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XI


Mi día transcurría de manera bastante normal. En la entrada, me crucé con Jungkook, quien lucía inexpresivo. Intercambiamos una mirada fugaz, pero nadie pareció notarlo. Todo parecía estar en orden.

Sin embargo, como suele suceder, siempre hay un "pero" en mi día. Y hoy no sería la excepción. Ese "pero" se manifestó en forma del dúo que tanto detesto, conocido como los hermanos demonios.

En el momento en que puse un pie en la cancha, supe que mi clase se convertiría en una tortura. Resulta que el gimnasio era tan amplio que decidieron ubicar ambas canchas una al lado de la otra. Mientras un grupo jugaba vóley, en el otro extremo otro grupo jugaba básquet.

Todo habría sido perfecto si no fuera por el hecho de que en el equipo contrario se encontraba el jugador estrella, Min Hoseok, alias mi peor pesadilla.

Pueden imaginarse cómo transcurrió mi clase. Me la pasé acercándole balones a Hoseok, quien "accidentalmente" los dejaba caer cerca de mí... en la cabeza, la pierna, la costilla. Les aseguro que si en básquet el objetivo es la canasta, en este juego, el objetivo era yo.

Y no puedo dejar de mencionar que mis compañeros parecían medir cinco metros y medio, y no, no exagero. Me sentía como un elfo a su lado y nunca me pasaban el balón. Sabía que era pésimo en el deporte, pero al menos quería tener la oportunidad de intentar liberar algo de estrés.

Pero mi pesadilla no terminó ahí, no señor. Como ya mencioné, parece que hay alguien arriba que no me quiere. Y no entiendo por qué. Nunca he mentido, o bueno, no puedo hacerlo, pero ustedes me entienden. He sido un buen chico, excepto por las veces en las que le puse bichos a Jin en su ropa interior, o cuando le eché sal a su jugo y culpe a mi primo Soobin. Fueron travesuras inofensivas, nada grave como para recibir tal castigo, ¿verdad? O tal vez estoy buscando excusas, quién sabe.

Estos dos demonios parecen estar presentes en cada clase a la que asisto, y en cada una de ellas, me convierto en su centro de atención. Pasan el tiempo murmurando a mis espaldas, diciendo cosas como "El sol tiene un amarillo lindo hoy. Hay que resaltar lo importante con amarillo. El amarillo es el color que más odio". Amarillo, amarillo, ¡amarillo! Me tienen agotado y algo nervioso. ¿A qué se refieren con amarillo? Me tenté varias veces de voltearme y preguntarles si vieron mi ropa interior o si dije algo vergonzoso relacionado con ese color. Descarté la primera opción, ya que estaba seguro de que mi ropa interior era negra, pero la segunda opción me dejó con dudas. Suelo ser bastante torpe al hablar.

Mi nivel de paranoia se intensificó tanto que, al salir del salón, sentía todas las miradas clavadas en mí y los murmullos quemando mis oídos.

—Taehyung... —murmuró una voz, haciéndome saltar del susto. Me di la vuelta temeroso para encontrarme con el dueño de la voz.

—Jaehyun... —dije aliviado— ¡Cuánto tiempo!

—Sí —dijo algo nervioso—. He estado ocupado con mi nuevo trabajo... Y bueno, ya sabes, cosas —sonrió dulcemente. Sentí mis piernas temblar. ¡Qué sonrisa tan linda!

—Oh, eso es genial —dije nervioso.

—¿Y tú?, ¿Qué has estado haciendo? Te veías algo sospechoso saliendo del salón —preguntó curioso.

Tragué duro. ¿Será que él sabía? Claro que sabía, el inexpresivo me lo había mencionado, ¿pero le habrá contado que yo me había enterado?

—Sí, bueno, es que... —empecé a divagar y podía sentir sus ojos clavados en mí. ¡Por favor, hipo, ten piedad de mí! — ¡Buscaba a Jin! Sí, eso, él... tenía que traerme un lápiz —técnicamente no mentía con lo primero, porque Jin sí tenía que venir, pero lo segundo desencadenó mi maldito hipo.

—¿Un lápiz? —preguntó dudoso.

—No, o sea, tenía qu-... —Hipo y me puse nervioso. ¡Hipo, ten piedad de mí!

Él solo me miró y sonrió: — Okey, ustedes dos son raros. ¿Vas a comer?

—No... Hipo —contesté rápidamente y no solo mi hipo me delató, sino también el sonido de mi estómago.

—Tu estómago dice otra cosa —sonrió—Venga, vamos, después buscamos tu lápiz.

Estaba hecho un manojo de nervios. Mi hipo paró luego de eso y me quise golpear mentalmente por la mentira tan estúpida. Tenía que decir que Jaehyun, aparte de lindo, era bastante considerado. Había seguido el juego aún sabiendo que mentía.

Caminamos por el comedor con nuestras bandejas llenas de comida, hasta que por fin encontramos la mesa donde se encontraban los demás.

—Hola —dijimos ambos al unísono.

—¡Taehyung! Por fin apareciste —sonrió Yuna.

—Eso es cierto, Señor Giotto —habló Namjoon. "Señor Giotto" era el apodo que me habían puesto en clases. Para los que no saben, Giotto fue un pintor, escultor y arquitecto italiano, considerado el primer artista entre tantos de los que contribuyeron a la creación del Renacimiento italiano y uno de los primeros en romper las limitaciones del arte y los conceptos medievales.

—Estaba por ahí, ya saben, haciendo algunas cosas... —contesté, sentándome al lado del inexpresivo, que por cierto no había levantado su vista del libro desde que llegué.

—Tae, ¿Yuna te contó de Carlos? — preguntó un emocionado Jay.

—¿La mascota Fugitiva? —interrumpió Namjoon, haciendo que todos soltáramos una risa, menos Jay, obviamente.

—No es fugitivo, es independiente — replicó, defendiendo a su hijo peludo.

Todos nos concentramos en comer, ya que nos quedaba poco tiempo para volver a clases.

—¿Kook, te gusta alguien de aquí? —rompió el silencio Jay.

Todos levantamos las cabezas sorprendidos ante tal pregunta, “Kook” que por cierto, si se preguntan quién es, era Jungkook.

Jay tiene la costumbre de llamar a todo mundo por la abreviación de su nombre, o por lo menos a los que le caían bien.

—¡Park Jong Seong! — gritó sonrojada su novia, mientras él sonreía picaramente y Jungkook lo ignoraba.

—Nadie —contestó de repente, dejando un silencio sepulcral en la mesa, todos estábamos expectantes a la conversación.

—Digo, porque no dejabas de ver a... — antes de que Jay terminara la frase, que por cierto estaba muy curioso por saber, este se levantó del asiento molesto y murmuró “Pensaste mal” y se fue, dejando a todos mudos — Agg ese chico nunca entiende de bromas —bromeó.

—Ni tú de límites — dijeron Yuna y Jaehyun al unísono.

Este solo bajó su cabeza con una risa, feliz por su travesura.

Todos seguimos con nuestras comidas, aunque si me había quedado la duda ¿le gustaba alguien?, y si era así ¿Quién era la o el desafortunado? No es que sea metido, era mera curiosidad.

Después de un largo día, las clases habían terminado, caminaba por el estacionamiento en busca de Jin, que por cierto, hoy no lo había visto en todo el día, pero seguramente estaba con su nuevo grupito, eran bastante agradables, ah y cierto Chan, Jong in y el menor Yeonjun eran parte de él, así que ya se imaginarán el por qué de su ocupación.

Levanté la mirada, para poder encontrar el auto, pero en lugar de ello me encontré con Yoomgi.

Estaba parado al lado de su coche como dueño del lugar, en realidad parecía tan pacífico si lo mirabas desde lejos, el problema era cuando abría su boca, intenté ser sigiloso y darme la vuelta para escapar, pero fue en vano, parecía que tenía un GPS en sus ojos, siempre me encontraba.

—No te vayas... Tae— dijo burlista, apreté mis manos y caminé hacia él.

—¡¿Qué rayos quieres Min?! — grité molesto.

—¿Yo? — me miró incrédulo, mientras se acercaba más a mí —Muchas cosas — me susurró al oído y tuve que dar un paso atrás, su colonia y la sensación de su aliento contra mi cuello me hacían estremecer —Pero no contigo rata —rió.

Pude sentir un choque de energía, era mi malestar y enojo guardado de todo el día, no pensé mucho y solo lo empujé con toda mi fuerza, haciendo que este solo trastabillara un poco.

—¡Quién te crees para tratarme así! — grité, estaba realmente enojado — ¡Estuve todo el bendito día aguantando tus estupideces y las de tu hermano, las pelotas, que amarillo esto o aquello y estoy cansado! —exploté.

Mi respiración era irregular, la garganta me ardía, pude observar a todos los que estaban ahí observando nuestra “discusión” y también pude ver cómo la cara de Yoongi cambiaba de sorprendida, “hiciste lo que quería”, podía ver esas palabras en su rostro.

Camino lentamente hacia mí, se acercó nuevamente a mi oreja y susurró:
—Has cavado tu propia tumba, Kim. Si tu objetivo era no llamar la atención, acabas de gritarme frente a toda la puta escuela... — se separó y esbozó esa sonrisa suya tan siniestra — Veamos cómo guardas tu secretito.

Y se fue, sin decir una sola palabra. ¿Yoongi lo sabía? Estoy acabado.


¡Hola Pinochitos!

Gracias a todos por su apoyo y por seguir esta historia. ¿Tae cayó en las garras de Yoongi por coincidencia o lo sabe? ¿Qué pasa con la escena entre Jay y Jungkook? Cuéntenme sus teorías ❤️

¡Nos vemos en él siguiente capítulo!

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