Línea en la arena
Una corriente helada atravesó el estadio, acompañada de un silencio tan profundo que se podría escuchar el repiqueteo de una gota de lluvia solitaria. Luego vinieron los murmullos, empezando desde el público y luego llegando hacia el campo de batalla, susurros ahogados por la preocupación.
- Bueno, ¿qué les parece eso, amigos? ¡Parece que el Equipo Todoroki logra robarse la victoria en el último momento posible! ¡Tendremos que ver las grabaciones para asegurarnos que todo esté en orden, pero por ahora, el Equipo Todoroki pasa a la ronda final en segundo lugar! – declaró Present Mic, logrando que la multitud volviera a la vida. – Ahora, como les iba diciendo antes de que me interrumpieran... damas y caballeros, ¡un fuerte aplauso para nuestros dieciséis finalistas!
Mientras los espectadores vitoreaban y silbaban de júbilo, lo único en lo que Gohan pudo concentrarse fue el lamentable estado en el que se encontraba el equipo de Shouji. Afortunadamente, Yaoyorozu se encontraba cerca colocando unos calentadores alrededor del gigante congelado, mientras Iida tomaba ventaja de su estatura para sacar bajar a los tres compañeros de Shouji de su espalda y colocarlos en el suelo. Kaminari estaba a un lado, con aspecto de no saber qué hacer consigo mismo, y Todoroki se iba alejando de la escena.
Satou silbó. – Diablos, eso fue cruel.
- Pobres de Tsuyu-chan, Tokoyami-kun y Shouji-kun... qué cerca estuvieron. – murmuró Uraraka.
- ¡Mineta-kun también! – intercedió Midoriya. – ¡No podemos olvidarnos de él!
- Sí, también él. – añadió Uraraka, aunque sin entusiasmo.
- ¡Tendremos un descanso de una hora para el almuerzo, y después continuaremos con el resto de los eventos de la tarde! – anunció Present Mic. – ¡Hey, Eraserhead, vamos por unas botanas!
- Prefiero irme a dormir. – gruñó Aizawa.
Satou le dio una palmada a Gohan en la espalda. – Vamos a comer. Conociéndote, debes estar famélico luego de perderte el segundo desayuno y las repeticiones.
- En un minuto. – replicó Gohan. – Primero ayudaré a descongelar a Shouji.
- Eres un buen hombre, Son. – remarcó Satou, dándole otra palmada en la espalda antes de irse.
- ¿Necesitas que te ayude? – preguntó Midoriya, su rostro la viva imagen de la preocupación.
Gohan sonrió cálidamente. – Nah, hermano, estaré bien. Tú ve y descansa un poco, te lo mereces.
- Está bien. Nos veremos en un rato, Son-kun. – respondió Midoriya, yéndose tras Satou.
Uraraka, que todavía se veía un poco apagada, se despidió rápidamente con la mano y una breve sonrisa antes de marcharse también.
Ahora que ya estaba solo, Gohan se fue en un ligero trote, aunque su progreso rápidamente se detuvo al ver a Todoroki dirigirse hacia él. Sorprendido, mantuvo su posición y esperó a que el usuario de hielo se le acercara.
- Todoroki. – lo saludó cortésmente.
- Son. – replicó Todoroki en el mismo tono, y su mirada heterocrómica se mantuvo firmemente fija en la de Gohan. – Necesito hablar contigo. Ven a verme en el túnel junto a las instalaciones y la entrada de los estudiantes. No me hagas esperar demasiado.
Antes que Gohan pudiera procesar la petición, Todoroki ya se había ido. Ya apropiadamente estupefacto, el híbrido saiyajin se mantuvo enraizado en ese lugar por unos segundos, hasta que el rugir de su estómago lo sacó de su estupor. Frunciendo el cejo, ignoró las protestas de su estómago y se dirigió hacia Shouji. La comida, y lo que fuera que Todoroki quería hablar con él, podían esperar.
Cuando Yaoyorozu lo escuchó aproximarse, le dio una sonrisa cansada. – Hola, Son-san. Felicidades por el primer lugar. Sabía que serías tú al final.
Gohan notó que tenía su chaqueta desabotonada, pero solo se fijó en su torso cubierto por el sostén deportivo por un breve milisegundo antes de mirarla a los ojos, con una expresión seria. – Gracias. ¿Cómo está Shouji?
- Honestamente, nada bien. – replicó Yaoyorozu, dejando salir un suspiro. – Todoroki-san ciertamente no se contuvo nada esta vez. Los calentadores que hice derretirán el hielo eventualmente, pero no sé cuánto tardarán. Consideré hacer un martillo para tratar de romper el hielo yo misma, pero me preocupa que pueda cometer un error y... bueno... tú entiendes.
Gohan frunció el cejo. – Eso fue muy bajo de Todoroki, irse así no más sin arreglar su desastre. La batalla de caballería ya se acabó.
- ¡E-ese t-tipo e-está más l-l-loco que tú, Son! ¡M-más que t-tú! – chirrió Mineta con los dientes castañeteando.
El enano soltó un gritillo cuando una lengua larga como látigo le pegó por detrás de la cabeza. – No le hables así a Gohan-chan. – lo regañó Tsuyu sonando sorprendentemente somnolienta. – Él es la única razón por la cual quedaste tan cerca de pasar a la ronda final.
Gohan le envió a su amiga con aspecto de rana una sonrisa de gratitud que enmascaraba sus preocupaciones por ella. – Gracias, Tsuyu-chan. ¿Te sientes bien? Suenas fatal de verdad.
- Estaré bien. – admitió Tsuyu encogiéndose de hombros. – Las temperaturas frías siempre me dan sueño, pero volveré a la normalidad pronto.
- Muy bien. – replicó Gohan aliviado. No tenía idea de que la fisiología de Tsuyu requería que hibernara. ¿Cómo se las arreglaría para pasar un invierno espantosamente frío? En cualquier caso, ahora que sus preocupaciones habían sido aplacadas, se volvió otra vez hacia Yaoyorozu. – Como sea, ¿está bien si utilizo mi ki para derretir el hielo? Será muy rápido.
Yaoyorozu adoptó una expresión pensativa. – Mientras a Shouji-san le parezca bien. Aunque estoy segura de que lo apreciará.
Gohan asintió con gratitud y se acercó hacia el congelado Shouji. – Hola, grandulón. ¿Cómo te encuentras? – le preguntó.
- He estado mejor. – respondió Shouji con voz calmada, sin un rastro de incomodidad.
Gohan tuvo un respingo. – Perdón, fue una pregunta estúpida. Solo intentaba romper el hielo... ¡sin que la broma sea intencional! – Sus mejillas se sonrojaron por la vergüenza, que solo se vio magnificada por la risita melódica de Yaoyorozu y el resoplido de enojo de Mineta.
Afortunadamente, a Shouji no pareció importarle. – Está bien. Y aprecio la ayuda, confío en ti.
- Gracias. – replicó Gohan con sinceridad.
Ahora que ya tenía permiso, colocó su mano izquierda contra el grueso trozo de hielo que tenía a Shouji atrapado de cintura para arriba, y canalizó una pequeña cantidad de ki por la palma. Su mano brilló de un azul casi etéreo, y el frío que invadió su muñeca se desvaneció en un instante. Luego, tras unos segundos de contacto, el hielo comenzó a derretirse, atrayendo algunos gritos ahogados de estupefacción de los que miraban.
Gohan ignoró los gritos y se enfocó en lo que hacía, teniendo cuidado extra de no descargar más ki del necesario, ya que no quería quemar por accidente a Shouji. Este era un ejercicio de paciencia, no de velocidad.
Luego de medio minuto de esto, el hielo se había derretido lo suficiente para que hubiera un profundo charco de agua a los pies de Shouji, y otro medio minuto después, el fornido muchacho recuperó el uso total de sus extremidades inferiores. Trató de dar un paso al frente, pero terminó desplomándose.
Afortunadamente, Gohan estaba en posición perfecta para atraparlo antes que se fuera decara contra el piso mojado y resbaloso. – ¡Whoa! ¡Cuidado!
El híbrido saiyajin sintió que Shouji se sujetaba de sus hombros y se apoyaba para levantarse, tras lo cual Yaoyorozu le colocó una gruesa manta de lana sobre su amplia espalda.
- Gracias. – dijo Shouji.
- Ni lo menciones. – replicó Gohan con una sonrisa cálida.
- En verdad eres una chispa de luz en la oscuridad que envuelve a nuestro mundo, Son. – murmuró Tokoyami en tono sabio. – Solo puedo esperar que nuestros compañeros menos nobles puedan aprender de tu ejemplo.
- W-wow, eso sí que es un enorme halago. – dijo Gohan tímidamente, volviéndose hacia el chico con cabeza de pájaro y rascándose detrás de la cabeza. – Gracias, Tokoyami. Eso significa mucho.
Tokoyami asintió en respuesta, y luego murmuró un quedo "gracias" hacia Yaoyorozu, que también colocó una espesa manta sobre él como lo hizo con Shouji. Al inspeccionar más de cerca, parecía que había hecho lo mismo con Tsuyu y Mineta, el segundo de los cuales estaba frotando su nariz entusiasmado contra la tela lanuda y... ¿la estaba olfateando? ¿El hielo de Todoroki le habría bloqueado la nariz o algo?
Gohan parpadeó dos veces ante la extraña visión, antes de desviar la mirada hacia algo más atractivo. – Como sea, ¿qué fue lo que pasó allá? – le preguntó a Yaoyorozu, que miraba de reojo al enano pervertido con el cejo fruncido.
Sin embargo, Kaminari se le adelantó a responder. – Cuando Present Mic anunció que solo quedaba un minuto, ¡Todoroki enloqueció y soltó esa enorme ola de hielo que atrapó completamente a Shouji! – exclamó, enfatizando su punto con un gesto frenético.
- Antes de eso, estábamos más o menos igualados. – elaboró Yaoyorozu sombríamente, habiendo alejado su atención de Mineta. – Aunque no podían alejarse totalmente de nosotros, nada de lo que intentábamos podía atravesar sus defensas. Y cada vez que nos acercábamos lo suficiente para iniciar el combate, ellos combinaban sus Quirks para mantenernos a raya.
- Incluso después que Shouji-kun quedó congelado, Todoroki-kun tuvo que esforzarse mucho para abrir su barrera de brazos duplicados. – lo alabó Iida, dándole a su derrotado compañero de clases una palmada de felicitación.
- Si solo hubiera podido aguantar unos segundos más. – murmuró Shouji.
- Por favor no te culpes, Shouji. – intervino Tokoyami. – Podría argumentar que tú fuiste la razón principal de que nuestra batalla se decidiera por un pelo. No tienes nada de qué avergonzarte, y estoy seguro de que tu ejemplar desempeño no pasará desapercibido.
- ¡Estoy de acuerdo! – declaró Iida con confianza.
- También yo. – añadió Yaoyorozu.
- ¡Diablos que sí, viejo! ¡Nos pateaste el trasero hasta el final! – agregó a su vez Kaminari.
Incluso Tsuyu intervino con algunos halagos propios, aunque arrastraba las palabras y le era difícil hacerse entender por su somnolencia. Mineta no tenía nada que decir, ya que estaba extrañamente concentrado en su manta, tanto que había dejado de olfatearla para ponerse a frotarla contra su mejilla con una expresión de absoluto placer.
No queriendo pensar más en las rarezas del enano, Gohan les sonrió a sus compañeros. – En ese caso los dejaré con sus asuntos. Yo tengo, ahh, algo de qué ocuparme ahora, ¿nos veremos más tarde?
- Por supuesto. - replicó Yaoyorozu, dándole una radiante sonrisa.
Luego que los otros se despidieron de él (excluyendo a Mineta, que ahora se encontraba lamiendo su manta), Gohan se dirigió a la ubicación que Todoroki le había indicado. No se sentía con muchas ganas de hablar con el usuario de hielo para empezar, pero tras escuchar sobre su barbarismo durante la batalla de caballería, su entusiasmo se le bajó todavía más.
Tras una corta caminata, encontró a Todoroki recostado contra la pared del destino especificado, con las manos en los bolsillos y una expresión indescifrable en el rostro. Gohan se colocó en la pared opuesta y cruzó los brazos. Estaban en un área solitaria, lejos de los ojos y oídos de sus compañeros, que usaban un túnel diferente hacia donde querían ir.
- Llegas tarde. – le saludó Todoroki, con su semblante tan gélido como su Quirk.
Gohan sintió un tic en su ojo. – No especificaste hora. Además, habría venido mucho antes si no hubiera tenido que descongelar a Shouji. No debiste haberlo dejado así. – lo regañó.
- Yaoyorozu lo tenía cubierto. – remarcó Todoroki sin darle importancia.
Gohan frunció los labios con fastidio, pero se tragó la protesta. – ¿Querías hablar?
- Eres un enigma, Son, y entre más pienso en ti, más perdido me siento. – declaró Todoroki, para gran sorpresa de Gohan.
- Te diría que lo siento, pero no estoy seguro de qué debería estarme disculpando. – replicó.
- No querría que te disculparas. Esto recae sobre mí más que nada, ya que soy el que hizo ese juramento en primer lugar. – continuó Todoroki.
- ¿Juramento? – repitió Gohan, confundido.
- ¿Sabes lo que son los matrimonios por Quirks? – inquirió Todoroki.
- Estoy al tanto de ellos, sí. – replicó Gohan de inmediato.
Para poder aclimatarse a su nuevo entorno poco después de llegar aquí, tuvo que leer toda la historia de los Quirks y su evolución a través de las eras. Uno de los temas más delicados que leyó fue el de los matrimonios por Quirks: una práctica arcaica y enfermiza que con el tiempo había desaparecido. Desafortunadamente, todavía era prevalente en ciertos círculos de los escalones más altos de la sociedad.
- Bien. – asintió Todoroki. – Entonces te ahorraré los detalles. Estoy seguro de que estás familiarizado con Endeavor, el héroe número dos... y mi viejo.
Gohan asintió. – Me imaginé que serían parientes basándonos en tu apellido, pero no creí que fueras su hijo. No tienes sus poderes de fuego. – Nunca se había topado con Endeavor como la Mancha, pero a cada tanto escuchaba a otros héroes hablando de lo mucho que detestaban al hombre por su manera tan brutal de manejar sus asuntos. – "De tal palo tal astilla, ¿eh?"
- Sí los tengo, solo que me rehúso a utilizarlos. – lo corrigió Todoroki fríamente, y su ceño se frunció ligeramente. – Lo que me lleva de vuelta al juramento del que estaba hablando.
Gohan parpadeó; su confusión anterior solo se vio magnificada. – "¿Por qué Todoroki se rehusaría a usar el poder de su padre? ¿Y qué conexión tiene eso con...? – Sus ojos se ensancharon por el shock al ir encajando las piezas. – Entonces, el matrimonio por Quirk...
- Te diste cuenta rápido. – lo halagó Todoroki. – Para darte algo de contexto, Endeavor siempre ha querido la fama y la gloria que viene con ser el número uno, pero jamás pudo tenerla porque All Might se interponía en su camino. Así que elaboró otro plan: sobrepasar a All Might a través de su hijo. Así fue como yo nací.
Gohan exhaló de manera audible, y sus pensamientos se tornaron sombríos. – No pudo haber sido fácil, que te echen semejante presión encima cuando apenas eras un niño.
- Eso es quedarse corto. – resopló Todoroki. – Ese viejo bastardo dejó claro desde el inicio que nosotros no éramos más que herramientas para él. Mi madre no valía más que por su vientre y por tener un Quirk de hielo poderoso; él jamás se preocupó por ella ni la trató como un marido a su mujer, y estar atrapada en un matrimonio sin amor con ese psicópata eventualmente la hizo enloquecer. Mis hermanos mayores fueron experimentos fallidos, y él jamás deja que lo olviden. Yo era el arma que él quería usar para derrotar a All Might, y me ha estado metiendo eso en la cabeza desde que desperté mi Quirk por primera vez.
Gohan sintió empatía por Todoroki. Su propia niñez fue cosa de pesadillas, pero al menos tuvo una familia amorosa y amigos que lo querían y lo apoyaban todo el camino. Lo único que podía esperar era que Todoroki hubiera recibido algo de eso de parte de sus hermanos.
- Pero me rehúso a ser la herramienta de ese hijo de perra. – continuó Todoroki. – Por eso me prometí a mí mismo que llegaría a la cima usando solo mi lado derecho... el Quirk de hielo de mi madre. Quiero demostrarle que puedo ser el mejor sin su ayuda.
- Y es por eso que mi presencia te incomoda tanto. – concluyó Gohan.
- Exactamente. – afirmó Todoroki. – Eres fuerte, Son, de manera inimaginable. No pude asimilarlo hasta que te vi atravesar la carrera de obstáculos y la batalla de caballería sin siquiera esforzarte, pero es claro que, usando solo mis poderes de hielo, no tendré oportunidad contra ti.
Gohan se rascó detrás de la cabeza. Se había quedado sin palabras. Nadie le había confiado un secreto como ese antes. – Mira, hombre, puedo simpatizar contigo, y te agradezco que confíes en mí lo suficiente para contármelo... ¿pero por qué me cuentas todo esto? – le preguntó, esperando no sonar insensible.
- Como dije, me siento perdido y no sé qué hacer. – repitió Todoroki. – Esperaba que hablar contigo me sirviera para aclarar las cosas.
Gohan frunció los labios, concentrándose profundamente. Sí tenía una opinión al respecto, pero tenía que elegir sus palabras cuidadosamente. – Bueno, si quieres mi consejo, creo que deberías olvidarte de lo que tu papá quiere y utilizar tu Quirk de fuego. No para él, sino para ti mismo. – Cuando los ojos de Todoroki se entrecerraron, el híbrido saiyajin levantó las manos en un gesto de pacificación. – ¡Solo escúchame! El negocio de los héroes no es un juego, Todoroki. Las vidas de las personas están en tus manos a diario. ¿Podrías vivir contigo mismo sabiendo que una persona inocente murió durante tu turno, solo porque te limitaste de manera intencional a usar solo la mitad de tu poder?
La mirada de Todoroki se suavizó, y sus ojos heterocromáticos se cerraron por unos segundos antes de volver a abrirse. No habló, pero su silencio decía todo.
- No puedes esforzarte a medias siendo un héroe, especialmente si tienes el poder para hacer una diferencia. – continuó Gohan suavemente. – La gente como tú y como yo... gente que ha sido bendecida con habilidades extraordinarias... es nuestra responsabilidad usar nuestros poderes para el bien, nos gusten o no. Independientemente de si crees que es una bendición o una maldición, así es como son las cosas, hombre.
- Entonces me entrenaré para ser tan fuerte que nunca tendré que usar mi lado izquierdo. – declaró Todoroki con confianza, apretando su puño derecho para enfatizar.
Gohan retrocedió. Esa no era la respuesta que esperaba. – No seas un egoísta, Todoroki. Aquí hay mucho más en juego que solo tu orgullo. Incluso a corto plazo, puede que logres arreglártelas usando solo la mitad de tu poder, pero eventualmente la gente que está dando todo lo que tiene día tras día te va a alcanzar y te sobrepasará. No subestimes a nuestros compañeros.
En una extraña muestra de emoción, la cara de Todoroki se transformó en una mueca de incredulidad y ofensa. – ¿Orgullo? ¿ORGULLO? ¡Esto no se trata de algo tan estúpido como orgullo! – le espetó, con el puño cerrado temblándole. – ¡No tienes ni idea de lo que Endeavor me hizo! ¡Cómo destrozó a mi familia! ¡Esto no se trata de orgullo, se trata de enviarle un mensaje a ese bastardo de que puedo ser el mejor sin ser su herramienta!
Tomó entonces un profundo respiro, haciendo que sus cejas se fruncieran por el disgusto. – ¿Y en cuanto a nuestros compañeros? – Una risa sardónica salió de entre sus labios. – Todos son unos inútiles. Tú eres el único del que tengo que cuidarme, y eventualmente te voy a vencer. Quizás no este año, o ni siquiera mientras estemos en la escuela, pero con el tiempo lo haré. Eres fuerte, Son, pero te falta mi convicción.
Gohan se resistió al impulso de gruñir. Este tipo era igual a Bakugou, solo que un poco más civilizado y no tan imbécil. Pero a pesar de su semblante más educado y ese sufrimiento que genuinamente era comprensible, Todoroki seguía equivocado. – En ese caso, te deseo suerte en la próxima ronda. Espero que hayas sacado algo de esta conversación. – declaró, indispuesto a seguir presionando el asunto.
- De hecho, sí lo hice. – admitió Todoroki alejándose. – Me ayudaste a darme cuenta que mi camino es el correcto, así que te lo agradezco.
Una vez que la silueta de Todoroki desapareció de la vista, Gohan respiró de alivio. El usuario de hielo era un sujeto testarudo, y claramente no iba a cambiar su mentalidad con unas pocas palabras. Prolongar su discusión habría sido un esfuerzo inútil, y el híbrido saiyajin tenía asuntos más urgentes de qué preocuparse.
Todoroki tendría que ver que estaba equivocado, y Gohan tenía la confianza de que así sería si dejaba que las cosas siguieran su curso natural. Después de todo, no estaba simplemente hablando bien de sus compañeros al haber mencionado su potencial.
El abrupto rugido de su estómago sacó a Gohan de sus pensamientos. Con una expresión sombría y ligeramente irritada, apretó el paso y caminó rápidamente por los corredores, siguiendo las direcciones que lo llevaban hacia donde estaban los baños. Por el camino pasó a unos pocos estudiantes de los que reconoció vagamente de la batalla de caballería, que sin sorpresa alguna le lanzaron miradas curiosas, pero no les prestó atención.
Un rato después llegó a su destino, y tras confirmar que el baño para discapacitados estaba vacío, entró en él y cerró la puerta. Por mucho que odiara tomar ventaja de un baño que no era para él, este tenía su propio lavabo personal, y en ese momento deseaba un poco de privacidad.
Colocándose detrás del lavabo y suspirando de resignación, sacó su mano derecha del bolsillo y abrió el puño. La asquerosa visión que tenía frente a él le hizo casi vomitar, pero trató de frenar su asco pensando en cosas agradables... como la comida, salvar personas, la primera vez que leyó El Señor de los Anillos, el arcade, los soundtracks de Street Fighter, el pecho de Yaoyorozu... rápidamente tuvo que sacudirse ese de la cabeza. Ahora no era momento de eso.
Concentrando sus pensamientos en la comida, específicamente la vez que el Doctor Shuzenji lo llevó a un buffet de todo lo que podías comer para su décimo cumpleaños, se mordió los labios con determinación sombría, y abrió el grifo a todo lo que daba. Definitivamente había tomado la decisión correcta al optar por ocultarse de potenciales mirones.
Donde antes su palma estaba cubierta con una grotesca combinación de tierra, sudor y unos diminutos trozos de pelo púrpura, estos contrastantes elementos se habían fusionado para formar un extraño cóctel que no parecía nativo de este planeta. Para empeorar, ahora estaba recubierto de una capa más espesa de sudor que le pegaba los dedos entre ellos.
Para una situación tan seria como esta, algo de disolvente le habría resultado muy útil, pero material de ese tipo estaba fuera de su alcance. Las únicas herramientas a su disposición eran el agua, el jabón, y su fuerza de saiyajin... para lo que le iban a servir.
Sumergiendo la mano bajo el chorro de agua, se permitió un momento para relajarse mientras la sensación de frío recorría su piel pegajosa. Unos segundos después de repetirlo, cerró el grifo y vertió un volumen considerable de jabón líquido en su mano, y empezó a frotar. Vigorosamente.
Mientras trabajaba en remover la suciedad, apretaba los dientes con rabia, contando los pasos que entraban y salían del baño. Algunos se detuvieron fuera del baño para discapacitados, sin duda preguntándose lo que estaría pasando adentro, pero eventualmente siguieron con sus asuntos, para su gran alivio.
Después de un par de minutos de seguir frotando, volvió a abrir el grifo, poniendo la mano adentro por segunda vez, acercándola a su cara para inspeccionar. La piel se le había puesto roja de tanto frotar, y en su mayor parte estaba limpia, pero sus ojos de águila todavía captaron algunos rastros de púrpura aquí y allá. Más todavía, aunque ya los dedos no los tenía pegados, no se sentía... del todo bien. Era una sensación extraña y antinatural, casi como si los hubiera metido en un pozo de alquitrán.
Antes de que pudiera expresar su frustración en voz alta, un salpicón asquerosamente fuerte resonó en el baño al lado del suyo. Sus ojos resonaron de alarma, y su mano izquierda voló hacia su nariz para apretársela, pero fue demasiado tarde; su sentido del olfato saiyajin ya había captado el asqueroso hedor fresco a excremento en sus nada preparadas fosas nasales.
- ¡Eso sí que es un alivio digno de un héroe! – dijo una voz chillona con orgullo, cuyo dueño no parecía darle importancia a que no estaba solo en el baño.
Gohan apretó los ojos con fuerza y se permitió hacer una mueca de asco en su cara. Podría haber decidido tomar un profundo respiro, pero viendo que eso era poco aconsejable en este caso, decidió aclarar su mente. Por revoltosas que fueran sus circunstancias actuales, había pasado por cosas mucho peores. Podía con esto.
Con memorias de sus previos triunfos corriendo por su mente, abrió los ojos y se puso a trabajar de nuevo. A pesar de su renovado deseo, el objeto de su ira se mantuvo al frente de sus pensamientos. – Me las vas a pagar, Mineta, maldito enano. – masculló entre dientes.
(-0-)
Casi cinco minutos más tarde, Gohan se encontró en la entrada de una cafetería llena a rebosar, con un gesto fruncido de frustración en su rostro. Sin embargo, al recibir una vaharada del celestial aroma que había dentro, sus ojos echaron un vistazo, y su mente se puso en blanco.
El primer aroma divino que asaltó sus fosas nasales fue del tocino, cuya humeante sazón hizo cosquillas en su sistema olfatorio en los lugares correctos. Sobresalía de entre los demás como un rey entre señores, abrumando sus sentidos de saiyajin al punto que prácticamente podía imaginarse el traqueteo del aceite y el chisporroteo de las tiras bien cortadas.
Sus competidores no se quedaban atrás, pues siguiéndole de cerca al tocino estaba el aroma sereno de carne en barbacoa. Produciendo un similar aroma ahumado, emanaba una tenue fragancia que se mezclaba provocativamente con las hierbas aromáticas y especias en su mezcla. Casi provocó que la boca se le hiciera agua.
Después estaba la exquisita combinación de pollo frito y pasteles horneados, mezclándose juntos como un par de amantes separados mucho tiempo. El pollo grasoso irradiaba un olor fuerte y salado, pero placentero; lo bastante fuerte para hacerle imaginarse mentalmente morder su exterior crujiente para saborear su interior jugoso.
El deleitable olor de pasteles horneados, por otro lado, proveía un diferente tipo de confort. Le recordaba a Gohan su hogar... a volver después de muy largas y duras sesiones de entrenamiento con su padre y Piccoro para encontrarse un delicioso pastel (usualmente de manzana) enfriándose junto a la ventana. Toda la escena parecía salida de un libro de dibujos, y la memoria seguía lo bastante vívida para permitir que una gota de saliva le chorreara por un lado de los labios.
Ahora perdido en un mareo de delicias, los sentidos superhumanos de Gohan se expandieron por la cafetería, permitiéndole reconocer las otras delicias que había. Primero las patatas fritas, luego las galletas, después el chocolate, luego los postres, y después... sus ojos se abrieron de golpe cuando algo indeseable entró en su campo de visión.
Sus orbes color ónix se fijaron en la repentina amenaza. Gohan inmediatamente identificó un pequeño proyectil irreconocible para otros volando hacia su cabeza a toda velocidad. Frunciendo el cejo por el shock y miedo por la seguridad de sus compañeros, el mundo a su alrededor se ralentizó, y su puño derecho se cerró hasta dejar solo su dedo índice apuntando.
Y entonces, con una rapidez imposible de rastrear por ojos humanos, apuntó con su dedo hacia el objeto, enviando un rayo invisible y concentrado de ki que lo desintegró por completo. Sin poner atención a la brisa resultante que atravesó la sala, rastreó el camino que siguió la bala hacia una mesa cercana, y en cuanto vio quién estaba sentado en ella, lo único que pudo hacer fue maldecir por lo bajo.
Como resultó ser, el responsable por su predicamento fue nada más y nada menos que Satou Rikido. El chico de labios enormes tenía un tarro de aceitunas en la mano y las devoraba diligentemente con un tenedor. Al borde de su plato, al lado de una hamburguesa de tamaño gigante, había una pequeña pila de huesos de aceituna.
Gohan curvó los labios de disgusto al armar las piezas del rompecabezas, y el impulso de darse una palmada en la cara era muy fuerte. Sin embargo, lo suprimió y marchó hacia la mesa de su mejor amigo, listo para decirle al imbécil una o dos cosas de lo que pensaba.
Pero antes de poder expresar su disgusto, su atención se vio desviada por una voz exuberante y entusiasta que conocía muy bien. – ¡Vaya, pero si es el hombre del momento! – lo saludó Kirishima.
Gohan miró con los ojos muy abiertos al pelirrojo, que estaba sentado en uno de los asientos al lado opuesto de Satou, con una sonrisa de tiburón. Su lado de la mesa estaba ocupado por Shouji, Ashido y Tsuyu. Al mirar de nuevo hacia Satou vio que tampoco estaba solo; estaba sentado junto a Midoriya, y este último a su vez estaba junto a Uraraka. Al otro lado de Satou había una silla vacía, pero el plato que tenía enfrente repleto de comida sugería que ya estaba ocupada.
Volviéndose hacia Kirishima, Gohan levantó una ceja. – ¿El hombre del momento?
- ¡El hombre del momento! – reafirmó el pelirrojo. – ¡Toma asiento, hermano! ¡Te echábamos en falta!
Gohan le echó una mirada a la mesa, pero el único asiento que no estaba ocupado era el que estaba vacío junto a Satou. – ¿Y ese no está ocupado? – preguntó.
- Sí. Es el tuyo. – respondió Satou, hablando por primera vez. Dejó de lado el tarro vacío de aceitunas y le sonrió al híbrido saiyajin. – Ahora trae tu trasero aquí y vamos a comer. La comida es gratis, así que hasta me tomé la libertad de llenarte tu plato.
Gohan sintió una subida de aprecio por su mejor amigo, pero se evaporó cuando recordó el incidente con el hueso de la aceituna. – Cielos, eso es muy considerado de tu parte. – masculló, con su voz cargada de todo el sarcasmo que pudo reunir.
- ¿Qué puedo decir? ¡Soy un buen tipo! – se jactó Satou, bajándose un enorme trago de soda de un vaso de plástico.
Gohan rodó los ojos y tomó un asiento. Luego le daría su merecido a Satou por su comportamiento revoltoso. Ahora, era más urgente satisfacer su enorme apetito.
Su semblante se animó considerablemente al ver el contenido de su plato. Había un enorme tazón de arroz, un pepino fermentado con dos huevos cocidos en su base, un burrito de carne, un enorme trozo de pescado frito, cuatro chuletas de puerco, un cuarto de pollo rostizado, un tazón de ensalada césar, rollos de huevo, puré de patatas y un pie de manzana completo.
- Gohan-chan, estás babeando. – observó Tsuyu.
Las mejillas del híbrido saiyajin se encendieron de un vivo color rojo, y rápidamente se limpió la boca con la mano. – G-gracias por decirme. – murmuró tímidamente.
Los otros, excluyendo a Shouji y Satou, se rieron de su predicamento, que solo sirvió para avergonzarlo todavía más. Shouji permaneció en silencio, mientras Satou resoplaba como el cerdo que era. Hasta lucía como una, empachándose con la hamburguesa como si no hubiera comido en semanas.
La vista bastó para que su estómago rugiera como tractor, atrayendo otra ronda de risas, pero esta vez Gohan no les puso atención. Cogiendo sus palillos, murmuró un quedo "itadakimasu" y se zambulló en su almuerzo con el fervor de un saiyajin hambriento. Sin sorpresa alguna, al verlo inhalar su comida como uno de los agujeros negros de Trece le ganó algunas miradas estupefactas de las mesas cercanas, pero en este punto, ya estaba tan hambriento que no le importó.
- Hey, ¿alguno de ustedes no sintió un frío raro hace como dos minutos? – preguntó Kirishima. – Vino de la nada y de repente desapareció.
- ¡Ooh! ¡Yo sí! – respondió Ashido. – ¿Saben esa sensación cuando te paras debajo de un aire acondicionado, se enciende de repente y el aire frío te pega? Así fue como lo sentí.
Kirishima miró hacia el techo y frunció el cejo. – Sí, sé de lo que estás hablando, pero no veo ningún aire acondicionado aquí, así que no puede ser eso.
- ¿Tal vez sea el Quirk de alguien? – sugirió Midoriya.
- Eso también es posible, ¿pero por qué usaría alguien su Quirk para algo como eso? – preguntó Ashido.
- Algunas personas simplemente son imbéciles. – replicó Kirishima. – Quizás algún idiota le echó un ojo a todos los rudos que estamos en esta mesa, se puso celoso y decidió molestarnos.
- O quizás sea alguien que pasó a la siguiente ronda y trata de descontrolarnos con juegos mentales. – señaló Uraraka.
- ¡Eso estaría todavía mejor! – sonrió Kirishima. – ¡Eso demuestra que nos están tomando seriamente!
- ¡Diablos que sí! – exclamó Uraraka acercándose para darle los cinco al pelirrojo.
- Se nota que estás muy prendida con el festival, ¿eh? – observó Ashido con una ligera sonrisa, haciendo que las mejillas de la castaña tomaran un tono más oscuro de rojo.
- Q-quizás solo un poco...
- ¡Hey, no dije que hubiera nada malo con eso! – continuó Ashido tratando de calmarla. – ¡Creo que es grandioso que estés tan metida en esto! ¡Ooh, sería grandioso si nos enfrentamos en la siguiente ronda! ¡Les demostraremos a todos de lo que estamos hecho las chicas!
Uraraka sonrió. – Eso me gustaría.
- Hablando de eso, ¿estás bien, Tsuyu-chan? – preguntó Ashido, mirando a la chica rana. – Hace rato que no dices nada.
Tsuyu se encogió de hombros. – Todavía sigo cansada después de que me congelaron, pero me repondré.
Ashido hinchó las mejillas y alargó la mano para agarrar la de Tsuyu. – Alguien tan dulce como tú no se merece esto. Si me toca contra Todoroki en la siguiente ronda, ¡juro que le voy a patear el trasero por ser tan imbécil!
- ¡Entonces métete a la fila, porque yo pido mano primero! – proclamó Kirishima, apretando el puño. – ¡Me encanta ser competitivo, pero ese sujeto se pasó de la raya!
- ¿Eso crees? ¡Bueno, pues más te vale que no te saquen en la primera ronda! – replicó Ashido.
- ¡Oh, tú no te preocupes por eso! ¡Voy a llegar hasta la final sin duda! – declaró Kirishima.
- Donde perderás contra Gohan-chan, que ni siquiera sudará una gota. – comentó Tsuyu despreocupadamente.
El huevo que Gohan estaba a punto de devorar resbaló fuera de su agarre y rodó por su plato. – ¿Huh? ¿Qué? ¿Necesitaban algo? – dijo tartamudeando, y sus ojos pasaron por todos sus compañeros uno a uno. Estando tan enfocado en su comida, apenas les ponía atención a la mitad de la conversación de sus amigos.
Ashido y Uraraka se rieron. – ¡Tsuyu-chan cree que le vas a patear el trasero a Kirishima en la final! ¡Pero eso no va a pasar, porque la que va a llegar a la final soy yo! – exclamó la chica de piel rosada alegremente.
Gohan le dio una sonrisa nerviosa y se rascó detrás de la cabeza. – Oh. Umm... bueno, aprecio el voto de confianza en mí, Tsuyu-chan, pero cualquier cosa puede pasar en una pelea.
- Cierto, pero estoy segura de que tú ganarás. – replicó Tsuyu.
Kirishima, que se había quedado con la mandíbula abierta por el comentario directo de la chica rana, sacudió la cabeza y se rio de ello. – Eso fue frío, Asui. Sí que sabes cortar profundo a un hombre.
Los prominentes ojos de Tsuyu decayeron ligeramente. – Esa no fue mi intención. Solo estaba siendo honesta.
Kirishima le restó importancia a su disculpa con una sonrisa. – Hey, está bien. No esperaba ganar el festival deportivo este año de todas maneras. Aun así, pienso dar todo lo que tengo.
- Todos lo haremos. – confesó Midoriya, cuyos ojos verdes ardían con una determinación inquebrantable que Gohan había visto numerosas veces durante sus sesiones de entrenamiento.
Como era de esperarse, los otros alrededor de la mesa proyectaban un aura similar. Incluso Tsuyu y Shouji, que habían sido eliminados en la ronda anterior, tenían aspecto de estar muy motivados y deseosos de vengar sus derrotas.
Eso hizo que Gohan se sintiera un poco más culpable; sin importar lo fuertes que se hicieran, jamás les llegarían a los talones a su monstruosa fuerza de saiyajin. Aun así, se sintió feliz de ver que sus amigos no se habían desanimado. Frotándose la barbilla mientras pensaba en silencio, se preguntó si habría una manera de permitirles a sus compañeros de que tuvieran una oportunidad apropiada de sobresalir en el festival deportivo. Quizás la próxima vez que el evento transcurriera, podría fingir estar enfermo para no tener que participar. Tenía fe en que podría hacerlo, pero hacerlo sin activar las alarmas del siempre paranoico Aizawa sería problemático.
Gohan de pronto se vio sacado de sus pensamientos por la voz de Uraraka. – ¿Son-kun?
- ¿Hmm? – inquirió, volviéndose para encarar a la chica, que empezó a jugar con sus índices.
- Quería preguntarte. ¿Exactamente qué pasó entre Satou-kun y los hombres lobos?
- Huh. – Kirishima parecía confuso, y Uraraka se rio.
- Durante la batalla de caballería, Satou-kun pareció agarrarla con aquel sujeto peludo de la Clase 1-B. Le preguntó a Son-kun cuál era el problema, y dijo que nos lo explicaría más tarde.
- Je, ahora también yo tengo curiosidad. – confesó Kirishima.
- ¡Yo también! ¡Vamos a oírlo! – exclamó Ashido.
Lo siguiente que Gohan supo fue que seis pares de ojos inquisitivos estaban fijos en él, haciéndolo retroceder ligeramente por el shock. Rascándose detrás de la cabeza, miró a su mejor amigo. – ¿Te parece bien que les cuente la historia?
Satou simplemente se encogió de hombros, y siguió devorando su enorme hamburguesa, que al inspeccionarla más de cerca parecía estar llena de cualquier ingrediente imaginable. Había salami, jamón, tocino, rosbif, tiras de pollo, tomate, lechuga, queso cheddar, queso feta, aceitunas, pepinos, pepinillos, tiras de zanahoria, espinaca y cebolla. Y si no fuera suficiente, el pan con semillas de sésamo olía como si lo hubieran untado de hummus y salsa de ajo. Gohan se resistió el deseo de lamerse los labios. Esa hamburguesa se veía buena.
- ¿Son-kun? – presionó Uraraka.
- ¿Huh? Oh, cierto, perdón. – se disculpó, volviéndose otra vez hacia su expectante audiencia y sintiéndose algo avergonzado por divagar. – Como sea, ¿alguno de ustedes ha visto las películas de Crepúsculo?
Por el silencio y las miradas confusas que recibió, asumió que eso significaba que no. Antes de poder proceder con la historia, a Ashido le dio un tic en un lado de los labios, y su mano se alzó lentamente en el aire. Gohan arqueó una ceja curiosa, solo para recibir un enorme rubor como respuesta.
Sonriéndole ligeramente a la chica, continuó. – Muy bien. Como decía, en la secundaria, las chicas de nuestro grupo pasaron por una fase donde estaban obsesionadas con las películas de Crepúsculo: estas viejas películas sobre vampiros y hombres lobos.
- Son cambiaformas, no hombres lobo. – lo corrigió Satou, con la boca atiborrada de comida.
Gohan rodó los ojos. – Claro, eso. Como sea, se encontraban particularmente obsesionadas con uno de los hombres... digo, cambiaformas, un sujeto supermusculoso llamado Jacob. Eso molestaba a Satou a más no poder, ya que significaba que las chicas estaban interesadas en Jacob en lugar de él... no es que ya estuvieran interesadas en él en primer lugar.
- ¡Oi! – protestó Satou, y una ronda de carcajadas resonó por la mesa.
Gohan también soltó una propia. – Satou no entendía cuál era el alboroto, ya que Jacob no era tan macizo como él (palabras suyas, no mías) así que me invitó a quedarme un fin de semana para darnos una maratón con las cinco películas de Crepúsculo.
Ashido se acercó con la cara enfurruñada y le dio una palmadita a Gohan en la mano. – Pobre de ti.
- ¿Así de malo? – preguntó Kirishima alzando una ceja.
- Peor. – replicó Gohan, con expresión de piedra.
- ¿Y descubrieron por qué todo el alboroto? – preguntó Uraraka.
- ¡Nop! – respondió Satou, dejando de lado un plato vacío y limpiándose la boca con la manga. – Películas de mierda, llenas con personajes de mierda, con una historia de mierda que solo fue la cereza en un pastel de mierda. La única cosa buena fue esa enorme escena de una batalla en la última película, pero resultó no ser más que un sueño. ¿A quién demonios se le ocurre eso?
- Eso fue muy bajo. – dijo Kirishima con el cejo fruncido.
- Puedes apostar tu trasero a ello. – gruñó Satou, con aspecto asqueado por la simple memoria. – Diablos, qué desperdicio de fin de semana fue ese.
- El único que tiene la culpa eres tú, ya que fuiste el que sugirió que se dieran esa maratón de toda la serie. – señaló Tsuyu, poniéndose el dedo en el mentón. – Podrías haberte parado cuando quisieras, pero elegiste ver las cinco películas, asumo que cada una detrás de la otra.
- Tuvimos siete descansos de pizza entre ellas, pero sí, todavía no lo perdono por eso. – reveló Gohan, echándole a su mejor amigo una sonrisa traviesa y recibiendo un gesto con el dedo del medio en respuesta. – Como sea, solo fue una fase. Eventualmente las chicas superaron a Jacob y a las películas de Crepúsculo, y la vida volvió a la normalidad... es decir que volvieron a ignorar por completo a Satou.
Esto sacó otra ronda de risas de los presentes, haciendo que Gohan se sintiera bastante orgulloso de sí mismo. También satisfizo su lado vengativo que solo salía cuando quería desquitarse con Satou por alguna de sus malas bromas o chistes vulgares.
- Apuesto a que a ti no te ignoraban, ¿tengo razón? Eres un maldito semental. – dijo Kirishima, distrayendo a Gohan de sus pensamientos y sacándole un rubor al chico.
- ¡N-no exactamente! – dijo tartamudeando, evitando mirar la sonrisa de tiburón de Kirishima mientras mordía su burrito.
Satou resopló, mientras sus labios enormes se curvaban en una sonrisa diabólica. – ¿Ignorarlo? ¡Hermano, ni siquiera sabían que él existía!"
Midoriya pareció sorprendido. – ¿Son-kun no era popular?
- ¡Son era lo opuesto exacto de ser popular! – exclamó Satou. – Pero no porque hiciera nada malo, sino porque activamente evitaba a la gente.
- ¿Y eso qué tiene de malo? – preguntó Ashido, cuyos ojos se entrecerraron mientras cruzaba los brazos enfrente de su pecho.
Satou se vio sorprendido por el repentino arrebato. – B-bueno, nada de malo, es solo... ¡muy raro! – Se puso a jugar con el cuello de su chaqueta y señaló con el pulgar a Gohan, que se echaba el arroz en la boca con sus palillos, tratando de desviar la atención de sí mismo. – Quiero decir, ¡mírenlo! Podría haberse anotado a cualquier chica que hubiera deseado si hubiera tratado de hablar con ellas, ¡pero elegía pasar su tiempo fuera de clases sentado bajo un árbol leyendo sus libros!
- Yo creo que es realmente admirable que Gohan-chan eligió enfocarse en sus estudios en lugar de perseguir chicas. – comentó Tsuyu, y Ashido asintió estando de acuerdo.
- También leía libros de cómics. – dijo Satou secamente.
- Lo cual bien podría contar como estudiar, ya que vivimos en una sociedad llena de héroes. – agregó Tsuyu como corolario.
Satou levantó una ceja en la dirección de la chica rana. – No puedes hablar en serio, ¿verdad?
- Sí puedo, y lo estoy haciendo. – replicó Tsuyu de manera casual.
Satou parecía estar a punto de decir algo más, pero Kirishima se le adelantó. – ¡Me gusta como piensas, Asui! – exclamó. – ¡Algunos de los héroes más rudos de todos los tiempos son los personajes de cómics!
- Sip. – asintió la chica rana sabiamente. – Y también, llámame Tsuyu-chan.
- ¡Ya, ya entendí! ¡A mí también me gustan los libros de cómics! No tanto como los mangas, pero... ¡bahh, olvídalo! – espetó Satou, alzando las manos en gesto de derrota. – Ganaste esta ronda, Son. Uno a uno, habrías quedado frito, pero no puedo hacer nada cuando me superan tanto en número.
Gohan se rio entre dientes. – ¿Sabes qué otra cosa te gano, Satou? – Ante la mirada confundida que recibió, el híbrido saiyajin sonrió ampliamente. – Nuestras peleas de entrenamiento.
- ¡Oh diablos! – exclamó Kirishima, mientras Ashido y Uraraka estallaban de risa. – ¡Lo siento mucho, hermano, pero ahí sí te dio donde duele! ¡Tan simple y a la vez tan efectivo!
Un ahora sonrojado Satou bufó con disgusto y murmuró algo entre dientes, antes de coger su teléfono y ponerse a teclearlo furiosamente. Si Gohan fuese a adivinar el porqué, sería que Satou estaba buscando bromas o insultos para usar contra él en represalia. Siempre tuvo talento para esa clase de estupideces, ya que lo había hecho antes con resultados mixtos.
Mientras la risa de sus amigos se apagaba, Gohan se felicitó a sí mismo por un trabajo bien hecho. Sería el primero en admitir que usar su diferencia en fuerza como ataque verbal era un golpe bajo, pero a veces esos golpes eran los mejores. Además, parecía que sus compañeros se estaban divirtiendo con ello, y no era como que Satou no se lo mereciera.
- Como sea, volviendo a lo que estábamos. – siguió Kirishima alegremente. – ¿Qué dices tú, Shouji? Seguramente fuiste popular con las señoritas, ¿o no, grandísimo y macizo galanazo? – le preguntó, dándole unos puñetazos juguetones al chico fornido en uno de sus musculosos brazos.
- Una vez hice llorar a una chica cuando le mostré mi boca. – admitió Shouji despreocupadamente, haciendo que todos en la mesa dejaran lo que hacían para mirarlo en shock.
Kirishima se rio nerviosamente y se alejó un poco del usuario de brazos duplicadores. – B-bueno, al menos le dejaste una impresión. Eso es algo, ¿no?
Shouji se encogió de hombros. – No es algo de lo que realmente deba estar orgulloso, ¿verdad?
La atmósfera de júbilo alrededor de la mesa se disipó después de eso, y los ocupantes eligieron conversar de manera más queda entre ellos. Gohan, por otro lado, lo vio conveniente para continuar su almuerzo. Aun así, se sentía genuinamente mal por Shouji. Nadie merecía ser rechazado solo porque la lotería genética decidió jugarle mal. Con suerte, en una escuela llena de aspirantes a héroes, habría gente que aceptaría más esa clase de rasgos. Lo normal estaba sobrevalorado de todos modos.
Habiéndose terminado la mayor parte de su almuerzo en tiempo récord, se encontraba en el proceso de devorar cada residuo de carne en una pata de pollo, cuando de repente una conmoción en el centro de la cafetería captó su atención. Curioso, siguió las miradas de sus amigos, y vio a una muy enfurruñada Kendou Itsuka arrastrando por la oreja a un Mineta que chillaba.
- ¡Asalto! ¡Asalto! ¡Ayuda! ¡Me está asaltando! – gemía el enano, cuyas súplicas solo encontraban oídos sordos.
De lo que Gohan pudo ver, Mineta estaba siendo arrastrado lejos del trío formado por Yaoyorozu, Jirou y Kaminari. Yaoyorozu parecía totalmente confusa con el enredo, mientras una furiosa Jirou regañaba a un asustado Kaminari, que intentaba cubrirse.
- ¿Qué creen que pasó allí? – se preguntó Kirishima.
- Algo pervertido, sin duda. – replicó Tsuyu.
Lo que fuera, a Gohan no le importaba. Hasta donde le concernía a él, entre menos viera de Mineta, mejor. Aun así, no pudo evitar permitirse una ligera sonrisa al ver como el pequeño bastardo era castigado. Sabía Dios que se lo merecía. Y con ese agradable pensamiento en mente, devoró lo último de la pata de pollo y se levantó de su asiento, con el plato en mano.
- ¿Para dónde vas? – preguntó Satou.
- A pedir repetición. – respondió Gohan, como si fuera lo más obvio del mundo.
(-0-)
Para cuando terminó la hora del almuerzo, Gohan terminó comiéndose tres raciones tamaño saiyajin. Había pasado un largo, LARGO tiempo desde que tuvo la oportunidad de consumir una cantidad colosal de comida de gratis, así que decidió aprovechar la oportunidad al máximo mientras durase. Ahora, con todo dicho y hecho, podía admitir con confianza que su intento había sido un rotundo éxito.
También era la razón principal de tener una sonrisa radiante mientras seguía a sus colegas competidores de vuelta al estadio, donde Midnight esperaba pacientemente en el centro del escenario. Junto a él caminaba su siempre fiel, y siempre irritante mejor amigo que lo acompañaba a todos lados, al igual que Kirishima y Ashido, que se notaban muy excitados por el espectáculo. Midoriya y Uraraka iban por detrás de ellos algunos metros, conversando en voz baja de algo que Gohan no tenía deseos de interrumpir o averiguar.
- ¡Ahora que terminó el almuerzo, finalmente es tiempo de revelar el evento final del día! – gritó Present Mic por el altoparlante, para la emoción de toda la multitud. – ¡Pero antes de eso, hay buenas noticias para para aquellos de ustedes que no llegaron a las finales! ¡Ya que al final del día este sigue siendo un festival deportivo, les hemos preparado algunos eventos recreacionales para que puedan participar! ¡Después de eso, los dieciséis competidores de los cuatro equipos que pasaron la batalla de caballería se enfrentarán en un torneo, en combates de uno contra uno!
- Lo sabía. – se jactó Satou, más para la gente a su alrededor que para sí mismo.
- Igual que el año pasado, ¿eh? – comentó Kirishima, apretando sus puños que temblaban de excitación. – ¡Oh cielos, ya estoy que ardo! ¡Voy a estar de pie en ese escenario que veo por televisión todos los años!
- Lo que significa que tendrás que tener cuidado extra para no avergonzarte. – se burló Ashido, sacándole una carcajada al pelirrojo.
- Sí, sí, sé que todos están muy emocionados, pero todavía tenemos que hacer el sorteo para determinar los combates. – anunció Midnight mientras los competidores se detenían ante su mirada penetrante. Una vez que los estudiantes dejaron de charlar y centraron toda su atención en ella, sacó una enorme caja amarilla con la palabra "LOTS" escrita en un lado. – En cuanto la llave del torneo quede determinada, tendremos las actividades recreacionales, y luego pasaremos al torneo. Los dieciséis finalistas pueden decidir si quieren participar en la diversión, o descansar y ahorrar su fuerza para las peleas. Ahora, para el equipo de primer lugar...
- ¡Umm, discúlpenme! ¡Yo quisiera retirarme! – interrumpió Ojiro alzando una mano, causando un coro de gritos ahogados de estupefacción por todo el estadio.
- ¿Ojiro-kun, por qué? – cuestionó Midoriya.
- ¡¿De verdad estás dejando pasar la oportunidad de mostrarte enfrente de los profesionales?! – agregó Iida.
Ojiro bajó la mano, con aspecto de estar muy deprimido. – La verdad, no recuerdo nada de la batalla de caballería hasta los últimos pocos segundos... creo que fue por el Quirk de ese sujeto. Sé que esta es una gran oportunidad que todos matarían por tener, y que sería tonto desperdiciarla... pero no puedo en buena fe seguir participando. Todos los demás finalistas llegaron aquí dando su mejor esfuerzo, mientras que a mí me tuvieron que cargar hasta la victoria sin saber siquiera lo que estaba pasando.
- ¡Estás pensando demasiado en eso! – protestó Hagakure. – ¡Mientras sigas esforzándote lo mejor que puedas, todo estará bien!
- ¡No lo entiendes! – respondió Ojiro con la voz quebrada, limpiándose los ojos con los dedos. El pobre chico sonaba genuinamente devastado. – ¡Estoy hablando de mi orgullo aquí! ¡Puede que para ti no signifique mucho, pero para mí, lo es todo!
- Ojiro-kun... – murmuró Hagakure con tristeza. – N-no tenía idea...
Gohan se mantuvo en silencio mientras veía la sombría escena con el cejo fruncido. Habiéndose asociado con artistas marciales toda su vida, sabía exactamente de dónde venía su compañero. No era que necesariamente se suscribiera al ideal de que el orgullo en sí mismo debería ser un factor que dictara las acciones, pero lo entendía y lo respetaba... hasta cierto punto. Además, no era que el festival deportivo fuese un asunto de vida o muerte.
- Yo también quiero retirarme por la misma razón. – anunció el chico regordete de pelo azul del mismo equipo, aunque de una manera mucho más calmada. – Independientemente de la habilidad, ¿no creen que va contra el espíritu del festival deportivo si aquellos que no hicieron nada llegan hasta la ronda final?
- ¡Ustedes sí que son verdaderos hombres! ¡Maldición, los admiro por eso! – lloró Kirishima, derramando lágrimas de verdad.
La cara de Midnight adoptó un semblante oscuro que contrastaba con su usual disposición alegre. – Los jóvenes que hablan de ese modo... ¡me excitan de todas las maneras correctas! ¡Shoda Nirengeki-kun! ¡Ojiro Mashirao-kun! ¡Acepto sus renuncias! – declaró, con una gran sonrisa mientras daba un latigazo para enfatizar.
Los dos chicos exhalaron suspiros de alivio, aunque el de Ojiro estaba mezclado con sollozos ahogados. Afortunadamente, no tuvo que irse a sufrir solo, pues Hagakure ya se encontraba frotándole la espalda con su mano invisible. Eso fue muy amable de su parte. Sintiendo curiosidad del paradero de su tercera compañera de equipo, los ojos color ónix de Gohan escanearon entre la multitud de estudiantes en busca del distintivo cabello rosa de Hatsume Mei, y rápidamente la encontró bien atrás. Su rostro cubierto con sus gafas protectoras mostraba una amplia sonrisa, sin un ápice de molestia por las renuncias de sus dos compañeros.
Se rascó detrás de la cabeza, sin estar seguro de lo que esperaba de aquella chica. Aun así, estaba interesado en ver de lo que podría ser capaz. Si el hecho de haber estado dispuesta a hacer equipo con él en el evento anterior era un indicio, agallas no le faltaban.
Estuvo a punto de buscar al último miembro del equipo cuando Midnight se aclaró la garganta, atrayendo su atención.
- ¡Con dos plazas abiertas, el equipo que quedó en quinto lugar tendrá que decidir cuáles de sus miembros entrarán por Shoda-kun y Ojiro-kun! – reveló.
Sin embargo, Kendou habló rápidamente. – Si ese es el caso, entonces en lugar de nosotros, que apenas hicimos algo durante la batalla de caballería, deberían ser ellos. – sugirió, señalando al equipo de Tetsutetsu, quienes visiblemente se sorprendieron. – Ellos lucharon hasta el final y se mantuvieron toda la batalla cerca de la cima del tablero. Si alguien merece continuar, son estos chicos. ¿Verdad, chicas?
Una ronda de asentimientos de sus compañeras solidificó su decisión.
Ahora, eso sí fue una sorpresa para Gohan. Si había algo que había aprendido sobre Kendou, era que sin duda era una persona muy justa y noble. Aunque estaba triste de que no podría verla pelear en el torneo, su respeto por ella se incrementó enormemente.
- ¡¿Qué demonios?! ¡Ellas también sí que tienen su hombría! – balbuceó Kirishima junto a él. – ¡Maldición, empiezo a sentir que me quitan la virilidad!
- ¿Qué quieres decir con eso? – preguntó Ashido.
- ¡Significa que está perdiendo sus bolas! – se rio Satou.
Ashido parpadeó. – Huh. No sabía que las tuviera para empezar.
Satou se desternilló de risa, mientras Gohan trataba de ahogar la suya. Hasta Kirishima dejó salir un resoplido entre sus fuertes sollozos. Ashido, entretanto, se veía muy satisfecha consigo misma.
De vuelta con Midnight, Tetsutetsu y Shiozaki habían sido elegidos para tomar parte en la ronda final. Aunque la inclusión de Tetsutetsu no sorprendió a Gohan, él pensaba que Honenuki habría sido el que entraría en lugar de Shiozaki; el Quirk de ese sujeto no era broma. De nuevo, ¿quizás Shiozaki tenía un arma secreta bajo la manga?
- ¡Con eso arreglado, por fin podemos volver a los procedimientos estándar! – anunció Midnight con un latigazo. – ¿Puede venir por favor un miembro del equipo ganador, el equipo Son, para tomar un número?
Gohan fijó la mirada en cada uno de sus compañeros, recibiendo gestos afirmativos de dos de ellos; Satou simplemente le sacó el dedo, a lo cual él simplemente rodó los ojos. Ignorando los susurros que se levantaron a su alrededor, caminó hacia Midnight y metió la mano en su caja.
- ¿Nervioso? – le preguntó, con sus ojos azules brillándole con picardía.
Gohan solo sonrió mientras sacaba una bola y la abría.
...
Una vez que todos sacaron las suyas, Midnight sacudió su látigo en la dirección del monitor más grande del estadio y dieciséis nombres aparecieron en la pantalla.
Bakugou Katsuki vs Iida Tenya
Kaminari Denki vs Uraraka Ochaco
Yaoyorozu Momo vs Todoroki Shoto
Midoriya Izuku vs Hatsume Mei
Satou Rikido vs Kirishima Eijiro
Tetsutetsu Tetsutetsu vs Sero Hanta
Shiozaki Ibara vs Ashido Mina
Shinsou Hitoshi vs Son Gohan
Esta historia continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro