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10. Nadie sabrá la verdad.


Después de innumerables preguntas, respuestas y muchos hipos, Jungkook finalmente logró creerme y estaba asimilando la situación.

Era comprensible, considerando que acababa de revelarme un secreto ultra mega secreto, que nadie en el mundo conocía. Me preguntaba si sus padres también sabrían sobre sus mentiras, pero dudaba que eso fuera posible. Cualquier padre hubiera intervenido en ese caso.

Lo observé durante unos segundos. Estaba sentado al borde de la cama, con los codos apoyados en las rodillas y la mano en la cabeza, luciendo completamente abatido.

Yo me sentía igual hace unos segundos cuando me hizo aquella pregunta, ya sabes cuál. Gracias a todos los santos, él no dijo nada más y simplemente continuó preguntando cosas como si había vida en Marte.

Obviamente, no pude evitar hipar al decir un "no" porque yo creía firmemente en que había vida más allá de lo que conocemos. ¿O tal vez no tan lejos? Bueno, quién sabe. También me preguntó si pensaba que Namjoon era un niño raro, a lo que respondí "no" y, claramente, volví a hipar, porque sí me había parecido extraño. ¡Vamos, el chico estaba robando las papas de una pareja el primer día!

Y así continuaron una serie de preguntas que lo llevaron a convertirse en un vegetal... Y vaya vegetal que era.

Me encantaría tenerlo en el guiso de todas mis noches. ¡Taehyung, controla tus hormonas!

—Debe ser mi karma por no reenviar las cadenas de Huening kai — soltó Jungkook mientras observaba al vacío.

Tuve que tapar mi boca para no reír en voz alta. Era divertido verlo en ese estado, pero también sentía cierta compasión por él.

Después de todo, había pasado por un momento de revelación y asimilación bastante intenso.

—Bueno, miremos el lado positivo —dije, intentando animarlo, pero automáticamente me miró con mala gana.

—¿Hay algo bueno en esto? — contestó frustrado.

—Sí... —respondí mientras caminaba en círculos, tratando de pensar en algo positivo— Técnicamente nadie sabe que son hermanos, ni sospechan, tampoco saben que yo lo sé, así que no habría forma de que me pregunten a mí, que soy nuevo y recién los conozco... —hice una pausa para tomar aire— puedo asegurar que tu secreto está a salvo —finalicé, notando la confusión en su rostro debido a la rapidez de mis palabras.

Sí, soy ese tipo de chico que medio rapea cuando tiene mucho que decir, es genético en mi familia.

—Hmm... —dijo dudoso, después de asimilar mi "vómito verbal"— podría funcionar... Pero voy a tener que estar cerca de ti —añadió, levantándose y caminando hacia mí.

Di dos pasos torpemente hacia atrás, con cuidado de no chocar con nada.

No iba a quedarme arrinconado como en las historias de Wattpad, ¡yo sé todas las mañas! Aunque debo admitir que su declaración me puso un poco incómodo.

—Ah, sí —murmuré, quedándome sin palabras. Tenerlo tan cerca hacía que mi corazón latiera descontroladamente. Se veía increíblemente sexy.

—Cerca, así no digas nada, no divagues, Pinochito —concluyó, haciendo que recuperara el aliento y mis mejillas se pusieran rojas. ¡Dios mío!, este chico me estaba haciendo sudar más que las clases de gimnasia.

—Sí, claro, yo sabía —murmuré mientras estratégicamente me movía a su lado y me abanicaba con las manos— ¿Hace calor, no? —dije, tratando de olvidar el momento tenso. Él solo sonrió de lado y justo cuando iba a responder, la puerta sonó.

Gracias a Jesús, por fin me salvaste.

—¿Quién es? —gritó.

—Emm... señor, llamaron para preguntar si hoy come con ellos —murmuró alguien desde el otro lado de la puerta, supuse que era alguna sirvienta.

—No —dijo cortante— Te dije que cada vez que pregunten digas que no.

—Lo siento —contestó, para luego marcharse.

Qué grosero, ella solo le preguntaba porque era su trabajo. Porque claro, ¿cómo le iba a decir a su jefe? “Ay, no le voy a preguntar porque ya me dijo que siempre lo rechazo”, Idiota.

Él volvió su mirada hacia mí y abrió la boca para continuar la conversación, pero fui más rápido y hablé:

—Me tengo que ir, Jin me debe estar esperando. Esto es lo que tenemos que hacer — dije mientras dejaba un papel con la información. — Yo hago la primera mitad y te lo envío por correo. Tú lo terminas y luego vemos cómo hacer la presentación.

Tomé mi bolso que estaba tirado a un costado de la puerta.

—Adiós —dije y salí por la puerta.

No le di tiempo de contestar o asimilar lo que había dicho. Bajé las escaleras temeroso de encontrarme con sus padres, o peor ¡los demonios! Saludé a la señora que anteriormente me había abierto la puerta y corrí como loco hasta una esquina. Sí, lo sé, actué como un psicópata. Pero en mi defensa, soy medio bipolar, más aún cuando estoy bajo presión.

Desde que había salido de aquella casa me encontraba en un proceso de asimilación. Si bien sabía que todo era cierto, aún no podía entender por qué lo ocultaban, por qué se odiaban.

Pero eso no era todo lo que me tenía intranquilo, sino el hecho de que me había olvidado de un pequeño detalle en mi plan de “nadie sabrá la verdad”, y ese era Seokjin.

Estaba seguro de que me preguntaría sobre mi compañero, quién era, cómo se llamaba, cómo era, y demás. Era una persona preguntona y chismosa. Y no podía mentirle, ¡menos a él! Antes de que quisiera hacer el intento, él me iba a descubrir. Así que tendría que pensar un buen plan para hacer que no me preguntara sobre él.

Cuando por fin tenía el plan perfecto, según yo, lo llamé para que viniera a buscarme. Porque después de tanta tensión no tenía fuerzas ni ganas para caminar, o mejor dicho, era vago. ¡Las cosas como son, tengo hermano y auto, entonces que me venga a buscar!

Jin llegó después de quince minutos.

La música se podía escuchar a tres calles de distancia. Él venía cantando y muy feliz, no era algo raro en él, ya que siempre era así de extrovertido.

Rogaba que la música siguiera hasta llegar a casa y que no hubiera ningún tipo de silencio, como para que no pudiera preguntarme. Pero lamentablemente, su lista de música no era tan larga como para abarcar el viaje a casa. La música volvió al principio y como Jin no podía volver a escuchar dos veces la misma canción, la apagó.

Hice una mueca, el momento había llegado...

— Y... Taehyung —dijo, haciendo que yo saltara en mi asiento — ¿Quién era tu compañero al final? ¿Lo conocía?

Mil cosas pasaron por mi cabeza en ese momento, el plan que tanto había pensado minutos atrás se había esfumado, estaba en blanco. Así que dije la excusa que todos usamos alguna vez.

—No tengo ganas de hablar, Hyung. Necesito un baño urgente.

¡Bingo! Él solo miró al frente y aceleró, no necesitaba más explicación. A veces era tan iluso y lindo, agradecía ese hecho.

Ahora solo tenía que mantenerme así, con la boca cerrada en casa y mañana en clases. Nada podía salir mal, ¿verdad? ¡No, Taehyung, no llamemos a la desgracia!

¡Holi pinochitos!, ¿cómo están? 🥰

Bueno, parece ser que Tae logró evitar su primer objetivo, ¿podra evitar a los demás? Espero que si pueda conservar el secreto y averiguar un poco más sobre la historia de Jungkook 😱

¡Nos vemos en el siguiente capítulo!



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