El número uno
El sol brillaba radiante sobre la Preparatoria U.A., y sus brillantes rayos se reflejaban en las ventanas del edificio bañándolo en una luz que daba la bienvenida al nuevo año. Unas escasas nubes flotaban por el cielo pintaban un cuadro que agregaba a la placentera atmósfera en el aire.
Aunque dicha atmósfera se veía ignorada por los dos estudiantes que corrían por la acera que llevaba hacia la U.A, esquivando con experticia a la multitud de personas.
- ¡Vamos, Satou, date prisa! ¡Vamos a llegar tarde! – le gruñó Gohan a su amigo, dando un paso rápido para doblar la esquina y pisoteando con impaciencia. Satou levantó una ceja en respuesta y mantuvo su paso, sin dejarse afectar por las palabras de Gohan.
- ¿Y de quién es la culpa exactamente?
Gohan murmuró algo entre dientes y desvió la mirada con vergüenza, con un ligero rubor en las mejillas, haciendo que Satou sonriera.
- ¡Ja! ¡Eso fue lo que pensé! – exclamó con orgullo.
- Bueno... tampoco tú tenías que esperarme a que comprara esos waffles al ver lo largo de la fila. – protestó Gohan, moviendo la cabeza ligeramente para fulminar con la mirada ligeramente al chico de grandes labios. – Si te hubieras adelantado, probablemente ya estarías en clase a esta hora.
- Meh. – Satou se encogió de hombros. – No me sentiría bien de hacer mi entrada sin mi ayudante a mi lado.
- Me conmueve que me tengas en tanta estima. – dijo Gohan secamente, soltando una gota de sudor ante el comentario.
- Ni lo menciones. – replicó Satou alegremente. – Te daría unas palmaditas en la espalda, pero no quiero que se te arruine el uniforme. ¿Puedes creerlo? ¡Por una vez tenemos buenos uniformes!
- Nunca entendí tu fascinación con los uniformes escolares. – replicó Gohan, observando cansinamente a Satou. – Solo es ropa.
- ¿Es un crimen que quiera verme bien después de tantos años de vestirme como basura? – espetó Satou, enfurruñándose. – Solo porque tú tengas el sentido de moda de un dinosaurio no significa que yo también deba tenerlo.
- Los dinosaurios no llevan ropa, Satou. – replicó Gohan en tono neutral, y Satou se golpeó la cara por el comentario.
- A eso no es a lo que... ¿sabes qué? Mejor olvida lo que dije.
Gohan se rio por dentro, saboreando ese breve momento de triunfo. No era a menudo que lograba meterse bajo la piel de Satou, ya que el chico de labios enormes era mucho más adepto a las bromas que él, así que siempre se aseguraba de disfrutar las pocas veces que lo conseguía.
Siendo honesto, Gohan estaba de acuerdo en que los uniformes de la U.A. se veían muy bien. La camisa blanca contrastaba bien con la chaqueta gris claro, y los pantalones eran de un agradable tono verde oscuro (un color que siempre le había gustado). La corbata roja completaba el conjunto dándoles un look con clase, apropiado para los altos estándares de la U.A. sin que se viera exageradamente formal. Sin duda el uniforme era agradable a la vista, y un buen cambio después de aquel fantasmal atuendo que se vieron forzados a llevar durante secundaria. Nada más que Gohan no quería darle a Satou la satisfacción de saber que tenía razón.
Habiendo llegado a su destino, Gohan y Satou atravesaron los arcos blancos gigantescos que llevaban hacia el campus, solo para que el primero de los dos se detuviera repentinamente cuando algo se estrelló contra su espalda.
Sorprendido, Gohan se dio la vuelta, y se le ensancharon los ojos al ver a un chico de aspecto frágil sentado en el suelo, con una mueca de dolor en su cara pecosa mientras se frotaba su pelo encrespado de color verde. Juntando las piezas rápidamente, Gohan entró en pánico y le extendió la mano al chico.
- Hey, ¿estás bien? – le preguntó con preocupación. El peliverde aceptó la mano que le ofrecían para que lo ayudaran a levantarse. Le sonrió nervioso a Gohan y se inclinó con gratitud.
- Estoy b-bien. Esto no es nada. Perdón por chocar contra ti.
- Ahh, no te preocupes, me alegra que estés bien. – dijo Gohan, rascándose detrás de la cabeza y mirando algo intranquilo al otro muchacho, inseguro de si debería creerle. – ¿Seguro que estás bien?
- S-sí, lo estoy. – El peliverde se rio nerviosamente y desvió la mirada. – Admito que eso dolió un poco, pero he recibido cosas peores.
- Diablos, eso es impresionante para alguien de tu tamaño. – silbó Satou con apreciación. – Son aquí tiene el cuerpo tan duro como un tanque. – le explicó dándole a Gohan un golpecito en el hombro. – Ya ha mandado gente al hospital solo por chocarse con ellos, así que tuviste suerte.
- ¡Hey, no inventes historias sobre mí! – protestó Gohan cruzando los brazos. – ¡Eso solo pasó una vez, cuando estábamos en quinto grado, y fue un completo accidente! ¡Jamás había jugado antes al rugby! Además, Suguru dijo que no había resentimiento porque pudo faltar una semana a clases.
- Aun así cuenta. – replicó Satou, sonriéndole ampliamente al peliverde, que parecía nervioso por la revelación. – Como sea, ¿dónde están mis modales? ¡Soy Satou Rikido, y este es mi asistente, Son Gohan!
El chico peliverde ignoró los murmullos de indignación de Gohan, y se volvió a inclinar respetuosamente. – Gusto en conocerlos a los dos. Mi nombre es Midoriya Izuku. – Levantó su cabeza y les sonrió a ambos nerviosamente. – En verdad lo siento, quisiera quedarme a charlar, pero tengo que llegar a clase. Es mi primer día de preparatoria.
- Oh, así que eres de primer año igual que nosotros. – dijo Gohan sonriendo cálidamente. Midoriya ciertamente tenía el aspecto. – Eso es genial, ¿en qué clase estás?
- Ahh, estoy en la clase 1–A. – reveló Midoriya.
- ¡Igual que nosotros! – exclamó Satou, ensanchando más su sonrisa. – Hablando de coincidencias. ¿Por qué no nos acompañas mientras buscamos nuestro salón?
- ¡Oh! ¿Seguros? ¡Es muy amable de su parte, gracias! – Midoriya volvió a inclinarse antes de empezar a caminar junto a Gohan y Satou.
El trío de adolescentes continuó avanzando por el camino de ladrillos naranjas para ingresar al edificio principal de la U.A. atravesando la puerta del medio en la entrada. Luego se dirigieron hacia el corredor gigante, continuando su conversación de antes.
- Y bien, ¿conocen a alguien más que podría estar en nuestra clase? – inquirió Midoriya, cuyo tono cargaba un deje de curiosidad y aprehensión a la vez. Satou negó con la cabeza.
- Yo no conocí a nadie durante el examen de admisión, pero Son hizo un nuevo amigo.
Gohan levantó una ceja. Era la primera vez que escuchaba de eso. – ¿Lo hice? Si estás hablando de esa chica a la que ayudé, ni siquiera le pregunté su nombre.
- No hablo de ella; hablo de tu otro amigo, ¡el chico Petardo Explosivo!
La cara de Gohan se transfiguró en un gesto fruncido. – Oh. Ese sujeto. Sí, nos llevamos de maravilla. – murmuró sarcásticamente. Midoriya retrocedió ligeramente ante el repentino cambio en el tono de Gohan.
- Umm... ¿quién es ese tal Petardo Explosivo?
- Solo un sujeto que estaba en el mismo centro de batalla que yo. – reveló Gohan, relajando sus facciones. – Tiene un serio problema de actitud.
- ¡Y no hablemos de su temperamento explosivo! – agregó Satou sardónicamente.
- Sí, también eso. – reafirmó Gohan con un suspiro. – Desafortunadamente, le fue bastante bien en el examen, así que no tengo dudas de que haya aprobado. Solo espero que no esté en nuestra clase.
Midoriya se ajustó nerviosamente su corbata y miró a Gohan con cautela. – S-sí... te apoyo en eso.
Antes de poder continuar con la conversación, los tres muchachos se encontraron enfrente de una puerta deslizante cómicamente gigante de madera, que tenía pintado un "1-A" de rojo encima.
- Esto luce algo excesivo. – comentó Satou, visiblemente asombrado por la vista.
- ¿Quizás sea para accesibilidad? – se preguntó Midoriya en voz alta, igual de sorprendido. – Hay una gran variedad de Quirks allá afuera, después de todo.
- Buena observación. – admitió Gohan, sonriéndole al peliverde, que se sonrojó por el halago. – Bueno, ¿listos para conocer a nuestros nuevos compañeros?
Tras recibir asentimientos de confirmación de ambos, Gohan deslizó la puerta, e inmediatamente se topó con dos estudiantes discutiendo sobre etiqueta en la mesa de todas las cosas. Al oír la puerta abriéndose, el dueto dejó de discutir y enfocó su atención en el trío que acababa de ingresar al salón.
Un silencio momentáneo se apoderó del salón mientras Gohan fijaba la mirada en una cabeza muy familiar de pelo rubio, que se la devolvió de igual manera pero más furioso. Cuando finalmente se percató de a quién estaba mirando, sus ojos se inyectaron en sangre y de inmediato lo señaló con el dedo, que hizo exactamente lo mismo.
- ¡TÚ! – gritaron al unísono.
- ¡Yo! – exclamó Satou a modo de broma.
Gohan gruñó y se llevó las manos a la cabeza. – Por supuesto, tenía que quedar en la misma clase que el chico Petardo Explosivo.
- ¡E-espera! - intervino la voz estupefacta de Midoriya. – ¡¿Kacchan es ese tal Petardo Explosivo?!
Gohan levantó la cabeza y miró al peliverde boquiabierto. – ¡¿El nombre del chico petardo es Kacchan?!
Satou estalló en un ataque de risa, pero Gohan ignoró a su amigo en favor de observar al volátil rubio ahora identificado como Kacchan, que temblaba con tanta furia que parecía que estaba botando vapor de sus poros.
- ¡Deku, pedazo de mierda inútil! ¡¿Por qué demonios estás con ese bastardo aspirante a profesor de gimnasia?! – rugió Kacchan a un Midoriya que temblaba, saltando tan vigorosamente que casi volteó el escritorio con los pies. – ¡Y mi nombre no es Kacchan, malditos retrasados!
- ¿P-p-profesor de gimnasia? ¿Qu-qué? – tartamudeó Midoriya con confusión, volteándose a ver a Gohan. – ¿Se refiere a ti?
- ¡Muy bien, suficiente, todo mundo cálmese! – exclamó el chico alto que discutía con Kacchan, agitando los brazos como si intentara dirigir el tráfico. – ¡Esa clase de vocabulario no tiene lugar en los sagrados recintos de esta prestigiosa institución, que ha sido un bastión en la educación de los héroes por décadas! ¿Qué pensarían los distinguidos alumnos que se sentaron en estas mismas aulas si los oyeran hablando de una manera tan horrenda?
Los movimientos robóticos de sus manos, al igual que las gafas que llevaba, le permitieron a Gohan identificarlo como el estudiante de tono severo de Soumei que había regañado a otro aspirante durante la presentación de Present Mic en el examen de admisión. El chico Son no pudo más que suspirar de exasperación. Por lo menos la clase no resultaría aburrida, viendo que había personajes tan coloridos en ella.
Gohan se frotó las sienes cansinamente mientras el estudiante de Soumei caminaba con aplomo hacia ellos. De alguna manera, milagrosamente, sus palabras tuvieron efecto en Kacchan, que mantuvo la boca cerrada en favor de bufar en silencio desde su asiento. Definitivamente no se veía nada feliz por ello.
- Vengo de la Academia Privada Soumei. Mi nombre es Iida Tenya. – anunció el chico de gafas con aplomo.
- Yo soy Midoriya Izuku. Gusto en conocerte, Iida-kun. – lo saludó Midoriya, con la voz algo temblorosa.
- Yo soy Son Gohan. – agregó el híbrido Saiyajin, asintiendo.
- Satou Rikido. – concluyó su amigo saludando con la mano.
- Un placer conocerlos a todos. – Iida inclinó la cabeza ligeramente, y luego volteó a ver a Midoriya irguiéndose cuan alto era. – Midoriya, tú te diste cuenta que había algo más en ese examen práctico, ¿no es así?
Gohan levantó una ceja al oír eso. ¿Así que Midoriya descubrió la verdad detrás del examen de ingreso? Eso era impresionante. El chico peliverde no emanaba precisamente el aura de un héroe lleno de confianza, pero Gohan podía ver a simple vista que su intelecto no era nada desdeñable. No pudo evitar preguntarse qué clase de Quirk tendría su compañero.
- Yo no tenía idea. – continuó Iida, moviendo las manos continuamente en una posición inusual y adoptando una impresión sombría como si estuviera sufriendo. – Te juzgué mal. ¡Odio admitirlo pero eres mejor que yo!
- ¡Oh, ese pelo encrespado! ¡El chico de aspecto sencillo! – sonó una voz femenina alegre detrás de Midoriya, interrumpiendo la conversación.
Los cuatro muchachos se voltearon a ver, donde vieron a una chica bajita con la versión femenina de su uniforme escolar. Tenía el pelo castaño a la altura de los hombros, con dos largos mechones que enmarcaban su cara y unos ojos marrones grandes y redondos que irradiaban felicidad. Definitivamente era bonita, Gohan tuvo que admitirlo, y parecía realmente agradable. También parecía haberle echado el ojo a Midoriya, lo cual sorprendió al chico Son.
- ¡Aprobaste, como dijo Present Mic! ¡Ese puñetazo fue asombroso! – exclamó mientras puntualizaba sus palabras moviendo su puño de arriba abajo de una manera realmente adorable, casi echándose encima del peliverde.
- Vamos, Son, sentémonos. – dijo Satou con suavidad, ya después de haberse recuperado lo suficiente de su arranque de risa.
Gohan asintió estando de acuerdo y se puso en marcha, ignorando la mirada mortal que Kacchan le estaba mandando. Ya la clase estaba por comenzar de todas maneras. Terminaron ocupando dos asientos en la última fila, con el de Gohan en toda la esquina.
Mientras observaba a Midoriya sonrojarse y tartamudear intentando conversar con la alegre castaña, Gohan no pudo evitar preguntarse más sobre el Quirk del peliverde. Inicialmente asumió que tendría algo que ver con su inteligencia; tal vez en el sentido analítico. Pero la mención de que tenía un "puñetazo asombroso" sugería que era lo contrario. Midoriya no tenía el aspecto de un peleador poderoso, pero Gohan sabía mejor que nadie lo engañosas que podían ser las apariencias tratándose de la fuerza. Además, el peliverde ya había demostrado una gran durabilidad cuando chocó antes contra él.
Gohan nunca fue el tipo de persona que le gustaba soplar su propio cuerno, pero era lo bastante consciente de sí mismo para aceptar que su ADN de saiyajin le daba muchas ventajas biológicas por encima de los humanos normales, una de las cuales era una constitución corporal mucho más sólida. Si Midoriya APENAS había sentido dolor de chocarse con él de cara, entonces era algo de lo que debía tomar nota.
Cuando cesó la conmoción en el salón, Gohan se salió de sus pensamientos y levantó el cuello para ver qué había atraído la atención de todo mundo. Sus ojos se ensancharon cuando alcanzó a ver lo que parecía una oruga humana descansando frente a la puerta. Primero parpadeó, y luego se frotó los ojos para asegurarse de que no estaban jugándole trucos. Al ver más de cerca, se dio cuenta que la oruga en realidad era un hombre dentro de saco de dormir amarillo, lo cual por suerte no era tan perturbador, pero sí increíblemente bizarro.
- Este es el curso de héroes. – habló el hombre en un tono monocorde y aburrido.
Sacudió un poco el saco de dormir y se llevó una caja de jugo a sus labios, que sorbió rápidamente. Luego se incorporó y comenzó a abrir el saco para salir.
- Muy bien, les tomó ocho segundos quedarse callados. – dijo con el mismo tono, saliendo del saco como si fuera un capullo. – El tiempo es esencial. Y ustedes mocosos todavía no son muy racionales.
Ahora que podía darle un buen vistazo a esta persona, Gohan vio que se trataba de un hombre alto y delgado con pelo negro que le caía por los hombros y una barba de chivo, y llevaba una bufanda gris gigante enrollada alrededor del cuello. Tenía el rostro pálido y unas ojeras enmarcaban sus ojos negros dándole la apariencia de alguien que casi nunca dormía, y su traje negro y desgastado solo contribuía a su apariencia de una persona somnolienta y cansada del mundo en general.
- "Sí... debe ser un profesor." – asumió Gohan frunciendo el cejo.
Habiendo asistido a los últimos años de primaria y secundaria, ya había visto a varios profesores tan estresados por el día a día, con los rigores de tratar con niños desordenados, malcriados y desagradecidos, que simplemente dejaba de importarles su trabajo y su apariencia personal. Era realmente trágico, y Gohan podía simpatizar con ellos.
El hombre de pelo oscuro observó con sus ojos cansados a toda la clase. – Soy su profesor guía, Aizawa Shouta. Gusto en conocerlos.
- "Lo sabía." – pensó Gohan, sin sentirse divertido.
Aizawa sacó de su bolsa de dormir una camiseta azul con el borde rojo y rayas blancas diseñadas en la forma de las letras "U.A." superpuestas entre sí, y la sostuvo frente a toda la clase. – Sé que es repentino, pero todos pónganse esto y salgan al campo deportivo.
- Ese es un uniforme muy sexy. – murmuró Satou al lado de Gohan, haciendo que el chico Son rodara los ojos con ligera molestia.
- Sí que tienes problemas. – gruñó Gohan a su amigo, que simplemente se rio de él.
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Luego que todos se cambiaron, Aizawa llevó a la clase a un enorme campo deportivo localizado entre el edificio principal de la escuela y un gimnasio igualmente gigantesco, y procedió a explicar la agenda para ese día.
- ¡¿Una prueba de evaluación de Quirks?! – fue la respuesta colectiva de toda la Clase 1-A ante la revelación, con muchos de los estudiantes bastante sorprendidos por la noticia.
- ¿Qué hay de la ceremonia de apertura? ¿La orientación? – preguntó la chica alegre que había saludado a Midoriya antes.
- Si planean convertirse en héroes, no hay tiempo para eventos de placer. – explicó Aizawa secamente, volteando a ver a la chica. – La mayor característica de la U.A. es la poca restricción con sus tradiciones escolares. También así es como los profesores dan sus clases.
»Ustedes mocosos han hecho de estas desde la secundaria, ¿verdad? – les preguntó, sacando un pequeño dispositivo con forma de Smartphone que listaba numerosas actividades físicas. – Lanzamiento de pelota; salto largo sin impulso; carrera plana de cincuenta metros; carrera de resistencia; fuerza de agarre; pasos rápidos de lado a lado; entrenamiento para la parte superior del cuerpo; tocarse los pies mientras estás sentado; todas las pruebas físicas donde no les permitían usar sus Quirks. – Hizo una pausa momentánea como si estuviera esperando una reacción, pero todo lo que recibió fue silencio. – El país todavía usa los promedios tomados de los resultados que los estudiantes obtienen sin utilizar sus Quirks. Eso es una tontería. Bueno, el Ministerio de Educación se la pasa procrastinando.
Aizawa dio un paso atrás y fijó la mirada en Gohan, sorprendiendo al chico con la guardia baja. –Son, tú fuiste el que terminó de primero en el examen práctico, ¿verdad?
Gohan se sonrojó ligeramente cuando sus compañeros lo miraron, y se rascó detrás de la cabeza. – Ahh, supongo. – murmuró en tono reservado. Para ser honesto, no le importaba mucho haber terminado de primero en los rankings. Solo se alegró de que él y Satou habían pasado.
- En secundaria, ¿cuál fue tu récord en lanzamiento de pelota? – continuó Aizawa. Gohan evitó su mirada y se sintió sonrojar más.
- Ciento treinta y seis metros. – le dijo. Aizawa lo miró sin perturbarse, mientras los otros estudiantes jadeaban del shock. El profesor entrecerró los ojos ligeramente.
- ¿Y eso fue sin usar tu Quirk? – le preguntó, con algo de escepticismo en su tono.
- Sí, sensei. – respondió Gohan rápidamente.
Recordó cuando hizo la prueba de lanzamiento de pelota en secundaria, y que sí TRATÓ de contenerse lo más que pudo. Desafortunadamente, no podía hacer que fuera demasiado obvio que se estaba conteniendo ya que eso levantaría más preguntas de todos, así que su resultado fue un poco más lejos de lo que le habría gustado, para su consternación. Ya se imaginaba que algún día volvería para morderlo en el trasero. Aizawa mantuvo la mirada en él unos momentos más antes de volver a adoptar una expresión neutral.
- Muy bien. Intenta usar tu Quirk esta vez. – le ordenó, tirándole a Gohan una pelota de softbol.
El joven Son atrapó la pelota y soltó un suspiro de alivio, y se dirigió hacia un círculo pintado en el suelo similar a los que había visto en eventos de lanzamiento en las Olimpiadas. Mientras caminaba, mantuvo los ojos fijos al frente, ignorando las miradas estupefactas de sus compañeros. Aunque había logrado permanecer por debajo del radar en primaria y secundaria, salvo por algunos deslices menores, sabía que no podría mantener ese acto para siempre. Seguía sin gustarle mucho ser el centro de atención, y dudaba llegar a serlo, pero entendió que tendría que acostumbrarse a estar en el ojo público si quería llegar a ser héroe profesional.
- Puedes hacer lo que quieras mientras te mantengas dentro del círculo. – explicó Aizawa cuando Gohan llegó a su destino. – Date prisa. Muestra todo lo que tengas.
Gohan hizo algunos estirones básicos de con los brazos y echó un vistazo al enorme campo que tenía frente a él. Si realmente daba todo lo que tenía, podría terminar poniendo la pelota en órbita... pero eso sería demasiado. Por fortuna, ahora que se le permitía usar su "Quirk", podría presumir un poco más aunque se contuviera la mayor parte de su fuerza.
Con ese pensamiento en mente, Gohan echó atrás su brazo y encendió su ki ligeramente, generando un ligero viento a su alrededor. Su cabello comenzó a ondear de lado a lado con la brisa, y el polvo del suelo salió dispersado por la fuerza. Un ligero brillo blanco salió disparado de su mano izquierda, que catapultó la pelota, y escuchó como todos los que estaban cerca exhalaban de sorpresa.
Y entonces, con un potente lanzamiento, Gohan arrojó la pelota lejos con la fuerza de un cohete, observando mientras contenía el aliento como zumbaba por el cielo y desaparecía de la vista. Hubo otra ronda de jadeos de parte de los otros estudiantes, pero Gohan no les prestó atención, sino que miró fijamente en el punto donde la pelota desapareció, y se mordió los labios.
- "Espero no haberme excedido."
- Conozcan primero su límite máximo. – declaró Aizawa tras unos segundos de silencio, justo cuando el dispositivo de medición que sostenía comenzaba a pitar. – Esta es la forma más racional de crear los fundamentos de un héroe. – añadió, mostrando a la clase el número en la pantalla: 3205 metros.
Las quijadas de todos los estudiantes se vinieron abajo, y Gohan no pudo evitar dar un respingo. Viendo el lado positivo, al menos la pelota no voló fuera de los límites de los terrenos de la escuela. Eso habría sido peligroso.
- ¿E-en serio? ¡Qué locura! – murmuró sin aliento un chico rubio con el pelo parado.
- ¿Eso fue todo? Creí que sería mucho más alto. – se burló Satou.
- ¡Wow! ¡Esto se ve divertido! – exclamó una chica de piel rosa con mucho entusiasmo.
- ¡Podemos usar nuestros Quirks tanto como queramos! ¡Tal como esperaba del curso de héroes! – celebró un chico con codos extraños.
Para sorpresa de Gohan, ese fue el catalizador para que todo el humor en el campo deportivo cambiara dramáticamente. Las expresiones asombradas y estupefactas de sus compañeros habían desaparecido, siendo reemplazadas por sonrisas emocionadas y entusiastas. A pesar de sus preocupaciones iniciales, no pudo evitar sentirse arrastrado a la jovial atmósfera, y hasta se permitió sonreír.
- Conque divertido, ¿huh? – murmuró sombríamente Aizawa dirigiéndose a la chica de piel rosa y poniendo un alto al júbilo con su tono de voz severo. – Tienen tres años para convertirse en héroes. ¿Mantendrán esa actitud todo el tiempo?
Gohan podía ver de dónde venía Aizawa. Desde una edad muy temprana había visto algunas de las peores cosas que ofrecía el mal, y conocía lo profundo de los actos depravados a los que caerían algunos villanos. Incluso en un mundo sin seres de pesadilla como Freezer y Cell, que eran capaces de destrucción genocida a escala intergaláctica, la profesión de los héroes no era para tomarse a la ligera. Aizawa entonces sonrió amenazadoramente.
- Muy bien. Quienquiera que termine en último lugar en las ocho pruebas será juzgado por no tener potencial... y será castigado con expulsión.
Gohan retrocedió donde estaba, y el resto de la clase lanzó un jadeo colectivo. Él a su vez frunció las cejas: Aizawa no estaba hablando en serio, ¿verdad? Dejando de lado los altos estándares de la U.A., expulsar a alguien en su primer día de escuela luego de que se esforzó tanto para ser admitido parecía innecesariamente cruel. De inmediato echó una mirada de simpatía a sus compañeros, viendo las reacciones de todos. Algunos de los estudiantes ya se habían repuesto del shock con el anuncio y miraban con determinación a Aizawa. Otros (notablemente Midoriya) se veían totalmente devastados.
- Somos libres de hacer lo que queramos con las circunstancias de nuestros estudiantes. – prosiguió Aizawa, levantándose el flequillo para mostrar su frente, probablemente una extraña táctica de intimidación, pensó Gohan. – ¡Bienvenidos al curso de héroes de la U.A.!
- ¡Pero apenas es el primer día de clases! – protestó frenéticamente la amiga de Midoriya. – ¡No, aunque no fuese el primer día, sigue siendo injusto!
- Desastres naturales, grandes incidentes y villanos egoístas... esas calamidades cuyo tiempo y lugar no pueden predecirse. – dijo Aizawa en tono seco, captando la atención de toda la clase. – Japón está lleno de injusticias Los héroes son los que revierten esas situaciones. Si quieren ir a hablar con sus amiguitos en McDonald's después de la escuela, qué lástima. Durante los próximos tres años, la U.A. hará todo lo posible por ponerles una dificultad tras otra. – Se detuvo al parecer para hacer un efecto dramático, y luego sonrió mientras movía su dedo índice de lado a lado escalofriantemente. – Más allá del límite. Plus Ultra. Supérenlos con todo lo que tengan.
Gohan exhaló profundamente. A pesar de su tono monocorde al hablar, Aizawa ciertamente había señalado muchos puntos válidos en su monólogo. Con suerte serviría de motivación para el resto de la clase.
- Muy bien, se acabó la demostración. Ahora sí empezamos en serio. – declaró Aizawa, indicándoles a todos que lo siguieran a la pista de carreras.
Gohan se le acercó a Midoriya, que temblaba y sudaba a chorros, y le colocó la mano suavemente en el hombro al peliverde. Midoriya saltó de miedo, pero rápidamente se calmó al ver quién era.
- ¡O-oh! ¡Eres tú, S-Son-kun! – tartamudeó. – ¡E-ese fue un lanzamiento increíble!
- Gracias. – sonrió Gohan amablemente. – ¿Te sientes bien? Pareces muy nervioso.
- Así de obvio, ¿eh? – Midoriya se rio nerviosamente. Cuando Gohan asintió, decidió proseguir. – L-la verdad es que, ¡todavía no soy muy bueno para controlar mi Q-Q-Quirk! ¡Por eso me preocupa lo que acaba de decir Aizawa-sensei! ¡No quiero que me ex-expulsen! ¡Tengo personas a las que no les puedo fallar!
- Créeme, conozco ese sentimiento. – suspiró Gohan. Al ver que Midoriya alzaba la ceja, Gohan sacudió su cabeza. – No te preocupes por eso. Como sea, no me considero experto en el tema, pero el mejor consejo que puedo darte es que trates de no pensar en que podrías fallar. Piensa en las personas a las que decepcionarás si llegas a fallar, y trata de usar ese miedo como motivación para tener éxito. Puedo ver que eres alguien inteligente, Midoriya. Tengo fe en ti.
Midoriya pareció contemplativo, y luego le dio a Gohan una pequeña y todavía temblorosa sonrisa.
- G-gracias por los ánimos, Son-kun. Intentaré tener en mente lo que acabas de decirme.
- No hay problema. – sonrió Gohan también. – Me alegro de haber podido ayudar.
Siendo sincero, Gohan no tenía idea de si el consejo que le dio serviría de algo o no. Se basó en sus propias experiencias y en lo que había funcionado para él. No era que fuese exactamente amigo de Midoriya (todavía), pero el nervioso chico peliverde le había caído bien y no soportaba verlo en ese estado tan deplorable.
Algo de charla emocionada atrajo la atención de Gohan hacia el resto de sus compañeros de clase, que eran dirigidos por Aizawa para formarse en pares enfrente de la pista de carreras. Le echó otra mirada a Midoriya y asintió con aprobación al ver el brillo de determinación en los ojos del peliverde. Sus manos todavía temblaban un poco, pero Gohan estaba seguro de que los nervios se le irían una vez que las actividades iniciaran. Él genuinamente esperaba que Midoriya pasara la prueba de Aizawa; sería una lástima si su viaje llegaba a su fin tan prematuramente.
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La carrera plana de cincuenta metros fue una experiencia fascinante para Gohan. El uso de los Quirks entre los estudiantes estaba en contra de las reglas en la primaria y en la secundaria, y la gran mayoría de villanos que había enfrentado como la Mancha Dorada terminaban neutralizados en cuestión de segundos. Siendo así, jamás había tenido la oportunidad de ver tan amplia variedad de Quirks de primera mano.
Algunos Quirks, como los motores en las pantorrillas de Iida o las explosiones del chico petardo, resultaban útiles en una carrera, y eso quedaba demostrado con sus resultados. Otros, como ese ridículo Láser de Ombligo del chico rubio elegante Aoyama, les provocaron al resto de los estudiantes una buena risa. Y luego estaba Todoroki, cuyo exterior gélido era complementado perfectamente por su formidable habilidad de generar hielo.
Como si la suerte hubiera decidido, Gohan fue emparejado con Satou para la carrera de cincuenta metros, y su amigo no podía dejar pasar la oportunidad de burlarse antes que sonara la chicharra.
- Son, puede que seas un fenómeno genético, pero no tendrás oportunidad contra noventa y cinco kilos de puro y asombroso músculo en bruto. – declaró, puntualizando sus palabras sacando el pecho. – Te sugiero que te rindas y te ahorres la vergüenza.
Gohan le sonrió ante el insulto verbal y decidió seguirle el juego. – Ya que tienes tanta confianza, ¿quieres apostar algo? Si tú ganas, aceptaré con gusto mi rol como tu ayudante. Incluso me pondré ese ridículo traje que se te ocurrió y todo. Pero si yo gano, me invitas a un buffet de todo lo que puedas comer la próxima vez que salgamos por ahí. ¿Le entras? – Satou tartamudeó algo con indignación y desvió la mirada. Gohan se rio. – Eso pensé.
La chicharra sonó, y Gohan atravesó la pista como una bala, cruzando la línea de meta en un parpadeo y teniendo que patinar para detenerse.
- ¡2.92 segundos! – pitó la voz mecánica del dispositivo capturador que había cerca.
Gohan asintió. Ese era un número razonable. Sus ojos color ónix observaron a sus compañeros, muchos de los cuales se veían impresionados con su hazaña. Sin embargo, lo principal que atrapó su atención fue la mirada algo perturbadora que le lanzaba Aizawa. Desafortunadamente, debido a la expresión siempre neutral del hombre, Gohan no tenía idea de qué hacer al respecto, o si debería preocuparse.
Antes de poder seguir pensando en ello, Satou cruzó la línea de meta, jadeando ligeramente.
- ¡7.20 segundos! – anunció la máquina.
- ¡Diablos, Son! ¡Estás en un nivel totalmente diferente! – gruñó Satou, aunque con una ligera sonrisa.
Gohan tuvo la decencia de mantener su modestia y se rascó detrás de la cabeza. Aunque técnicamente fuese cierto, no le gustaba pensar mucho en el hecho de que tenía una ventaja injusta en la forma de genes de saiyajin.
- Debo estar de acuerdo. – anunció con fuerza la voz de Iida detrás de él, sorprendiendo al chico Son. Gohan se dio la vuelta y se encontró con la mirada del adolescente de gafas, que lo veía con lo que parecía ser un gran respeto.
- ¿Iida?
- A riesgo de sonar arrogante, no creí que tuviese un igual en el departamento de la velocidad, ya que eso se especializa mi Quirk. – admitió Iida, suspirando profundamente. – ¡Sin embargo, con tu ejemplar desempeño en la carrera de cincuenta metros rompiste totalmente mis expectativas, y tu tiempo de 2.92 segundos es significativamente mejor que el mío de 3.04! Siendo ese el caso, humildemente admito tu superioridad ante mí. – De inmediato apretó un puño con determinación. – ¡Sin embargo, te imploro que no te duermas en tus laureles, pues estaré trabajando muy duro para sobrepasarte, y un logro como ese no valdrá de nada si no te enfrento a tu máximo!
Gohan se quedó estupefacto por todo el espíritu que cargaba ese discurso, y no pudo evitar retroceder un poco, pues el entusiasmo del chico de gafas resultaba algo abrumador. – E-eso es genial. Buena suerte, Iida. – fue todo lo que pudo decirle en respuesta.
- Si ya terminaron de charlar, ¿quieren moverse? – los regañó Aizawa, entrecerrando los ojos con desaprobación. – Les están estorbando a los que todavía no corren.
- ¡Mis más profundas disculpas, Aizawa-sensei! – exclamó Iida, inclinándose en la dirección del profesor. – ¡Vamos, Son! ¡Podemos conversar después!
- Disculpe, sensei. – agregó Gohan antes de seguir a Iida con el resto de los espectadores, y Satou fue detrás de ellos.
- No ha pasado ni una hora de nuestra primera clase, y ya te conseguiste un rival. – murmuró Satou al oído de Gohan, con un tono divertido casi tangible. – Sí que trabajas rápido.
Gohan no supo qué responderle a eso, así que mantuvo la boca cerrada. Algo en él le decía que tendría que esperar mucho más de esto mientras más revelara el alcance de sus poderes a sus compañeros...
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Las siguientes siete actividades resultaron ser muy aventureras cada una a su manera, y le permitieron a Gohan aprender mucho más sobre sus compañeros. Encima de todo, se sentía genuinamente curioso de ver qué cosas podían hacer todos, ya que los Quirks eran un concepto que permitía mayor diversidad que la manipulación del ki a la cual eran adeptos él y sus amigos en su mundo de origen.
Para la prueba de fuerza, su puntuación fue ligeramente más alta que la de Shouji con sus seis brazos, cuyo tamaño, constitución musculosa y múltiples manos lo hacía una figura bastante imponente. Sin embargo, luego de intercambiar algunos cumplidos con él, se dio cuenta de que era bastante amigable y sociable, y esperaba poder conocerlo mejor.
El salto largo sin impulso fue el escenario perfecto para que se lucieran gente como Aoyama y el chico petardo, cuyos Quirks les daban la habilidad de impulsarse por el aire. Si lo comparase con algo, parecían versiones extremadamente imprácticas de su técnica de vuelo.
Fuera como fuese, Aoyama tomó la oportunidad de hacer un espectáculo al tomar su turno, y a Gohan honestamente no le molestó. El extravagante rubio se le hacía bastante divertido. Y de manera muy halagadora, Aoyama dijo que el desempeño de Gohan fue "deslumbrante" luego que el chico Son superó por poco su distancia con un poderoso salto.
Gohan también creía que los pasos de lado a lado eran una actividad bastante extraña, pero era lo bastante simple como para destacar en ella. De cierta manera era similar al entrenamiento de la técnica de multi-imágenes que hizo con Piccoro hacía tantos años, solo que a un ritmo más relajado. Y tampoco tenía que esquivar rocas enormes, lo que era un valor agregado.
El lanzamiento de pelota fue quizás la actividad más emocionante de todas, y algunos de Quirks que mostraron fueron realmente sorprendentes. Ya que Gohan había hecho su lanzamiento en la demostración, le permitieron quedarse fuera y observar, lo cual le pareció bien.
Uraraka, la chica que se hizo amiga de Midoriya, se las arregló para sobrepasar la distancia de lanzamiento de Gohan anotando una puntuación infinita. Su Quirk de Gravedad Ceo le permitió eliminar el peso de la pelota, y como resultado pudo hacerla flotar indefinidamente. A Gohan no le molestó que ella lo superara; al contrario, se sintió extasiado. Fue un sentimiento bastante liberador, saber que había algunas cosas que su manipulación del ki simplemente no podía lograr.
Otra ocurrencia notable fue cuando Yaoyorozu, una chica muy bonita de cabello negro, generó espontáneamente un cañón desde su cuerpo y disparó la pelota con él. Resultó un gran espectáculo, y al final su lanzamiento resultó ser el tercero más lejano de toda la clase, detrás de Uraraka y Gohan.
Cuando le llegó el turno a Midoriya de hacer su lanzamiento, Aizawa terminó removiendo su Quirk, revelando que era el héroe profesional Eraserhead (alguien de quien Gohan jamás había escuchado antes). El argumento de Aizawa era que si dejaba que Midoriya utilizara su Quirk como originalmente intentaba hacerlo, terminaría incapacitándose, y un efecto tan debilitante no era algo para un héroe en formación.
Eso encajaba con lo que Midoriya le había dicho a Gohan sobre su Quirk, y aunque el chico Son simpatizaba con el peliverde, también estaba de acuerdo con lo que decía Aizawa. Hasta donde él sabía, en este mundo no había Semillas del Ermitaño ni un Dende que pudiese curar las heridas en segundos, por lo que la seguridad era una prioridad. Aun así, eso no le impidió desear desde el fondo de su corazón que Midoriya encontrase una solución a su problema.
Afortunadamente, Midoriya logró hacerlo en el último momento, canalizando cualquiera que fuese su extraño poder hacia su dedo índice y lanzando la pelota hacia el cielo como un misil. Fue una potencia tremenda, y su distancia alcanzó los 705.3 metros. Desafortunadamente, terminó rompiéndose el dedo como resultado, pero la lesión podría haber resultado MUCHO peor de haber empleado todo el brazo.
El saber eso puso a Gohan a pensar sobre el Quirk de Midoriya, y por dentro tomó la determinación de tratar de ayudar al peliverde a utilizar con seguridad ese potencialmente extraordinario poder que llevaba dentro. Lo único que necesitaba era algo más de información al respecto, y estaba seguro de que la descubriría con el tiempo. Quizás con el tiempo también descubriera por qué el chico petardo (que sonaba mucho mejor de nombre que Bakugou, en opinión de Gohan) lo detestaba tanto.
La carrera de resistencia, el entrenamiento para la parte superior del cuerpo y tocarse los pies sentado no tuvieron la misma emoción que el lanzamiento de pelota, y pasaron sin mucho alboroto. Manteniendo el estándar que había colocado, Gohan terminó cómodamente por delante de los otros en los dos primeros sin sobresalir demasiado, ganándole felicitaciones de la mayoría de sus compañeros, una sonrisa cómplice de Satou, una mirada inquisitiva de Todoroki, y una de puro odio de parte de Bakugou. La chica alegre de piel rosa, Ashido, tuvo un mayor puntaje en la última, pues su flexibilidad era muy superior a la de él.
Completadas todas las actividades, Aizawa reunió a toda la clase enfrente del gimnasio y se colocó frente a ellos con el semblante aburrido que lo caracterizaba. Varios de los estudiantes se veían tensos y ansiosos mientras esperaban, a la expectativa.
- Muy bien, les voy a dar los resultados. – comenzó a decir Aizawa, sujetando con pereza su dispositivo con aspecto de Smartphone. – El total se basa en los puntajes de cada prueba. Será un desperdicio de tiempo explicar verbalmente, así que les mostraré los resultados de una vez.
Presionó el botón en el dispositivo, y una pantalla holográfica se proyectó frente a él, sacando reacciones de todos los estudiantes. Gohan inmediatamente notó que estaba de primero en el ranking, seguido por Yaoyorozu, Todoroki y Bakugou en segunda, tercera y cuarta posición respectivamente. Registrando ese poco de información con poco interés, sus ojos se movieron por toda la lista hasta llegar al último lugar, tras lo cual su corazón se hundió.
- "Midoriya..." – Pero justo cuando Gohan estuvo a punto de ir a consolar al peliverde, Aizawa volvió a hablar.
- Por cierto, estaba mintiendo con lo de la expulsión. – dijo sonriendo de manera ominosa. – Fue un engaño muy razonable para obligarlos a llevar sus Quirks hasta el límite.
- ¡¿QUÉ?! – gritaron varios estudiantes al unísono, incluido Midoriya, todos sorprendidos por la revelación.
- Por supuesto que era una mentira. Debería haber sido muy obvio si lo piensan detenidamente. – comentó Yaoyorozu en tono desaprobatorio.
Gohan frunció el cejo. Fuese un engaño o no, Aizawa ciertamente había actuado su papel de manera muy convincente. Miró al profesor por la esquina del ojo: fuera cual fuese el caso, el héroe profesional Eraserhead ciertamente no era alguien a quien se pudiera subestimar.
- Y con eso terminamos aquí. Hay folletos con el currículum y todo eso en el salón, así que cuando regresen, échenles un vistazo. – explicó Aizawa mientras se acercaba a Midoriya y le daba un pase. – Haz que la vieja en la enfermería te arregle eso. Mañana tendremos pruebas todavía más rigorosas, así que prepárate. – Luego sus ojos se fijaron en los de Gohan, sorprendiendo al híbrido saiyajin. – Son, acompáñame un momento. Quiero discutir algo sobre tus resultados.
Gohan suprimió el deseo de tragar saliva y fue tras Aizawa, que acababa de darle la vuelta al gimnasio.
- Eres hombre muerto. – bromeó Satou dándole unas palmadas en el hombro y riéndose ligeramente. – O tal vez solo quiera felicitarte por tus resultados.
- Quizás. – respondió Gohan, aunque tenía sus dudas. La vibra que percibía emanando de su profesor no era de felicitaciones. – No tienes que esperarme, te veré después en clase.
- Si tú lo dices, Son. Espero que vuelvas en una sola pieza. ¡Rezaré por ti! – exclamó Satou despidiéndose con la mano mientras se dirigía hacia el edificio principal de la escuela.
Cuando Gohan llegó donde estaba Aizawa, el profesor se encontraba apoyándose contra la pared del gimnasio, con los brazos cruzados y el ceño más fruncido de lo usual arrugando sus desveladas facciones.
- ¿Quería verme, sensei? – preguntó Gohan dudando un poco. Aizawa se quedó mirándolo por unos segundos antes de abrir su boca.
- Son, ¿cuánto tiempo más planeas engañar a tus compañeros? – le preguntó severamente. Gohan sintió que se le caía la quijada y su corazón se aceleró al instante.
- ¿D-disculpe, sensei?
- Ya me escuchaste, Son. – agregó Aizawa con frialdad. – Ya tenía mis sospechas luego de la carrera de cincuenta metros, pero los otros eventos me lo confirmaron. Estabas conteniéndote. Y mucho.
La boca de Gohan cayó como la de un pez. ¿Resultó tan obvio? Creyó que había podido disimularlo bien. Cuando vio a Aizawa enfurruñando más las cejas, suspiró. Ese hombre era verdaderamente perceptivo, y mentirle más no le haría ningún favor.
- Sí, me estaba conteniendo. – admitió. La expresión de Aizawa no se suavizó en absoluto.
- ¿Recuerdas lo que te dije cuando lanzaste la pelota? – Gohan asintió, pero Aizawa continuó a pesar de todo. – Antes dije que hay que conocer tus límites máximos. ¿Sabes por qué dije eso?
Por primera vez en casi una década, Gohan se sintió como un niño regañado por su padre. La única diferencia, era que Aizawa era alguien completamente diferente y más desconocido que Goku o Piccoro.
- No, sensei. – dijo negando con la cabeza.
- En nuestra profesión, el más mínimo error o un poco de información equivocada fácilmente puede resultar en la muerte de alguien o un desastre. – explicó Aizawa sombríamente. – Como héroes, es nuestro deber poner nuestras vidas en la línea de fuego para salvar a otros, sabiendo muy bien que podríamos morir en el proceso. Como héroes, debemos estar preparados para trabajar de lado con otros héroes cuando la ocasión lo exija, para combinar mejor nuestras fuerzas. Como héroes, nos mostramos, y a nuestros poderes, a la vista del público para actuar como símbolos de esperanza para aquellos que no pueden defenderse a sí mismos, a pesar de que eso nos ponga en desventaja contra los villanos.
Aizawa respiró profundamente. – Por eso, Son, es que es tan importante ser honesto con tus compañeros, ya que puede que tengas que hacer equipo con ellos en el calor del momento. Si no les revelas todas tus capacidades no podrás ayudarlos como se debe y eso puede tener repercusiones muy graves en una situación de vida o muerte. Más todavía, aunque la U.A. se enorgullece por tener el mejor curso para héroes del país, también se enorgullece por tener un sano ambiente competitivo. Se motiva a los estudiantes a desarrollar rivalidades amistosas, y a que se superen entre ellos, pues esa fuerza los ayudará a mejorar todavía más cuando se vuelvan héroes a tiempo completo.
Una imagen de Iida apareció en la cabeza de Gohan, pero la dejó de lado de momento, pues el discurso de Aizawa estaba golpeándolo con fuerza. Las palabras del hombre lo habían dejado sin aliento.
- ¿Entiendes a dónde quiero llegar, Son? – continuó Aizawa. – No sé por qué te estás conteniendo ni me importa. Solo quiero que sepas cuáles son las consecuencias potenciales de tus acciones. No importa si tienes un Quirk increíblemente poderoso, o si eres un prodigio que solo aparece una vez en cada generación; si no tienes la actitud necesaria para ser un héroe, mejor date por vencido ahora y ahórranos problemas a todos.
Gohan mantuvo una expresión rígida, y se tomó unos segundos para procesar lo que acababan de decirle. Eventualmente, asintió. – Entiendo, sensei.
- Bien. – replicó Aizawa, habiendo perdido algo de lo tajante en su voz. – Rara vez digo esto, pero tienes el potencial de llegar a ser de los grandes, Son. No vayas a desperdiciarlo.
- No lo haré, sensei. – le aseguró Gohan, inclinándose ante su superior. – Le agradezco que me dijera esto.
Aizawa asintió. – Vete a clase. Nos veremos mañana.
Gohan se quedó pensativo mientras se cambiaba el uniforme y volvía al salón. El que Aizawa lo sermoneara fue realmente incómodo, pero también resultó una experiencia muy iluminadora, y un verdadero choque a sus sistema. Aunque en parte la razón de contenerse durante la prueba de evaluación de Quirks era porque no quería sobresalir demasiado, tampoco quería herir los sentimientos de sus compañeros haciéndolos quedar mal.
Sin embargo, ahora se daba cuenta de que eso fue un gesto muy ingenuo y egoísta de su parte. Al querer ahorrarles el que se sintieran inferiores, también subconscientemente los estaba viendo por encima del hombro, y no los trataba con el respeto que merecían como parte de los pocos afortunados y especiales para ser aceptados en el curso de héroes de la U.A. Eso le hizo que se le revolviera el estómago de culpa.
Suspirando, se frotó las sientes cansinamente. Empezando mañana, dejaría de ocultarse. Les mostraría a sus compañeros quién era el verdadero Son Gohan. Claro, su linaje alienígena, su transformación en Super Saiyajin y su identidad secreta estaban fuera de los límites, pero todavía podía seguir siendo él mismo sin revelarles esa información.
Solo esperaba que no hubiera nadie lo bastante astuto para conectarlo con la Mancha Dorada. Aunque Aizawa había dado puntos muy válidos sobre lo de guardar secretos, ese era el único que planeaba mantener por cualquier medio necesario. Si la gente llegaba a saber quién era realmente, las consecuencias serían catastróficas.
Estas preocupaciones siguieron atormentando a Gohan cuando entró al salón y se sentó de vuelta en su lugar en la fila de atrás.
- ¡Son! ¡Volviste en una pieza! – exclamó Satou junto a él. – Tendré que llamar y cancelar esos arreglos funerarios que hice, pero viendo el lado positivo, al menos no me quedé sin ayudante.
Gohan se rio por lo bajo, y alejó con un ligero manotón la mano de Satou cuando este estaba por darle en el hombro. – Eres un payaso.
Como si se diera cuenta de que algo estaba mal, Satou frunció el cejo y tocó a Gohan en el brazo. – ¿Qué sucede? ¿Qué te hizo Aizawa?
- No te preocupes por eso. – replicó Gohan, tratando de poner una sonrisa que se viera genuina. – Solo quería darme algunos consejos, eso es todo.
Satou se quedó mirándolo unos pocos segundos más, y luego se encogió de hombros y volvió a recostarse en su asiento. – De acuerdo, si tú lo dices. Pero si hay algo de lo que quieras hablar, no dudes en avisarme.
Esta vez, Gohan sí sonrió de verdad. – Gracias, hermano, lo tendré en mente.
Lo siguiente que supo Gohan, fue que algo rosa, gris y verde se deslizó sobre su escritorio y casi le hace saltar de su asiento por el susto. Se puso la mano en el corazón y miró arriba para encontrarse con la culpable, con la sorpresa dibujada en el rostro. – ¿Ashido?
- ¡Esa soy yo! – dijo la chica de piel rosa alegremente, usando su escritorio como silla. – Me preguntaba cuánto ibas a tardar en volver al salón.
Gohan se rio nervioso y se rascó detrás de la cabeza. – Umm, me halaga que me estuvieras esperando, pero de verdad no entiendo por qué querrías hacer eso.
- ¡Hombre, solo queríamos hablar contigo! No hay nada de malo en eso, ¿verdad? – dijo otra voz al lado de Ashido, esta vez tratándose de un chico sonriente con dientes afilados y pelo de punta rojizo.
- ¿Tú también, Kirishima? – preguntó Gohan, inseguro de qué hacer respecto a la repentina intrusión en su espacio personal.
- ¡Diablos que sí! – replicó Kirishima dándole un pulgar arriba. – ¡Pensamos que tu desempeño en la prueba fue increíble, super masculino!
- ¡Sí, de verdad que eres impresionante, en serio! – exclamó Ashido sonriendo también. – ¡Eres super fuerte, y el año escolar apenas acaba de comenzar!
Gohan sintió que sus mejillas se ponían del mismo tono que el pelo de Kirishima ante los halagos, y desvió la mirada con vergüenza. – Cielos... um, ¿gracias?
- ¡Ja, no han visto nada todavía! – exclamó Satou, inclinándose para entrar en la conversación. – ¡Solo esperen a verlo en un ejercicio de combate! ¡Son es un monstruo, se los digo!
- ¿En serio? ¡Genial! – dijo Kirishima golpeándose los puños con entusiasmo. – Deberíamos practicar juntos alguna vez, Son. Me pregunto qué tal me iría contra ti.
- S-sí, eso suena bien. – respondió Gohan, sintiéndose ligeramente abrumado.
- Hey, si no tienen planes después de la escuela, ¿qué tal si vamos todos juntos al arcade? – preguntó Ashido. – Será una buena forma de terminar nuestro primer día de clases, y con eso podemos conocernos mejor.
- Le entro. – sonrió Kirishima.
- Yo también. – agregó Satou, volteando a ver a Gohan. – ¿Tú qué opinas, Son?
Gohan tragó saliva al ver las tres caras alegres tan cerca de la suya, con una anticipación palpable. Aunque de verdad quería irse a casa después de la escuela para reflexionar sobre lo que le dijo Aizawa... se sentiría como un ogro desalmado si rechazaba su invitación, viendo lo emocionados que estaban todos.
Por las esquinas de los ojos podía ver a sus otros compañeros de clase metidos en sus propias conversaciones e interacciones, salvo por Bakugou y Todoroki, que seguían solos. Aparte de esos dos, los demás parecían un grupo de gente realmente simpática, y se sentía legítimamente emocionado ante la idea de conocerlos mejor a todos con el tiempo. Quizás no haría daño empezar temprano.
Con eso en mente, respiró profundo, y les sonrió a Ashido y Kirishima. – ¿Les gusta el juego de Street Fighter?
Esta historia continuará...
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