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Capitulo 3

A la mañana siguiente Natouch se levantó más temprano de lo usual, inclusive aun no había salido el sol pero no sabía cuándo se levantaba el hombre ni mucho menos a qué hora se iba, si iba a quedarse debía estudiarlo bien de antemano, porque estaba consciente de que él no le haría la estadía fácil. Con la alacena abastecida se dedicó a prepararle un desayuno neutral, huevos revueltos, bacón, tostadas, wafles, jugo de naranja y café, algo de todo eso debía de comer, el restante lo comería él.

Un golpe seco en la puerta lo distrajo, fue a ver rápidamente dándose cuenta que el repartidor había dejado el periódico y la correspondencia dentro de una bolsa de plástico sellada. Entro con todo y dejo el correo en el recibidor sin siquiera revisarlo y se llevó el periódico hasta la cocina, lo puso al lado del plato del desayuno y espero. A las siete en punto escucho pasos en el corredor, se levantó de la silla del desayunador y se alejó.

Ohm entro a la cocina guiado por el delicioso olor a desayuno, recordando como su difunta madre se lo preparaba antes de ir a la escuela y también como su madre adoptiva lo hacía para hacerlo sonreír de vez en cuando. Su ceño se frunció cuando vio al intruso de cuerpo sensual parado en la cocina, tenía la misma ropa negra de la noche anterior, al parecer era un uniforme, un horrible uniforme, estaba derecho viendo al frente con las manos en la espalda y una pequeña sonrisa que muy en el fondo le pareció irritante.

-Buenos días señor Thitiwat, le prepare el desayuno, no sabía que le gustaba, así que prepare un poco de todo, espero sea de su agrado-Ohm no dejaba de mirarlo, ¿Por qué se tomaba tantas molestias?, cuando le dio a entender que no lo quería cerca-Ahí está su periódico y la correspondencia en la mesa del recibidor-Ohm se sentó en el desayunador y miro todo; un pequeño banquete de desayuno, tomo un par de wafles, el bacón y los huevos revueltos con el café.

-¿Por qué?- pregunto el hombre mirándolo fijamente mientras tomaba el periódico, jamás había desayunado en esa cocina, ni siquiera había probado un plato de comida en aquella casa, y ahora llegaba el haciendo todo eso. Natouch lo entendió y suspiro levemente antes de contestar con algo de sinceridad.

-Señor Thitiwat, sé que mi presencia le molesta y que no soy de su agrado pero estoy aquí gracias a su tío y a usted; su tío va a casarse y no soy del agrado de su prometido, he vivido toda mi vida sirviendo a los demás, no se hacer otra cosa. Tengo títulos universitarios pero jamás ejercí ni aprendí hacerlo... Si usted me da la oportunidad yo puedo hacer su vida un poco más fácil, si no...-bajo la mirada, sus hombros también cayeron levemente cosa que Ohm noto- me iré cuando usted lo diga- no volvió a subir más la mirada y el hombre sintió una leve punzada de culpa en su interior.

-Señor Siripongthon- él levanto la mirada cuando fue nombrado, Ohm vio esperanza y algo de tristeza en su mirada, siempre fue excelente para leer a las personas –Jamás en la vida necesite a nadie que me atendiera, desde la corta edad de diez años fui bastante independiente, es más el tiempo que paso fuera de esta casa que habitándola... puede quedarse y hacer todo lo que...-movió la mano en círculo frente a él- se supone que debe hacer, solo no se interponga en mi camino, mi madre puede decirle que hacer.

-Gracias señor Thitiwat- musito Natouch sin preguntar más, no sabe ni siquiera quien es su madre adoptiva pero puede averiguarlo, no va a preguntarle nada, bastante ya tiene con dejar que se quede, esa táctica del chico desvalido pero autosuficiente siempre le ha funcionado.

Con sigilo salió de la cocina, en el momento que él empezó a comer y leer el periódico; se fue a la sala y se dispuso a curiosear tranquilamente, empezaría los quehaceres cuando él se fuera.

-Señor Siripongthon- se sobresaltó cuando escucho la voz de su nuevo jefe llamándolo, su voz es autoritaria y dura, él se giró para ver el serio e imponente hombre en la entrada con su traje impecable y un maletín en su mano- arregle mi habitación y cambie las sabanas, estas se cambian diariamente, toda la ropa de cama se encuentra en el closet del pasillo, llegare a las siete.

-Sí, señor Thitiwat ¿le preparo la cena?- pregunto con cautela mientras caminaba detrás de él hacia la salida, Ohm tomo las cartas de la mesa del recibidor y abrió la puerta, luego volteo y vio al joven de cuerpo sensual bastante cerca de su persona, aun le parecía increíble que solo le llegara a la altura de sus hombros, como seria verlo usando otra cosa, despejo su mente de esos pensamientos y miro sus ojos.

-No, cenare con mis hermanos, pero prepare mi desayuno mañana- y con eso bajo las escaleras de la entrada, recordó lo último que iba a decirle antes de fantasear con el- por cierto, señor Siripongthon- lo llamo haciendo que este levantara la mirada para encontrarse a su jefe escaneándolo de arriba abajo- cambie ese uniforme, no me gusta el color negro en mi casa.

-¿Alguna sugerencia señor?- pregunto tranquilamente aguantando las ganas de gritar de felicidad, su cambio de uniforme significaba que se quedaba indefinidamente, Ohm lo mira sabiendo que le queda bien cualquier color, pero odia el maldito color negro, sus gustos son colores claros y en él se deberían de ver más que bien.

-Sí, blanco todo blanco- respondió seriamente- Adiós, señor Siripongthon.

-Que tenga buen día, señor Thitiwat- se despidió el joven cuando su jefe termino de recorrer la distancia hacia su auto y subirse en él, para luego verlo alejarse de los terrenos de la mansión.

Natouch con un suspiro de felicidad entro a la casa, recogió lo dejado por su jefe y se dedicó a desayunar el resto de lo que quedo; se dio cuenta que el hombre comía mucho, así que para la mañana siguiente el desayuno debía ser más abundante; limpio la cocina y después de dejarla pulcra subió las escaleras, nada de eso era trabajo de él, siempre se había encargado solo de dirigir pero por ahora debía hacerlo, no quería tirar por la borda ese trabajo lucrativo, aunque no sabe cuándo ni cuánto va a pagarle.

Abrió la puerta de la habitación principal en el segundo piso y enseguida el olor masculino de su jefe lo invadió, era una habitación blanca literalmente. Todo en la habitación es blanco, la cama enorme y su cabecera, las mesas de noche, el escritorio en la esquina, la pequeña sala al entrar, adornos entre blanco y dorado, puertas que dan al armario y el baño, todo inmaculadamente blanco, cortinas en ambas ventanas, y al abrirlas se dio cuenta de que estas daban al enorme balcón que se veía desde afuera y en él habían unas sillas de exterior con una mesa pequeña, un futon de exteriores y rosas, todo en blanco por supuesto incluyendo las flores.

-Este hombre tiene un problema con el blanco- murmuro mientras comenzaba acomodar todo, quito las sabanas y las almohadas para cambiarlas, salió al pasillo y vio el armario blanco, al abrirlo vio todos los juegos de sabanas, todas inmaculadamente blancas también; se devolvió con un nuevo juego y cambio la cama arreglándola meticulosamente, luego cerro las ventanas cuando el cuarto recibió suficiente luz y brisa para orearlo, el olor de su jefe volvió a concentrarse en el enorme espacio, el suspiro profundamente, le gustaba ese olor a loción de baño, calor corporal y estaba seguro que olía sexualidad masculina, era demasiado embriagante.

Luego de terminar los quehaceres de la enorme mansión se da cuenta que su día ha pasado relativamente rápido, se encuentra cansado pero aún son las tres de la tarde, su jefe no volvía hasta las siete, así que decidió salir a comer algo, mientras revisaba algunas tiendas para comprar su nuevo uniforme, él no solía usar un "uniforme" como tal, sino un conjunto de ropa que le combine bien de uso diario para no ponerse su ropa casual, primero porque la misma no combinaba con el estilo de la alta sociedad y segundo porque no quería desgastarla.

Con más entusiasmo del que usualmente tenia al salir de compras, tomo su bolso y salió en busca de un taxi, iba a ir a donde siempre ha querido, la quinta avenida siempre ha sido un sueño para él, quizás no llegue a comprar nada en ella, como quizás pueda ser un poco atrevido y gastar unos miles en algún traje de diseñador que nunca usara, quien sabe, se siente valiente y algo decidido, quiere agradar a su jefe gruñón y quiere sentirse parte de la ciudad, se subió en un taxi y chillo de felicidad cuando el taxista dándose cuenta que no era de la ciudad, decidió pasar por Time Square para darle un pequeño tour.

-Gracias señor, es usted muy amable- le dijo Natouch feliz de ver un poco de la ciudad antes de que lo dejo en la quinta avenida.

-Es un placer, que tenga un lindo día- respondió el hombre con amabilidad, no quería sobrepasarse en decir algo más, pues vio de que casa salió ese doncel y esa no era cualquier casa, era la mansión del hombre más poderoso del estado, y podía hundir a cualquiera con tan solo mencionar su nombre.

El joven, se decidió a caminar y a ver cada tienda con asombro, Gucci, Carolina Herrera, Dolce, Hugo Boss, Pacco Rabane, Manolo Blacknic, Louis Voitton, De la Renta y tantos más que se le iba la vista entre tanta ropa hermosa, vio cada tienda que pudo y se hizo pasar por el típico doncel de clase alta que buscaba algo sin impresionarse por nada, mientras por dentro gritaba de la emoción. Al final entro a Chanel y vio un hermoso traje que en el maniquí se veía espectacular.

-¿Le gusta algo?- pregunto una vendedora que llevaba un vestido de etiqueta negro de Chanel y tacones azules a juego con sus accesorios, era una rubia hermosa que le sonreía amablemente.

-Sí, me encanta ese traje, ¿podría probármelo?- la chica asintió y lo guió hasta los probadores mientras buscaba el traje en el camino.

-Usted tiene un buen cuerpo, este traje le debe quedar perfecto- hablo la rubia mientras le tendía un traje de su talla.

-Gracias, siempre he tenido problemas para comprar ropa, siempre soy demasiado delgado para la ropa de las tiendas- comento quitándose la ropa para probarse el traje.

-Ya quisiera yo, tener el cuerpo que usted tiene- Natouch sonrió ante eso le había subido el autoestima, el siempre había tenido problemas con su cuerpo, no era igual a cualquier doncel, era demasiado delgado para su gusto y era algo curvilíneo.

Salió del probador enfundado en el hermoso traje, la dependienta jadeo de impresión al verlo, le quedaba como un guante, era una maravilla hecha exclusivamente para él, se amoldaba perfectamente a su cuerpo, resaltándose su pequeña cintura, le hacía ver bien el trasero y eso le agradaba, se miró en todos los ángulos en el espejo y se dijo que lo necesitaba con toda su alma.

-Es perfecto, le queda de maravilla- seguía la chica alargándolo impresionada.

-Me fascina, ¿Cuánto cuesta?, ¡lo quiero!- exclamo feliz mientras giraba en su propio eje.

-Dos mil quinientos dólares- Natouch la miro asombrado, es demasiado, pero es un lujo que se puede dar ahora; los ahorros de toda su vida siguen intactos, la dependienta ve su cara de asombro y sonríe- Es de la última colección de Chanel, temporada de invierno, le sentaría de maravilla para las fiestas de año nuevo.

-Me lo llevo- dijo Natouch sin pensar más, entro al cambiador y le dio el traje a la rubia junto con la tarjeta mientras se cambiaba, suspiro con tristeza, él no tiene familia, su madre murió por sobredosis de drogas cuando el apenas tenía meses de nacido y hace años su padre murió asesinado en una confrontación, la policía lo mato, él no era una buena persona pero lo trato como un príncipe toda su vida, él quedo solo a la orden del estado de Idaho cuando apenas tenía doce años.

Tuvo que sobrevivir y subsistir solo, a los diecisiete comenzó a trabajar limpiado casas y con ello concluyo sus estudios de bachillerato, luego comenzó a trabajar para mansiones, su primer jefe adinerado fue un señor mayor llamado William Harrow, tenía una esposa y tres hijos casados. Él le enseño a ahorrar el dinero y lo incentivo a estudiar en la universidad, le pago su primera carrera la cual vio por internet mientras trabajaba "Gerencia y Administración de Empresas".

Su segundo jefe millonario, fue el empresario extranjero Amun Rastogui, un hombre divorciado que vivía con su hijo Karim, tenía casi su misma edad de apenas veintiún años; Karim era un chico de clase alta que todo lo que pedía lo tenía, incluyéndolo a él. Tuvo que acostarse con Karim para no perder su trabajo, perdió su virginidad con él y casi tuvo un hijo, lamentablemente Amun lo llevo a una clínica obligándolo a abortar.

El no soporto la presión de vivir y trabajar en esa casa, pues Karim quería poseerlo nuevamente al regresar, el necesitaba reposo, al menos un mes. Amun obligo a Karim a esperar, debía estar completamente curado si quería tenerlo como juguete nuevamente, le indigno que el propio padre lo incentivara a tenerlo, él no era un esclavo sexual; al principio le gustaba Karim, era atento, dulce y explosivo en la cama, pero luego del aborto él se volvió rudo, malo en insuficiente.

La última vez que estuvo con él, este lo había golpeado casi hasta dejarlo inconsciente mientras lo poseía de manera ruda, luego entendió que lo había violado, Amun lo amenazo si él decía algo, lo mataría. El simplemente huyo una madrugada y jamás volvió. Se fue de Massachusetts.

Finalmente fue a dar a la casa de Kao Noppakao un excéntrico millonario de cuarenta años que vive en California, fueron sus mejores años de vida, él lo adoraba muchísimo, y lo había incentivado a estudiar nuevamente, esta vez en la universidad de California, no por internet. El dividió su tiempo entre manejar la casa del magnate y asistir a sus clases de "Manejo de Control de Personal" tenía que ver con su primera carrera, si algún día decidía dejar de trabajar para las personas aseando casas, buscaría emplearse en alguna empresa.

Natouch salió del probador directo hasta la caja donde se encontraba la vendedora, ya tenía su traje en una bolsa de Chanel y su tarjeta en la otra mano, le regalo una sonrisa a la amable rubia y otra a la cajera.

-Muchas gracias.

-Disfrute de su traje, felices fiestas- él solo asintió y salió de la tienda para seguir caminando, estaba tan emocionado por seguir observando todo que no sintió que alguien lo observaba del otro lado de la calle.

Ohm Thitiwat salió de la oficina exactamente a las cuatro de la tarde, tenía una comida con sus hermanos y debía pasar a visitar a su madre adoptiva, al salir del enorme edificio de Thitiwat Co, su mirada se fue directamente al otro lado de la calle, donde un doncel con cintura estrecha y caminar sensual lo habia cautivado, era su empleado.

-Señor Siripongthon- susurro al verlo caminar distraídamente entre la gente, saco las llaves de su auto y se subió, quizás el joven no sabía que la oficina de su jefe también estaban en la quinta avenida.

Ohm se dedicó a observarlo durante un pequeño momento, hasta que lo perdió de vista entrando en Prada, un empleado de gustos finos, pensó desdeñosamente, quizás se había acostado hasta con Kao para tener tanto dinero, quizás por eso Earth lo odiaba, dejo de pensar en él, se puso los lentes y partió al restaurante donde lo esperaban sus hermanos.

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