CAPÍTULO 5
⋆EZRA⋆
«¿Qué pasa entre tú y Fox?» La pregunta me atormenta y paraliza. No sé qué responder. Solo sé que me sudan las manos e intento quitarme el sudor frotándolas en mi pantalón. Agradezco, que nada de esto pueda verse a través de la cámara.
Abro la boca con la intención de responder que Fox no me agrada. Luego, pienso que sonará repentino y falso. No soy alguien prejuicioso. Naomi lo sabe mejor que nadie. No entenderá por qué me hice esa imagen de él, después de haber compartido en tan solo dos ocasiones. Aunque esa era la verdad, ¿no? Fox no me cae bien porque cada vez que nos vemos, se acerca de una manera inapropiada a mí. Sí, pero entonces ¿por qué disfrutaste cada maldito segundo que sentiste su respiración a escasos centímetros de tu boca?
Basta, Ezra. Estás confundiendo las cosas.
—¿Qué va a pasar?
—Pues no lo sé, dime tú. —Naomi casi nunca se comporta así de seria conmigo. Sin embargo, esta es una de esas escasas ocasiones, en que puedo advertir que está inquieta. Aunque ella y Fox se llevaron bien, debió quedar intrigada por lo que vio cuando ellos se acercaban a nosotros. Fox apartó su mano de la de Holly, cuando ella intentó tomársela.
Naomi debe creer que mi comportamiento guarda relación con que vi algo que también llamó mi atención. Sí, esa es la única explicación. Ya que si pienso en el almuerzo, pese a que estuve muy callado, no creo que haya hecho algo que le haga sospechar sobre... espera... ¿Qué estoy pensando? No hay nada que sospechar. Entre él y yo no está pasando absolutamente nada.
—¿A qué se refiere? —Mi hermana acaba de entrar a mi habitación. Cierro inmediatamente la pantalla del computador, sin despedirme de Naomi. No estoy enojado con ella, pero necesito aclararle la situación a Holly, y no puedo hacerlo si Naomi está de espectador.
Me doy vuelta en la silla del escritorio. Holly está parada a un lado de mi cama, sostiene una taza entre sus manos. Toma pequeños sorbos de su té con miel, que suele hacerse todas las noches, y cada vez que sopla se empañan los cristales de sus lentes.
—Te hice una pregunta.
Lo sé, pero si te dijera lo que realmente pienso, no me volverías a hablar en tu vida.
—No sé a qué se refería Naomi, ya que tú interrumpiste —trago saliva— pero seré honesto contigo. Fox no me ha dado una buena impresión, tiene comportamientos algo... extraños.
Sí, por ejemplo pareciera que cada vez que me ve, me come con la mirada.
Mi hermana sigue con su misma actitud indiferente. Su mirada letal y tan fría como el hielo, quema y lastima. Me pregunto si detrás de toda esa fachada, habrá algo en lo que podamos coincidir, porque a mí parecer, podría ser más hermano de Naomi o Dakota, que de Holly. Parecemos extraños viviendo en la misma casa; desconocidos compartiendo en un mismo grupo de amigos.
—No tomaré en cuenta lo que acabas de decir. Nuestros padres están felices con esta unión —dice igual como si se tratase de un compromiso— y creo que cualquier cosa que tú digas, será motivada por tu rompimiento que aún no superas.
Eso no es cierto. No podría estar más equivocada. Fui la persona más feliz, en el momento en que esa relación acabó. Fue como quitarme una máscara que me obligaban a mantener mis padres. Me dio una ilusión de libertad, que fue tan efímera como un parpadeo. Al día siguiente ya me encontraba con mi madre diciéndome qué ropa era la más apropiada para una importante reunión a la que tendría que asistir junto con ellos. Y ahí estaba yo, con una gran sonrisa, dándole la satisfacción de vestir correctamente, decir las palabras adecuadas y dar una buena impresión frente a sus amigos. «Qué suerte tienen de tener un hijo como Ezra» «Ezra, el orgullo de la familia».
—Ni te atrevas a negarlo —sigue hablando Holly— es el tema de conversación, cada vez que estás fuera de casa. No has estado con nadie desde que Anastasia terminó contigo y todos ya se han dado cuenta de eso.
Si lo que Holly dice es cierto, puedo entender por qué la abuela hizo esa insinuación en la cena. Debe tratarse nuevamente de un acuerdo entre nuestras familias para unirnos. Conocía lo suficiente a Anastasia, para saber que si sus padres se empecinaban en que volviera conmigo, ella terminaría cediendo. No me extrañaría que incluso, ya hubieran planeado algún tipo de encuentro y el único que no tiene ni idea soy yo.
—Holly, lo que menos quiero es volver con ella. —Intento sincerarme por primera vez con mi hermana.
—Ah, entonces de eso se trata. "Nadie es suficiente para Ezra" —me responde con apatía.
Quiero debatirle, pero no importa qué diga, no cambiara la percepción que tiene de mí. Me ofende que crea que soy ese tipo de persona, de los que creen que están por sobre el resto. Fue un error intentar abrirme con mi hermana, porque con tan solo unas pocas palabras, logró hacer que me sienta peor que antes.
Sale de mi habitación quejándose de que su té se enfrió y cuando creo que ya no me dirá nada más, escucho que a lo lejos me dice un «buenas noches» que se nota que es por pura cortesía. Le respondo un «que descanses» que suena igual de plano y hueco que cuando lo dice nuestra madre. Y sé que con esto, el asunto está olvidado y mañana hablaremos igual como si esta conversación nunca hubiese existido.
En ese instante, me percato de que se alumbra la pantalla de mi teléfono. Voy por mi celular y abro la última notificación. Solo se trata de una palabra, que hace que se me caiga el mundo encima.
Un hola, acompañado del emoji de un zorro.
⋆⋆⋆
Por fin es viernes. El transcurso de la semana se me hizo increíblemente lento y el único responsable de eso era Fox. Me pasé los últimos días, actualizando una y otra vez las notificaciones, esperando que hubiera una respuesta de su parte. No lo entiendo. Él fue quien me envió una solicitud. Yo la acepté, le envié una de vuelta y aún me salía "pendiente". Además de eso, jamás contestó mi respuesta a su mensaje.
La conversación murió luego, de cada uno escribiera "Hola". Sin embargo, me aparecía que había visto todas mis historias de la semana. No era que me estuviera fijando, si específicamente él aparecía en la lista, eso no me interesaba en lo absoluto. No obstante, tenía la manía de revisar mis vistas. Era un mal hábito, del cual me costaba desprenderme.
Reviso una última vez la app, antes de tocar el timbre. Nada. No hay nada.
Toco el timbre del departamento de Naomi. No hemos hablado de lo que pasó el martes durante la videollamada. Ya lo habríamos conversado si no fuera porque en todas las ocasiones que nos vimos, estaba presente Holly y Dakota.
Luego de unos segundos, la puerta se abre, pero quien está frente a mí no es Naomi.
—¿JJ? —Me toma por sorpresa que él sea quien me reciba. No lo veía hace mucho tiempo. Aún recuerdo las tardes en casa de Naomi, y cómo nos entreteníamos espiando a su hermano cuando estaba con sus amigos.
—Hola, primer beso de Naomi. —No me sorprenden sus palabras, JJ siempre ha tenido una fascinación por molestarme con Naomi. Estrecho la mano con él mientras mantengo una sonrisa en mi rostro.
Mike y sus amigos comenzaron a molestarnos desde el día en que Naomi les contó que habíamos dado nuestro primer beso juntos. Lo que nunca comprendieron, es que estuvo bastante alejado de ser algo romántico.
Estábamos viendo orgullo y prejuicio. En aquel entonces, Naomi estaba muy obsesionada con Mr. Darcy, repetía una y otra vez las escenas donde él aparecía. Miraba alucinada las secuencias entre Mr. Darcy y Elizabeth Bennet como si anhelara formar parte de la película. Recuerdo verla disfrazada con trajes de época, girar en círculo al compás de la música y repetir diálogos, que ya se sabía de memoria. Era difícil olvidar esos momentos con mi mejor amiga, porque toda ella, parecía arte viviente.
En medio de una de esas tantas repeticiones, ella hizo la sugerencia. El trato consistía en dar el primer beso para aprender a besar y así no quedar en ridículo la vez que quisiéramos hacerlo de verdad. Acepté, pero me puse muy nervioso. No sabía nada al respecto, así que solamente presioné mis labios sobre los suyos. Sin embargo, ella con sus labios abrió mi boca, moviéndose con suavidad y destreza. Me dejé guiar por ella, hasta alcanzar una sincronización perfecta. Fue un buen beso... casi pensé que me había engañado y ya lo había hecho antes. Luego, me confesó que buscó tutoriales en YouTube y practicó con su mano. ¿En verdad existían tutoriales de eso en YouTube...? Ni idea. Nunca los busqué. Estuve alegando toda una tarde que eso era trampa mientras ella no paraba de reírse.
—Ya empezamos... —dice Naomi que aparece por detrás de él.
—¿Visitas? —le pregunto a Naomi y cuelgo mi chaqueta en el recibidor. Junto a mi chaqueta, hay ropa que puedo deducir fácilmente que es de JJ. No es ninguna sorpresa, que Naomi pese a tener un perchero a un lado de la entrada, prefiere tirar sus prendas una vez da un paso dentro. Lo mismo ocurre con sus zapatos, que suelen terminar escondidos en medio de los cojines de los sillones (Cookie no pierde oportunidad), o con sus llaves, que aunque existe una bandeja en la repisa destinada precisamente a ese propósito, terminan en cualquier otra parte, menos ahí. La mayoría de sus atrasos, suelen ser por no recordar dónde las dejó.
—No. Estamos viviendo juntos, solo será por un tiempo —me responde Naomi como si nada.
—Ah, ya veo, te lo tenías calladito.
Naomi pone sus ojos en blanco. No obstante, no está para nada molesta. Al contrario, me parece ver el leve asomo de una sonrisa coqueta en su rostro.
—JJ, ¿recuerdas la regla de los viernes?
—Claro, la de no hacer ningún ruido entre cinco y siete. La recuerdo perfectamente. ¿Harán alguna especie de ritual satánico? De ser así, me gustaría participar. Cuando era un mocoso, me gustaba jugar a la güija.
—No es nada de eso, y te recuerdo que no soy ninguna mocosa.
Su respuesta suena un poco a la defensiva. No creo que la intención de JJ haya sido tratarla de mocosa.
—Bueno. —JJ relaja los hombros y no sé si lo hace por sacarla de quicio o con qué propósito, pero se acerca a ella y le desordena todo su cabello. Yo intento contener mi risa—. Mejor, sacaré a Cookie a dar un paseo —dice luego, de que Naomi lo fulmina con la mirada— Así que por mí, no se preocupen —agrega mientras toma el arnés que está sobre el comedor.
JJ le pone el arnés a Cookie y se despide de nosotros. Sale por la puerta y reparo en que Naomi se queda unos segundos contemplándolo. Su polera ajustada, permite apreciar su espalda tonificada. Mientras él cierra la puerta cruza una mirada con Naomi y sonríe sin mostrar los dientes. Naomi se ve igual de abstraída.
—Hola, soy Ezra, tu mejor amigo y creo que hay cosas que no me has contado —bromeo.
—No proyectes en mí —me contesta— tenemos que hablar. —Me hace señas para que la siga a su habitación.
—Lo sé —respondo. Entramos a su cuarto y voy directo a buscar el trípode para montar el foco. Ya estamos acostumbrados a esta rutina.
—Quiero pedirte perdón, siento que armé un gran lío. Nunca imaginé que Holly escucharía. —Naomi acomoda la cámara.
—No te preocupes —sonrío— no estoy molesto, lo sabes.
—Sí... pero igual debía pedirte perdón —suspira— Solo que estaba preocupada, en verdad, sigo preocupada —se corrige— Holly no nos dejó hablar sobre eso, pero... ¿en serio no tienes algo que decirme?
—¿Por qué crees que pasa algo con Fox? —Voy directo al punto del asunto.
—¿Es en serio Ezra? Desapareciste el día que lo conociste y no me salgas con excusas... está bien, yo dije que no había problema cuando te disculpaste. No estoy molesta por eso, sabes que no es eso. Pero he estado uniendo todos los puntos y sé que no respondiste porque ese día conociste a Fox. Luego, te veo extrañamente callado y nervioso en el almuerzo, porque claro... ya sabías que Dakota y yo lo conoceríamos.
—Mira Naomi...
—¿Te está hostigando? —me interrumpe. Entonces... ¿eso era lo que imaginaba? Por supuesto, ¿Qué más iba a pensar? ¿Qué me estaba involucrando con el novio de mi hermana? Solo un desgraciado se fijaría en la pareja de su hermana, siendo que existen tantas personas en este planeta. Además yo no soy gay.
—No, no. Para nada... no se trata de eso. Creo que solamente me siento un poco extraño. Tú sabes que me gustaría tener una relación y ver que mi hermana menor, está en algo serio y yo no, me hace pensar qué estaré haciendo mal con mi vida —miento.
—Uhh... Ezra, sabes que te entiendo perfectamente. Lo hemos hablado muchas veces... yo quiero lo mismo que tú. Y sé que no hemos tenido suerte en ese ámbito... pero somos jóvenes, algún día lo viviremos. —Intenta animarme y yo me siento algo culpable por estar ocultándole la verdad—. No tienes que sentirte mal porque Holly lo esté viviendo antes que nosotros, esto no es una competencia.
Asiento y en ese instante, me recuerda el trato que hicimos una noche mientras estábamos ebrios. Habíamos acordado que si llegábamos a los treinta años sin conocer a esa persona especial, nos quedaríamos juntos. Naomi insiste en que se trata de algo serio, porque fue un pacto de sangre. (No recuerdo nada de que hubiera sangre de por medio, lo cual refleja que claramente se trató de una locura propia de no estar bajo mis cinco sentidos). Es como esas personas que deciden tatuarse bajo los efectos del alcohol o las drogas (aunque un tatuador profesional se negaría a hacerlo). Por un segundo, me hago la idea de cómo sería estar con ella. Si bien, con Naomi no hay ningún tipo de atracción, creo que sería feliz junto a ella. Pasar el resto de mi vida con mi mejor amiga, sería una experiencia emocionante, ningún día sería igual a otro. Me sentiría libre, porque sé que ella me dejaría ser quien realmente soy, pero no estaría siendo justo con ella. Naomi merecía estar con una persona que la amara y la viera como su pareja.
Yo la veo como mi amiga, fiel confidente. Como mi hermana, una hermana que me ha visto crecer y me ha apoyado en cada momento importante de mi vida. Como una especie de madre, que sin importar lo que pase, no me juzga y me ama incondicionalmente. De cierta manera, desde que la conocí a mis catorce años, ella ha ocupado el rol que tendrían que haber tenido mis padres. Me siento patético al tener estos pensamientos, porque solo refleja mis grandes carencias afectivas. Me hace alguien vulnerable y demasiado expuesto a ser dañado.
Ezra, que a los cinco años no quería quedarse en el jardín infantil. Ezra, que a los diez años le daba pánico, cada vez que tenía que disertar frente al salón. Ezra, que a los quince años, sus compañeros molestaban por no querer unirse a ver pornografía en los recreos. Ezra, que a los veinte años no es capaz de tener una relación estable, ni de enfrentarse a sus padres. Estoy condenado a ser un inadaptado, porque no me logro deshacer de esta sensibilidad que siempre creí que con el paso de los años se esfumaría. Esa maldita sensibilidad que no es bien vista ante los ojos de los demás, porque en este mundo, la sensibilidad, es sinónimo de debilidad. En parte, agradezco nunca haberme enamorado, porque el día que quiera a alguien, me volveré dependiente de esa persona y eso me asusta.
Me enfoco nuevamente en mi amiga. Todos los viernes nos dedicamos dos horas enteras a grabar. Naomi tiene un canal en YouTube donde habla de libros. Ambos amamos la lectura, así que no es ninguna sorpresa que nos viéramos atraídos por crear una cuenta enfocada en libros. Ella es quien está frente a la cámara, siempre ha adorado los reflectores. Yo en cambio, soy la persona que está detrás de cámara. No soy ningún experto, pero sé lo básico para ayudarla en todo el proceso de edición. Me encargo de realizar todo ese trabajo durante el fin de semana y subo sus videos los domingos.
Es algo que la hace muy feliz, aunque al estar tan expuesta en redes sociales, en más de una ocasión le han llegado insultos e incluso amenazas de muerte. Las personas no suelen ser muy receptivas cuando alguien tiene una opinión diferente a la de ellos. La diversidad de opiniones, debiera ser la mayor manifestación de la libertad de expresión. No obstante, hoy en día pareciera haber una obsesión por imponer las ideas que cada uno tiene. No es fácil, estar frente a una cámara, yo jamás podría hacerlo. Por eso, admiro esa capacidad que tiene Naomi para actuar siempre con la misma alegría y energía sin importar los mensajes que reciba. A veces me pregunto si acaso es posible tener tanta fortaleza y resiliencia.
En esta oportunidad, su video es una guía para comenzar a leer a Brandon Sanderson.
Cuando JJ regresa ya hemos terminado de grabar. Trae consigo una caja de macarons y unos pretzels. Nos reunimos con él en el comedor y acompañamos la comida con unos cafés. Agradezco que al mío no le puse ni una gota de endulzante porque me empalago al comer un macaron con praliné de avellanas.
Naomi le comenta que en la noche saldremos al club y que cuide de Cookie. Él se jacta de que pasa tanto tiempo con Cookie, que pronto preferirá estar con él, antes que con ella. Entre ambos se libra una batalla, al parecer motivada por celos, que por momentos, pareciera ocultar algo más. Aunque últimamente, mi mente tiene pensamientos tan sucios, que todo debe formar parte de mi imaginación.
Las últimas horas las pasamos haciendo tiempo, en tanto esperamos que Dakota pase por nosotros. Naomi pone música en su parlante y saca unas cervezas de la mini nevera que tiene instalada en su cuarto. Contemplo por un segundo, su aspecto. Se puso un espectacular vestido corto y ajustado color violeta, los tirantes son finos y de diamantes, al igual que el borde del escote. Siempre me pregunta a mí por su atuendo. Pero en esta ocasión la veo ir dónde JJ «¿Y? ¿Cómo me veo?» le pregunta y se da una vuelta frente a él. JJ intenta disimularlo, pero puedo advertir el brillo en sus ojos. No lo culpo. Naomi es hermosa.
—Pásalo bien y cuídate. —Es lo único que le responde y le da un beso en la frente. Después se encierra en la que supongo está usando de habitación.
Naomi se ve algo decepcionada.
—¿Qué fue eso? —le pregunto alzando una ceja.
—Nada —me responde y toma un largo de trago de cerveza—. Holly me confirmó por mensaje que Fox irá con nosotros. —Cambia el tema.
Ahora soy yo quien toma un largo trago. Si a Naomi le parece rara mi reacción, no lo demuestra.
A los pocos minutos, Dakota avisa que ya se encuentran afuera esperándonos. De pronto, todo mi entusiasmo por salir se ve apagado y nuevamente todo es por culpa de Fox. El solo hecho de saber que estará ahí me produce una ola de sensaciones que no quiero ni debo sentir.
Salimos del edificio y antes de que lleguemos al vehículo, alguien abre la puerta desde adentro. Al ser el primero en subir, me encuentro frente a frente con Fox. Junto a él está mi hermana, apoyada en la ventana. Me subo consciente de que tendré que controlar mis nervios, al quedar en medio de Fox y de Naomi. Dakota nos saluda desde el asiento del copiloto (quien maneja es el chofer de su familia) y al ver el color de mi camisa suelta un «¡Iugh! ¿Qué le pasó a tu sentido de la moda?». Sabía que haría eso, odia el naranja. Tiene razón, dado el color de mi cabello no debería vestir así, pero la verdad, en lo menos que he pensado estos días, ha sido en mi aspecto. Dakota en cambio, está con su chaqueta blanca de felpa con el logotipo CC. Si bien, el clima no está frío a ella le gusta presumir sus piezas de coleccionista.
De un momento a otro, Fox abre una botella de champagne. Me doy cuenta en el momento que escucho el estallido del corcho, y me moja tanto a mí como a él con el espumante. Las chicas gritan y se ponen a reír, Fox se les une en su euforia. El único que se siente incómodo soy yo. Toma las copas que están bajo el asiento y nos sirve una a cada uno. Cuando sirve la mía, siento el roce de sus dedos al pasármela. No puedo estar imaginando todo esto. Lo hace en forma intencional.
El auto se detiene en la entrada de Artemissa's Bay, el club al que solemos ir todos los viernes. Con mucho pesar veo a Wes con Austin entrando al local. De cierta manera, me siento culpable por toda la situación que se ha armado entre ellos y Naomi. Son mis compañeros de carrera y si no fuera por mí, jamás habrían tenido noción de su existencia. Como si hubiera leído mis pensamientos, Naomi me toma de la mano. Su contacto es suave y cálido, hace que de un momento a otro, ese pensamiento se vuelva fugaz. Me olvido de la presencia de esos idiotas. El lugar es amplio y no tendríamos por qué toparnos.
Entramos al local y vamos directo a la coctelería.
Pierdo la noción del tiempo. Está sonando The Motto de Tiësto & Ava Max. Me dejo llevar por la música y las luces parpadeantes. Siento mi cuerpo demasiado ligero y relajado. No fue una buena decisión tomar Whisky, de eso, ya no tengo ninguna duda. Sin embargo, ver a Holly y a Fox bailar juntos y estar apartados de nosotros, no me hizo tomar las mejores elecciones. Sé que fui en más de una ocasión a servirme un trago.
Una imagen llega a mi cabeza. Naomi acercándose a mi oído, gritándome que conoció a un tipo, que volverá en un rato y que cuide de Dakota. «¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces?». Ese recuerdo, me hace reaccionar. Observo a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy bailando solo en medio de toda esa multitud. Miles de personas sudorosas y eufóricas me empujan y no logro librarme de ellas. En medio de eso, alguien me agarra del brazo. No distingo de quien se trata. Solo una vez que nos alejamos de la multitud lo veo perfectamente. Es Fox y está solo.
Me suelto de su agarre. «Estar con él en este estado, no es una buena idea». Diviso el baño de hombres y camino lo más rápido que puedo en esa dirección. Me tambaleo y me sujeto en el borde de la puerta. No sé cómo lo logro, pero finalmente llego al lavamanos y paso agua por mi rostro.
—¿Estás bien? —me pregunta Fox. Claro, que me siguió hasta el baño. Esto ya parece un caso serio de acoso.
—Ándate —le pido inmediatamente.
—Solo quería asegurarme, tomaste toda la noche. —Veo su rostro por el espejo. Su cabello está despeinado, su camisa manga corta ahora tiene los botones superiores desabrochados y como si pudiera oír mis pensamientos, pone sus manos en los bolsillos de sus jeans en una posición más que arrogante y presuntuosa.
—Estoy bien, solo me pegó un poco... ¿Las chicas?
—Holly se fue, dijo que mañana tenía práctica de tenis. Me pidió que te cuidara. —Hermana no me pones las cosas más fáciles—. Y Naomi y Dakota imagino que deben estar juntas.
¿Juntas? Una vez más recuerdo las palabras de Naomi "Cuida a Dakota".
—¿Pensaste en lo que te dije? —Me distrae Fox.
No es un buen momento para hablar sobre la extraña ayuda que tanto quieres darme.
—¿Qué diría Holly si te escuchara? ¿No se supone que estás con ella? Déjame tranquilo. —Usualmente no tendría el suficiente valor para ser tan directo. Todo es culpa del maldito whisky que no me está permitiendo pensar dos veces antes de hablar.
—Siempre tan molesto conmigo, Ezra, y yo que solo quiero ayudarte.
—Mira lo que sea, que hayas creído leer, estás equivocado. Me gustan las mujeres ¿está bien?, me gustan las mujeres tanto como te gustan a ti.
Escucho la risa maliciosa de Fox. No sé qué puede ser tan gracioso.
—¿Ah, sí? me encanta oír eso.
Me doy vuelta y él comienza a caminar lentamente en mi dirección. No hay nadie más que nosotros en el baño. No estoy ebrio, pero el alcohol sí está siendo un mal consejero, porque me siento demasiado ansioso por su acercamiento. No me entiendo. No logro comprender este confuso hormigueo que recorre todo mi cuerpo.
—¿Por qué no me respondiste? —susurro. Él acerca su rostro al mío y hace rozar nuestras narices.
—¿Qué? —sonríe nuevamente y en esta oportunidad, se le marca un hoyuelo.
—No aceptaste mi solicitud y no respondiste mi mensaje.
—Mmh... veo que le has dado vueltas al asunto ¿te robé el sueño, Ezra? —me dice en voz baja. No sé por qué ambos estamos murmurando si no hay nadie más alrededor de nosotros. Sus palabras avivan cada una de mis terminaciones nerviosas. Y él se da cuenta del efecto que causa en mí. Lo ha visto en la inquietud que me invade cada vez que está cerca de mí, lo ve ahora, que pese a que podría irme de aquí, sigo frente a él, porque en el fondo no quiero irme. No quiero detenerlo. No quiero parar este juego que ha despertado algo en mí, que aún no estoy dispuesto a reconocer. Definitivamente algo va mal conmigo.
—Ya quisieras. —Fox corta toda distancia entre nosotros y no tengo a dónde ir. Detrás mío está el lavamanos, apoyo mis manos ahí mientras él mantiene esa expresión cargada de malicia y de deseo. Aún estoy a tiempo de frenar todo esto, antes que sea demasiado tarde, pero ahí estoy, con los ojos entrecerrados disfrutando de la intensidad de cada respiración, de cada leve roce y de la creciente tentación de cruzar esa línea que cada vez se hace más borrosa.
—¿Qué acabas de decir? —susurra cerca de mi oreja.
¿Qué acabo de decir?
Mi tono de llamada me sobresalta y me hace regresar a Tierra. Evita que cometa un grave error del cual me arrepentiría mañana. «Gracias». Es Naomi quien me está llamando.
—¿Ezra? ¿Sigues con Fox en el baño? —La música del club hace que la voz de Naomi se escuche lejana. Debe estar en medio de la pista de baile—. Los vi entrar juntos.
—Oye Naomi, no es lo que...
—Ezra, no encuentro a Dakota —me interrumpe.
Un escalofrío recorre mi espalda. Tomo distancia de Fox.
—¿Qué dices?
—No... no la encuentro, Ezra, y su teléfono está apagado. Su funda es con batería y ella jamás apagaría su teléfono... ¡Dakota no está! —grita.
Dakota. Se suponía que yo tenía que cuidarla y pese a que en algún punto, me acordé de mi amiga, fui un egoísta que se olvidó por completo de buscarla. La culpa me invade y ahora me siento como un completo estúpido.
—Tranquila, la encontraremos. Juntémonos en la entrada. —Corto la llamada.
Guardo mi celular y le hago señas a Fox para que me siga. Es la primera vez que percibo que Fox está preocupado. Por lo poco que escuchó de mis respuestas debió sacar sus propias conclusiones.
—¿Qué pasó?
—Dakota no estaba con Naomi... tengo un mal presentimiento.
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