Me quedé en blanco. Había chocado con la motocicleta de un chico, probablemente muy popular, y temía que me hiciera la vida imposible.

Mi corazón comenzó a latir tan rápido que temía que saliera de mi pecho. Mis manos sudaban y traté de cubrir mi rostro mientras daba pasos torpes. Sin embargo, el chico interrumpió mi escape.

—Hola —dijo suavemente y me sonrió. ¿A mí? No, Tae, a la motocicleta caída. ¡Claro que a ti! Pero, ¿por qué? ¿Acaso les sonreía así a todas las personas que dañaban sus cosas? Levanté la vista, avergonzado por mi torpeza, y juraría que podría perderme en esos ojos avellana que se encontraron con los míos.

Nervioso, comencé a dar pequeños pasos hacia atrás y, cuando me encontraba cerca de la puerta, corrí.

Sí, corrí como si mi vida dependiera de ello. Escuché un grito a mis espaldas, pero lo ignoré. Suspiré triunfante cuando finalmente pude mezclarme con el resto de las personas. Ahora solo debía controlar mi maldita torpeza y, sobre todo, esquivar al guapo dueño de la motocicleta. Fácil, ¿no?

Comencé a caminar rumbo a las oficinas administrativas. Seguramente alguna secretaria tendría mis horarios y dejaría de perder el tiempo en este inmenso lugar.

¿Dónde estaban las malditas oficinas? O mejor aún, ¿por qué no ponían letreros? En estos momentos, odio mi orientación espacial.

Y, si se preguntan: "¿Tae, ¿por qué no pediste indicaciones?", les diré que lo hice y solo recibí malas miradas o, en el mejor de los casos, que me dejaron hablando solo.

Después de no obtener ningún resultado de esos estudiantes, estuve tentado de enviarle un mensaje a Jin para que al menos me orientara, pero sería la excusa perfecta para que él se saltara sus clases, así que descarté la idea.

Y, como parece que alguna divinidad se divierte poniéndome en aprietos, para variar, nuevamente me di cuenta demasiado tarde de que iba a chocar con alguien.

Cuando pude reaccionar, ya era demasiado tarde y todas las cosas que esa persona traía en las manos terminaron en el suelo.

Lo digo: alguien de arriba la tiene contra mí.

Rápidamente me lancé al suelo para recoger sus pertenencias. Mis orejas ardían; debía estar completamente rojo. Mi plan no iba para nada bien y, aunque no revelé mi secreto, mi torpeza lo reemplazó.

Recolecté todo lo que pude y levanté lentamente, tímidamente, mi cabeza.

—Eres tú —exclamó con una sonrisa en su rostro.

Mis ojos quisieron salir de sus órbitas. Mis piernas temblaban como fideos; no podía huir. —Y… y… yo lo siento —musité, enrojecido.

Él solo sonrió como si le hubiera contado el chiste más gracioso. ¿Acaso no sabía hacer otra cosa más que sonreír?

—Te estuve buscando —agregó mientras me entregaba un papel doblado—. Se te cayó cuando escapaste; es el mapa del instituto.

Lo miré sorprendido. ¡Cómo no me había dado cuenta! Mamá nos había dado un mapa para que pudiéramos ubicarnos.

—Muchas gracias —dije, por fin sin temblar. Me sentía apenado. No solo había dañado su motocicleta, sino que también había tirado todas sus pertenencias por distraído.
—Y siento mucho lo de tu motocicleta; en verdad no la vi.

—Está bien, solo fue un rasguño — contestó mientras tomaba el último papel y se levantaba del suelo. Ya, un poco más relajado, lo seguí y hice lo mismo. — Un gusto, soy Jung Jaehyun — Estiró su mano con una sonrisa una vez que ambos estábamos de pie.

Oh Dios… Hasta su nombre es sexy. ¡Ya Tae, controla tus pensamientos!

— Kim Taehyung, un gusto —contesté con seriedad, aunque por dentro estaba emocionado por lo guapo que era este chico. ¡Incluso tenía las manos suaves! Vale, eso ya es demasiada información, pero nunca antes había conocido a un chico con las manos tan suaves.

— Encantado, Taehyung. Veo que estás perdido. ¿Vas a la secretaría? —Me sentí como un niño pequeño. —Yo te guiaré —dijo mientras me hacía señas para que lo siguiera.

Caminamos en silencio; mis manos sudaban. Hacía tanto tiempo que no estaba con alguien que no fuera Jin.

¿De qué podía hablarle? ¿Del clima al estilo Edward? No, demasiado cliché. ¿Tal vez de sus suaves manos? Porque vamos, seguro que usaba algún producto. Ni siquiera yo las tenía así. Mis manos parecen las de un oso en comparación con las suyas, y eso que me las cuido.

— Eres nuevo, ¿verdad? —comentó como si nada, tratando de romper el silencio.

— Sí, me mudé hace unos días —dije, observando cómo llevaba las manos en los bolsillos. Me detuve a observarlo; lucía unos vaqueros claros que combinaban con una camisa del mismo tono. Además, llevaba una camiseta blanca y zapatillas negras. Su estilo era simple, pero le quedaba perfecto; era casi un pecado andante.

Levanté la vista después de analizarlo y lo descubrí mirándome con curiosidad.

¡Acababa de ser descubierto babeando por él! Miré hacia otro lado, avergonzado. Él soltó una risita.
—Eres interesante —comentó, observándome.

—¿A qué te refieres? —pregunté, confundido.

Él solo movió la cabeza en negación y sonrió. —Aquí está la oficina. Fue un gusto conocerte, Taehyung. Nos vemos en el almuerzo.

Luego de que Jaehyun desapareció como humo, me quedé estático en el marco de la puerta, preguntándome qué significaba todo eso. Mi trance se vio interrumpido cuando la secretaria abrió la puerta y tuve que dejar de mirar hacia donde él se había ido.

La mujer, que parecía estar en sus treinta años, me entregó mis horarios y marcó en mi mapa cómo llegar a cada clase. Antes de irme, me dio un pase de llegada tarde, recordándome que aquí no podía pasear por los pasillos sin uno.

Me dispuse a ir a mi primera clase, "Historia Social", aunque no era mi favorita. No era tanto por los sucesos históricos, sino porque los profesores solían hablar tan lento que era casi imposible no quedarse dormido.

Después de dar vueltas por casi todo el instituto, finalmente llegué al aula. Como siempre, tuve que hacer la típica presentación diciendo mi nombre y de dónde venía. A casi nadie le importó mi presencia, y eso me pareció bastante bien.

La clase pasó rápidamente, ya que prácticamente mantuve mi vista fija en un árbol que se podía ver desde mi asiento.

Después de que sonó el timbre, no estaba seguro de a dónde ir, así que seguí mi mapa hasta el comedor. Allí, pude ver a muchos "especímenes" en su hábitat natural: deportistas, animadoras y personas que seguramente eran populares ocupaban la parte derecha del comedor, mientras que por el otro lado estaban las personas normales, como yo.

Sin dar muchas vueltas, tomé mi bandeja con lo que se suponía que era mi almuerzo y caminé por el pasillo en busca de una mesa libre. Finalmente, divisé una y apresuré mi paso, pero fui detenido por un brazo. Salté del susto y tuve que sostenerme de la persona en cuestión para evitar que la bandeja se lanzara por los aires.

—¡Parece que nuestro destino es chocarnos! —dijo divertidamente Jaehyun mientras trataba de no dejarme caer. Yo solo sonreí y me alejé a una distancia prudencial de él; era demasiado tentador. — Aunque justamente te estaba buscando, ven a sentarte con nosotros.

—¿Con nosotros? —murmuré, confundido.

—Con mis amigos —aclaró, tomando mi brazo y, sin darme tiempo a responder, guiándome a una mesa.

Pude divisar a una pareja riéndose, a un chico robando la comida de la pareja anterior y, por último, a una persona con capucha y un libro tapando su rostro, a quien no pude identificar con exactitud.

—Atención —dijo, llamando la atención de todos—. Él es Kim Taehyung, mi nuevo amigo. Me sorprendió su presentación, ya que apenas nos habíamos conocido hoy.

— Hola Taehyung, soy Yuna —habló la única chica de la mesa; era pálida y bastante guapa, con una sonrisa encantadora—. Él es Huening kai, mi novio —señaló a su pareja.

— Para los amigos, Kai—agregó el moreno, mientras me guiñaba un ojo. No pude evitar notar que era tan guapo como su novia.

—Y ellos son Namjoon —interrumpió Jaehyun, señalando al chico que robaba comida—.

—Y Jungkook —por último, señaló al chico de la capucha.

Este bajó su libro lentamente, y juré que casi dejé de respirar. ¡Era tan guapo! ¿Acaso todos los chicos de esta escuela eran guapos? Bueno, había visto a pocos, pero él se llevaba todas las palmas, incluso le ganaba al mismísimo Jaehyun.

— Hola —saludó. Su voz era como un susurro, suave pero con una profundidad cautivadora. Quedé en blanco y solo pude musitar un torpe "Hola" mientras tomaba asiento al lado de Jaehyun.

Todos volvieron a lo suyo, y yo simplemente bajé la cabeza y comencé a llenar mi boca con puré o lo que sea que fuera eso.

No me di cuenta de que todo había quedado en completo silencio hasta que estornudé, y el sonido resonó en todo el lugar.

Levanté lentamente la cabeza para encontrarme con todas las miradas fijas en mí.

Y, de repente, como si estuviéramos en una escena de "Chicas malas", entraron dos chicos que podrían competir fácilmente por el título de los más atractivos del lugar, pero, claro, nadie superaba al castaño de la capucha.

Avanzaban casi en cámara lenta, provocando suspiros por doquier.

¿Acaso esta era una escuela de modelos o algo así?

Caminaron sin prestarle atención a nadie; parecían completamente absortos en su propia conversación.

Bueno, hasta que Jin apareció frente a ellos con una sonrisa.

Houston… creo que tendremos problemas. Repito… muchos problemas.

¡Hola, Pinochitos! Tae es como un patito, un paso una cagada 😂 van a tenerle mucha paciencia, ¿okey? Es chiquito 🤭

Por cierto sería muy feliz si me dejan un comentario y votan la historia 🥹💖

¡Gracias por seguir leyendo y ser parte de esta historia!