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CAPÍTULO 39

JONAS

Desde que Naomi no regresó al apartamento he pasado cada minuto de mi vida con angustia en el pecho y corazón, pero este día, estas últimas horas tengo una sensación tan extraña, tan asfixiante que a lo único que se asemeja es a ese tiempo desesperanzador hundido en la miseria de una vida carente de sentido. Sin embargo, es peor que en esos años, como si tomara todo de mí y me dejara frágil y vulnerable en un mundo solitario y podrido.

Es porque se trata de ella, y cuando se trata de ella haría lo imposible por salvarla, incluso de ella misma.

«Yo no creo en el destino».

Negué con firmeza aquella creencia, de que todo estuviera predestinado a ser cómo es. No podía creer que estuviera escrito algo tan cruel cómo perder a un hermano de un momento a otro, sin darte ni un segundo para percatarte de ello. Que un instante esté junto a ti riendo, dándose la oportunidad que una mujer sin corazón arrebató, y después la vida le robara su último aliento.

Y sin embargo...

Acaricio la fotografía de Naomi en la pantalla del teléfono, ¿Cómo no volver a creer en el destino? ¿Cómo no volver a creer en algo después de haberte conocido?

Me salvaste cuando solo tenías catorce años, siendo la única persona que no me tuvo miedo, enseñándome que las personas sí podían llegar a quererme por quién soy.

Y volver a conocerte, a la mujer en la que te convertiste, fue de las experiencias más bellas que he vivido en la vida. Me enamoré de ti, Naomi. De la manera en la que enfrentas el mundo, la energía que tienes para defender lo que crees, y a las personas. La forma en que te preocupas de los demás, que a veces terminaba siendo invasiva, y luego, advertía tu tristeza y arrepentimiento por haber metido la pata. Sé que aprendiste algo de cada una de esas situaciones.

¿Sabes? Tu cuarto sigue intacto tal y cómo lo dejaste, con la mitad de tu armario en el piso, y los zapatos por doquier. Más de alguna vez me caí en ese lugar. Nunca lo supiste, nunca te hablé de todas aquellas veces que entré mientras dormías, porque esa energía trasciende la soñolencia, y antes de las tres de la mañana quedabas completamente destapada.

¿Recuerdas esa regla? ¿Puedes estar en cualquier parte del apartamento, pero mi habitación está completamente prohibida?

No me culpes por romperla tantas veces. Tanto tú como yo, nacimos para romper las reglas.

¿Recuerdas cómo intentabas ocultar lo que sentías por mí? Fingiendo un supuesto desinterés que no se te daba nada bien, porque no sabes disimular cuando de sentimientos se tratan, Naomi. Tan evidente en la atracción que sentías por mí. De seguro, si me escucharas se te ocurriría cómo devolvérmela. Tú siempre tienes las palabras precisas. Siempre has tenido una voz. Tanto amor desbordante en la vida, te aferras a ella con fuerza.

—Fox hizo un video hablando de Naomi, y de Wes, Austin, Caleb, y Jason —habla Ezra, acercándose a mí— con nuestros contactos logramos que llegará a la prensa... Y gracias a eso, hay algunas personas que han comenzado a hablar sobre cómo eran... incluso en secundaria, JJ... Ningún relato se acerca a lo que ha pasado con Naomi... pero sí dicen mucho de cómo ven a las mujeres.

Mientras habla coloca su mano en mi hombro, la siento temblar. Ezra ha sido un gran apoyo durante estos días de tanto dolor e incertidumbre. Nunca lo olvidaré. También valoro lo que ha hecho Fox. Yo fui el primero que quiso debatirles a esos imbéciles, tuve la intención de dar declaraciones, pero me frenaron. Los abogados de la familia Cranham han estado en varias reuniones con los padres de Naomi, de las cuales he formado parte. Me recomendaron que no hablara ante la prensa, que alimentaría los rumores de internet si me volvía una figura demasiado expuesta. George y Sarah (padres de Naomi) les pidieron que se retractaran inmediatamente, pero yo los calmé. Después de todo, tenían razón.

Es demasiado frustrante.

Pasé horas en esa maldita calle dónde se la llevaron, junto con Mike y Melissa. No logramos encontrar nada, hicimos una posible simulación del trayecto que podrían haber hecho, viendo hasta dónde llegaban las cámaras en las calles. Una vez que se sale a la carretera ya no hay nada que pudiera dejar un registro. Si la muchacha que aparecía en ese video era Eleanor, hubiera sido una testigo vital para llegar a esos bastardos. Podría tener conocimiento del lugar dónde se la llevaron. No obstante, también está desaparecida. La situación causa demasiada impotencia.

Ezra recibe una llamada de su hermana, y toma algo de distancia. Es una llamada corta y rápida, pero que lo desconcierta por completo. Se ve nervioso.

—Hay que salir ahora —me dice, buscando sus cosas— podríamos tener la ubicación de dónde están. No es seguro — aun así, me olvido de todo. Agarrando la primera chaqueta que veo—. Fox y Holly van en camino a dónde está Nolan. Es una larga historia...

Sé que Ezra fue a buscar a Nolan sin encontrarlo, ni conseguir ninguna información nueva. Habló con su hermana, creyendo que sabría algo de su paradero, pero negó hasta el final.

No me importa si solo es una corazonada, me aferraré a cualquier mínima prueba, esperanza, que pueda llevarme a ella.

Iremos.

Antes de salir, los padres de Naomi, George y Sarah se asoman, haciéndome preguntas con la mirada. Pasaron la noche aquí, y en unas horas se reunirán con la policía. Les cuento brevemente lo que ocurre. Son dos almas en pena, todo brillo que alguna vez tuvieron se ha quedado en el pasado. Sarah me abraza mientras llora en mi hombro, es el dolor de una madre que no sabe qué ha pasado con su hija.

—La traeré de regreso —le prometo— iría al mismo infierno, con tal de salvarla y traerla de regreso.








Andamos por las afueras de la ciudad, es Ezra quién monitorea la ubicación en tiempo real de Holly que va con Fox. Mike y Melissa vienen con nosotros en el asiento trasero. Fox nos lleva algo de ventaja en el recorrido, no me importa quién llegue primero, solamente que alguien llegue lo antes posible. Ha pasado demasiado tiempo.

De pronto, el punto se queda detenido en medio de la carretera. Ezra llama a su hermana, preocupado por si les habrá ocurrido algo. Ella le explica que se quedaron sin combustible. Maldigo entre dientes, porque es como si todo se alineara para que salga mal. Nos toma una media hora alcanzarlos. El vehículo de Mike es grande, aun así, se suben apretujados en los asientos traseros.

Estoy por encender el motor cuando de reojo, veo que me ha llegado la notificación de un correo electrónico. El asunto se me hace extraño.

—¿Qué ocurre? —pregunta inmediatamente Melissa.

Tomo el celular, y se me revuelve el estómago al leer el remitente. Austin Beirne.

—¡¿Qué ocurre, JJ?! —pregunta exasperada Melissa. Ella me conoce perfectamente, sabe cómo leer mi lenguaje corporal.

—Los hijos de puta me acaban de enviar... un mensaje.

No se me hace demasiado extraño que consiguieran mi correo, sé que esa información la proporciona la Universidad en la página web, pero aun así, se tomaron el tiempo de buscarme. Y sé perfectamente que esto no se trata de dinero. No es pedir un rescate a cambio de cierta cantidad.

Es ese pensamiento el que me hace descartar cosas, y llegar a ciertas conclusiones, y quiero profundamente estar equivocado, porque no podría vivir con algo como eso. En cualquier momento se me saldrá el corazón del pecho.

—JJ... no quiero que lo tomes a mal, es porque... te adoro. Deja que yo lo vea, JJ —me pide Mel— soy la que está un poco más en condiciones de hacerlo entre nosotros... JJ te lo pido, por favor...

Y estoy por ceder. Ella siempre ha querido lo mejor para mí, me ha demostrado su afecto de mil maneras posibles, mas cuando estoy por entregárselo leo el texto...

Gracias por compartirla con nosotros. Entre colegas debemos compartir, no? La hicimos gemir y gritar como una perra.

Me paralizo.

El teléfono a solo escasos centímetros de Melissa, quien sostiene su mano desde el asiento trasero cruzándola hacia delante, tan cerca, pero no quiero dejarlo en su palma. Al contrario, lo agarro con fuerza.

—¿JJ...? —pregunta, y es como si no preguntara nada. No hay palabra que salga de su boca. Todo se borra. No hay nadie. Estoy solo en el vehículo. No hay voces. No hay nada—. ¿JJ...?

—Que nadie baje. —Es mi única respuesta, antes de abrir la puerta del conductor abruptamente.

Avanzo unos pasos, con el cuerpo temblándome. Mi mirada se pierde, mientras me alejo de la carretera, por el camino de tierra.

Le doy click al video, y lo veo hasta el final. Veo y escucho cada suplica ignorada, cada agresión a su cuerpo. Veo cómo la humillan y degradan, cómo se apaga lentamente hasta llegar al punto que no parece ella. Sigue ahí, pero la apagaron, le hicieron creer lo que ellos querían. Veo la violación desde el inicio hasta el final, a cada uno de esos malditos hijos de puta, los veo, con la impotencia de no poder hacer nada para sacarla de ahí. De que es algo que ya pasó, ya ocurrió, y no quiero creérmelo. Porque es Naomi... es Naomi... y todas las emociones me eclipsan, me nublan, me quiero matar. Destruyeron a la única persona que he amado en la vida. Se atrevieron a tocarla... se atrevieron a... El teléfono cae a la tierra, pero sigue reproduciéndose el video, y pienso en cada uno de esos hijos de puta mientras Naomi grita, mientras Naomi llora, mientras Naomi cae por el abismo. Clavo las rodillas en la tierra, llenándose mi ropa de polvo. Golpeo la superficie, una y otra vez, manchándola con mi sangre.

¡NO LA TOQUEN! ¡NO LA TOQUEN, HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Cada parte de mi cuerpo arde, quiero gritar, pero no puedo hacerlo, como si mi boca estuviera sellada. No debiera extrañarme, siempre permanecí en silencio. Jamás fui capaz de denunciar lo que me pasaba, y cuando por fin, pude haber hecho algo para tomar justicia aunque sea por mis propias manos me quedé paralizado, únicamente viendo cómo otros actuaban por mí. Soy alguien patético, que a pesar de su edad, no ha sido capaz de enfrentar sus miedos. Es como si la muerte siempre me estuviera persiguiendo y acechando. Se llevó a mi hermano de un momento a otro, sin permitirme procesarlo. Dejándome un vacío por tantos meses, unido a la corrupción a mi cuerpo. Sé lo que se siente, sé perfectamente lo que se siente que te hagan algo cómo eso, y es por lo mismo que me dan ganas de gritar, de destruir el mundo, de matar a esas personas, de volverlas polvo y que incluso siendo polvo no formaran parte de nada. Quisiera que simplemente se convirtieran en nada, pero no sin antes hacerles sufrir tanto que desearan no haber existido, porque incluso eso, sería un alivio ante el dolor que estuvieran experimentando. Y Naomi... Naomi... amor, TE AMO, AMO CADA PARTE DE TI, TE AMO COMPLETAMENTE.

No sé cómo sigo escuchando sus repugnantes voces...

—Esto te pasó por no entender tu lugar. Pero ¿ahora lo entiendes, no? Esto es para lo único que sirves, Naomi Cranham, para ser follada. No significas nada, no vales nada, por eso nadie llegó. 

—Chicos... paren...

—¿Entendiste, Naomi?

—Sí... tienes razón.

No... no, amor... eso no es cierto... nada de eso es cierto... Tú eres tan valiosa, eres y serás la estrella más resplandeciente en mi vida...

Pero siguen, y siguen, y siguen.

¡MIERDAAA! ¡MIERDAAAAAAAAAAAA!

¡DÉJENLA EN PAZ!

¡SON UNA TREMENDA MIERDA, HIJOS DE PERRA!

Los últimos minutos son desgarradores. Naomi está demasiado vulnerable. Queda en una especie de estado de shock, y aun así la obligan a mantenerse consciente, mientras hacen algo que no concibo qué clase de ser humano podría cometer. Se ríen de ella mientras se arrastra, le dicen que nadie podría querer a una come mierda como ella, que nadie llegó porque a nadie le importó. Y ella solo responde «Sí, tienes razón». Una y otra vez, y me doy cuenta por su entonación, por el llanto desolador que no cesa ni un segundo, de que realmente se convenció de ello.

—¡NAOMI! ¡NAOMI! —grito, y grito, como si la vida me debiera algo, se me desgarra el alma. Porque mi mayor deseo habría sido que ella jamás tuviera que pasar por algo tan cruel e inhumano. No puedo perdonárselo a la vida, al destino, o a Dios, a cualquiera que estuviera controlándonos más allá de la superficie. No puedo perdonar que le causara tanto mal a una luz tan brillante. A hacer que viva un infierno en la tierra.

—Naomi... ¿en serio tienes que irte? —pregunté mientras se disponía a marcharse.

—Sí, debo irme, ¡pero volveré! —volteó, llevando una mano a la boca, lanzándome un beso a la distancia.

Tan radiante, tan alegre, tan hermosa.

El recuerdo de sus labios, sus caricias, su voz que amo y me enloquece. ¡NO, NO! ¡ME QUIERO MORIR!

Oigo pasos apresurados detrás mío. Sé que no resistirían mucho tiempo, estoy seguro que Melissa intentó contenerlos y que me dieran mi espacio, pero era inevitable que no se alteraran al verme en este estado.

—JJ....

Y sé que están llenos de preguntas, y realmente quisiera negarles sus temores, decir que estuvimos a tiempo, que todo estará bien. Decir una puta mentira, que desearía con toda mi fuerza que fuera una verdad. Despertar de esta jodida pesadilla, y que nada de esto hubiera ocurrido. Mike insiste en que le entregue el teléfono, niego una y otra vez. Le pido a Melissa que lo calme, que soy el único capaz de ver algo tan jodido, que es lo peor que he visto en mi vida, y ella sabe todo lo que he visto, así que lo contiene. Pero las preguntas continúan, y debo decir algo al respecto...

—Le hicieron... el peor daño que se le puede hacer a una persona... —digo a media voz.

Ellos entienden. Mike se desploma en el suelo, llora y grita de dolor. Melissa intenta consolarlo, sus ojos se llenan de lágrimas.

Ezra se aproxima a mí, su mirada está perdida igual que la mía. Cae junto a mí.

—¿Está... v-viva...? —tartamudea, como si una parte de él no quisiera saber la respuesta.

Mi mirada se apaga, no respondo inmediatamente.

—Está muerta en vida.

El rostro de Ezra enrojece, en una mezcla de rabia y tristeza que deja explotar. No es el único. Mike, Melissa, y Fox cada uno a su manera deja ver su impotencia. Golpes a la tierra, gritos, patadas. Nada es suficiente para expulsar toda esa ira.

—¡¿Por qué?! —Acerco el puño a la boca, mordiéndolo— ¿Por qué no pude ser yo en vez de ella? Daría lo que fuera por haber sido yo.

—JJ... no digas esas cosas por favor. Me destroza el corazón —habla Melissa en medio de lágrimas, acariciando el cabello de Mike— tú has... pasado por mucho. Nadie merece vivir algo como eso. Nadie, JJ.

Y la escucho, y lo sé. Pero es imposible que no tenga esos pensamientos, daría lo que fuera por haber evitado esto. Incluso el haber estado en ese lugar en vez de ella. Sin dudarlo, si hubiera una posibilidad de alterar la realidad, y yo estar en su lugar, lo haría. Lo haría mil veces con tal de salvarla de ese sufrimiento. No quiero, no quiero creer que esté pasando por eso y sola. No puedo con eso, me estoy volviendo loco de rabia y tristeza.

—JJ... en mi familia han pasado muchas cosas... —Ezra me obliga a sostenerle la mirada—. Yo no tenía idea, siempre pensé que todos eran intachables... pero... en el último tiempo me enteré de cosas... y... quiero que sepas que... los encontraremos y se hará lo que haya qué hacer.

—¿Debo entenderlo como lo que parece? —pregunto. No quiero sacar conclusiones apresuradas.

Sé que existe la posibilidad de optar por el "camino incorrecto", muchos lo considerarían así. Pero ya quisiera saber si cambiarían su opinión si se tratara de unos de los suyos viviendo algo tan terrible como esto. ¿Pensarían igual si vieran que la justicia no hace nada? No lo creo. Ezra comentó en el vehículo que finalmente Fox y Holly no le avisaron a la policía la información que tenían sobre el paradero de Nolan. Deja abierta una pequeña posibilidad de llegar primero, y tener tiempo.

—Mi padre se ha involucrado en cosas que jamás imaginé... —baja la voz— Si lo hizo por Holly... tendrá que hacerlo también por mí. Quizá en mi casa ya no me quieren, pero aman el apellido, no querrán rumores de ese tipo alrededor de la familia. Harán lo que sea por esconder la verdad... porque así es mi familia. Viven de las apariencias... esa casa siempre ha sido una casa de cenizas... —solloza— Si unimos nuestra influencia —mira a Mike, y a Fox—, les haremos el peso. No... perdamos más tiempo... ¿no? Por Naomi. —Su mano tiembla pero la deposita en el aire para que los demás se les unan.

—Estoy dentro —habla inmediatamente Fox, colocando su mano sobre la de Ezra, dejando al descubierto una pulsera con símbolo de estrella— cuenten conmigo. Mis manos ya están manchadas de sangre. No tengo nada que perder.

—¡No...! —lo detiene Holly— por lo mismo tú debes quedarte fuera. Tienes mucho qué perder.

—No me pasará nada, y de todas maneras eso no me interesa en este momento. Hay una amiga que necesita nuestra ayuda, y que ahora mismo está sufriendo. No me puedo quedar al margen. Tú sabes eso, ¿no? No puedo ser indiferente cuando alguien está mal.

—Oye... ¿de verdad piensas matar a alguien por...? pero... eso lo hiciste por m...

—¿Qué mierda, Holly? ¿No fuiste tú quién fue a buscarme a la casa? ¿Qué es lo que te molesta ahora? ¿Ahora qué Holly? ¡Estoy jodidamente harto!

—¡No debes hacer nada estúpido! —insiste— aunque me hayas engañado sigues importándome. Por favor.

—Ah... Holly, creo que entiendo. Por ti sí, pero si es por alguien más, ahí no, ¿verdad? O... ya sé, verdad que tú eras quién debía tener un rol clave. Te frustraste. Mierda que lo intento, te traje hasta aquí, pero es que eres imposible.

—¡Cállate, te odio! —le responde a Fox— ¡Te odio maldito hijo de puta!

Me enfurece escuchar esto. No sé de dónde saco fuerza para contenerme. Me importa una mierda este tipo de conflictos, únicamente quiero encontrar a Naomi, y hacer pagar a esas basuras. No pienso seguir perdiendo el tiempo.

—No es momento para discusiones, por favor... —ruega Melissa con lágrimas en los ojos, y es como si estuviera siendo la voz de Mike—. Por favor, no es momento... —Intenta sostener a Mike, quién pareciera que en cualquier momento perderá la consciencia y se desplomará en el suelo.

Agradezco su intervención, porque la discusión se detiene.

—Por... N-Naomi... —tartamudea Mike, colocando su mano sobre Ezra y Fox.

—Por Naomi. —Melissa deja su mano sobre la de Mike.

—Por Naomi —digo. Y esta vez actuaré. Me hierve la sangre de tan solo recordar sus repugnantes rostros. Cada grito, cada lágrima, cada agresión... No quiero contenerme.

—¿Holly...? —pregunta Ezra angustiado— No entiendo qué pasa, Holly... Hablamos de nuestra amiga.

—Claro, vamos al vehículo. Yo también la necesito de vuelta.

—No. Oye —la detengo— la amamos sí, pero lo hacemos por ella, no porque necesitamos algo de ella. ¿Está claro? Si realmente piensas de esa manera, limítate a pensarlo —suelto de mala gana— Si vuelves a decir algo como eso durante lo que falta de camino, juro que detendré el vehículo y te pediré que te bajes. Después de lo que vi... ya tengo suficiente mierda en la cabeza.

—Nunca me has caído bien. Todo lo contrario. Eres otro hijo de puta —murmura a mis espaldas.

—Bueno, entra a redes sociales y seguramente te sentirás comprendida. Verás, Holly, lo mío no es agradarles a las personas.

Balbucea algo que no entiendo por completo.

Tampoco me importa.

Solo tengo los nombres de Wes, Austin, Caleb, y Jason en mi cabeza.

SE ARREPENTIRÁN DE HABER NACIDO PEDAZOS DE MIERDA.

—Te quiero, Jonas. Yo siempre, desde que supe la verdad... quise que supieras... lo hermoso qué es tu nombre. Tuyo. Tú nombre, tú vida. Quizá cotidianamente, sigo nombrándote por ese apodo tuyo al que tanto te aferraste, pero... en momentos cruciales, diré tu nombre. Jonas, no Jack. Tú vida, solo tuya.

Tu recuerdo, toda tú, me da fuerza. Naomi. Iré por ti, y no tengo idea de cómo saldremos de este infierno, pero te prometo, te prometo que estaré contigo en todo momento.

Seremos tú y yo contra el mundo.








𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇

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