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III

Golpeó la puerta un par de veces y espero alguna respuesta detrás de ella, un quejido que era costumbre hizo que comenzará a empujarla con lentitud para demostrar un chico rubio de cabello medianamente largo que le llegaba a los hombros, tan liso que parecían hilos de seda, estaba recostado en su propio escritorio intentando tomar una siesta.

—¿Qué quieres, Harry? —Murmuró Draco mientras abría un ojo. —Oh, esos anteojos te quedan bien. —Comentó al aire mientras veía los anteojos redondos, habían descubierto hace dos años que la torpeza de Harry al caer y chocar con los muebles era gracias a que realmente no veía bien y Harry nunca se los había dicho.

Harry había crecido lo suficiente para ser un adolescente de 14 años aunque aún así se había quedado más pequeño que el promedio de chicos de su edad gracias a la desnutrición de cuando era niño, su cabello negro esponjado seguía allí que sin importar las veces que lo querían cortar seguía creciendo, continuaba usando el uniforme de sirvientes solo que en este caso, además de su pantalón de vestir y la camisa blanca de botones que acostumbraba usar, se le agrego un chaleco negro en cuello V muy similares a los que usaba Draco durante los eventos familiares, agregando también unos guantes blancos que usaba en invierno y se los quitaba en verano, esto a petición de Malfoy quien explicó "Mi acompañante no puede parecer un sirviente más de la mansión."

Ambos chicos eran atractivos a su manera, Draco con un aire de serpiente albina delicada, con sus ojos grises hielo y con las pestañas rubio pálido al igual que su cabello que encantaban a los demás. Harry con la piel morena que lo caracterizaba, el cabello esponjado y enrulado que cubría parte de su frente, sus ojos esmeraldas que ahora eran vitrinados por las gafas, aún así lograban verse fácilmente y siendo acompañados por las gruesas cejas.

—Joven Malfoy, tiene que ir con su tutor. —Se acercó unos cuantos pasos a tal punto de poder olfatear la colonia que ahora usaba el chico. Harry también había mejorado sus modales respecto a ser un sirviente y acompañante, ya le era permitido estar presente en los eventos de la familia aunque muchas veces Draco lo obligará a estar a su lado en la mayoría del tiempo.

—Ya fui todo el maldito año a Hogwarts pero además en las vacaciones ¿Tengo que estudiar? ¿En serio? —Se enderezó en la silla mientras tapaba sus ojos con el antebrazo, seguía siendo la definición de serpiente, por algo había quedado en Slytherin en la escuela de magia y hechicería, Harry desvió la mirada al ver los primeros botones de la camisa desabrochados para permitir ver parte de la piel blanquecina y llena de lunares de Draco.

El rubio abrió un ojo para observarlo detenidamente e inclino un poco la cabeza para ver mejor y con atención a Harry, sonrió para mostrar su colmillo afilado entre los labios pálidos.

—Átame el cabello ¿Quieres? —Preguntó Malfoy al momento que tomaba su liston color verde profundo, casi idéntico al de los ojos de Harry y se lo extendió.

El sirviente lo tomó entre sus dedos e hizo lo ordenado, se posiciono detrás de Draco y comenzó a atar en una coleta baja su cabello, algunos cabellos salían por delante gracias a que era muy corto aún como para atarlo correctamente pero no le molestaba, al contrario, a Malfoy le agradaba porque sentía que tenía un aire más atractivo. El rubió miró de reojo uno de los espejos de su habitación que daba directamente con ellos, podía ver a Harry que intentaba concentrarse y le divirtió, soltó un suspiró placentero como si disfrutará que Harry tocara su cuello accidentalmente, lo había hecho a propósito pues de inmediato el pelinegro se apartó como si hubiera tocado fuego.

—Ya está listo, debería ir con el tutor ahora. —Habló intentando contener su rostro serio pero durante los años que habían estado juntos, Draco ya podía identificar las micro-expresiones que Harry tenía y ahora estaba nervioso, lo sabía. —¿Ocupa ayuda en algo más?

—No, adelante. —Hizo un gesto con su alargada mano para que se marchara, Harry se fue de la habitación y Draco aprovecho para soltar una risa.

Aunque Harry se quedaba en la mansión mientras él iba a estudiar a Hogwarts,  se había convertido en una rutina emocionante cuando descubrió la nueva forma de molestar a Harry en su regreso a la mansión.

Si bien, el pelinegro era un mago y también podría ir a estudiar a Hogwarts, él simplemente se negó, no sabía el porqué en específico pero Harry tenía una sensación extraña al pensar en ir allá; simplemente argumento que él había sido acogido por un trabajo y lo cumpliría. Eso de cierta forma desilusionó a Draco, hubiera disfrutado poder molestarlo en Hogwarts también pero le bastaba con regresar a su hogar y hacerlo, siempre sorprendiéndose por los cambios que iba teniendo Harry tras no verlo durante un año completo.

A los 13 años fue cuando comenzó a darse cuenta que sus compañeros de la escuela jugueteaban con sus parejas pasajeras y pensó que aunque a él nunca le había interesado salir con alguna novia, amiga o lo que fuera era porque le parecían estresantes las personas en general, pero por alguna razón al regresar a la mansión al terminar ese año, lo primero que hizo fue toquetear el cabello de Harry tal cual lo hacían sus compañeros y cuando vio su reacción extrañada y nerviosa, no pudo controlar la emoción de esa nueva forma de hacer sentir incómodo a Harry, pudo comprender el porqué la felicidad de los chicos cuando veían las reacciones nerviosas de las chicas.

...

Faltaban tres días para su regreso a Hogwarts y lo odiaba, no tenía las fuerzas suficientes para soportar de nuevo a todas las personas que le rodeaban, eran estúpidas e ineptas, sin conocimiento alguno de cultura general o modales (aunque no era como si él fuera un maestro de los modales, en realidad). Suspiró con fastidio mientras veía de reojo el lienzo blanco a su lado, su padre se lo había obsequiado hace unas semanas para que pintara alguna cosa pues sabía que a Draco le gustaba hacerlo, más sin embargo el rubio no se había dignado siquiera de sacarlo del empaque y dejándolo en la esquina de la habitación.

Extendió su brazo a la mesa de noche y sonó la pequeña campana, habían pasado unos segundos y volvió a agitar el objeto para hacer un sonido más fuerte, nuevamente pasaron los segundos y se levantó molesto de la cama porque Harry había tardado más de dos minutos en llegar cuando en ese momento la puerta fue golpeada, Draco ya reconocía los golpes específicos que daba Harry a la puerta, aveces dependía de si estaba nervioso, molesto o emocionado, con ello golpeaba con más o menos fuerza.

Dió un sonido de afirmación para que el chico entrará, la puerta comenzó a abrirse para demostrar a un Harry con el cabello húmedo, aún goteando agua y su camisa blanca podía pegarse con facilidad a su torso gracias al agua, parecía que se estaba duchando cuando le había llamado y había corrido a cambiarse para llegar a su habitación lo antes posible.

—¿Así que ahora me haces esperar cuando te llamo? —Preguntó en una falsa molestia que supo actuar muy bien, no podía permitir que Harry supiera que estaba poniendo más atención en que le había faltado abrochar un botón correctamente y podía ver la piel morena con total libertad, preguntandose si al chico ya le habían salido vellos en el pecho como a sus compañeros que lo presumían, él al contrario, se había quedado lampiño.

—Lo siento, estaba tomando un baño. —Explicó e inclino la cabeza hacia abajo. —¿Me necesitaba para algo?

Draco desvió la mirada al lienzo como si pensara alguna cosa. —Tengo un trabajo para ti. —Se levantó de la cama para acercarse a paso lento a Harry. —Te obsequiare este lienzo a cambio de algo. —Harry arrugó el entrecejo sin comprender las acciones del rubio quien ahora estaba cara a cara con él. —Puedes hacer lo que quieras con él, me da igual. Lo que quiero es salir de este lugar, vayamos al pueblo esta noche.

—No puedo hacer eso, primeramente ese lienzo se lo obsequio el señor Malfoy y segundo, no puedo llevarte fuera, no lo tienes permitido.

Draco acercó uno de sus dedos para acariciar el mentón de Harry y le sonrió de una forma que le provocaba escalofríos. —¿Quién te dijo que no lo tengo permitido? —Allí estaba de nuevo aquella voz autoritaria que hace tiempo no escuchaba Harry.

—Los señores Malfoy. —Respondió intentando no perder la compostura al sentir el dedo índice del rubio recorrer las orillas de su rostro.

En ese momento la uña del dedo se encarnó en su mejilla con fuerza, hubiera soltado un quejido pero en su lugar se mantuvo serio mientras miraba los ojos grises perforarle con intensidad. —¿Y ellos son tus amos?

Harry trago saliva sabiendo que dónde se dirigía la conversación. —Son mis jefes...

—Creo que no entendiste, Harry... —Se acercó una vez más a su rostro para quedar con una distancia tan corta que el aliento de ambos podía mezclarse en el aire y sus narices se rozaban de un forma peligrosa. —¿Quién es tu amo?

Harry guardo silencio por un momento. —Usted.

—¿Entonces a quién es al único que debes de obedecer?

El pelinegro cerró los ojos un momento para relajarse de la situación, suspiro y respondió: —A usted.

Malfoy sonrió satisfecho y se alejó, su uña dejó de incrustarse en la piel morena y comenzó a dar unas palmadas en la zona como una especie de "Felicitación". —Bien dicho. Vamos a irnos por la noche.

Harry asintió y al ver que Draco no hablaba más, decidió retirarse para poder cambiar su ropa y secarse correctamente pero un Draco carraspeo la garganta para llamarle mientras con la cabeza señalaba el lienzo, Harry se acercó para llevarlo en manos y pudo irse finalmente de la habitación que comenzaba a ser asfixiante.

Las horas pasaron rápidamente que cuando la noche había caído y los señores Malfoy fueron a dormir, Harry tuvo que ir nuevamente con el rubio quien ya lo estaba esperando de pie en medio de su habitación y terminaba de abrochar sus pantalones negros de vestir, había dejado sin atar su cabello así que algunos de ellos estaban en su rostro como si se tratará de un marco en una pintura.

—Vámonos. —Dijo Draco mientras caminaba a la puerta al lado de Harry. —¿A dónde me llevaras?

Harry parpadeo varias veces, la verdad es que no esperaba que él tuviera que organizar aquella salida así que tuvo que pensar rápido. —Una... Sorpresa. —Respondió dudoso pero esperando a que el otro no lo notará.

—Uhmm...

Salieron de la mansión un momento después y en uno más habían atravesado el gran jardín para entrar a Londres mágico, realmente no había mucho que ver cuando era de noche, los establecimientos estaban cerrados y poca gente circulaba por las calles así que se movió nervioso por no saber a dónde llevar a Draco quien lo seguía mientras miraba algunas veces a su alrededor.

—Mira, vamos allá, Harry. —Señaló el chico mientras veía un par de luces venir de un pasillo, el pelinegro no se despego de él porque después de todo estaban en la calle solamente. —¿Quiénes son?

Harry se sintió salvado al ver que se trataba de un espectáculo ambulante, magos que disfrutaban de la noche y hacían shows entretenidos para las personas del lugar. Había tal vez cincuenta personas alrededor así que se vio en la obligación de tomar a Draco de la muñeca para evitar que se mezclara entre ellos, el rubio lo miró con una sonrisa arrogante antes de volver la vista hacia los magos que creaban una especie de fuegos artificiales en el aire que chirriaban en forma de un hermoso canto, eran cinco y bailaban mientras otro se encargaba de hacer la música.

Harry no evitó mostrar su asombro, hace años no veía aquello pues solo salía de día para comprar las cosas que se necesitaban en la mansión así que cual niño, no despego la mirada del cielo donde reventaban los fuegos artificiales de colores y creaban distintas formas extraordinarias y su rostro se veía iluminado por los colores que se creaban en el cielo, se mantuvo concentrado hasta que sintió un pequeño calor en su mejilla y mentón, tardó en darse cuenta que Draco había sostenido su barbilla con sus dedos y había depositado un ligero beso en su rostro.

Sintió que el calor se expandía desde la zona donde el rubio tocaba su piel hasta todo su cuerpo y se alejó rápidamente para encarar al chico quien lo miraba demasiado burlón como para disculparse.

Apuntó de preguntar porqué había hecho eso, el espectáculo terminó y con ello la gente comenzó a aplaudir, Draco desvió la mirada para hacerlo también y Harry seguía mirándolo extrañado y con un rostro caliente.

Cuando los magos terminaron, desaparecieron del lugar, la gente comenzó a dispersarse y ellos dieron media vuelta para regresar a la mansión. Habían permanecido en silencio, Harry por incomodidad y Draco porque le parecía divertido saber que ponía incómodo a Harry.

Draco comenzó a ver el cielo para ver si veía algo interesante y un suspiró de asombro salió de sus labios, eso llamó la atención de Harry quien lo miró con curiosidad para toparse con un rubio que miraba sorprendido al cielo.

—¿Qué pasa? —Preguntó curioso al ver que Draco seguía viendo el cielo con su boca entre abierta, miró el cielo igualmente pero no encontraba algo que fuera la razón de asombro.

—¿La luna siempre había sido así de grande y amarilla? —Preguntó Draco mientras se obligaba a caminar ya que Harry le había sostenido de la manga de su camisa. El pelinegro hizo un sonido que indicaba que no lo sabía. —Creo que es un eclipse lunar.

—¿No existe solo el eclipse solar? —Preguntó extrañado el chico al momento que ingresaban al gran jardín de la mansión.

—Bobo, puede haber eclipses lunares también, es cuando la luna pasa por las sombras que hace la tierra con el sol, por eso se ve más amarilla o apagada. —Respondió como si fuera algo obvio y miró a Harry quien lo miraba con genuino interés.

—¿En serio? No lo sabía... —Miró nuevamente el cielo para observar con atención. —¿Es algo que te enseñan en Hogwarts?

Draco rió y negó. —Aún no me dan la materia de Astronomía, estoy aprendiendo por mi cuenta, es algo ¿curioso?

—Ah... ¿Entonces te gusta el tema de la astronomía?

—Podría decirse, es interesante, mi nombre proviene de una constelación ¿Lo sabías? —Harry abrió los ojos admiración y negó con la cabeza rápidamente para buscar más información. —Uhm... —Murmuró mientras veía por todo el cielo. —Está un poco nublado, creo que no se verá ahora.

—Oh, es una pena. —Respondió decepcionado, le había captado la atención ese tema y ver el conjunto de estrellas que eran la razón del nombre del rubio.

Malfoy soltó una pequeña risa burlona. —Puedo mostrartela después, cuando el cielo no esté nublado. —Terminó por formar una sonrisa y mostrar sus dientes perfectamente alineados.

Por primera vez, los ojos de Harry brillaron al ver la única sonrisa sincera que Draco le estaba dando, una que no tenía malicia ni burla, era solamente una curvatura ligera en sus labios y unos ojos que parecían tan amables para ser reales, no eran fríos como siempre. Tragó saliva con nervios y desvió la mirada hacia delante, ni siquiera se había dado cuenta que habían atravesado el jardín y la mansión para estar ahora frente a la habitación de Harry, el pelinegro hubiera seguido caminando para dejar a Draco en su alcoba primero y después regresar a la suya para dormir pero Malfoy le tomó por el antebrazo para frenarlo.

—Esta vez tendré la cortesía de dejarte primero en tu alcoba. —Susurró y Harry no supo si se debía a que era de noche y no quería que sus padres los descubrieran o por tener la excusa de acercarse a su rostro a apenas unos milímetros de distancia para chocar sus narices. —La pasé grandioso. —Nuevamente ese susurró que hacía parecer que las letras desaparecían al chocar con su rostro acompañado del aliento a menta del rubio quien apenas le ganaba por unos centímetros de estatura.

—Me-me alegra. —Se sintió cohibido por tartamudear y esperando a que el chico no se diera cuenta de ello pero por la sonrisa ladina que mostró parecía que sí.

—Harry... —Murmuró tan bajo que sino hubiera sido porque estaban tan cerca, el llamado no hubiera sido escuchado. De pronto sintió como la dedos alargados de Draco tocaban su nuca para hacerle mirar hacia arriba y chocar con sus ojos, aquellos ojos que eran malditamente finos y extraños, a esa distancia pareciera que pudiera contar las pestañas rubias una por una. Draco había comenzado a inclinarse y Harry se sobresaltó al sentir el aliento caliente y los labios del otro rozar con los suyos, con un pequeño empujón estarían besándose probablemente. Pareciera que los ojos grises analizaban sus reacciones y cuando notó que Harry comenzaba a cerrar los ojos, se alejó. —Buenas noches, Harry.

Decir que se sintió apenado era poco, ver cómo Draco se marchaba con una sonrisa al saber lo que había provocado le hacía darse cuenta que solo era un juego para el chico.

Suspiro y entró a su propia habitación, miró de reojo el violín que descansaba en la mesa de noche, había practicado un poco en la tarde con él; fue a cambiarse de ropa por lo que se dirigió al gran armario que estaba en el lugar y cuando abrió la puerta pudo chocar con el espejo pegado a ella y darse cuenta del porqué la risa burlona de Draco, su rostro estaba tan rosa que pareciera que se había quemado por la luz del sol durante horas, soltó un suspiró de sorpresa y tocó sus mejillas.

No comprendía qué era esa reacción, nunca la había experimentado y eso le consternaba de sobremanera, siempre supo que Draco continuamente buscaría la forma de burlarse de él, le encantaba hacerle pasar por situaciones incómodas y nerviosas, así que no podía comprender que ahora reaccionará así cuando siempre había estado acostumbrado a ello. Suspiro y se dirigió al baño para lavarse la cara con esperanza de que eso ayudara a quitar la rojez de su sangre circulando.

...

Draco se encontraba acostado después de cambiarse y darse una ducha rápida, su cabello húmedo se remolineaba por la almohada como hilos de seda. Miraba el techo de su habitación con atención mientras acariciaba los dedos que habían tocado la nuca de Harry una hora antes, soltó un suspiró y mordió sus labios al recordar lo cerca que había estado del chico, la escena se reproducía como un bucle en su cabeza hasta que finalmente mostró una sonrisa cual serpiente al tener ciertos pensamientos intrusivos.

...

—Trae mi maleta. —Ordenó Draco a una sirvienta que asintió con la cabeza baja.

—Draco, debes de decir "Por favor." —Regañó su madre al momento que se acercaba a él.

—No quiero. —Respondió cortamente mientras veía a Harry quien estaba quieto mirando la escena en silencio.

—No seas maleducado, no te vas a desgastar la lengua por decir "Por favor."

Se dirigieron a la chimenea donde Lucius los esperaba.

—¿Cuándo me has escuchado decir esas palabras, madre? —Narcissa entrecerro los ojos pensando en todos los años de vida de su hijo. —Exacto, nunca y así será siempre. —Mostró una sonrisa arrogante al ver a su madre enfadada y deposito un suave beso en su frente. —No te amargues, me iré y no me verás hasta que el año que viene.

La mujer pareció rendirse y asintió. —Bueno, pero dale un beso a tu padre y a mi, cariño.

Draco se acercó para dejarle uno en su mejilla y se acercó a su padre para hacer lo mismo.

—Cuídate mucho, hijo. —Se despidió Lucius con una sonrisa y después de abrazarle.  —No olvides mandarnos cartas cada semana.

Draco asintió y antes de entrar a la chimenea se acercó a Harry, sus padres lo miraban acostumbrados a que se despidiera de él tras algunas palabras, el rubio le dió la espalda a los Malfoy para acercarse al oído de Harry y no ser descubierto.

—Esperaré tu pintura cuando termine el año. —Susurró y seguidamente se alejó como si no hubiera dicho nada más. —Adiós, Harry, nos vemos el año que viene.

Harry lo miró extrañado para después comprender que se refería al lienzo que le había obsequiado. —Sí, joven Malfoy.




Esta es la imagen mental que tengo de Draco con ese tamaño de cabello 😶‍🌫️.

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