Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Alta sociedad

Gohan frunció el cejo al ver el sedán negro zigzagueando por las calles, rechinando los neumáticos contra el pavimento mientras los aterrados peatones tenían que saltar fuera de su camino para evitar ser arrollados. Corrió rápidamente hacia un callejón cercano y engulló en un par de mordidas lo que quedaba del su desayuno, gruñendo ante el hecho de que por culpa de algún bastardo inconsiderado, no podía tomarse el tiempo de saborear su sándwich de queso, huevo y tocino a gusto.

Pensar en la injusticia le afectó todavía más el humor, y el disgusto solo se vio exacerbado cuando su ki se elevó, y la familiar aura dorada de Super Saiyajin lo envolvió. Con un pronunciado gesto fruncido arrugando sus facciones, Gohan saltó fuera de su escondite y salió disparado hacia el vehículo como un torpedo, alcanzando rápidamente su forma ahora inmóvil y sujetándole el parachoques trasero con un fuerte agarre para levantarlo.

Deteniendo su impulso, Gohan levantó el auto sobre su cuerpo y lo volteó de cabeza, agrietando el camino con el impacto y efectivamente poniéndole fin al paseo. Antes que nadie pudiera ver su presencia, abandonó el área en un instante, dejando atrás un rastro dorado de energía que se evaporó al instante.

Odiaba a los corredores callejeros. Aborrecía totalmente a esos bastardos. También odiaba a los villanos, pero al menos sus motivaciones eran más directas, y podía entender por qué elegían ser malvados. Los conductores imprudentes, por otra parte, ponían en peligro las vidas de gente inocente que quería ocuparse de sus rutinas diarias, a menudo únicamente por el simple propósito de satisfacer su apetito de emoción. Le hacía sentirse realmente asqueado.

El teléfono vibrándole en el bolsillo sacó a Gohan de sus pensamientos. Solo había una persona que le mandaba mensajes de texto. Curioso de saber qué querría Satou, viró hacia otro callejón y lo sacó.

Más te vale llegar a tiempo esta mañana. Hay una linda sorpresa esperándote en la entrada que no querrás perderte.

Gohan arqueó una ceja al ver el extraño mensaje. No tenía idea de qué estaba hablando Satou, pero su mejor amigo tenía razón en una cosa: TENÍA que llegar a la escuela.

Hasta ahora, había atrapado a un hombre que intentó suicidarse saltando de un edificio, noqueó a una masa rosa de aspecto asqueroso que tramaba algo malo, salvó a un gatito en un árbol, y apagó un incendio dentro de una estación de bomberos. En general, una mañana sólida de trabajo para un vigilante adolescente. Los héroes profesionales podían encargarse del resto.

Con ese pensamiento en mente, Gohan desapareció del callejón en un borrón dorado, reapareciendo en el distrito donde se ubicaba la U.A apenas unos segundos después. Se escurrió dentro de una cabina telefónica vacía, donde regresó a su forma base, y luego procedió a caminar tranquilamente por la acera hacia su destino.

Sin embargo, cuando vio la conmoción enfrente de la escuela, puso los ojos en rendijas al instante. Así que a esto era que se refería Satou al decirle que había una agradable sorpresa esperándolo frente a la entrada... una oleada de reporteros y fotógrafos amontonados como una bandada de buitres, sin duda para venir a molestar a los estudiantes sobre la más reciente adición a la facultad.

Bueno, lo que quisieran saber sobre All Might, no se lo iban a sacar a él. No queriendo dignarse a que los medios se dieran cuenta de su presencia, Gohan rodeó la escuela, saltó por encima de la pared e ingresó tranquilamente al edificio, evitando completamente a la prensa.

Al entrar al salón, lo primero que se encontró fue con un Satou sonriente, que inmediatamente le saludó con la mano. – ¿Te gustó la sorpresita, Son? – preguntó el chico de labios enormes.

- Me encantó. – gruñó Gohan, con una vena brotándole en la frente mientras caminaba hacia su asiento.

- Oigan, como que necesito algo de contexto aquí. – dijo Ashido.

- Broma interna. – se rio Satou.

Ashido volteó a ver a Gohan y lo miró expectante, y múltiples otros estudiantes hicieron lo mismo. Cuando el híbrido saiyajin se negó a decirle nada, puso una adorable carita triste mientras empezaba a mover el labio inferior. Hasta adoptó lo que en la literatura solía llamarse "los ojos de cachorrito", haciéndolo suspirar y admitir la derrota.

- Solo digamos que no me caen muy bien los medios. – reveló, para sorpresa de la chica.

- ¿En serio? ¿Y eso por qué?

Gohan se frotó las sienes cansinamente, maldiciendo por dentro a Satou por meterlo en ese predicamento. – No me agrada lo desconsiderados que son a la privacidad de la gente. Eso, y el hecho de que suelen publicar noticias solo para vender sus periódicos. Es poco ético.

Ashido se frotó el mentón, con aspecto contemplativo. – Huh, eso suena justo. La verdad yo no sigo las noticias, así que nunca le presto mucha atención a nada de eso.

- Es básicamente publicidad falsa, pero viene de gente cuyo trabajo se supone que sea decir la verdad. – elaboró Sato, recibiendo un asentimiento de la chica rosa.

La conversación se detuvo cuando Aizawa entró al salón y se colocó detrás del escritorio, echando encima de este una enorme pila de papeles. – Espero que hayan descansado del entrenamiento de batallas de ayer. – los saludó abruptamente, capturando al instante la atención de toda la clase. – Vi los videos con sus resultados. Bakugou, deja de actuar como niño. Estás desperdiciando tu talento.

- Ya lo sé. – gruñó Bakugou.

- Y tú... – continuó Aizawa, desviando la atención hacia Midoriya, que se hundió más en su asiento. – ¿Estás planeando destrozar tus brazos cada vez que usas tu Quirk? Ya te lo dije antes, así que no me obligues a repetírtelo por tercera vez. Una vez que superes tus problemas de control, serás capaz de muchas más cosas. Toma esto con más urgencia, Midoriya.

- ¡Sí señor! – dijo el peliverde animado, haciendo que Gohan asintiera con aprobación.

Aizawa dirigió la mirada hacia el estoico usuario de hielo de la clase. – Todoroki, tienes un potencial inmenso, pero no llegarás a ninguna parte sin la actitud correcta. – lo regañó severamente. – Espero que hayas aprendido una valiosa lección sobre las consecuencias del exceso de confianza.

- Lo hice. – replicó Todoroki, con el tono igual de gélido que de costumbre.

- Son. – Al oír su nombre, Gohan tragó saliva, esperando que Aizawa le soltara un discurso completo sobre problemas de actitud que no sabía que tenía, o de algún objetivo oculto que se le había escapado completamente. – Buen trabajo.

La quijada de Gohan casi cayó hasta el suelo por el repentino halago, pero se repuso rápidamente del shock e inclinó la cabeza. – Gracias, Aizawa-sensei.

- Ahora, vamos con la orientación de hoy. – indicó Aizawa. – Siento soltarles esto tan repentinamente, pero... tienen que elegir a un presidente de la clase.

Varios de los estudiantes saltaron fuera de sus asientos, ya fuese pidiéndole al profesor que los eligiera, o proclamando por qué ellos serían la mejor elección para el trabajo. Por un lado quien consiguiera el puesto en una escuela con la reputación de la U.A. tendría un gran impulso en su prestigio cuando finalmente comenzara a trabajar como héroe profesional. Por el otro, el trabajo seguramente implicaría un gran número de tareas mundanas y deberes de limpieza y orden en el salón.

- ¡Silencio, por favor! – resonó con eco la voz de mando de Iida por la habitación, acallando al instante la conmoción. El chico de gafas respiró profundamente antes de continuar. – ¡Esta es una tarea llena de responsabilidad, donde no solo tienes que mover tu propio peso, sino el de todos los demás! ¡Solo porque quieran hacerlo no significa que estén cualificados para hacerlo! ¡Es un oficio sagrado que requiere la confianza de quienes te rodean! ¡El verdadero líder solo emergerá de una elección democrática que refleje la voluntad de la gente, y por eso debemos decidir esto a votación!

Lo gracioso, curiosamente, fue que Iida mantuvo el brazo levantado y temblando durante todo el discurso, demostrando que él también deseaba la posición tanto como el resto. Mientras los demás le reclamaban por eso, Gohan se rio para sí mismo. Ya sabía por quién iba a votar.

- Todavía no nos conocemos desde hace tanto. – comentó Asui, presentando un punto válido.

- ¡Exacto! ¡Todo mundo va a votar por sí mismo! – agregó Kirishima.

Iida se acomodó las gafas. – Y precisamente por eso es que la persona que obtenga más votos será el más apropiado para el trabajo, ¿no? – Volteó a ver al profesor, que acababa de meterse a su saco de dormir. – ¿Usted qué opina, Aizawa-sensei?

- No me importa. – respondió Aizawa. – Solo asegúrense de decidir antes que termine la hora.

- ¡Gracias, sensei! – exclamó Iida. Sacó de entre su chaqueta una pila de papelitos y se los entregó al resto de la clase. – Les daré a cada uno de ustedes un papel. Aquí escribirán el nombre de su nominado, doblarán el papel y me lo entregarán. Una vez que tengamos los votos de todos, los contaremos y anotaremos los resultados en el pizarrón.

Gohan asintió, estando de acuerdo con el método de Iida. Era simple, eficiente y efectivo. Al recibir su papelito, rápidamente escribió en él el nombre del chico con gafas y se lo entregó. Si había alguien que sin duda encapsulara completamente el rol como presidente de la clase, ese era Iida.

Al recoger todos los votos, Iida comenzó a contarlos y escribió los resultados en el pizarrón, sacando gritos ahogados de toda la clase. Entretanto, Gohan sintió que se le salían los ojos. – ¡¿Q-qué?!

La razón de entrar en shock fue que empató en primer lugar con Midoriya y Yaoyorozu, obteniendo dos votos cada uno. Uraraka, Todoroki y Satou tenían cero votos a su nombre, y todos los demás tenían uno solo.

Gohan hundió la cabeza entre las manos y gruñó. Esto estaba muy lejos de ser el resultado ideal. Se imaginó que Sato habría votado por él, probablemente para jugarle una broma práctica, ¿pero quién más habría escrito su nombre? Y más importante aún, ¿por qué?

- B-bueno, esto fue inesperado. – tartamudeó Iida, visiblemente haciendo un esfuerzo por mantener la compostura. – Parece que tenemos un empate aquí. Sensei, ¿alguna sugerencia para resolver esto?

Aizawa suspiró, molesto de que le interrumpieran su siesta. – Por mí pueden hacer otra ronda de votos con solo los tres nominados, o que decidan entre ellos quién quiere ser presidente y vicepresidente de la clase. Solo dense prisa.

Iida frunció los labios y miró nerviosamente su reloj. – Tomando en cuenta el tiempo, y la posibilidad de que otra votación podría resultar también en empate, creo firmemente que la mejor resolución será que los tres nominados salgan del salón y conversen en privado quiénes entre ellos asumirán las posiciones. ¿Alguien se opone a este método? – preguntó, con el tono apropiadamente serio.

Cuando la clase se quedó en silencio, Iida respondió con una firme cabezada. – Excelente. Son-kun, Midoriya-kun y Yaoyorozu-kun, ¿podrían por favor salir del salón? Quienesquiera que elijan como presidente y vicepresidente, puedo decirles con toda confianza que tendrán mi pleno apoyo, y estoy seguro que eso se extiende a todos nuestros compañeros.

Gohan exhaló con resignación y se levantó, mientras los otros dos nominados hacían lo propio. Yaoyorozu era una chica de actitud calmada y siempre mantenía la compostura en todos sus gestos, mientras que Midoriya era un completo manojo de nervios. Eso le dio al híbrido saiyajin algo de preocupación mientras los seguía fuera del salón. Ya afuera, los dos chicos se miraron entre ellos mientras la única chica presente exhibía un aura de absoluta confianza.

Siendo así, no fue una sorpresa que ella tomara la iniciativa y diera su opinión primero. – Como alguien que ha sido entrenada desde muy temprana edad para asumir una posición de liderazgo, creo firmemente que soy una candidata apta para asumir el rol de presidenta o vicepresidenta de la clase.

- Yo no tengo problemas con que seas la presidenta. – replicó Gohan.

- N-ni yo tampoco. – agregó Midoriya, dándole un tembloroso pulgar arriba.

Yaoyorozu asintió con satisfacción, antes de observarlos a la expectativa. Cuando ninguno de los dos dijo una palabra, resopló ligeramente algo que sonaba a desaprobación. – A juzgar por el silencio de ambos, ¿asumo que ninguno de los dos desea estar aquí?

Gohan fue el primero en hablar, no queriendo que ella pensara que él era un cobarde. – Yo de hecho voté por Iida. – reveló, sonriéndole nerviosamente a la chica. – Me parecía que era el más apto para el cargo.

Midoriya se quedó blanco ante su admisión. – ¿E-es en serio? Je, yo de hecho vote p-p-por ti, Son-kun.

- ¿De verdad? – le preguntó Gohan, genuinamente sorprendido. Soltó una risita nerviosa y se rascó detrás de la cabeza. – Ahh, gracias por el voto de confianza, supongo...

- N-no hay problema. – tartamudeó Midoriya.

Yaoyorozu sacudió la cabeza y suspiró. – Esto es un poco incómodo. Bueno, ya que ambos fueron nominados, ¿alguno de ustedes desea reconsiderarlo?

Gohan y Midoriya fijaron las miradas uno en el otro, y el híbrido saiyajin inmediatamente pudo ver el mensaje de súplica que su compañero le enviaba. Por cualquier razón, Midoriya se oponía vehementemente a convertirse en el vicepresidente de la clase. Eso era preocupante.

Gohan tampoco quería la posición, pero más porque no le importaba tanto. No le interesaba la fama o el prestigio, ni tampoco quería mandar a sus compañeros desde una posición de poder. Todo lo que quería era conseguir una licencia de héroe profesional y graduarse para poder salvar a las personas sin necesidad de actuar al margen de la ley disfrazado como un vigilante.

Miró a Yaoyorozu por la esquina del ojo, solo para darse cuenta que miraba su reloj y golpeaba el suelo con el pie repetidamente. Le dolió un poco, sabiendo que en parte la razón de que estuviera tan irritada era por su propia indecisión. Por alguna razón, no quería decepcionar a la chica. ¿Quizás no sería tan malo reconsiderar tomar el manto de vicepresidente?

Aceptar el trabajo le permitiría pasar más tiempo con Yaoyorozu, cuya presencia le resultaba muy agradable. Un pensamiento le llegó a la cabeza de ambos trabajando juntos en una espaciosa oficina, en medio de una agradable conversación sobre cómo manejar los asuntos del salón, y se le hizo un escenario bastante agradable. Al volverse vicepresidente también dejaría a Midoriya libre de las responsabilidades, lo cual era otro punto a favor para él. El chico peliverde ya tenía suficiente en su plato así como estaba.

Con vigor renovado recorriéndole el cuerpo, Gohan afirmó su decisión y tomó un profundo respiro. – Yo seré el vicepresidente. – anunció con confianza.

Midoriya suspiró de alivio y se limpió el sudor de la cara. – Gracias, Son-kun. Dudo que yo pueda estar a la altura de la tarea. – admitió tímidamente.

- Yo pienso que lo harías bien. – le aseguró Gohan, sonriéndole a su amigo. – Hay una razón por la cual fuiste nominado. Tienes agallas, Midoriya, y eso dice mucho.

Mientras Midoriya se sonrojaba por el halago y evitaba su mirada, Yaoyorozu volteó a ver a Gohan y le sonrió ligeramente. – Me alegra que decidieras aceptarlo al final, Son-san.

- ¡S-sí! ¡Yo también! – respondió Gohan, riéndose nerviosamente mientras se rascaba detrás de la cabeza. Verla feliz era una imagen mucho más agradable (y bonita) que verla enojada. Le daban escalofríos de pensar cómo habría respondido si se negaba a la posición.

Concluido el asunto, el trío volvió a entrar al salón, donde se encontraron con la clase llena de miradas inquisitivas, ninguna más prominente que la de su profesor. – ¿Y bien, ya se decidieron? – preguntó Aizawa, recién salido de su saco de dormir.

- Yo seré la presidenta de la clase, y Son-san será el vicepresidente. – declaró Yaoyorozu.

Aizawa asintió. – Bien, ahora vuelvan a sus asientos, la clase ya va a comenzar.

Gohan hizo lo que le dijeron, recibiendo pulgares arriba de Kirishima y Ashido, mientras Asui le daba una cabezada de aprobación. Bakugou le echó una mirada asesina que decidió ignorar, mientras que Todoroki ni siquiera reaccionó a su presencia. Pero tampoco sintió que eso lo amenazara.

- Apenas es el tercer día de la escuela y ya eres popular para ser el presidente de la clase. – se burló un Satou sonriente cuando el híbrido saiyajin se sentó.

- Vicepresidente. – le corrigió Gohan con una mirada burlona. – Y sé que tú tuviste algo que ver con eso. Ni se te ocurra negarlo.

Sato se encogió de hombros. – Sabes, lo tomaste mucho mejor de lo que pensé. – replicó, sin perturbarse. – De haber sabido que querías ser presidente habría votado por alguien más.

- Pues no lamento haberte arruinado los planes. – le espetó Gohan, justo cuando la campana sonó indicando que había terminado la orientación. Otra imagen de él y Yaoyorozu pasó por su mente, esta vez mostrándolos a ambos dando un discurso motivacional a un auditorio lleno de estudiantes que los escuchaban.

Una sonrisa lentamente cruzó por sus labios. Si ser el vicepresidente de la clase resultaba tan bien en la vida real como lo hacía en su cabeza, le tendría que enviar a Satou un paquete del show Bake Off que tanto le gustaba... o quizás una simple nota de agradecimiento, dependiendo de si el chico de grandes labios le estaba jugando una broma.

(--0--)

Para cuando llegó el almuerzo, Gohan estaba famélico. Cuatro clases seguidas sin ningún descanso entre ellas era una tortura para el estómago, especialmente ya que sus escapadas temprano en la mañana lo dejaron sin tiempo para desayunar bien. Luego de llenar su bandeja con arroz frito, pollo frito, puerco en salsa, sushi, empanadillas de puerco y una gran rebanada de pastel de chocolate, vio que le hacía una seña con la mano Asui, sentada sola en una mesa en la esquina del comedor.

Al no ver razón para rechazar, y como genuinamente quería conocer mejor a sus compañeros de clase, Gohan se sentó frente a la chica con aspecto de ranita y le sonrió. – ¿Cómo estás, Asui? – la saludó.

- Dime Tsuyu-chan. – le pidió, para su sorpresa. Esa manera tan informal de hablar con los demás era una rareza en este mundo, pues la gente solía llamarse mayormente por sus apellidos. Le llevó acostumbrarse un poco a eso cuando llegó por primera vez, ya que los apellidos eran una rareza de donde él venía.

- De acuerdo, Tsuyu-chan, pero solo si tú me dices Gohan. – replicó él. Ya fuera cosa de nostalgia o simplemente preferencia personal, se sentía más cómodo de que lo llamaran por su nombre.

- Está bien. Por cierto, ¿por qué Satou-chan no está contigo ahora?

- No quiso esperarme mientras venía por mi comida. – respondió Gohan, señalando su bandeja rebosada nerviosamente. – Además, ahora está hablando con Kirishima sobre la pelea de ayer. Todavía está ardiendo por el resultado.

Tsuyu asintió. – No me sorprende; su pelea fue muy cercana. Y hablando de ayer, tu habilidad para volar es muy impresionante. – le dijo directamente.

- Ahh, gracias, Tsuyu-chan. – replicó Gohan, mordiendo un palito de pollo. – Perdón por no ver tu encuentro. Escuché que lo hiciste muy bien.

- Sí, ser una rana tiene sus beneficios. – dijo Tsuyu croando. – No puedo volar como tú, pero puedo saltar muy alto. ¿Qué tan alto puedes saltar?

Gohan casi se ahoga con un bocado de arroz, sorprendido por la pregunta tan inusual. Por fortuna, logró mantener la compostura. – Bueno, la verdad nunca he medido la distancia, pero supongo que bastante alto.

- Interesante. – comentó Tsuyu, poniéndose el dedo en el mentón. – Super fuerza, super velocidad, vuelo, estamina extraordinaria... no puedo evitar preguntarme cuáles serán los límites de tu Quirk.

- Supongo que por eso hemos venido a la U.A., para averiguarlo, ¿no? – respondió Gohan, soltando una risita nerviosa.

Su conversación se detuvo abruptamente cuando sonó una alarma por todo el lugar, seguida de una voz femenina por los altoparlantes. – Ha habido una violación de seguridad de nivel tres. Todos los estudiantes por favor evacúen inmediatamente. – les indicó.

- Oh, parece que hay una emergencia. – comentó Tsuyu despreocupadamente, tomando un sorbo de su té.

Gohan, entretanto, se puso de pie de un salto. Le echó una última mirada de tristeza a su comida antes de extenderle la mano a Tsuyu. – ¡Vamos! ¡Hay que irnos!

La chica ranita miró la mano, y luego señaló detrás de Gohan. – A menos que quieras actuar como un ariete humano, no creo que podamos salir de aquí.

Sorprendido, Gohan miró por encima del hombro hacia donde Tsuyu señalaba, y sus ojos se salieron al ver que una oleada de estudiantes trataba de abrirse paso hacia la salida y fallaba espectacularmente debido a los abrumadores números. – ¡Diablos! – gritó sintiendo que el terror se apoderaba de él.

Algunos estudiantes estaban siendo aplastados contra los vidrios, mientras que a otros parecía que los estaban atropellando, y unos cuantos estaban siendo apretujados desde todos lados. Era un caos por todas partes, así de simple, y todos estaban en peligro de salir lastimados, si no había ocurrido ya.

El cuerpo de Gohan empezó a temblar, y una ligera aura blanca envolvió su figura. Estuvo a punto de salir disparado a tratar de calmar el alboroto, pero antes de tener oportunidad, alcanzó a ver a Iida dando volteretas por el aire antes de aterrizar sobre el letrero de salida encima de la puerta. Sorprendido, apagó el aura y observó ansioso a su compañero de gafas, esperando que tuviese un plan para ponerle fin a esta locura.

- ¡Escuchen todos, por favor cálmense! – gritó Iida con las piernas temblando pero manteniendo su voz de mando como siempre. Afortunadamente su intervención bastó para detener el revuelo, dejando a la multitud de adolescentes mirándolo con asombro. – ¡Es solo la prensa! ¡No hay razón para entrar en pánico! Todos somos estudiantes de la U.A., ¿o no? ¡Debemos actuar de una forma digna de nuestro estatus como los mejores de los mejores!

Habiendo cesado la conmoción, y con los estudiantes separándose lentamente, Gohan dejó salir un suspiro de alivio y liberó toda la tensión de su cuerpo. Iida tenía lo que hacía falta para ser un héroe, y el híbrido saiyajin tenía la certeza de que habría sido un presidente de clase excepcional. Por eso era que había votado por él en primer lugar.

- Gohan-chan, por un segundo estabas brillando de blanco. – reveló Tsuyu, con sus ojos saltones algo más anchos de lo normal y su tono de voz algo más expresivo.

Gohan se dejó caer en su asiento y volvió a suspirar. – Solo estaba activando mi energía. – le explicó, viendo con cautela el resto de su comida. Ese incidente le había quitado bastante el apetito. – Si Iida no hubiese intervenido, yo habría tratado de detener el desorden. No sé cómo, pero habría hecho algo.

- Me imaginé que eras de ese tipo de persona. – comentó Tsuyu quedamente. – Yo no estaba muy preocupada. Fueses tú, Iida-chan, otro estudiante, o un profesor... sabía que alguien intervendría antes de que las cosas se salieran de control.

En un raro momento de melancolía, Gohan bajó la guardia. – Me encantaría tener tu optimismo, Tsuyu-chan. – le dijo, mientras una sonrisa triste se formaba en su rostro.

- ¿Qué pasa, Gohan-chan? – murmuró Tsuyu, ahora visiblemente preocupada.

El híbrido saiyajin sacudió la cabeza, regañándose mentalmente por su comportamiento. – No te preocupes por eso. – le respondió, tratando de calmar sus preocupaciones. Solo porque él había sido testigo de lo cruel y despiadado que podía ser el mundo no significaba que debería echarle a esta pobre chica la carga de ese conocimiento. Sin duda le tocaría experimentarlo hasta cierto punto cuando se graduara para ser heroína profesional, así que hasta entonces, merecía que la dejaran ser feliz.

- Está bien, Gohan-chan. – replicó Tsuyu, revirtiendo su tono de voz a su nivel usual. Si se molestó porque no le dijeran nada, no lo demostró. Simplemente volvió a seguir tomándose su té.

Gohan alargó la mano y se echó una empanadilla de puerco en la boca, masticándola un buen rato antes de tragársela. Era tan deliciosa como el resto de la comida de Lunch Rush. Cogiendo el tazón de empanadillas se lo pasó a Tsuyu. – Estas están muy buenas. ¿Quieres probar? – le ofreció amablemente.

Tsuyu dudó por un momento, pero eventualmente se encogió de hombros y cogió una. – Claro, ¿por qué no?

Gohan sonrió, feliz de haber podido poner el humor de vuelta a la normalidad. Por dentro, sin embargo, sentía que estaba hirviendo. No sabía si sentirse aliviado que solo fuese la prensa detrás de la alarma en vez de un villano, o furioso de que cayeran tan bajo como para irrumpir en una escuela llena de estudiantes. Él sabía lo chupasangres que podían ser luego de toda esa difamación que soltaban en contra de la Mancha Dorada, pero ya estaba acostumbrado a ello. Podía soportar cualquier insulto que le lanzaran.

Pero un montón de chicos inocentes, por otra parte, eran un asunto totalmente diferente. Lo que los medios estaban haciendo eran inexcusables, y sinceramente esperaba que hubiera repercusiones por sus acciones. No tenía muchas esperanzas, pues las muy escurridizas comadrejas siempre parecían salirse con la suya, pero el pensamiento le aliviaba un poco.

Independientemente de eso, todo el incidente con la falsa alarma afectó el humor de Gohan, y no mejoró para nada durante el resto del día. Se aseguró de que Tsuyu no se diera cuenta de ello durante el almuerzo, manteniéndola ocupada con algo de conversación casual sobre los tópicos más mundanos. Fuera de ese semblante tan directo, la chica ranita era una persona muy agradable con quién hablar, y se alegró de tener la oportunidad de conocerla mejor.

El resto de las clases pasaron sin mucho ruido, incluyendo el Entrenamiento Básico de Héroes, que resultó ser una simple lección teórica sin trabajo práctico. Esto provocó que varios de los estudiantes gruñeran que la clase era aburrida, pero All Might respondió a sus quejas con su característica sonrisa, haciéndoles ver que entrenar sus mentes era tan importante como entrenar sus cuerpos. A Gohan no le molestaba ese cambio de ritmo. Hasta una actividad tan monótona como copiar notas del pizarrón servía como buena distracción después de lo que pasó durante el almuerzo.

Lo que sí le ayudó a calmarse, sin embargo, fue hacer doble turno como la Mancha Dorada más tarde. Detener crímenes tanto grandes como pequeños siempre era una experiencia catártica y una excelente forma de aliviar el estrés, y a menudo le ayudaba a dormir mejor durante la noche.

Gohan incluso despertó más temprano de lo usual a la mañana siguiente para continuar con su vigilantismo, y para cuando comenzó la escuela, estaba tan alegre y animado como una ardilla. También fue en ese momento que se dio cuenta, para su gran vergüenza, que había pasado la mayor parte del día de ayer tan encerrado en su depresión, que se le había olvidado acercarse a Midoriya y preguntarle sobre entrenar juntos. Decidió que se lo preguntaría durante el almuerzo, e incluso colocó una alarma en el teléfono para recordárselo.

Sin embargo, para sorpresa de toda la clase, Aizawa les dijo durante orientación que solo tendrían veinte minutos para almorzar antes de tener que regresar al salón, pues tendrían un viaje de campo. Esto desató un coro de murmullos emocionados entre los compañeros de Gohan, mientras él gruñía para sus adentros por verse forzado a alterar sus planes. Ya que solo tenía veinte minutos para comerse su ración, eso tenía prioridad sobre preguntarle a Midoriya sobre el entrenamiento... así que resolvió hacerlo más tarde.

Así, exactamente a las 12:50 pm, los estudiantes de la Clase 1-A se encontraron de vuelta en sus asientos, mirando expectantes a Aizawa, de pie tras su escritorio. – La clase de hoy para el Entrenamiento Básico de Héroes será impartida por tres instructores: yo, All Might y otra persona. – explicó el profesor, levantando algunas cejas entre los alumnos.

Sero levantó la mano y habló antes de que le indicaran que podía hacerlo. – Disculpe, sensei. ¿Qué vamos a hacer hoy?

Aizawa levantó una placa con la palabra "RESCUE" ante la clase. – Desastres, inundaciones, naufragios, y todo lo demás; será entrenamiento de rescate. – dijo elaborando.

Algunos de los estudiantes más revoltosos anunciaron su aprobación, mientras Satou se volvía hacia Gohan y sonreía. – Me pregunto quién será la tercera persona que nos va a enseñar. ¿Crees que hayan obligado a la Mancha Dorada para que se aparezca aquí? Ese hombre es todo un profesional salvando a la gente.

- De alguna manera, lo dudo mucho. – murmuró Gohan. – Y además, ¿cómo sabes que la Mancha es un hombre?

- ¿Y tú cómo sabes que no lo es? – replicó Sato desafiante.

- Qué importa el género, ¡la Mancha es un tipo super rudo! – intervino Kirishima al escuchar la conversación.

- Y-yo no apruebo de la decisión de la Mancha de permanecer escondido, p-pero puedo respetar lo que están haciendo. – añadió Midoriya nerviosamente.

- Apuesto a que la Mancha es un ser hecho de electricidad. – exclamó Kaminari. – Eso explicaría por qué es tan rápido que nadie puede verlo.

Yaoyorozu resopló. – Independientemente de si la Mancha Dorada salva a la gente o no, debería apegarse a la ley y mostrar su rostro al público. – les dijo a todos con una mirada desaprobatoria. – Nunca podemos estar seguros de las motivaciones de la gente que es así.

- ¡¿A quién le importa la ley cuando eres un tipo rudo?! – gritó Bakugou, haciendo traquetear su puño cerrado con explosiones diminutas. – ¡Los tipos más geniales como él merecen vivir bajo sus propias reglas!

Yaoyorozu cruzó los brazos y miró enfurruñada al rubio. – La ley dice lo contrario.

- Bueno, quizás los bastardos en el gobierno deberían mover sus gordos traseros y arreglar su maldita mierda. – exclamó Bakugou con una mirada feroz. – ¡La Mancha Dorada los ha hecho quedar como imbéciles en los últimos seis años, maldita sea!

- ¡Las reglas existen para respetarse! – intercedió severamente Iida. – ¡Si la gente con poder hiciera lo que le da la gana, descenderíamos en la anarquía! ¡ANARQUÍA!

Mientras este argumento tiene lugar, un Gohan con la cara totalmente pálida se hundía más y más en su asiento. Cuando despertó esta mañana, lo último que esperaba era que su clase empezara a debatir sobre su alter ego. ¿Qué acababa de empezar Satou? Y para empezar, ¿por qué tuvo que empezarlo?

- ¡Silencio! – exclamó Aizawa, logrando que toda la clase se quedara callada. Nunca antes lo habían oído alzar la voz de esa manera, y les dio un shock en el sistema. El hombre normalmente no lo parecía, pero podía ser realmente terrorífico cuando se lo proponía. – Ese NO es un tópico de discusión apropiado dentro de este salón. Todos ustedes están en la U.A. para aprender a ser héroes, no vigilantes. Si quieren discutir de los vigilantes, háganlo fuera de los terrenos de la escuela.

Aizawa suspiró y entonces tomó un sorbo de una cajita de jugo. – Todos ustedes ya me están dando jaqueca, y apenas pasa de mediodía. – gruñó. – Ahora, como les decía antes de que me interrumpieran, queda a su elección si quieren usar sus trajes o no, ya que algunos de sus trajes de héroes podrían no ser adecuados para este tipo de actividad. – Justo en ese momento, los cajones con los trajes de la clase se deslizaron fuera de la pared. – El entrenamiento tendrá lugar fuera del campus, así que tomaremos el autobús. Eso es todo. Váyanse preparando, y reúnanse en la entrada de la escuela.

Con eso, Aizawa abandonó el salón, dejando a los estudiantes atender sus asuntos. Por unos segundos, nadie se movió, y muchos todavía seguían sacudidos por el repentino arrebato del profesor. Todoroki fue el primero en abandonar su asiento, recogió su cajón con su traje y salió rápidamente del salón. La siguiente fue Yaoyorozu, cuyo lindo rostro estaba algo apagado debido a su poco característica expresión seria. Esto comenzó una reacción en cadena, y en poco tiempo todo mundo había dejado su asiento.

Tardándose más que los demás en ver sus alrededores, Gohan se puso de pie algo tembloroso y le echó una mirada fulminante a Satou, que era la única otra persona que seguía en el salón. – ¿En qué diablos estabas pensando, sacando a colación un criminal tan controversial en clase? – le interrogó. – Sí te das cuenta que estamos en una prestigiosa escuela de héroes, ¿verdad?

Satou se rascó el mentón y evitó su mirada con algo de culpa. – En mi defensa, no tenía idea de que todos iban a descontrolarse así. A todos les encantaba la Mancha allá en secundaria.

Gohan le echó una mirada nada divertida a su amigo. – Por supuesto que les encantaba la Mancha en la secundaria. Nuestra escuela estaba repleta de delincuentes, así que obviamente un vigilante rudo que se toma la ley por su propia mano es un héroe para ellos. Y mientras tanto, casi todos nuestros profesores estaban tan hastiados de enseñar en ese lugar que no les importaba que los estudiantes hablaran de eso mientras se comportaran.

- Te concedo eso. – musitó Satou con una sonrisa torcida, agarrando su cajón con su traje. – Pero no tiene sentido lamentarse por eso. Vamos, Son. Tal vez a ti no te importe perder el autobús porque eres más rápido que Speedy González con esteroides, pero yo no lo soy.

Gohan se frotó las sienes cansinamente y siguió a su mejor amigo, con el cajón de su traje en mano. Había días en que se preguntaba en qué se había metido al haber elegido asociarse con Satou Rikido. Seguro que habría gente menos estresante de su edad con quién pasar el rato.

Luego de recoger sus trajes de héroes, los dos se dirigieron a la entrada de la escuela, donde encontraron a Iida ladrando órdenes a la clase, como un pastor dirigiendo ovejas tratando de todos se formaran en dos filas ordenadas para abordar el autobús.

- Oye, ¿qué no es ese tu trabajo, señor vicepresidente? – preguntó Satou divertido.

- No sé cuál sea mi trabajo. – admitió Gohan. – Pero si Iida quiere quitarme un poco la carga de momento, no me molesta.

Satou le echó una mirada suspicaz. – Si no sabes cuál es tu trabajo, ¿por qué te alegraste tanto de aceptarlo?

Gohan abrió los ojos imperceptiblemente, pero recobró la compostura antes de que se volviera más obvio. Sus razones para aceptar el trabajo no eran para compartirse. Canalizando la frustración que sentía desde hacía unos instantes, entrecerró los ojos. – Eso lo sé solo yo y tú tendrás que averiguarlo. – le dijo con provocación, sin sentir nada de pena por recurrir a un insulto a nivel de patio de juegos. – Ahora sube tu trasero al autobús. Necesito hablar con Midoriya sobre algo.

Satou se enfurruñó. – Bien, si quieres ponerte así. No te sorprendas si luego no te guardo un asiento.

Ignorando el comentario final de Satou, Gohan caminó hacia Midoriya, que seguía ajustándose el uniforme de gimnasia, y le puso la mano en el hombro. El chico peliverde se sobresaltó al sentir el contacto antes de darse la vuelta. – ¡S-Son-kun! ¡Me asustaste! ¿N-necesitas algo?

Gohan tuvo la decencia de darle a Midoriya una sonrisa tímida. – Perdón por eso. ¿Tienes un minuto?

Midoriya se sorprendió con la pregunta, pero rápidamente recuperó la compostura. – Claro. ¿Qué sucede?

Gohan le indicó al sorprendido muchacho que se fueran a donde no los escucharan, antes de encararlo con una expresión muy seria. – ¿Quieres que vayamos a entrenar juntos alguna vez? – le preguntó directamente, para no andarse con rodeos.

Midoriya ensanchó los ojos. – ¿Entrenar? ¿Hablas de entrenar en un gimnasio?

Gohan negó con la cabeza. – No hablo de esa clase de entrenamiento. Me gustaría ayudarte a aprender a controlar tu Quirk.

Para sorpresa del híbrido saiyajin, a Midoriya se le cayó la quijada, y el chico peliverde dio un paso atrás con cautela. – ¡¿Q-qu-qué?! ¿Por qué? – tartamudeó.

Gohan se quedó pálido. Esa no era la respuesta que se esperaba. – Porque eres mi amigo, y porque es lo correcto. – le explicó amablemente.

- Pero... ¿cómo sabes que puedes ayudarme? – cuestionó Midoriya, con la voz algo quebrada.

- No lo sé, pero quiero intentarlo. ¿Eso no es lo que hacen los héroes? – presionó Gohan, antes de soltar un suspiro cansado. – Mira, yo he pasado toda mi vida entrenando en artes marciales y aprendiendo a manipular la energía que llevo dentro. Me agrada pensar que sé una o dos cosas que pueden ayudarte a hacer lo mismo, ya que nuestros Quirks son algo similares. No tienes nada que perder, ¿o sí?

Midoriya soltó un profundo aliento, y tras unos momentos de consideración, sonrió algo nervioso. – Está bien, aceptaré tu oferta. Muchas gracias, por cierto. De verdad lo aprecio.

Gohan sonrió aliviado, feliz de que su amigo hubiera cedido. – Cuando quieras. Ahora subamos al autobús. Puedo ver que Iida nos mira feo desde la ventana.

Al entrar al autobús, Gohan rápidamente se dio cuenta que solo quedaban tres asientos vacíos. El primero cerca del frente del vehículo, al final de una banca larga ocupada por Tsuyu, Kirishima y Hagakure. Los otros dos estaban en la mitad y al final del autobús, al lado de Todoroki y Satou respectivamente.

Mientras Midoriya se sentaba junto a Tsuyu, Gohan caminó hacia donde se encontraba Satou. Pero cuando fue a sentarse, su mejor amigo levantó los pies y los puso en el asiento vacío. Gohan levantó una ceja.

- ¿Qué estás haciendo? – inquirió lentamente.

- Soy un niño grande. Necesito el espacio adicional.

Gohan miró hacia donde se encontraba sentado Todoroki, y luego volteó a ver a Satou con el cejo fruncido. – De verdad estás haciendo esto a propósito.

- Sip. – dijo Satou felizmente. Gohan puso los ojos en rendijas.

- ¿Qué edad tienes, doce años?

- Bien podría ser. – replicó Satou en un tono irritantemente alegre.

Gohan suspiró y se frotó los ojos. – De acuerdo. Pero la próxima vez que entrenemos, no me voy a contener.

- Como si eso fuera a cambiar algo. – replicó Satou con tono arrogante.

Sin dignarse a dirigirle a su amigo otra mirada, Gohan se dio la vuelta y caminó hacia donde se encontraba el usuario de hielo de la clase. – Todoroki. – lo saludó cortésmente.

El chico con heterocromía lo reconoció con una mirada fugaz. – Son.

- ¿Te molesta si me siento aquí? – le preguntó Gohan.

Todoroki se encogió de hombros. – Si tienes que hacerlo.

- Gracias. – replicó Gohan, colocándose en el asiento junto al pasillo. Hasta ahora, sus interacciones habían sido bastante civiles, por lo cual se sentía agradecido enormemente.

Cuando el autobús se puso en marcha, el híbrido saiyajin observó a Todoroki por la esquina del ojo, incapaz de descifrar ninguna emoción que saliera del usuario de hielo, mientras se sentaba mirando al frente y cerraba los ojos. Era como estar sentado frente a un robot. "Roboroki", fue lo primero que le vino a la mente y tuvo que luchar por contener la carcajada.

Aun así, la atmósfera entre los dos resultaba incómoda, y Gohan no podía soportar eso. – Hey, perdón por haberte noqueado el otro día. – murmuró, esperando resolver de una vez el asunto más urgente. – Espero que no haya resentimientos entre nosotros.

- Hiciste lo que tenías que hacer para ganar. Puedo respetar eso. – replicó Todoroki bruscamente.

Gohan se sorprendió de oír eso, pero sonrió ligeramente a pesar de todo. – Gracias.

No recibió ninguna respuesta, pero eso estaba bien para él. Era un progreso de todos modos. Todavía se moría por saber qué tendría Todoroki en contra suya en primer lugar y por qué, pero no quiso tentar de más a su suerte. Esa pregunta era para otra ocasión.

Un asunto más inmediato era la respuesta de sus compañeros a su alter ego. Desde que empezó todo ese fiasco, tuvo algo de tiempo para digerir lo que pasó y darle sentido. Para su sorpresa, Bakugou apoyaba a la Mancha Dorada, y no supo qué pensar al respecto.

A Yaoyorozu, por otra parte, no le agradaba. Eso le dolió. Podía simpatizar con su punto de vista, ya que legítimamente estaba rompiendo la ley... ¡pero era para poder ayudar a la gente! De no haber tomado esa ruta, no tendría ninguna posibilidad de haber salvado a todas esas personas. No era culpa suya que las leyes actuales fuesen tan arcaicas y estúpidas, ni tampoco que los políticos estuvieran indispuestos a adaptarse a lo que esencialmente era una falla grave en su sistema.

No había ningún momento en que lamentara haberse vuelto un vigilante, y eso jamás iba a cambiar.

- ...es llamativo y tiene poder, pero si buscan al que está más roto, ese tiene que ser Son.

Al escuchar que mencionaban su nombre, Gohan paró las orejas con atención. – ¿Huh?

- Apuesto a que Gohan-chan será el más popular de esos tres. – comentó Tsuyu casualmente. –Todoroki-chan es demasiado aburrido, y Bakugou-chan siempre está de mal humor.

- ¡¿Qué mierdas acabas de decir de mí, pequeña perra con cara de sapo?! – chirrió Bakugou, saltando de su asiento y señalando a la chica rana, mientras una serie de explosiones en miniatura danzaban en su mano. – ¡Algún día me convertiré en el héroe más rudo de todos allá afuera! ¡Y la gente me va a adorar!

- ¿Ya lo ven? – dijo Tsuyu burlonamente sin inmutarse con sus insultos.

Kaminari, que estaba sentado del lado opuesto a Tsuyu, se carcajeó alegremente. – Apenas nos conocemos desde hace media semana, así que es increíble que todo mundo ya sepa que la personalidad de Bakugou es como mierda que obstruye una alcantarilla. – se burló.

Un furioso Bakugou desvió entonces su ira hacia el usuario de electricidad. – ¡¿Qué demonios te traes con ese vocabulario, bastardo grasoso?! ¡Te voy a matar!

- ¡Bakugou-kun, deja las groserías! – lo regañó Iida. – ¡Estás incomodando al resto de la clase! ¿No tienes vergüenza?

- ¡¿Y tú qué sabrás de vergüenza, presidente rechazado?! – replicó Bakugou cruelmente, haciendo que Iida se quedara pasmado.

- Qué vulgar. – murmuró Yaoyorozu asqueada mientras Uraraka, que estaba sentada al lado, se reía.

Entretanto, Gohan se había hundido más en su asiento, en un intento inútil por ocultarse de la vista. Él no quería participar de esa conversación para nada.

Por fortuna, Aizawa intervino antes de que las cosas se salieran demasiado de control. – Ya llegamos. Todo mundo prepárese. – anunció desde el frente del autobús.

- ¡Sí, señor! – replicó la clase, aunque algunos lo hicieron con desgano.

Con la paz restaurada por el momento, Aizawa guio a los estudiantes fuera del autobús una vez que se detuvo. Cuando todo mundo se reunió a fuera, fueron recibidos por una figura bajita vestida de pies a cabeza en un abultado traje espacial, de pie frente a un domo gigantesco. Gohan al instante reconoció a esta persona como Trece, el Héroe Espacial, un especialista de rescates con quien se había topado algunas veces como la Mancha Dorada.

A juzgar por las reacciones excitadas al verlo, Gohan rápidamente dedujo que Midoriya y Uraraka eran grandes fans de Trece. También a él le agradaba el misterioso héroe profesional y lo respetaba profundamente por su dedicación a salvar vidas.

- Bienvenidos todos, los he estado esperando. – los saludó Trece con la mano. – Démonos prisa y comencemos.

La clase entró junto a Trece al domo, donde se encontraron la impresionante vista de seis distintivos paisajes naturales esparcidos en una sala gigantesca.

En el lado derecho había un enorme lago con un barco flotando en el medio, y una enorme resbaladilla de agua hacia un lado. Directamente encima y debajo del lago había dos domos transparentes, uno que representaba una ciudad en llamas y el otro una ciudad azotada por fuertes lluvias y vendavales.

El lado derecho mostraba otras dos ciudades, la del fondo se veía en estado de ruinas muy precarias, y la que estaba encima destruida por un devastador deslave. Para completar el paisaje había una cordillera montañosa hacia la parte superior izquierda del domo, cuyos escarpados picos servían como una peligrosa advertencia a quienquiera que quisiera escalarlos.

En resumen, Gohan se quedó atónito de ver que alguien pudo meter semejante espectáculo dentro de una sola estructura hecha por el hombre. Una hazaña verdaderamente extraordinaria.

- Un naufragio, un derrumbe, un incendio, una tormenta, etcétera... – declaró una voz muy familiar hacia un lado, cuya imponente pero reconfortante presencia inmediatamente cayó sobre los estudiantes de la Clase 1-A. Sorprendidos, los adolescentes volvieron su atención hacia la fuente, donde vieron al sonriente y vestido de spandex All Might caminando hacia ellos y deteniéndose al lado de Trece. – Es un área de entrenamiento que nuestro querido amigo Trece-kun preparó para simular toda clase de accidentes y desastres. La llamamos...

- ¡"Unforeseen Simulation Joint"! – completó Trece con un gesto dramático.

- O simplemente, U.S.J. para abreviar. – agregó All Might, uniéndose con una pose propia. – Ahora, mis jóvenes pupilos, antes de comenzar, ¿quién de ustedes puede decirme lo que hace el Quirk de Trece-kun?

Unos pocos estudiantes alzaron la mano, pero Midoriya levantó la suya más rápido que nadie, así que All Might señaló en su dirección.

- El Quirk de Trece-san se llama Agujero Negro. – explicó Midoriya. – Puede crear un vórtice que succiona todo a su alrededor y lo convierte en polvo. Es perfecto para remover escombros durante desastres y una de las razones por las que Trece es tan reconocido por el público.

- Excelentemente expuesto, joven Midoriya. – lo alabó All Might, dándole al chico un pulgar arriba. Luego se volteó hacia su colega héroe profesional y sonrió. – ¿Hay algo más que quieras agregar, Trece-kun? ¿O acaso el joven Midoriya lo cubrió todo?

Trece negó con la cabeza. – Aunque la descripción de Midoriya de mi Quirk fue bastante precisa, olvidó mencionar un detalle muy importante. – Esto capturó la atención de la clase. – Aunque mi Quirk es muy útil para rescatar personas, también podría matarlas fácilmente.

Esto provocó numerosas reacciones sorprendidas de los adolescentes, mientras Gohan asentía sombríamente. Esa era una lección muy importante que tenían que aprender, por incómodo que pareciera para algunos de sus compañeros al escucharlo.

- Yo también debo enfrentarme a ese riesgo cada vez que me enfrento a un villano. – mencionó All Might, con su tono normalmente alegre volviéndose bastante grave. – Si no me contengo al dar mis golpes, fácilmente podría romperles los huesos o provocar heridas fatales. Y si no tengo cuidado con mis ondas de choque, podría fácilmente causar daños colaterales al entorno o lastimar a peatones inocentes en el fuego cruzado. – Suspiró cansinamente y apretó el puño. – Mi Quirk, como muchos de los de ustedes, tiene el poder de matar.

Aizawa fue el siguiente en hablar, acercándose hasta ponerse al lado de los otros dos héroes. – Naturalmente, en esta sociedad de superhumanos, los Quirks se regulan constantemente, y su uso es gobernado por la ley. – Gohan suprimió el impulso de tragar saliva. – Sin embargo, deben tener siempre presente que ya que poseen un poder tremendo, un movimiento en falso puede resultar en una tragedia. Durante mi Prueba de Evaluación de Quirks, ustedes descubrieron el verdadero potencial de sus respectivos poderes. Durante la batalla de entrenamiento con All Might, experimentaron el peligro de usar esos poderes en contra de otros. Consideren esta lección como un comienzo fresco.

Trece dio un paso al frente. – En esta clase, ustedes aprenderán a usar sus poderes para salvar las vidas de las personas. Sus poderes no son para que lastimen a otros, sino para ayudarlos. Si hay una sola cosa que se lleven después de esta lección, por favor que sea eso.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Gohan mientras sus compañeros soltaban una pequeña ronda de aplausos. Los tres profesores se habían juntado para dar un muy simple pero motivador discurso que les dio con fuerza, pero no para que les doliera. El híbrido saiyajin sintió un subidón de adrenalina recorrerle todo el cuerpo, y estaba impaciente por empezar. Aunque pelear nunca había sido su pasatiempo favorito, salvar personas era algo que podría hacer con gusto todos los días.

De pronto, y sin avisar, toda la sala comenzó a oscurecerse. Sus sentidos se pusieron en alerta máxima, y vio una perturbación en la fuente de agua que estaba en el centro del domo. Entrecerró los ojos ante la inusual visión, y luego retrocedió en shock cuando un vórtice espiral de púrpura y negro apareció de la nada.

Dándose cuenta de la reacción, los tres héroes profesionales se pusieron alertas e inmediatamente desviaron su atención hacia el vórtice, que ahora estaba expulsando un gran número de tentáculos fantasmales que se esparcían por todo el lugar como una plaga del inframundo. Una cara pálida cubierta por una mano desmembrada apareció en la oscuridad, sacando una reacción de sorpresa incluso del normalmente estoico Aizawa.

All Might apretó los dientes. – ¡Trece-kun, protege a los estudiantes! ¡Aizawa-kun y yo nos encargaremos de esto!

En cuanto el héroe legendario pronunció sus órdenes, la figura a la cual pertenecía la cara pálida salió del vórtice, seguida por un ejército de seres igualmente imponentes. Eran mutantes con miembros deformados, criaturas horribles que fácilmente podrían encajar en una historia de terror, y monstruosidades dignas de pesadillas que parecían salidas del mismísimo infierno.

Gohan sintió que se le helaba la sangre al instante y apretó los puños tan fuerte que empezaron a sangrar. Había estado cerca de villanos en su tiempo lo suficiente para saber lo que estaba sucediendo. – "Pero... ¿por qué?"

- ¿Qué está sucediendo? ¿Es otra prueba como en el examen de admisión? – inquirió un confundido Kirishima, cerrando los ojos para tratar de ver mejor.

- ¡Retrocedan! – exigió Aizawa duramente, mientras se colocaba las gafas protectoras amarillas que colgaban de su cuello. – Esos son villanos.

Esto provocó una oleada de jadeos de terror por parte de los estudiantes no familiarizados con estas situaciones. Gohan subconscientemente se movió al frente del grupo. Por un breve momento fijó la mirada en los ojos de un gigantón musculoso de color negro con el cerebro expuesto y dientes filosos como sierra. Esta barbárica bestia proyectaba un aura diferente, mucho más amenazadora que cualquier otro villano presente, y el híbrido saiyajin supo instintivamente que tenía que mantener un ojo sobre él.

- No teman, mis jóvenes prodigios. – les dijo All Might con voz tranquilizadora y sonriéndoles a sus pupilos cálidamente. – No tienen nada que temer mientras yo esté aquí, ¡déjenlo en las manos de All Might!

- "De eso pueden estar seguros." – agregó Gohan por dentro, con sus ojos flasheando brevemente de color turquesa.

Esta historia continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro