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CAPÍTULO 49

NAOMI

Han sido tres días intensos.

El primer día nos consumió por completo el viaje a la isla, aun así, pese a nuestro cansancio fue un día memorable, las luces de bengala fueron una idea maravillosa que nos hizo sentir nuevamente como si fuéramos niños.

El segundo día disfrutamos de las playas, y terminamos la noche en el pub. JJ y yo bailamos hasta no dar más mientras Dakota se divertía con una muchacha que conoció esa misma noche. Intercambiaron números de teléfono y la estuve molestando durante todo el viaje a las cabañas. Solo paré cuando ella me dijo que no sentía atracción sexual por las personas. En ese instante, la abracé dejándome llevar por la confidencialidad del momento. Dakota casi nunca habla de sí misma ni de sus sentimientos, mas son hermosos. Cada vez que confía en mí siento mucha calidez en mi corazón y lo atesoro profundamente.

Me acaricio las rodillas, aliviando el leve molestar en estas. Ayer recorrimos Wanggoolba Creek. Anduvimos por las pasarelas de madera, admirando el río escondido en medio del bosque. El sendero se hacía corto en tanto el guía nos hablaba sobre la naturaleza propia de la zona. Tomar ese tour de excursión fue una buena decisión, aunque mi estado físico sigue sin ser demasiado bueno. Necesito entrenar más.

Me levanto, admirando el reflejo de mi rostro en el espejo. Abro la llave del agua pasando agua por este. A los pocos minutos estoy lista, y salgo del baño, intercambiando una mirada con JJ, quien sigue en la cama, pero ya ha abierto los ojos.

—Muy temprano para estar despierta —dice JJ, llevándose los dedos a los ojos restregándolos.

—¿Te desperté?

—No... —Extiende su brazo, esperando que me acerque y tome su mano. Cuando lo hago me atrae hacia él.

Rio contra su pecho.

—Lo he pasado muy bien... —admito— sé que no ha sido fácil... pero mira... —sonrío suavemente— es como si de a poco, volviera a sentirme en confianza... estoy feliz.

—Naomi, es natural que te sientas insegura por momentos... quiero que tengas claro que yo te entiendo... tú lo sabes... —suspira— cuando era joven, y después de todo lo que viví... yo me sentía muy inseguro, y en mi caso, toda esa inseguridad la transformé en rabia. Me involucraba con muchas mujeres... que no eran buenas para mí. Tenía mucho sexo y siempre con rabia... como si de alguna manera, me estuviera desquitando con esas personas que no tenían culpa en lo que a mí me había tocado vivir. Sentía un odio muy profundo hacia las mujeres.

—¿Cómo no ibas a sentirte así? Era... tu madre...

—Sí, por lo mismo, era ella. Debí haberme desquitado con ella, pero no, era más fácil ser un imbécil con...

—No te culpes por eso... te lo dije antes y te lo vuelvo a repetir... Estuvo mal... sí, pero te prometo que te entiendo. Y admiro mucho el cómo saliste de eso. Siempre es más fácil seguir en ese círculo... pero tú decidiste hacer un cambio en tu vida, decidiste salir de ahí... y eso es tan admirable. No todos tienen esa fuerza, al contrario, la mayoría solo se quedan siendo unos... idiotas toda su vida. Hay muchos imbéciles en este mundo, pero tú nunca has sido uno de ellos... En tu interior nunca lo fuiste, pero estabas enojado con el mundo, ¿y cómo no ibas a estarlo?

Él vuelve a suspirar, se aferra a mí con fuerza.

—Tú me haces tan bien... me centras, me haces regresar a Tierra.

—Temía hacerte mal...

—No sé quién te metió esas ideas en la cabeza. —Me besa la frente—. Nada más alejado de la realidad. Te amo, Naomi. Tu cercanía siempre me ha hecho bien. —Se acurruca en mi pecho.

—Me alivia tanto... escuchar... que no te he hecho daño.

—¿Cómo podrías...? Yo jamás podría pensar algo malo... de lo que te pasó. Sabes mi historia de vida...

—Yo sé, JJ, yo sé...

En esta oportunidad, soy yo quien enreda los dedos en medio de su pelo. Y a pesar de lo arisco que se pone inicialmente lo peino, tomándole el cabello. El sol entra por la ventana, iluminándolo a él, a esos ojos verdes tan potentes y hermosos. Me siento la persona más afortunada del mundo al tenerlo a mi lado. Conocí a muchos hombres en mi vida, que no serían ni merecedores de ser nombrados en una biografía de Naomi Cranham, si es que tal cosa existiera alguna vez. Creí que el amor nunca llegaría a mi vida, pero lo encontré en el hombre de ojos tristes y carácter templado. «¿En verdad me sigues amando, JJ? Porque hay algo que quisiera decirte». En eso pienso cuando salimos de la cabaña.





Fox conduce acercándonos lo más posible a las Champagne Pools, no es posible llegar con el vehículo, por lo cual, debemos caminar lo que falta de trayecto para conocer nuestra siguiente parada. La agencia turística nos advirtió que este destino era obligatorio al estar en la isla Fraser, y cuando llegamos entiendo el por qué; las olas fuertes e intensas chocan contra las rocas, y el agua transparente y pura se agrupa formándose unas preciosas piscinas naturales.

Me relajo en el agua, en tanto Dakota saca su teléfono y posamos juntas haciendo muecas graciosas. Los demás rápidamente se unen a nosotras. Dakota sube las imágenes a redes sociales y una vez que termina, se levanta guardando su teléfono en el bolso junto a la arena.

Cierro los ojos mientras apoyo los brazos en las rocas. De un momento a otro, JJ me levanta de la cintura, haciéndome abrir los ojos repentinamente.

—Te ves preciosa —dice, logrando que me sonroje.

—Y tú te ves guapo —le respondo, deteniéndome sutilmente en el agua que corre por su cuerpo— Cookie estaría vuelta loca si te viera.

—No creo que me extrañe mucho si Mike la está cuidando.

—Debe estar comiendo como la glotona qué es.

—Hablando de comida, ¿alguien ya tiene hambre? —pregunta Fox interviniendo en nuestra conversación.

Ya hemos pasado cerca de una hora en el agua, disfrutando de la naturaleza, y del ambiente relajante que nos aísla de nuestras realidades. Todos levantamos la mano, por lo que decidimos ir a algún restaurante. El camino se hace rápido, ya que Fox es bastante veloz a la hora de manejar una vez que ya siente dominio del terreno. Mientras el pedido llega no puedo aguantar el hambre, así que saco de mi bolso un Tim Tam.

—Me estoy volviendo adicta a estas cosas —digo. JJ ríe, y Ezra que está al otro lado mío, me pide probar un bocado.

—Sería algo que le gustaría a Oliv —asegura cuando termina de masticar.

—Entonces llévale —me entusiasmo— tengo del sabor original, de chocolate menta, también de chocolate negro, blanco, y de caramelo, creo. —Doy vuelta el bolso, haciendo caer todas las golosinas sobre la mesa.

Ezra se mantiene callado, y cuando alzo la cabeza veo a todos conteniendo la risa.

—Dios, Naomi. —Dakota deja de aguantarla, soltando una carcajada—. Seguro no traes ni las llaves, pero sí toda esa montaña de azúcar.

—Prioridades —respondo, lo que provoca que los demás también rían— ¡Hey! Respeten, es una de mis costumbres, suelo andar con algún chocolate en el bolso.

—O mejor dicho, la mercadería completa —me regaña Dakota.

—Oliver lo amaría. Necesito que él y el osito chip me defiendan.

—Él lo haría con gusto —me respalda Ezra.

Lo sé. Es un niño increíble.

Nos traen finalmente la comida. El pescado y las papas fritas están deliciosas, mas la conversación tan entretenida hace tomarnos más tiempo de lo habitual.

Cuando acabo, pido un pavlova de frutos rojos y merengue como postre. JJ y yo lo compartimos, empalagándonos de azúcar. Los muchachos nos molestan con que parecemos de luna de miel al darle el uno al otro en la boca la comida. Una sonrisa maliciosa se forma en mi rostro, casi como diciendo «Continúen. Síganlo diciendo, por favor». Ezra entiende mi mirada, así que me da en el gusto, preguntando por planes de boda, y haciendo que JJ se coloque algo nervioso, pero ese nerviosismo se siente dulce, como si la idea ya se le hubiera pasado por la cabeza ante un futuro juntos.

Siento un cosquilleo en el alma. Se asimila a cuando no puedes parar de reír y y tu estómago siente las repercusiones de ello. En este caso, no es porque se trate de algo divertido, es porque poco a poco le estoy volviendo a encontrar brillo a la vida.

Sí, es eso.





Cuando la noche cae JJ me susurra una propuesta. Lo sigo, por ese camino envuelto de oscuridad acompañado de estrellas. Llevábamos un rato alrededor de una fogata que hicimos más que nada por darle aires de campamento a nuestro viaje a pesar de estar quedándonos en cabañas. Calentamos malvaviscos en el fuego y cantamos antes de esta intrigante petición.

La intriga se termina cuando queda al descubierto la manta en el pasto, la comida y las dos copas junto a la cesta que demuestran la antelación y preparación de esto.

—¿Un picnic de noche? —pregunto.

—Un picnic bajo las estrellas —corrige.

El lugar está lo suficientemente alejado de las cabañas para no ser vistos. Me siento junto a él, dejándome llevar por la buena comida y el cóctel de frutillas. Poco a poco JJ se ha acercado más a mí. Tomo su mano, fluyendo en sintonía con él. La temperatura ha bajado un poco, pero sigue siendo agradable a pesar de que mi vestido deja al descubierto las piernas y parte de los brazos.

—Naomi... ¿recuerdas... cuando te dije que me enamoré rápido de ti?

—Claro... que lo recuerdo... —Son recuerdos de ese antes. De todo lo que quedó inconcluso, mas quisiera ser recuperado.

—¿Quieres saber el motivo?

—Creo saber el motivo —digo, refugiándome entre mis rodillas.

JJ se acerca más a mí, con cuidado me toma de la cintura abrazándome.

—Por todo lo que viví... me hice la idea... de que la única forma de hacerse fuerte era resistiendo... Por mucho tiempo viví de esa manera... y sin embargo, verte a ti tan llena de energía y de luz...

—Era fuerte... —lo interrumpo— sin haber afrontado circunstancias difíciles. Te enamoraste de mí por mis garras, por mi impulsividad, imagino —sonrío suavemente— es una pena... —Me hundo un poco más en medio de las rodillas— ¿Crees que me sigues amando, JJ?

—Naomi, eso fue lo primero que me atrajo de ti, lo que hizo que no pudiera sacarte de mi cabeza, es verdad, pero... sigues siendo fuerte. Naomi, no por tener momentos de vulnerabilidad significa que dejemos de serlo. Guardas mucho lo que pasa en tu interior, Naomi, con tal de proteger a los demás, pero... debes permitirte soltarlo todo. Así como alzaste la voz tantas veces... también debes soltar todo lo que a ti te hace mal, tus tristezas... Si acumulas todo terminará explotando de la peor manera. Lo digo por experiencia propia, lo sabes. —Sus dedos acarician los míos—. Lo has hecho bien, sé que pones todo tu esfuerzo y ya estás trabajando en esto, solo no te sientas mal a la hora de decir lo que sientes con los demás, eres humana, Naomi...

—Es difícil soltarlo todo... cuando eres esa persona a la que los demás se aferran... No es que no confíe en los demás, confío ciegamente en los míos y daría mi vida por ellos... pero, quizá es la costumbre, no lo sé. Si ustedes se sostienen en mí cuando están tristes... se siente raro luego sostenerme en ustedes, casi como si fuera algo incorrecto... Y cuando ellos se distanciaron de mí, pensé que quizá yo era una persona odiosa y una gran carga... Ezra ya habló conmigo... y los entiendo, sentían culpa injustificada, y además nadie sabe cómo reaccionar ante estas circunstancias... pero eso no quita, que mi cabeza me ha estado jugando una mala pasada. Me llené de pensamientos negativos en algún punto, aunque... esta salida... y estar contigo... estar contigo ha sido un pilar demasiado importante para mí estos meses. Gracias, JJ.

Él me envuelve en sus brazos, su abrazo es reconfortante. Junto a él, he descubierto un nuevo refugio, un nuevo lugar seguro que se une a las estrellas. Y como si ellas me escucharan, se hacen presentes en aquel paisaje irreal.

Me entusiasmo, desprendiéndome de él, y gateando, pasando a través de los arbustos.

—Qué precioso...

—Dicen que este es el paraíso para los observadores de estrellas. —JJ me sigue el paso, quedando junto a mí, igual de anonadado por la lluvia de estrellas fugaces.

Me siento en el pasto, y él me imita. Desvío la mirada a esos ojos verdes, que resplandecen ante el brillo del cielo nocturno. Su sudadera negra, al igual que sus pantalones oscuros se pierden en medio de la oscuridad, mas su presencia es sólida y formidable.

—Jonas... Te amo... —digo, y es la primera vez que se lo digo— fue... difícil poder expresarlo en palabras, porque creo que llevo mucho tiempo amándote. —Me armo de valor—. Este sentimiento nació poco a poco, mucho antes de lo que podrías imaginar... Sentir que tú me amas, es como un sueño del cual nunca quisiera despertar. Te amo —repito— cómo nunca he amado a nadie. Te amo tanto... —Me detengo en sus labios—. Siento que llego tarde... ¿pero más vale tarde que nunca, no? —suelto una risa nerviosa en tanto un par de lágrimas caen por mi rostro.

—Tú nunca podrías llegar tarde... Yo llevo tanto tiempo quedándome atrás, pero a tu lado siento que avanzo. Avanzamos juntos.

Sé a lo que te refieres, yo siento lo mismo a tu lado.

—Avanzando juntos... y sanando juntos... ¿verdad?

Él sonríe en una afirmación. Sus labios se detienen en mi frente con delicadeza.

—Te amo —susurra contra mi piel— te amo —repite, al dejar un beso en mi nariz—. ¿Pedirás un deseo? —Las estrellas siguen cayendo en tanto nosotros seguimos absortos en el espectáculo que brindan.

—Un deseo... Mmh, me gustaría cambiar el mundo —sonrío ante el recuerdo lejano de lo que alguna vez dije— Exterminar a las personas que solamente causan sufrimiento. Cambiar la mentalidad de aquellos que hieren con sus palabras... no necesariamente a la mía, pero que siempre existiera respeto a los sentimientos de los demás... a quiénes somos... Me gustaría que cada persona encontrara su significado de amor propio... Desearía reencontrarme y conseguir mi propia felicidad a tu lado, Jonas... ¿es muy ambicioso todo lo que he dicho?

—Un poco... pero es hermoso, Naomi. Tan hermoso como tú.

Y ante esas palabras no puedo evitar besarlo. Beso su boca con vehemencia, perdiéndome y uniéndome a él. Sus caricias son dulces, moviéndose con cuidado. Después de mucho tiempo, me siento preparada para dar un paso más. Había olvidado cómo respirar, me sentía perdida en un camino que sigue siendo incierto y lleno de dificultades, pero que junto a él, también siento que avanzo. Es ese pensamiento el que se convierte en una petición cuando mis manos bajan por su espalda, pasando por debajo de la sudadera tocando su piel.

—¿Naomi...? —Su respiración se vuelve irregular— no hay prisa, ¿lo sabes, no?

—Yo quiero, Jonas. Yo quiero... Te amo... —Alzo mi mano, tocando su rostro.

—Yo te amo a ti —responde, y baja dándome un segundo beso.

Esta vez es diferente. Cuando la ropa comienza a desprenderse lentamente, sus besos son tan cálidos y suaves que podría perderme por siempre en esa sensación. Sin duda, me enamoré de Jonas Reed, de aquel hombre que reprimió sus sentimientos, y después estos explotaron en fuego y llamas. Sí, encontré el amor en él.

En ti, Jonas. Me amaste cuando era libre y un alma repleta de vida, me amaste cuando atravesé el infierno y me sigues amando cada día.

—Así no —dice, y me sostiene de la cintura, invirtiendo la posición, dejándome a mi sobre él— quiero... que sea a tu ritmo, ¿está bien? Sin prisa...

Le tenía algo de miedo a este momento, a sentirme nuevamente excitada, pero junto a Jonas y con las estrellas de testigo, se siente mágico. Estoy convencida de lo que quiero.

—Jonas... —Me muevo a mi ritmo, perdiéndome en su mirada que solo refleja amor.

Mi cuerpo reacciona en amor, paz y tranquilidad, cuando toda esa adrenalina de estar conectada a Jonas se desborda al mismo tiempo que él. Me siento libre en la intimidad con la persona que amo.

Es verdad, sentí que me destruyeron, pero después de consumirse mi alma resurgiré al igual que un ave Fénix. Hay mucho por hacer, por dar y por sobre todo, millones de razones para sonreír. Quiero ser una buena amiga, quiero ser una buena novia. Quiero ser una mujer; valiente, frágil, fuerte y débil.

Una larga vida me espera a tu lado JJ, o al menos, eso es lo que quiero.

—Te amo...

—¿Por qué estás llorando...? Naomi... ¿te arrepen...?

—Es... —lo interrumpo— porque temía no volver a sentirme bien, pero... ha sido increíble.

Él me sostiene, su aroma amaderado llega poco a poco a mí. Ese olor que siempre me volvió loca.

—Estoy enamorada de ti... no quiero perderte... —admito en voz alta.

—Yo de ti... Estaré contigo hasta el último día, Naomi —promete.

Suena tan determinado, que casi puedo imaginarnos en un futuro tomados de la mano a pesar del paso de los años. ¿Será así? ¿Me amará aún entonces? ¿Cuándo la juventud se me sea arrebatada? ¿Cuándo estos últimos calurosos días de verano formen parte de nuestras memorias?

Algo dentro de mí me dice que sí, que así será.

Dejo descansar mi cabeza en su hombro, y contemplo el cielo nocturno. Cierro los ojos y mantengo una sonrisa en el rostro ante la emoción de haber encontrado a esa persona. El encontrar amor incondicional, en alguien que siente lo mismo que tú sientes por él. Debe tratarse de la experiencia más maravillosa que existe en este mundo.

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Naomi & JJ.
(comisión)









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