CAPÍTULO 58
⋆NAOMI⋆
Tomo una bocanada grande de aire. A nuestro alrededor las personas que esperan a poder tirarse en bungee parecen nerviosas, mas JJ y yo expulsamos emoción y ansias de experimentar ese segundo en que la mente queda en blanco y solamente quieres gritar de euforia.
Por fin un viaje solos. Volveremos para la boda de Mike y Melissa.
—A la una... —murmura JJ a mi lado. Pensamos tirarnos al mismo tiempo.
—A las dos...
—¡A las tres!
El paisaje bajo nosotros es precioso: Una cristalina y pacífica laguna. Pese a estar asegurada del pecho y los pies diera la sensación de que en cualquier momento las tiras se romperán y caerás al vacío. Decido saltar de espaldas. Nuestros gritos se entremezclan formando una misma melodía. Del miedo a la risa en pocos segundos. El viento me golpea con fuerza la cara, el pelo se me desordena impidiéndome ver por un instante.
Cuando logro enfocar nuevamente la vista estamos en los aires. Hemos llegado al fondo que permite la tira, nuestros cuerpos rebotando y las tiras hicieran de resorte.
—¡Jonas! ¡Te amo! —grito entre risas.
—¡Yo a ti mocosa!
Pongo los ojos en blanco ante ese apodo. Sabe que no me gusta nada. Quién lo diría, yo decido llamarlo por ese hermoso nombre que tiene, y él me la regresa tratándome de mocosa.
Nos atrapan desde los botes que tienen por misión salvarnos la vida. Está bien, estoy exagerando, pero es inevitable pensar ¿Qué pasaría si alguien se soltara? ¿Serían los botes suficientes para evitar una tragedia? Sería demasiada puntería el caer justo en uno de ellos.
«Naomi, basta de divagar». Menos con diferentes formar de morir. No eres alguien que crea en la probabilidad de muertes tan rebuscadas.
—¿Estás bien? —me pregunta JJ mientras se toma el cabello— pareces pensativa.
—Pensaba en si sería una buena trama para una película de terror el que por intervención demoníaca las tiras se soltaran. Creo que no, creo que sería material para una película de bajo presupuesto, esas que a la crítica le gustaría hacer puré.
—Ah... ¿y participarías en una de esas, Naomi?
—¿Tú que crees? —sonrío con suficiencia— sin duda, yo salvaría una película así, sería mi gran carisma el que atraería a la gente a querer verla al menos una vez. Luego dirían es una actriz con mucho talento, pero se hizo famosa por una película mal hecha; con efectos baratos, tonalidades discordantes y diálogos que dan cringe. Ya sabes, algo así como Kristen Stewart o Robert Pattinson. De crepúsculo a interpretaciones como la de Spencer o la del faro. Y así luego diré "ah, con que no creían en mi talento ah. Tráguense sus palabras". Seguramente diría eso cuando estuviera recibiendo un Oscar y tuviera que dar un discurso frente a todos. —Tomo la botella de agua llevándola a la boca.
De reojo veo a Jonas, se está riendo.
—Veo que ya lo tienes todo muy bien pensado.
Claro que sí.
—¿Jonas... Quieres saber el secreto para siempre apostar por la vida?
JJ asiente, sé que tiene curiosidad por mi respuesta. Me ayuda a bajar del bote, la orilla aguarda por nosotros. Mientras tanto yo continúo con mi idea.
—Siempre ten expectativas. No importa si son "reales" o no, aférrate a ellas. Esa será tu motivación para querer intentarlo.
—Vaya, creo que sin darme cuenta una parte de mí lo habrá aplicado de niño. Según yo, en ese entonces... hubo un punto en que perdí toda esperanza, pero ahora creo que no, creo que en el fondo sí quería o deseaba conseguir una realidad dónde los demás me quisieran, incluso en los peores momentos. Escondido en mucha rabia, claro.
—También lo creo... y qué bueno que lo hiciste, porque mira cómo cambió todo. Ese sueño se volvió real.
Nos dirigimos a un pequeño restaurante, especial para los turistas. Mientras esperamos por la comida intuyo que Jonas sigue dándole vueltas a la conversación. Me quiere preguntar algo.
—¿Ese es el motivo por el cual... ya sabes, tu actitud con Holly? Ese día escuché la conversación en el teatro, sin querer. Tú no eres de dejar que los demás te traten de esa manera... no lo sé, es raro.
—Ah, eso, creo que nadie se había atrevido a preguntármelo... ¿Sabes qué pasa? No es que me deje humillar o no me defienda cuando alguien me ataca, sabes que no soy así. Pero Holly... es como una excepción a la regla, es como una especie de debilidad. No porque me sienta bien cuando me ha tratado así, eso sería algo muy alejado de la realidad... pero yo... mmh, cómo explicarlo... me recuerda un poco a ti.
—Bien no sé cómo sentirme al respecto, ya que las pocas veces que la vi o interactúe con Holly siempre estaba en una actitud muy exaltada y muy.... —De pronto se detiene, como si hubiera dado en el clavo—. Ok, entiendo, te refieres a mi pasado. Mi pasado oscuro —suelta medio en broma.
—Si te remontas a tus diecinueve años, ¿crees que si los demás te hubieran atacado habría servido de algo? es decir, ¿crees que el que los demás te hicieran sentir una mierda te habría hecho reaccionar?
—La verdad no, pero... —Se detiene y está confundido. Capta mi punto, pero siente como si estuviera justificando una actitud que está mal.
—Así como Holly vive pensando, yo también. Mi divagación siempre ha estado, y quizá muchas cosas no las vi venir, pero creo no equivocarme en que el odio no se combate con más odio. Holly creerá que ganó cuando consiga todo lo que siempre quiso, pero ya inserté una semilla en su interior.
—¿Una semilla?
—Una semilla de cambio. Quizá no se ha dado cuenta, pero yo lo vi. Por algo sigo siendo una bruja después de todo.
—Oye preciosa, creo que no te estoy entendiendo al cien.
—El verdadero silencio Jonas, es aquello que le ocultamos a los demás. No solo lo malo, también lo bueno en nosotros mismos. No se trata solo de guardar secretos, sino también de nuestra esencia. Cuando los demás nos ven o hablan de nosotros, no saben con certeza nuestro interior, tampoco nuestras historias de vida. Solamente juzgan el envase, lo que proyectamos ante los demás. Que a veces puede ser correcto ¿no? Pero la verdad, es que caemos una y otra vez en los prejuicios. Dañamos a los demás sin saber por lo que está pasando la otra persona, o peor, muchas veces podemos intuirlo y a pesar de ello lo hacemos...
—Sí, tienes razón, pero como tu novio, me hubiera gustado que esa consideración también se hubiera tenido contigo.
—Yo sé. Todos hemos cometido errores... Solo digo que, no tenemos por qué ser personas coherentes todo el tiempo. No siempre lo que se dice es lo que en verdad se siente, no siempre lo que aparentamos es nuestro verdadero ser. Piénsalo como un círculo dentro de otro círculo. El más grande es lo que se ve, lo que los demás ven a simple vista. El pequeño está más profundo, hay que excavar para llegar a este, pero no muchos se tomarán ese tiempo. La mayoría se va cuando ve algo que no le agrada, como si se fuera un producto por decirlo así. Somos parte de una generación que quiere todo rápido, y cuando todo es rápido también se convierte en desechable. ¿Pero quién nos ve realmente? A mí, a ti, Fox, Holly, Ezra, Dakota. No gritamos cuando nos dejamos a un lado por alguien más, cuando hemos hecho algo bueno por alguien, cuando hemos reprimido un sentimiento pensando que puede dañar a otro. Así como tampoco andamos gritando a los cuatro vientos cuando mentimos, insultamos, engañamos a alguien. Hay silencios buenos y silencios malos, quien conoce ambas caras de ti, quien logra llegar a ti, conocerlos y aun así está dispuesto a volver a estar...
—¿Te ama? —pregunta JJ, buscando terminar por mí.
—Yo diría que esa es mi definición de amor. Y es lo que siempre sentiré por ellos y por ti... Yo creo que Holly en el fondo me quiere, pero no sabe lidiar con esas emociones.
—Puede ser...
Tan pronto como llega la comida, esta se roba el protagonismo. Tomo el tenedor llevándome bocados a la boca. Uno tras otro. Tenía mucha hambre. La música ambiente es animada, así como las personas a nuestro alrededor se ven amables.
—Hey —digo de pronto, aún con algo de comida en la boca— no vuelvas a llamarme mocosa. —Le enseño un brazo—. Como verás, el entrenamiento ha dado frutos. Estoy bastante tonificada Jonas, créeme que un golpe te dolería.
—Ya tendremos una batalla en el hospedaje.
Me divierte que siempre me siga el juego.
Al regresar a este, le pido unos minutos antes de iniciar la épica batalla. Tomo el celular, grabándome en vivo.
—Uff he estado muy desaparecida, y también este video no será lo más pulcro que verán, porque Ezra no está conmigo, peeero debía mostrarles mi nueva lectura. —Muestro el libro ante la pantalla. Lo traje conmigo para retomar la lectura en esos pequeños momentos de ocio—. Debo decir que estoy amando la vida invisible de Addie LaRue aunque me da algo de miedo llegar al final. —Llevo una mano a la cabeza—. Pero en fin, que prometo retomar el canal, lo tengo algo abandonado. Por lo mismo, el algoritmo de YouTube ya no muestra mis videos, pero ya verán, ¡nadie me censura de esa manera!
No son demasiados los conectados, pero me emociona el que aún existan personas esperando saber de mí.
Corto la transmisión, y reflexiono un segundo en la última vez que vi a Destiny. Llevaba varias sesiones en que me preguntaba qué me abrumaba y ya no tenía nada que contar. Como si todo hubiera sido soltado, exprimido y expulsado. No era que ya no pasaran cosas malas, en el día a día no faltan instantes de enfado o que nos sintamos mal con nosotros mismos, pero ya no había algo grande detrás, ya no había algo de qué hablar. Fue emocionante cuando me lo hizo notar, porque yo no me daba cuenta.
Creo que siempre estaré agradecida de aquella mujer tan afable en su trato, y que aunque fuera su trabajo, me ayudó de la manera en que lo necesitaba. Tendré presente a la mujer que ama los enebros, los brillos y los nombres poco usuales.
Retomar el contacto con mi mundo literario y tener a JJ junto a mí me hizo recordar ese momento mágico en el cementerio.
—Jonas, ¿sabes por qué me entusiasmé tanto con orgullo y prejuicio cuando me lo regalaste hace tantos años?
—¿Por Mr. Darcy? —bromea.
—No. Por Jane Austen. Sus heroínas tienen mucho de su personalidad, o al menos de lo que se dice de cómo era ella. Aunque siempre sus personajes femeninos tienen un interés amoroso, ese romance no es lo único que puede encontrarse en su escritura, también se ve el estilo de vida de la clase social de aquel entonces y de la naturaleza del ser humano. Era sagitario igual que yo —agrego, provocándole una sonrisa— dicen que solía escribir en base a sus experiencias. Hay mucho prejuicio que recae sobre ella y etiquetas sin evaluar el contexto en el que vivió. Quizá por lo mismo me llamó la atención. Nunca se casó a pesar de recibir una propuesta matrimonial... dedicó su vida a la escritura y murió a los cuarenta y un años... Me atraía saber más de ella a través de sus libros.
—Suena a algo que te interesaría —dice, y se queda unos minutos abrazándome. Cuando ya ha pasado bastante tiempo recuerdo la épica batalla.
—Ya creía que te habías echado atrás —habla JJ con suficiencia.
—Ya quisieras —suelto, y me pongo en posición.
Nunca hubo una pelea.
Solo fue una guerra de almohadas y cosquillas.
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⋆EZRA⋆
Estoy fuera de aquella casa que nunca fue mi hogar. Es un horario en que Oliver aún no regresa de la escuela, lo elegí pensando exclusivamente en ello.
Toco el timbre tres veces. No dejo pasar demasiado tiempo para volver a presionarlo.
Holly abre ligeramente la cortina de su cuarto. La lluvia cae, y a pesar de la capucha sobre mi cabeza, siento algunas gotas sobre la cara, así como el cabello algo mojado.
—¿Qué haces aquí? —Se cruza de brazos. Tardó poco en salir a encontrarse conmigo.
Mi mirada debe ser igual o más sombría que la suya.
—Tenemos una conversación pendiente ¿O creíste que no la tendríamos nunca? Quiero saber una cosa. Te reíste de mí, ¿no? Cada vez que creí en ti.
Alza una ceja. Podría parecer una expresión déspota, pero más bien creo que está profundamente aburrida.
—Estoy ocupada en estos momentos. No puedo perder el tiempo con tus estupideces. Será mejor que te vayas.
—Siempre ha sido solo eso, ¿no? —insisto. Una sonrisa torcida se me forma en el rostro— solo odio y envidia, ¿no es así? Dímelo, dímelo en la cara.
—¿Yo? ¿Sentir envidia de alguien como tú? Solo mírate. Con ese aspecto incluso un perro de la calle se ve mejor que tú.
—Bueno sí, al parecer a pesar de ello algo debo tener, ¿no? Al parecer yo tengo algo que tú deseas. Me gustaría saber de qué se trata. O quizá simplemente fue el trato que me dieron mientras viví aquí. —Indico la casa—. ¿Disfrutaste cuando me sacaron a patadas de aquí? ¿Verdad? Te reíste, ¿no? —Me acerco con desafío. Sé que está perdiendo los estribos.
Siento como si por primera vez estuviera viendo la cara real de mi hermana. El odio que percibí desde que era niño, el que confirmé con sus dolorosas palabras, pero en algún punto terminé dejándome cegar por ese amor que tanto quería. Fui un ingenuo.
Sus ojos se achican, la ira se apropia de cada músculo de su cuerpo. Se tensa y uno de sus ojos tirita. No sé si porque se prepara para una nueva mentira, o bien, porque por fin revelará todo lo que yo le provoco.
—¿Sabes qué? Sí —admite— me reí como no tienes idea, Ezra. Incluso me reí mientras escuchaba a Oliver llorar porque su papi lo había abandonado. Soy taaaaan mala, Ezra.
No sé si es la ironía con la que habla, pero el que mencione a Oliver me saca de quicio. Actúo impulsivamente abalanzándome sobre ella. Terminamos ambos en el suelo, contra la fría y mojada superficie.
—¿Qué pasa, Ezra? —pregunta en voz baja. Su respiración agitada— ¿Vas a golpear a una mujer? ¿En serio?
—Sabes que nunca lo haría.
—Pues cualquiera que viera esto desde fuera pensaría que estás a punto de atacarme.
—¿Entonces así lo haces?
Holly solo muerde su labio inferior.
—Estás enojado de verdad, ¿no?
—Me quitaste todo, Holly. Lo perdí todo, perdí al amor de mi vida, y perdí a Oliv.
Me tomó tiempo venir. Cada noche volvía a darle vueltas a ese día del aeropuerto. El ver a Fox irse del país y no ser capaz de hacer nada al respecto, porque sabía que pesaban mis errores, errores que fácilmente podrían haberse evitado si Holly no hubiera inventado tantas mentiras.
—Desquítate conmigo si quieres, pero la verdad fue tan fácil quitarte todo que casi es como si nunca hubiera sido tuyo. Triste abrir los ojos ¿no?
—Oh, claro que me desquitaré contigo. Si tú no te hubieras metido entonces creo que no habría perdido lo que más me importaba en la vida.
—¿Quieres llorar, Ezra?
—Frente a ti nunca más en la vida.
—Ah, con que con esas estamos. Es interesante conocer esta faceta de ti hermanito.
—Cállate, Holly.
—Mejor sal de encima mío y lárgate de aquí. Ya no tienes nada en este lugar.
—No me iré hasta que me des una maldita explicación.
—¿Una explicación? ¿de por qué te odio? ¿de por qué tú y yo siempre estaremos en caminos separados? Es fácil. Tú y yo somos muy diferentes. —Una mano la lleva a mi cabello, soltando una sutil caricia. Me invaden escalofríos ante su contacto—. Qué desperdicio. Eres un desperdicio. Tú naciste con suerte, y por eso, te volviste un inútil. No fuiste capaz de conservar lo que la vida te dio en bandeja de plata. Te falta voluntad, te falta determinación. No sabes ganarte las cosas. Todo lo que alguna vez tuviste, fue porque simplemente se te concedió, y por eso después lo perdiste tan fácil. Perdiste el dinero, perdiste la posición, perdiste un lugar en Kintova y en los Barratt.
—¡Nada de eso me importa! —grito— ¡Me importa un carajo haber perdido eso! ¡Tú no logras entender que a mí nada de eso me hacía feliz! ¡Solo estoy dolido por haber perdido a Fox y a Oliver! ¡Es lo único que me importa! ¡Los amo! ¡¿Pero qué vas a saber tú de eso...?! ¡¿Por qué lo haces Holly?!
—Es bien fácil echarle la culpa a alguien más. Nunca te amenacé ni te forcé a creer nada. Ni a ti ni a ellos. Siempre han sido sus propias decisiones, ustedes ven en lo que quieren creer —se defiende—. Yo no nací con tu suerte, Ezra, por eso no puedo ni quiero detenerme —se explica— yo no busco vivir correctamente... yo busco vivir para conseguir cada cosa que me propongo. Llegaré lejos Ezra, mi nombre quedará en la historia de la familia. En cambio el tuyo solo será un mal sueño, quedarás en el olvido, hermano, y disfrutaré tanto cuando tengas que verme a lo lejos con todo el éxito que tú podrías haber tenido.
—Lo único que pensaré si algo como eso llegara a ocurrir, es en el tipo de persona que te convertiste con tal de llegar a esa posición.
—Me enfermas. Ese es tu problema. El fingir que... —se detiene, pero solamente porque pareciera estar por completo asqueada de mí—. No mereces que todos te amen con tanta facilidad.
—¡Yo no finjo! Me tienes resentimiento, pero yo nunca tuve amor de nuestra madre o de nuestra abuela, ese era interés disfrazado de amor, que es exactamente lo mismo que debes estar recibiendo tú ahora. Dices estar orgullosa, pero al hacer todo esto, actuaste igual cómo harían ellas. En tu lugar no haría alarde ni me sentiría orgulloso de ello. Se ve que somos bien diferentes.
—¡Qué mierda dijiste! ¡Qué mierda dijiste! —enloquece— ¡Jamás sería como esas estúpidas! ¡¿Cómo te atreves?!
—Cualquier vínculo que podría haber existido entre nosotros está roto —digo, ignorando sus palabras— solo te perdonaré el día que vea una disculpa real.
Suelta una risa. Pasa la mano por sobre su rostro intentando secarse de la lluvia. Estamos completamente mojados.
—¿Y? ¿Quieres que llore? ¡Eso jamás pasará! ¡Antes muerta! ¡Así que por mí genial! ¡Es un alivio ya no tener que fingir!
Unas luces nos alumbran. Son del vehículo de mi madre. Arriba de este va mi abuela y Oliver quien se detiene de inmediato en nosotros.
—Ay, mira quienes llegaron. Te diré lo que pasará, Ezra. En el momento que bajen de ese vehículo, tanto para mi madre como para mi abuela tú serás un fantasma. Se preocuparán por mí de que me encuentre bien y me llenarán de mimos dentro de esa casa. Soy la piedra angular de la familia. Soy más inteligente que nuestro padre, no te darás ni cuenta de cuando yo sea el jefe en Kintova. —Me quedo helado unos segundos—. ¿Te cuento un secreto Ezra? —dice al percatarse de mi preocupación en que Oliver nos encuentre así. Con su manos me obliga a bajar la cabeza, dejando mi oído a la altura de su boca—. A Oliver nada de esto debería sorprenderle. Incluso él se dio cuenta de todo lo que tú nunca viste.
—¿Qué...? —Mi respiración se agita.
—Oliver siempre lo ha sabido todo. Tus secretos, los míos, la realidad de nuestra familia. Él se da cuenta de todo, como buen hermanito menor chismoso. Nunca dije que fuera idiota, es flojo sí, pero Oliver es muy inteligente.
Mi vista se desvía al vehículo. Oliver acaba de bajarse de este sigue mirándonos con cierto temor.
—¿Cómo... pudiste hacerle eso? Si tú eres como él... Eres como Ezra —remeda a Oliver aquel día en que me echaron de la casa. Me fuerza a bajar más la cabeza para que solo yo pueda escuchar. Los pasos de nuestra madre y abuela cada vez acercándose más—. Me darás asco hasta el último de mis días. Nunca podré soportar el que tú nacieras en el cuerpo correcto. Nunca podré verte con otros ojos que no sean de resentimiento, porque yo debí... yo debí haber tenido todo lo que tú tienes. Tú sientes que lo has perdido todo, y aun así sigues teniendo lo que yo más deseo. No sé si puedo sentirme del todo satisfecha, pero al menos si pude verte sufrir entonces mereció la pena. Me abriré camino como sea. Los límites para mí no existen Ezra.
Mis ojos quedan muy abiertos en tanto mis pensamientos se descontrolan.
¿Qué...?
Entonces... Holly siempre...
Siempre...
¿Se ha sentido chico?
Me detengo en cada momento en que se mostró distante conmigo sin comprender la razón de su recelo. No sé si he sido el mayor ciego de este planeta, o si ocultó tan bien lo que le sucedía, pero su revelación me toma por sorpresa. A pesar de recordar aquellas palabras, logró confundirme y convencerme de otra cosa. Por un segundo, me hace querer ceder al antiguo yo, nuestra relación podría haber sido muy diferente. Ambos estuvimos atrapados a nuestra manera, nos podríamos haber apoyado y entendido en nuestros caminos. Pero no, Holly sabía hace mucho tiempo de mi orientación sexual y nunca consideró todo el viaje de sufrimiento y aceptación que viví para ser libre. A sus ojos solo soy un ser repugnante que siempre le hizo sombra. Puedo entenderlo, puedo comprender el porqué de su rabia, mas hay algo que no me termina de calzar.
—Tú y yo... nos podríamos haber entendido muy bien.
—No veo qué podría tener en común con una poca cosa como tú.
Endurezco la mirada. Hay algo más en Holly que nada tiene que ver con su identidad y orientación sexual. No es normal el vivir constantemente con maquinaciones y manipulaciones. Y no puedo ceder considerando todo el odio que tiene hacia mí y todo lo que ha hecho únicamente para verme destruido. No así.
—Lástima que nuestras diferencias sean irreconciliables —termino— adiós Holly —suelto antes de que empiece su acto.
—¡Ahhh! ¡Ayuda! ¡Ayuda! —Comienza a gritar.
—¡Sal de encima de mi hija! —grita mi madre.
Lo hago, en tanto mi abuela la rodea en sus brazos.
—¿Qué pasó Holly? —le preguntan. Solo su versión importa.
—No lo sé, dijo que quería conversar —habla entre sollozos— y de un segundo a otro se abalanzó encima de mí. Claramente es un perturbado.
—¡Deja de involucrarte con mis hijos! —grita mi madre.
Miro a Holly quien sigue refugiada por mi abuela. Tengo claro que no dará su brazo a torcer y mantendrá esa versión de los hechos tan distante de la realidad.
—¡Yo le pedí que viniera! —Oliver se interpone entre nuestra madre y yo.
—Oliver...
—¡Lo hice yo! —Extiende ambos brazos como si de un escudo se tratara— ¡Así que déjalo ir!
—Oliver... no tienes que...
—Hablaremos adentro —le responde mi madre en forma despectiva, tomándolo del brazo. Entran a la casa. Oliver me observa una última vez, con una sonrisa fingida. No quiere que me preocupe por él.
Así que yo también hago mi mejor esfuerzo en mantenerme fuerte. Alzo mi mano despidiéndome. Quisiera agradecerle por su valentía y confirmarle que el osito chip tiene el mejor guardián que podría existir en el planeta.
Pido un uber. Alejándome de esa casa inestable, repleta de sufrimiento. Tomando distancia de la persona que nunca quiso verme bien. No sé dónde ir, marqué un punto cercano al negocio dónde trabaja Hunter, pero voy sin rumbo fijo. Cuando me bajo me pierdo en el paisaje. Ha parado de llover, aunque pequeñas gotas de lluvia caen en medio de los árboles. El paisaje toma apariencia melancólica, pero me agrada.
—¿Ezra? —Me doy media vuelta, encontrándome con aquella mujer dueña de esa dulce voz.
Su melena negra azabache está perfectamente seca a diferencia de mi cabello. Guarda el paraguas en su bolso, en tanto extiende su brazo saludándome con amabilidad. Effie.
Encontrarme con la madre de Fox en este momento solo puede ser cosa del destino.
—Hola... ¿Cómo está?
—No muy bien —admite— la casa sin Fox no es lo mismo. Siempre era algo distante conmigo... Pero su presencia se hacía notar...
—Él la quiere mucho —aseguro. Y la tristeza me invade otra vez al tener presente su recuerdo— No va al caso, pero yo quería y quiero mucho... a su hijo. No tiene idea...
Regresan otra vez a mí las risas, las tristezas, los momentos de desconfianza. Desearía haber sido más maduro, desearía tener la certeza de un futuro dónde nuestras heridas hayan sanado.
No sé si es el rubor en mis mejillas lo que me termina de delatar, o bien, que no es muy normal que un amigo le diga eso a la madre del otro, con quien ha intercambiado solo un par de palabras en la vida. Pero se ve que ella entiende el tipo de relación que teníamos.
El hecho de saber el amorío con mi padre debería hacerlo extraño, pero por algún motivo no puedo odiarla. No es solamente por ser la madre de Fox, debe ser porque de mi propia madre no tengo los mejores recuerdos. En cambio Effie siempre se ha visto dulce.
—¿Tienes tiempo? —pregunta con cierta cautela.
Si regreso ahora, solo seguiré pensando en cosas que me hacen mal, así que asiento.
Nos sentamos en una banca.
—Puedo preguntar... ¿Cómo era mi padre? En su juventud digo... no quiero incomodarla, pero yo sé... —Espero no sonar entrometido. Quiero saber si siempre fue así, o si alguna vez mis padres fueron diferentes. Tienen gran responsabilidad en cómo se ha dado todo en nuestras vidas.
—Ah, ya veo... —Se ve algo avergonzada—. Lo lamento si...
—Solo quiero saber cómo era... con nosotros, sus hijos, siempre ha sido frío... Creo intenta cambiar, pero me pregunto si siempre fue así o no...
—Flynn... era muy dulce. Era tímido. Siempre que se acercaba a mí, se volvía descuidado. Se le caían las cosas, cometía errores tontos. Mis amigas se reían de él por ser muy evidente. No obstante... jamás daba ese paso, de confesar sus sentimientos. Un día yo me declaré... su reacción fue irse corriendo... creí que no era correspondida. Horas más tarde apareció en mi casa, un sector muy indecente a decir verdad, pero él fue, ya era de noche y se disculpó por haber sido un tonto. Fuimos felices... Yo estaba enamorada de él, conmigo era adorable, creo que solo podía abrirse conmigo. Y cuando su madre se enteró todo cambió... su compromiso me rompió, pero creo que a él también. Intenté hacer mi vida, estaba bajo amenaza por... tu abuela... —dice con remordimiento— intentamos distanciarnos, especialmente cuando ya teníamos hijos, pero era como si irremediablemente volviéramos a toparnos. Y cuando él se dio cuenta de cómo me trataba mi esposo... No había visto tan mal a Flynn en mucho tiempo... para mí él es el hombre más bueno que conocí en la vida, pero entiendo que cada perspectiva es diferente. Y también que el Flynn que yo conocí no es el mismo de ahora.
—Sí... suena como si me hablara de alguien más... Imagino... que me hubiera gustado conocerlo en esa etapa de su vida... Suena como alguien que podría haber sido mi amigo —digo por más raro que suene.
—Él siempre añoró tener hijos. Era un tema de conversación entre nosotros... Cuando le pregunté por un nombre dijo Ezra. Decía que le gustaba porque simbolizaba a una persona altruista. Un protector cálido, de buen corazón. Esa tarde era tan calurosa, y... parecíamos tan jovenes e invencibles. Recuerdo bien sus palabras... así que no es solamente por aliviar esa tristeza de que mi hijo se haya ido. Quizá la vida torció nuestros corazones e hicimos pagar a nuestros hijos con nuestros traumas y enredos. No tenía por qué ser así... Pero él te amó, aunque no fuera capaz de mantenerse fiel a sí mismo y se perdiera, así cómo se perdió nuestro amor. Perdón si es demasiado para ti que te hable de esta manera... —Niego con la cabeza—. Que Flynn y yo no tuviéramos nuestro final feliz y termináramos con personas que nos dañaron por completo, no significa que tú no tendrás un final feliz. Tal vez así debía ser para que en un futuro nuestros hijos puedan tener una oportunidad.
—Mis padres nunca se han amado, quizá...
Niega inmediatamente.
—¿No sería aún más imposible? ¿Que Fox y tú algún día pudieran... reconciliarse? La vida ya pasó para mí. Yo sacrifiqué ese amor hace mucho tiempo, mi culpa es no haberme mantenido firme para evitar daños colaterales. Lo lamento.
—No la odio —sostengo— también he cometido mis propios errores. Tengo demasiado que aprender de la vida todavía. Espero exista un futuro dónde pueda...
—¡Ezra! ¿Qué haces aquí? ¡Pensé que irías directo al negocio! ¡Acabo de salir! —Hunter corre hacia nosotros. Desde ese ángulo no debe haber tenido visual a Effie hasta ya estar bastante próximo a la banca.
—Un gusto, Ezra. Espero la próxima vez que te vea sea bajo otras circunstancias. Crea el futuro que deseas. —Se despide de mí, y el tacto de su mano es acogedor y suave. Me digo a mí mismo que así será, que recordaré sus palabras y que la próxima vez que nos veamos será... en ese futuro.
—Lo siento, ya estaba preocupado, Ezra —me habla Hunter.
—No tendrías porqué.
—¿Cómo que no? Lo último que escribiste es que irías a ver a tu hermana y... ¿estás bien?
—A pesar de todo sí. Por fin termino de entender muchas cosas... No me dejaré derrotar.
No, no lo haré. Seguiré trabajando en el proyecto que amo. Conseguiré y mantendré una vida buena sin depender de mi apellido. Lucharé por lo que quiero, maduraré y demostraré que determinación no me falta. No me siento triste, más bien, es como terminar de aterrizar. Es la entrada a un nuevo capítulo.
Uno de esperanza,
uno dónde volvamos a encontrarnos.
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