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Capitulo 4

Ohm llego exactamente a las siete a casa, las luces estaban encendidas pero aparte de eso no vio signos de vida en ella, bajo del auto y miro hacia arriba, la única luz prendida era en el primer piso en la de la última habitación "así que ahí estas tu" pensó imaginando a su sirviente en la inmaculada habitación blanca. Soltó el aire contenido y entro a su casa, paso por la cocina para tomar un botella de agua y al abrir la nevera se encontró con esta abastecida de todo un poco, hasta dulces, frunció el ceño, tomo agua y siguió al segundo piso encerrándose en la habitación.

Miro alrededor y se dio cuenta que él joven había estado en su habitación, lo sabía por la forma diferente en la que estaban ordenadas sus almohadas, las cortinas estaban abiertas, olía un poco a limpiador en spray y un perfume peculiar, uno que él no había olido jamás, era dulce pero no empalagoso, también olía a dulces uvas, que le recordaban a su nuevo empleado.

Sacudió la cabeza negándose a pensar de alguna forma de su sirviente, se quitó el saco y se fue a su baño pensando en tomar una ducha caliente para desestrezarse, su sorpresa fue grande cuando entro al baño y encontró la bañera llena de agua caliente con algunas esencias relajantes, pensó en reñirle por osar entrar en su baño y hacer eso, pero ahora que lo pensaba mejor necesitaba un baño relajante en esa caliente bañera; se quitó la ropa dejándola sobre el lavado y se metió al agua caliente, sintió como sus músculos se relajaban, pero había uno que en vez de relajarse se volvía cada vez mas rígido.

Echo la cabeza hacia atrás, tratando de no pensar en nada pero otra vez ese olor dulzón de uvas le llegaba a la nariz, abrió los ojos pensando en que el joven se encontraba en el baño, pero no, estaba completamente solo, ese musculo entre sus piernas se tensó levemente al imaginarlo, ese cuerpo delgado, esa cintura pequeña, ese trasero redondo y tan apetecible, tan solo de imaginarlo sobre el cabalgándolo con frenesí...

-¡Maldición!- gruño mientras se acariciaba el pene de arriba abajo con lentitud imaginando como sería tener la boca de su sirviente en él; se sentía demasiado excitado y a la vez frustrado, jamás se había masturbado pensado en nadie y menos si lo tenía bajo el mismo techo, era un hombre que obtenía lo que quería y las únicas veces que se masturbo fue para liberar tensión acumulada, no por estar fantaseando con alguien.

Continuo acariciando su miembro mientras pensaba en su sirviente y en ese culo hermoso que poseía, en él poniendo sus manos en esas caderas, acariciando, tocando y tentando, subiendo sus manos por su torso desnudo, tocando sus pezones duros, sosteniendo su cabello mirándolo mientras tenía su boca en su pene duro y húmedo –¡Joder, si!- gruño mientras alcanzaba el clímax, toda su semilla esparcida en el agua ahora tibia, su respiración era rápida y cansada, nunca había alcanzado el orgasmo tan rápido, ni siquiera siendo un adolescente hormonal, ese doncel no podía meterse en su cabeza, era un mal que debía controlar.

A la mañana siguiente Ohm bajo listo para ir a trabajar, su traje gris perfectamente pulcro al igual que su corbata, el olor a desayuno recién hecho le hizo agua la boca, al llegar a la cocina se quedó mirando fijamente a su sirviente, trago grueso mientras lo veía de arriba abajo con una mirada ardiente y deseosa, el joven le había hecho caso y había cambiado el uniforme.

Natouch estaba parado al otro lado del desayunador, vestido únicamente de blanco, una camisa manga larga blanca cuello alto, pantalones ceñidos también blancos que destacaban perfectamente su trasero, zapatos a juego y su cabello con un peinado desenfadado; Ohm enseguida se imaginó tomándolo fuerte de esos mechones de pelo mientras él tomaba su pene.

-Buenos días señor Thitiwat, aquí está su desayuno, su periódico y su correo esta en la mesa de recibidor, si necesita algo mas solo llámeme- hablo el doncel mientras salía de la cocina dejando a un encendido hombre sin pronunciar ninguna palabra.

Ohm giro la cabeza rápidamente para verlo salir y casi gime al ver como ese trasero se veía deliciosamente apretado en esos pantalones, que no disimulaban para nada sus atributos.

Sacudió la cabeza y se sentó a comer, ni siquiera tenía hambre, en lo único que pensaba era en abrir esas piernas y tomarlo duro en la mesa del desayunador; trato de mantener la mente en blanco pero le era casi imposible "si necesita algo mas solo llámeme" recordó la frase dicha, claro que necesitaba algo y era a Natouch debajo de él pero ¡maldición!, debía dejarlo ya apenas tenía media hora para llegar a la oficina, tenía en puertas nuevos inversionistas extranjeros que estarían esperándolo para una reunión a primera hora, no podía perder tiempo en culos y menos en el de su sirviente.

Después del desayuno salió rápidamente de la casa, ni siquiera termino de leer el periódico para irse enseguida, tomo el correo de la mesa, su portafolios y camino hacia el auto. En plena vía recibió una llamada de su secretaria, los nuevos prospectos de inversionistas habían llegado antes, lanzo una maldición al aire y le pidió que los tratara como realeza mientras llegaba a la oficina, necesitaba a esos hombres, la extraña variación de la bolsa de valores del día anterior lo tenía guindando en un hilo, había hecho una mala inversión en una planta petrolífera y ahora la maldita gasolina bajaba de precio, el petróleo que le compraba a los árabes se acumuló puesto que encontraron sus propios pozos y el gas aun no es autosustentable como elemento principal.

Estaba literalmente casi en la quiebra, puso todos sus esfuerzos en la planta petrolífera y ahora debía salir a flote en otra cosa. Esos inversionistas eran la luz al final del túnel, ellos estaban interesados en su empresa y su labor, un renombrado hombre de negocios que solo vive para el trabajo, invertirá en lo que sea que esos hombre quieran con tal de sacar su compañía a flote, "Maldita bolsa de valores", "Malditos árabes petroleros"; llego a la empresa con un dolor de cabeza insoportable de tanto pensar, dejo el auto en el estacionamiento privado y subió el ascensor a su oficina rogando a Dios que esos hombres invirtieran sin poner tantos peros.

-Señor Thitiwat- levanto la mirada al ver a su secretaria frente a él apenas salió del ascensor, siempre tan eficiente y un paso delante de él –Tranquilo, respire y cambie esa cara, la gente está en su oficina esperándolo, no quisieron ir a la sala de conferencias – le hablaba la mujer mientras caminaba a su paso, lento y relajado, necesitaba estar tranquilo y sonriente al entrar.

-Bien no importa, ¿algo más?- pregunto mientras se aproximaba a la puerta, ella solo lo detuvo y le arreglo su corbata.

-Ahora esta derecha, aquí tiene su café- le tiende un vaso de Starbucks mientras sigue caminando, odia el café de la oficina –respire, sonría y no se preocupe por nada, despeje su agenda del día, es una batalla dura – se detuvo al tomar el pomo de la puerta.

-¿Dura?- pregunto frunciéndole el ceño -¿Por qué?- su eficiente secretaria sonrió sin querer asustarle.

-Vinieron acompañados- la mira aún más confundido- están con sus esposas- agrego la mujer.

-¡Oh mierda!- gruño y cerró los ojos un segundo, ahora es peor, en vez de convencer a hombres con whisky caro y putas en un bar, tendrá que convencer esposas sin saber si eran de las esposas que prefieren dinero o el bienestar de su esposo- Bien me las arreglare- murmuro para por fin abrir la puerta.

Al entrar se encontró con tres hombres, una mujer y dos donceles por lo que podía identificar, que aún no habían reparado en él, pues se encontraban en sus mundos amorosos sentados en la sala de su oficina. La primera pareja que se ve es un hombre alto porte de nadador profesional que tenía a la única mujer sentada en sus piernas demostrando demasiado afecto para su gusto.

Al siguiente que vio fue a otro hombre alto, con un doncel más bajo de cabello negro que le sonríe con adoración mientras el acaricia dulcemente su pierna; la tercera pareja era un tipo de cabello plateado y un hermoso doncel pelinegro, que se sonreían sin motivo alguno, Ohm se sentía jodidamente perdido, aclaro su garganta para hacerse notar y las tres parejas lo miraron enseguida, dos de ellas levantándose, la mujer siguió en su puesto sobre su marido.

-Buenos días, lamento la tardanza- dijo Ohm caminado hacia ellos, el doncel bajo fue el primero en acercársele y sonreírle.

-Hola, buen día no te disculpes- le tendió su pequeña mano al hombre al que apenas le llegaba a la altura del pecho – Soy Gun Atthaphan de Jumpol y tú debes relajarte –Ohm solo lo saludo tomando su mano mientras lo veía confundido, Gun lo suelta y hace movimientos alrededor de él con ellas –Tu aura indica estrés, debes calmarte un poco.

-Gun, cielo deja al señor- murmuro su marido con voz cansada viendo con adoración a su esposo, se acercó a Ohm y le tendió la mano –Off Jumpol- el hombre solo recibió el saludo-Un gusto este es mi esposo, amante de las artes del yoga, el mantra y... esas cosas.

-Entiendo- Ohm sonrió entre burlón y animoso, era un chico bastante extraño- Soy Ohm Thitiwat y es un gusto tenerlos aquí- el otro doncel que estaba con el peli plateado se acercó.

-Soy Gulf Suppasit, él es mi esposo Mew- señalo a su hombre con una sonrisa.

-Señor Thitiwat- saludo este con una inclinación de la cabeza desde su lugar-Disculpe que no me levante, tuve una cirugía en mi pierna hace un mes y mi esposo no me permite moverme más de lo necesario.

-No se preocupe, señor Suppasit- contesto Ohm tranquilamente, supo que el doncel mandaba sobre el peli plateado, luego se levantó la única mujer de su lugar y miro a Ohm con detenimiento, cualquiera pensaría que es una esposa trofeo, pero es mucho más que eso, es la esposa que manda sobre el marido en todos los sentidos.

-Samantha Coates de Supadatch- le tendió la mano como toda una ejecutiva, mientras el hombre que la acompañaba se situaba al lado de ella sonriendo con adoración –Este es mi esposo Bosston- después de esa presentación Ohm supo que les iba a ser casi imposible tenerlos de socios pues, Bosston no era el inversionista, era la castaña, ella manejaba los negocios mientras su esposo se dedicaba a ser nadador profesional, conocía al hombre, lo había visto por televisión.

-Un gusto conocerlos a todos, si quieren podemos pasar a la sala de reuniones y...

-No, señor Thitiwat, nos gustaría quedarnos aquí, es más personal y sin tanto protocolo- Gun rodó los ojos volviendo al sofá de cuero marrón y cruzo las piernas sobre el-Odio el protocolo.

-Donde ustedes prefieran- murmuro Ohm tratando de mantenerse tranquilo, iba a ser una dura batalla convencerlos, mas a la castaña y que decir de los donceles, el solo haría todo lo necesario para que invirtieran.

Tres horas después el hombre había expuesto cada punto de porque invertir en su empresa es lo más favorable, ha enseñado cada estadística, cada porcentaje, todos los trabajos logrados, cuál sería el margen de ganancia, lo estipulado en gastos, la ganancia neta y sobre todo el tiempo invertido, tanto Off como Mew y Sammy como había pedido que la llamara, estaban sorprendidos con todo lo que había logrado el CEO de la compañía, pero si algo tenia Samantha Coates era instinto y algo no le cuadraba en su anfitrión.

-Todo está perfecto pero, ¿Cuál es el motivo por el cual quieres nuevos inversionistas?, tienes una empresa en auge y podría decir que ya la tienes en la cima, si fuera mía, compraría las acciones de los demás y me quedaría por completo con ella, ¿para qué nos quieres?- las palabras de Sammy eran duras y algo filosas, ella no tenía pelos en la lengua a la hora de hablar y era la mejor haciendo negocios, por eso había comprado las acciones de su primo en la empresa familiar haciéndose única dueña, igual Off nunca fue partidario de trabajar con tecnología.

Off por su parte fundo una nueva empresa de préstamos a terceros que se volvió famosa enseguida al punto de tener varias sucursales, Mew por su parte tiene una empresa 'pro ambiente de tecnología agro evolutiva que ha mantenido a flore junto con su esposo. Ohm pesaba en si estaría bien decirles la verdad o inventarse una excusa, pero sabe que esa mujer era una tigra en cuestión de negocios, y era mejor empezar con buen pie y decirle la verdad, pueda que se apiade y decida invertir para salvarle el trasero.

-En realidad, hubo un problema con la última inversión que se hizo; al parecer fue un mal momento para invertir en una petrolera- Sammy frunció el ceño mirándolo confundida, una petrolera jamás es una mala inversión –Estuve vendiéndole petróleo a los árabes durante seis meses, y los derivados quedaban en el país como venta local al mayor pero en Emiratos se explotaron los pozos y ahora ya no hay a quien venderle, la bolsa de valores bajo ayer treinta por ciento y hay que bajar el precio del crudo.

-Bien- murmuro Mew- es bastante jodido lo que te ha pasado, ¿estás seguro que no puedes exportar más?, quizás bajando el precio puedas seguir sacando.

-Es imposible, Mew- comento Off viendo a Gun, Ohm pensaba que el pelinegro no estaba prestando atención a la reunión porque todo lo que ha hecho es ver a su esposo, acariciarlo y sonreírle mientras este le lee la mano, le susurra cosas al oído y le besa sutilmente la mejilla; aun sin apartar la mirada de su doncel sigue hablando –Aunque él pague para que se lo lleven, solamente el traslado es una pérdida de tiempo para los árabes, es mejor desistir con ellos.

-Por eso necesito inversionistas, señora Coates- dijo Ohm rendido, ella solo asintió y frunció los labios.

-Bien, señor Thitiwat me gusta su sinceridad, ya sabía de su perdida, quería saber que tan confiable era para hacer negocios; no cualquiera admite estar casi en bancarrota, me asociare con usted.

-Te dije que era un buen hombre, Sammy- musito Gun sin verlo, estaba moviendo las manos alrededor de su esposo estudiando su aura –A pesar de tener un aura oscura, tiene mucha luz.

-Entonces... ¿cuento con ustedes?- la voz de Ohm sonó ansiosa y alegre mientras los miraba, Sammy asintió, Mew miro a su esposo y este también asintió, las miradas fueron hacia la extraña pareja que no se dejaba de mirar a los ojos y Gun negó hacia Off.

-Gun tiene una objeción- murmuro Off, todos miraron a Gun que se puso de pie y miro a Ohm con una sonrisa pícara mientras se balancea sin moverse de su lugar, el pelinegro solo lo mira confundido, algo en ese doncel lo asustaba.

-Nosotros podríamos invertir, pero tenemos algo que perder- comento sin dejar de balancearse –Si el negocio sale mal mi Papii podría perder algunos millones que son un mal necesario. Estaríamos perdiendo una parte de nuestro capital y el futuro seguro de nuestro hijo, sin contar con la herencia que tendríamos que dejarle porque...

-Un hijo- murmuro Off confundido, se levantó y lo encaro –Gun, cielito... ¿estas embarazado? –pregunto ansioso, él sonríe más ampliamente y asiente -¡DIOS VOY A SER PAPÁ!- grito abrazando a su esposo, los otros cuatro lo felicitaban mientras Ohm no sabía que hacer exactamente, eran un grupo bastante extraño, creía que no era la mejor forma de decirle a un hombre que estaban embarazados.

-Continuo- hablo nuevamente Gun después de pasar la emoción, ahora Off ni siquiera le suelta la mano- Nosotros tenemos algo que perder Ohm- prosiguió acariciando su plano vientre- ¿Tú tienes algo que perder?.

-¿No entiendo?- pregunto Ohm bastante confundido, Gun suspira y se acerca a él, le toma la mano y le sonríe.

-Lo diré de esta forma, ¿Tienes a alguien por quién luchar?, ¿Alguien por quien valga trabajar para darle todo lo que tienes? O ¿solo es por ti?, tengo entendido que no tienes familia de sangre; ¿Hay alguien que te incentive a sacar todo adelante o solo es por ti?.

Ohm mira al hombre pequeño, sabe que si le dice que solo es él y siempre será él, no dejara que su esposo invierta, es cierto que tiene mucho que perder y a él jamás le importo arriesgarse, le gusta tomar riesgos pero ahora con familias inversionistas debe pensarlo mejor, no puede simplemente arriesgarse, debe tener a alguien " por quien valga la pena luchar", una pareja, una familia y sus padres adoptivos no cuentan.

-Sí, tengo a alguien- hablo el hombre con voz suave y tranquila, a Gun le brillaron los ojos y sonrió aún más.

-¿Quién?, ¿Cómo se llama?- pregunto más emocionado.

-Se llama Natouch... Natouch Siripongthon, mi prometido- hablo con una sonrisa aunque por dentro estaba impresionado por haber dicho aquello, había nombrado el nombre de su sirviente y que iban a casarse.

Estaba completamente jodido.



Hola a todos aquí un nuevo capitulo de esta adaptación que me alegra que les este gustando créditos a @Psicodelii por ocurrirsele tan buena historia.

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