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9. Siete Partes.


Lo siguiente que pasó, lo voy a contar en siete partes, para más dramatismo, claro.

Primero: Giré rápidamente y me encontré cara a cara con la persona en cuestión. Mi corazón dio un vuelco en el pecho mientras mis ojos se clavaban en los suyos.

Segundo: La sorpresa y la emoción se apoderaron de mí, y no pude contener un grito de reconocimiento. Mi voz resonó en la habitación.

Tercero: Sin embargo, mi grito no pasó desapercibido. Él también me reconoció y su rostro reflejó una mezcla de sorpresa y confusión. Nuestros gritos se entrelazaron en el aire.

Cuarto: Los nervios me traicionaron y mis manos temblorosas soltaron el retrato que había sacado de su lugar. El marco se rompió al caer al suelo, y mi corazón se hundió con él. Esperaba que no fuera demasiado caro repararlo; de lo contrario, tendría que buscar una forma de conseguir el dinero necesario. Pero en ese momento, eso era lo de menos.

Quinto: Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió de golpe y la ama de llaves entró corriendo, pensando que yo era un intruso o un loco. Agarró un plumero y comenzó a perseguirme por la sala, gritando y amenazando con expulsarme de la casa.

Sexto: Mientras la ama de llaves me perseguía, yo gritaba desesperadamente que era inocente, que no tenía intenciones maliciosas.

Séptimo: En medio de todo el alboroto, Jungkook, el chico que había reconocido, tomó mi brazo y me arrastró hacia las escaleras. La fuerza de su agarre me sorprendió, y me vi obligado a seguirlo sin resistencia.

No había tiempo para explicaciones, solo acción. Y así, me encontré subiendo las escaleras a toda prisa, agitado por el esfuerzo y la adrenalina. Cada escalón parecía interminable, y el pasillo que recorrimos parecía no tener fin. Me sentía como si estuviera volando; mi pobre estado físico no estaba preparado para tal esfuerzo. Mis pulmones imploraban por aire, y deseaba desesperadamente un respirador que me ayudara a recuperar el aliento.

Finalmente, llegamos a su habitación, y me encontré agotado y sin aliento.

— ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? —me gritó exaltado.

—Ag... agu... Agua —musité sin aliento. De mala gana, me acercó un vaso que se encontraba en su escritorio. Será rico, pero ni así va a gastarse en bajar y buscar agua nueva, ¡agg idiota!

—Gracias —solté molesto.

—Ahora dime, ¿quién rayos te envió aquí? ¿Qué quieres? —decía levantando nuevamente la voz.

—¡Alto ahí! Primero… —contesté mientras lo apuntaba con un dedo— Cuidado con levantarme la voz, segundo… ¡No quiero nada, idiota! Solo venía a buscar a mi estúpido compañero de química que no vino a clases hoy —finalicé enojado.

¿Quién se creía? Lo observé disimuladamente por el rabillo de mi ojo; se encontraba perdido en sus pensamientos, y lo entendía. Mi corazón latía fuerte cada vez que recordaba la foto. ¿Serán familia? O peor, ¿hermanos? ¡Ay no! ¡No puede ser! Qué horror. Ya me lo imaginaba al pobre como la Cenicienta con sus hermanos malvados.

Moví mi cabeza para eliminar esos pensamientos horribles y aclaré mi voz llamando su atención.

—Sobre la foto… —murmuré. Sus ojos se encontraron con los míos.

—No lo digas… —murmuró— No puedes decir absolutamente nada de lo que viste o juro que…

—¿Qué? ¿Me estás por amenazar? —dije sorprendido— Porque si es así, ¡te metiste con la persona equivocada!

—Te lo estoy pidiendo, Taehyung —susurró. Me quedé mudo.

—Yo… No puedo hacer eso —confesé, y sus ojos se clavaron en mí.

—¿Acaso deseas dinero? Porque si eso hace falta para comprar tu silencio…

—¡No! —interrumpí molesto. ¿Acaso para estas personas todo se basaba en dinero? ¿Me creía un interesado o qué?— No es eso… —Podía sentir sus ojos en mí— En serio, quiero guardar tu secreto, pero si alguien me pregunta, no puedo mentir —confesé con miedo.

—¿A qué te refieres? ¿Me estás tomando el pelo? —soltó molesto.

Me pregunto si este chico tenía algodón en las orejas o si yo me explicaba mal. Tal vez sea lo último, no sé… Pero jamás lo admitiré.

—Yo, tengo un problemita… digamos —dije intentando minimizar la situación.

—¿Un problema? ¿Qué problema? —preguntó nervioso; pude ver temblar su ojo.

—No puedo mentir —solté y cerré los ojos con pánico.

Tenía tanta vergüenza de admitir eso, porque vamos, quien lo escuchara pensaría que soy un loco, o al menos eso creo de mí mismo.

—¿Qué? —dijo incrédulo—. ¿Esto es una broma? —rió—. ¿Quién en este bendito mundo no puede mentir? —preguntó sarcásticamente.

Lo sé, yo también pensaba lo mismo. ¿Por qué tengo que ser el único en no poder hacerlo? Aunque lo intenté con todas mis fuerzas, si mentía aunque fuera en lo más mínimo, mi hipo comenzaba y no paraba hasta que decía la verdad.

Todavía recuerdo la primera vez que intenté mentir. Me había comido las Oreos de Jin, y él, que era adicto a ellas, se dio cuenta de que le faltaba un paquete. Puso el grito en el cielo y me culpó. Durante toda esa semana, trató de hacerme confesar, pero yo lo negué una y otra vez. Sin embargo, era en vano, ya que sufrí de hipo constantemente. Parecía que disfrutaba viéndome sufrir por haberme comido sus galletas. Al final, tuve que confesarme, ya que el dolor en mi pecho y garganta era insoportable. Además, tuve que comprarle otro paquete para reemplazar el que me había comido. Aún lo odio por eso.

Sacudí mi cabeza para olvidarme de esa odiosa situación y clavé mis ojos en Jungkook. Noté que se encontraba descalzo, con unos pantalones a cuadros blanco y negro que vestían sus caderas. Más arriba, llevaba una camiseta de manga corta gris. Suponía que era su pijama o ropa de dormir. Sus cabellos estaban desordenados, y lo más gracioso era la marca que recorría su mejilla. Parecía que se encontraba durmiendo antes de que yo llegara. También noté que su cama estaba desacomodada y las persianas estaban bajas. No hacía falta ser un genio para leer la situación.

—Puedes dejar de comerme con la mirada y contestar mi pregunta — interrumpió mis pensamientos molesto.

Yo salté del susto y me sonrojé. Pensé que lo estaba haciendo discretamente.

—¡Lo siento! No era mi intención… —balbuceé, sintiendo cómo el rubor subía a mis mejillas.

Me sentí avergonzado por haberlo observado de esa manera, pero no pude evitarlo. Era la primera vez que lo veía en un ambiente tan relajado y casual, y no pude evitar notar los detalles de su apariencia.

—De acuerdo, pero explícame eso de que no puedes mentir —dijo Jungkook, su tono de voz había suavizado un poco. Parecía más calmado ahora.

Asentí rápidamente, sintiéndome aún más avergonzado. No quería incomodarlo ni invadir su privacidad. Me esforcé por cambiar de tema y responder a su pregunta.

—No, no es una broma. Realmente no puedo mentir. Cada vez que intento hacerlo, mi cuerpo reacciona con hipo. Es algo que he tenido desde que era niño —expliqué, tratando de ser lo más claro posible.

Jungkook me miró con curiosidad, como si estuviera tratando de procesar la información. Parecía sorprendido, pero también intrigado.

—Entonces, ¿nunca puedes mentir? ¿Ni siquiera una pequeña mentira blanca? —preguntó, con una mezcla de incredulidad y fascinación en su voz.

Negué con la cabeza, sintiéndome un poco frustrado por mi situación.

—No, ni siquiera una pequeña mentira. Mi cuerpo simplemente no lo permite. Es como si estuviera programado para decir siempre la verdad, por más incómoda que sea —respondí con sinceridad.

Jungkook pareció reflexionar por un momento, y luego soltó una risa suave.

—Bueno, supongo que eso tiene sus ventajas. Al menos siempre sabré que puedo confiar en ti —dijo, con una sonrisa amigable en su rostro.

Me sentí aliviado al escuchar esas palabras. Aunque mi incapacidad para mentir era a menudo un inconveniente, parecía que Jungkook lo veía de manera positiva. Tal vez no ser capaz de mentir no era tan malo después de todo.

—Sí, supongo que tienes razón. Siempre puedes confiar en mí —respondí, devolviéndole la sonrisa.

—Pero por las dudas, me gustaría hacer una prueba —habló de repente. Yo me tensé, ¿de qué prueba hablaba?

—¿Qué prueba? —contesté nervioso. Él solo me regaló una sonrisa maliciosa antes de contestar.

—¿Jungkook es extremadamente sexy? —soltó, para luego clavar su mirada en mí.

Me sentí incómodo ante la pregunta. Sabía que no podía mentir, pero tampoco quería delatarme. Su pregunta era demasiado obvia. Sin embargo, decidí tomar aire y responder, aunque ya sabía el resultado de mi mentira.

—No —respondí, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba y un "Hip" se escapaba involuntariamente de mis labios.

Pude ver una mueca de satisfacción en el rostro de Jungkook, lo cual me hizo temblar. Madre mía, ¿qué mal hice en esta vida para que me castiguen de esta forma?


¡Hola Pinochitos!, ¿Cómo les va? 🥰

¡Por fin se reveló el secreto! Jungkook es hermano de los Min, ¿se lo esperaban? 😱 ¿Por qué ocultaron el hecho de ser familia?

Hay tantas preguntas ahora, ¿tienen sus propias teorías?, ¡Me encantaría leerlas! 🥰

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!

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