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CAPÍTULO 28

NAOMI

Cinco días atrás

JJ me rodea abrazándome por detrás. Su aroma tan acogedor, ya lo asocio a "hogar". Mientras me acaricia suavemente, coloco los ingredientes para la pizza. Esperemos esta vez haya quedado bien.

Tengo una extraña habilidad para arruinar las comidas.

Pero seguro que esta vez tendrá un sabor delicioso, ya que él hizo la masa de esta, y yo únicamente me limité a colocar los ingredientes de encima. Todo sea por salvar nuestra comida. Que con la cocina todo lo que toco muere. Literal, es mejor que me mantenga alejada.

Una vez que termino, volteo encontrándome con su rostro y robándole un repentino beso.

—Todavía estoy vuelto loco por... todas las emociones de ayer. Fue importante para mí.

—Para mí también —admito, con las mejillas algo sonrojadas— ¿Estuvo bien, verdad? Es decir, ¿nunca te sentiste incómodo?

Es lo que más me importa. Que para él haya sido tan preciado como para mí. Yo al menos, recordaría esa primera vez entre nosotros como algo sagrado, fruto de lo que sentíamos. No fue únicamente un deseo que quería ser consumido, era amor. Lo amo, y él me ama. Nos entregamos el uno al otro.

—No —niega inmediatamente— fue... muy intenso, y también... sentí mucho. Cuando estoy contigo, me siento libre. Siento como si de alguna manera todas esas cadenas del pasado, que cada vez se han aflojado más, terminaran de soltarse. No lo sé, creo que eras a quién estuve buscando toda mi vida, y siempre estuviste tan cerca, solo que... no era el tiempo.

Sus palabras me conmueven.

—Tú también lo eres para mí... yo... nunca había estado con nadie en una relación —admito— así que si cometo demasiados errores, seguro se deberá a esa inexperiencia. No me gustaría perderte por ello en algún momento...

—Todos cometemos errores, seguramente yo también cometa muchos... Somos humanos, constantemente nos equivocamos. A mí nunca me perderás.

Sonrío.

—Para mí, siempre has sido la mejor —continúa— siempre serás la estrella más resplandeciente. Así como tú crees que soy un alma bondadosa, esta es mi verdad.

Lo abrazo.

Su aroma me invade por completo. Se siente tan bien estar cerca de él.

—¿Jonas...?

—¿Sí?

Te amo.

Eso es lo que quiero decir. ¿Por qué las palabras se atoran en mi garganta?

Es la persona más importante en mi vida, debería poder... decirlas.

Ante mi silencio, JJ vuelve a hablar.

—Naomi... debo preguntar...

—No estoy en mis días fértiles, no te preocupes. —Le dirijo una sonrisa— Igual, no volveremos a cometer esas imprudencias, ah —lo miro seriamente, pero en verdad, lo último lo digo aligerando el ambiente.

—Igual, Naomi... nunca lo tomaría como algo a mal, aunque... no creo que yo sería un buen padre, así que...

—Tú... serías un padre increíble. Tendríamos una niñita —aseguro.

—¿Ah, sí? Vaya, ¿puedes ver el futuro o algo así, hermosa?

Suelto una risa. Él se recarga en la pared.

—Claro, me veo a mí con un teatro, mmh... y con una niñita, que seguramente dirá primero papá que mamá, considerando que tienes ese efecto. Todos quedan encantados con solo verte, JJ.

—Vaya, qué buena imagen tienes de mí, continúa, por favor.

Y yo era la egocéntrica.

—También veo una casa pequeña, pero rodeada de flores. No rosas —aclaro inmediatamente— cambié mi perfume únicamente por las rosas.

—No importa si hueles a rosas, a mí siempre me gustará tu aroma, porque es tuyo.

Lo miro coquetamente. Él me examina con detención mientras apago la cocina. La cena la tendremos lista para el regreso, somos un buen equipo.

—¿Y qué nombre te gustaría? —pregunta luego de unos segundos.

Volteo, y muerdo ligeramente mi labio inferior. Siendo honesta, siempre me han emocionado los nombres.

—Mmh... me gusta el nombre Sabrina, aunque si a ti no te agrada...

—Amo todo lo que tú ames. Entonces... ¿Sabrina? ¿Nombre de bruja? —pregunta con cierta curiosidad.

—Porque sería la brujita más hermosa de todas. Sin duda, al tenerte a ti como padre.

—Naomi... por mí mientras más se parezca a ti, sería... preciosa.

—Qué extraño que piense lo mismo, pero respecto a ti.

Se acerca a mí, besando suavemente mis labios.

—Estamos soñando despiertos —murmura contra mi boca.

—Suelo pecar de ello, ya que amo leer.

Su nariz juega con la mía, sus manos se detienen en mi cintura, sus caricias son tan lentas que pareciera que estuviera dibujando sobre la ropa, sobre mi cuerpo.

—Ya debo irme —dice, como si se tratara de una tortura alejarse de mí— Te quiero. —Me besa una vez más los labios—. Nos vemos más tarde.

Me quedo suspendida en él. Lo radiante que se ve, listo para ir a dar clases, con sus atuendos semiformales.

Quedo tan absorta en aquella imagen, que no me percato en que reparó en las hojas impresas sobre la mesa.

—¿Qué es eso?

—Nada, no te preocupes.

Sin embargo, las toma, y antes que se las pueda arrebatar, lee todo.

Sus ojos pasan de un lado a otro, leyendo con detención.

Advierto ira en ellos.

—Naomi... ¿qué carajos? ¿cómo no habías dicho nada?

No quería que lo viera, quería protegerlo.

Son copias de mi mensajería.

¿Te gustó burlarte de nosotros?
¿Disfrutaste denunciarnos?
Ya estamos ansiosos por ver tu cara hoy día.
Pagarás por todo.
O... quizá te gustará.
¿A ustedes les gusta eso, no?
Son unas hipócritas, que se hacen las víctimas, y luego, disfrutan fantasear con que son violadas.
No te preocupes mi Naomi, que pronto iremos por ti.
Siempre te hemos deseado.
Wes.

—¿Naomi....? —repite JJ. Se ve tan afligido, era justamente lo que quería evitar.

—No te preocupes... justamente lo llevo ahora a la Universidad ¿Crees que no denunciaría?

—Me tranquiliza que lo denuncies... es lo correcto... pero... ¿por qué te guardas algo como esto? No lo entiendo. ¿A tus amigos se lo habías comentado?

—A nadie... pero no es porque crea que hay que callar, JJ. Yo soy la primera que cree que esto siempre debe denunciarse. Solo que... tanto tú, como mis amigos han pasado por tantas cosas, y yo no quiero abrumarlos con algo que puedo solucionar por mi cuenta. Por favor, entiéndeme. ¿No estás enojado conmigo, verdad? Me dolería mucho.

Se acerca a mí, rodeándome en un abrazo.

—No estoy enojado, solo estoy muy preocupado. ¿Cómo puedes guardarte estas cosas...?

—No me afecta... —respondo rápidamente.

—No te creo....

Me pierdo en sus ojos.

—Estoy bien...

—¿Lo estás relacionando con el sueño...?

—JJ...

—Escúchame, quiero que confíes en mí. Por favor, confía en mí. Te amo. Somos un equipo de aquí en adelante, así que todo lo que te pase puedes decírmelo.

—Lo hago... solo... de verdad, era porque no quería angustiar con algo que puedo solucionar por mí misma. Pero tienes razón, de ahora en adelante te contaré si vuelve a pasar algo como esto. En la tarde hablaremos sobre cómo resultó todo.

Se ve un poco más tranquilo con mi respuesta. Me alivia.

—Son unos imbéciles, deberían caer.

—Deberían caer —repito.

No obstante, es extraño que manden ese mensaje con tanta confianza, siendo que me conocen. Saben que yo los denunciaría.

Es como si todo ya estuviera comprado.

⋆⋆⋆






Llegué con quince minutos de retraso y aun así le gané al zorro. Estamos en la boutique de los padres de Dakota. Ella prefirió que nos veamos aquí antes de hacerle frente a los imbéciles.

—¿Llegué muy tarde? —pregunta Fox, apareciendo frente a nosotras.

—Ambos son buenos para llegar tarde. Seguro lo hacen a propósito —asegura Dakota en una sonrisa.

Nos miramos con complicidad. Sí, tenemos varias cosas en común, extrañas coincidencias.

Me hubiera gustado que los demás también estuvieran aquí. Ezra quería, pero sus padres le encargaron miles de responsabilidades, impidiéndole vernos. Debía ir por unos documentos, y asistir a unas charlas dónde estarían reconocidos arquitectos del país, amigos de sus padres, por supuesto.

Y Holly... le dije a Dakota que estaba enferma, para que no se sintiera mal por no querer estar aquí hoy.

Dakota nos hace pasar. En cuanto la ven, los trabajadores de la boutique se acercan a saludarnos y preguntarnos si deseamos algo para beber, ella les señala algo rápido. Y luego, nos hace ver la nueva colección de su madre.

—Discúlpame que no sea capaz de dar una opinión apropiada. Sabes que mi look se reduce a lentejuelas, y vestidos ajustados.

—Y con zapatillas —indica Dakota, bajando la vista.

Suelto una risa, asintiendo.

—A ti... —me dice Fox— te quedaría bien este. —Apunta un conjunto de dos piezas, de lejos podría verse como un vestido, pero van separados. La parte de la falda tiene unos pequeños detalles en dorado.

—Mmh... me gusta —digo en una sonrisa. Veamos qué tal.

—Claro, quiero que nos veamos con estilo —habla Dakota— Si nos van a ganar, que al menos mantengamos el honor, ¿no?

—No lo sabemos...

Pero algo va muy mal.

—Solo quiero relajar el ambiente. No se preocupen.

Sonrío débilmente.

Si es lo que Dakota quiere, entonces lo haremos.

Todos entramos a los probadores. La idea es ir mostrándole los atuendos a los demás. Por supuesto, que el zorro siempre es el último en salir, presumiendo los elegantes trajes. Pasamos varias rondas, probándonos ropa con la compañía de unos refrescos. La gran mayoría es bastante formal, por lo cual entiendo que al verme se reían, se ve algo absurdo en mí.

Pero Dakota ríe. Soy feliz.

Fox hace su propia selección para Dakota, ella inmediatamente alaba su buen gusto, y desaparece con todas las prendas.

Mientras ella se encuentra en el probador, ambos entablamos una conversación.

—¿Cómo estás?

—Preocupado... por Dakota... y también por Ezra.

—Conservemos la esperanza... Puede ser que todo salga bien hoy día... —Fox tampoco se ve muy convencido de aquello. Es como si fuera un presentimiento generalizado—. Y respecto a Ezra... deberías intentar hablar con él.

—Lo intento, Naomi. Pero él está muy ilusionado por este acercamiento con Holly, y tampoco quiero romperle esa ilusión... no lo sé, es complicado involucrarme en ese asunto.

—Yo sé, Fox...

Su expresión decae.

—Es tan difícil, porque nunca quieres ver a la persona que amas mal, pero... ¿Cómo le abres los ojos sin lastimarlo?

—Se nota tanto que lo amas —suspiro en una sonrisa.

—¿Cómo no voy a amarlo? —voltea su rostro, quedando de frente a mí— Hablamos de Ezra.

Me causa mucha ternura.

—¿Sabes? Yo siempre sentí que algo pasaba entre ustedes, le pregunté más de una vez.

Fox se ve francamente sorprendido.

—Todas las veces lo negó, y yo me sentía aliviada. Siempre creí que reaccionaría muy mal si mis sospechas eran ciertas... porque desde mi punto de vista, estabas engañando a Holly. Pero... cuando me enteré de toda la historia... de que nunca estuviste con ella, de todo lo que sucedió.... Me sentí mal por haber pensado de esa manera, y ahora creo... que me hubiera gustado que Ezra hubiera confiado en mí.

—No tienes que sentirte mal por eso... cualquiera habría pensado que era un maldito desgraciado jugando con dos hermanos.

—No digas eso...

—Es la verdad, Naomi. Es natural que causara esa mala imagen... ¿A ti te gusta leer, no? —me pregunta— yo sería el personaje del cual sospechan durante todo el libro, desconfiando hasta el último segundo.

—Fox...

—Mi dudosa moral siempre me jugará en contra. No sé cómo alguien como Ezra puede amarme.

No me gusta cómo suena eso.

—Porque... eres genial, Fox, ¿No te das cuenta? Yo sé perfectamente lo que Ezra vio en ti aunque aún no me lo confiese —hago una pequeña pausa—, eres alguien intrépido, lo ayudaste a hacerle frente a algo que él estaba resguardando en su interior. Eres atrevido, estoy segura de que lo sorprendiste más de una vez. Ezra tiene una debilidad por ese tipo de personas, creció siendo un niño inseguro por todo lo que vivió con sus padres, le hicieron creer que era débil. Y en ti, vio a alguien fuerte, que no le temía a nada, y se enamoró de ti, porque te admira, y tú admiras su ¿sensibilidad no es así? ¿el amor que siempre ofrece a las personas?

La mirada que me dedica se torna muy cálida.

—Te agradezco por creer todo eso... de mí, de él, de nosotros. Sí... Ezra es mi todo, Naomi. No quiero perderlo.

—No lo perderás —le aseguro— su amor es fuerte...

—Sí, pero Holly...

—Ella no hará nada.

—Naomi... no quiero ofenderte, pero te equivocas al confiar en sus buenas intenciones. ¿Todavía crees en Holly?

—Lo haré hasta el final.

Él me contempla con cierta compasión. Sus rulos caen hacia un lado.

—Eres una persona de buen corazón. No te juzgo, todas las personas de buen corazón creerán que Holly podrá detenerse, o que eventualmente cambiará. No es así. Yo sí conozco a Holly perfectamente, sin ofenderte, ya que yo también fui como tú, por algo terminé cómo estoy... Pero Holly es una persona, que disfruta herir a los demás, especialmente si se trata de Ezra. Y yo sé, que sufrió y le hirieron, pero te puedo decir que yo crecí viendo violencia intrafamiliar, mi padre siempre me trató del asco, y luego, estuve precisamente con alguien cómo sabemos, que me amenazó cada vez con delatarme, o con matarse si terminaba la supuesta "relación", y no por ello, hiero a las personas.

Agacho la cabeza, este tema me afecta más de lo que ellos podrían imaginar.

—No me las estoy dando de alguien con tremenda moral, al contrario, me considero... bastante cuestionable en mis comportamientos —continúa— Pero, hay que entender, que no porque alguien tenga una vida difícil, hay que ponerse una venda en los ojos y justificar cada cosa mala que hace. Tampoco podemos asumir que alguien es bueno o malo en base a si es hombre o mujer. Y tampoco podemos suponerlo en base a si forma o no parte de la comunidad. Cada persona es un mundo, y yo como alguien que sí le conoce el lado malo, te puedo decir, que hace mucho tiempo que ya se perdió, queda poco de su humanidad, pero tú no quieres verlo, y con eso también le haces un daño.

—Fox... yo... —Me siento un poco confundida por todo lo que me ha dicho. Mi intención no ha sido justificarle todo, solamente conservar esperanza de que las cosas podrían mejorar en un futuro.

—Dijiste que ayer se vieron, ¿intentaste hablarle sobre todo lo que está sucediendo?

Asiento.

—¿Sirvió de algo? —pregunta con una sonrisa algo torcida— ¿crees que en verdad, le hiciste cambiar de opinión en algo? ¿Qué te dijo?

—Mmh... muchas cosas... pero... sí admito que cuando le dije que creía en ella, me dijo que entonces me decepcionaría. Aunque no tendría por qué tener esos pensamientos porque...

—Los tiene —me interrumpe— porque sabe lo que hará, sabe de lo que es capaz. Yo también lo sé. Ustedes son los únicos que no lo ven, tú especialmente no quieres verlo pese a que sabes la historia —me dice, con cierta lástima— te va a doler mucho cuando veas la realidad.

Pero... no es... no es eso...

Aunque...

Lo dice con tanta seguridad.

—Yo le conozco durante episodios maniáticos, le hará daño a Ezra —me afirma— Y todo es mi culpa, ¿cómo me lo perdonaré después? ¿Que producto de una situación que yo creé herí a la persona más importante en mi vida?

—Fox...

—Debí alejarme... fui tan egoísta... debí tomar distancia al igual que hice con mi madre —su voz sale ahogada.

—¿Tú egoísta? —pregunto con incredulidad— ¿La persona que ha pasado meses fingiendo tener una relación con alguien que no ama únicamente por cuidar su estabilidad emocional? ¿La persona que lleva años siendo el soporte de Holly? ¿La persona que salvó a Holly tantas veces? ¿Tú egoísta? No, Fox. No lo eres. Eres alguien que es capaz de dar todo por sus amigos, al punto que se pierde a sí mismo. Eres todo lo contrario a una persona egoísta. Si lo fueras, no estarías en esta situación, mi querido amigo —agrego con dolor.

Abruptamente me abraza.

—Créeme que es demasiado reconfortante poder hablarlo con alguien. Te agradezco todo lo que dices, aunque creo que aunque lo escuchara mil veces no terminaría de creérmelo... Te quiero, Naomi.

—Bueno, ahí veré cuantas veces tendré que repetirlo hasta que no se te olvide —le guiño un ojo— yo también te quiero.

—Ay... ¿Qué les pasa? Tienen cara de funeral —interviene Dakota, que acaba de salir del probador luciendo un elegante y lujoso vestido color crema.

Fox inmediatamente vuelve a su papel, desviando la atención. Halaga su look, toma su mano y la hace dar una vuelta, modelándolo.

—Con ese te ves divina —le digo.

—Y qué bueno que ustedes se cambiaron, sino serían poco dignos de ser mis amigos.

—¿Quiere una reverencia su majestad? —bromeo.

Ella suelta una carcajada.

—Pues deberían, ya que se llevarán esos trajes gratis.

—Igual nos sobra el dinero —le debato.

—Pues la verdad a mí no tanto —confiesa Fox.

Y mientras comienza a contarle un poco de su vida a Dakota, los veo tan felices que me reconforta el corazón.

Un vínculo fuerte y hermoso, que me recordaba y tenía un destello a la amistad mía con Ezra.





El protocolo contra el acoso y abuso sexual de nuestra facultad funciona de la siguiente manera. Son varias etapas, partiendo por la denuncia, luego se hace un registro, del cual gracias a la filtración, Dakota había tomado conocimiento de las otras denuncias interpuestas contra ellos. La investigación, que es llevada a cabo por una comisión que analiza todas las pruebas, y finalmente llegan a una resolución.

No se permite público, así que me disculpo con Fox y paso al tocador en tanto la sesión empieza.

Paso agua por el rostro, buscando la fuerza que necesito. Debo mantenerme fuerte por si las cosas salen mal. Cuento hasta diez, y cuando por fin mi pulso vuelve a ser estable salgo, encontrándome con Eleanor en el pasillo.

Ha sido bastante impactante, ver tantas historias de ella y Wes juntos, haciendo actividades como una pareja feliz.

—Hola, Eleanor —la saludo con una sonrisa suave. Ella me observa estoica— Eleanor... nuestra intención no ha sido causarte un mal rato con todo esto...

—Pero lo hacen —me responde cortante.

—Pero... es lo correcto a hacer, Wes y Austin son culpables, Eleanor, es lo único que te puedo decir, y honestamente aunque no nos conozcamos en profundidad, me preocupa. Wes es alguien peligroso, quiero que sepas que... ante cualquier cosa puedes confiar en mí. Entre mujeres debemos apoyarnos, ¿no?

Me dedica una mirada arrogante. Desde la cabeza hasta los pies, y luego vuelve a subir.

—¿Quién te crees? Wes es un buen hombre. Estoy segura de que todas esas mujeres son unas resentidas, probablemente fueron la diversión de la noche, y se hicieron ilusiones de algo más, y como no pasó quisieron vengarse de él. Pero conmigo no es así. —Alza su mano, mostrando un brillante anillo—. No hables de lo que no sabes.

—No lo dije con intención de ofenderte, Eleanor. Tampoco con aires de superioridad, solo fue con preocupación, porque la persona con la que estás... es alguien capaz de hacer mucho daño.

—No lo conoces. Mejor preocúpate de lo que los demás dicen de ti a tus espaldas, loca —dice en tanto comienza a recogerse su cabello rubio en una coleta.

Formo un puño en una mano, alejándome de ella, aunque sé que vamos al mismo lugar.

Duele contenerse, pero el momento no es el propicio para armar una discusión. Me digo a mí misma que no es su culpa, que seguramente es alguien que está demasiado en su propia burbuja. Desde su punto de vista, claramente yo soy una impertinente y entrometida, pero no era lo que quería dar a entender, a veces siento como si nadie comprendiera mis reales intenciones.

Me quedo del otro lado del salón, afortunadamente se alcanza a escuchar lo que dicen. Se dicta la resolución, teniendo en consideración si las actitudes de Wes y Austin pueden ser consideradas comportamientos indebidos y reiterados de carácter sexual que vulneren tanto la libertad sexual como la dignidad de la parte denunciante, provocándole un ambiente de intimidación y miedo. Para ello, es fundamental analizar si hubo consentimiento, el cual debe darse por medio de una aceptación que sea explícita, haciendo una breve acotación de actitudes que serían constitutivas de ser consideradas abuso. Y finalmente, en fin del debido proceso hacia el denunciado, se estima la existencia y participación en algunas de estas. No obstante, es una burla, es realmente una burla.

¿Cómo es posible?

Solo se les atribuye participación en los comportamientos que califican como simples, es decir, los "menos graves" absolviéndolos de aquellos dónde fue imposible atribuirles participación, entre estos el caso de Dakota. Y aunque la parte denunciante tiene un plazo para reclamar ante la resolución expuesta sé que Dakota no lo hará.

La sanción es francamente ridícula, una amonestación y una carta de disculpas. ¿Es una maldita broma?

No me lo puedo creer, aquí corrió dinero e influencias es la única respuesta que me hace sentido.

A la mierda con contener la impulsividad.

Abro la puerta.

—¡Se han vuelto locos! —Enfoco la vista en el decano— ¿Es una broma? —suelto una risa irónica.

—¿Y usted quién es? No está permitido tener público en esta audiencia.

—Naomi Cranham, y si no me conoce es simplemente porque no se ha cruzado conmigo. Porque quien se tope en mi camino, jamás olvidará mi nombre. ¿Que no está permitido tener público? Claro, secreto de cuatro paredes —le contesto con desafío— ya que no harán nada, pues no pierdo nada con gritarles sus verdades. ¡Todos son unos imbéciles! Sí, ¿me escucharon?

—Naomi Cranham —dice el que es alumno y forma parte de la comisión— compórtese a la altura de la situación. Fue una investigación seria.

—¿Seria? —me pongo a reír— sí claro, una investigación seria hecha por puros hombres vendidos. ¡Putos cerdos vendidos! —los apunto con el dedo.

—¡Señorita Cranham! ¡Respete a sus autoridades! ¡O será sancionada!

—Bueno, suerte que nunca he sido una señorita. ¿Qué? —me rio en sus caras— ¿A mí me van a sancionar? ¿A mí me quieren callar? ¿Y qué pasa con ellos? ¡Qué pasa con estos malditos cerdos! Desde que los conocimos me han acosado a mí y a mi amiga. Me han dicho obscenidades, hoy día me enviaron estos mensajes. —Dejo de mala manera las hojas sobre la mesa— ¡Insinuando que me van a violar! ¿¡En qué puta cabeza eso podría ser normal!? Ah cierto, en la de ustedes, ¿no? ¡De seguro son la misma calaña que ellos entonces!

—Naomi. —Fox entra al salón, intentando sostenerme—. Estoy de acuerdo contigo —me susurra— pero buscaremos otra manera.

—¡Que no hay otra manera! ¡Puto mundo, que si no explotas nadie te escucha! ¡A mi amiga la manosearon sin su consentimiento! ¡Estaba inconsciente! Y ustedes... dan una sanción tan miserable, ni siquiera considerando su caso. ¡Son unos hijos de puta!

Wes y Austin me observan y los desgraciados me dedican una sonrisa. Los fulmino con la mirada, y Wes lleva dos puños a la altura de sus ojos moviéndolos, burlándose de mí, como diciendo: "ahora llora".

Tomo lo primero que veo y lo arrojo en dirección a ellos.

—Se acabó. Señorita Cranham, su actitud tendrá repercusiones, será suspendida.

—¡Se van a arrepentir! ¡Para una mente repugnante como la que ellos tienen, no hay nada peor que la sensación de impunidad! Esto va a continuar, y les aseguro que sus putos nombres saldrán en las noticias cuando eso ocurra. ¡Cuando tengamos una mártir dentro de la Universidad, por nunca haber actuado cuando se estaba a tiempo! ¡Se les devolverá malditos hijos de puta! ¡Váyanse todos a la mierda!

—Naomi, tranquila. —Fox me contiene abrazándome. Luego, nos encamina hacia Dakota ayudándola con sus cosas, y tomándola de la mano—. Todo lo que dijo es verdad, se arrepentirán —les dice, antes de que salgamos.

Al salir, Ezra está del otro lado, sus ojos muy abiertos.

—Escuché todo —se acerca inmediatamente a Dakota— ¿estás bien?

Pero Dakota no responde, repentinamente se pone a correr, alejándose de nosotros.

—Déjenme ir... —digo, apenas veo tanto a Ezra y Fox con la intención de seguirla— necesito saber... si le pareció mal cómo reaccioné... —agrego con cierto remordimiento.

Ellos ceden. Y yo comienzo a correr por las escaleras, hasta el piso más alto.

Dakota está detenida, observando por la ventana el jardín de la facultad.

—Dakota... perdóname si lo empeoré, pero no quería... que quedara así... al menos que alguien les dijera unas cuantas verdades...

Sin embargo, al acercarse a mí, me toma de las manos.

—No estoy molesta contigo, jamás me he enojado contigo en la vida. ¿Lo sabías? Solo estoy preocupada...

—Hey, no... todo estará bien, si se acercan, primero tendrán que lidiar conmigo.

—Estoy preocupada por ti... vi cómo te miraban. Y ellos desde un inicio a la que más le decían estupideces era a ti, siempre era contigo. En verdad, siempre han estado detrás tuyo.

—¿Qué dices...? No, llevo tiempo sin saber nada de ellos. Bueno, ignorando esos mensajes.

—Sí, pero por todo esto tuvieron que encerrarse y moderarse. Pero... ¿no recuerdas cómo eran antes de esto? ¿Cuándo los veíamos en la Universidad? Recuerda cómo empezó todo. Estoy preocupada por ti.

—Dakota no deberías preocuparte por mí, estoy bien. Aquí la importante eres tú, tú eres quien enfrentó esto hoy día.

—Tú también eres importante —me contesta— y dijiste que te habían enviado mensajes.

—Solo un montón de basura —le respondo.

—Le estás restando importancia. No entiendo cómo puedes hacer eso...

—Dakota, en este momento lo impor...

—¡Que tú también! ¿Por qué eres así? Naomi, yo valoro lo que hiciste, yo también quería decirles esas cosas. Pero te metiste con personas peligrosas e importantes ¿sí? No me pidas que no me dé miedo que hicieras eso, porque me importas, te adoro, eres mi amiga. Y me preocupa esa extrema disposición de estar siempre para todos, tú también importas, tú eres muy importante para todos nosotros. A veces, Naomi, hay que ser más egoísta, y pensar solo en uno mismo.

—Pero Dakota... yo sí pienso en mí, sí me cuido.

—No piensas en ti lo suficiente. Te lo digo porque... yo no soy como tú, ¿está bien...? ¿Crees que no me he dado cuenta de que suceden cosas en nuestro alrededor? Pero yo soy de esas personas que solo observa y luego, mira hacia un lado. No me involucro, porque si lo hago, también podría verme afectada. Vivo demasiado en mi mundo, y aunque a veces me he dado cuenta de que están tristes, prefiero no intervenir, porque cuando lo haces, siempre te salpicará de alguna manera. Ya sea porque se te contagiará esa tristeza, o porque te meterás en problemas. Y quizá no es algo que me haga sentir especialmente orgullosa, pero sé que me permite dormir tranquila por las noches.

—Dakota...

—Prefiero ser una simple espectadora —continúa— vivo mi vida tranquila, compartiendo con ustedes cuando todo está aparentemente bien. Y luego llego a mi casa, y soy feliz viendo mis series, y comiendo algo delicioso, ignorando todo lo que les pueda suceder, abstrayéndome de lo que puede ser el mundo. Pero me permite una vida serena y sin tantos problemas. Y en ocasiones, deberías ser un poco más así, Naomi. Por favor, no quiero que te pase nada. Y vaya, que te necesito, pero aquí te estoy dando un consejo lo más desinteresado de la vida, porque pese a que te necesito siempre ahí, te estoy diciendo que no deberías estar siempre. Primero tú, luego el resto. Que tengamos problemas y tú creas que no los tienes, no significa que debas desvivirte por los demás, porque a veces todo se da vuelta, y extrañarás los años de paz.

Lo dice seriamente, como si realmente creyera que me puse en riesgo al haber intervenido.

—Dakota... ¿entonces te molestó? —pregunto con el pulso a mil por hora.

—No tonta, te adoro con toda el alma. —Me abraza—. Dijiste lo que todas las que denunciamos queríamos decir, pero no te preocupes tanto por mí. Te digo honestamente que me encuentro bien.

—Pero Dakota...

—Lo digo en serio, Naomi, tuve mucho tiempo para procesar esto, y siendo honesta, podría haber sido peor.

—Pero no podemos conformarnos —digo con dolor en el corazón— no está bien que le restemos importancia, porque yo sé que...

—Confía en mí, cuando te digo genuinamente que me encuentro bien. No te digo, oh, saltaré de alegría. Claramente esta noticia, no es motivo de felicidad. Sin embargo, no estoy triste, sé que hice lo que debía hacer, y he tenido bastante tiempo para superarlo, Naomi. Honestamente ya no me perturba.

—Te quiero —suelto, aferrándome a ella.

—Yo también.

—¿Interrumpo...? —volteo encontrándome con Ezra en lo alto de la escalera.

—Por supuesto que no te aguantarías. Ven aquí, llorón —le dice Dakota.

Ezra se une a nosotras.

Y es el único que llora,

a veces siento como si él llorara por los demás.

Por aquello que callan, pero que él logra percibir.

—Ya tontos, ha sido suficiente por hoy. —Acomoda su bolso—. Me iré a casa.

—Fox te está esperando abajo —dice Ezra limpiándose las lágrimas— te llevará.

Dakota asiente, y antes de que desaparezca le dejo la invitación a que se quede en mi apartamento las veces que considere necesarias. Ella sonríe, dice que de seguro, uno de estos días lo hará.

Cuando Dakota se va, Ezra pareciera tener la intención de hablar conmigo sobre lo sucedido. No obstante, recién tomo consciencia de que mi mochila no se encuentra conmigo.

Mierda.

Con toda la situación me olvidé por completo.

—¡Aguarda un minuto! Creo que dejé mi mochila en el tocador, ya regreso.

Desaparezco, corriendo hasta el tocador. Solo espero que esté ahí. Me daría mucho hastío haber perdido todo, incluso mis documentos. Al abrir la puerta, lo primero que veo es mi mochila con brillitos junto al lavamanos. Suelto un suspiro de alivio y la coloco en mi espalda. De pronto, no respiro.

Unas manos se encuentran en mi garganta, impactando mi rostro hacia el vidrio del espejo. Su cuerpo hace presión sobre mi trasero, y con desespero llevo las manos a mi garganta en un intento inútil de apartarlo de esta.

Me suelta, pero solo escucho risas. Mi vista se nubla, mientras toso e intento recuperar el aliento, mas únicamente siento unas fuertes arcadas.

Caigo al suelo.

Alzo el rostro viendo justamente a quienes serían capaces de hacer algo así.

Wes, Austin, Caleb, Jason, y Nolan algo escondido.

—¡Maldita perra! —me grita Wes— ¿Sabes todos los problemas que nos causaste?

—No mucho... —digo, recuperando la respiración. Llevo la mano a la garganta— de hecho, según yo, se salieron con la suya.

—No tienes idea de cuanto tuvieron qué hacer nuestras familias —Lo sabía— ni cuantos problemas nos dio. Ahora no nos ven con los mismos ojos, nos ven como si fuéramos unos monstruos.

Suelto una pequeña risa.

—Bueno, ¿es lo que son, no?

Me observa con mucho odio. Por un segundo, siento algo de remordimiento.

Intento incorporarme, pero él me agarra de las piernas arrastrándome.

—¡Wes, suéltame! ¿¡Qué mierda pasa!?

Los demás ríen.

Cruzo la mirada con Nolan una sola vez, es el único que no ríe, pero tampoco hace nada.

—Mmh... ¿Te digo lo que pasará?

—¡Suéltame!

—Nos vengaremos, preciosa.

—¡Déjame ir, imbécil!

Intento desprenderme, pero no puedo. Con toda mi fuerza, busco patearlo, pero ningún movimiento causa efecto. Su agarre es demasiado fuerte.

—Te diré lo que pasará, Naomi. Todos te follaremos —mis ojos se abren con estremecimiento— te haremos callar como siempre debió ser. Sentirás nuestra polla hasta el fondo de tu coño.

—¡¿Qué dijiste hijo de puta?!

—Se ve tan linda cuando se enoja —habla Jason.

—Siempre ha sido muy sexy —interviene Caleb.

—No sé amigos, pero yo quiero hacerla sufrir mientras se lo hago —agrega Austin.

Y más allá de la repugnancia que me generan, la manera en que lo dicen. Y el énfasis que hace Austin en sus palabras, como si fuera algo que ya hubiera imaginado, me paraliza por un instante.

Solo un instante.

—¡Enfermos! ¡Me dan asco! ¡Todos ustedes me dan asco! —grito, mientras Wes mantiene mis piernas suspendidas, abriéndolas, forzándome a dejarle ver mi ropa interior— ¡Apártate! —Lucho con todas mis fuerzas.

Unos pasos se escuchan del otro lado del tocador. Wes me suelta y rápidamente voy por mis cosas, en tanto me tiembla ligeramente la mano. ¿Qué fue esto? Fue más agresivo que cualquiera de las veces anteriores que tuvimos enfrentamientos. Nunca estuvo bien cómo actuaban conmigo, pero esto fue excesivo. Y claramente no soy de hierro, no dejo que se den cuenta, porque únicamente les inflaría ese asqueroso ego que tienen, pero sí me inquietó.

Nolan es el último en salir de todos ellos.

Le hablo antes de que se aleje.

—Nolan... no puedes pasar toda la vida justificándote. Si la vida te está dando la oportunidad de tomar otro camino... si en verdad, no eres una mala persona, entonces detente. Estás a tiempo.

Se ve algo deprimido, lo cual me dice suficiente.

Cuídate, Naomi. No están jugando.






Ezra se quedó esperándome fuera de la facultad, en tanto yo buscaba la manera de hablar con ese maldito subcomité para dejar testimonio de lo que viví en el tocador, pero ya no había nadie. Me rindo, tendrá que ser mañana. Salgo, y en cuanto Ezra me ve, imagina que algo me sucede, así que le cuento lo que pasó. Percibo su angustia y temor, me da palabras reconfortantes mientras toma mi mano, acariciándola lentamente.

—Vamos, estoy bien. Solo son unos imbéciles.

—Naomi...

—No te preocupes, Ezra. Siempre te preocupas mucho por cómo se sienten los demás, pero estoy bien. Pensemos en Dakota estos días.

Él no se ve muy seguro, quiere seguir cerciorándose de cómo me encuentro. Lo veo en su expresión.

—Eres muy buen amigo —digo sonriendo— por algo, eres mi mejor amigo, ¿no?

—Y tú mi mejor amiga —contesta con dulzura.

Caminamos despacio, con una de sus manos en mi cintura. Sabe que mañana seguiremos insistiendo, sabe que ha sido demasiado por este día. Y también sabe que ahora mismo, no podemos hacer nada, pese a lo desesperante que pueda sonar, esa es la verdad. Lo mejor es intentar buscar calma, y recobrar fuerza para los siguientes días.

—Creo... que hace mucho tiempo no te lo digo —susurro— pero... —siento su atención fija en mí— quisiera que supieras... que siempre he estado agradecida de ese día que nuestras vidas se cruzaron. Tu amistad, le ha dado mucha alegría a mi vida, siempre. Atesoro tantos recuerdos de nosotros, siempre tan distintos en actitud, y sin embargo, con un mismo deseo. Contigo aprendí a ablandar un poco mi carácter. Un poco —aclaro entre risas— pero, siempre me ayudaste a ver lo bueno del mundo, y no perderme únicamente en la maldad que a medida que crecíamos cada vez se hacía más presente. Tu cercanía siempre me ha hecho ser mejor persona.

—¿Naomi...? —sus ojos se llenan de lágrimas— ¿a qué va esto? Suena como a despedida.

—Es una despedida —digo en una risa suave— mi camino es por allá. —Le indico con el dedo la dirección contraria a la suya.

—Naomi, pero...

—Solo... creo que quizá necesitas escucharlo. Quizá has pasado por momentos de tristeza en soledad, cuestionándote, si estaba bien o no lo que hacías, si a quién amabas era o no correcto, pero a quien tu ames siempre estará bien, siempre será correcto. Eres bueno, Ezra.

—Lo dijiste antes...

—Y lo repito. —Ahora que sé de quien se trata, aunque no sepas que yo sé.

—No me hace alguien bueno dañar a alguien más.

—Pero que estés consciente de ello, que sea fuente de tu tristeza, que sea un motivo para cuestionarte, para que ese paso haya sido tan difícil de dar, habla mucho de tu amabilidad.

Ezra se tapa el rostro con su brazo.

—Seguramente no comprenderás cuánto me llegan tus palabras —en verdad lo entiendo— pero gracias... para mí, tú siempre serás un ángel.

—No... estoy lejos de...

—Lo eres. Yo lo afirmo, eres un hermoso ángel.

—No llores, Ezra... —Limpio sus lágrimas—. Todo mejorará. Palabra de Naomi —ladeo la cabeza.

Me despido, en tanto el atardecer está en su máximo esplendor.

Con el sol impactando en mi cabello, reconfortándome ante todo lo sucedido.

Respiro, buscando calma.

Todo estará bien, en algún momento existirá justicia. No les temo a esos desgraciados.

Tengo a mis amigos, las estrellas más resplandecientes.

Y la principal de todas,

quien en este momento está esperando mi regreso,

a quien pronto, le diré esas dos palabras que he estado resguardando para mí.

JJ,

te amo.

Y efectivamente cuando lo veo siento que debo hacerlo, pero las palabras no salen de mi boca. Tampoco se da el momento, ya que cumplo con lo que le prometí, le cuento lo que sucedió en la Universidad. Todo lo que sucedió.

Se angustia, y es ahí cuando percibo un destello de quién era antes, porque reacciona muy mal, con la intención de salir ya mismo del apartamento a enfrentarlos. Y aunque estoy de acuerdo en que deberían recibir su merecido, hacer algo así solamente le traerá problemas a JJ. Lo calmo, asegurándole que no quedaría así, pero habría que optar por la vía "correcta".

Y dormimos juntos, ambos nos acariciamos buscando esa tranquilidad que necesitamos. Cookie se recuesta a la altura de nuestros pies, durmiendo los tres en la cama.

Su aroma me envuelve. Deja suaves besos en mi nuca, en tanto su mano acaricia mi abdomen.

—Quiero estar siempre contigo.

Sonrío.

—Yo contigo. Todo estará bien, JJ. ¿Sí?

Se relaja un poco, hasta que el sueño nos vence.

Y al otro día al despertar, entre besos y caricias, me sube sobre él, ambos necesitamos este momento, necesitamos olvidarnos de los problemas, de los temores, y tener un único instante dónde lo único que importe sea nuestro amor y nada más que este. Y en cada movimiento, se escapa un grito ahogado, me derrito y enloquezco con besos suaves que dejan un rastro por mi piel. En el sello de nuestro amor, en la manera en que pongo toda la atención en que para él sea tan placentero como para mí. Jugando con su cabello entre mis dedos, besando cada parte de él, buscando que con el vaivén de las caderas se grabe por siempre una verdad que no ha logrado salir de mi boca, pero que está presente en cada segundo de mi vida. Y cuando logra alcanzar el punto cúlmine, descanso sobre su pecho. Con nuevamente esas palabras querer salir a la superficie, pero se quedan otra vez en mi interior. Tomo su mano, y la sostengo con fuerza.

No estoy segura del por qué, quizá porque luego, tendría que denunciar lo ocurrido ayer, o quizá era debido a que ese encuentro en el tocador seguía perturbándome, pero algo me hizo sujetar a JJ con mi vida. Como si en cualquier instante, esta realidad se fuera a terminar.








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