CAPÍTULO 6
⚠️Este capítulo narra una escena +18. No es demasiado explícita, ya que está con la intención de mostrar cómo se siente la protagonista en ese aspecto de su vida, pero igualmente prefiero dejar la advertencia.
⚠️En este capítulo uno de los personajes sufre una situación de abuso. Nuevamente, no está detallado, pero sí el acoso y abuso sexual es un tema que irá tomando cada vez más fuerza en los capítulos que corresponden a la narración de Naomi. Por lo tanto, si eres una persona muy sensible, te recomiendo abandonar la lectura en este punto o bien, leer con mucho cuidado.
🌹Gracias por estar aquí. Estaré eternamente agradecida de que le hayas dado una oportunidad a esta historia❤️.
⋆NAOMI⋆
Lo quiero.
Lo tengo.
Toda la vida ha sido así y esta no sería la excepción.
Lo vi apoyado sobre la baranda a un lado de la pista de baile. Algo en él capta mi atención, no estoy segura de qué es, pero ya no puedo controlar mis ansias de tenerlo dónde y cómo lo quiero. Soy una persona caprichosa, no lo negaré. Mi madre durante años me repitió que yo lograría cada cosa que me propusiera, y tenía razón. Me di cuenta de aquello cuando logré tener una pequeña y hermosa comunidad de personas que seguían mis videos. Lo confirmé cuando logré entrar a estudiar lo que más me apasionaba en toda la vida; y claro, que lo volví a confirmar cada vez que estaba con los hombres que caían en mi radar. No te confundas en este último punto, no busco validación en los hombres. Mi autoestima no se basa en externalidades, en si los hombres me miran cuando cruzo la calle o en lo que susurran a mis espaldas. No me interesa la aprobación masculina. Mi confianza en mí misma está únicamente enlazada a ese profundo y arraigado amor propio, en el que he trabajado por años.
Naomi, recta y bella. Nunca he querido darle ese significado a mi nombre. Yo bauticé el nombre Naomi como: retorcida y poderosa.
«Soñadora, soñadora, soñadora» te gritan cuando decides estudiar una carrera artística y no tradicional. «Bruja, bruja, bruja» cantan y danzan alrededor tuyo cuando alzas la voz en contra de tu represor. «Pecadora, pecadora, pecadora» te señalan con el dedo y te tiran piedras por promiscua.
En fin, Naomi estás divagando.
Me acerco a él. Las luces flash cambian por luces de colores, lo que me permite apreciar mejor su aspecto. El muchacho desconocido de cabello castaño y ojos verdes se sorprende de que lo invite a bailar. Se dibuja una sonrisa provocativa en su rostro y nos perdemos en esa aglomeración de personas; en ese desorden y caos que genera la música. Cuando bailamos la quinta canción el muchacho de cabello castaño y ojos verdes menciona cómo se llama. No lo escucho, el sonido de la música está muy fuerte, aunque tampoco vuelvo a preguntar su nombre.
Luego de un par de canciones el muchacho de cabello castaño y ojos verdes se acerca a mi oído y me propone ir a su vehículo. Sé lo que significa esa proposición, yo quiero lo mismo. Busco a mis amigos, y les digo que regreso en una media hora. Dakota me toma de la mano y me grita «¡Usen protección!», se tropieza y la sostengo antes de que caiga al suelo. Me doy cuenta de que se ha pasado de copas, pero está con Ezra, sé que está en buenas manos. Me despido no sin antes pedirle a Ezra que la cuide, él me responde que no me preocupe, que la pase bien.
El muchacho de cabello castaño y ojos verdes reclina el asiento de su vehículo. De un segundo a otro, ya está sobre mí. Su beso es algo torpe y me abruma su aliento a tabaco y alcohol, que pese a que yo también he tomado, puedo percibir que él lleva más copas que yo. Sus manos recorren mis muslos, suben el borde de mi vestido y bajan el cierre lateral, sin ninguna delicadeza; todo es rápido y brusco. Se quita el cinturón y baja sus jeans. No existe ningún juego previo, solo desliza con apuro mis bragas dejándolas a mitad de mis piernas. Me las termino de quitar mientras él se coloca un preservativo. Suelo ser una persona más activa en el sexo, pero no me molestaré con alguien que no está haciendo ningún esfuerzo.
Los vidrios no son polarizados, y el automóvil está estacionado en una calle bastante frecuentada por turistas, ya que en esta zona se encuentran los mejores pubs y bares de la ciudad. Sin embargo, a ninguno de los dos parece importarle. Siento su polla dentro de mí, sus movimientos fuertes y profundos hacen que el inicio sea algo incómodo, pasados unos segundos esa sensación cesa. Gimo, no porque esté tan excitada, tampoco es que esté fingiendo para complacerlo a él. Lo hago únicamente porque escucharme me da placer. Él jadea a medida que acelera sus embestidas, está enfocado en sí mismo como si ese movimiento mecánico fuera suficiente para construir mi orgasmo. Ni una palabra, ni un solo beso.
Creo que recién lo estaba disfrutando cuando él termina.
Sí, coincido con Dakota, en casos así, es mejor la masturbación.
Me pide mi número cuando estoy por salir de su vehículo, se lo dicto pero a propósito me equivoco en los últimos dos dígitos. Adiós desconocido.
Regreso a la pista de baile. Distingo a Ezra, su cabello y su camisa anaranjada me facilitan las cosas. Está con Fox y entran juntos al baño. No obstante, no veo a Dakota por ninguna parte. Reviso mi celular, quizás me envió un mensaje mientras yo estaba con ese sujeto. Sin embargo, las únicas notificaciones que tengo son de Holly, avisándome que regresaría a su casa. Abro mis redes sociales, con la esperanza de encontrar algo que dé señales de vida, pero lo que hay frente a mis ojos, es todo lo contrario. Su última historia fue una foto conmigo, y su última conexión fue hace una hora. Mi intuición me dice que algo no anda bien. Con desesperación le marco a su número y me arroja inmediatamente al buzón de voz, pruebo con enviarle mensajes y ninguno de ellos los recibe.
No. No está nada bien.
Me abro paso entre la masa de jóvenes que gritan y bailan igual como si no existiera un mañana, algunos de ellos me insultan por empujarlos, esa no es mi intención. Tendría más cuidado si no tuviera esta angustia que me oprime el pecho. Nuevamente comienzan esas luces flash parpadeantes, que de seguro, si sufriera de epilepsia fotosensible me provocarían un ataque. Cada segundo que transcurre es como una tortura, me siento abrumada porque buscarla es como encontrar una aguja en un pajar. Ingreso al sector vip que está en el segundo piso, Dakota no vendría sola a este lugar, pero no pierdo nada con intentarlo.
Me lleva unos minutos y con pesar, puedo decir que Dakota tampoco está aquí.
Un pensamiento invade mi cabeza, Dakota podría haberse sentido mal y quizás está en el baño. Tendría sentido dado que yo me percaté de que estaba bastante ebria. Doy pasos acelerados hasta el tocador y en el momento que poso mi mano sobre la manilla, una muchacha me increpa diciendo que debo respetar la fila, en efecto, después de ella hay dos chicas más esperando por poder entrar. Le pido disculpas y le pregunto si vio a una chica de cabello grisáceo, con maquillaje neón, que vestía un crop top blanco y un pantalón palazzo del mismo color. Ella me responde que no ha visto a nadie con esas características.
«Tranquila Naomi, sigue pensando». El contacto del chofer de Dakota. Cierto, tengo guardado su número por cualquier emergencia. Le marco a Anthony, y contesta a los pocos segundos, le pregunto por Dakota. Sin embargo, él me dice que no ha sabido nada de ella desde que entró al local.
MIERDA.
Ya no tengo más ideas, el pánico no me permite pensar con claridad. Llamo a Ezra con el corazón a mil por hora. Me siento culpable por haberme ido, por no haber pensado en las consecuencias de dejarla en ese estado, la dejé por algo que ni siquiera valió la pena. Ezra me dice que nos juntemos en la entrada del club, lo espero con los pensamientos al borde de llevarme a la locura. Por suerte, Ezra y Fox aparecen pronto.
—La encontraremos —me asegura Ezra, y Fox le da unas palmaditas en el hombro.
—O dejaré de llamarme Naomi Cranham.
Ingresamos nuevamente a Artemissa's Bay. En ese momento, atrae nuestra atención una larga fila de muchachas, es la cola para entrar al tocador, y me percato que sigue primera en la fila la misma chica con la que hablé anteriormente. Intentamos abrir la puerta, pero está con seguro. Con una mirada es suficiente, tenemos el mismo presentimiento.
—Pediré ayuda —nos dice Fox— iré con los de seguridad, confíen en mí. —Fox se va corriendo y yo toco una y otra vez la puerta sin obtener ninguna respuesta del otro lado.
Ezra me repite palabras que buscan calmarme. Sin embargo, la situación me tiene tan colapsada, que realmente no las estoy escuchando. Necesito verla y que esté bien, es la única manera de que pueda volver a estar tranquila.
Fox regresa con uno de los guardias. Este no tiene buena cara, se ve que toda la situación lo fastidia. Se toma todo el tiempo del mundo para sacar las llaves. Fox se las arrebata de las manos, ante lo cual el tipo suelta una grosería, nos dice que mejor nos apresuremos y que nos dejemos de causar problemas. Habitualmente, le gritaría unas cuantas verdades, pero en este momento mi atención está en lo que veo frente a mí.
La escena me descoloca.
LOS MATARÉ ENFERMOS DE MIERDA.
—¡Qué mierda! —grito, haciendo que ambos imbéciles me queden mirando con los ojos muy abiertos. El efecto es momentáneo. Luego, se ponen a reír.
Dakota está en el piso, su ropa se encuentra cubierta de vómito. Tiene dos chupetones en el cuerpo, uno en el cuello y el otro cerca de sus pechos. A un lado de ella, el imbécil de cabello negro, ojos color avellana, y un físico lleno de esteroides. Wes. Y al otro lado, el imbécil de pelo rapado, con un rostro cubierto de granos y cuerpo escuálido. Austin. Ambos son escoria humana.
—¡Que le hicieron! ¡¿Como se atrevieron a tocarla?! —Wes y Austin se apartan de Dakota, y Ezra corre y se arroja al suelo quedando junto a ella. Le toca el rostro intentando que despierte.
—Oye, tranquila, solo nos divertíamos un poco. Es una fiesta, son cosas que pasan en una fiesta —me dice Wes y puedo ver el destello de la funda de Dakota. Wes tiene su teléfono en el bolsillo del pantalón.
¿Divertirse? ¿Esto les generaba diversión? Me acerco a él, aparentemente con inocencia, nada que demuestre que le daré un fuerte golpe en la entrepierna. Por muy increíble que parezca, no se lo esperaba. Sonrío para mis adentros, al verlo retorcerse de dolor.
—¿Quién te crees? ¿¡Cómo puedes normalizar esto!? Les debería reventar los testículos. —Desvío mi mirada a Austin—. Esta vez no se saldrán con la suya, malnacidos.
—¿Cómo nos llamaste? —Austin sale de su inercia, se aproxima a mí y me agarra fuerte de los brazos.
—¡Suéltame imbécil!
Austin alza su mano con toda la intención de golpearme. No alcanza a hacerlo, porque en ese instante, alguien le da un puñetazo que hace que se derrumbe en el suelo. Fox. Se sube sobre él y lo golpea una y otra vez. El tiempo pareciera transcurrir en cámara lenta. Escucho gritos en su mayoría de mujeres, seguramente se trata de las chicas que estaban en la fila. Salpicaduras de sangre comienzan a bañar el piso del baño. Austin ya no tiene fuerza, ni siquiera intenta quitárselo de encima, únicamente se escuchan sus alaridos. Miro a Ezra que está frente a ellos, y a Wes, ambos están perturbados. Yo también lo estoy, no veía ese nivel de violencia desde...
—Basta —le pide Ezra— lo vas a matar.
Sus palabras parecen causar un efecto en él porque Fox se detiene, se levanta y cruza una mirada conmigo. Se ve perdido, como si no hubiera estado consciente de lo que estaba haciendo, como si la rabia se hubiera adueñado por completo de su mente y cuerpo.
—Tanta exageración... —Se recompone Wes.
—Tú ni te atrevas a decir ni una palabra —le contesto.
—No le hicimos nada.
—¿No le hicieron nada? ¿Y esas marcas en su cuerpo? ¡La tocaron sin su consentimiento!
—Ella quería ir al baño y apenas podía mantenerse en pie, no es nuestra culpa que tenga tan malos amigos que la dejaron sola.
—¡No le hubiera pasado nada si no existieran enfermos como ustedes! —grito— pagarán por esto, no se quedará así.
—¿Eso crees? No abusamos de ella, Naomi. —Estoy tan acostumbrada a que me llame zorra, que escuchar mi nombre salir de su sucia boca me causa repulsión—. Sí, jugamos un poco, pero créeme que en el momento que se vomitó encima ya nos íbamos a ir, solo que justo aparecieron. De cualquier forma, da igual —se burla— en lo que a mí concierne, solo la ayudamos a llegar al baño —sonríe al ver la mueca de desprecio que tengo en este momento—. ¿Crees que la Universidad se preocupará por lo que pasa fuera de su establecimiento? Ya viste los resultados de tus lindos intentos por atención. No te tomaron en cuenta y así será siempre. Además aunque nos denunciaran, las cámaras mostraran lo mismo que yo digo. Una chica ebria pidiendo ayuda para llegar a vomitar al baño, y dos chicos que la socorren.
—Tú y tus amigos son todo lo que está mal en este mundo. Nadie tiene derecho a tocarnos en contra de nuestra voluntad. Lo que hicieron hoy día, cruzó la línea y créeme, Wes, que usaré todos mis recursos para que sean castigados por esto. —Me contengo en mis palabras al ver que Dakota está abriendo sus ojos, hay que sacarla cuanto antes de aquí.
—¿Tú? ¿crees que tu presencia la ayudará? —me responde Wes— por favor, si todos saben que eres una zorra. Mejor sube bien el cierre de tu vestido, lo tienes a la mitad.
De reojo veo el costado izquierdo de mi vestido, donde está el cierre. Y con pesar me doy cuenta de que el estúpido de Wes tiene razón.
—Así que bueno, señores —sigue hablando Wes, tal como si todo se hubiera tratado de una broma—. Esto se queda como una anécdota del viernes en la noche. Nosotros ayudamos a Dakota y ustedes no golpearon a Austin, porque de Austin sí que hay pruebas de lo que hicieron.
—Mierda, Wes, me duele —lloriquea Austin.
—Si, si ya voy. —Se acerca a Austin y lo carga—. Lo llevaré a la clínica y no diré nada de lo que pasó acá. Mi historia será que lo intentaron asaltar fuera del club. De nada. —Nos escupe como si nos estuviera haciendo un favor.
—Hijo de perra —murmura Fox y Wes alcanza a escucharlo.
—Sí, quizás, pero tú amigo, estás loco. —Pasa a un lado mío y me entrega el teléfono de Dakota.
Seguridad llega al tocador cuando Wes está saliendo con Austin cargado en sus brazos. Él les aclara que solo se trató de un malentendido, que ya arreglamos nuestras diferencias, y les entrega un fajo de billetes comprando su silencio. Por primera vez en mi vida me siento impotente por quedarme de brazos cruzados, por no quemar el mundo tras lo que le hicieron a mi amiga, pero si piensan que esto acabó, están equivocados. No tienen ni idea de lo que les espera.
Fox y Ezra se quedan fuera del baño. Ayudo a Dakota a limpiar parte de su vómito en el lavamanos. Ella me dice que me calme, que está bien. Le pregunto más de una vez si quiere revisarse. Ella me tranquiliza, asegurándome que no pasó nada más, que si bien, tiene recuerdos borrosos de cómo terminó aquí, siente su cuerpo intacto. Asiento porque no quiero incomodarla.
Ayudo a Dakota a colocarse su chaqueta y entramos al vehículo. En esta oportunidad, Fox se sienta adelante, y Dakota va en medio de Ezra y de mí. Solo hemos avanzado unas cuantas cuadras cuando Dakota se queda dormida en mi hombro, acaricio su cabello con cuidado y suavidad, de la misma manera que lo hacía Mike cuando yo era una niña. Nadie dice ni una sola palabra, imagino que todos nos sentimos agotados por lo sucedido. Lo único que quiero es que lleguemos pronto a casa y descansar de esta horrible noche.
Anthony pregunta por la primera parada, le respondo que nos lleve a mi edificio, y que Dakota dormirá en mi departamento. Nadie lo discute, lo mejor es que alguien cuide de Dakota, alguien que sepa por lo que pasó en las últimas horas. Le marco a JJ explicándole brevemente los acontecimientos, y una vez que el automóvil se estaciona fuera del edificio puedo advertir que apenas recibió mi llamada él salió a esperarnos. Pese a tener puesta una chaqueta, reconozco su pantalón de pijama. Sus manos tiritan, las lleva a su boca y sopla en ellas, buscando calentarlas. Antes de que nadie se lo pida, sostiene a Dakota y toma nuestros bolsos. Me despido de Ezra y Fox y les agradezco por todo, sin ellos, seguramente me habría tardado más en encontrarla. Además no negaré que una parte de mí sintió satisfacción con la golpiza que le había dado Fox a Austin. Se lo merecía.
JJ deja a Dakota en mi cama y cuando está por salir de mi habitación, se detiene. Me da la impresión de que quiere decirme algo, pero parece cambiar de opinión, ya que continúa el trayecto a su habitación en silencio.
⋆⋆⋆
Estoy recostada en el sillón, viendo Gambito de dama, quizás es la segunda o tercera vez que la miro. Suelo obsesionarme con las películas, series y libros que me encantan. Los vuelvo a ver y a leer como si de esa manera lograra hastiarme de ellos, nunca pasa. Soy una fiel creyente de la frase "uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz", deduzco que eso es lo que hace que entre en una especie de bucle respecto a las cosas que me fascinan. Cuando me siento mal, cuando ocurre algo malo en mi vida, sé dónde encontraré un refugio. Además me gusta esa sensación de control, de que ya no habrá nada que te sorprenda porque sabes el final.
Dakota se fue hace horas del departamento. Hablamos un poco en la mañana, aunque no la vi muy abierta a la idea de tomar medidas en el asunto. Imaginé que aún era muy pronto para conversar sobre Wes y Austin, así que no insistí en el punto. Sin embargo, no quería dejar pasar mucho tiempo sin expresarle mi opinión. Quería que se sienta apoyada, porque yo sería la primera en estar a su lado y alzar la voz.
La llamo por teléfono y me sorprendo al escuchar otra voz.
—¿Holly?
—Dakota está en el baño. No ha querido regresar a su casa, así que pasará el día aquí.
Me preocupa que aún no quiera regresar a casa. No debí dejar que se fuera del departamento.
—Quiero hablar con ella, tenemos que apoyarla para que...
—Naomi, ella no quiere hacer nada al respecto —me interrumpe— ya hablamos el asunto.
—Pero Holly, tenemos que denunciarlos. Si no hacemos algo esos tipos creerán que pueden hacer lo que quieran. Habrán más chicas, acosadas y abusadas por sus sucias manos.
—No, escúchame, Naomi, ¿Crees que la policía nos tomará en serio? Solo le hicieron dos chupetones mientras ella estaba ebria. No lo estoy minimizando ni justificando, te lo aclaro inmediatamente, porque te encanta sacar de contexto a la gente. Solo te digo que no es suficiente para interponer una denuncia, estoy siendo realista.
—¿Cómo puedes decir que solo le hicieron eso? Holly, estoy segura de que sino la hubiéramos encontrado, ellos habrían sido capaces de violarla.
—Pero no pasó —me responde en tono cortante.
No puedo creerlo. Me molestan sus respuestas, lo siento como si los estuviera defendiendo.
—Al menos debemos hablar con las autoridades de la facultad —digo conteniendo mis pensamientos. No quiero pelear con Holly—. Pero algo hay que hacer. No pienso quedarme callada al respecto.
—Naomi, debes respetar la decisión de Dakota. Ella no quiere seguir hablando del asunto y ella fue la afectada de la situación, no tú. No transformes esto en algo que gira entorno a ti.
Juro que lo intenté, puse todo mi esfuerzo en contener mi rabia, pero Holly me logra sacar de quicio.
—Mira que coincidencia que después de estar contigo, ella decide mantenerse callada ¿segura que no tienes nada que ver con eso? ¿segura que no le estuviste metiendo cosas en la cabeza? Con tu típico discurso "del que dirán", con tus típicas frases machistas que sabes de memoria de tus padres.
—Quizás vino conmigo porque sabía que tú no respetarías su decisión. Siempre reaccionas de esta forma y te lo tomas todo a lo personal.
—Ni te atrevas a decir eso. Reacciono de esta forma, porque adoro a Dakota con toda mi alma, y defendería así a cualquier mujer que pase por lo mismo. Y me da rabia Holly, me da rabia escucharte, porque es como escuchar a la puta sociedad. Es como si estuvieras naturalizando estas situaciones, como si por el hecho de que Dakota estaba ebria en una fiesta entonces se buscó que le pasara esto.
—No. Tú bien sabes que no pienso eso, pero sí quieres tomártelo así, es problema tuyo. Solamente veo por su bienestar, ¿tú puedes decir lo mismo?
Me corta la llamada.
¿Qué yo no veía por su bienestar? Me preocupé cada maldito segundo en que la perdí de vista mientras Holly seguramente se estaba preparando para acostarse. Tuve que lidiar con ver a esos enfermos a la cara y escuchar sus asquerosas palabras. Contuve a Dakota desde que salimos del club hasta hoy día en la mañana cuando se fue de mi departamento.
—Tienes cara de querer matar a alguien —me dice JJ y extiende una taza de café.
—Quiero —le respondo y sostengo la taza entre mis manos. Quizás un poco de cafeína ayude a aclarar mis pensamientos.
—Yo... lamento todo lo que ocurrió anoche, Naomi.
—Lo sé, gracias por tu ayuda. —Muevo mis piernas, haciéndole un espacio para que esté junto a mí—. Y también gracias por cuidar a Cookie. —Cookie corre al escuchar su nombre. Se acerca a JJ y menea su cola alrededor de una de sus piernas. Traidora.
—Te dije que me amaría más a mí —alardea JJ.
—¡Cookie! —la regaño— ves a un hombre atractivo y caes rendida a sus pies.
—¿Hombre atractivo? —JJ alza una ceja.
—Que no se te suba a la cabeza.
—¿Así que me encuentras atractivo? Vaya, no me lo imaginaba.
—Sí, lástima que eso sea lo único bueno que tienes.
—Eso si suena más a ti —dice JJ con un toque de diversión— ven aquí, mocosa. —Se inclina a mi lado del sillón.
—Tengo un café caliente en mis manos y no tengo problema en usarlo como arma. —Me toma unos segundos, darme cuenta de la entonación que ha usado al decir "mocosa"—. Qué desgraciado eres, te diste cuenta de que no me gusta que me llames así y lo usas en mi contra.
—Eso es lo bueno de que seas tan expresiva, no es difícil descifrarte.
—¿Me estás diciendo fácil?
—¿Qué? —JJ se ríe— nunca te diría eso, y tampoco lo creo. Solo me refiero a que he prestado atención a tus reacciones.
—Ah.
—Ah.
Sonrío y tomo un largo trago de café. Su delicioso aroma me hace sentir inmediatamente con más energía. Me recuerda a esas frías mañanas en que desayunaba en casa, y veía a mis padres usar la cafetera. En aquel entonces, no entendía por qué les gustaba tanto, solo lo había probado una vez y lo había encontrado asqueroso. Luego de unos años, cambiaría por completo mi percepción, me volvería una completa adicta.
JJ se levanta y va a la cocina a servirse un sándwich, mientras se lo prepara me comenta que quiere ir a la librería, necesita conseguir un ejemplar para las clases que hace en la Universidad. Me pregunta si quiero ir con él, la respuesta es evidente. Me muero de ganas de ir, pero no creo que deba hacerlo. Sería actuar como si nada hubiera pasado, pese a la horrible situación que vivió Dakota anoche. Él insiste en que me haría bien una pequeña distracción, que solo iríamos a eso, y que regresaríamos en una hora. Finalmente termino aceptando, solo será ir y venir, no me parece algo tan grave, y necesito olvidarme del mal rato que me hizo pasar Holly. «Cookie tendrás que aguantar un rato sola».
La librería Cleriffy está en la misma calle en la que vivo, es una de las librerías más grandes de la ciudad. Destaca por su hermosa arquitectura y gran variedad de libros. Cuenta con tres niveles, los dos primeros exclusivamente para libros, y el piso superior funciona como una cafetería, por lo cual, claramente se trata de uno de mis lugares favoritos. Solo hemos dado un paso y ya me siento emocionada igual como si fuera una niña (aunque lo estaría aún más si no fuera por las horribles últimas horas).
JJ va al sector de los libros de filosofía y yo me quedo en la sección de novedades. De pronto, alguien toca mi espalda, miro por encima de mi hombro y.... debe tratarse de una jodida broma.
—Hola Bruno, qué extraño verte por aquí. No recordaba que tú leías. —Junto a él está una muchacha, ambos van tomados de la mano.
—Hola Naomi, claro que leo, y en mi caso sí puedo decir que leo libros de verdad. ¿Tú sigues con la fantasía y las historias de romance? Deberías elevar el nivel intelectual. —Me sugiere, claramente burlándose de mí en mi rostro.
—Creí que ya era cosa del pasado que te juzgaran por la música que escuchas o por los libros que lees como si hubiera un género que fuera más "intelectual" que el otro. Lo siento Bruno, seguramente tú eres todo un erudito en Nietzsche, cuando quieras discutimos la genealogía de la moral. —La expresión de Bruno lo dice todo, no tiene ni la menor idea de qué le estoy hablando—. O quizás lo tuyo son los libros de autoayuda, en ese caso te recomiendo este súper libro —se lo extiendo. El título es: "¿Cómo dejar de ser un patán?"
—No la escuches, muñequita, aún no supera lo nuestro —le dice a la chica que está con él—. Naomi te presento a mi novia.
No me sorprende ni un poco que ya tenga novia, suponía que veía a más personas mientras salía conmigo. No le veo lo malo, yo también hacía lo mismo, pero solamente hace aún más hipócrita toda su reacción en el restaurante.
—Mi sentido pésame —le digo al saludarla— estar con Bruno equivale a que muera tu libertad —me explico ante la hermosa chica que está frente a mis ojos.
—Qué celosa eres, Naomi. Veo que te dolieron las palabras que te dije la última vez. Lo siento, pero alguien debía abrirte los ojos. En el fondo sabes que tengo razón, los hombres se te acercan no porque seas la mujer más hermosa del planeta. —Su tono burlón me desespera—. Solo lo hacen porque ya ganaste fama, y no lo negaré, nos gusta lo fácil, pero solo para pasar el rato.
Estoy harta, cansada de que me traten de zorra. Hago exactamente lo mismo que ellos hacen ¿Cuál es el maldito problema? No tengo paciencia para soportar este tipo de comentarios, menos después de todo lo que ha pasado, y como mi imaginación no tiene límites le doy vuelo a mi fantasía; la fantasía que haría que se trague cada una de sus palabras.
—Estás equivocado —sonrío— Oh, Bruno, ¿quieres saber el verdadero motivo por el cual te rechacé? Era porque ya estaba viendo a alguien, en ese entonces, no era algo serio, pero nos dimos cuenta de que queríamos estar juntos. Actualízate, Naomi Cranham abandonó el título de la soltera más codiciada.
—¿Ah, sí? ¿Y dónde está que no lo veo? Qué mentirosa eres.
—¿Mentirosa? ¿no recuerdas lo que te dije en la cena? Te comenté que estaba viviendo con alguien. Tomamos esa decisión porque ya pensábamos formalizar la relación. —Veo que JJ se aproxima—. Mira justo viene hacia acá, podré presentártelo. —JJ por favor, sígueme la corriente—. ¡Amor! ¿encontraste el libro que necesitabas?
JJ coloca una expresión de confusión.
—Te presento a Bruno —le digo en un intento que capte la indirecta.
—¿Y tú quién eres? —le pregunta Bruno.
Su confusión se ve rápidamente reemplazada por esa actitud desenfadada que lo ha caracterizado en toda su vida.
—JJ, su novio —dice con una sonrisa en el rostro, y me toma de la mano.
𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro