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Complicaciones

La atmósfera rebosaba de tensión mientras el pequeño ejército de villanos se acercaba lentamente hacia los miembros de la Clase 1-A, con movimientos cautelosos y medidos que no hacían más que incrementar la presión que todos sentían. Para darles crédito a los estudiantes, ninguno de ellos parecía demasiado angustiado o aterrorizado. En vez de eso, simplemente miraban al frente con una especie de fascinación nerviosa.

Gohan no tenía idea de si era una muestra de valor, o un resultado de que no registraban el peligro en el que estaban. Lo único que sabía era que ya había estado rodeado de este tipo de escorias las veces suficientes para saber lo que representaban. Ahora, lo único que estaba viendo era una invasión de cucarachas que tenían que ser exterminadas.

- Estos rufianes deben haber sido los responsables de la falla de seguridad de ayer en la escuela. – dijo Aizawa sombríamente.

All Might a su vez apretó su puño que empezó a temblar. – Pensar que tendrían la audacia de atacar una escuela llena de chicos... ¡¿qué tan podridos están?!

- ¿Qué hay de los sensores para intrusos? – preguntó ansiosa Yaoyorozu, abriéndose paso hasta ponerse delante del grupo para hablar con los profesores.

- Bueno, claro que los tenemos, pero... – Trece se detuvo, aunque la implicación era clara.

- Es decir, este fue un ataque premeditado. – observó Todoroki, sin un rastro de miedo en su tono. – La pregunta es, ¿están atacando a toda la escuela, o solo esta parte del campus? Si el ataque es solo aquí, debe haber algún motivo.

Un pensamiento fugaz cruzó por la mente de Gohan de que ÉL podría haber sido la razón por la cual sus compañeros estaban siendo atacados; que habían descubierto su identidad y los villanos se habían juntado para acabar con él. Sin embargo, ese pensamiento se fue tan rápido como vino. Había hecho un trabajo demasiado bueno manteniendo su identidad en secreto para que fuera una posibilidad. Dicho eso, Todoroki tenía razón. ¿Qué motivo había detrás de esta emboscada?

- Trece, empieza la evacuación y trata de llamar a la escuela. Kaminari, tú haz lo mismo con tu Quirk. – ordenó Aizawa, desenrollándose las cintas alrededor del cuello. – Hay posibilidades de que alguno en sus filas tenga un Quirk de tipo electromagnético que interfiere con nuestros sensores.

- Entendido. – replicó Kaminari, mientras que Trece asentía.

- ¡Estos villanos no tienen oportunidad contra All Might y Aizawa-sensei! – exclamó Midoriya con confianza, y sus ojos brillando de admiración.

- Un héroe nunca debe dejar que la confianza se le suba a la cabeza, joven. – lo regañó All Might mientras hacía unos estirones básicos. – Los villanos pueden ser engañosos; nunca se sabe qué planes nefastos podrían tener bajo la manga en caso de que las cosas salgan mal.

Midoriya se sonrojó y evitó su mirada. – E-entendido. Perdón, sensei.

El saber que el conflicto estaba a punto de estallar provocó que a Gohan se le subiera la adrenalina, y de inmediato dio un paso al frente muy ansioso. – ¡All Might-sensei, Aizawa-sensei, por favor déjenme pelear con ustedes!

All Might dejó de estirarse y le sonrió a Gohan con tristeza. – Aprecio tu entusiasmo, joven Son, pero no puedo, en buena conciencia, permitirte hacer eso. Como profesores es nuestro trabajo proteger a nuestros estudiantes, no al revés.

Gohan tuvo que luchar contra su frustración y se rehusó a retroceder. – ¡Entiendo lo que me está diciendo, pero estaré bien! ¡Puedo ayudar! – les suplicó. – ¡Ya vieron de lo que soy capaz durante el entrenamiento de batallas, sensei! ¡Puedo manejar esto!

- ¡Ya fue suficiente, Son! – bramó Aizawa, dándole al híbrido saiyajin su mirada más fulminante. – No tenemos tiempo para esto. Es cierto que eres capaz de cosas extraordinarias, pero pelear en una simulación supervisada con tus compañeros de clase es diferente a hacerlo contra asesinos despiadados que matarían a niños sin dudarlo. Este es un asunto de vida o muerte, y todavía no estás preparado para algo como esto. Ninguno de ustedes lo está.

Gohan apretó los dientes, sintiendo que le palpitaba la vena en la sien. Quería decirle a Aizawa lo equivocado que estaba. Quería que su profesor supiera que había estado entrenando para combatir alienígenas genocidas desde una edad cuando los niños normales todavía iban a la guardería, y que había sido testigo de la muerte de primera mano incluso antes de saber lo que era la vida. Quería gritarles que había estado combatiendo contra el mal toda su vida, y que estaba mejor preparado que nadie en ese lugar para lo que estaba sucediendo.

Pero no pudo. Simplemente no podía. Aunque se lanzara de cabeza sin decir nada, no tenía idea de lo serio que podría ser el castigo por desobedecer a sus profesores, y no estaba preparado para aceptar ese riesgo. Tenía demasiado que perder.

Así que se echó para atrás y se reunió con el resto de la clase, ignorando las miradas estupefactas del resto de sus compañeros. Obedecería las órdenes por ahora... pero si las cosas se ponían demasiado peliagudas, intervendría, y al diablo con las consecuencias. Si había algo que él no era, sería un cobarde. El señor Piccoro le había sacado eso desde hacía tiempo.

All Might fue el primero en saltar a la acción, lanzándose desde la parte superior de las escaleras y aterrizando como un meteoro entre la multitud de villanos. Antes de que siquiera empezara a disiparse el polvo generado por su aterrizaje, salió disparado ejecutando una ráfaga veloz de puños casi invisibles, noqueando a cualquier desafortunado que estaba cerca para golpearse. Los pocos rufianes que lograron mantener algo de distancia entre ellos y el héroe legendario tampoco se salvaron del feroz asalto, ya que salieron volando por las ondas de choque que generaban sus puños.

Al mismo tiempo, unos pocos villanos con Quirks de armamento se preparaban para dispararle al preocupado All Might, pero sus intentos fueron se vieron frustrados cuando Aizawa apareció en escena. En el breve instante que les tomó darse cuenta que sus poderes habían sido suprimidos, los amarró con las cintas de captura alrededor de su cuello, los arrojó al aire como un monstruo con tentáculos y los estrelló unos contra los otros. Sin esperar a que sus cuerpos inconscientes tocaran el suelo, Aizawa rápidamente se movió hacia el siguiente grupo de criminales, incapacitándolos con una ráfaga de ataques rápidos a corta distancia.

- ¡Maldición, los profesores sí que son rudos! – exclamó Kirishima, asombrado ante la vista. Bakugou sonreía sádicamente a su lado, claramente ansioso para meterse a la acción.

- No tenía idea de que idea de que Aizawa-sensei fuera tan bueno peleando contra grandes grupos. – comentó Midoriya, igualmente sorprendido.

- No llegarás muy lejos como héroe si eres un pony de un solo truco. – remarcó Gohan, un poco más calmado ahora que podía ver que sus profesores podían manejar la situación por sí mismos.

- S-sí, me lo imaginaba. – murmuró Midoriya.

Gohan desvió la atención desde los villanos recibiendo palizas hacia el gigantesco monstruo negro que estaba a un lado, observando lo que ocurría a su alrededor sin hacer un movimiento propio. El híbrido saiyajin frunció el cejo, contemplando brevemente el desobedecer las órdenes para involucrarse. No podía explicar por qué, pero ese sujeto le provocaba muy malas vibras.

- Son-kun, tenemos que irnos. – La voz suplicante de Midoriya sacó a Gohan de sus pensamientos. Se volvió hacia el chico de pelo verde y vio que el resto de la clase ya había comenzado la evacuación. – No hay nada que podamos hacer aquí.

Mordiéndose los labios, Gohan le echó una última mirada de frustración al monstruo negro antes de ceder finalmente. Suspirando, asintió mirando a Midoriya. – De acuerdo. Vámonos.

Los dos rápidamente le siguieron el paso al resto de la clase e iban a medio camino hacia la salida, cuando un portal negro como la noche surgió en forma espiral enfrente de ellos. Sorprendidos, todos frenaron de golpe, y se quedaron boquiabiertos cuando una figura de estatura elevada surgió envuelta en sombras de él.

- Me temo que no puedo permitir que se vayan. – habló la figura espectral, con una voz profunda y ojos brillantes de color amarillo que le daban un semblante imponente. – Saludos. Somos la Liga de Villanos. Me disculpo si sueno muy presumido, pero nos hemos invitado a la U.A., el hogar de los héroes, para hacer que este sea el último día de All Might, el Símbolo de la Paz.

Eso fue todo lo que Gohan necesitó escuchar. Sin siquiera murmurar, salió disparado al frente y hundió su puño directo a la cara de la figura en sombras. Pero para su gran sorpresa, el puño la atravesó limpiamente.

- Oh cielos, eso fue peligroso. – se burló la figura sombría, sin perturbarse en lo más mínimo. – Pero no esperaba menos de...

Sin amilanarse por su fracaso anterior, Gohan atacó una vez más, esta vez enfocándose en la única cosa que veía tangible en el cuerpo de la figura: las placas de metal alrededor de su cuello. El híbrido saiyajin hundió sus dedos en el material sólido, sintiendo que rechinaba, y arrancándole un grito de shock al villano.

Complacido de haber encontrado un punto débil, Gohan apretó su agarre y levantó a la figura de sombras con una mano antes de azotarla sin piedad sobre su espalda.

- ¿Q-qué diablos haces? – dijo el villano con la voz ahogada, agitando sus extremidades espectrales violentamente.

Gohan sintió la oleada de sombras rodeándole el cuerpo, pero las dispersó con un simple estallido al encender su ki. Habiéndose encargado de ese intento de contraataque, entrecerró sus ojos negros y miró fijamente al responsable antes de responderle con una sola palabra. – Justicia.

La figura de sombras guardó silencio por unos segundos, pero eventualmente soltó una risa con esfuerzo. – No estamos en un libro de cómics, muchachito. Estamos fuera de tu liga, te sugiero que me sueltes antes que las cosas vayan a ponerse feas.

- No creo que estés en posición de negociar. – siseó Gohan, apretando su agarre y sacándole otro quejido de dolor a su rehén.

- ¿En serio? – se burló el villano, apenas sacando suficiente fuerza para soltar una risa sardónica. – Me pregunto si tus compañeros compartirán el mismo sentimiento...

Gohan sintió que la sangre se le helaba, y giró la cabeza para ver como un enorme domo espectral de color negro y lavanda comenzaba a rodear el área donde se encontraban sus compañeros. Sintió que se le paraba el corazón, y un grito ahogado se escapó de su boca.

Luchando contra el impulso de estallar, Gohan le echó a la figura de sombras una mirada llena de puro odio y apretó todavía más fuerte el metal, haciendo que el villano soltara murmullos ininteligibles. – ¿Qué les hiciste? – murmuró apenas suprimiendo la rabia, apretando el agarre más con cada palabra.

- Siguen... vivos... suéltame o... morirán... – alcanzó a decir la figura de sombras, que apenas podía hablar.

Gohan lo soltó. De inmediato se puso de pie y dio un paso atrás, respirando a bocanadas mientras le chorreaba el sudor. – Ya hice lo que me pediste- Ahora déjalos ir. – exigió, luchando por calmar su corazón acelerado.

La figura sombría volvió a flotar para ponerse de pie y exhaló, y las antes perfectas placas metálicas bajo sus ojos ahora tenían hendiduras con la forma de dedos. El domo desapareció, revelando unas cuantas personas fuera de su radio, pero nada dentro de él. – Ups.

Gohan al instante comenzó a ver en rojo. De inmediato apuntó una mano temblorosa hacia el centro de la figura de sombras, disparando una devastadora ráfaga de ki que mandó al villano a volar atravesando la pared del edificio como una bala de cañón y lo hizo perderse de vista.

No sabía dónde iría a parar, ni le importaba. Solo quería hacer desaparecer al bastardo. Ahora mismo lo más importante era averiguar qué les había pasado a sus compañeros.

Suprimiendo los pensamientos oscuros que intentaron surgir, Gohan se acercó a los pocos que habían logrado escapar del domo de sombras. Por mucho alivio que sintiera de que Sato, Iida, Uraraka, Ashido, Shouji, Sero y Trece estuvieran a salvo, no fue capaz de sonreír, ni tampoco de molestarse por las miradas de asombro que todos le dirigían.

En vez de eso decidió ir directo al punto. – ¿Alguno de ustedes vio lo que le pasó al resto? – les preguntó.

Shouji extendió sus manos extra hacia afuera y las transformó en un par de ojos y oídos. Tras unos tensos segundos de silencio, habló. – Todos fueron esparcidos, pero siguen dentro del edificio.

Gohan dejó salir un profundo suspiro de alivio y se dejó caer de rodillas. – Gracias a Dios...

- S-Son-kun... – tartamudeó Iida. – Sabía que eras mucho más fuerte que yo, pero no me imaginé que la brecha entre nosotros fuera tan grande.

- Sí, chico. Acabas de patearle el trasero a un verdadero villano tú solito como si no fuera nada. – agregó Ashido con los ojos chispeantes.

- Y también lo hizo con estilo. – agregó Satou con una risita. – Ese fue un azote con estrangulamiento perfecto si alguna vez vi uno. Sabía que obligarte a ver lucha libre conmigo era una buena idea.

Gohan se permitió que una pequeña sonrisa cruzara por sus labios, pero antes de poder decir nada más, la figura diminuta de Trece le bloqueó la vista. – Jovencito... puedo decir con total honestidad que me dejó sin palabras lo que acabo de ver. – dijo el héroe profesional, y se ajustó el cuello de su traje algo nervioso. – Sobre ese villano... ¿no lo...?

Gohan ensanchó los ojos y rápidamente sacudió su cabeza. – No, ese sujeto todavía sigue con vida. Solo lo mandé a volar, eso es todo. – Quizás aborreciera al villano de sombras y su actitud, pero él no era ningún asesino.

Trece exhaló audiblemente. – Gracias al cielo. Ya tenemos suficientes problemas encima.

- ¿Ya tiene un plan, Trece-sensei? – inquirió Iida, endureciendo su expresión.

- Tenemos que enviar a un corredor veloz a la escuela para avisarles a todos de lo que sucede. – explicó Trece. – Necesitan saber que las alarmas no se han activado y que nuestros teléfonos están sin recepción. Nuestras alarmas operan con rayos infrarrojos, y aunque Eraserhead está cancelando los Quirks a diestra y siniestra, todavía no funcionan. Probablemente sea trabajo de alguien que tiene un Quirk de interferencia que ahora mismo se está ocultando. En vez de perder el poco tiempo que tenemos tratando de sacar a esa persona, lo mejor que podemos hacer es pedir refuerzos.

El Héroe Espacial volteó su atención hacia Gohan. – Vicepresidente, he visto por los resultados de la prueba de Aizawa que eres la persona más veloz de la clase. ¿Puedes asumir esta tarea?

Gohan frunció el cejo. Estuvo a punto de declinar, pero Iida intervino antes que lo hiciera. – Trece-sensei, con el debido respeto, debo pedirle que lo reconsidere. De todos los de nuestra clase, Son-kun es por mucho el mejor en combate. Tengo completa fe en sus habilidades, y creo firmemente que lo mejor para él es quedarse aquí y asegurarse de que nuestros compañeros se encuentren a salvo. – Apretó los dientes y apretó los puños. – Y por mucho que me duela abandonar a mis colegas en tal peligro, me doy cuenta de que este es el mejor curso de acción. Quizás yo no sea tan rápido como Son-kun, pero le aseguro que mi velocidad tampoco es nada desdeñable.

Trece consideró las palabras de Iida, mientras Gohan observaba al chico de gafas en shock. Conocía demasiado bien ese frustrante sentimiento de impotencia y resignación, de querer jugar un papel activo en ayudar a otros pero no poder hacerlo porque no eras lo bastante fuerte. Sabía lo difícil que debía ser para Iida admitir algo como eso, y sintió que el ya inmenso respeto que tenía por su compañero se incrementaba aún más.

- Hablas como un verdadero héroe. – lo halagó Trece. – Me alegra ver que estés tomando la lección que dije antes con seriedad. Muy bien, Iida. Dejo esa tarea en tus manos.

Iida se inclinó ante el profesor. – ¡Puede contar conmigo, Trece-sensei!

Mientras se colocaba en posición de corredor, Gohan se acercó a él para darle su mayor sonrisa de gratitud. – Gracias. Prometo que no te decepcionaré.

- Lo sé. – asintió Iida firmemente en respuesta. Y dicho eso, encendió los motores de sus piernas y salió disparado fuera del edificio, dejando un delgado rastro de humo a su paso.

Trece encaró a Gohan una vez más y suspiró. – Estamos en serias dificultades aquí. Aunque no me agrada permitir que un estudiante de primer año se enfrente a villanos reales, debo estar de acuerdo con las palabras del joven Iida. Son, ve y asegúrate de que tus compañeros se encuentran bien, y tráelos aquí conmigo. Tienes mi autorización.

- Gracias, Trece-sensei. – replicó Gohan, haciéndole una pequeña reverencia al héroe profesional. Luego se volvió a sus compañeros restantes y les dio un pulgar arriba lleno de confianza. – No se preocupen, chicos, lo tengo cubierto.

Sato cruzó los brazos y adoptó un semblante serio. – Más te vale. No espero menos de mi ayudante.

- No dejes ningún trasero sin patear. – agregó Sero con una sonrisa.

- ¡Buena suerte, Son-kun! ¡Aunque dudo que la necesites! – dijo Mina alegremente, dándole su propio pulgar arriba.

Shouji simplemente asintió con aprobación, proyectando un voto de confianza sin necesidad de hablar.

Con una última sonrisa hacia sus compañeros, Gohan salió disparado hacia el aire y voló hacia el área del lago, donde el conflicto era más abierto y era más fácil de divisar. Mientras volaba, observó hacia el centro del U.S.J., donde vio a All Might intercambiando golpes con la monstruosidad negra que le daba mala espina. De manera preocupante, los dos parecían estar bastante igualados de momento, y los golpes de cada combatiente a pesar de su poder no parecían tener impacto en su oponente. Aizawa no se veía muy lejos de allí, y el usuario de supresión de Quirks parecía tener más fácil que su colega abriéndose paso a través de las oleadas de secuaces.

Gohan dejó de lado sus preocupaciones y continuó hacia su destino original. All Might y Eraserhead eran profesionales con experiencia que habían estado en el negocio por un largo tiempo. Tenía confianza en que sin duda lograrían sacar una victoria al final.

Tras llegar al lago, Gohan inmediatamente dirigió su atención hacia la figura de Midoriya saltando por la borda del barco que se hundía en el centro, alrededor del cual había un puñado de villanos con rasgos acuáticos esperándolo. Con los ojos salidos por el pánico, el híbrido saiyajin aceleró y se interpuso en el camino de su amigo, atrapando al chico por la cintura.

Midoriya soltó un gritillo de sorpresa, pero Gohan lo ignoró y lo sujetó con fuerza hasta que los dos quedaron flotando en el aire, mientras sujetaba al peliverde con la mano rededor de la espalda. – ¡S-S-Son-kun! – tartamudeó una vez que pudo ver a su alrededor.

- ¡¿En qué diablos estabas pensando, saltando así hacia el lago?! – exigió saber Gohan. – ¡¿Qué intentas hacer, que te maten?!

- ¡P-por supuesto que no! – respondió Midoriya, con las mejillas enrojecidas. – ¡Tenía un plan! ¡Estaba a punto de crear un remolino para atrapar a los villanos! ¡Si no hacía nada, Tsuyu-chan y yo habríamos terminado como carne muerta!

Gohan frunció el cejo y desvió su atención hacia la cubierta del barco, donde vio a la chica rana saludándole con la mano, al parecer sin perturbarse con su predicamento. Ahora que lo pensaba, Midoriya parecía estar a punto de disparar con un chasquido de los dedos al agua, justo cuando él llegó a atraparlo. – ¿Estabas planeando inutilizarte todo el brazo en el proceso? – le preguntó, habiendo deducido lo que su amigo intentaba lograr.

- ¡No! ¡Solamente e-el dedo! – tartamudeó Midoriya. – ¡No podía quedarme sentado sin hacer nada, Son-kun!

Gohan suspiró. – Créeme, entiendo muy bien lo que estás diciendo. Solo... intenta no hacer algo demasiado dramático hasta que empecemos a entrenar, ¿de acuerdo? – Midoriya asintió con resignación, haciendo que el híbrido saiyajin sonriera. – Bien.

- Hey, mocoso, ¡¿cuál es la gran idea?! – gritó desde el agua un villano con cara de tiburón.

- ¡Sí! ¡Ese pequeño pedazo de mierda iba a ser nuestro almuerzo! – agregó otro villano con marcas rojas en la cabeza.

Gohan endureció la mirada y desafió con ella a los rufianes, a lo cual estos solo se rieron burlonamente. Sin prestar atención a su comportamiento, flotó hacia la cubierta del barco y dejó allí a Midoriya.

- Hola, Gohan-chan. – saludó Tsuyu con su semblante usual.

El híbrido saiyajin le sonrió. – Hey, Tsuyu-chan. Me alegra que estés a salvo.

- Me siento más segura ahora que estás aquí. – admitió ella.

- M-me alegra saberlo. – respondió Gohan con una risa nerviosa. – C-como sea, Trece-sensei se está ocupando de un grupo de nuestros compañeros en la entrada donde ese sujeto de las sombras nos emboscó. Me envió a reunir a todos los que pudiera encontrar y llevarlos con él.

La expresión de Midoriya se tornó seria. – ¿El villano de las sombras todavía sigue allí?

Gohan sacudió la cabeza, causando que el chico de pelo verde suspirara de alivio. – Tsuyu-chan, ¿crees que tú y Midoriya puedan llegar saltando a tierra, o prefieres que los lleve volando? – le preguntó. – Las cosas se pondrán un poco... feas cuando termine aquí.

Tsuyu asintió, entrecerrando solo un poco sus ojos saltones. – Puedo hacerlo. Recuerda cuando hablamos el otro día, Gohan-chan. No subestimes mi capacidad para saltar.

El chico Son levantó las manos intentando aplacarla. – ¡S-solo me aseguraba! ¡No quería implicar que no podías hacerlo!

- Lo sé. Solo estaba jugando contigo. – le aseguró Tsuyu, relajando sus facciones. – Aunque deberías llevarme a volar alguna vez. No me molestaría hacerlo.

Sin esperar para ver su reacción, rápidamente enrolló su lengua alrededor de la cintura de Midoriya, arrancándole un grito de sorpresa al peliverde, y saltó hacia el cielo.

Gohan se sacudió el rubor que empezaba a formarse en su rostro y empezó a levitar sobre el barco, desviando su atención hacia los villanos en el agua, pero con dificultades para sacarse la petición de Tsuyu de la cabeza. ¿Cómo se le ocurría ofrecerle a una chica llevarla volando? ¿Cuál sería el lugar apropiado para sujetarla? ¿Qué pasaría si accidentalmente la mano se le resbalaba y le tocaba...?

- ¡Ahí estás, pelmazo! – le gritó uno de los rufianes marinos, sacándole el dedo. – ¿Por fin saliste a jugar con los niños grandes, eh?

Eso le ayudó a Gohan a recuperar el sentido. Ignorando el insulto, apuntó hacia el agua con su palma.

- ¿Te crees la gran cosa porque puedes volar, fenómeno? – le gritó otro villano. – ¿Qué nos harás desde ahí? ¿Saludarnos hasta matarnos?

- ¡Baja aquí y únetenos, retrasado con cabello de mierda! – agregó otro más.

- ¡Sí, esta agua está demasiado azul para mi gusto! ¡Hagámosla que se vea mejor derramando tu sangre en ella!

- ¡Te voy a asfixiar con esa capa y terminaré lo que tu mamá falló en hacer cuando naciste, tarado innato!

- ¡Apuesto a que ni siquiera tienes mamá! ¡Solo eres un bastardo que expulsaron como mierda y lo abandonaron para que muriera en un basurero!

- ¡No me extraña que huelas tan mal!

- ¡Apestas y tienes cabello de mierda, fenómeno!

- ¡Perdedor!

- ¡Cabrón!

- ¡Niño de mamá!

Midoriya tuvo la idea correcta, pero no tenía las herramientas para llevar a cabo su plan sin herirse a sí mismo en el proceso. Gohan, por otra parte, no tenía esa desventaja. Ignorando las obscenidades que los villanos le lanzaban, disparó una ráfaga de ki concentrada que atravesó el agua como una lanza. El efecto fue instantáneo.

Un remolino se abrió en el medio del lago, atrapando a los indefensos villanos en sus aplastantes olas. Gritos de abyecto terror corearon por los aires, pero rápidamente fueron ahogados uno por uno al ser arrastrados los desalmados rufianes hacia las profundidades. Por unos pocos segundos, cayó el silencio, y luego un masivo geiser salió disparado hacia el cielo, expulsando sin piedad a todos los criminales que atrapó.

Sin importarle demasiado admirar el resultado de su trabajo, Gohan se fue volando hacia la zona de incendios al norte del lago. Los villanos a los que acababa de derrotar sobrevivirían gracias a sus Quirks, pero con suerte se lo pensarían dos veces antes de volver a atacar niños si alguna vez salían de prisión.

Al llegar al domo, Gohan atravesó la entrada y se encontró en medio de una ciudad en llamas. Los edificios ardían sin señal de detenerse, y líneas de llamas por todas partes danzaban por las calles, con el cielo nublado de un espeso humo negro. Para rematar, el calor en el área era sofocante.

- ¡Hey, llegó otro pequeño pedazo de mierda para la diversión!

Gohan rápidamente dirigió su atención hacia la fuente de la voz: un grotesco villano con un hacha por mano que se lanzaba a la carga contra él con una sonrisa psicótica en su rostro escamoso. Junto a él había otros cuatro sujetos igualmente horribles, cada uno con aspecto tan sanguinario como el primero.

Indispuesto a perder tiempo jugando a su juego, Gohan apuntó con el dedo índice hacia los criminales mientras corrían, y desapareció de la vista. Menos de un segundo después, los cinco villanos se desplomaron inconscientes mientras el híbrido saiyajin despreocupadamente reaparecía detrás de ellos. Lo único que necesitó para noquear a esos debiluchos fue un simple toquecito al pecho.

Ahora que estaba libre para buscar por la ciudad, Gohan se elevó hacia el cielo. No sabía a quién estaría buscando, pero el imbécil armado con el hacha que acababa de incapacitar confirmó que uno de sus compañeros estaba en el área.

Al poco de comenzar su búsqueda, Gohan percibió algo de conmoción en el área en el medio de la ciudad. Encendiendo su ki, salió rápidamente hacia su destino, donde se topó con Ojiro peleando a puño limpio contra un puñado de villanos, con todos ellos atrapados por un anillo de fuego. Parecía una escena sacada de una película mediocre de artes marciales.

Para darle crédito, Ojiro estaba haciendo un trabajo formidable manteniendo a raya a sus oponentes con facilidad, demostrando la brecha de clase entre un peleador de artes marciales entrenado y un simple matón callejero. Gohan asintió con aprobación al ver cómo su compañero contrarrestaba fácilmente un ataque a su cabeza y lo seguía con un puñetazo a la nariz, antes de darle una patada de mula a un villano astuto que trató de acercársele por detrás. Luego, con un solo coletazo derribó a tres rufianes allí.

Si Gohan se hubiera quedado tranquilo observando, tenía la certeza de que Ojiro habría podido terminar con esa pelea victorioso. Desafortunadamente, tiempo no era un lujo que podía permitirse ahora. Sabiendo que tenía que actuar rápidamente, el híbrido saiyajin descendió desde el cielo y aterrizó con un golpe seco junto a Ojiro, sorprendiéndolo tanto a él como a los villanos restantes.

- Hola.

- ¡S-Son! ¿Qué estás haciendo aquí? – exclamó Ojiro.

- Trece-sensei me pidió que reuniera a todos los que pudiera encontrar, para llevarlos con él. Está en la entrada del U.S.J. – respondió Gohan, lanzándoles una mirada asesina a los villanos restantes. – Por cierto, perdón por interferir en tu pelea.

- No te preocupes por eso, aprecio la ayuda. – declaró Ojiro. – Y bien, ¿cómo quieres hacer esto? ¿Mitad y mitad cada uno?

Gohan respondió con una sonrisa tímida. – Normalmente diría que es justo, pero ahora mismo el tiempo apremia.

Antes que Ojiro pudiera pedirle que elaborase, el híbrido saiyajin movió la mano y generó una ráfaga de viento lo bastante fuere para sacar a volar a los villanos que quedaban y a la vez formar un camino por el anillo de fuego. A Ojiro se le cayó la quijada.

- ¡Santo cielo! ¡Sabía que eras un monstruo, pero... diablos!

Gohan se rascó detrás de la cabeza y se rio nervioso. – Sí... como sea, ¿te sientes bien para salir de aquí, o quieres que te saque volando?

- Agradezco la oferta, pero estaré bien. – replicó Ojiro, dándole una sonrisa al chico Son. – Ve y asegúrate que los demás estén a salvo. Y otra vez, gracias por tu ayuda.

Gohan se despidió de su compañero con la mano antes de salir hacia el cielo y abandonar rápidamente la zona de fuego. El siguiente destino era la zona de tormenta al otro lado del lago, que alcanzó en cuestión de segundos.

El interior de este nuevo domo tenía una estructura similar a la de la zona de incendios, solo que tenía fuertes vientos y lluvias torrenciales en vez de llamas, y un frío implacable en vez de un sol abrasador. También se veían muchos menos edificios destruidos.

Gohan sintió que su capa se agitaba salvajemente en la brutal brisa mientras observaba cuidadosamente sus alrededores. Apenas podía escuchar algo en medio del ruido de la tormenta, lo cual significaba que tenía que buscar por la ciudad con sus ojos. Con suerte, cualquier conflicto que tuviera lugar no estaría muy escondido en algún callejón oscuro imposible de encontrar.

Así, sin tener casi ningún plan en mente, despegó hacia el cielo y comenzó su búsqueda. Por fortuna, no tardó mucho en encontrarse con una pelea que estaba ocurriendo en una calle abierta, donde el equipo de Tokoyami y Kouda enfrentándose a una gran cantidad de villanos.

Los dos estudiantes de la U.A. parecían tener relativamente fáciles las cosas por el momento; Kouda atraía a los rufianes con su semblante asustado, mientras Tokoyami los noqueaba con su Quirk Dark Shadow. Similar a Ojiro, claramente no necesitaban ayuda, pero Gohan no tenía opción.

Rápidamente descendió desde el cielo y sin hacer esfuerzo incapacitó a todos los villanos que seguían de pie haciéndolos volar con una ráfaga de viento. Habiéndose encargado de ellos, se volvió hacia sus compañeros y sonrió. – ¿Están bien, chicos?

- Sí. Tu asistencia era innecesaria, pero aun así la apreciamos. – respondió Tokoyami, mientras Kouda se quedaba viéndolo en shock.

- Me alegra escucharlo. – declaró Gohan. – Deberían dirigirse a la entrada del U.S.J. Trece-sensei los está esperando allá con el resto de nuestros compañeros.

Tokoyami se frotó el mentón. – Eso debe significar que el villano de sombras debe haber sido erradicado. Me alegra escuchar que las cosas no están tan graves como temía al principio.

- Si quieren, puedo darles un aventón hasta allá. – ofreció Gohan, observando la tormenta por los alrededores con algo de desdén. – Igual me dirigía hacia allá, así que no habrá problema.

- Está bien, acepto tu oferta. – replicó Tokoyami casi inmediatamente.

Kouda pareció dudar unos segundos, mirando de uno al otro entre sus compañeros, pero eventualmente asintió estando de acuerdo.

Gohan sonrió. – Genial. Ahh... Creo que lo mejor es que los dos se den la vuelta y levanten una mano en el aire.

Kouda y Tokoyami hicieron precisamente eso, y Gohan los agarró a cada uno del brazo levitando lentamente hacia el cielo. Un ligero jadeo salió de la boca de Kouda cuando sus pies abandonaron el suelo, haciendo que Gohan se detuviera. Era la primera vez que escuchaba la voz de su reservado compañero. Con suerte, con el tiempo tal vez Kouda se abriera más, pues le gustaría mucho tener una conversación más en profundidad con el chico con cabeza de roca sobre su Quirk.

Por el momento, Gohan había mantenido una altitud y velocidad relativamente bajas mientras volaban por la ciudad, para no asustar a sus pasajeros. Aun así, Tokoyami no parecía poder ocultar su excitación.

- ¡Asombroso! ¡Simplemente magnífico! – exclamó el chico con cabeza de pájaro denotando una muy rara emoción. – No creí que algo como esto fuese posible sin alas... ¿cómo eres capaz de hacerlo?

- Manipulación de energía. – explicó Gohan, feliz de que su compañero estuviese disfrutando de la experiencia. – A decir verdad nunca he pensado el por qué mi energía me permite volar. Es algo que he podido hacer desde siempre.

- Tu Quirk es verdaderamente impresionante. – recalcó Tokoyami. – Me alegra que esté en tus manos en lugar de las de alguien nefasto.

- "Si tan solo..." – murmuró Gohan internamente, incapaz de contener el gesto fruncido que se formó en su cara.

El viaje fue corto, y al llegar a la entrada del edificio, Gohan dejó a Tokoyami y Kouda. Echó un vistazo rápido alrededor y vio que Midoriya y Tsuyu ya habían llegado con Trece y el resto, mientras que Ojiro todavía no aparecía.

- ¿Todo bien, Son? – preguntó Trece.

- Todo bien, sensei. – replicó Gohan. – Ya vamos a la mitad.

El héroe profesional asintió con aprobación. – Excelente. Continúa esforzándote.

No queriendo distraerse de más, Gohan se despidió de sus compañeros y volvió a despegar una vez más. En esta ocasión, su destino era la ciudad en ruinas al lado opuesto de la zona de tormenta.

Mientras volaba por encima de las calles destruidas y edificios dilapidados, aguzó ojos y oídos por cualquier señal de acción. Sin embargo, observar desde el cielo resultó infructuoso, así que bajó la altitud y empezó a volar entre las calles con mayor urgencia.

El acercamiento rápidamente dio resultado, pues no tardó en detectar un débil pero innegablemente familiar sonido de explosiones en la distancia. Dejando de lado sus sentimientos personales, aceleró hacia la fuente del ruido, que provenía de una casa en ruinas. Deslizándose por la ventana, se topó con Bakugou y Kirishima de pie frente a una pila de cuerpos inconscientes, y el primero se encontraba apretando a un villano con cara de rana por la cabeza.

Apenas notaron la presencia de Gohan, Kirishima sonrió mientras que Bakugou frunció el cejo. – Bastardo profesor de gimnasia... – gruñó el rubio soltando a su víctima.

- También me da gusto verte, petardo. – lo saludó Gohan tratando de sonreír y sonar amigable, esperando que esa muestra de amabilidad se le metiera bajo la piel a su compañero. Si la mirada fulminante que recibió luego era un indicio, su plan tuvo éxito.

- Entiendo que Bakugou le ponga apodos a todo mundo, ¿pero cuál es el contexto detrás de eso de "profesor de gimnasia"? – inquirió Kirishima.

Bakugou soltó una carcajada burlona. – Durante el examen de admisión, este tipo apareció con ese horrible chándal verde, del tipo que usan los profesores de gimnasia sustitutos que son asquerosamente entusiastas. Daba pena y a la vez era condenadamente gracioso.

Gohan lo fulminó con la mirada por el insulto. – ¿Y sabes qué más dio pena y fue gracioso a la vez? Ver cómo te pateaba el trasero el robot de cero puntos.

Los ojos de Bakugou se salieron y la quijada se le cayó. Unas leves explosiones traquetearon en sus palmas y una mirada llena de puro veneno se apoderó de su rostro. – Bastardo... ¡maldito bastardo, te crees muy gracioso! ¡Te voy a asesinar aquí mismo, maldito!

- ¿Igual que como te asesinó Midoriya en la batalla de entrenamiento de All Might? – espetó Gohan, incapaz de resistirse a darle otro golpe al ego. La actitud de este sujeto de verdad le hacía hervir la sangre.

La cara de Bakugou palideció y su cuerpo empezó a temblar. Las explosiones en sus manos incrementaron su volumen, y por un segundo a Gohan le preocupó que el volátil rubio fuese a hacer erupción como un volcán. Y mientras eso pasaba, Kirishima se reía a carcajadas como maniático.

- ¡Santa mierda, Son! ¡No tenía idea de que fueras tan salvaje! – gritó, sacándose lágrimas de los ojos.

- Ni yo. – replicó Gohan, para su gran shock, y subsiguiente disgusto. Había caído víctima de su ira y se dejó arrastrar a una disputa verbal insignificante cuando había cosas mucho más importantes de las que preocuparse. Incluso había sacado a colación el nombre del pobre Midoriya, lo cual fue bastante bajo de su parte.

Sacudiéndose la vergüenza de momento, el híbrido saiyajin frunció el cejo. – Como sea, solo quería decirles que se dirijan a la entrada del edificio, y se reúnan con Trece-sensei y el resto de la clase.

- Gracias por el aviso, hermano. ¿Vienes también? – preguntó Kirishima, habiéndose recuperado en su mayoría de su anterior arranque de risas.

Gohan negó con la cabeza. – Todavía no, tengo que reunir a quienes todavía sigan allá afuera y avisarles también.

Kirishima asintió, y un brillo de determinación apareció en sus ojos. – Está bien, amigo. ¡Buena suerte!

Gohan se despidió del pelirrojo y salió hacia el cielo. Antes de dirigirse hacia la zona de derrumbes, le echó una última mirada a sus dos compañeros y vio que Kirishima algo dudoso le daba unas palmaditas en la espalda a Bakugou, posiblemente intentando calmarlo.

Ver eso provocó que la culpa que Gohan sintió antes volviera a resurgir, y por dentro se regañó a sí mismo. Cierto, Bakugou era un imbécil, pero él no debió caer a su nivel. Él ya no era un niño en una primaria en ruinas y deprimente; era un estudiante de la U.A., la escuela más prestigiosa para héroes en el país. ¿Qué diría el señor Piccoro? ¿Qué diría su madre?

El pensamiento le hizo dar un respingo, así que rápidamente lo sacó de su mente. Volviendo a enfocarse en su objetivo actual, se dirigió hacia la zona de derrumbes e inmediatamente vio un campo de hielo con varios villanos congelados atrapados en él.

Ensanchando los ojos ante la macabra vista, Gohan descendió hacia donde Todoroki tenía su palma apuntando hacia la cara de un villano atrapado y que temblaba, con una neblina helada emanando de sus dedos. – ¿En qué se basan para creer que pueden matar a All Might? – preguntó el chico con heterocromía, con su tono gélido en perfecta sincronía con el escenario.

- Tranquilo, Todoroki. – dijo Gohan tras aterrizar, frunciendo el cejo al ver a su estoico compañero de clase. – No querrás matar a estos sujetos, ¿verdad?

- Por supuesto que no. Solo intento extraerles toda la información posible. – reveló Todoroki. – El miedo es una excelente táctica en ese aspecto.

- Tal vez, pero si los presionas demasiado terminarás haciendo algo de lo que te arrepentirás. – lo regañó Gohan, caminando hasta ponerse junto al usuario de hielo.

- Deja los sermones, Son. Conozco mis límites. – espetó Todoroki con una mueca de enojo.

Gohan tomó una expresión sombría. Tal vez su comentario sonó demasiado presuntuoso. – Te tomaré la palabra. ¿Qué pudiste sacarles?

- Nada concreto. – replicó Todoroki. – Lo único que sé es que estos esbirros son demasiado débiles para ser una amenaza para All Might. Lo que sea que estén planeando los líderes de los villanos, lo más seguro es que estos sujetos no son más que una simple distracción.

Gohan frunció el cejo. – Tiene sentido. En este momento, All Might está peleando contra aquel gigante de aspecto monstruoso y negro. La última vez que lo vi se veían bastante igualados.

Todoroki cruzó los brazos. – Eso confirma mis sospechas. Tal vez el objetivo secundario de los villanos era matarnos a nosotros superándonos con sus números. Después de todo, somos los prospectos más prometedores para héroes en todo el país.

Gohan apretó su puño. – No me sorprendería. Los villanos casi siempre están podridos hasta la médula.

- En eso podemos estar de acuerdo.

- ¿Quién lo habría imaginado? – exclamó Gohan, soltando una ligera carcajada. – Como sea, ahora que ya terminaste aquí, deberías dirigirte a la entrada y reportarte con Trece-sensei.

Todoroki se volteó a verlo. – ¿Asumo que eso significa que ya se encargaron del villano de sombras? – Ante el gesto afirmativo del híbrido saiyajin, apretó los labios. – Déjame adivinar, ¿tú tuviste algo que ver en ello?

- Más o menos. – admitió Gohan algo reacio.

Para su sorpresa, Todoroki realmente le sonrió. – Me lo imaginaba.

Gohan no supo qué pensar de esa reacción, así que decidió marcharse antes que las cosas se pusieran más raras. Antes de partir, sin embargo, dio un pisotón con fuerza en el suelo, destruyendo el hielo que los rodeaba y dejando que los villanos atrapados se desplomaran en el suelo, inconscientes. – Por cierto, si alguna vez se te ocurre interrogar a alguien torturándolo hasta que quede al borde de la muerte, no les quites los ojos de encima. – lo regañó.

En una rara muestra de emociones, la cara de Todoroki delató un casi imperceptible gesto sombrío. – Lo tendré en mente.

Hecho eso, Gohan se elevó hacia el cielo y se dirigió hacia la última área que le faltaba: la zona montañosa. Haciendo memoria, los únicos que le faltaban por encontrar eran Yaoyorozu, Kaminari, Jirou, Aoyama y Hagakure, un número bastante grande. Tuvo que luchar contra el miedo que le revolvía la boca del estómago; había hecho un buen trabajo reuniendo a sus compañeros hasta ahora. No había razones para creer que fallaría ahora.

Su atención se vio atraída hacia un cegador destello provocado por una descarga eléctrica. Atribuyéndosela instantáneamente a Kaminari, aceleró y se dirigió hacia la fuente del conflicto. En segundos vio al usuario de electricidad de pie sobre una meseta de la montaña, con múltiples villanos rodeándolo. Las ropas de los criminales parecían echar humo, indicando que habían sido golpeados por su ataque, pero el propio Kaminari se quedó inmóvil, como si estuviera desorientado.

Alarmado, Gohan descendió y aterrizó con un golpe seco junto al rubio, dejando un notable cráter en la roca. Con un solo movimiento de la mano, todos los villanos que seguían de pie fueron noqueados por una ráfaga de viento.

Ya sin moros en la costa, Gohan se volvió hacia su compañero. – Hey, Kami-"

Pero antes de poder hacer su pregunta, sus ojos se fijaron en un par de enormes orbes color ónix que lo observaban en shock. Sin embargo, no fue encontrarse con Yaoyorozu lo que hizo que se le cayera la quijada. La fuente de su asombro era debido a que su compañera en el entrenamiento de batallas y colega presidenta de la clase, en ese momento se encontraba con la parte frontal de su traje totalmente rasgada mientras se escondía bajo una espesa manta, y junto a ella se encontraba una igualmente estupefacta Jirou.

Cuando Gohan recuperó el sentido, un chorro de sangre le brotó de la nariz e inmediatamente se llevó las manos a los ojos. – ¡Diablos! ¡Perdón! ¡No fue mi intención...! – Mientras retrocedía, dio un traspié con la pierna de Kaminari y cayó hacia atrás, golpeándose detrás de la cabeza con la dura roca. – ¡Auch!

Y como si no fuera suficiente, Kaminari se le fue encima y aterrizó encima de Gohan, que apenas estaba lo bastante lúcido para levantar la mano y parar el descenso de su compañero antes que se golpearan las cabezas... o algo peor. – ¡Wheey! ¡Wheey! ¡Wheey! – decía el rubio constantemente, con una escalofriantemente bizarra sonrisa en el rostro y los ojos fijos en el híbrido saiyajin.

- ¡Gah! – jadeó Gohan, sintiendo que la mente le daba vueltas con lo que estaba viendo. – ¡¿Qu-qué diablos crees que estás haciendo?!

- ¡Wheey!"

- ¡Son! ¡Eres un pervertido! ¡¿Cómo te atreves?! – le gritó Jirou.

- ¡Lo s-siento! ¡F-fue un ac-accidente! – alcanzó a decir Gohan, todavía con la mano empujando a Kaminari por el pecho.

- Y-yo... le creo a Son-san al decir que no fue intencional. – tartamudeó Yaoyorozu, aunque él no se atrevió a mirar en su dirección para ver si era en serio.

Jirou resopló con desaprobación. – ¡Aun así! ¡Debería tener más cuidado!

- ¡¿Y cómo diablos iba a saberlo?! – replicó Gohan con las mejillas más rojas que un tomate. – Lo único en mi mente era que tenía que sal...

Esta vez, los ojos de Gohan se brotaron por una razón completamente diferente. Había sentido algo, algo que no había experimentado desde su pelea contra Cell. Una presencia, el ki de alguien más, débil, tenue, pero claramente era una lectura de ki que no era la suya propia, y acababa de poner sus sentidos en alerta máxima.

Se quitó de encima a Kaminari y se puso de pie, mirando con aprehensión hacia el centro del U.S.J.

- ¿S-Son-san? ¿Qué sucede?

Sin darle a Yaoyorozu una respuesta, Gohan desapareció de la vista. El mundo a su alrededor se puso en cámara lenta y su perspectiva cambió literalmente a una visión de túnel, donde el único objetivo en su mente era llegar hacia donde All Might estaba peleando y descubrir qué diablos estaba sucediendo.

En menos de un segundo llegó a su destino, donde se vio recibido por la vista de un All Might con la expresión sombría. El héroe legendario tenía los brazos cruzados frente a él, y las mangas de su traje habían quedado hechas jirones, revelando manchas rojas y tejidos desgarrados por toda la piel, hasta sus codos.

Para total sorpresa de Gohan, el enorme villano contra el que estaba peleando abrió la boca, escupiendo una ráfaga de energía de ki, en la forma de una bola luminosa amarilla que salió velozmente hacia All Might. Indispuesto a permitir que su profesor recibiera un ataque potencialmente fatal, Gohan salió disparado y se plantó frente a él, desviando de un manotón el ataque hacia el aire, haciendo que este atravesara el techo del edificio y saliera hacia el cielo donde explotó.

- ¡J-joven Son! ¿Qué estás haciendo aquí? – tartamudeó All Might.

Gohan no dijo nada; su cuerpo se movió en piloto automático mientras le disparaba una ráfaga de ki propia hacia el brutal monstruo. La energía ardiente aceleró hacia su objetivo, que ni siquiera se movió para esquivarlo, y lo atravesó por el pecho abriéndole un agujero.

Gohan habría vomitado en el acto y maldecido por irse de mano, de no ser porque el agujero comenzó a regenerarse solo. La quijada se le cayó de asombro al ver cómo todos los rastros del daño lentamente desaparecían, eventualmente dejando al villano como nuevo. Más todavía, no daba ninguna reacción de haberse dado cuenta de la situación.

- Qué... ¿qué demonios es esa cosa? – murmuró Gohan de puro terror.

De pronto, lo tomó por sorpresa una cabeza de pelo grisáceo desordenado, con la cara cubierta con una mano desprendida, que apareció de golpe frente a él. – ¿Quién mierdas te crees que eres, atacando a mi Nomu de esa...?

Quienquiera que fuese el nuevo villano, no tuvo oportunidad de terminar su oración, pues Gohan instintivamente alzó la mano y le dio un manotón en la cara. Apenas registró por visión periférica el cuerpo del villano volando por la habitación, pero su atención estaba enfocada en el monstruo frente a él.

Como si lo hubiera provocado el híbrido saiyajin al ignorar y alejar rápidamente a su camarada, el monstruo ahora identificado como Nomu se lanzó a la carga, pero rápidamente fue repelido por una ráfaga de ki que lo envió dando tumbos hacia atrás.

- All Might... ¿qué rayos está sucediendo? – presionó Gohan de nuevo, ahora presa de la desesperación.

- ¡Creo que soy yo el que debería hacerte esa pregunta, jovencito! – lo regañó el héroe profesional. – ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡¿No te dije que te alejaras?!"

- Esta... cosa, tiene mi poder. – dijo Gohan incensado, con su furia incrementándose lentamente. – Pude sentirla, ¡es la primera vez que percibo un ki que no es el mío! ¡Esta criatura puede manipular su propia energía igual que yo!

All Might exhaló agitadamente y le colocó las manos suavemente en los hombros al chico Son. – Ya veo. Me disculpo por mis palabras; ciertamente puedo entender que te sientas alarmado. Por lo que puedo entender, esa criatura es un ser artificial imbuido con múltiples Quirks. Hasta ahora ha demostrado tener super fuerza, super velocidad, anulación de impactos, regeneración y, como acabamos de ver, manipulación de energía.

- ¡Pero eso es imposible! – gritó Gohan, con la rabia alcanzando la cúspide, y un escalofrío bajándole por la espina ante las escalofriantes similitudes que tenía con Cell. – ¡No hay forma de que pueda tener mi poder! ¡Es imposible!

- ¡Cálmate, muchacho! – exclamó All Might. – ¡Puedo entender cómo te sientes y comprendo tus preocupaciones, pero debes mantener la compostura! ¡Aun no estamos a salvo!

Gohan respiró profundamente varias veces, aspirando por la nariz y exhalando por la boca, tratando de calmar sus latidos acelerados. All Might tenía razón. Después podía descontrolarse a gusto. Por ahora, estaba el asunto de lidiar con Nomu, pues el monstruo ya se había recuperado de su ataque anterior y ahora se aproximaba de nuevo a ellos. Su postura de encorvado y semblante silencioso no hacían más que ocultar lo feroz que era realmente.

- All Might-sensei. – dijo Gohan, endureciendo su rostro y haciendo acopio de su determinación. – Por favor, déjeme pelear con usted. Ya vio de lo que esa cosa es capaz. Por favor... déjeme ayudarlo solo esta vez. Prometo que no lo decepcionaré.

Después de unos minutos de tenso silencio, donde solo resonaban los pasos pesados de Nomu y los ruidos de Aizawa que estaba peleando cerca, All Might suspiró. – Tu convicción resuena fuerte y clara, y puedo sentir la honestidad en tus palabras. – Gohan sintió que las manos del héroe legendario se deslizaban fuera de sus hombros y se movía para pararse a su lado. – Por mucho que me duela admitirlo, no sé si puedo derrotar a este enemigo yo solo. Tienes un Quirk verdaderamente formidable, y en las manos del mal, ciertamente es algo de temer. Así que solo por esta vez, aceptaré tu petición. ¡Tengo fe en ti, joven Son! ¡Unamos nuestros puños y exterminemos a esta vil abominación!

Gohan se permitió una pequeña sonrisa en los labios. – Gracias.

El dúo de estudiante y profesor se lanzó a la carga en perfecta sincronía, cada uno con un puño preparado. Al ponerse dentro del rango de Nomu, lanzaron dos enormes puñetazos que golpearon al monstruo en ambos lados de la cara, enviándolo a volar hacia atrás.

Gohan aceleró para ponerse detrás de Nomu, hundiéndole brutalmente la rodilla en la base de la espina y lanzándolo hacia el cielo. Sin haber terminado su asalto todavía, el híbrido saiyajin salió disparado como un cohete hacia arriba hasta ponerse encima de él, para luego descargarle un devastador golpe doble de martillo que lanzó a la monstruosidad de regreso hacia donde estaba All Might.

Sin perder un instante, All Might le soltó dos poderosos uppercuts en el estómago a Nomu, haciendo que el monstruo se doblara mientras seguía en el aire, y luego lo siguió con un mortal gancho de derecha que lo tiró de espaldas.

Gohan se propulsó de cabeza contra el villano caído, con ambos puños preparados para luego descargarle una ráfaga de puños veloces sin piedad al torso, haciendo que Nomu se hundiera más y más en el suelo con cada uno. Después de unos segundos, el híbrido saiyajin cesó su violento asalto y observó con expresión sombría a su estupefacto enemigo.

El cuerpo musculoso de Nomu estaba lleno de hendiduras con forma de puño, su piel negra estaba desgarrada y sangraba tratando de volver a recomponerse, aunque mucho más lento que antes. Gohan apretó los labios al verlo; eso quería decir que el Quirk de la criatura no anulaba los impactos, solamente los ABSORBÍA, y tenía un límite de cuánto daño podía soportar.

Independientemente de eso, Gohan descendió y sujetó con su mano llena de callos el cuello de Nomu, apretándolo con fuerza y levantando al golpeado villano fuera del agujero donde lo enterró. Luego le lanzó el monstruo a All Might, que lo mandó a dar vueltas con un salvaje golpe con el brazo estirado. No queriendo quedarse atrás luego del ataque anterior de Gohan, el héroe profesional sujetó por la pierna a su oponente, saltó hacia el aire mientras giraba como trompo, y lo lanzó hacia abajo en picada.

Otra vez, el cuerpo de Nomu abrió un cráter en la tierra, solo que esta vez rebotó varios metros del suelo. All Might rápidamente se hincó en el suelo, echó atrás su brazo derecho y estampó un monstruoso puñetazo al estómago de la criatura, creando una distorsión en el aire alrededor de su puño, lanzándolo hacia arriba de nuevo.

Viendo ya que la batalla estaba por terminar, Gohan encendió su ki y ascendió hacia el cielo en un estallido de velocidad imposible de seguir, sujetando el cuerpo de Nomu y saliendo como un cohete atravesando el techo, sin soltarlo ni por un momento. Apretó el agarre alrededor de la cintura del monstruo y siguió ascendiendo, sin prestar atención a los edificios que se encogían debajo de él.

Una vez que llegaron poco debajo de las nubes, Gohan soltó a Nomu y se puso por detrás de él, para atraparlo en un aplastante abrazo de oso e inmovilizarle los brazos. Con su oponente incapaz de escapar, el híbrido saiyajin se tomó un momento para admirar la impresionante vista de la ciudad que había debajo de él, y dejó salir un suspiro cansinamente, tratando de reconfortarse con la tranquila atmósfera.

- Sé que probablemente no puedas entenderme, pero quiero decirte que tienes toda mi simpatía. – le dijo a Nomu, aunque sus palabras solo recibieron de respuesta un silencio antinatural. – Ser convertido en un monstruo, un cascarón vacío utilizado como marioneta por un demente malvado, haya sido tu elección o no... no se lo desearía ni a mi peor enemigo. Aunque hayas llegado demasiado lejos, sinceramente espero que puedas recuperar tu humanidad algún día. Nadie merece vivir como un esclavo.

Dicho lo que tenía que decir, Gohan se dejó caer hacia atrás. Apretó su agarre de nuevo y empezó a girar como un taladro, disfrutando de la sensación de la brisa que soplaba contra su piel. Incrementó su velocidad rápidamente y una luz blanca y brillante los envolvió a él y a su pasajero, dándoles la apariencia de un cometa que descendía desde los cielos. Su visión se tornó solo un poco borrosa, pero era lo bastante clara para tener muy claro su objetivo.

Con una expresión serena en el rostro, Gohan maniobró como un experto para caer a través del agujero en el techo del U.S.J. que había creado momentos antes, estrellándose violentamente contra el suelo. El mundo volvió a ponerse en cámara lenta, y a pocos milímetros de colisionar contra la tierra, el híbrido saiyajin soltó a su prisionero.

La tierra se abrió en dos, un terremoto retumbó y sacudió los cimientos del edificio, y un ensordecedor estallido asaltó los oídos de todos los que estaban cerca. Gohan se frotó las sienes tratando de quitarse el mareo que sentía, y luego aterrizó suavemente para observar los resultados de su impacto.

Una enorme grieta había partido el suelo, y en el epicentro se encontraba el propio Nomu. La cabeza del ser artificial estaba enterrada en el suelo, con el cuerpo erguido de cabeza y una de sus piernas sacudiéndose levemente. Gohan soltó un suspiro de alivio y se dejó caer de sentón, limpiándose el sudor de la frente.

- V-vaya, ¡ciertamente sabes cómo terminar con estilo! – tartamudeó All Might, sentándose junto al chico Son. – ¡Eso fue muy Plus Ultra de ti... y muy aterrador también! ¡No vuelvas a preocuparme de esa manera!

- Lo intentaré, sensei. – le aseguró Gohan, demasiado exhausto mentalmente para responder de otra forma.

Una cinta gris de pronto voló frente a su rostro, enrollándose alrededor del cuerpo de Nomu y levantándolo del suelo. – Tch. Pelear directamente nunca ha sido mi fuerte. – bufó Aizawa cansinamente, apareciendo frente a ellos. – De no ser porque había tantos villanos con los que lidiar, habría llegado mucho antes. – Una vez que apretó las ataduras alrededor de su prisionero, observó a Gohan y All Might con una expresión neutral. – Por cierto, buen trabajo, los dos. Causaron más de un millón de yenes en daños a la propiedad y sin duda han de haber traumatizado a toda una clase llena de niños.

- ¡Ahh, no seas tan aguafiestas, Aizawa-kun! – lo regañó All Might, dándole una palmadita en la espalda a Gohan, que sonrió tímidamente. – ¡No le prestes atención, muchacho! ¡Solo exagera para asustarte! ¡Tenemos héroes que pueden arreglar este lugar en un periquete!

- Estás ignorando completamente mi otro punto. – gruñó Aizawa.

- ¡Disculpen todos! ¡Lamentamos la tardanza! – dijo una voz calmada desde la entrada del edificio antes de pausar momentáneamente. – Esperen... ¿dónde están todos los tipos malos?

All Might se rio ante la confusión del recién llegado. – Supongo que después de todo no necesitábamos refuerzos, ¿eh?

- Por un milagro. – añadió Aizawa, sonando genuinamente aliviado.

Al ver que el ataque de los villanos había terminado y todo estaba bien, Gohan se dejó caer de espaldas en la tierra y cerró los ojos. Mientras repasaba en su mente todos los eventos del día, su cara volvió a fruncirse progresivamente. Pese a la abrumadora victoria en favor de la U.A., no podía encontrar la fuerza para alegrarse.

Tokoyami tenía razón en sus declaraciones anteriores; eran afortunados de que nadie tuviese un Quirk nefasto como el de Gohan.

De donde él venía, cualquier peleador moderadamente capaz de usar el ki era el equivalente de un arma nuclear. Un artista marcial lo bastante dedicado a su entrenamiento podría hacer pedazos un planeta entero si lo deseara. Un fenómeno megalomaníaco de la naturaleza con poderes más allá de lo que sería una amenaza de nivel intergaláctico. Agregar a eso lo impredecible de los Quirks, y tenían en sus manos una amenaza realmente terrorífica.

Lo que fuera que estuviera detrás de esta criatura Nomu que podía imitar sus poderes, Gohan sabía que tenía que ponerle fin antes de que ocurriera algún desastre. No sabía cómo podía ser posible una cosa como esa, ni tampoco qué clase de bastardo enfermo podría estar detrás de ella, pero no podía permitir que continuara.

Por primera vez en seis años, empezó a temer legítimamente por la seguridad de la Tierra, y por extensión, por su propia vida.

Esta historia continuará...

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