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Pateando traseros y haciendo rivales



- ¡Santa mierda! ¡Será Son contra Todoroki! – jadeó Kirishima.

- ¡Este será un encuentro electrizante! – dijo Kaminari apretando un puño que echaba chispas.

- No se olviden de Yaoyorozu-chan y Shouji-chan. – dijo Asui croando. – Ninguno de ellos es un debilucho.

- ¡Cielos, ya empiezan a darme escalofríos! – exclamó Hagakure emocionada.

- ¡Todo mundo, por favor cálmense! – exclamó Iida. – ¡Denles a los combatientes algo de espacio para respirar!

La petición de Iida no fue escuchada, y el entusiasmo en la sala comenzó a aumentar hasta que se volvió casi palpable. Gohan, sin embargo, acalló los murmullos de excitación de sus compañeros y mantuvo la mirada fija en Todoroki. No entrecerró los ojos ni tampoco intentó desafiar con la mirada al chico con heterocromía; simplemente respondió a la amenaza silenciosa con una mirada neutral pero firme, haciéndole saber a su compañero de clases que no era alguien con quien debiera meterse. Gohan no tenía idea de qué habría hecho para enfadar a Todoroki, pero no estaba de humor para aguantarse sus tonterías de adolescente.

All Might se aclaró la garganta, y toda la conmoción en la sala cesó. El héroe legendario de inmediato sonrió. – ¡Si pueden por favor los cuatro afortunados combatientes acompañarme, los llevaré al edificio de batallas B! ¡El resto de ustedes, por favor esperen aquí!

Con un último cejo fruncido de Todoroki, comenzó a caminar tras All Might, con Shouji detrás de él. Gohan esperó un momento antes de seguirlos junto con Yaoyorozu, a quien alcanzó a verle una mirada confusa por la esquina del ojo, pero por suerte eligió permanecer en silencio.

Luego de que el grupo llegó junto a la puerta fuera del edificio de batalla, All Might le entregó a cada estudiante un mapa, cinta de captura y un transmisor. – Joven Son, joven Yaoyorozu, recuerden adoptar una mentalidad de villanos para este ejercicio. – les sugirió en tono severo, indicándoles que atravesaran la puerta. – Den todo lo que tengan, pero no se vayan de mano como lo hizo el joven Bakugou. Si eso pasa, me veré forzado a intervenir.

- Por supuesto, sensei. – replicó Yaoyorozu, mientras que Gohan simplemente asintió.

- ¡Excelente! – La sonrisa retornó al rostro de All Might. – ¡Buena suerte a ambos!

El par de "villanos" permaneció en silencio al ir atravesando los corredores, estudiando los mapas mientras caminaban. No tardaron mucho en llegar a su destino, que resultó ser un cuarto pequeño y aburrido, con unas pocas columnas y barriles esparcidos alrededor. La única cosa que realmente destacaba era la enorme bomba negra de papel maché que se suponía que tenían que proteger.

Gohan se frotó el mentón pensando en su predicamento. – Las únicas vías para entrar aquí son la puerta por la que acabamos de pasar y las ventanas al otro lado. – observó. – En teoría, estamos en una locación fácilmente defendible... aunque es mejor no bajar la guardia.

- Un enfoque inteligente. – comentó Yaoyorozu haciendo algunos estirones básicos. – Creo que podemos descartar las ventanas como punto de entrada, ya que dudo que ninguno de nuestros oponentes sea capaz de volar. Esa ya de por sí es una habilidad increíblemente rara, y si cualquiera de ellos la poseyera, estoy segura de que ya lo sabríamos.

Gohan no pudo evitar curvar ligeramente los labios, pero la sonrisa se le fue tan rápido como vino. – Lo cual nos deja solamente con la puerta. Alternativamente, podríamos llevarnos la bomba a otra parte, para tomar desprevenidos a los héroes. – Se rio ligeramente al decir eso. – Nunca me imaginé que estaría actuando el rol de un villano apenas en mi segundo día en esta escuela. ¿Me imagino que no tendrás sugerencias de cómo hacer el papel del malo? – Al no recibir respuesta, miró a su compañera y notó que lo veía con una expresión muy enfocada. Algo intimidado, retrocedió, como si tomara conciencia de sí mismo. – ¿Y-Yaoyorozu? ¿Todo bien?

La chica de pelo oscuro se sobresaltó al ser atrapada en el acto, pero rápidamente recobró la compostura y le sonrió tímidamente. – Me disculpo por desviarme del tema, Son-san, pero debo preguntarte, ¿hay algún problema entre tú y Todoroki-san?

Gohan hizo una pausa por un momento, y suspiró. Se imaginó que se lo preguntaría tarde o temprano, aunque al menos esperó hasta que estuvieran solos. – ¿Honestamente? No tengo ni idea. – admitió rascándose detrás de la cabeza. – Ese sujeto ha estado mirándome feo desde ayer. Claramente tiene algún problema conmigo, pero no sé lo que pueda ser. No he cruzado ni una palabra con él antes.

Yaoyorozu pareció quedarse pensativa con esta información por un momento, hasta que sus ojos se iluminaron de pronto. – Es posible que te vea como una amenaza para su dominancia, así que intenta probar su superioridad en combate frente a ti. Típico comportamiento de macho alfa; leí al respecto en una enciclopedia.

Gohan palideció ante su deducción. – ¡¿Qu-qué?! ¡Si estamos en la escuela, no en el reino animal! – exclamó, casi yéndose de espaldas por el shock. – ¡A mí no me interesa ser el macho alfa de nadie!

Yaoyorozu se encogió de hombros, sin perturbarse por su arrebato. – Solo fue una idea. No significa que tenga razón. Pero creo que tendría sentido, dado lo que sé sobre Todoroki-san.

- ¡Equipos B y C, pueden comenzar! – resonó la voz All Might por los altoparlantes.

Gohan se frotó el entrecejo, agradecido por la interrupción del profesor. Eso le dio unos momentos para recuperar la compostura. – Independientemente del problema que Todoroki tenga conmigo, no descarto que se le ocurra hacer alguna locura como tratar ve venir por nosotros solo. No me pareció que fuese alguien que juega en equipo.

- Sí, también me dio esa impresión. – admitió Yaoyorozu. – ¿Tal vez sea sensato que coloque una barrera de algún tipo en la puerta? No aguantará mucho, ya que tanto Todoroki-san como Shouji-san poseen poder de fuego formidable, pero nos alertará cuando decidan atacar. También nos dará más tiempo para preparar nuestras defensas, quizás algunas torretas o alambres para tropezar.

Gohan le dio a la chica una sonrisa. Ese Quirk suyo era impresionante. – ¡Gran idea! ¡Hagámoslo!

Yaoyorozu retornó la sonrisa y se dirigió hacia la puerta, solo para detenerse al oír un leve ruido de traqueteo en la distancia. Gohan también se quedó congelado, girando su atención hacia la puerta de donde venía el ruido que rápidamente aumentaba de volumen. Se quedó boquiabierto al ver una oleada en miniatura de hielo inundando la habitación, congelando todo a su pasa.

Al ver a su compañera retroceder por el shock, Gohan rápidamente se lanzó y la sujetó entre sus brazos, estilo matrimonial, ignorando su gritillo de sorpresa y lo suave que se sentía su piel, empezando a levitar en el aire fuera de rango del hielo. Y al darse cuenta de lo sucedido, Yaoyorozu se quedó pasmada.

- ¡S-Son-san! ¡Estás... volando!

Gohan se rio nervioso y le sonrió tímidamente. – Je, sí, creo que sí. Umm... ¿sorpresa?

- No puedo creerlo. – murmuró ella sin aliento. – Pensar que eras capaz de esto también... – Rápidamente sacudió la cabeza y endureció la mirada. – Pero eso no es importante ahora. Tenemos que pensar rápido en una forma de c-c-c-contraatacar.

Gohan ensanchó los ojos. Yaoyorozu claramente había intentado ocultarlo, pero él conocía muy bien el castañeteo de dientes cuando lo escuchaba. Eso y que pudo ver que se le empezaba a enchinar la piel, estaba empezando a congelarse. Frunciendo el cejo, encendió su ki a baja intensidad para poder calentar a su compañera. Cuando finalmente dejó de temblar, Gohan suspiró de alivio.

- ¿Q-qué acabas de hacer? – murmuró con la voz maravillada.

- Noté que tenías frío, así que te ayudé a calentarte usando mi ki. Es la energía que puedo manipular con mi Quirk. – le explicó. – Mientras estés en contacto conmigo no sentirás el frío.

Yaoyorozu exhaló profundamente. – Gracias, Son-san. Solo déjame recuperar el aliento por un momento y podré producir algo caliente para cubrirme.

- Cuando quieras. – Gohan sonrió. – Ahora, con este... desastre. – Señaló todo el hielo que llenaba el cuarto. – Si quieres, puedo destrozar el hielo para darnos un suelo estable para pararnos.

Yaoyorozu negó con la cabeza. – Eso no será necesario. Todoroki-san probablemente piensa que nos atrapó aquí congelados, así que podemos tomar ventaja de eso y tenderle una emboscada. Si su hielo está intacto, será menos probable que crea que su plan falló, y más fácil engañarlo.

- Bien, hagamos eso. – dijo Gohan, impresionado con la mente rápida de la muchacha. Su idea era mucho más simple de ejecutar, pero tenía curiosidad por las diferentes formas en que podía aplicar su Quirk. – No tenemos mucho tiempo, ¿crees que puedas ejecutar tu plan antes que Todoroki llegue aquí arriba?

- Por supuesto. – dijo ella con confianza. Para demostrar que ya se había recuperado, colocó la mano sobre su estómago expuesto. Gohan observó con mucha atención como el área donde se enfocaba comenzaba a brillar, y abrió la boca con asombro al ver como extraía de su piel un enorme abrigo.

- "Increíble." – pensó. Ya había visto de lo que era capaz con ese Quirk de lejos durante la prueba de evaluación de Quirks, pero verlo de cerca era una experiencia totalmente diferente. Era impresionante, casi hipnotizador inclusive.

Yaoyorozu ladeó la cabeza, y Gohan pudo jurar que le pareció ver un apenas perceptible tinte de rojo en sus mejillas. – ¿Serías tan amable de bajarme ahora? – le pidió cortésmente.

El rubor que apareció en el rostro de Gohan ante esas palabras fue mucho más pronunciado, y esta vez no pudo hacer nada para ocultarlo. – ¡Oh! ¡Ahh, c-claro, desde luego!

El híbrido saiyajin flotó de regreso al suelo y colocó a Yaoyorozu suavemente sobre sus pies, sin soltarla hasta estar seguro de que no se caería. Cuando finalmente le quitó las manos, se tambaleó un poco, pero rápidamente se enderezó y se puso el abrigo que había hecho encima de su cuerpo. Luego se agachó e igual que antes se puso la mano en el estómago, esta vez para crear un par de patines azules, los cuales rápidamente se colocó en las botas.

- ¿Quieres que haga unos para ti también? – le ofreció amablemente, a lo cual Gohan negó con la cabeza.

- Gracias por la oferta, pero prefiero volar. – replicó. Tampoco sabía patinar sobre hielo ya que nunca lo había intentado, pero ella no necesitaba saberlo.

Yaoyorozu se rio. – Oh sí, puedes hacerlo. Es tan surreal que casi lo olvidé.

- Sí... – Gohan desvió la mirada y se rascó el brazo.

Por un momento sintió una punzada de intranquilidad ante el pensamiento de cómo reaccionarían sus compañeros al verlo volar, pero lo dejó pasar. Aunque odiaba ser el centro de atención (le hacía sentir como si fuera un fenómeno de circo) sabía que tendría que acostumbrarse si quería ser un héroe profesional con rostro en vez de un vigilante que se ocultaba en las sombras.

- ¿Qué crees que debamos colocar? ¿Un alambre para tropezar, una granada cegadora, minas de gas o algo totalmente diferente? – preguntó Yaoyorozu, sacando a Gohan de su estupor. – Si tuviera más tiempo podría colocar una trampa de dos o tres capas, como un balde de pintura para que caiga en la cabeza de Todoroki-san, pero esto tendrá que servir por ahora.

Gohan levantó la ceja, impresionado con la versatilidad de la chica. – Usa el alambre. Esperaremos a ambos lados de la puerta, así por si Shouji también aparece, estaremos preparados. – Ante la mirada inquisitiva de su compañera, procedió a elaborar. – Quienquiera que atraviese la puerta primero activará el alambre y quedará incapacitado. Le pondré rápidamente mi cinta de captura, y después te ayudaré a pelear con el otro que siga de pie.

Yaoyorozu asintió, conforme con el plan. – Manos a la obra entonces.

Gohan al principio no tuvo nada más que hacer excepto observar como Yaoyorozu colocaba un alambre delgado al pie de la puerta. Una vez que terminó, generó un bastón bo de color gris oscuro usando su Quirk y asumió su lugar al lado derecho de la entrada. El híbrido saiyajin se colocó en el lado opuesto y la vio con curiosidad.

- ¿Practicas bojutsu? – le susurró.

- Es mi estilo de combate preferido. – replicó ella.

Gohan suprimió una risa entre sus dientes. Esa chica era impresionante. ¿Hasta dónde llegarían sus talentos?

Su expresión de repente se tornó seria cuando el repiqueteo distante de unos pasos llegó a sus oídos. Fijó los ojos en los de Yaoyorozu y asintió, y ella respondió de la misma forma, confirmando que también oyó el ruido. Los dos aguardaron, respirando ligeramente, mientras los pasos se acercaban más y más.

Al llegar hasta fuera de la puerta, los pasos se detuvieron. Tras unos momentos de silencio, Gohan apretó el puño, listo para saltar y atacar a Todoroki, pero un gesto negativo de su compañera detuvo ese plan. Él decidió confiar en su juicio.

La intuición de Yaoyorozu resultó acertada cuando el familiar cabello mitad rojo mitad blanco de Todoroki apareció en la puerta. Apenas un segundo después se fue de narices como una ficha de domino. Gohan lo habría encontrado divertido de no ser porque notó el leve movimiento en el cuerpo de Todoroki, que movió los brazos simultáneamente para convertir la caída en una voltereta. Impresionante, tuvo que admitirlo. Ejecutar una voltereta para enderezarse en el momento en que sus pies se enredaron en la trampa hablaba muy bien de su velocidad de reacción. Desafortunadamente, eso no bastaría para salvarlo.

Manteniendo su velocidad lo bastante lenta para ser visible, Gohan esperó hasta que Todoroki había dado media voltereta y saltó al frente, dándole un rodillazo en la espina al chico con heterocromía. Todoroki gritó de dolor en cuanto su cuerpo cayó al suelo, pero extrañamente no dijo nada cuando Gohan le agarró los brazos detrás de la espalda para amarrárselos con la cinta de captura.

Al híbrido saiyajin se le hizo muy extraño ese comportamiento, pero terminó achacándolo al semblante estoico y carente de emociones de Todoroki. Al no oír más señales de conflicto, rápidamente dedujo que había venido solo. Predeciblemente arrogante.

Pero cuando estaba a punto de reunirse con Yaoyorozu, sintió un frío en las manos. Los ojos casi se le van al ver que se empezaba a formar una capa de hielo en sus dedos, y se expandía lentamente. Gohan gruñó. – ¿A qué estás jugando, Todoroki? Ya sabes que perdiste, ¿no? – Sin embargo, a pesar de estar capturado el chico no cedió, causando que Gohan suspirara. – Muy bien, tú lo pediste.

Quitándole las manos de encima a Todoroki, Gohan desintegró el hielo que las cubría con un estallido rápido de ki. Luego presionó en la nuca de Todoroki con el dedo, y dejó que el cuerpo del chico con heterocromía se desplomara frente a él. Gohan volvió a suspirar y se levantó, limpiándose algo de sangre de las manos. Eso podría haber resultado mejor.

- ¿Qué sucedió? – preguntó Yaoyorozu alarmada.

- El muy patán quiso pasarse de listo y congelarme las manos luego de que le puse la cinta, así que tuve que noquearlo. – explicó él. Yaoyorozu bufó y se arrodilló frente a Todoroki, inspeccionándolo en busca de heridas. Gohan simplemente se frotó las sienes. – No le hice daño, solo lo puse a dormir aplicándole un punto de presión en la nuca. Despertará en una o dos horas sin nada peor que una ligera jaqueca.

Yaoyorozu exhaló, aliviada por las noticias. Se puso de pie y observó la figura inconsciente de Todoroki con el cejo fruncido. – No me esperaba que se atreviera a romper las reglas de ese modo.

- Sí bueno, yo tampoco sabía qué esperar de él para comenzar. – gruñó Gohan cruzando los brazos. – Tengo que decir que me sorprende que haya venido solo. No creí que fuese tan arrogante como para pensar que podía pelear contra los dos por su cuenta.

Yaoyorozu se mordió los labios. – Imagino que pensó que al congelar el edificio entero bastaría para inmovilizarnos... aunque siendo justos, no estoy segura de cómo habría podido contrarrestar su ataque si tú no estuvieras aquí para ponerme a salvo volando.

- Seguro que habrías pensado en algo. – murmuró Gohan, mirando por la ventana al fondo de la habitación hacia la calle de abajo. – ¿Crees que Shouji esté allá afuera, esperando a que All Might anuncie la victoria de su equipo?

- Es la situación más probable. – replicó Yaoyorozu, patinando hasta ponerse al lado de él. – Ya que no tenían el equipo apropiado para caminar en el hielo, Todoroki probablemente le dijo que se quedara afuera. Dicho eso, si no recibe señal de que el plan de Todoroki dio resultado, tal vez decida venir personalmente de todos modos.

Gohan asintió. Esa era una deducción razonable. – Podemos tomar la iniciativa y atacar a Shouji cuando menos se lo espere, o podemos reforzar las defensas y esperar que venga por nosotros. – sugirió. – O podemos dividirnos y hacer ambas cosas a la vez.

- Deberíamos dividirnos. – dijo Yaoyorozu. – Sun Tzu tradicionalmente aconsejaba no utilizar la maniobra de la pinza, ya que normalmente hace que tu oponente luche con más ferocidad al no tener la opción de la retirada, pero en este caso creo que es mejor cubrir todas nuestras bases.

Gohan volvió a reír, de nuevo impresionado por el vasto conocimiento de su compañera. El Arte de la Guerra no era exactamente material de lectura muy común. – Ese es el plan. ¿Quieres ir a confrontar a Shouji, o prefieres quedarte aquí y colocar más trampas?

Yaoyorozu levantó una ceja en su dirección, y luego soltó una ligera risita. – Aunque aprecio el voto de confianza, creo que es mejor ocuparnos de nuestras especialidades. – respondió ella con cierto deje de alegría en la voz.

- Solo me aseguraba. – explicó Gohan, sonriéndole. Luego señaló con el pulgar al inconsciente Todoroki. – ¿Qué crees que debamos hacer con él? ¿Lo dejamos aquí, o me lo llevo para usarlo como ficha de intercambio?

- Eso depende de si crees que necesitas una ficha de intercambio. – replicó suavemente Yaoyorozu, dándose la vuelta y dirigiéndose hacia la puerta.

Gohan se quedó mirando el lugar que antes ocupaba la chica, y de inmediato volteó para ocultar sus mejillas rojas. – "¡Esa chica es genial!" – exclamó por dentro antes de sacudir la cabeza para quitarse esos pensamientos. Ya después podría pensar en eso con calma.

Una vez que estuvo totalmente enfocado, Gohan abrió la ventana y se deslizó afuera. Viendo que no había nadie directamente debajo de él, flotó alrededor del edificio, revisando en el suelo en busca de cualquier señal de Shouji. No tardó mucho en encontrar al chico de múltiples brazos, que los tenía totalmente cruzados mientras estaba de pie en la entrada principal del edificio, con su expresión indescifrable debido a la máscara que siempre llevaba puesta.

Un error de novato, estar a plena vista de ese modo. Aunque estuviera muy seguro de la victoria de su equipo, tenía que permanecer vigilante hasta el final. Viendo el lado positivo, eso le permitiría a Gohan algo de tiempo para formular apropiadamente su plan de ataque. Así, con el dedo en el mentón, el híbrido saiyajin trató de ponerse en los zapatos de un verdadero villano. Si fuera uno de los malos, ¿qué haría?

La respuesta le llegó en segundos, y la comisura de sus labios se curvó hacia arriba. Se frotó las manos mientras se reía, esperando con ansias lo que estaba por venir. Siempre había querido monologar, y esta era la ocasión perfecta para hacerlo.

Canalizando una mirada digna del señor Piccoro para parecer más amenazador, Gohan aterrizó al detrás de Shouji con un golpe seco, y su descenso forzoso dejó una pequeña grieta en el pavimento. El "héroe" se sobresaltó y se dio la vuelta para encarar a la fuente del ruido, y cuando vio lo que era, sus ojos casi se salen.

- Hola, Shouji-san. – lo saludó Gohan, permitiéndose un tono gélido en la voz.

- ¡Son! ¿De dónde saliste? – exclamó Shouji. Para darle crédito, no demostraba signos de estar preocupado, ni tampoco retrocedió.

- Te he estado observando, Shouji-san. Qué valiente, aquí parado a plena vista sin preocuparte para nada por tu pobre compañero. – lo reprimió Gohan, cruzando los brazos para enfatizar. – No es muy heroico, ¿no te parece?

Shouji apretó los puños y suspiró. – ¿O sea que el plan de Todoroki falló? Sabía que no debía haberlo dejado ir solo.

- Aunque estuvieras allí, no habrías ayudado en nada. – dijo Gohan, sonriendo de manera poco característica suya. – ¿Quieres que te cuente la historia de cómo cayó Todoroki? Todo empezó cuando...

- ¡Basta! – gritó Shouji interrumpiendo al híbrido saiyajin. – Sé lo que intentas hacer, Son, y no voy a caer en ello. Terminemos con esto de una vez.

Dicho lo que tenía que decir, Shouji extendió sus seis brazos fuera de su cuerpo, tomando la apariencia de unas alas de mariposa deformes. Combinadas con su masivo tamaño e impresionante musculatura, la apariencia de pulpo con múltiples brazos del chico le hacía verse bastante imponente para los estándares de los estudiantes.

Gohan había visto cosas mucho peores, sin embargo, y adoptó también una postura. Colocó el cuerpo hacia el lado derecho y volteó la cabeza en la dirección de Shouji, mientras movía el brazo derecho hasta ponerlo enfrente del pecho, doblado noventa grados en el codo. Movió la mano abierta hasta adoptar una posición como una garra, con la palma hacia el suelo y los dedos apuntando hacia su oponente. La mano izquierda la tenía en la misma posición, solo que cerca de la cadera, con los dedos apuntando en la misma dirección del cuerpo.

Doblando ligeramente las rodillas, Gohan dio unos pocos saltos donde estaba, con los ojos fijos en los de Shouji. – Empecemos.

Tras unos segundos de tenso silencio, Shouji se lanzó al frente colocando los tres puños derechos hacia atrás, y una vez que se puso a tiro, intentó golpear al híbrido saiyajin con una velocidad impresionante para su tamaño.

En el momento en que vio los puños venir hacia él, Gohan hundió los pies en el suelo, y usando sus rodillas flexionadas como impulso, se lanzó al aire extendiendo el puño derecho para un devastador uppercut. – ¡Shoryuken!

Gohan golpeó con los nudillos debajo del mentón de Shouji, levantando su robusto cuerpo unos cuantos metros del suelo y haciendo que se arqueara hacia atrás. No queriendo arriesgar a que su compañero sufriera heridas graves en el descenso, el chico Son se colocó por detrás de él y lo atrapó antes de que se estrellara contra el duro concreto que tenía debajo, y lo recostó de espaldas.

Ya que Gohan había contenido una enorme porción de su fuerza, Shouji todavía seguía consciente, pero se quedó desorientado y respirando exhausto, ya claramente sin poder seguir peleando. Al no oponer más resistencia, el híbrido saiyajin cogió su cinta de captura y la enrolló alrededor de uno de los brazos de su oponente.

- ¡El encuentro ha terminado! ¡El equipo C es el ganador! – declaró All Might por los altoparlantes.

Gohan sonrió amablemente ante su oponente caído y le extendió la mano. – Perdón por las cosas que dije. Solo intentaba meterme en el personaje.

Con notable esfuerzo, Shouji aceptó la mano y dejó que lo ayudara a ponerse de pie. – No tienes que disculparte, Son. – jadeó mientras recuperaba el aliento. – Peleamos de manera justa, y me venciste fácilmente. Gracias por detener mi caída, por cierto.

- Ho hay problema. – respondió Gohan.

- Aun así, tu fuerza no es cosa de risa. – dijo Shouji, frotándose la barbilla. – Ni siquiera pude ver el movimiento que usaste conmigo. En un segundo estás frente a mí, y al siguiente desapareces y me golpean como un martillo hidráulico.

Gohan sonrió nerviosamente y se rascó detrás de la cabeza. – Sí... perdón por eso. ¿Alguna vez has jugado Street Fighter? – Ante la negativa de Shouji procedió a elaborar. – Es un juego de peleas que me gusta mucho, y el Shoryuken es un movimiento que usa uno de mis personajes favoritos. Siempre había querido usarlo, pero nunca tuve oportunidad hasta ahora.

Shouji soltó una pequeña carcajada. – Eres de otro mundo, Son.

Antes que pudieran seguir hablando, el ruido de unos pasos retumbantes que venían hacia ellos atrajo su atención. Los dos vieron que se trataba de All Might caminando por la calle hacia ellos, mostrando sus dientes como perlas brillando a la luz del sol.

- ¡Espectacular esfuerzo, joven Son! ¡Realmente espectacular! – comentó el héroe legendario, acercándose al chico y dándole una palmada en la espalda. – ¡Cuando vi lo que planeaba el joven Todoroki creí que tú y la joven Yaoyorozu estaban acabados, pero me probaste que estaba equivocado! ¡Un fabuloso espectáculo sin duda! ¿Y encima de todo tu Quirk te da la capacidad de volar? ¡Créeme que ni yo ni ninguno de tus compañeros nos esperábamos eso!

Eso atrapó desprevenido a Shouji. – Espera, ¿puedes volar? Así que así fue como llegaste aquí... – murmuró impresionado. Gohan sintió que sus mejillas se volvían a tornar rojizas y evitó su mirada.

- G-gracias, All Might-sensei.

Yaoyorozu de pronto atravesó la entrada patinando, arrastrando un trineo donde tenía amarrado al todavía inconsciente Todoroki. Al ver a Gohan de pie junto a Shouji y All Might, una encantadora sonrisa apareció en su rostro. – ¡Sabía que podrías hacerlo, Son! – comentó haciendo que el híbrido saiyajin se hundiera en el suelo de la vergüenza. Todos los halagos que estaba recibiendo (y que seguro vendrían más) comenzaban a abrumarlo.

- Y solo necesitó un ataque para hacerlo. – gruñó Shouji.

Yaoyorozu ensanchó los ojos casi imperceptiblemente ante su admisión, pero la sonrisa no desapareció de su rostro. – ¿Es en serio? Bueno, honestamente no puedo decir que me sorprenda.

- ¡En efecto, en efecto, pero este no es el lugar para discutir esas cosas, mis queridos pupilos! – intervino All Might. – ¡Síganme con el resto de sus compañeros, para que podamos hacer la evaluación!

Gohan palideció. – Umm, All Might-sensei, ¿le parece bien si llevo a Todoroki a la enfermería? – le preguntó nervioso. – También estoy preocupado por Midoriya y me gustaría ver cómo está.

All Might simplemente se rio. – Me alegra oír que te preocupas tanto por tus compañeros, y con gusto de dejaré que lleves al joven Todoroki a la enfermería... – Gohan sintió que se le subía el ánimo. – ¡Pero no sin hacer nuestra evaluación primero! La autorreflexión y evaluación de los compañeros es tan importante como el aprendizaje, ¿sabes? – Y con eso, Gohan sintió que le caía un peso en el estómago. Suspiró por dentro, resignándose a la idea de que no iba a poder escaparse de esto. De nuevo, quizás fuera mejor quitárselo de encima de una vez.

All Might levantó a Todoroki, ya desatado del trineo, y se lo echó encima del hombro. De inmediato se dirigió de vuelta a la sala de monitores, indicándoles a los otros tres que lo siguieran.

Los tres se fueron en silencio, por razones distintas. Shouji todavía seguía un poco molesto por haber perdido tan fácilmente, eso era obvio. Yaoyorozu, por otra parte, actuaba muy extraño. Parecía perdida en su propio mundo por una razón u otra, y aunque él tenía curiosidad de saber qué incomodaba a la chica, Gohan no quiso molestarla. En vez de eso, se preparó mentalmente para la inevitable fanfarria que vendría en su dirección por parte de todos.

Antes de que pasara mucho tiempo, el trío y su profesor llegaron a su destino y en cuanto Gohan puso un pie en la sala de monitores, se vio rodeado por todos y sintió sus sentidos abrumados. Numerosas voces lo asaltaron a la vez, y apenas pudo distinguir quién hablaba.

- ¡Diablos amigo, eso fue malditamente increíble! – lo alabó una voz masculina, probablemente Kaminari, ya que era además de Bakugou que utilizaba palabras tan fuertes de manera tan casual.

- ¡Deslumbrante! ¡Simplemente deslumbrante! ¡Casi tan deslumbrante como moi! – dijo (solo podía ser él) Aoyama.

Una mano dura, posiblemente de Kirishima, le dio una palmada en la espalda. – ¡Hermano, te convertiste totalmente en una bestia, y fue épico!

- ¡¿De verdad utilizaste el Shoryuken?! ¡Creí que solo estabas bromeando sobre eso! ¡De verdad estás loco! – exclamó Satou con entusiasmo. Su voz era fácilmente reconocible.

- ¡Tienes que llevarme a volar alguna vez! ¡No, en serio no bromeo, tienes que hacerlo! ¡Te pagaré con malteadas! – gritó excitada una chica, probablemente Ashido.

- ¿Tienes alguna clase de pájaro en tu interior? – preguntó quedamente una voz desconocida.

- ¡Ya basta todos! ¡¿No ven que lo tienen totalmente abrumado?! – ordenó Iida, cuyo tono autoritario era inconfundible.

Al oír eso, los estudiantes alrededor de Gohan se separaron, y todos ellos lo observaron avergonzados a diferentes niveles. El híbrido saiyajin respiró profundamente unas cuantas veces, resolviendo darle las gracias más tarde por su intervención. Las cosas empezaban a ponerse bastante incómodas allí.

- Perdón por eso, Son. – murmuró Kirishima, con las mejillas tan carmesís como su pelo. – Es que todos estábamos tan emocionados que... ¡santa mierda! ¡De verdad dejaste KO a Todoroki!

- ¡Ooh! – coreó toda la clase asombrada, fijando luego los ojos en el nada divertido All Might, que colocaba al susodicho inconsciente en una camilla. El Héroe Número Uno se aclaró la garganta y sonrió.

- Como sea, ya que todos estaban poniendo atención, les preguntaré: ¿quién creen que merezca el título de jugador más valioso en este encuentro?

Todos a excepción de Bakugou y Kouda levantaron las manos, sorprendiendo al profesor. Una vez que recuperó la compostura, señaló a Jirou.

- Son, obviamente. – replicó la chica de pelo morado.

- ¿Y eso por qué? – presionó All Might. Jirou rodó los ojos pero aun así respondió.

- Salvó a Yaoyorozu de congelarse, noqueó a Todoroki con un dedo y derrotó a Shouji de un golpe.

All Might asintió. – ¡Tus observaciones están en lo correcto, joven Jirou! ¿Alguien más tiene algo que agregar, o tal vez está en desacuerdo?

- Son-chan se encargó fácilmente de Todoroki-chan y Shouji-chan, y no sudó ni una gota al hacerlo. – agregó Asui. – Claramente podría haber seguido mucho más aunque tuviera muchos más oponentes para pelear.

- ¡Muy astuto, joven Asui! ¿Alguien más?

Iida levantó la mano. – Son-kun demostró gran versatilidad al usar su Quirk, e incluso tuvo el conocimiento para evitar que Shouji se golpeara la cabeza al caer cuando pelearon. También demostró una impresionante velocidad de reacción cuando golpeó e inmovilizó a Todoroki, que parecía a punto de recuperarse de la trampa que le pusieron.

- ¡Bien dicho, muchacho! ¿Alguien más? – Cuando nadie más se ofreció, All Might soltó una carcajada. – ¡Mis queridos pupilos, cada uno de los halagos que le han dado al joven Son está ciento por ciento correcto! ¡Pero le están dando muy poco crédito a la joven Yaoyorozu!

La boca de la chica se abrió del shock. – ¿Sensei?

- ¡Aunque no hayas peleado de la manera más llamativa en el campo de batalla, tus contribuciones no pueden ser ignoradas! – exclamó All Might, dándole un pulgar arriba. – ¡Demostraste gran capacidad de pensamiento rápido, como cuando evitaste que el joven Son destruyera el hielo del joven Todoroki, para así incorporarlo en tu propia trampa! ¡Ese es un signo de liderazgo excepcional!

Yaoyorozu se sonrojó ante el inesperado halago, mientras que Gohan le sonrió. Por supuesto que se lo merecía.

- Más todavía. – continuó All Might. – Aunque tu compañero usó de manera impresionante su Quirk, tú exhibiste mayor versatilidad con el tuyo. Creaste equipamiento para ayudarte a soportar el frío, preparaste varias trampas, y hasta hiciste un trineo para transportar a tu compañero caído luego de terminar la batalla. ¡Un desempeño estupendo, jovencita!

- Gracias, All Might-sensei. – respondió Yaoyorozu con una profunda reverencia.

El Héroe Número Uno apretó su puño con gran emoción. – Dicho todo eso, tampoco puedo ignorar los esfuerzos del joven Son, que ya todos han mencionado más que suficiente. Dada su influencia de principio a fin, es natural que se le otorgue el premio de jugador más valioso, ¡aunque no fue una decisión nada fácil, se los aseguro! ¡Debo felicitarte, fue un esfuerzo supremo, jovencito!

Mientras el resto de la clase le daba una ligera ronda de aplausos, Gohan se inclinó ante su profesor. – Gracias, sensei. Significa mucho. – En verdad lo hacía. No le importaba un título superficial que en realidad no valía nada, pero el que uno de sus más grandes ídolos lo reconociera le llegó al corazón, y le ayudó a reafirmar que había tomado la decisión correcta en aspirar a ser un héroe profesional.

Mientras el resto de la clase conversaba, All Might se le acercó a Gohan y le presentó la camilla de Todoroki. – Aquí tienes, muchacho. Eres libre de llevar al joven Todoroki a la enfermería. Si cualquier profesor te pregunta lo que estás haciendo, muéstrales este pase para salir de clases. – le explicó mientras le entregaba al híbrido saiyajin una hoja de papel. – Si no hubieras hecho lo que hiciste, habría detenido el encuentro debido a que el joven Todoroki rompió las reglas. – Luego se rascó la barbilla. – No puedo decir que me agrada exactamente que hayas tomado el asunto por tu propia mano y lo noquearas, pero al menos lo mantuviste haciéndole el menor daño posible. Excelente técnica, por cierto, pero a la próxima vez, déjaselo a los profesores, ¿de acuerdo?

Gohan tragó saliva, pero aun así asintió. – Lo tendré en mente, señor.

All Might sonrió. – De eso no tengo duda. Por ahora, me aseguraré de decirle algunas palabras al joven Todoroki sobre su comportamiento cuando despierte.

Limpiándose la gota de sudor que le bajaba por la sien, Gohan se dirigió a la salida, pero una mano en su hombro lo detuvo antes de salir. – Hey tiro listo, ¿a dónde crees que vas? – inquirió la voz familiar de su mejor amigo.

- Llevaré a Todoroki a la enfermería, y también quiero ver cómo está Midoriya. – reveló Gohan. Satou bufó en respuesta.

- Bueno, mueve rápido el trasero para que vuelvas a tiempo para mi encuentro. Te aseguro que se llevará de calle al tuyo.

Gohan se rio. – En ese caso no me decepciones.

Con eso, abandonó la sala, pero no sin antes ver que Yaoyorozu le echaba una mirada muy extraña, casi deprimida, que no supo cómo interpretar. El pensamiento le hizo fruncir el cejo, y continuó incomodándolo todo el rato hasta que llegó a la enfermería. Por fortuna, no lo detuvo ningún profesor por los pasillos. Aunque tenía la nota de All Might, no tenía muchas ganas de tener que explicar por qué llevaba a un compañero inconsciente en una camilla.

Un letrero negro sobre una puerta cerrada alertó a Gohan que había llegado a su destino, así que se acercó y tocó. Segundos después, la puerta se abrió para revelar a una diminuta anciana de pelo gris, con un visor púrpura y rosa sobre su cabeza, con bata de médico. Esa sin duda tenía que ser Recovery Girl, llamada inapropiadamente la Heroína Juvenil.

- Ya era hora de que llegaras. – dijo mientras se hacía a un lado para dejar entrar a su visitante. – Me preguntaba por qué All Might se tardaba tanto.

- La evaluación. – aclaró Gohan, empujando la camilla de Todoroki en la habitación.

- Me imaginé que ese fue el caso. – musitó Recovery Girl. – A ese All Might le encanta jugar más de lo necesario. Como sea, pon esos músculos tuyos a buen uso y coloca a Todoroki en la cama al lado de la de Midoriya.

Dándole una mirada preocupada a su amigo mientras dormía, Gohan hizo lo que le dijeron. Al terminar, echó un vistazo rápido a la habitación a su alrededor. Era un área bastante pequeña, con puertas azul pálido y paredes de colores similares. Unos cuantos diplomas y diagramas médicos colgaban por encima del escritorio de Recovery Girl, el cual contenía una computadora al lado de múltiples carpetas. Tres camas básicas estaban dispuestas una al lado de la otra, separadas por cortinas médicas blancas.

En general, se veía bastante cómodo para lo que se suponía que fuese, pero seguía sin ser un lugar al cual a Gohan le gustaría visitar. Tenía una cierta aversión a los despachos de los doctores desde que despertó inesperadamente en uno de ellos a su llegada a este mundo.

- Hmm, de verdad le diste duro a este muchacho, y aun así no hay signos de trauma físico. – observó Recovery Girl, examinando el cuerpo de Todoroki con un dedo huesudo mientras el híbrido saiyajin desviaba la mirada nerviosamente. – Eres tan impresionante como dice mi hermano.

Eso último sorprendió a Gohan. – ¿Hermano? ¿A qué se refiere con...? Espere, ¡usted es la hermana del Doctor Shuzenji! – exclamó una vez que conectó los puntos, abriendo los ojos ante la revelación.

Recovery Girl soltó una risita. – Shuzenji Chiyo a tu servicio, pero puedes llamarme Doctora Shuzenji... o Recovery Girl, como prefieras.

- Es un placer conocerla al fin. – dijo Gohan, inclinándose respetuosamente.

- Igualmente. – sonrió la ancianita. – Solo trata de no volverlo una costumbre como Midoriya aquí.

Gohan frunció el cejo y le echó un ojo al chico peliverde, que parecía descansar pacíficamente a pesar de los vendajes que cubrían su brazo derecho y la bolsa de suero intravenoso en el izquierdo. – ¿Cómo está?

- Estará bien con un buen descanso. – explicó Recovery Girl. – Sus heridas en este momento son mayormente superficiales.

Gohan se mordió los labios. Tuvo la sensación de que Recovery Girl no estaba diciéndole toda la verdad, pero no la culpaba por eso. Usualmente la confidencialidad entre doctor y paciente era algo muy serio, y él conocía mejor que nadie el valor de la privacidad. Solo esperaba que el diagnóstico de Midoriya no fuese demasiado para preocuparse.

Un zumbido junto a él atrajo su atención, proveniente del teléfono de Recovery Girl. Después de echarle un vistazo soltó un bufido con expresión de molestia. – El director quiere verme. Sé bueno y cuida a estos dos hasta que vuelva, ¿de acuerdo? – le preguntó con voz dulce. – No me tardaré mucho.

- Por supuesto. – sonrió Gohan. – No hay ningún problema.

- Buen chico. – dijo Recovery Girl. Abrió un cajón de su escritorio y sacó un enorme tarro de dulces que luego dejó junto a la computadora. – Sírvete algunas gomitas mientras esperas.

Gohan movió la cabeza afirmativamente mientras observaba a la anciana enfermera salir de la habitación. Una vez que se quedó a solas, se sentó en una silla y observó sombríamente a su amigo inconsciente.

- Bueno, no seguiste mi consejo al final. – lo regañó suavemente, cogiendo una gomita con forma de oso. – Aun así, debo darte crédito. La forma en como arriesgas tu cuerpo es más allá de lo imprudente, pero dice mucho de lo que estás dispuesto a sacrificar por tu sueño. Tienes mi respeto por eso.

Midoriya no respondió, lo cual era de esperarse con su condición. El gesto enfurruñado de Gohan se acentuó más todavía. El Quirk del chico con pecas era escalofriantemente similar a la técnica del Kaioken que su padre utilizó una vez. Ambos poderes incrementaban la fuerza del usuario temporalmente a enormes proporciones, pero le hacían mucho daño al cuerpo.

Goku eventualmente superó esas desventajas con entrenamiento intensivo, pero Midoriya estaba a eones de llegar al nivel del Son mayor. El riesgo de causarse daños irreparables antes de poder dominar su Quirk era demasiado real, y aterrador. Era un predicamento horriblemente injusto, y Gohan odiaría ver que los sueños de su amigo quedaran truncados por un accidente auto infligido.

Lo único que el híbrido saiyajin podía pensar en ese momento era que quería ayudar a Midoriya a entrenar para aprender a controlar sus habilidades. Gohan aceptaba que era un completo novato como instructor de artes marciales, pero no podía quedarse tranquilo viendo como su amigo se destruía a sí mismo, no cuando tenía una idea de cómo ayudarlo. Después de todo, ¿no era eso lo que constituía a un héroe?

- No es muy común ver tanta determinación en la cara de alguien tan joven.

Gohan casi saltó fuera de la silla al oír la voz y se dio la vuelta para ver a Shuzenji Chiyo de pie en la puerta, mirándolo con expresión pensativa. – ¡R-Recovery Girl! I ¡No la escuché entrar!

- ¿Qué te incomoda, muchacho? – preguntó la amable ancianita. – Tiene que ser algo serio si ya te bajaste la mitad de mi tarro de gomitas.

Gohan abrió los ojos al oír sus palabras, y al confirmar que era cierto, sintió el tinte carmesí en sus mejillas. – P-perdón por eso. Yo... ahh... creo que dejé de prestar atención a lo que estaba haciendo. – Qué embarazoso. No tenía idea de que estaba tan perdido en sus pensamientos.

- Las gomitas no importan. – le aseguró Recovery Girl, restándole importancia a sus preocupaciones con la mano. – Lo que importa eres tú, jovencito. ¿Te sientes bien?

Gohan exhaló profundamente y le sonrió a la enfermera con toda la confianza que pudo. – Lo estoy, Recovery Girl. Solo estoy preocupado por Midoriya.

Recovery Girl le sonrió de igual manera. – Tienes un buen corazón, Gohan, y estoy segura de que lograrás grandes cosas. Por el momento, si alguna vez te molesta algo, mi puerta siempre está abierta.

- Gracias, Recovery Girl. Lo tendré en mente. – replicó Gohan, genuinamente agradecido por la oferta. Al parecer la amabilidad era un rasgo de la familia.

- Bien. Ahora en marcha, chico. – le ordenó la enfermera, haciéndole un además para que se fuera con sus manos. – Seguro tu profesor se estará preguntando dónde estás. Y gracias por cuidar a estos dos.

- Me alegra haber ayudado. – dijo Gohan levantándose de la silla y dirigiéndose hacia la puerta. Pero antes de salir, le echó una última mirada a Midoriya, y una mirada de determinación se apoderó de sus ojos ónix. – "Descansa, amigo. Lo necesitarás."

Completado su trabajo en la enfermería, Gohan corrió rápidamente de vuelta a donde estaba su clase. Honestamente había perdido la noción del tiempo, así que esperaba que al menos Satou no hubiera peleado todavía. Sin duda podía vivir sin todas las quejas que le echaría encima su mejor amigo si se perdía su encuentro.

Nadie notó su entrada a la sala de monitores, pues estaban muy concentrados en ver la pelea en las pantallas. Para su sorpresa, el monitor mostraba a Satou peleando cuerpo a cuerpo con Kirishima en la habitación con la bomba. Cerca de él estaban Kouda and Sero, y de alguna manera los dos habían terminado enredados juntos con una enorme cinta blanca. Viéndolos sacudirse en el suelo, incapaces de separarse, le hizo rascarse la cabeza. ¿Cómo rayos había pasado eso?

Queriendo tener una mejor vista de la acción, se plantó al lado de Yaoyorozu, que alzó una ceja al notar su presencia. Al ver eso, Gohan suprimió el deseo de tragar en seco, preocupado si todavía seguiría del mismo humor extraño que cuando se fue.

- Volviste justo a tiempo para ver el final del encuentro de tu amigo. – dijo quedamente.

- Mejor tarde que nunca. – respondió Gohan con un deje de cautela en su voz. Afortunadamente, Yaoyorozu sonaba a que había vuelto a la normalidad. – ¿De qué me perdí?

- En el encuentro que siguió al nuestro, Asui-san y Tokoyami-san derrotaron a Jirou-san y Kaminari-san con facilidad. – explicó, manteniendo la voz baja para no molestar a sus compañeros. – Ashido-san y Aoyama-san se enfrentaron después a Hagakure-san y Ojiro-san, y podría haber ganado cualquiera. El equipo de Hagakure-san se robó la victoria al final cuando se escabulló de la batalla y logró ponerle la mano encima a la bomba.

Gohan asintió, feliz de saber que no hubo incidentes mayores como el de Midoriya. – Y bien... ¿qué rayos pasó aquí? ¿Por qué Kouda y Sero están enredados juntos?

Yaoyorozu cruzó los brazos, con aspecto algo desaprobatorio. – Ningún equipo tenía un plan real, así que terminaron encontrándose en el cuarto con la bomba. Mientras Satou-san y Kirishima-san empezaban a pelear, Kouda-san se lanzó salvajemente contra Sero-san, que lanzó un chorro de cinta para defenderse. No pude ver con exactitud lo que sucedió, pero terminaron chocando uno contra el otro y empezaron a rodar, y de alguna manera se enredaron juntos. – Dejó salir un suspiro. – Ni siquiera All Might-sensei sabía qué pensar de eso.

- Huh. – comentó Gohan, compartiendo el sentimiento de la muchacha. Hizo una nota mental de preguntarle a All Might si podía ver una repetición de las peleas que se había perdido, porque eso sonaba demasiado cómico para dejarlo pasar.

En el monitor, la pelea entre Satou y Kirishima parecía acercarse a su final, y para disgusto de Gohan, su mejor amigo era quien estaba perdiendo. Los movimientos de Satou se estaban volviendo torpes, y Kirishima estaba capitalizando las aberturas que veía, conectando tres golpes con sus puños endurecidos por cada golpe que recibía.

- ¿Qué le sucede a Satou-san? – preguntó Yaoyorozu. – Estaba peleando casi igualado todo este tiempo, pero su nivel acaba de bajar sin aviso.

Todo mundo volteó a ver a Gohan, que se rascó detrás de la cabeza y se rio algo nervioso. – El Quirk de Satou se llama Sugar Rush. Entre más azúcar ingiere, más fuerte se vuelve. – Su rostro se enfurruñó cuando su mejor amigo salió volando tras una patada de Kirishima que le dio de lleno. – Desafortunadamente, tiene sus límites. Entre más azúcar convierte en fuerza, más disminuyen sus funciones cognitivas, lo que le provoca somnolencia progresiva.

- Un Quirk verdaderamente interesante, y con mucho potencial. – dijo All Might. – ¡Si el joven Satou puede incrementar su tolerancia a la somnolencia, no hay forma de saber lo fuerte que puede ser!

Gohan estuvo de acuerdo con su profesor. Él y Satou frecuentemente tenían combates de entrenamiento, pero ya que el uso de Quirks en público sin una licencia técnicamente era en contra de la ley, el chico de labios grandes no había podido trabajar en su acondicionamiento. Con suerte eso cambiaría ahora que estaban en la U.A., pues Gohan quería que su amigo llegara lejos.

Desafortunadamente, ese progreso todavía estaba lejos de manifestarse. El monitor mostró a Kirishima agachándose bajo un gancho salvaje de Satou, y luego saltando al frente y dándole un rodillazo volador al chico de labios grandes en todo el pecho. Satou se encorvó de frente y tosió, dándole a su oponente la oportunidad de noquearlo con un doble golpe de martillo en la espalda.

Siendo el último combatiente en pie, Kirishima amarró su cinta de captura alrededor del brazo de Satou, y luego caminó hacia donde estaba la bomba y le puso una mano encima. Con una gran sonrisa mostrando sus dientes afilados, el pelirrojo saludó a la cámara con una V de la victoria.

- Tch. Siempre le encantó hacer teatro. – gruñó Ashido, aunque sonreía por su victoria.

- ¡El equipo I gana! – gritó All Might por el micrófono, saliendo a toda prisa de la sala justo después.

- Bueno, eso fue muy divertido. – comentó Kaminari sonriendo. – No tan emocionante como los dos primeros encuentros, pero una buena forma de terminar una clase super genial.

- No gracias a ti. – lo regañó Jirou, causando que Kaminari se enfurruñara. Eso sacó algunas carcajadas del resto de sus compañeros.

Al no entender el contexto detrás de la broma, Gohan estuvo a punto de preguntarle a Yaoyorozu qué pasó, pero se quedó con las palabras en la boca cuando vio una expresión desanimada manchando su hermoso rostro. Sintió un peso en el estómago. – ¿Estás bien?

Yaoyorozu miró a ambos lados. – Necesito preguntarte algo, pero no quiero que los demás lo oigan. Por favor sígueme. – le pidió.

Gohan tragó en seco, pero a pesar de todo le hizo caso, y siguió a la chica hasta una esquina de la sala donde pudieran hablar lejos de los oídos de sus compañeros. – ¿Qué sucede?

Yaoyorozu suspiró. – Son-san, ¿podrías haber derrotado fácilmente a Todoroki-san y Shouji-san por tu propia cuenta? – le preguntó en tono neutral.

Gohan abrió los ojos, pero mantuvo el control. No veía razón para mentirle. – Sí.

Yaoyorozu asintió. – Ya me lo imaginaba, luego de escuchar que derrotaste a Shouji-san con un solo ataque. Si realmente eras tan fuerte para empezar, ¿por qué no lo hiciste tú solo?

Gohan se rascó la cabeza y exhaló profundamente. Así que ESO era lo que la preocupaba. – No lo hice yo solo porque no habría sido justo para ti. – respondió sonriéndole cálidamente a la chica. – Este era un ejercicio en equipo, y tú merecías la oportunidad de mostrar tus habilidades tanto como yo. No soy tan egoísta como para querer toda la gloria para mí solo. – Y también quería ver de qué era capaz ella para satisfacer su curiosidad, pero esa parte se la guardaría para él.

Le tomó unos momentos comprender su razonamiento, pero una vez que lo hizo, su cara se iluminó con una linda sonrisa que hizo que a Gohan se le acelerara el corazón. – Gracias, Son-san.

- D-de nada. – respondió el híbrido saiyajin, incapaz de evitar que se le quebrara un poco la voz.

Los dos volvieron a unirse al resto de la clase, justo cuando All Might ingresaba a la sala con Satou, Kirishima, Sero y Kouda detrás de él. El equipo perdedor se veía desanimado, mientras que Kirishima sonreía ampliamente. Sero también estaba feliz, pero su sonrisa no era ni de cerca tan pronunciada como la de su compañero.

All Might les indicó a los cuatro estudiantes que se colocaran frente a la sala y se plantó delante de ellos, con los brazos en jarras. – Se nos agota el tiempo, así que trataré de hacer esto rápido. Por ser el último que quedó en pie, y por sus impresionantes habilidades de combate, ¡el premio del jugador más valioso de este encuentro es para el joven Kirishima! – anunció.

Una ligera ronda de aplausos resonó, y el pelirrojo se avergonzó con los halagos. – Cielos, gracias a todos. – murmuró, con la voz extrañamente ahogada.

- Sin embargo, este desempeño no estuvo exento de fallas. – continuó All Might, haciendo que Kirishima se desinflara ligeramente. – ¡Ningún equipo demostró mucho pensamiento crítico, y ningún equipo tuvo tiempo de preparar incluso un plan rudimentario! ¡Ser un héroe requiere adaptarse a cualquier situación, pues lanzarse a ciegas solo les hará las cosas más difíciles a ustedes y a la gente que están tratando de salvar!

» ¡Dicho eso, no se desanimen, mis jóvenes aprendices! – añadió el héroe legendario, suavizando su tono y con los ojos brillando. – ¡Todos están aquí en la U.A. para aprender a ser héroes excepcionales, y este es apenas su primer día oficial de clases! ¡Todavía tienen tres años de estudio por delante, tres años para aprender lo que deben y no deben hacer antes de salir al mundo como...!

El discurso de All Might se vio interrumpido por el chirriante pitido de su reloj, y el hombre se puso blanco ante la interrupción. – ¡Whoops! ¡Parece que se me acabó el tiempo! – se rio nerviosamente, con unas gotas de sudor en la frente. – ¡Excelente trabajo hoy, jóvenes! ¡Vayan a cambiarse y diríjanse a su siguiente clase! ¡Los veré a todos mañana!

Y con eso, All Might abandonó la sala en un flash, dejando detrás un rastro de humo que dejó a todos los estudiantes de la Clase 1-A confusos. Gohan se quedó igual, pero lo achacó finalmente al extraño comportamiento de All Might y los gajes de ser un héroe de renombre mundial. Muchos de los superhéroes de sus viejos libros de cómics tenían algún rasgo particular suyo o hábito que usaban como mecanismo para lidiar con sus problemas, así que tal vez aplicaba de igual forma con los héroes de la vida real.

Iida de repente se aclaró la garganta, atrayendo la atención de toda la clase. – ¡Ya escucharon a All Might-sensei! ¡Procedamos a nuestra siguiente clase! No querrán llegar tarde en el segundo día de clases, ¿verdad? – les dijo a todos en tono acusatorio.

Unos pocos estudiantes gruñeron su desacuerdo, pero todos hicieron finalmente lo que Iida les pidió y salieron de la sala de monitores. Gohan notó a Satou arrastrando los pies casi al final de la fila, caminando con pesadez y con una expresión desanimada en el rostro.

El híbrido saiyajin se acercó a su amigo y le dio unas palmaditas en la espalda para animarlo. – Lo harás mejor a la próxima, hermano.

- Así que llegaste a tiempo para ver cómo me pateaban el trasero, ¿eh? – gruñó Satou, haciendo enfurruñar al chico Son.

- Recuerda lo que dijo All Might: el año escolar apenas comienza. – le aseguró Gohan. – Todavía tienes tres años por delante para dominar tu Quirk.

Satou suspiró. – Sí, eso lo sé, pero aun así... me fue bien hasta que me agarró el sueño. Kirishima es un tipo rudo y todo, pero él no es como tú. Eso me desanima, ¿sabes?

- Lo sé, amigo, lo sé. – Aunque ya era cosa del pasado, Gohan conocía muy bien esa sensación.


(--0--)

La última clase del día fue Japonés, impartida por el héroe profesional con aspecto de vaquero, Snipe, y transcurrió sin mucha fanfarria ya que no pudo replicar toda la emoción y excitación del Entrenamiento Básico de Héroes con All Might. Todoroki llegó a la mitad de la lección, cargando una nota de Recovery Girl explicando su ausencia.

Gohan se sentía algo dudoso ante el prospecto de lidiar con el chico con heterocromía tan pronto después de su encuentro, pero para su sorpresa (y alivio) Todoroki lo dejó tranquilo. Ni siquiera pareció fijarse en su presencia. Era un poco preocupante, y el híbrido saiyajin sabía que tendría que hablar cara a cara Todoroki en algún momento, pero por ahora, eso sería un problema para el Gohan del futuro.

Cuando sonó la campana final del día, Todoroki empacó sus cosas en silencio y se marchó, y luego Bakugou también lo siguió, para sorpresa de Gohan. El temperamental usuario de explosiones había permanecido extrañamente callado desde la clase de All Might, pero al chico Son no le importaba eso en lo más mínimo. Lo que había pasado entre él y Midoriya había dejado a Bakugou visiblemente sacudido.

En cualquier caso, con las dos presencias más perturbadoras ausentes, el resto de la Clase 1-A decidió ponerse a charlar, ya que nadie tenía prisa por irse. Gohan también decidió quedarse, aunque principalmente porque estaba esperando a que Midoriya regresara.

Cuando Midoriya regresó, sin embargo, se vio abordado inmediatamente por Satou, Kirishima, Ashido, Asui, Sero y Aoyama, y subsecuentemente bombardeado por un montón de preguntas que lo dejaron totalmente avergonzado. Gohan lo vio y se rio un poco, recordando cuando le pasó exactamente lo mismo.

Para darle crédito, Midoriya no se veía tan abrumado como él, así que Gohan decidió sentarse y dejar que el chico peliverde tuviera su momento. Mañana le propondría lo del entrenamiento, luego de que las cosas se calmaran un poco. Dicha decisión quedó más justificada cuando Midoriya inquirió sobre la ausencia de Bakugou, y salió corriendo fuera del salón cuando Uraraka le reveló a dónde se había ido el rubio.

Gohan sintió una punzada de preocupación por su amigo, pero rápidamente la ignoró. Lo que fuera que Midoriya quisiera discutir con Bakugou era asunto suyo, así que se lo dejaría. Además todavía estaban en los terrenos del colegio, Midoriya estaría bien.

De repente, se topó con un par de enormes ojos que no parpadeaban mirando en su dirección, y no tardó en reconocer que le pertenecían a Asui. – Oh, Son-chan todavía sigue aquí. – dijo despreocupadamente.

Esto provocó que el grupo que antes acosaba a Midoriya volteara sus cabezas en la dirección de Gohan, sorprendiéndolo. – Umm... ¿hola? – los saludó.

- Viejo, ¿por qué no dijiste nada para que supiéramos que seguías aquí? – preguntó Kirishima, mostrando su sonrisa de tiburón al máximo. – ¡Creímos que te habrías ido!

- ¡Sí, tenemos preguntas que hacerte! – exclamó Ashido, prendiendo todas las alarmas en la cabeza de Gohan.

Tuvo un ligero respingo al ver al grupito recién formado acercársele, resistiéndose al impulso de gruñir cuando vio la sonrisa arrogante que Satou tenía en la cara. Cuando el grupo llegó hasta su asiento, se reunieron a su alrededor como una bandada de buitres, y la excitación en sus rostros era casi palpable.

Viéndose rodeado, Gohan soltó un suspiro de resignación y sonrió. No podía culparlos por sentir curiosidad. Tal vez ya era hora de abrirse un poco. – Bueno, ¿qué les gustaría saber?

Esta historia continuará...

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