Ready to RUMBLE!
Gohan gruñó para sí mismo mientras leía apresuradamente las tarjetas que había escrito a la carrera la noche anterior para ponérselas en la palma de la mano, maldiciendo silenciosamente a quienquiera fuese el de la brillante idea de que un representante de la clase tenía que dar un discurso antes del festival. Lo único que hizo fue echarle presión innecesaria encima a la pobre e infortunada alma que fue elegida para dicho honor; en este caso, él.
Dudaba mucho que hubiera estudiantes que se preocuparan por algo así; probablemente estarían demasiado preocupados estresándose por la competencia. Tampoco creía que a los espectadores les importara mucho. Ellos solo habían comprado boletos para observar a la siguiente generación de héroes competir entre ellos en pruebas de fuerza y habilidad, no para ver a un chico nervioso dar un patético y aburrido discurso. Esos boletos probablemente fueran además carísimos, dado que el festival deportivo de la U.A. era un evento insanamente popular.
- ¡Te lo estoy diciendo, Donkey Kong aplastaría a Mario hasta hacerlo pedazos! – gritaba Kirishima.
- ¡Y yo te digo que Mario pisotearía el trasero peludo de Donkey Kong como un Goomba hasta enterrarlo en el suelo! – replicó Satou.
- ¡Chicos, por favor, los dos se equivocan! – intercedió Sero. – ¡Los hechos están a la vista, Yoshi se los comería a los dos!
- ¡Estoy de acuerdo con Sero! – intervino Ashido con su propia opinión, mientras Satou y Kirishima protestaban profusamente.
- ¿Ya lo ven? ¡Ganamos por mayoría! – celebró Sero.
- ¡Eso no vale! – gritó Satou, y Kirishima voceó también su apoyo. – ¡Si quieren apelar a las reglas de la mayoría, tendrán que pedirle su opinión a todos! ¡Son! ¿Quién crees tú que ganaría?
Gohan dejó salir un suspiro cansino, y luego arrojó las tarjetas al casillero temporal que le asignaron. No iba a poder repasar nada con todos esos gritos y la tormenta de locuras en esa búsqueda por descubrir cuál de las mascotas de Nintendo era la más fuerte. Cerrando la puerta, se dio la vuelta y fue recibido con miradas de Satou, Kirishima, Sero, Ashido, Tsuyu y extrañamente, Aoyama. Todos los demás estaban sentados en una mesa ocupándose de sus asuntos, pero alcanzó a ver algunos ojos volteándose en su dirección.
Frunciendo la cara pensativamente, se tomó su tiempo para decidir la respuesta. – Bueno, creo que la ventaja claramente la tiene...
Pero antes de poder responder, la puerta de la sala de espera se abrió, y Yaoyorozu ingresó, con su semblante relajado y tranquilo como de costumbre. Incluso se las arreglaba para exhibir su elegancia usual, pese al aspecto relativamente casual del uniforme deportivo estándar de la U.A., el cual era mandatorio para el festival deportivo.
- Espero que ya todos hayan terminado de prepararse. Ya es nuestro turno de salir. – anunció.
- ¡Por fin, maldita sea! – rugió Bakugou poniéndose de pie de un salto. – ¡Ya estaba a punto de perder la cabeza con toda mierda que estos tarados sesos de mierda andan escupiendo!
- ¡Mentiroso! – le acusó fuertemente Kirishima. – ¡Tú estabas tan metido en la discusión como el resto de nosotros! ¡No creas que se me olvidó la vez que casi vuelas toda la máquina del arcade luego que te di esa paliza en Smash!
Varios estudiantes se rieron entre dientes ante la imagen de Bakugou echando vapor como una tetera hirviendo, pero antes que el volátil rubio fuese a explotar, Todoroki atrapó la atención de toda la clase con una simple palabra.
- Son.
Gohan se quedó congelado, pues no se esperaba que dijeran su nombre, pero rápidamente recuperó la compostura y encaró al usuario de hielo con la misma indiferencia gélida que este le estaba dando.
- Todoroki.
El chico con heterocromia se le acercó para darle una mirada totalmente en blanca y fija. – Me duele admitirlo, pero en este momento tú eres muchísimo más fuerte que yo. – le dijo, haciendo que los ojos de Gohan se ensancharan por la sorpresa. – Sin embargo, no se te ocurra pensar que estoy admitiendo mi derrota. Tengo algo por qué pelear... algo qué probar... y hasta que lo haga, no pienso perder contra ti. Ni contra nadie más.
Satou resopló.
- ¡Ooh, esto se pone picante! ¡El número dos de la clase le declara la guerra al número uno! – dijo Kaminari.
- Yo le apuesto a Gohan-chan. – dijo Tsuyu croando.
- ¡Yo también! – agregó Ojiro.
- Oi, Todoroki, ahora no es momento de buscar peleas. – lo regañó Kirishima, olvidando su anterior jovialidad mientras se acercaba a los dos.
Todoroki abrió la boca para hablar, pero Gohan alzó la mano para detenerlo. – Está bien, Kirishima, en serio. – le dijo, con esperanza de aplacar un poco a su amigo pelirrojo. Una vez que recibió una mirada momentánea y suspiro en respuesta, sonrió y volvió a encarar al usuario de hielo. – Acepto tu desafío, Todoroki. Dame todo lo que tengas.
La respuesta de Todoroki fue una simple cabezada y luego se dio la vuelta, dirigiéndose hacia la puerta. Unos pocos segundos después, una vez que la repentina subida de excitación se aplacó un poco, el resto de la clase hizo lo propio. Gohan no se movió de inmediato, optando en vez de eso por echar una mirada curiosa a todos sus compañeros mientras salían, esperando que su mensaje llegara a ellos también.
Luego de unírseles en el pasillo, fue una caminata corta por el túnel que llevaba hacia el estadio donde se llevaría a cabo el festival deportivo. El pasadizo era bastante estrecho, apenas lo bastante amplio para que pasaran tres personas de tamaño promedio. También daba la oportunidad de que los más juveniles entre ellos se pusieran de rudos entre ellos, por si querían ejercer dominancia o algún otro acto de hacerse los super machos.
Naturalmente, Bakugou tomó ventaja de esta oportunidad para darle un golpe en el hombro a Kirishima, haciendo que este chocara contra la pared de mármol. El pelirrojo soltó un gritillo de sorpresa, pero rápidamente se recuperó y le devolvió el favor a Bakugou, mostrando una sonrisa de dientes de tiburón en el rostro. Detrás de ellos, Jirou resopló con fastidio y rodó los ojos.
En cuanto la luz al final del túnel se hizo más fuerte, también lo hizo el rugir de la multitud. Sin embargo, la atronadora voz del siempre escandaloso Present Mic, sin que fuera una sorpresa de haber sido designado como el comentarista para este evento, estaba varios decibeles más arriba de todos, y su entusiasmo era mucho más palpable.
- ¡Para los miles de espectadores presentes, y los millones que nos observan desde sus hogares, les doy a todos la bienvenida al festival deportivo de la U.A.! – exclamó con grandes aplausos. – ¡Pongan atención, audiencia! ¡Hagan enjambre, todos los medios! ¡Porque este será un evento como ningún otro, eso, se los prometo a todos con toda mi alma, sin reservas y sin lugar a dudas!
La multitud volvió a soltar otro ensordecedor rugido de vítores, uno que fue tan atronador que hasta pareció sacudir las propias fundaciones del estadio. Por la esquina del ojo, Gohan notó a Kouda comenzar a temblar. Quiso decir algo para calmar al chico con cabeza de roca, sabiendo muy bien lo horrible que podía ser el pánico escénico, pero no creía que fuera su lugar hacerlo. Desde la debacle del U.S.J., tuvo el presentimiento de que Kouda intencionalmente trataba de evitarlo.
Afortunadamente, Tokoyami estaba allí para darle a Kouda algunas palmaditas amables en la espalda, tras lo cual el chico con cabeza de roca pareció calmarse. Gohan sonrió internamente al ver eso; Tokoyami era un buen tipo.
Cuando la salida del túnel se puso a su alcance, Present Mic comenzó a hablar otra vez: – ¡Y ahora, saliendo bajo los reflectores se encuentra una de las más prodigiosas generaciones de estudiantes que hemos tenido en años! ¡Damas y caballeros de Japón... nah, del mundo entero... por favor denles la bienvenida, del Curso de Héroes, a la Clase 1-A!
Como una escena salida directamente de una buena película de deportes, la salida del grupo del túnel fue recibida con una fuerte cacofonía de fuegos artificiales, y acentuada por el rugir de la gigantesca multitud. Al irse aproximando al centro del estadio, los cegadores rayos del sol les cayeron desde el cielo, y el simbolismo de esto no pasó desapercibido para Gohan.
- ¡W-w-wow! ¡De v-verdad hay m-muchísima gente aquí, ¿huh? – tartamudeó Midoriya, con algunas gotas de sudor visibles en su frente.
- Deberíamos considerar esto como otra parte de nuestro entrenamiento. – declaró Iida severamente. – ¿Podremos dar nuestro mejor desempeño mientras nos observan tantas personas, o sucumbiremos a la presión?
Había una persona que ciertamente no estaba sintiendo el calor, y ese era Aoyama. En total contraste con todos los demás, parecía que activamente disfrutaba de la adulación de la multitud, llegando incluso a saludarles con las manos y mandarles besos. – ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Les daré a todos fotos autografiadas de mí cuando termine el festival, así que no se vayan tan pronto! – les dijo con voz canturreada.
- No pueden oírte, Aoyama-chan. – dijo Tsuyu secamente, explotándole su burbujita al rubio. – Y aunque pudieran, y quisieran tu autógrafo (que lo dudo) no podrían conseguirlo porque incrementaron la seguridad, así que no se podrán acercar a ti.
La cara de Aoyama se cayó con cada palabra, dejándolo como si su mundo entero se hubiera derrumbado. Sero y Kaminari se rieron ante la imagen, pero rápidamente Ashido los hizo callarse, y se acercó para consolar al decaído rubio.
- ¿Nervioso? – le susurró Satou a Gohan.
El híbrido saiyajin se quedó en silencio, pero se imaginó que su rechazo a reconocer totalmente a la multitud debió delatar su respuesta. Hacía semanas que sabía que el festival deportivo lo catapultaría al ojo público como Son Gohan, y estaba seguro de que eventualmente podría aceptarlo. Pero ahora que había llegado el momento, no pudo evitar sentir algo de aprehensión. Después de todo, había estado pasando los últimos seis años haciendo su mejor esfuerzo por permanecer debajo del radar, y ahora estaba a punto de deshacerse de su red de seguridad y anunciarse ante el mundo.
- ¡Y a continuación, tenemos a un grupo de estudiantes similarmente talentosos! ¡También del Curso de Héroes, les presento... a la Clase 1-B! – anunció Present Mic, y dicha clase recibió un aplauso ligeramente más apagado. – ¡Después, del curso de Estudios Generales, las Clases C, D y E! ¡Luego los estudiantes del Curso de Soporte para Héroes, las Clases F, G y H! ¡Y finalmente, los últimos de primer año, del Curso de Negocios, las Clases I, J y K!
Gohan se salió de su estado semi-reflexivo por un coro de silbidos de parte de sus compañeros, los cuales al instante atribuyó a la aparición de Midnight desde un túnel en el lado opuesto de por donde ellos entraron. Claramente gozando del efecto que ella y su atuendo de dominatriz estaban teniendo en los estudiantes de mentes más sucias, la Heroína para Mayores de 18 caminó moviendo sus caderas hacia el pequeño podio que había sido erigido en aquel lado del estadio.
- ¡Escuché de mi tío que ella será la réferi principal para los de primero este año! – dijo una voz masculina que Gohan no reconoció con mucha excitación.
- ¡¿En serio?! Bueno, en ese caso, tal vez haga alguna travesura a propósito para que... – otra voz masculina se estaba mitad riendo, mitad resoplando – ¡para que pueda disciplinarme!
- ¡Diablos que sí, viejo! – dijo una voz rasposa femenina.
- ¡Silencio! – demandó Midnight, sacudiendo el aire con un pequeño látigo negro. Una vez que logró el resultado deseado, continuó: – ¡Ahora, quisiera llamar al representante de los estudiantes, Son Gohan de la Clase 1-A, para que nos diga algunas palabras!
Gohan tuvo que resistirse al impulso de temblar cuando la gente a su alrededor volteó la cabeza en su dirección, con los ojos muy abiertos y llenos de curiosidad fijos en él. Calmando su rostro, inhaló por la nariz y exhaló por la boca, y se aproximó a Midnight con lo que esperaba fuese un paso lleno de confianza para enmascarar su nerviosismo.
- Típico. – resopló Sero.
- Como era de esperarse. –agregó Tokoyami.
- ¡Aburrido! ¡Debí haber sido yo el que estuviera allá arriba! – protestó Aoyama.
- ¿Qué clase de padres llaman a su hijo Gohan? – preguntó una chica desconocida.
- Escuché que ese sujeto hizo trizas al resto en el examen de admisión. – dijo otra voz desconocida, esta vez masculina.
- ¿En serio? – resopló otro. – ¡Pero parece un pelmazo!
- ¡Apuesto a que aun así podría patearte el trasero, bacalao! – respondió un tercero provocando.
- Me gusta su cabello. – agregó otra chica.
Gohan tuvo que luchar por disiparse el rubor y acallar todas las demás voces, dispuesto a salir lo más pronto posible de este atolladero. Una vez que llegó al podio, Midnight le guiñó el ojo coquetamente y le indicó que tomara el centro del escenario. Esta vez no fue capaz de evitar que sus mejillas enrojecieran, pero a pesar de todo hizo lo que le pidieron y se colocó firmemente en el medio del podio. Volteando a ver a todos sus compañeros, se aclaró la garganta y les saludó con la mano.
- ¡Hola!
Silencio de muerte fue toda la respuesta. Las expresiones de sus compañeros eran indescifrables, salvo por la de Satou que andaba haciendo caras estúpidas. Las otras clases parecían mayormente poco interesadas en escuchar lo que tenía que decir, pero Gohan pudo ver a algunos que lo estaban evaluando. Si sus sonrisas arrogantes eran algún indicio, seguro creerían que era una presa fácil.
Soltando una risita forzada, se rascó detrás de la cabeza y sintió como una gota de sudor le rodaba por la sien. – Umm... sin importar lo que pase hoy, recuerden, todos fueron aceptados en la U.A. por una razón. – empezó.
Ante eso, las miradas de desinterés de pronto te transformaron en expresiones en blanco totalmente confusas. Se tuvo que lamer los labios y abrir la boca para continuar, pero no le salió ninguna palabra. Inmediatamente dándose cuenta de que se le habían olvidado sus líneas, sus ojos se brotaron del pánico y no pudo más que decir lo primero que se le vino a la cabeza.
- ¡Y también... que lo que no nos mata, nos hará más fuertes!
Tras unos agonizantes segundos de silencio de muerte, varias risitas empezaron a resonar entre la multitud, seguidas de una ronda de murmullos ininteligibles. Dándose cuenta que había perdido totalmente a la audiencia, y por dentro lamentándose por su completo fracaso en dar el discurso, Gohan tragó saliva y decidió terminar con ese espectáculo ridículo para ahorrarse más vergüenza.
- ¡Den su mejor esfuerzo, todos ustedes! – terminó diciendo con la voz más fuerte que pudo, puntualizando su declaración con un tembloroso pulgar arriba.
Indispuesto a ver la respuesta que recibiría esta vez, miró hacia el suelo y se bajó apresuradamente del podio. Unas cuantas risitas más llegaron hasta sus oídos, pero hubo algunos aplausos apagados y corteses, sin duda que se los estaban dando por lástima. Aunque el público parecía estar empezando a gritar con emoción, seguramente porque finalmente podrían ver algo de acción.
En cuanto retomó su lugar entre sus compañeros, Gohan levantó la cabeza y endureció su expresión. Lo que pasó con el discurso ya había pasado; no tenía sentido lamentarse más por ello. El mejor curso de acción era ver al frente y hacer lo mejor que pudiera en el resto del festival... a un nivel razonable, por supuesto.
- ¡Muy bien! ¡Ahora que ya salimos de eso, por fin podemos seguir y empezar con el primer evento del día! – anunció Midnight, recibiendo una atronadora ronda de aplausos que hizo que los pocos que recibió Gohan parecieran murmullos ahogados en comparación.
- Buen discurso. – exclamó la voz familiar de Satou por encima del ruido. – De verdad que te salió la típica mirada de protagonista genérico de anime. Especialmente me gustó ese pulgar arriba que diste al final.
- Ah, cállate. – le dijo Gohan con la cara roja.
- Lo digo en serio, eso fue realmente inspiración. – dijo Satou, ensanchando los ojos para enfatizar. – Hasta podría hacer un poster motivacional con tus palabras exactas para mi cuarto, en caso de que empiece a tener dudas.
- Me conmueves. – gruñó Gohan.
- Así debe ser. – chirrió Satou, dándole palmadas en la espalda
- ¡El festival deportivo de este año será de tres rondas, escalando la dificultad y con el número de participantes disminuyendo en cada una! – continuó Midnight, con una sonrisa seductora y casi sedienta dividiéndole el rostro. – ¡Sin embargo, solo porque esta sea la primera ronda, no esperen que sea un paseo por el parque! ¡Muchos buenos participantes terminan ahogándose en sus lágrimas en esta etapa cada año, y no espero que este año sea diferente!
»Damas y caballeros, su primera ronda será... – Hizo una pausa para efecto dramático, y sacudió el aire con el látigo para hacer aparecer una gran pantalla holográfica detrás de ella. – ¡Una carrera de obstáculos!
Antes que nadie pudiera contemplar lo que tenía reservado para todos ellos el curso de obstáculos, Midnight ya había lanzado una explicación. – Las once clases participarán en esta carrera. La pista se extenderá por toda la circunferencia externa de este estadio, un total de cuatro kilómetros. – Ante eso, la pantalla holográfica cambió para mostrar una imagen del estadio, acompañada por una figura de palitos corriendo por la pista que lo rodeaba. Cuando la pantalla cambió para mostrar de nuevo el logo de la U.A., Midnight se volteó a ver a los estudiantes para sonreírles diabólicamente.
- Nuestra escuela se enorgullece en la libertad que otorga a sus estudiantes... mientras se mantengan dentro del curso, ¡son libres de hacer lo que quieran! – La multitud rugió con aprobación ante la revelación, y la Heroína Solo para Adultos pareció disfrutar por un momento de la adulación antes de apuntar con su látigo al túnel que llevaba hacia la pista. – ¡Por favor diríjanse a la línea de partida de manera ordenada! ¡La carrera comenzará exactamente en tres minutos, así que pueden usar ese tiempo para calentar, tratar de intimidar a sus competidores, o decir sus plegarias, porque van a necesitar de toda la ayuda que puedan conseguir!
Sin mucha sorpresa, la masa de estudiantes echó a correr hacia la línea de salida, empujando, jalando, apretujando y echándose insultos entre ellos mientras peleaban como conejos tratando de asegurarse una posición con ventaja.
- Bueno, esa es mi señal para marcharme. – anunció Satou, tronándose el cuello y los nudillos. – Voy a tratar de forzar mi camino hacia el frente de esa enorme multitud. Ya se puede ver que habrá un atasco de tráfico masivo en ese túnel, y prefiero no quedarme atascado en él.
- Buena suerte. – le dijo Gohan, recibiendo una sonrisa confianza como respuesta. Al observar a su mejor amigo zambullirse entre la multitud de estudiantes, calmadamente se posicionó detrás del grupo y empezó a hacer algunos estiramientos ligeros.
- Debes tener mucha confianza en tu velocidad, para ni siquiera tratar de ponerte al frente de la línea. – dijo una voz femenina extrañamente familiar.
Gohan se frenó a mitad de sus estiramientos y volteó a ver hacia la derecha, donde una chica atractiva de pelo rojizo le sonreía mientras también hacía algunos estiramientos propios. – Algo por el estilo. – murmuró tímidamente, imaginándose que sería estúpido mentirle. La chica simplemente se rio en respuesta, y fue en ese momento que él abrió los ojos al reconocerla. – ¡Hey, te recuerdo!
- Sí, me diste tu chaqueta durante el examen de admisión. – confirmó con una sonrisa radiante. – Nunca tuve la oportunidad de agradecértelo apropiadamente.
- No hay problema. Me alegra haber podido ayudarte. – replicó Gohan, sintiéndose mucho más tranquilo ahora que no le estaba hablando a una completa extraña.
- Avísame si quieres que te la devuelva. – añadió. – Me la llevé a casa y la lavé; la tengo en mi guardarropa desde entonces.
Gohan no pudo evitar sonreír. Eso era increíblemente amable de ella. – Está bien, puedes quedártela. Se te veía bien.
- ¿Lo dices en serio? – sonrió la chica. – Porque todos a quienes se la enseñé creían que se veía horrible. – Cuando su cara se cayó por la revelación, ella soltó una risa melódica. – No te preocupes, la verdad me gustaba. No es que fuera mi tono ideal de verde, pero no era un mal color de ninguna manera. También era muy cómoda.
Gohan sintió que se le subía el ánimo, exhalando un exagerado suspiro de alivio. – Lo sé, ¿verdad?
La chica volvió a reír. – Como sea, no me presenté oficialmente. Soy Kendou Itsuka, presidenta de la Clase 1-B, y de manera no oficial niñera de aquella manada de lunáticos.
- Son Gohan... pero eso ya lo sabías. – respondió de igual manera. – Oh, y también soy el vicepresidente de la Clase 1-A, pero dudo que supieras eso.
- Correcto en ambas cosas. – dijo Kendou con una risita. – No puedo decir que me sorprenda que hayas obtenido la puntuación más alta en el examen de admisión. Estuviste increíble allá afuera.
- Heh, sí... – Gohan sonrió tímidamente, rascándose detrás de la cabeza.
- ¡Ven con papá! – gritó una voz chillona e infantil, atrapando la atención de ambos.
Lo siguiente que Gohan vio fue a un enano de pelo morado lanzándose de manera amenazadora hacia la espalda de Kendou. Actuando por puro instinto, el híbrido saiyajin alargó la mano derecha y atrapó al proyectil humano por el pelo... o más bien, por lo que pensó que era su pelo.
Pero antes de procesar con exactitud lo que estaba agarrando, el enano soltó un grito agudo y chillón. – ¡Waaaahh! ¡Suéltame!
- ¡Wh-whoa, cálmate! – tartamudeó Gohan, sacudiéndose por el alto volumen. Su incomodidad se vio magnificada por la textura extraña, pegajosa y totalmente antinatural del pelo con forma de bola que tenía en su mano.
Un momento... ¿pelo con forma de bola? – ¡Te conozco! ¡Te ayudé en el examen de admisión!
- ¡Suéltame! ¡Que me sueltes! – continuó lloriqueando el enano, atrayendo las miradas de varios estudiantes cercanos. – ¡Esta es una violación de mis derechos humanos básicos!
- ¡Renunciaste a tus derechos humanos básicos en el momento en que saliste del vientre, pequeño idiota! – espetó Kendou con veneno en su voz. – Son, conoce a Mineta Minoru, el pervertido y degenerado residente de la Clase 1-B.
Gohan entrecerró los ojos al ver al chiquillo que se sacudía en su mano, finalmente entendiendo sus intenciones. – Bueno, eso no es nada genial.
Mineta dejó de sacudirse y cruzó los brazos. – Nunca entenderás las dificultades que tengo que pasar. – resopló con indignación.
- Creo que debo darte las gracias de nuevo. – dijo Kendou, dándole a Gohan una sonrisa amable. – No quiero ni imaginarme la clase de plan maligno que tendría en mente este pequeño fenómeno.
- Ahh, no hay problema. – replicó Gohan, antes de volver su atención a Mineta y fruncir el cejo. – En serio, no deberías hacer esas cosas. Estás en una escuela para héroes.
- Midnight-sensei enseña aquí, y ella es la mayor pervertida que hay. – replicó Mineta enojado.
- Midnight-sensei nunca intenta acosar a los demás. – le acusó Kendou con voz gélida, sacándole una expresión sombría al enano y haciéndolo acobardarse. – Ahora, desactiva tu Quirk y lárgate.
- Oh sí, las bolas que tienes en tu cabeza son muy pegajosas. – recordó Gohan, pensando en el examen de admisión cuando vio a Mineta usándolas para ralentizar a los robots que lo perseguían. – Un interesante Quirk el que tienes. Poco convencional, pero con mucho potencial.
El pequeño pervertido pareció inflarse con el halago, y Gohan podría haber jurado que vio un extraño brillito en sus ojos. Le hizo ponerse nervioso, y esa sensación se vio solamente puntualizada por el hecho de que Mineta no desactivó su Quirk.
Gohan frunció las cejas, pues no le gustaba la sensación de ese pelo pegajoso casi como goma en su palma. Ya hacía mucho que había dejado de ser selectivo con lo que tocaba, pero esto se sentía realmente asqueroso. Se volvió hacia Kendou con el cejo fruncido.
- ¿Tengo que esperar a que esta cosa se disuelva o algo? Porque no me la puedo quitar.
- No que yo sepa. – respondió Kendou, mordiéndose los labios. Luego fulminó a Mineta con la mirada. – ¿Cuál es tu problema ahora? ¿Por qué no te sueltas?
- ¡Porque esto es lo mejor que me ha pasado en todo el día! ¡Es todavía mejor que esas pantaletas sucias que encontré en el callejón esta mañana! – exclamó Mineta alegremente. Antes que Gohan pudiera decir en voz alta su confusión (y disgusto), el pequeño pervertido fijó sus ojos en los de él. – Eres super fuerte, ¿verdad? Bueno, si me quedo pegado a ti, ¡no tendrás más alternativa que cargarme todo el camino hasta la línea de meta! ¡Soy un genio!
- ¡Espera, ¿qué?! – Gohan sintió que se le caía la quijada. – ¡Eso no fue lo que yo... ¿qué?! – Conmocionado, le echó una mirada a Kendou, cuya expresión se veía igualmente alarmada. Entrando en pánico, comenzó a sacudir la mano de arriba abajo tratando de soltarse a su no deseado pasajero, pero Mineta se aferró a él como si fuera super pegamento.
- ¡Esto es un nuevo nivel de bajeza hasta para ti, Mineta! ¡Suéltalo! – lo regañó Kendou, agarrando al enano de uno de los brazos y empezando a jalarlo.
Infortunadamente, su intento también resultó inútil, y las carcajadas triunfantes y casi maniáticas de Mineta resonaron por toda el área, causando que numerosas cabezas confundidas voltearan en su dirección. Gohan de nuevo sintió que su rostro se volvía a encender por la vergüenza de esa atención no deseada.
- En sus marcas. – comenzó Midnight.
Gohan sintió que se le brotaban los ojos. Por un breve instante contempló arrancar la mano por la fuerza, pero de inmediato decidió que mejor no lo haría. No era que pensara que no tenía la fuerza suficiente (tenía la confianza de que sí lo era) sino que simplemente no quería lastimar seriamente a Mineta en el proceso. No tenía idea de cómo funcionaba el Quirk del pequeño pervertido, y prefirió no arriesgarse a herirlo.
- Listos...
Como último recurso, Gohan le echó una última mirada de súplica a Mineta, pero el enano siniestro ni se inmutó. El híbrido saiyajin no pudo más que respirar con resignación.
- ¡FUERA!
Como si hubiera estallado una bomba, los competidores salieron disparados a la acción, con algunos hasta teniendo la audacia de soltar unos atronadores gritos de guerra. Gohan no se les unió, y para su sorpresa, tampoco lo hizo Kendou.
Sin embargo, podía ver que se sentía en conflicto consigo misma, pues sus ojos seguían alternando entre el túnel y él, y después otra vez al túnel. Eventualmente, se quedó mirándolo a él, pero sus orbes profundos de color turquesa ya le habían dado su respuesta.
- Lo lamento, Son-kun, de verdad desearía poder ayudarte, pero aquí tengo que velar por mí misma. – se disculpó con una ligera cabezada, antes de entrecerrar los ojos de manera ominosa hacia Mineta. – Discutiremos esto más tarde.
- ¡Lalalalala, no te escucho! ¡Ya gané! – canturreó Mineta, sin dejar su sonrisa arrogante.
Kendou le echó una última mirada fulminante al pequeño pervertido, y luego echó a correr por el túnel, que ya casi se había despejado por completo.
Entretanto, Gohan se había quedado pegado donde estaba, conmocionado por ese infortunio que le había caído encima. No le guardaba rencores a Kendou; estaba 100% en lo correcto al querer velar por sí misma. Diablos, el solo hecho de que no lo abandonó inmediatamente era algo admirable por sí mismo, y era un acto de amabilidad que no se olvidaría en un futuro cercano.
- ¡Corre, corre, caballito! ¡Que se nos escapan! – canturreó Mineta.
Apretando su puño libre, Gohan frunció el cejo fulminando con la mirada al pequeño pervertido. De verdad estaba sucediendo. – Muy bien, haremos a tu manera. Más te vale no vomitar.
- ¿V-vomitar? – La sonrisa de Mineta de repente se apagó.
Antes que el enano pudiera decir algo más, Gohan salió disparado como un cohete hacia el túnel y detrás de los demás, y un solo pisotón suyo rompió una gruesa capa de hielo que se había expandido por todo el suelo, obra de Todoroki sin duda. Al romper el hielo, terminó liberando a los competidores cautivos, que parecían incluir a todos a excepción de sus compañeros de clase, lo que le hizo curvar el labio.
Complacido de ver que se las podían arreglar solos, Gohan siguió adelante, ignorando los chillidos de terror de los demás mientras los pasaba de largo. Estaba limitando su velocidad a ser solo una fracción más rápido de lo que Iida era capaz de hacer a toda máquina, ya que no quería terminar mandando a volar a todos literalmente, o que el cielo no lo permitiera, que la gente lo empezara a comparar con la Mancha. Temblando por el pensamiento, fijó la vista en Todoroki, que sin sorpresa alguna iba a la cabeza, y rápidamente se acercó al usuario de hielo.
Sin embargo, antes de poder acelerar para pasar de largo a su compañero, Gohan frenó ruidosamente al ver a tres robots gigantes descender del cielo y aterrizar delante de los estudiantes, hundiendo sus pies metálicos en el suelo duro y levantando una nube de polvo. Rápidamente a estos se unieron múltiples otros robots de constitución similar, que saltaron desde detrás de los árboles que bordeaban la pista de la carrera. Para cuando terminaron de aparecer, ya había suficientes de ellos para hacer un pequeño ejército.
Gohan inmediatamente reconoció a estos como los robots de cero puntos, iguales al que él había destruido totalmente durante el examen de admisión. Sus competidores también habían llegado a la misma conclusión, y muchos otros expresaban shock y miedo ante los gigantes de metal. Incluso Mineta estaba temblando en su mano.
- ¡Les presento la primera barrera: Robo Inferno! – anunció Present Mic con entusiasmo por un altoparlante.
Gohan endureció su expresión y salió disparado hacia adelante, moviéndose con soltura entre las piernas de los robots. Unos pocos trataron de aplastar con sus puños y patas, pero él fue demasiado rápido como para que pudieran darle, y atravesó la barrera en cuestión de segundos, dejando tanto a los robots como a los competidores en el polvo.
- ¡Woo! ¡Chúpense esa, bastardos! – chilló Mineta alegremente, sin exhibir signos de su anterior terror.
Gohan se mordió el labio con desaprobación. Maldito enano aprovechado. Así que aceleró un poco más, y le complació oír que Mineta jadeaba y volvía a cerrar su bocota.
- ¡Y Son Gohan de la Clase 1-A rápidamente gana una resonante ventaja, desplegando una agilidad impresionante a pesar de llevar a un pasajero no deseado en la forma de Mineta Minoru de la Clase 1-B, logrando pasar por completo el Robo Inferno sin siquiera un rasguño! – exclamó Present Mic. – ¡Dato curioso: la velocidad no es lo único que tiene en su repertorio, ya que ahí donde lo ven aniquiló por completo a uno de estos chicos malos durante el examen de admisión!
Gohan adoptó una expresión sombría cuando la multitud comenzó a gritarle con adulación. Grandioso: ahora tenía una diana todavía más grande en la espalda. Solo porque había aceptado participar en el festival deportivo, eso no quería decir que quería presumirle al mundo entero sus capacidades destructivas.
Suprimiendo su molestia ante el gusto de Present Mic por lo dramático, Gohan continuó corriendo unos pocos segundos más, hasta que la pista dio paso a un barranco masivo, desde el cual sobresalía un montón de pilares de diferentes formas. Cada uno de ellos estaba conectado al resto por una cuerda peligrosamente delgada, y dichas cuerdas eran el único camino para poder cruzar. Era todo un espectáculo.
- ¡Saluda a "La Caída", Son! – aulló con fuerza Present Mic. – ¡Más te vale que mires bien donde pisas, porque si te caes, TE VAS PARA AFUERA!
- ¡Santa mierda! ¡No puedo ni ver el fondo! – tartamudeó Mineta.
Gohan echó un vistazo desde el borde y lo único que vio fue una negra oscuridad, confirmando las observaciones de Mineta. – Tienes razón. Algo aterrador, ¿no crees?
- ¡N-n-no! ¡Por supuesto que no! – protestó el pervertido, y al tragar saliva se contradijo a sí mismo. – ¿C-cómo planeas cruzar?
La expresión de Gohan se endureció. – ¡ASÍ! – Y sin avisar, dobló las rodillas y saltó hacia el primer pilar. Fue un salto limpio, pero eso no le impidió a Mineta soltar un chillido agudo que provocó que el híbrido saiyajin se sacudiera. – ¡Hey, ya deja de hacer eso! ¿Cuál es tu problema, demonios?
- ¡Estás demente! ¡Esas cuerdas están allí para que la gente cruce agarrándose a ellas, no para saltarlas! – lloriqueó Mineta.
- ¡Mala suerte! – gruñó Gohan, ya empezando a sentirse genuinamente irritado. No ayudaba que las orejas todavía le zumbaban. – ¡Si no te gustan mis métodos, puedes irte soltando y cruzar este abismo por tu cuenta!
Cuando Mineta respondió con un débil chillido, pero siguió sin desactivar su Quirk, Gohan resopló burlonamente y saltó hacia el siguiente pilar, continuando el patrón hasta cruzar el abismo, todo el tiempo ignorando los gritos y jadeos de su pasajero indeseado. En poco tiempo, ya había llegado hasta el otro lado, y se encontró libre de continuar por la pista.
- ¡Son libra el segundo obstáculo con facilidad! – comentó Present Mic en voz muy alta. – ¡¿Podrá alguien alcanzarlo ahora?! ¡¿Pero qué le has estado dando a este chico, Eraserhead?!
- Una educación apropiada... no es como que tú sepas algo sobre eso. – respondió gruñonamente el profesor guía de la Clase 1-A.
El grito ahogado de Present Mic se vio amplificado por su micrófono, atrayendo un coro de risas de toda la multitud. – ¿Acaso te quedaste dormido en un refrigerador? ¡Porque eso fue demasiado frío! – aulló.
- El único culpable de eso eres tú, por arrastrarme a esta cabina contra mi voluntad. – gruñó Aizawa.
Gohan resopló de risa ante la mala broma de Present Mic. Por fastidiosa que pudiera ser la locura del hombre a veces, el híbrido saiyajin no pudo evitar admirar su habilidad de llamar a las masas y sacar el entusiasmo, independientemente de lo cursi que fuera su humor. Era bueno que hubiera gente como él en una sociedad donde los héroes luchando contra los villanos era parte de la norma. Al mundo siempre le vendría bien más actitud positiva.
Gohan se salió de sus pensamientos cuando el camino frente a él de pronto se volvió más ancho, llevándolo hacia un gigantesco espacio abierto bastante más grande que una cancha de rugby. Al otro extremo del campo, donde se veía la pista de carreras regular de nuevo, había dos enormes pancartas identificando este obstáculo como "PELIGRO: MINAS". Ambas estaban además resaltadas con la imagen caricaturesca de un enorme cráneo rosa con la boca muy abierta, presumiblemente para efecto adicional.
- ¡A ver cómo te libras del siguiente obstáculo, Son! – lo desafió Present Mic. – ¡No hay duda que eres rápido sobre tus pies, ¿pero eres lo bastante rápido para cruzar un campo minado real sin explotarte?! ¡Aclaro: las minas no son letales, pero sí harán mucho ruido y soltarán fuegos artificiales que te harán que te hagas encima de tus pantalones!
Gohan ensanchó los ojos, y luego los entrecerró ominosamente al ver a Mineta. – Ni se te ocurra...
El pequeño pervertido abrió la boca, visiblemente agraviado. – ¿Cómo te atreves? ¡Hacerme encima en televisión nacional mataría todo mi credo de calle! ¡Preferiría morir! – chilló.
- ¡No se puede matar lo que no existe! – disparó Gohan de vuelta automáticamente.
La quijada de Mineta se quedó colgando, y sus hombros se encogieron totalmente abatidos. – No tenías que ser tan directo. – lloriqueó.
Gohan evitó la mirada del desanimado enano y observó el campo, donde las minas claramente estaban visibles como montículos oscuros sobre la tierra marrón. Una parte de él se sentía mal por el ataque verbal que acababa de soltarle, pero no era que Mineta no se lo mereciera, considerando que era un aprovechado y un pesado. Y él no apreciaba que lo estuvieran utilizando.
Tras trazar un camino apropiado, Gohan entró al campo minado, manteniendo la misma velocidad que había usado hasta ahora. Era muy fácil cruzar este último obstáculo sin detonar ninguna de las bombas, especialmente ya que no estaba bajo ninguna presión del resto de los competidores. Todo lo que tenía que hacer era mantener la cabeza fría y calmada, sin hacer movimientos bruscos. Mineta todavía seguía chillando y lloriqueando, pero sus protestas no fueron tan fuertes como antes, así que se le hizo fácil e ignorarlas.
- ¡Con toda la genialidad que a cualquiera le gustaría, Son cruza el campo minado a salvo! – declaró Present Mic mientras el híbrido saiyajin reentraba en la pista regular. – ¡Sé que todos ustedes esperaban algo más llamativo, pero tranquilícense, que habrá MUCHOS fuegos artificiales que detonen cuando el resto de los perseguidores lo alcancen! ¡Después de todo, CADA lugar en esta carrera cuenta, no solo el primero y el segundo! ¡YEAH!
Mientras la multitud gritaba entusiasmada ante el prospecto de colegiales siendo volados por minas, Gohan ya estaba entrando al túnel que llevaba hacia el estadio, y subsecuentemente cruzó la línea de meta con aplomo.
- ¡El primer lugar es para Son Gohan de la Clase 1-A, que dejó tirada a toda la competencia con el despliegue más dominante que hayamos visto en décadas! – rugió Present Mic ante aplausos atronadores. – ¡Y el segundo es para Mineta Minoru de la Clase 1-B, por virtud de pegarse a Son y aprovecharse de su éxito! ¡No es una acción muy heroica, pero sigue siendo muy ingenioso!
Los vítores para Mineta fueron mucho más apagados, y entre los aplausos hasta se podían escuchar algunos abucheos. Aun así, el pequeño pervertido no pareció darle importancia, ya que por fin desactivó su Quirk y se dejó caer de rodillas, temblando y sacudiéndose como si acabara de correr toda una maratón.
- ¡E-eso fue agotador! – dijo jadeando.
- Pero si tú no hiciste nada. – gruñó Gohan, arrodillándose para limpiarse la mano en la hierba y casi ahogándose al hacerlo. Su palma estaba repleta de sudor asqueroso y pegajoso, y todavía podía sentir unas pequeñas motas de pelo pegadas a su piel. De verdad era totalmente repulsivo.
- ¡Hey, podría haber muerto allá afuera, no seas tan malo conmigo! – replicó Mineta, señalando con un dedo acusador a Gohan, que solo pudo rodar los ojos.
- Sí, bueno, ¿quién tiene la culpa de eso? – le espetó.
- ¡Tú obviamente!
Gohan dejó salir un suspiro cansino y levantó la mano de la hierba, disgustado de ver que solamente había hecho que se le pegara la tierra por toda la palma. Para empeorar, todavía podía ver algunos trozos de pelo morado mezclados con la tierra. Ya era bastante razón para molestarse. Apretando el puño y resolviendo limpiarse la mano en cuanto fuera posible, se levantó de nuevo y dejó que el rugir de la multitud le cayera encima.
El ruido era ensordecedor.
Echando una mirada por todo el estadio, Gohan observó a la masa de espectadores jubilosos que asistían. No podía distinguir a ninguna figura individual: todos se mezclaban en un revoltijo de rojo, blanco y verde... pero la atmósfera era eléctrica, y el mensaje claro.
No sabía quién habría venido a ver el festival deportivo. No conocía sus profesiones, el tipo de vidas que vivían, o si fueran miembros respetables de la sociedad. No sabía si les importaba la siguiente generación de héroes, o simplemente querían soltar algunas subidas de adrenalina observando a jóvenes talentosos competir entre ellos en lo que esencialmente eran unas mini-olimpíadas.
Lo único que sabía era esto: estas personas, al menos en este momento, estaban viviendo indirectamente a través de él y de sus compañeros, y disfrutaban de cada minuto de ello.
Eso le dio mayor credibilidad a su hilarantemente mal recitado discurso de antes, cuando proclamó que todos habían entrado a la U.A. por una razón, y deberían tener algo de consuelo en ese conocimiento. Él y sus compañeros eran la envidia de hombres, mujeres y niños por todo el país, y no deberían tomar a la ligera la oportunidad que les habían dado.
Con eso en mente, Gohan se volteó a ver a Mineta, y le dio al pervertido aprovechado una mirada muy severa. – Sabes, Mineta, nunca mejorarás como héroe si solo te aprovechas de los demás para que hagan tu trabajo por ti. – lo regañó.
- ¿Qué te crees, mi mamá? – resopló Mineta. – Eso ya lo sé. Esto fue solo por esta vez.
- Hey, solo intento darte un consejo. – respondió Gohan sin perturbarse. – Solo estarás en la U.A. por tres años. Odiaría que cayeras en la complacencia y no aproveches al máximo todo lo que este lugar tiene para ofrecer.
Mineta cruzó los brazos resoplando y evadió la mirada, pero no verbalizó ninguna respuesta. Al ver que no lo estaban insultando ni reclamando, Gohan tomó el silencio del pervertido como una señal positiva y desvió su atención hacia los dos monitores gigantes en los lados opuestos del estadio, que todavía transmitían el resto de la carrera.
Lo primero que vio fue a Todoroki y Bakugou (obviamente iban al frente por el tercer lugar) forcejando entre ellos mientras corrían por el campo minado. Detrás de ellos, el resto del grupo corría desordenadamente tratando de alcanzarlos, aunque su situación era mucho más frenética y caótica. Tal como prometió Present Mic, las bombas que llenaron el campo minado finalmente jugaban su papel, enviando a varios pobres estudiantes a volar por los aires en nubes de espeso humo rosa.
Y entonces, sin aviso alguno, una enorme explosión que hizo ver como poca cosa a todo lo que vino antes resonó por los altoparlantes, junto con una oleada de humo rosa que cubrió completamente el monitor.
Mientras la audiencia reaccionaba con júbilo de asombro, Gohan ignoró el ruido en sus oídos y mantuvo los ojos fijos en la pantalla, inmensamente curioso sobre qué rayos habría pasado. Un segundo después, el monitor cambió a otro ángulo de cámara, y su quijada se cayó al ver lo que pasaba.
Volando encima del campo minado, montado sobre un trozo de un robot de cero puntos de todas las cosas, se encontraba la figura familiar de Midoriya Izuku. Después de juntar dos y dos, Gohan volvió a cerrar la quijada y su boca adoptó una sonrisa de emoción. Eso fue un movimiento muy ingenioso de parte de su amigo peliverde.
- ¡Midoriya de la Clase 1-A toma el liderazgo! – gritó Present Mic directo a su micrófono, evidentemente tan emocionado como sus espectadores. – ¡Su arriesgada, imprudente, pero incuestionablemente espectacular jugada ha dado frutos, dejándolo bien en curso para terminar de tercero!
Sin que fuera una sorpresa, ni Todoroki ni Bakugou estaban dispuestos a aceptar que los rebasaran, y dejaron su escaramuza de lado para ir tras Midoriya; el primero deslizándose por un camino de hielo que iba creando, y el segundo propulsándose por el aire con sus explosiones. Ahora que iban a toda máquina, su velocidad no era nada desdeñable.
Cuando la trayectoria de Midoriya en descenso se hizo evidente, Gohan se mordió los labios. A menos que tuviera algo bajo la manga, terminaría estrellándose contra el suelo en el momento exacto en que Todoroki y Bakugou lo iban a rebasar, y para cuando se recuperara, lo habrían dejado muy atrás.
Afortunadamente, Midoriya no le decepcionó. En un sorprendente acto de agilidad, logró girarse en el aire, colocando su medio improvisado de transportación contra el suelo, y utilizó la explosión resultante para propulsarse hacia adelante, mientras literalmente dejaba Todoroki y Bakugou mordiendo el polvo.
- ¡Midoriya lo logra! ¡Por Dios, de verdad que lo hizo! – vociferó Present Mic. – ¡No solo logra pasar del campo minado en un instante, sino que también bloquea a... esperen, Todoroki y Bakugou todavía no están fuera! ¡Damas y caballeros, todavía siguen en la carrera! ¡POR DIOS, QUE TODAVÍA SIGUEN EN LA CARRERA!
Gohan estaba igual de atónito que Present Mic. Aunque estaba bien al tanto del inmenso potencial de Midoriya, había pasado por alto el gran potencial de poder que tenían en su clase Todoroki y Bakugou. Sabía que ambos eran muy fuertes, y que poseían Quirks fantásticos, pero no tenía idea de que poseyeran tanta resistencia. Las palabras de Todoroki daban indicio de que poseía tales cualidades, pero verlo en acción era otra historia completamente diferente.
- ¡Eraserhead, tu clase está en otro nivel! ¡En serio, ¿qué rayos es lo que les has estado enseñando?! – bramó emocionado Present Mic.
- Nada. – respondió Aizawa con calma. – Ese es solo el fruto del fuego que encienden entre ellos.
Aunque no fue intención de Aizawa, en ese breve momento, Gohan tuvo una ligera sensación de náuseas en la boca del estómago. Que hablaran de él en el mismo aliento que Midoriya, Todoroki y Bakugou no le parecía del todo bien.
Pero antes de volver a dejarse caer por el agujero que era su mente, Midoriya atravesó el túnel, seguido de cerca por Todoroki y Bakugou.
- ¡El tercer, cuarto y quinto lugar son para Midoriya Izuku, Todoroki Shouto y Bakugou Katsuki respectivamente; los tres pertenecientes a la ejemplar Clase 1-A! – declaró Present Mic.
Gohan decidió darle al trío su espacio, ya que Midoriya y Todoroki parecían necesitar algo de tiempo a solas con sus pensamientos. En cuanto a Bakugou... bueno, él era un imbécil, así de simple. Además, el bastardo de temperamento explosivo parecía estar en casa dándole patadas a la pared del estadio, tanto que sería una lástima interrumpir su diversión.
Poco después, otros estudiantes comenzaron a llegar por el túnel, y antes que pasara mucho tiempo todos los competidores habían completado el curso de obstáculos. Gohan no sabía si hubo alguna pobre alma que terminó aplastada por el Robo Inferno, víctima de La Caída, o volada en pedazos por las minas, pero ya que Present Mic no estaba haciendo alarde de ello, asumió que todos estaban bien.
Midnight regresó al podio y le sonrió a todos los estudiantes. – ¡Y así termina la primera ronda para la etapa de los de primer año! ¡Aquí están los resultados! – anunció sacudiendo su látigo y causando que otra pantalla holográfica mucho más grande se materializara. – Solo los mejores cuarenta y dos avanzarán a la siguiente ronda, así que si tu nombre está en la pantalla, ¡felicidades, pasaste! Si no, ¡no te preocupes! ¡Tendrás más oportunidades de mostrar tus cualidades!
Gohan mantuvo su semblante rígido mientras observaba los nombres, pero al ver que todos sus compañeros habían logrado pasar, respiró con alivio. Aoyama había llegado apenas por los pelos, logrando anotarse en la última plaza para calificar, pero lo que importaba era que había pasado. Satou lo hizo bien por su cuenta, logrando terminar en el onceavo puesto, e incluso Kendou había podido sobrepasar su arranque lento y terminó treceava.
- ¡Dicho eso, creo que es prudente advertirles a nuestros cuarenta y dos afortunados ganadores que aquí es donde comienza la verdadera competencia! – añadió Midnight exuberantemente, convirtiendo su sonrisa en una más peligrosa. – ¡Oh, créanme, la prensa se dará un banquete con esto, así que más vale que den su mejor esfuerzo, todos ustedes!
Tras un segundo latigazo, el holograma retornó a su tamaño usual y comenzó a girar como una máquina tragamonedas. Ahí se escucharon algunos estudiantes tragando saliva, y la tensión en la atmósfera se hizo más notable que en el primer evento.
- ¿Excitados? ¿Nerviosos? ¿Asustados? Deberían estar todas esas cosas, porque el segundo evento del día será... ¡una Batalla de Caballería! – reveló Midnight.
Gohan asintió al entender. Esa sonaba como una manera bastante razonable de seguir eliminando a la competencia, pero considerando todo el hype que estaba generando Midnight, tenía que haber alguna estipulación de locura en ella.
- Permítanme explicarles. – continuó Midnight, y la pantalla se volvió a transformar para mostrar una imagen algo cómica de Trece y Present Mic actuando como caballo para All Might, sonriente y con un traje amarillo. – Los participantes pueden formar equipos de dos a cuatro personas como deseen. Básicamente es igual que una batalla de caballería regular, pero la única diferencia es, basándonos en los resultados de la primera ronda, cada persona tiene un valor asignado en puntos.
La pantalla entonces parpadeó y se revirtió a su tamaño anterior, una vez más mostrando a los cuarenta y dos que habían progresado desde la primera ronda, pero con una notable diferencia: cada nombre tenía un área en blanco al lado, y dicha área en blanco lentamente se iba llenando de puntos, empezando desde el más bajo.
- ¡Los puntos asignados van subiendo de cinco en cinco desde el último, así que el último lugar tiene cinco puntos, el penúltimo diez, y así sucesivamente! ¡Pero... el valor de puntos asignados al primer lugar es... DIEZ MILLONES! – declaró Midnight.
Un jadeo general retumbó por todo el estadio, y Gohan retrocedió cuando el peso de casi un centenar de ojos avariciosos se fijó en él. Sin embargo, la sensación fue pasajera, y rápidamente dio paso a un feroz subidón de competitividad que muy rara vez exhibía. Como una víbora enroscada lista para atacar, sus ojos oscuros se entrecerraron en alerta.
Si todos ellos querían un pedazo de él, se les acabó la suerte.
- ¡Eso es lo que habría dicho si la carrera hubiera resultado como esperábamos! – proclamó Midnight provocativamente, causando que el repentino hechizo de ferocidad que el híbrido saiyajin sintió se disipara. – ¡La verdad de la situación es que dos competidores cruzaron la línea de meta casi al mismo tiempo, dejando de lado las circunstancias!
- ¡¿Qué?! – chirrió Mineta desde alguna parte del grupo, y su voz horrorizada se vio acompañada por otra ronda de gritos ahogadas.
- ¡Así que, a la luz de este nuevo resultado, hemos decidido retocar nuestro plan original! ¡En vez de asignar los diez millones a una sola persona, ahora dividiremos el primer lugar en dos, para un total de cinco millones cada uno! ¿Qué les parece eso como giro inesperado? – exclamó Midnight, sonando su látigo para efecto agregado.
Incapaz de contenerse, Gohan dejó salir una mezcla entre un resoplido y una carcajada, sintiendo que las últimas ascuas de su fuego interno anterior se extinguían por completo. No pudo ni preocuparse de las miradas extrañas que recibió de la gente que hacía unos segundos lo estaba viendo como la presa a ser cazada. La amenaza inexistente que representaban para ellos era menos valiosa para él que Mineta recibiendo su merecido.
- ¡Así es, chicos y chicas! ¡Es supervivencia del más apto, con una oportunidad de que los que están hasta el fondo puedan escalar hasta la cima, y de que los que están en la cima colapsen bajo la presión! ¡Igual que en la vida real! – elaboró Midnight con una gran sonrisa. – ¡Ahora, escuchen mientras les explico las reglas de la batalla de caballería! El tiempo límite es de quince minutos. Cada equipo vale la suma total de los puntos de sus miembros, y el jinete (el portador estándar, se podría decir) llevará una banda en la cabeza mostrando con orgullo el total de puntos.
»La meta del juego es recolectar tantos puntos como sea posible robándoles las bandas a los otros equipos antes que se agote el tiempo. Las bandas robadas tienen que llevarse del cuello para arriba, así que entre más logren robar, más difícil será mantenerlas. Para darle más sazón a la competencia, las bandas estarán hechas de velcro, lo que permitirá que sean más fáciles de arrebatar.
Midnight tomó un profundo respiro, y luego enseñó los dientes con una sonrisa provocadora. – ¡Va a ser una pelea difícil de principio a fin, y se permitirá el uso de Quirks, pero no vamos a ser totalmente despiadados! ¡Aunque pierdas tu banda o te caigas de tu caballo, solo quedarás fuera cuando el tiempo se haya agotado! ¡Eso quiere decir que nadie podrá renunciar a mitad de camino, a menos que quiera terminar en mi lista negra!
- ¿Y qué pasa si quiero quedar en su lista negra, Midnight-sensei? – preguntó un chico con voz lujuriosa.
- ¡Guarda silencio cuando estoy hablando, cerdo! – espetó la Heroína para Adultos, sacudiendo el aire salvajemente con su látigo. – ¡Ahora, al final del día esta sigue siendo una batalla de caballería, así que no se les ocurra pensar que se pueden salir con la suya haciendo travesuras! ¡Si atacan de manera maliciosa a otro grupo sin intención alguna de robarles la banda, recibirán una tarjeta roja y quedarán descalificados en el acto!
Un par de personas gruñeron de decepción ante la estipulación, incluyendo un notablemente volátil rubio.
- ¡Tendrán exactamente quince minutos para formar sus equipos, y pueden comenzar... AHORA! – concluyó Midnight.
Sin necesidad que se los dijeran dos veces, la mayoría de los estudiantes saltaron a la acción y empezaron a negociar sus equipos. Antes que Gohan pudiera hacer lo mismo. Una enorme mano le dio una palmada en el hombro, acompañada por una voz familiar que le trajo una sonrisa al rostro.
- Hola, amigo.
Emocionado de ver por fin una cara amigable, Gohan se dio la vuelta y levantó una ceja en la dirección de Satou. – ¿Seguro que quieres unirte a mí? Todo mundo andará detrás de mi banda.
- Creo que podemos arreglárnoslas. – remarcó Satou, con una sonrisa de confianza formándose en sus enormes labios. – Además, no es como que este sea nuestro primer rodeo.
Los ojos de Gohan se ensancharon ligeramente por el recordatorio, en ese momento reviviendo la bastante memorable batalla de caballería en la cual Satou lo arrastró a participar unos años atrás, contra un trío de estudiantes de intercambio extranjeros, cuando estaban en la escuela secundaria.
Considerando lo inherentemente cuestionable que era su antigua escuela, y lo cerrados y estirados que eran esos sujetos, Satou se convenció de alguna manera de que estaban involucrados en algún tipo de negocio ilegal. Así, al más puro estilo de Agatha Christie, decidió pedirle a Gohan que se uniera a su equipo para la batalla de caballería, en caso de que los extranjeros intentaran algo "sospechoso".
Por mucho que odiara sobresalir, Gohan no participaba en eventos deportivos escolares a menos que fueran obligatorios, pero sabiendo que Satou nunca le dejaría en paz con eso si se rehusaba, aceptó a regañadientes participar. Su equipo terminó ganando la batalla de caballería, y el programa de intercambio de estudiantes terminó poco después.
Toda la cosa fue una de sus notas al pie de página más extrañas en su relativamente mundana época de escuela secundaria.
- Bienvenido a bordo, entonces. – confirmó Gohan con una gran sonrisa, ofreciéndole un apretón de manos.
Sonriendo ampliamente, Satou movió el brazo, pero en vez de aceptar el apretón, dobló la muñeca hacia arriba y dejó la palma semi-abierta. – Cobra Kai...
Gohan parpadeó. Eso no era lo que esperaba. – ¿En serio, hombre? ¿Enfrente de toda esta gente? – preguntó quedamente, con los ojos moviéndose de lado a lado.
- Cobra Kai... – repitió Satou, entrecerrando sus propios ojos.
- Hermano, en serio. Puedo contar al menos a siete personas viéndonos. – observó Gohan, esperando que la trepidación en su tono fuera suficiente para disuadir al enorme adolescente.
- Cobra Kai...
Gohan suspiró cansinamente y quiso gemir, pero la inquebrantable convicción en el rostro de Satou fue imposible de resistir. Sintiendo que la esquina de su labio se curvaba contra su voluntad, soltó una ligera risita, y entrelazó la mano con la de su mejor amigo con un fuerte golpe. – ¡Nunca muere!
- ¡Por supuesto! – exclamó Satou.
En el momento en que sus palmas se separaron, un Mineta que venía jadeando se les acercó a toda prisa, chorreando sudor por todos lados. – ¡Son! ¡Por favor! ¡Tienes que dejarme unirme a ti! ¡Esos sujetos van a comerme vivo! – lloriqueó, señalando detrás.
Gohan miró a donde el pequeño pervertido apuntaba con el dedo, y en efecto vio a varias personas sonriendo peligrosamente en su dirección, como si fueran depredadores aguardando a su presa. Algunos hasta le enviaron unos corteses y escalofriantes saludos con la mano.
- Oh, hey, tú eres el enano con el pelo super pegajoso. – dijo Satou al reconocerlo, con curiosidad evidente en su voz. – Escuché algunas chicas diciendo lo mucho que querían castrarte. Y además, wow, eres todavía más enano de lo que pensaba.
- ¡C-cállate, ogro bembón! ¡Al menos yo no tengo que agacharme para pasar por la puerta! – replicó Mineta.
- ¡Más de seis pies, enano! ¡Más de seis pies! – presumió Satou, sacando el pecho con orgullo.
Gohan no entendió la referencia, pero pareció haber herido profundamente a Mineta, pues la ansiosa expresión del pervertido se transformó en una de completa desesperación.
Satou sin embargo no quiso seguir aprovechando su triunfo, y en vez de eso le lanzó una pregunta. – Por cierto, he querido preguntarte... ¿solo es el pelo de tu cabeza el que es pegajoso, o también aplica para el de las axilas o el que tienes allá abajo?
Mineta abrió la boca para responder, pero Gohan rápidamente intervino. – ¡Basta! ¡No respondas esa pregunta! ¡No necesitamos saberlo! – exclamó con pánico.
- Pero él preguntó...
- ¡No me interesa! – interrumpió Gohan bruscamente. – ¡Hay algunas preguntas en este mundo que es mejor no responderlas, y esa es una de ellas!
- ¡De acuerdo! ¡Pero déjame unirme a su equipo! – suplicó Mineta.
Gohan exhaló cansinamente. – Lo siento, Mineta, pero mejor no. Tú mismo te metiste en este agujero, y tú mismo tendrás que salir de él. ¿Recuerdas lo que te dije antes? No aprenderás nada si sigues dependiendo de los demás para que hagan tu trabajo por ti.
Mineta retrocedió por el rechazo, y sus ojos chorreando lágrimas de desesperación. – ¡Oye, grandulón, por favor hazlo cambiar de opinión! – le suplicó a Satou, llegando incluso a ponerse de rodillas y poner las manos en posición de rezo. – ¡Te responderé cualquier pregunta que tengas! ¡Solo por favor, te lo suplico, no me dejen a mi suerte!
- Si Son dice que estás fuera, estás fuera. – replicó Satou encogiéndose de hombros.
- ¡P-pero voy a morir! – lloriqueó Mineta.
- Mala suerte para ti. Tal vez debiste pensar en eso antes de usar la fuerza de Son para tu propio beneficio. Solo YO puedo hacer eso. – declaró Satou, señalándose a sí mismo para enfatizar.
- Buena suerte, Mineta. – le dijo Gohan dándole al enano una palmadita en el hombro. – La vas a necesitar.
Mineta les dio una última mirada angustiosa, pero finalmente se dio la vuelta y se fue pitando. Una vez que el pervertido desapareció de la vista, Gohan le dio a Satou una mirada de disgusto. – ¿Qué diablos pasa contigo?
- ¿Qué diablos pasa con todos nosotros? – espetó Satou, sin perturbarse ni arrepentirse.
Gohan se movió para dar una réplica, pero se calló al darse cuenta de que no valía la pena. Lo único que podía hacer era frotarse las sienes con cansancio. – Mira, vamos a ver quién hizo equipo con quién. – masculló. – Dudo mucho que alguien más quiera hacer equipo con nosotros, así que aprovechemos de analizar a la competencia.
- No es que nos haga falta, pero bien. – aceptó Satou con un resoplido.
Como esperaban, la gente les dio su espacio al irse acercando. Sin embargo, hubo algunos individuos entusiasmados de más que decidieron que valía la pena decirles lo que pensaban.
- ¡Eres carne muerta, Son!
- ¡Tu trasero es de hierba, y yo soy la podadora!
- ¡Tengo la bolsa para tu cadáver aquí mismo, nerd!
- Cielos, casi creería que volvimos a la secundaria con todos esos idiotas por aquí. – comentó Satou.
Gohan se encogió de hombros, tan poco afectado por esos pobres intentos de amenazas que ni siquiera se molestó en verificar quién le lanzaba las amenazas. Luego de todo lo que había pasado a lo largo de su vida, los insultos verbales le rebotaban como piedras contra una armadura.
La primera cosa que atrapó la atención de Gohan fue que había múltiples personas amontonándose alrededor de Bakugou, la mayoría de ellos de su propia clase. Seguramente creían que el Quirk ruidoso y llamativo del rubio era ideal para este tipo de escenario. Su labio se curvó ligeramente enfurruñado al ver a Ashido aproximarse a Bakugou y preguntarle si podrían hacer equipo. Él entendía la necesidad de asegurar un equipo fuerte, pero seguro podía hacerlo mejor que con ese patán. Como Todoroki, por ejemplo.
Y hablando del usuario de hielo, Gohan notó que él y Yaoyorozu iban caminando juntos por la esquina del ojo. Pronto se les unieron Iida y Kaminari, y tras una breve discusión, los cuatro decidieron quedarse juntos. Un grupo bastante formidable, tuvo que admitirlo.
- ¡Son-kun! ¡Satou-kun! ¡Por aquí! – los llamó la voz familiar de Midoriya.
Su gesto fruncido se tornó en una pequeña sonrisa. Gohan se acercó al chico de pelo verde, que estaba de pie junto con Uraraka, y se veía bastante nervioso. – Hey, Midoriya. Buena maniobra que hiciste en la carrera de obstáculos. – Lo halagó.
- G-gracias, Son-kun. – Las mejillas de Midoriya se sonrojaron. – No sé si hubiera podido lograrlo sin tu entrenamiento.
- Oh, pienso que lo habrías hecho bastante bien igual. – dijo Gohan con sinceridad, sacándole una sonrisita a Uraraka. – ¿Imagino que ustedes dos están haciendo equipo para esto?
- ¡Sip! – dijo la chica de mejillas rosadas. – Nadie más quiere hacer equipo con Deku-kun porque lo ven como un rival, pero a mí esas cosas no me interesan.
- Qué gracioso. Nadie quiere hacer equipo con Son porque lo ven como un objetivo. – señaló Satou con una carcajada.
- ¡P-podrían hacer equipo c-con nosotros! – sugirió Midoriya. Cuando Gohan y Satou lo miraron sorprendido, tímidamente apartó la mirada y pateó el suelo. – ¡S-solo si q-quieren, por supuesto! No t-tienen que hacerlo si no quieren...
- Eso me gustaría. – exclamó Gohan, incapaz de soltar una gran sonrisa por todo su rostro. – Desde luego, si es que a ustedes no les molesta que les pongan una diana de cinco millones de puntos en la espalda.
- ¡No me molesta! – respondió Midoriya inmediatamente. – Ya he visto de lo que eres capaz de hacer, Son-kun, y no creo que nadie aquí sea capaz de competir contigo.
- Chico listo. – comentó Satou, para vergüenza de Gohan.
- ¿Ehh? De verdad ustedes suenan super confiados. – observó Uraraka, mirando a los tres chicos con curiosidad. – Quiero decir, no me importa tener la diana de cinco millones de puntos, pero pareciera que ya asumen que tenemos el pase asegurado gracias a Son-kun.
- Así es, más o menos. – confirmó Satou.
- S-sí, lo que él dijo. – tartamudeó Midoriya. – Solamente has visto algo de nuestro entrenamiento, Uraraka-san, pero confía en mí cuando te digo que no tenemos NADA de qué preocuparnos.
Cuando Uraraka se volteó a verlos con la ceja levantada, Gohan no pudo evitar soltar una risita nerviosa y rascarse detrás de la cabeza, de nuevo sintiendo que sus mejillas se teñían contra su voluntad. – Lo que ellos dijeron.
Uraraka parpadeó dos veces, luego se encogió de hombros y adoptó su usual sonrisa angelical. – Si tú lo dices. Confiaré en ustedes.
Gohan abrió la boca para expresar su gratitud, pero antes de poder decir alguna palabra, una cabeza llena de cabello rosa con unas gafas protectoras de aspecto bizarro apareció frente a él. – ¡Hey! ¡Chico del primer lugar! ¡Haz equipo con-WHOA!
Sorprendido por la repentina invasión a su espacio personal, Gohan por instinto apretó el puño izquierdo y por poco se lo hunde a la intrusa. Sin embargo, a una fracción de segundo de atravesarla, sus ojos registraron quién estaba frente a él, y su puño veloz como el rayo se detuvo abruptamente a un centímetro de la boca de la extraña chica, y la sinapsis de su muñeca se sacudió por la fricción forzada.
- ¡Diablos! – Con los ojos brotándole del terror, Gohan saltó hacia atrás por el shock. – ¡Lo siento! Es que mis reflejos...
- ¡Hey, no te preocupes! – le interrumpió ella, soltando una atronadora risa. – ¡Soy yo la que debería disculparse por espantarte de ese modo! ¡Diablos, eso fue muy rápido! ¡En serio eres real!
- ¿Q-qué estabas haciendo? – tartamudeó Uraraka, en un extraño arranque de shock, con la mano sobre el pecho.
- Esperaba poder unirme al equipo de Son Gohan, pero parece que ya no quedan vacantes. Qué lástima. – dijo la chica de pelo rosa con una voz llena de confianza y un poco marimacha. Si había quedado remotamente afectada por esa experiencia cercana a la muerte, su cara no lo reflejaba.
- Lo siento, acabas de perderlo. – murmuró Gohan, algo reacio a mirarla de frente con sus gafas.
- ¡Bah, está bien! ¡Tengo otras maneras de enseñar a mis super lindos bebes! – dijo alegremente la chica.
- ¿Tus... bebés? – repitió Gohan, confundido. Luego volteó a ver a sus compañeros, pero ellos lucían igual de confusos que él. Bueno, la cara de Midoriya se veía de un tono ligeramente más rojo de lo usual, aunque eso probablemente se debiera a lo embarazoso de las implicaciones, o la incredulidad de como un desastre potencial había sido evitado en el último segundo.
- ¡Sip! ¡Mi nombre es Hatsume Mei, del Curso de Soporte para Héroes! – anunció con orgullo la chica, como si le hablara a una gran multitud. – ¡Recuérdenlo, porque muy pronto ese nombre estará emblasonado en el equipamiento para los héroes de todo el mundo! ¡Hasta luego!
Con eso, se dio la vuelta y se alejó patinando en lo que parecían un par de abultadas botas cohete.
- Es... tá bien. Adiós. – respondió Gohan, despidiéndose con la mano mientras la veía alejarse.
- Qué chica tan rara. – comentó Midoriya una vez que Hatsume estuvo fuera de su radio de escucha.
- ¡Aunque era sexy! – comentó Satou enfáticamente, atrayendo tres pares de ojos que no les pareció gracioso el comentario. Él solo se encogió de hombros. – ¿Qué? ¡Todos pensábamos lo mismo!
- Yo no lo pensaba. – murmuró Uraraka, antes de volverse hacia Midoriya con una expresión extraña, y poco característica suya, bastante intimidante. – Y Deku-kun tampoco. ¿Verdad, Deku-kun?
- ¿Huh? ¿Qué? ¡N-no, por supuesto que no! – tartamudeó Midoriya, mientras alzaba las manos temblorosas en un gesto pacificador. – ¡No lo estaba pensando! ¡De veras! ¡No lo hacía!
Gohan se mordió los labios, pensando que lo mejor sería desviar el tema. – Para lo que vale, me disculpo por la falta de tacto de Satou. – señaló mientras les sonreía tímidamente a Midoriya y Uraraka. – Verán, es que creció viendo películas americanas de acción y jugando videojuegos violentos, así que de verdad no sabe lo que dice.
- Ahh, eso lo explica. – admitió Uraraka, asintiendo sabiamente. Por fortuna, pareció dejar atrás ese pequeño arrebato de... lo que fuera que le había dado de repente.
Satou cruzó sus enormes brazos sobre el pecho. – ¡Ja, no me arrepiento de nada! – resopló, ganándose un par de carcajadas en respuesta.
- Y-y bien, ¿deberíamos discutir planes de batalla? – inquirió Midoriya, todavía un poco agitado.
- Propongo que pongamos a Son como el jinete y dejemos que él haga todo el trabajo. – sugirió Satou.
- ¡Pero eso no es justo! – protestó Uraraka. - ¡Somos un equipo! ¡Deberíamos trabajar juntos!
- Y lo haremos. – replicó Satou con calma. – Nosotros tres seremos el caballo, y Son será el jinete que aleja las hordas de gente que nos van a atacar. Eso es trabajo en equipo. ¿Verdad, Midoriya?
El chico peliverde se puso rígido a que lo llamaran de pronto. – ¿Umm... más o menos? – dijo débilmente.
Uraraka seguía frunciendo el cejo, así que Gohan decidió intervenir. – Satou tal vez se haya saltado un poco las conclusiones, Uraraka. – comenzó a decirlo, recibiendo una mirada fulminante de su mejor amigo, que rápidamente ignoró. – No es que planee hacer todo el trabajo yo solo. Seguiré necesitando que ustedes sean mis ojos y oídos, y también que cubran mis puntos ciegos. Además, si se encuentran en una posición para robar la banda de otro equipo, siéntanse libres de hacerlo.
Uraraka suspiró. – Perdón por ponerme así. Es solo que... – La chica tragó saliva y apretó sus puños. – ¡Es solo que no quiero que me cargue todo el festival alguien que es mucho más fuerte que yo! ¡Quiero mostrarles a mis padres, y a todos los héroes profesionales que están aquí viéndonos, que yo también tengo lo necesario para ser una heroína! ¡Que puedo ganarme la vida con este trabajo y hacer suficiente dinero para darles a mis padres la vida que se merecen! ¡Y no puedo... no puedo hacer eso si solo soy una pasajera todo el viaje!
Los tres chicos ensancharon los ojos, quedándose sin palabras ante toda la franqueza y honestidad de su confesión. Gohan no supo lo que estaría pasando por sus mentes en ese momento, pero sus ánimos se hundieron como un ancla. No se había puesto a pensar en ello hasta ahora, ya que el festival deportivo había transcurrido sin problemas en su mayor parte, pero este tipo de cosas era la razón por la cual no quería participar en primer lugar.
Una chica dulce y extraordinariamente amable como Uraraka no merecía sentirse como una heroína de tercera clase solo porque la existencia de él rompía las leyes de la física. Aizawa tenía un buen punto al decir que estaría enviándoles el mensaje equivocado a sus compañeros rehusándose a tomar parte, ¿pero qué pasaba con el otro lado de la ecuación? ¿Acaso participar y dejarlos a todos en vergüenza en televisión nacional no sería igual de malo?
¿Acaso había una opción correcta para empezar, o estaba condenado sin importar lo que decidiera?
Midoriya tragó en seco con total nerviosismo, pero se las arregló para acercarse a la muchacha, que se estaba limpiando los ojos con la manga, colocándole una mano para consolarla en el hombro. –Uraraka-san...
Gohan sintió una subida de orgullo al ver a su amigo peliverde, y suspiró también. – Entiendo cómo te sientes, Uraraka, y lamento mucho si te hago sentir así. – admitió. – Créeme, nunca fue mi intención hacerte quedar mal, ni a ti ni a nadie más. De veras que yo no quiero acaparar toda la gloria para mí. Mi meta en este momento es ayudar a mi equipo a pasar a la siguiente ronda, y si eso significa quitarle un poco la atención a mis compañeros... entonces así tendrá que ser. Pero por favor no estés triste. Sin importar lo que pase en la batalla de caballería, aún tendrás tu oportunidad para demostrar lo que vales. A menos que el festival de este año rompa la tradición, la siguiente ronda será una serie de combates uno contra uno.
- Como en cualquier buen arco de torneo. – musitó Satou con su infinita sabiduría.
- Claro. – resopló Gohan. – Como sea, mi punto es, una vez que pasemos esta ronda, podrás demostrarle a tus padres, y a todos los héroes que nos observan, exactamente de lo que eres capaz. Y no tengo duda que los dejarás sin aliento.
Los irises marrones y cálidos de Uraraka se detuvieron en los suyos de color ónix, y tras unos minutos de tensión, sus labios se curvaron de manera positiva. Fue un movimiento minúsculo, pero innegablemente estuvo allí, y eso era lo que importaba. – Gracias por eso, Son-kun. Sabía que tendría más oportunidades que solo la batalla de caballería. Solo estaba siendo tonta...
- No, no lo estabas siendo. – intervino Gohan, sonriéndole amigablemente a la muchacha. – Tienes la actitud correcta, Uraraka, y te respeto por eso. Ciertamente mejor que este aprovechado de aquí. – añadió señalando con el pulgar a Satou, que le levantó el dedo del medio en respuesta.
Uraraka se rio. – De verdad lo aprecio, Son-kun. Eso significa mucho.
- ¡Me alegra escuchar eso! – sonrió Gohan.
- ¡Ya han pasado diez minutos! – anunció de repente Midnight, atrayendo la atención de los competidores. – ¡Si ya han formado sus equipos, acérquense al podio y les entregaré su banda!
- ¡Muy bien, hagámoslo! – exclamó Uraraka con excitación, indicándoles a sus compañeros que la siguieran.
Gohan sintió una calidez en su corazón al verla. Ver a Uraraka con otra expresión que no fuera una gran, radiante y alegre sonrisa no se sentía bien.
- Gracias. – murmuró Midoriya en su oído mientras caminaban detrás de ella.
- No hay problema. – replicó Gohan de la misma forma.
Al llegar su turno de subirse al podio, Midnight se tomó unos segundos para observarlos con sus ojos azul cielo llenos de curiosidad. – Este es un buen equipo que lograste reunirte, Son-kun. – comentó, escribiendo su total de puntos en una banda blanca y entregándoselas. – Espero grandes cosas de todos ustedes, así que no me decepcionen.
- No lo haremos, Midnight-sensei. – declaró Gohan, aceptando el objeto y amarrándoselo alrededor de la frente. Por visión periférica pudo ver que sus compañeros mostraban expresiones igualmente llenas de confianza.
La Heroína solo para adultos les guiñó el ojo, y les indicó que se bajaran del podio.
- Quedan dos minutos, así que mejor nos preparamos. – sugirió Satou.
- Concuerdo. – agregó Uraraka.
Gohan asintió estando de acuerdo. – Vamos a hacerlo.
El grupo encontró un espacio vacío cerca de la esquina del estadio, y colocó una formación simple y directa para tomar ventaja de sus respectivas constituciones. Satou, siendo el gigante que era, iría al frente, con Gohan sentado sobre sus hombres. Midoriya y Uraraka, que eran mucho más pequeños, estarían situados a la izquierda y a la derecha respectivamente, y cada uno se agarraría de uno de los pies de Gohan. No era ciencia de cohetes, ni había una estrategia elaborada tras dicha formación, simplemente era la que tenía más sentido.
Mientras esperaban a que se agotara el último minuto para empezar, Satou ladeó la cabeza y mirando hacia arriba a Gohan, sonrió. – Como en los viejos tiempos, ¿eh, Son?"
Midoriya arqueó una ceja. – ¿Ya han hecho esto antes?
- Es una historia muy larga y extraña, así que por favor no hagas preguntas. – explicó Gohan, rodando los ojos al ver cómo Satou hinchaba el pecho con orgullo. – Tal vez se las cuente otro día si me lo recuerdan.
- Me aseguraré de hacerlo. – replicó Midoriya con una risita.
- Hey, ¿por qué tienes la mano derecha en el bolsillo? – inquirió Uraraka.
La expresión de Gohan se ensombreció. – Ahora, eso es algo que realmente no querrán saber. Créanme.
Uraraka se sintió algo decepcionada, pero se encogió de hombros. – Si tú lo dices.
Con quince segundos todavía, Gohan decidió echar un último vistazo a la competencia, solo para verificar dónde habrían terminado sus compañeros.
Bakugou estaba montado encima de Sero, Ashido y Kirishima, formando un equipo con mucho poder de fuego.
Todoroki era el jinete para un equipo que consistía en Iida, Yaoyorozu y Kaminari, una combinación poderosa de ofensiva, defensiva y velocidad.
Aoyama, Kouda y Jirou integraban la parte del caballo para Hagakure, que había decidido andar topless. Gohan se sonrojó y rápidamente evitó la mirada; aunque Hagakure fuera invisible y no pudiera ver ni un solo centímetro de piel, era solo el pensamiento lo que lo hacía sentir incómodo.
Shouji era una figura imponente estando de pie solo, pero por la forma en que sus brazos palmeados se abultaban detrás de él dejaba claro que ocultaba gente dentro de ese capullo improvisado. Ya que no podía a ver a Tsuyu y Tokoyami por ninguna parte, Gohan asumió que serían los compañeros de equipo de Shouji.
Ojiro había aterrizado en el mismo equipo que Hatsume Mei, junto con un chico gordito con pelo azul claro. Ellos actuaban como caballo para un chico de aspecto desinteresado con el pelo púrpura y desordenado.
- Espero que estén listos, niños, ¡porque el conteo empieza ahora! – resonó la voz de Present Mic por un altavoz, y los espectadores comenzaron a responder con gritos de la misma manera. – ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! LET'S GET READY TO RUMBLE!
Esta historia continuará...
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