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No hay salida fácil

Por espacio de un segundo, solo hubo silencio, y entonces el rugido estremecedor de la multitud disipó toda la tensión como un tifón desatando su furia.

- ¡Eres hombre muerto, Cuatro Ojos!

- ¡E-ese comportamiento tan tosco es indigno para un héroe!

- Hn.

- ¿Huh?"

- H-hola.

- ¡Démosles a esta gente un show que no olvidarán!

- ¡Genial!

- ¡¿Qué se supone que significa eso?!

- Shinsouu Hitoshi, ¿eh? – murmuró Gohan en voz alta. Su calma contrastaba totalmente con los demás competidores. – Interesante.

Si había un oponente para el cual no estaba preparado en absoluto, era este sujeto. Hatsume Mei también era un factor desconocido, pero al menos tenía una vaga idea de qué esperar con ella, considerando su personalidad alegre y vibrante. Shinsouu, por otra parte, era como un libro totalmente cerrado.

Un vistazo hacia un lado reveló a Satou y Kirishima en medio de un concurso de miradas silenciosas, con sonrisas idénticas adornando sus rostros. Los dos se quedaron quietos como estatuas, sin retroceder un ápice en cada sentido de la palabra. Definitivamente su encuentro sería algo digno de ver.

Ashido rodó los ojos ante la vista, antes de voltear a ver a Gohan y darle una sonrisa pequeña, casi temblorosa. – Si gano mi encuentro, nos enfrentaremos en la segunda ronda...

- Tú puedes, Ashido. Eres fuerte. – declaró Gohan con confianza, dándole a la chica una sonrisa propia.

Ashido se sonrojó, pero a pesar de todo también sonrió de oreja a oreja, y sus ojos oscuros chispearon con un fuego que no le sorprendió ver. – ¡Puedes apostarlo!

Gohan asintió con aprobación, y tras despedirse de ella volteó su atención hacia la multitud que lo rodeaba, curioso sobre dónde estaría su oponente. No tardó mucho en encontrar a Shinsou; su distintivo cabello índigo, aura deprimida, y la mirada en blanco que le daba a Gohan le hacía sobresalir como un faro entre el mar de estudiantes excitados con la competencia.

Sin saber qué esperar del chico, pero aun queriendo mostrar educación, Gohan se le acercó y le extendió la mano, sonriéndole amablemente. – Te deseo buena suerte en nuestro encuentro. Hagamos que sea uno bueno, ¿eh?

Shinsou bajó su mirada gélida, pero no aceptó la mano que le ofrecían. En vez de eso, sus ojos violetas se fijaron en los ónix de Gohan, mientras fruncía ligeramente las cejas. – Casi suenas genuino al decirlo.

Gohan dejó de sonreír. – Yo no...

De repente algo grueso y peludo le cubrió la boca. Gohan reaccionó agarrando el objeto que acababa de sujetarlo, y girando el cuerpo hacia su atacante al tiempo que lanzaba un golpe de navaja hacia su cuello. Sin embargo, al ver la cara aterrada de Ojiro a pocos milímetros, se quedó congelado, y sus dedos quedaron a menos de una pulgada de la garganta del rubio.

- ¡¿Ojiro?! ¡¿Qué diablos, amigo?! – gritó bajando las manos. – ¿Estás bien? No fue mi intención...

- Estoy bien, Son. Solo... no digas ni una palabra más. – suplicó Ojiro, dirigiéndole una mirada fulminante a Shinsou.

El chico de pelo índigo sonrió con arrogancia, como si le divirtiera lo que acababa de suceder. Pero luego que el tenso silencio entre ellos se extendiera sin signo alguno de abatirse, se encogió de hombros y se fue, caminando con paso despreocupado.

Una vez que Shinsou quedó fuera de su radio de escucha, Gohan se volvió hacia su compañero, confundido. – ¿Me quieres explicar qué fue todo eso?

- Hagas lo que hagas, no le respondas a nada de lo que te diga ese sujeto. – exclamó Ojiro, cuyo rostro era una máscara de seriedad de vida o muerte que dejó al híbrido saiyajin todavía más confuso.

- ¿Por qué? Si es porque es un patán, no te preocupes. Ya he lidiado con bastantes de...

- Son. Confía en mí cuando te digo que ese sujeto es peligroso. Hasta para alguien como tú. – continuó Ojiro.

Ahora fue el turno de Gohan de ponerse serio. – Explícate.

- Ven conmigo. – le indicó Ojiro, señalándole la entrada de un túnel desocupado.

Similar a su conversación pasada con Todoroki, Gohan se apoyó contra la pared con los brazos cruzados y esperó a que su compañero de clases hablara. Ojiro frunció la cara pensativo, como si eligiera sus palabras con cuidado.

- El Quirk de ese sujeto... no se parece a nada que haya visto. Es como alguna clase de... control mental. – explicó.

Gohan se quedó boquiabierto, y su cabeza empezó a dar vueltas ante la revelación. – ¡¿Control mental?! ¡Eso es una locura! – Con razón su compañero pensaba Shinsou era peligroso; el sujeto tenía un Quirk condenadamente aterrador.

- Sí. Y además es muy sutil. – continuó Ojiro. – Lo último que recuerdo es que me preguntó cuál era mi Quirk, y lo siguiente que supe fue que la batalla de caballería ya estaba a punto de terminar.

Gohan se frotó las sienes, todavía esforzándose por comprender lo que acababa de oír. – Es decir que más o menos por media hora, ¿este sujeto tenía completo control sobre tus acciones y tú no podías hacer nada?

- Sí...

- ¿Y activó su control mental cuando respondiste a su pregunta?

- Hasta donde sé, así fue.

Eso no era suficiente. Gohan necesitaba saber más. – ¿Esa es la única forma? ¿Puede hacerlo con contacto físico o a través de sus pensamientos?

Ojiro dejó salir un profundo suspiro y se pasó la mano por su pelo rubio. – No lo sé. Como dije, estuve inconsciente todo el tiempo, y cuando finalmente le pregunté qué pasó al final de la batalla, simplemente me ignoró y se fue.

Gohan se mordió los labios mientras se concentraba. – ¿Es decir que no tienes idea de cómo romper el control mental una vez que caes en él?

Ojiro tragó saliva. – Hay una manera, pero no creo que sea posible en un torneo.

- ¿Oh? – Gohan se acercó con interés.

- ¿Recuerdas lo que dije que recuperé el sentido hacia el final de la batalla de caballería? – Tras recibir un gesto afirmativo, Ojiro continuó. – Fue porque choqué contra alguien de otro equipo y eso me libró del control mental.

Gohan ensanchó los ojos. – O sea que el contacto físico puede romperlo. ¿Alguna otra idea?

- No, lo siento. – murmuró Ojiro, bajando la cabeza y dando patadas distraídamente al suelo de concreto.

Gohan cerró los ojos, absorbiendo la montaña de información que acababan de darle. Luego de algunos segundos de contemplación silente, los abrió de nuevo para sonreírle amigablemente a su compañero de clases. – Gracias por decirme esto, Ojiro. No tienes idea de cuánto lo aprecio.

- Todo bien, amigo. – murmuró el chico con cola. – Nos salvaste el pellejo a todos allá en el U.S.J., es lo menos que puedo hacer.

- "Tal vez, pero tú me acabas de salvar de un potencial ridículo de proporciones cataclísimicas." – pensó Gohan, y luego añadió en voz alta. – Aun así, me gustaría pagártelo. Te invito a comer brochetas un día de estos. Hay un lugar que no está muy lejos de la escuela que encontré hace unas semanas.

Ojiro finalmente levantó la mirada, y su depresión anterior se vio reemplazada por sorpresa. – Bueno, sería tonto no aceptar una comida gratis, ¿pero brochetas? Que sea comida china y lo consideraré.

Gohan rio. – Conozco un buen restaurante chino. Está un poco más lejos, pero podemos llegar caminando. Hacen unas frituras con salsa de carne y ostras de primera.

- ¡Ahora sí hablamos el mismo lenguaje! – se rio también. – ¡Es un trato! Y gracias, Son, de verdad no tenías que hacerlo.

Gohan movió la mano restándole importancia. – No te preocupes por eso. – Era lo menos que podía hacer.

Una vez que regresaron al estadio, Ojiro le dio unas palmadas al híbrido saiyajin en la espalda. – Buena suerte en tu encuentro, Son. No creo que la necesites, pero nunca se es demasiado cuidadoso.

- Totalmente cierto. Nos veremos luego, Ojiro. – Antes de que pudieran tomar caminos separados, sin embargo, una memoria reciente regresó al frente de sus pensamientos, sacándole un rubor al chico. – ¡Oh! Y por cierto, perdón por, umm, ya sabes... casi partirte el cuello hace un momento... – dijo nerviosamente, mientras se rascaba la nuca.

Ojiro se rio entre dientes. – No tienes que disculparte, hombre. La culpa es mía por venirle por detrás a otro artista marcial. Yo habría reaccionado igual... aunque no tan rápido. – Luego silbó de manera apreciativa. – Aun así, esos reflejos son asombrosos. ¿Qué clase de entrenamiento hiciste para llegar a ese punto?

- Uno realmente poco ortodoxo. – reveló Gohan, resistiéndose el impulso de dar un respingo.

Ojiro se rio. – Suena divertido. Bueno, te dejo para que te prepares. Recuerda lo que hablamos.

- Lo haré, y gracias otra vez. – replicó Gohan, asintiendo con la cabeza.

Ya con eso fuera del camino, se volvió a unir a la congregación de estudiantes animados en el centro del estadio. De lo que podía ver y oír, el sentimiento no se había apagado en absoluto, lo cual era bueno. Desafortunadamente, el sentimiento no se aplicaba a él. Por entusiasmado que estaba de ver a sus compañeros enfrentarse, no se podía sacudir el terror que sentía por su propia pelea.

Si su vida de montaña rusa descarrilada le había enseñado algo, era que la paz era efímera, y que el peligro podía surgir en cualquier momento. Aunque este mundo no tenía las amenazas capaces de sacudir planetas que había en su tierra, la sobreabundancia de Quirks variados y obscenamente poderosos significaba que nunca podía bajar la guardia.

"Nunca olvides que la muerte podría venirte en cualquier momento, en cualquier lugar, donde sea," era una de las lecciones más duras que Piccoro literalmente tuvo que grabarle en la cabeza a la fuerza cuando era niño. Aunque Gohan lo encontró algo extremo, incluso en ese entonces, el principio detrás de ello era sólido. Hasta Miyamoto Musashi se subscribía a un ideal similar, y la era donde vivió era significativamente menos caótica que la actual.

Satou resultó estar exactamente donde Gohan lo había dejado, mientras Kirishima y Ashido no se veían por ninguna parte. El híbrido saiyajin levantó una ceja al ver la postura rígida de su amigo, con los brazos cruzados y gesto fruncido. – ¿Qué diablos te pasó? ¿Perdiste tus golosinas?

- ¿Qué hacías confraternizando con el chico de la cola? ¿Tratas de reemplazarme? – cuestionó Satou, y su gesto se volvió aún más severo.

Gohan rodó los ojos. – Discutiendo estrategias.

- ¿Estrategias? – El tono de Satou se transicionó a incredulidad. – ¿Contra ese alfeñique de pelos morados que es más flaco que una rama? Solo sóplale y se desplomará.

- No es sabio subestimar a tus oponentes. – lo regañó Gohan.

Satou resopló. – Lo que usted diga, Sr. Miyagi.

- El Sr. Miyagi nunca dijo eso. – replicó Gohan secamente.

- Cierto, pero es algo que sin duda diría. – replicó Satou, poniéndose las manos detrás de la cabeza.

Gohan abrió la boca para replicar, pero fue interrumpido por la voz atronadora de Present Mic proyectándose por los altoparlantes. – ¡Ooh, vaya, algunos de esos encuentros son pura candela! ¿Tengo razón o qué, gente? – La multitud rugió estando de acuerdo. – ¡Sí, sí, simplemente fantástico! ¡Pero antes de que podamos proceder con el evento principal, tenemos algunos eventos recreacionales para su disfrute! ¡Primero, una búsqueda de tesoro con un giro especial al estilo U.A.!

Sorprendentemente, la multitud también vitoreó. Gohan se imaginó que estarían demasiado impacientes para otro intermedio, y que querrían volver a ver a los niños apaleándose unos a otros. Pero de nuevo, Present Mic hacía un trabajo decente al añadir el hype: eso del "giro especial al estilo U.A." sonaba particularmente intrigante.

Gohan se volteó hacia Satou y sonrió. – Eso suena divertido. ¿Quieres participar?

El chico más alto sacudió su cabeza. – Normalmente diría que sí... pero al fin tengo una oportunidad de cobrármelas con Kirishima, y no quiero desperdiciarla. – Apretó un puño y lo acercó a su cara, endureciendo su expresión. – Sabía que tendría otra oportunidad de volver a pelear contra él, pero nunca imaginé que sería aquí, en el mayor de los escenarios. Tengo que poner mi cabeza en el juego, hermano.

Gohan se rio. No podía recordar la última vez que su mejor amigo se veía ardiendo tanto de emoción por algo que no estaba relacionado a hacer pasteles. – En ese caso voy contigo. – le ofreció. – Podemos hacer calentamiento, meditación, discursos motivacionales, lo que necesites para estar listo.

- ¿Y qué pasa con la búsqueda de tesoros? – inquirió Satou.

- Asegurarme de que no hagas el ridículo, y por asociación, que no me dejes mal a mí, tiene prioridad. – explicó Gohan, levantando la comisura del labio.

Satou soltó una gran carcajada y se hundió el puño en la palma. – ¡Pequeño bribón insolente! ¡Bien! Busquemos un lugar para calentar. Tengo un par de técnicas nuevas que he querido probar, y me hará falta un buen saco para golpear.

Gohan asintió con aprobación, colocando un dedo de manera contemplativa en el mentón. – En ese caso, mejor conseguirte un par de guantes de boxeo. No quisiera que te rompas las manos antes de la gran pelea.

Los ojos de Satou se ensancharon momentáneamente, antes que soltara un resoplido por sus enormes labios. – ¿De dónde salió todo ese descaro, Son? ¿Has estado pasando el rato con el Petardo Explosivo a mis espaldas?

Como si le hubieran tirado un balde de agua con hielo encima, el humor jovial de Gohan se evaporó en un instante, y un gesto fruncido se apoderó de su rostro. – Eso fue bajo.

- No te metas con el toro, jovencito, o te tocarán los cuernos. – lo provocó Satou, haciendo el gesto y todo.

- Y a ti te tocarán zarpazos en el trasero si provocas demasiado al oso. – gruñó Gohan, señalando hacia la salida del estadio con la cabeza. – Ahora vámonos, no tenemos todo el día.

- ¡Voy detrás de ti, Sr. Miyagi! – chirrió Satou, chorreando arrogancia en toda su voz.

Con una sacudida de resignación, Gohan llevó a su amigo hacia la salida del estadio. Aunque ese comentario respecto a Bakugou le molestó más de lo que admitiría, se sentía genuinamente feliz de que Satou no pareciera abrumado por la ocasión. Aunque si su actitud despreocupada seguiría durante su encuentro o no, eso todavía estaba por verse.

(-0-)

Una vez que el interludio recreacional concluyó, los estudiantes fueron agrupados en cabinas corporativas colocadas en las tribunas, lo bastante grandes para acomodar exactamente treinta personas. A cada clase le designaron su propia cabina privada, separada de la de sus rivales por paredes de concreto que permitían algún tipo de privacidad y evitaba que hubiera espionaje. Aunque no bloqueaban el sonido, como podía atestiguarlo al escuchar los chirridos de Mineta.

Desde allí, todos observaron cómo Cementoss trabajaba su magia para construir para construir una plataforma de combate. Siempre con ganas de observar los Quirks en acción, Gohan observó con atención mientras el escenario comenzaba a tomar forma.

La base del escenario consistía en una enorme área rectangular llena de baldosas, conectada al suelo por un pequeño juego de escaleras. Descansando encima de la base, arriba de otro pequeño juego de escaleras, se encontraba el verdadero ring de pelea: o más bien rectángulo. Una elección extraña en su opinión, pero se imaginó que esto ya sería parte de lo usual en la U.A.

A diferencia de la base con baldosas, la plataforma de combate consistía en una superficie lisa y completamente limpia y blanca. Una gruesa línea separaba esta sección del escenario de lo que se podría considerar como el área fuera de los límites, que contenía una superficie igualmente lisa, solo que de color más oscuro. En general, no parecía muy diferente de un ring para luchas de sumo...

Bueno, excepto por el llamativo logo de la U.A. logo en la parte inferior, las llamas que se prendieron en las cuatro esquinas de la base, y que su tamaño era mucho más grande en general. A pesar de la extraña forma rectangular, el ring se veía bastante espacioso, si bien algo peligroso debido a los bordes filosos de sus dos plataformas elevadas.

- ¡Gracias, Cementoss! ¡Excelente trabajo como siempre! – alabó Present Mic a su colega mientras se sentaba en una silla directamente de cara al escenario. – ¡Y ahora, ¿quién está listo para que le bombee la sangre, se le pare el corazón, se le retuerzan las tripas y se le suba la testosterona de pura ACCIÓN?!

- ¡NOSOTROS! – coreó la multitud.

- ¡Eso es lo que quería oír! ¡Y ahora escuchen, chicos y chicas! ¡Aunque las reglas son muy simples, son muy importantes! – Present Mic se aclaró la garganta. – ¡La meta del juego es sacar a tu oponente de los límites, o inmovilizarlo por completo! ¡También puedes ganar si logras obligarlo a que diga "me rindo"!

»Que empiece el dolor, y las lesiones, porque tenemos a nuestra querida Recovery Girl esperando en las alas del hospital para darles un besito en sus rasponcitos más tarde! ¡Aunque traten de no extralimitarse! ¡Siguen siendo héroes en entrenamiento, así que el uso excesivo de fuerza resultará en DESCALIFICACIÓN!

Una lluvia de abucheos resonó por toda la multitud: si fue porque querían que hubiera uso excesivo de fuerza, o que les desagradaba el pensamiento, Gohan no tenía idea.

Pero antes de poder pensar apropiadamente en la moralidad de la audiencia, Iida y Bakugou se dirigieron al estadio y tomaron posiciones en los lados opuestos del ring. Aunque el segundo miraba fulminantemente y con desprecio a su oponente, el primero llevaba una máscara de dura indiferencia. Lo que no llevaba Iida, sin embargo, eran sus características gafas. Muy listo.

- ¡Nuestro primer concursante viene de la Clase 1-A del Curso de Héroes! ¡El novato explosivo con un corazón lleno de rabia, Bakugou Katsuki! – anunció Present Mic mientras la multitud se volvía loca. – ¡Se enfrentará a su compañero de clases, el elegante y sofisticado Iida Tenya, el hijo menor de la prestigiosa familia Iida! – Ante eso, los espectadores gritaron todavía más fuerte, profundizando la ya de por sí tóxica mirada de Bakugou.

- No veo cómo esto terminará bien para Iida. – musitó Sero en voz alta.

- ¡Hey! ¡Iida-kun todavía tiene una oportunidad! – protestó Uraraka.

- No lo sé, Uraraka. Bakugou parece furioso. Muy, muy furioso. – observó Kirishima.

- ¿Y qué? ¡Bakugou-kun siempre está furioso! ¡Probablemente haya nacido así! – replicó Uraraka, haciendo que algunos se rieran por lo bajo.

- ¿Tú qué opinas, Son? – preguntó Satou junto al híbrido saiyajin. Gohan se mordió los labios, pero se abstuvo de decir lo que pensaba.

- ¡Comiencen! – anunció Present Mic.

Al instante, Iida salió disparado de frente, pero Bakugou fue casi igual de rápido para actuar, lanzándose hacia el aire usando sus explosiones como cohetes de propulsión. Desde su posición elevada, alteró su trayectoria y se disparó como un misil hacia Iida que seguía en movimiento, gruñendo como perro rabioso durante su descenso.

Iida, para darle crédito, fue lo bastante ágil para frenar y saltar hacia un lado, evitando un puñetazo explosivo de Bakugou que agrietó el cemento y sacó una nube de humo negro que cubrió una gran porción del ring. Desafortunadamente, no fue capaz de anticiparse la patada barredora que Bakugou le lanzó después, dándole en los talones y haciéndolo caer de espaldas.

Con un rugido salvaje, Bakugou saltó fuera del humo y golpeó a Iida, hundiendo sus rodillas en los bíceps del chico más alto y empezando un feroz asalto mientras estaba en el suelo. – ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! – empezó a gritar, hundiendo sus nudillos repetidamente en la cara de su oponente sin señal alguna de detenerse.

La mayoría de los miembros de la Clase 1-A no podía más que observar el espectáculo en silencio horrorizados; contrastando completamente con la audiencia que animaba positivamente. Gohan estaba igual de preocupado que sus compañeros de clase, pero mantuvo sus emociones bajo control. – ¡Vamos, Iida! ¿De verdad eso es todo lo que tienes? – masculló entre dientes apretados, a la vez que cerraba los puños con fuerza sobre su regazo.

- ¡¿Este será el final para Iida?! – preguntó Present Mic, adoptando un tono melodramático en su voz. – ¡Parece que el primer encuentro terminará en el primer-whoa! ¡Miren eso!

La multitud soltó un "¡Ooohh!" cuando los motores en la pantorrilla derecha de Iida se encendió, y luego se soltaron un "¡Aaaahh!" cuando el apaleado estudiante asestó una patada a potencia turbo detrás de la cabeza de Bakugou.

Bakugou gruñó audiblemente y se fue de cara, perdiendo el agarre apenas lo suficiente para permitirle a Iida poner los brazos fuera de peligro, y usar la fuerza de la parte superior de su cuerpo para quitarse a su atacante de encima. Luego, tras volver a ponerse de pie, se lanzó hacia el rubio mareado, que estaba de rodillas, y le dio un puntapié con toda su fuerza en las costillas.

Un grito colectivo hizo eco por toda la multitud mientras Bakugou salía rodando hacia el borde del ring, solo para detenerse a menos de un metro de tocar la línea de los límites. Apretando los dientes se puso de pie, y le lanzó una mirada feroz a su oponente. No mostraba signos externos de daño, pero Gohan supo que todavía sentía el resquicio de esa patada.

Iida optó por presionar su ventaja y se lanzó a la carga contra Bakugou, pero el rubio estaba lo bastante bien como para abrir los brazos, generar calor en sus palmas, y luego golpearlas juntas para descargar una tremenda explosión que mandó a volar a Iida de espaldas antes de que pudiese conectar un ataque. Bakugou hasta fue lo bastante rápido para agregar un "¡Vete al infierno!" para enfatizar.

Afortunadamente, Iida no estaba lo bastante cerca como para recibir todo el impacto de la explosión, y logró aterrizar sobre sus pies en el lado opuesto del ring. Ya que ninguno de los combatientes hizo ningún movimiento, los espectadores tuvieron oportunidad para ver el aspecto del chico alto por primera vez desde su increíble recuperación.

Desafortunadamente, Iida parecía estar en un estado mucho peor que Bakugou. Estaba jadeando con pesadez, y su nariz chorreaba sangre como un grifo roto. Luego de limpiarse todo lo que pudo con la manga de su uniforme, miró de nuevo a Bakugou, con la expresión en blanco. Sin embargo, el casi imperceptible tic en su ojo (que sin duda después iba a hinchársele) demostraba que también estaba enojado.

- ¡Qué increíble regreso del borde de la muerte por parte de Iida! – vociferó Present Mic, y la audiencia gritó llena de júbilo de la misma manera. – ¿Podrá seguir el paso y sacar una victoria? ¿O acaso el abrumador poder de Bakugou será demasiado al final? ¿Alguna predicción, Eraserhead?

- No. – gruñó Aizawa.

- ¡Diablos! – jadeó Kaminari. – ¡Eso fue intenso!

- Bakugou es una máquina, pero Iida tampoco se queda atrás. – señaló Kirishima.

- ¡Les dije que no subestimen a Iida-kun todavía! – exclamó Uraraka, sonando apropiadamente confiada.

- ¡Jaja, tú díselos, chica! – se rio Ashido. – ¡Vamos, Iida! ¡Patéale el trasero!

- ¡Sí! ¡Has que se haga encima de los pantalones delante de toda esta gente! – aulló Satou.

Sero lo miró levantando una ceja. – Sí saben que solo van a hacer que Bakugou se enfade todavía más, ¿verdad?

- ¡Qué importa! ¡Es divertido ver a ese bastardo perder los papeles!

De vuelta en el ring, Bakugou avanzaba lentamente hacia Iida, con pequeñas explosiones danzando en sus manos estiradas. Cuando el rubio llegó hasta el centro del ring, los motores en las pantorrillas de Iida rugieron al encenderse, y de nuevo empezó a echar una carrera alrededor de la plataforma, rodeando a Bakugou en círculos como un correcaminos. Entre más corría Iida, más rápido se volvía, y más difícil era distinguirlo.

- Acaso... ¿Iida está tratando de hacerle de Flash? – inquirió Kirishima.

- ¿Quieres decir correr tan rápido que crearía un tornado? – preguntó Gohan. Al responderle con un asentimiento, él negó con la cabeza. – En realidad lo dudo. Si tuviera que adivinar, diría que está tratando de ganar velocidad tanto como sea posible para confundir a Bakugou, y después lo golpeará desde un punto ciego.

- ¿Eh? Eso es muy inteligente de Iida. – comentó Kaminari.

Gohan frunció el cejo. – Es una táctica sólida, pero me preocupa el hecho de que Bakugou está dejando que Iida lo haga sin más.

En efecto, Bakugou se contentaba con permanecer en el centro del ring, sin perturbarse en absoluto. Los únicos indicios de movimiento de su parte eran sus ojos carmesís yendo de aquí para allá peligrosamente, tratando de rastrear los movimientos de Iida a medida que incrementaba su velocidad. Y dada su relativa calma, parecía que estaba teniendo éxito en ello.

Luego de treinta segundos de esto, Iida atacó, atacando a Bakugou por la retaguardia desde un ángulo de cuarenta y cinco grados. Justo cuando estaba a punto de embestirlo, Bakugou pivoteó donde estaba y le lanzó una palma abierta directo a la cara. – ¡ARDE!

Una explosión como de una granada cegadora detonó enfrente de los ojos de Iida, arrancándole al chico un grito de agonía mientras se llevaba las manos a la cara.

Sin perder ni un segundo, Bakugou conectó un devastador uppercut en el estómago desprotegido de su víctima, haciendo que Iida se fuera de frente y bajara los brazos por instinto. Con un objetivo vital ahora desprotegido, Bakugou levantó la palma hacia la cara de Iida, hundiéndole los dados en la piel, y le azotó la parte de atrás de la cabeza en el suelo, resonando dolorosamente en una grieta.

Todavía sujetándolo con fuerza, la mano de Bakugou brilló con un naranja amenazador, pero antes que ocurriera un desastre, un grito de "¡Alto!" de parte de Midnight detuvo la tortura.

Bakugou le echó una mirada fulminante a la profesora, pero retrajo la mano y se echó para atrás revelando el cuerpo golpeado e inconsciente de Iida al mundo, atrayendo una ronda de gritos ahogados de toda la cabina de la Clase 1-A.

Su nariz estaba doblada en un ángulo extraño, chorreando todavía sangre de ella como si fuera una fuente. Las cinco heridas provocadas por las uñas de Bakugou también empezaron a sangrar, aunque no tanto. Para coronar la horrible imagen, sus ojos estaban firmemente cerrados, y la boca congelada en una mueca de dolor.

- ¡El ganador de la primera ronda es Katsuki Bakugou! – declaró Present Mic, cuya voz carecía de su chispa usual. Hasta los subsecuentes vítores del público perdieron algo de su anterior vigor.

- Pobre Iida-kun. – gimió Uraraka, observando al grupo de médicos que entraba en el ring y cuidadosamente colocaba al malherido muchacho en una camilla mientras Bakugou se alejaba caminando, con las manos en los bolsillos.

- Probablemente tenga una contusión luego de ese último ataque. – señaló Yaoyorozu. – Es algo bueno que Midnight-sensei haya detenido el encuentro cuando lo hizo. Cualquier otro golpe a la cabeza habría sido realmente peligroso.

Gohan hizo una reverencia en señal de respeto. – Iida peleó bien considerando las circunstancias. Bakugou es un oponente formidable.

Kaminari se aclaró la garganta. – ¿Alguien me quiere explicar qué demonios acaba de suceder? Parecía que Iida lo tenía en la bolsa, y de repente Bakugou le dio la vuelta en el último momento.

- D-de hecho, Kacchan tuvo el control del encuentro todo el tiempo. – murmuró Midoriya.

Kaminari no parecía convencido. – ¿Estás seguro de eso?

- Midoriya tiene razón. – añadió Gohan, viendo a su amigo peliverde sucumbir ante la mirada de varios de sus compañeros. Cuando su atención se volvió hacia él, se movió para elaborar. – Bakugou le tendió una trampa que sabía que podía activar. Sabía perfectamente que no podría igualar a Iida en velocidad, pero también sabía que Iida evitaría atacarlo de frente, ya que no le funcionó las últimas dos veces que lo intentó. Así que, al moverse al centro del ring, le dejó una sola opción.

Kaminari silbó. – Mierda. Las peleas de nivel alto son como un juego de ajedrez, ¿eh?

- No es que tú supieras algo de eso. – se burló Jirou, haciendo que algunos se rieran por lo bajo mientras que Kaminari se enfurruñaba, claramente ofendido.

Gohan se rascó la mejilla. – Aunque debo admitirlo, no creí que Bakugou tuviera el tiempo de reacción para hacer algo así. Eso fue impresionante en serio.

- Kacchan siempre ha tenido reflejos asombrosos. – explicó Midoriya, frunciendo el cejo al ver cómo finalmente sacaban a Iida del estadio. – A menos que Iida-kun lograse incorporar algunos ataques de largo alcance en su estilo de combate, el desenlace de este encuentro habría sido el mismo.

- ¡Bueno, véanlo por el lado amable! ¡Al menos no llevaba sus gafas! – dijo Ashido, aunque a medias animada de lo que solía estar.

- Sí, ¿y qué onda con eso? – se preguntó Satou rascándose el mentón. – Yo creí que las tenía pegadas en la cara con super pegamento.

Midoriya dejó salir una risita nerviosa. – Le dije a Iida-kun que debería ponerse contactos en vez de sus gafas para este encuentro. Kacchan a veces puede entusiasmarse de más con su Quirk...

Gohan rodó los ojos. – "Traducción: Bakugou es un psicópata."

- Si Iida tenía contactos todo este tiempo, ¿por qué esperar hasta ahora para ponérselos? – se preguntó Ashido. – ¿No habría sido mucho más seguro hacerlo antes del festival deportivo? Digo, no es como que estamos jugando a las escondidas en el parque o algo.

- Iida-san no tenía lentes de contacto. – respondió Yaoyorozu, para sorpresa de sus compañeros. – Me pidió que le hiciera un par.

Midoriya se levantó al oír la admisión, y sus ojos se sobresaltaron en dirección hacia ella. – ¿También puedes hacer eso? ¿Con la prescripción correcta y todo?

Yaoyorozu se sorprendió un poco, pero sonrió y asintió antes de responderle. – Leí un poco sobre el campo de la óptica cuando era joven. Nunca se sabe cuándo deberás rescatar a alguien que tiene problemas de visión.

- ¡Eso es genial! – Con una velocidad sorprendente, Midoriya sacó un bolígrafo y una libreta de notas (de dónde, Gohan no tenía idea), y empezó a garabatear en ella, acompañando el rasgar de su bolígrafo por murmullos ininteligibles.

- Maldito nerd. – dijo una voz fría, haciendo que todos a excepción de Todoroki se congelaran y voltearan su atención a la fuente.

Sin prestarles ninguna atención, Bakugou se dirigió a un asiento lejos de sus compañeros y se dejó caer en él, echándose las manos detrás de la cabeza y plantando los pies en el asiento enfrente de él. Gohan frunció el cejo ante la arrogante actitud que mostraba, pero mantuvo la boca cerrada. Ahora no era momento de sacar más drama innecesario.

Sero fue el primero en romper el silencio, sonriéndole ampliamente al volátil rubio. – Menudo espectáculo que hiciste allá. Fue de muerte.

Bakugou sonrió con arrogancia. – Cuatro Ojos fue una broma, apenas sí me hizo sudar cuando le pateé el trasero. – Su expresión se transformó en algo todavía peor mientras les echaba a sus compañeros una mirada fulminante. – Espero que alguno de ustedes perdedores al menos me obligue a esforzarme. De nuevo, si me hacen dormirme de aburrimiento, difícilmente tendrán una oportunidad de vencerme.

Sin que fuera sorpresa, esto provocó una oleada de quejas agitadas de parte de los miembros más temperamentales de la Clase 1-A, lo que a su vez se propagó al resto de las clases que también escuchaban el alboroto. Ya que Iida se encontraba incapacitado y no podía ponerle fin al caos, lo único que Gohan podía hacer era gruñir y hundirse todavía más en su asiento.

Afortunadamente, Present Mic estaba allí para salvar el día. – ¡Y ahora que ya se limpió toda la sangre y se evacuaron a los heridos, es hora de empezar el siguiente encuentro! – rugió, para el deleite de toda la multitud. – ¡Bajen de una vez, Kaminari Denki y Uraraka Ochaco! ¡Les llegó su turno de brillar!

Los dos combatientes se quedaron rígidos, y luego intercambiaron miradas desafiantes. Antes de que ninguno de los dos pudiera decir ni una palabra, Uraraka se puso de pie y rápidamente salió de la cabina y se dirigió al túnel.

Kaminari se rascó su cabello alborotado, con aspecto de estar confundido. – ¿Qué pasa, algo que dije la hizo enojar? Si esto es por lo de los trajes de porristas, la idea fue de Mineta.

- Lo sabía. – dijo Tsuyu croando.

- Solo cállate y vete para allá abajo, idiota, a menos que quieras que te descalifiquen. – lo regañó Jirou, antes de entrecerrar los ojos de manera ominosa. – Y gracias por recordarme lo de los trajes de porristas. Tú y yo tenemos que hablar de eso.

Kaminari se quedó helado, tragó saliva y se levantó de su asiento como si tuviera el trasero en llamas, antes de salir corriendo detrás de Uraraka. – ¡No hay tiempo para hablar! ¡Deséenme suerte, adiós!

Negando con la cabeza, Jirou cruzó los brazos. – Imbécil.

Gohan se acercó hacia Midoriya, que estaba sentado a tres lugares de distancia, y notó que la anterior exuberancia de su amigo peliverde había desaparecido, siendo reemplazada por un gesto fruncido y los puños apretados. – ¿Nervioso? – le susurró.

- Un poco. – replicó Midoriya. – Kaminari-kun es un mal oponente para ella.

- Cierto, pero ambos sabemos lo ingeniosa que puede ser Uraraka. – declaró Gohan. – Eso, y además que está muy motivada para ganar, la convierte en una oponente dura para cualquiera. Es fuerte, Midoriya.

Midoriya tragó saliva. – Yo... tienes razón. Debemos apoyarla y creer en ella.

- Ese es el espíritu. – exclamó Gohan con una pequeña sonrisa, volviendo su atención hacia el ring abajo y esperando a que los combatientes emergieran.

(-0-)

- ¡Nuestros siguientes dos participantes también son de la Clase 1-A del Curso de Héroes! – declaró Present Mic, pausando brevemente para permitirle a la audiencia observar a los combatientes mientras se encaraban uno a la otra en el ring.

Uraraka tenía la cara enfurruñada con las cejas apretadas, y los puños muy cerrados, mientras que Kaminari se veía tan casual como siempre. Si el usuario de electricidad estaba incómodo de encontrarse bajo los reflectores, no lo demostraba. Casi era impresionante.

- Primero, el chico cuyo nombre le va como anillo al dedo, con una chispa que supera sus años: ¡Kaminari Denki! – La multitud rugió con entusiasmo, y aumentaron el volumen cuando el muchacho les saludó en respuesta. – ¡Se estará enfrentando a un miembro del equipo de jugadores más valiosos de la ronda pasada! ¡No dejen que su apariencia los engañe, porque esta adorable muchachita viene muy en serio! ¡Damas y caballeros, démosle a una cálida bienvenida a Uraraka Ochaco!

Ya fuera por su reputación, o por lo seria que se veía, la multitud pareció perder los papeles, y la recepción que le dieron a Uraraka se llevó de calle a la de Kaminari. No fue una sorpresa entonces que se viera un poco molesto por ello.

- ¡Tú puedes hacerlo, Uraraka-san! – la animó Midoriya.

- ¡Dale una paliza, Ochaco-chan! – croó Tsuyu.

- ¡No te pongas en ridículo, Kaminari! – gritó Sero.

- ¡Comiencen!

- Y bien, Uraraka, ¿quieres salir conmigo luego que terminemos con esto? – le preguntó Kaminari de repente, echándole a la chica una sonrisa despreocupada. – Si me dices que sí, quizás te lo ponga fácil durante el encuentro. Después de todo, no querría arruinar esa linda cara tuya.

Midoriya se quedó rígido donde estaba, y su cara pecosa se tornó de un color pálido que no se veía natural. Gohan, entretanto, estaba estupefacto por la confianza descarada de Kaminari al anunciar semejante cosa en televisión internacional.

Los ojos de Uraraka se ensancharon imperceptiblemente y sus mejillas se tornaron ligeramente más brillantes, pero su respuesta fue un fuerte sacudón de su cabeza. – Me rehúso.

Kaminari puso mala cara, pero rápidamente se sacudió el rechazo con una sonrisa. – Oh bueno, valía la pena intentarlo. Tal vez cuando te venza y te muestre lo fuerte que soy cambiarás de opinión.

Para complementar su declaración, rayos de electricidad comenzaron a traquetear a su alrededor, danzando alrededor de su silueta peligrosamente. La expresión de Uraraka se endureció mientras daba unos pasos hacia atrás y doblaba las piernas ligeramente, esperando a que su oponente hiciera el primer movimiento.

Kaminari estuvo más que feliz de obedecer. – ¡Choque Indiscriminado, 1,3 Millones de Voltios! – gritó, alzando las manos y estampándolos en el suelo de un solo golpe, enviando una fuerte descarga que salió disparada hacia Uraraka a gran velocidad.

Desde su posición agachada, Uraraka saltó hacia la izquierda e inmediatamente echó una carrera, apenas evitando el ataque. Desde aquí, continuó corriendo por el borde externo del ring, sin bajar la velocidad.

Kaminari arqueó una ceja, pero su aura de confianza no bajó ni un ápice. – ¡No está mal, Uraraka! ¡Pero a ver si puedes esquivar esto! ¡Choque Indiscriminado, 1,3 Millones de Voltios!

Imitando sus movimientos anteriores, disparó otra descarga eléctrica, solo que esta estaba dirigida hacia enfrente de su objetivo en lugar de directamente hacia ella.

Uraraka logró anticiparse, sin embargo, y se obligó a frenar el impulso virando en ese lugar, cambiando de dirección antes de salir disparada en otra carrera. Igual que antes, el ataque pasó sin causar daños y se disipó al colisionar contra la pared.

La sonrisa de Kaminari al fin flaqueó. – ¡Choque Indiscriminado, 1,3 Millones de Voltios! – gritó por tercera vez, lanzando otra descarga eléctrica que fue esquivada de la misma manera exacta.

Sin embargo, en lugar de continuar su carrera, Uraraka plantó los pies firmemente en el suelo y miró desafiante y con determinación a su oponente, sin un solo rastro de sudor en su linda cara. Su boca no se movía, pero el mensaje era claro, y Kaminari estaba visiblemente nervioso.

- ¡Q-qué ruda! – tartamudeó Kirishima con estrellas en los ojos.

- Kaminari-chan está perdiendo el control. – declaró Tsuyu.

- "Quizás, pero Uraraka no puede mantenerse así para siempre." – pensó Gohan, sin desviar la mirada.

Kaminari dejó salir un profundo respiro y forzó otra sonrisa, pero esta ya no tenía la seguridad de antes. – ¡No está nada mal! ¡Pero veamos si puedes esquivar cuando no tienes a dónde correr! – la desafió, echando atrás sus puños apretados y clavándolos en el suelo. – ¡Choque Indiscriminado, 1,5 Millones de Voltios!

Una descarga de electricidad se dispersó por toda la superficie del ring hacia Uraraka, dejando a su paso un rastro de cemento electrificado. A diferencia de su iteración más débil, esta técnica cubría substancialmente más área, haciéndola significativamente más peligrosa.

Midoriya jadeó, y Gohan no podía culparlo por entrar en pánico: ambos sabían que si su amiga recibía un golpe, quedaría fuera.

Como si se anticipara al cambio de estrategia de Kaminari, Uraraka juntó sus dedos meñiques y se levantó del suelo, sacando una ronda de reacciones estupefactas de los espectadores, incluyendo a su oponente. Diablos, él mismo estaba más sorprendido que nadie, si su boca abierta y ojos saliéndosele eran algún indicio.

Un zapato blanco le dio a Kaminari en la cara, rebotando con un golpe seco. – ¡¿Qué demo-! – Y un segundo inmediatamente lo siguió, dejando una viva marca roja en su frente. – ¡Auch!

Luego siguió una chaqueta azul enrollada en una bola, estrellándose contra su estómago como una bala de cañón y obligándolo a encogerse mientras de su boca salían ruidos de arcadas.

Aunque la multitud sedienta de sangre rugía de aprobación, Gohan solo podía observar en silencio conmocionado como Uraraka, ahora descalza y con una camiseta negra, se disparaba hacia Kaminari como un cohete con los brazos estirados, con el rostro siendo una perfecta imagen de absoluta concentración. El momento en que se puso al alcance de su objetivo (que acababa de recuperarse apenas para levantar la cabeza), alargó una mano hacia un lado y lo abofeteó con toda la fuerza que pudo reunir.

Los gritos ensordecedores de la audiencia ahogaron el sonido de la bofetada, pero la forma en como los rasgos de Kaminari se contorsionaron alrededor de los dedos de Uraraka fue suficiente para expresar la agonía que experimentara. Para agregar más a su miseria, su cuerpo comenzó a elevarse lejos del suelo como si se hubiera convertido en un globo.

- ¡Whoa! ¡Esto sí que es un electrizante giro de acontecimientos! – comentó Present Mic. – ¡En un arrollador despliegue de ingenio, Uraraka ha superado su desventaja de alcance y acaba de darle la vuelta al encuentro totalmente! ¿Acaso nuestro residente con chispa logrará salvarse de convertirse en un astronauta? ¿O acaso la U.A. se convertirá en la segunda escuela de héroes del hemisferio norte que manda un estudiante a la luna?

- ¡¿Q-q-q-qué está pasando?! ¡Ayuda! ¡Ayúdenme! – chilló Kaminari, haciendo aspavientos violentamente con los brazos y las piernas mientras continuaba elevándose más y más altos.

- ¡Acabo de usar mi Quirk contigo! ¡Si quieres que te baje, ríndete! – gritó Uraraka, habiendo aterrizado de vuelta en el suelo para retirarse hacia el extremo opuesto del ring.

Kaminari sintió que la cara se le enrojecía y su respiración empezó a acelerarse. – ¡Mi-mierda! ¡B-bájame de aquí! ¡Me voy a sofocar en el espacio! ¡Mis ojos van a explotar!

- ¡Ríndete primero! – repitió Uraraka.

- ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡NO! ¡No voy a caer de una manera tan poco genial! – Kaminari enrolló su cuerpo en una bola, y unos pequeños rayos de electricidad comenzaron a traquetear alrededor de su cuerpo flotante.

Gohan sintió que el corazón se le paraba. – Oh no...

- ¡Choque Indiscriminado, 2 Millones de Voltios!

Una onda de choque atronadora salió fuera de Kaminari, dispersándose en una red de rayos de electricidad que golpearon cada centímetro del ring y hasta quemaron parte de la hierba afuera de él, y el enorme voltaje de la intensa técnica fue suficiente para alcanzar las paredes interiores del estadio. La descarga no fue suficiente para lastimar a la audiencia, pero Uraraka no tenía medios para escapar del ataque, y subsecuentemente no pudo más que quedarse humeando y temblando donde estaba.

- ¡N-no! – exclamó Midoriya.

La cara agonizante de la pobre muchacha se quedó llena de manchas negras de piel quemada, con los labios temblándole de manera antinatural por la parálisis. Mostrando un coraje desgarrador, logró mantenerse de pie a pesar del dolor agonizante que estaba experimentando, pero esto solo duró unos pocos segundos antes que sus piernas temblorosas finalmente cedieran, y colapsó. Un momento después, el cuerpo flotante de Kaminari cayó al suelo con un golpe seco que revolvía el estómago.

Todos los que lo vieron se quedaron sin palabras a diferentes grados, hasta que Present Mic rompió el silencio. – ¡Bien, ¿qué les parece eso, amigos?! ¡Parece que estamos en un punto muerto! ¡Pero no teman! ¡El show debe continuar, y solo puede haber un ganador! ¡En un evento como este, el primero que se ponga de pie...!

- ¡Wheey! ¡Wheey! ¡Wheey! – empezó a canturrear Kaminari como un robot, levantándose como un zombi borracho y dando tumbos alrededor del ring, dándoles a los atónitos espectadores un doble pulgar arriba.

- ...gana... – terminó Present Mic de manera anticlimática. Luego se aclaró ruidosamente la garganta. – ¡Kaminari Denki pasa a la siguiente ronda! ¡Solo miren lo feliz que está el muchachito!

La audiencia explotó en éxtasis, mientras Gohan se dejaba caer en su asiento y se pasaba una mano por los mechones. Abajo, un grupo de médicos acababa de subirse al ring y estaban atendiendo a una claramente inconsciente Uraraka. Qué no daría por tener una semilla del ermitaño ahora mismo.

- ¡Santa mierda! ¡Siento que el corazón me va a explotar fuera del pecho! – exclamó Kirishima.

- ¿Debería contar como victoria aunque Kaminari esté en su modo idiota? – cuestionó Ojiro. – Quiero decir, sí, Uraraka está fuera y noqueada, pero no es como que Kaminari esté en forma para seguir peleando.

- Él está de pie, ella no. Tan simple como eso. – declaró Tokoyami.

Ojiro dejó salir un profundo suspiro. – Eso lo entiendo. Es solo que... se siente extraño, ¿sabes?

- En efecto. – ofreció Tokoyami.

Midoriya de repente se puso de pie de un salto, asustando a los que no estaban enfrascados en sus propias conversaciones. – La voy a esperar en el ala de hospital. – anunció, saliendo hacia dicha ubicación.

- Espera. – lo llamó Gohan, haciendo que su amigo se detuviera y se diera la vuelta. – Cuando despierte, asegúrate de que sepa que lo hizo excepcionalmente bien, y que debe sentirse orgullosa de su desempeño.

La boca de Midoriya se tornó en una sonrisa temblorosa. – Lo haré, Son-kun. Gracias.

Luego que el chico peliverde se fue, Ashido dejó salir un suspiro de anhelo. – ¿Alguien más cree que esos dos harían una pareja muy linda? – preguntó en voz alta.

Varios de sus compañeros hicieron evidente que estaban de acuerdo, salvo por Bakugou, cuya respuesta fue un crudo "¿A quién le importa esa mierda?"

- Ojalá pudiera encontrar una chica que se preocupe por mí como Midoriya lo hace por Uraraka. – gruñó quedamente Satou.

- ¿Y qué pasó con tu plan para cortejar a la Princesa Zelda? – le susurró Gohan, curvando el labio burlonamente.

Satou resopló. – Dejé de obsesionarme con ella al mismo tiempo que tú dejaste de mirar debajo de la falda de Chun-Li. – espetó él, antes de frotarse el mentón pensativamente. – De nuevo, no estoy seguro de que alguna vez lo hayas hecho.

Las mejillas de Gohan se colorearon de un ardiente carmesí. – ¡¿Q-quét?! ¡Yo jamás lo habría hecho! ¡Sácate esa basura de la cabeza! – tartamudeó.

- Ooh, 'estamos revelando secretos? – inquirió Ashido, acercándose con una sonrisa diabólica en los labios.

- ¡N-no! ¡Satou solo está hablando estupideces! – tartamudeó Gohan.

Ashido se rio. – Si tú lo dices.

En cuanto la chica se volvió a su asiento, Gohan le sacó el dedo a su mejor amigo, y Satou respondió de la misma manera. ¿Quizás necesitaba enfriarse un poco los motores? Por mucho que disfrutase su nuevo hobby molestando a Satou, no era como que no tuviera munición propia para contraatacar. Independientemente de si lo que decía era verdad o no, el chismorreo adolescente era un enemigo de temer.

Abajo en el ring, Midnight intentaba sacar a Kaminari fuera del escenario, pero el usuario de electricidad estaba poniéndose poco cooperativo en su estado semiconsciente.

- Ochaco-chan estuvo muy cerca. – comentó Tsuyu, con un raro tinte de tristeza en su voz y trayendo a Gohan de vuelta a la Tierra.

- Definitivamente fue más lista que Kaminari. – añadió Jirou, viendo divertida como Midnight se frustraba tanto al no poder sacarlo que sacó al látigo y empezó a agitarlo. – Tiene suerte que su Quirk es lo bastante poderoso para compensar esa capacidad mental de un niño de tres años.

- Suena a que lo conoces muy bien. – remarcó Tsuyu.

Jirou rodó los ojos. – Qué va. Ese idiota se me pegó por alguna razón y no me deja sola.

- ¿Quizás es que le gustas? – sugirió Tsuyu.

Jirou casi se ahoga, como si el solo pensamiento le hiciera vomitar. – Tolero su compañía, pero está soñando si cree que tiene una oportunidad de... eso. Yo no salgo con pervertidos.

- Pues un pervertido sí es. – dijo Tsuyu estando de acuerdo.

Antes de poder explorar más este tópico, la voz de Present Mic volvió a resonar por los altavoces. – ¡Disculpen el retraso, amigos! ¡El joven Kaminari se la estaba pasando tan bien allá afuera que no quería irse! ¡Afortunadamente, cuando Midnight le sacó el látigo, su reloj empezó a andar! – Los sonidos de latigazos que hizo después con la boca le sacaron unas buenas risas a la multitud. – ¡Ahora que ya estamos de vuelta, por favor Yaoyorozu Momo y Todoroki Shoto bajen al ring!

- Bien, esa es mi señal. – anunció Yaoyorozu, exhalando profundamente y levantándose de su asiento.

Gohan echó un vistazo rápido a la cabina, pero no encontró rastro de su oponente. – ¿Todoroki ya se marchó?

- Sí, se fue a la sala de espera durante el encuentro de Uraraka. – reveló Yaoyorozu.

Gohan parpadeó. – Oh. Eso tiene sentido. Bueno, umm, buena suerte en tu encuentro. – le dijo.

- Gracias. – replicó Yaoyorozu, dándole una cálida sonrisa que le generó mariposas en el estómago.

Una vez que se fue, Satou cruzó los brazos y adoptó una expresión pensativa. – Sé que los dos entraron por recomendaciones, ¿pero no crees que este encuentro está un poco desbalanceado?

Gohan frunció la cara mientras pensaba en la pregunta. No le agradaba admitirlo, pero su mejor amigo no estaba tan equivocado en lo que decía. – Es cierto que ella no tiene la velocidad para defenderse contra Todoroki... pero yo no la descartaría tan pronto. – respondió. – Ella es inteligente. Más inteligente que yo. No creo que vaya allí sin algún plan bajo la manga.

- Si tú lo dices. – respondió Satou, todavía sonando sin convencerse.

- "Es lo que digo." – gruñó Gohan por dentro.

Aunque no pudiera ganar, estaba seguro de que Yaoyorozu le daría una buena pelea. Su presidenta de la clase no era alguien para tomar a la ligera.

(-0-)

- ¡Ahora sí, tendrán todo un banquete con este encuentro, porque nuestros siguientes dos combatientes son parte de la crema y nata! – exclamó Present Mic, haciendo que la ya de por sí emocionada multitud enloqueciera todavía más.

Dentro del ring, ni Yaoyorozu ni Todoroki parecían perturbados por la adulación que recibían. La primera tenía una mirada de determinación sombría, mientras que el segundo tenía la boca enfurruñada imperceptiblemente, con los ojos entrecerrados en el más minúsculo margen.

- ¡Y también, en lo que se está convirtiendo en tendencia, ambos pertenecen a la Clase 1-A! En serio, Eraser, ¿has estado echándoles algo en sus bebidas? – cuestionó Present Mic, cuyo tono era claramente acusador.

- No. – gruñó Aizawa.

- No estoy seguro de que te crea, pero lo dejaré pasar por ahora. – exclamó Present Mic, sacando un gruñido de parte de su colega comentarista que alcanzó a escucharse. – ¡Como sea, de vuelta a lo que importa! ¡Cuando les dije la crema y nada, lo digo en serio, literalmente!

»¡Nuestra primera combatiente, Yaoyorozu Momo, proviene de la mundialmente famosa familia Yaoyorozu! ¡Bendecida con un Quirk que le permite crear casi cualquier cosa, y con una inteligencia que supera su edad, definitivamente es alguien de cuidado! ¡Mientras tanto, el excesivamente impresionante Todoroki Shoto es el fruto que salió ni más ni menos de los pantalones de Endeavor! ¡Así es, gente! ¡El héroe número dos en persona! ¡¿Qué opinan de esa clase de pedigrí?!

El labio de Todoroki se curvó ante la mención de su padre, y su gesto de rabia se profundizó cuando la multitud rugió con euforia. Eso solo hizo que Gohan frunciera el cejo con preocupación, y no pudo evitar por dentro maldecir la falta de tacto de Present Mic, fuese intencional o no.

- ¡Comiencen!

Dos pistolas se materializaron en las manos de Yaoyorozu, que inmediatamente las apuntó hacia Todoroki, solo para que un colosal maremoto de hielo se la tragara, dejando helados a todos los espectadores en el estadio que se quedó totalmente en silencio. Tras unos pocos agonizantes segundos, el suelo dejó de temblar y la neblina helada que envolvía al ring se disipó, permitiendo que la audiencia pudiera ver el brutal resultado del abrumador ataque de Todoroki.

La mitad del ring estaba cubierta con una montaña literal de hielo, tan inmensa que sobresalía por encima de los bordes superiores del estadio. Unos picos enormes y dentados destacaban en su superficie, brillando ominosamente contra la luz del sol y agregando más a la aterradora imagen. En general, era a partes iguales impresionante e intimidatorio, y no menos gracias a lo efectivo que resultaba como prisión.

Yaoyorozu estaba atrapada en la base del monumento, encasillada hasta el cuello en el hielo, su cabeza estaba libre, pero bien podría haber sido afectada, pues su cara había quedado congelada en una expresión de abyecto terror. Era una visión devastadora, pero Gohan optó por no desviar la mirada.

- ¿Yaoyorozu-kun, puedes moverte? – preguntó Midnight, cuyo tono sonaba sorprendentemente normal a pesar de que ella también había sido alcanzada por el ataque y la mitad de su cuerpo estaba congelado.

La boca de Yaoyorozu se movió, pero no le salieron palabras. Un segundo intento también resultó fallido. Sus ojos se cerraron fuertemente y el más pequeño de los suspiros se escapó de sus labios. Lo que siguió fue un difícil movimiento negativo con la cabeza, y una lágrima solitaria bajando por su mejilla.

Midnight asintió. – Yaoyorozu-kun está inmovilizada. Todoroki-kun avanza a la siguiente ronda.

A diferencia de la vez anterior, el anuncio no fue recibido con aplausos. En vez de eso, hubo una ronda de palabras de aliento que sonó entre la multitud.

- ¡No te preocupes! ¡Lo acabarás la próxima vez!

- ¡Diste un gran espectáculo!

- ¡No puedo esperar a verte de nuevo el próximo año!

- ¡Mantén la barbilla en alto, muchacha! ¡Estuviste grandiosa!

Todoroki caminó hacia su víctima y murmuró algo demasiado quedo para oírse, pero Gohan había visto suficientes disculpas en su vida para reconocer el movimiento labial de la frase "Lo siento". La visión le sorprendió lo suficiente para que el híbrido saiyajin levantara una ceja. Aunque era bueno ver que su normalmente poco amable compañero de clases estaba siendo amable para variar... ¿dónde diablos quedó la disculpa para Shouji? Y entonces, en una acción todavía más extraña, Todoroki colocó su mano izquierda contra el hielo y comenzó a derretirlo.

Gohan se quedó estupefacto. Aunque sin duda le agradaba ver que Todoroki estuviera liberando a Yaoyorozu, no pudo evitar la forma en que sus ojos se entrecerraron en rendijas por sí solos, ni cómo sus dientes comenzaron a rechinarse entre sí de manera automática. ¿A qué estaba jugando ese sujeto? ¿Por qué el doble estándar?

Ojiro exhaló agudamente. – ¡Cielos! Hablando de no tener piedad.

- ¡Todoroki-kun otra vez fue demasiado lejos! – protestó Hagakure, sacando a Gohan de su estupor.

Pero antes de poder responderle, Bakugou resopló. – Ya dejen de lloriquear, niñitas. El bastardo congelado tuvo la idea correcta.

- Pero...

- ¡¿Pero qué?! – interrumpió Bakugou duramente, haciendo que la chica invisible casi saltara de su asiento. – ¡Esto no es un maldito juego! ¡Si crees que ser héroe es sentarse en un campo de flores, y cantar rimas de enfermería mientras tú y tu novio andan haciendo sus cochinadas, están en la profesión equivocada, maldita sea! ¡Si quieres llegar lejos en este negocio, tienes que dar todo lo que tienes! ¡Cada! ¡Paso! ¡Del! ¡Maldito! ¡Camino! – anunció, haciendo explosiones pequeñas para acompañar cada palabra.

Por mucho que le revolviera el estómago, Gohan no fue capaz de estar en desacuerdo con la afirmación de Bakugou, ni tampoco pudo encontrar fallos en la forma de actuar de Todoroki, si bien había sido un poco excesivo. Le habría gustado pensar que sus palabras anteriores habían tenido efecto, pero eso no era más que un deseo estúpido. Claramente su compañero con heterocromía había actuado más por rabia que por nada.

Sero dejó salir una risa nerviosa, rompiendo ese incómodo silencio. – ¿Alguien más vio a Yaoyorozu hacer ese par de pistolas? – dijo tragando saliva. – ¿Estaba planeando dispararle a Todoroki?

- Sí. Con dardos tranquilizantes. – ofreció Jirou, sonando sucintamente irritada.

- O-oh. Eso tiene sentido. – respondió Sero responded, y unos cuantos de sus compañeros de clase asintieron estando de acuerdo.

Gohan estaba impresionado. Eso fue muy inteligente de parte de Yaoyorozu, y probablemente habría sido el mejor enfoque que podría haber tomado, dado su oponente. Si tan solo Todoroki hubiera sido un par de segundos más lento, tal vez lo habría podido vencer. Pero tristemente, ese "tal vez" no bastaba en este caso.

Kaminari de pronto apareció en escena y se sentó junto a Jirou, justo en el asiento vacío de Yaoyorozu. – ¡Hola, amigos! ¿De qué me perdí? – les preguntó, con un tono alegre que fue bien recibido como contraste al aura depresiva que había llenado la cabina.

- Volviste pronto. – señaló Sero, mirando al rubio algo extrañado. – Creí que ibas a estar en tu modo "wheey" por al menos una hora.

- Lo habría hecho, pero Recovery Girl me sacó de él con unas sales aromáticas. – replicó Kaminari, arrugando la cara de asco. – Esa mierda es asquerosa, pero sí funciona.

- Si sabes lo que es bueno para ti, mejor te habrías quedado retardado. – lo amenazó Bakugou, echándole al usuario de electricidad una sonrisa amenazadora.

- ¡C-cálmate, viejo! ¡Guárdatelo para la pelea! – suplicó Kaminari, alzando los brazos en gesto de pacificación mientras una gota de sudor le chorreaba por la sien.

Bakugou se rio sombríamente, pero volvió a enfocar su atención de vuelta al ring, donde Yaoyorozu finalmente había sido descongelada y ahora lentamente estaba siendo guiada fuera de la plataforma por Midnight. La normalmente radiante chica lucía como un completo desastre: su piel se había tornado pálida y enfermiza, mechones de su pelo azabache se le habían pegado a las mejillas y a la frente; y estaba temblando ferozmente.

Le dolía en el corazón a Gohan ver a Yaoyorozu en semejante estado, y se sentía medio tentado a seguirla hasta la enfermería, solo para proveerle alguna forma de consuelo. Desafortunadamente, hacer algo tan evidente como eso sin duda levantaría una montaña métrica de sospechas que no estaba equipado (o dispuesto) para enfrentar. Los adolescentes eran una raza de chismosos peor que los medios, pero igualmente seguía siendo chisme.

- Qué loco. Este torneo ha sido un baño de sangre hasta ahora. – exclamó Satou, rascándose detrás de la cabeza. – No literalmente, pero digo, la mitad de los que han peleado quedaron incapacitados. Eso es una locura.

- Eso es de esperarse cuando agarras un grupo de adolescentes con superpoderes y los pones a pelear entre ellos. – declaró Tsuyu. – Aunque sea solo por deporte, la gente sale lastimada.

Kirishima se rio. – Aun así es emocionante, ¿no creen? Somos como gladiadores peleando en el Coliseo.

- O Pokémon. Especialmente en el caso de Kaminari. – dijo Satou.

- ¡Hey! ¡Esa broma dejó de ser divertida en la escuela primaria! – protestó dicho usuario de electricidad.

- ¡Nueva escuela, nuevas reglas! – se burló Satou.

- Bueno, Pokémon es esencialmente peleas de gallos legalizadas, así que no es que estés del todo errado. – concedió Tsuyu, haciendo que Satou frunciera el cejo y contemplara el cielo en silencio.

Kaminari se rio. – Je, dijiste "gallos". ¡Auch! – gritó entonces, frotándose el brazo donde Jirou lo había golpeado. – ¿Por qué diablos hiciste eso?

- Ya madura, ¿quieres? Es embarazoso. – lo regañó, haciendo que el rubio se echara para atrás de miedo y se alejara un asiento.

- ¡Disculpen la demora, muchachos! ¡Tuvimos que hacer algo de, ahh, limpieza antes proceder con el siguiente combate! – bromeó Present Mic por el altavoz, ganándose algunas risas.

Con toda certeza, ahora la montaña de hielo de Todoroki ya no se veía por ninguna parte, y cualquier agua residual que hubiera quedado atrás ya había sido limpiada, dejando el ring con el aspecto inmaculado de siempre. Si alguien sintonizaba el torneo justo ahora, no tendría idea de que tres niños habían sido hospitalizados en ese mismo escenario. Realmente era algo aterrador cómo ciertos Quirks podían cubrir la evidencia con semejante facilidad.

- ¡Como sea, es hora de seguir con el show! ¡Midoriya Izuku! ¡Hatsume Mei! ¡Bajen al ring ahora, porque ustedes son los siguientes! – concluyó Present Mic.

Kirishima soltó un suspiro de alivio. – ¡Finalmente! ¡Una pelea más y entonces será mi turno!

- Tienes muchas ganas de que te pateen el trasero enfrente de millones de personas, ¿huh? – se burló Satou, sonriéndole a su oponente.

Kirishima replicó con una sonrisa feroz. – ¡Sigue hablando, grandulón! ¡Así será mucho más dulce cuando te entierre en la mitad del ring!

Satou soltó una carcajada. – ¡Por favor, idiota! ¡Cuando acabe contigo no quedará nada de tu trasero ni para que te hagan el conteo!

- Así que así es como quieres jugar, ¿eh? ¡Bien por mí, hermano! ¡Ahora lo tienes!

- ¡Chicos, por favor! ¡Guárdenselo para el encuentro! ¡Ahora le toca a Midoriya! – suplicó Ashido, haciendo que los dos temperamentales dejaran sus posturas de machotes y evitaran las miradas, con un ligero rubor adornando sus mejillas.

- Perdón. Me dejé llevar un poco. – murmuró Kirishima.

- También yo. Lo siento. – agregó Satou tímidamente.

Ashido rodó los ojos y sacudió la cabeza. – Imbéciles. – murmuró entre dientes, haciendo que Gohan curvara la comisura de los labios.

Abajo, Hatsume había llegado al ring dando saltitos en su caminar y con aspecto de estar totalmente despreocupada y quitada de la pena. Midoriya todavía seguía caminando hacia el escenario, pero su expresión se veía mucho más seria.

Kirishima silbó. – Bueno, que me lleve el diablo. Midoriya luce bastante serio. Esto seguro va a estar bueno.

Bakugou resopló con desdén. – Sufrirás una gran decepción si esperas algo de ese perdedor.

- Si Midoriya-chan es un perdedor, ¿eso no te convierte a ti en un perdedor mayor? – dijo Tsuyu, sorprendiendo al volátil rubio, atrayendo su mirada cargada de furia. – La última vez que verifiqué, Midoriya-chan fue el que te venció en la batalla de entrenamiento de All Might, no al revés.

La cara de Bakugou se enrojeció como una tetera a punto de explotar, pero su boca permaneció cerrada, Ni siquiera las risitas resultantes a expensa suya fueron suficientes para evocar una reacción... aunque por la forma antinatural en como temblaba su cuerpo al hundirse más en su asiento fue suficiente indicativo de que estaba completamente furioso.

- "Bien jugado, Tsuyu-chan." – la halagó Gohan mentalmente, antes de volver a enfocarse en la batalla que estaba a punto de llevarse a cabo. Sus ojos ónix se fijaron en Midoriya, y no pudo detectar ni una pizca de duda o titubeos en la cara pecosa de su amigo. Fue suficiente para sacarle una pequeña sonrisa. – "Vamos hermano, tú puedes."

Esta historia continuará...


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