaz de reconocer ningunos de sus sentimientos problemáticos, desvío la atención por la forma prístina y sublime de Lan Zhan jugando con los conejos, acariciando sus vientres cálidos y el pelaje.
Alimentó a una de las criaturas peludas, y hablo por debajo del velo de rostro completo: "Mañana tendré que salir de nuevo"
"Mmhm"
"Iré más allá de los límites que habitúo"
"... Entiendo" pronunció. A pesar de la ausencia de emoción en su rostro, sus ojos fueron expresivos y sinceros, Lan Zhan evidenció cierta inquietud y preocupación.
"Estaré bien, Lan Zhan. Nada puede hacerme daño. Estas tierras son tranquilas, si que será un viaje corto"
"... Creo que debería acompañar a Wei Ying"
"Pero podría ser complicado para tí, preferiría que te quedaras aquí con la compañía de tus conejitos. Las driadas cuidaran de ti en ese pequeño lapso"
Lan Zhan trató de imponerse, ofrecer su acompañamiento, cuando fue consciente de que podría traer más problemas que ayuda, dejó de insistir.
"Yo aprecio mucho tú compañía, Lan Zhan" consoló.
"Yo aprecio la presencia de Wei Ying"
Lan Zhan se recostó dentro del nido de mantas sin dejar de acariciar a los conejos, y se embeleso por la calidez de las criaturas. Parecía feliz y saciada por la compañía adicional de tales mascotas. El dorso de su mano acarició la mejilla cálida de Lan Zhan y ella no se apartó asqueada por el toque.
Atrapó su mano entre sus dedos, y sus manos se engancharon.
"Wei Ying tiene que tener cuidado", pidió.
Dio una sonrisa falsa a Lan Zhan, hasta que le tranquilizó, por debajo del velo su expresión fue sería y su atención se fijó al vacío con gran desasosiego.
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