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CAPÍTULO 2

⋆NAOMI⋆

Soñadora.

Bruja.

Pecadora.

Son palabras con las cuales suelen referirse hacia mi persona. 

Y...

me encantan. 

Crecí en una burbuja, en un ambiente sano y seguro. No obstante, a medida que fui creciendo me di cuenta rápidamente que el mundo estaba más torcido de lo que creía. A mis veinte años he conocido muchos idiotas, pero definitivamente estos se quedaban con el sitial de los más infames. El principal y más odioso de todos: Wesley Harrington. Un imbécil y desequilibrado que creía que una falda era una invitación y que gozaba con el sufrimiento ajeno. Y su grupito de seguidores: Jason, Caleb, Nolan y Austin. 

¿Su error? 

Conocerme y cruzarse en mi camino. 

Nadie se mete conmigo y vive para contarlo (bromeo, no debes tomarme literal). Pero sí se arrepentirán de cada una de sus acciones. En el momento en que hicieron esa lista, fui a hablar con el presidente del centro de estudiantes. ¿Su respuesta? Que sin pruebas no había nada qué hacer. La lista que habían hecho no estaba firmada y la subieron desde una cuenta anónima. Sin embargo, yo sabía que se trataba de ellos, porque no era la primera vez que hacían cosas de ese estilo, además no tenían ningún problema en jactarse de aquello. Alegué que en estos últimos días había escuchado a varias muchachas que habían sido acosadas por Wes. ¿Su respuesta? «Wes es conocido por tener muchos amoríos» «Seguramente se trata de mujeres despechadas».

Apreté mi puño y salí de esa sala. Wes estaba fuera de ella, había escuchado cada palabra. Tenía una sonrisa triunfante en su rostro. «Mejor suerte a la próxima».

Pero si no querían escuchar a esas chicas, si no querían oírnos. Entonces yo me encargaría de obligarlos a que así sea. Ya sea por las buenas o por las malas. 

—Señorita Naomi —me dirige la palabra el conserje de mi edificio sacándome de mis pensamientos. 

Lo saludo amablemente y me dirijo al ascensor. Ya había presionado el número diecisiete cuando escucho que el conserje repite mi nombre como si quisiera decirme algo. No obstante, ya es demasiado tarde, las puertas del elevador se han cerrado y estoy agotada. Cuando esté en el departamento llamaré para saber qué era lo que quería. 

Reviso una última vez mi teléfono. Son las 20:30 p.m. y Ezra sigue sin responder mis mensajes. Lo conozco muy bien, Ezra es de esas personas que responde inmediatamente... ¿habría pasado algo con el novio de Holly?

Dejo a un lado esa preocupación en el momento que por fin entro al departamento. No he dado ni dos pasos dentro, pero ya me he quitado los zapatos tirando uno, luego el otro. Camino directo a mi habitación, mientras me persigue Cookie mi perrita Yorkshire terrier. Mi única compañía. Me agacho a hacerle cariño y después me quito toda mi ropa. Cookie comienza a girar alrededor mío y veo que toma uno de mis calcetines y sale corriendo. Siempre esconde mis cosas por todo el departamento. En verdad, me causa mucha gracia, es casi parte de un juego que ambas tenemos. Busco en mi armario y me decido por colocarme un buzo deportivo suelto y holgado. Y finalmente tomo mi cabello en una coleta.  

Quizás sería un buen momento para intentar cocinar... es tarde, pero estaría bien cenar algo que no sea comida preparada. Melissa, la novia de mi hermano, estuvo años intentando enseñarme lo básico para lograr sobrevivir una vez que me fuera a vivir sola. Habría servido de algo si no fuera porque soy un gran desastre en este tipo de cosas. 

Reviso la despensa y encuentro una bolsa de pasta. Bueno... esto se supone que es fácil. Pongo una olla con agua y espero a que hierva. 

De pronto, comienza a sonar el timbre. No sé de quien podría tratarse, no he quedado con nadie y mis amigos suelen avisar antes de aparecer. Me dirijo a la puerta y cuando la abro, siento que dejo de parpadear por unos segundos. Es él

No nos hemos visto en años, pero esos ojos verdes claros... ese cabello castaño y esa mandíbula marcada y definida. 

Lo reconocería en cualquier parte.

—JJ.

—Naomi. —Se dibuja una sonrisa en su rostro. 

Entonces me lanzo sobre él y lo abrazo. No puedo creer que esté aquí. Espera... está aquí. ¿Por qué está aquí? Él aún tiene sus brazos alrededor mío, cuando me alejo y lo empujo. 

—¿Qué haces aquí? No nos hemos visto... 

—En años —termina por mí—. Ya extrañaba que digamos nuestros nombres. Ya sabes, cada vez que nos vemos. 

Es cierto. No recuerdo como creamos ese hábito, pero siempre me gustó esa dinámica. 

—¿Y esta visita? No sabía que estabas en la capital. —En ese momento me doy cuenta de que viene con equipaje y que además sostiene un manojo de llaves. ¿Por qué? ¿Acaso tenía llave del departamento?

—Imaginé que Mike te lo había dicho. —Su rostro se ve igual de confundido que el mío.

¿Qué me tendría que haber dicho Mike? Rápidamente uno los puntos. El conserje quería decirme algo cuando entré, JJ aparece con equipaje y con llaves, Mike tendría que haberme dicho algo... ¿Acaso... se quedaría aquí? Sí, eso es lo único que podría explicar esta situación y no sabía cómo sentirme al respecto. 

Mike es mi hermano mayor y bueno, JJ es uno de los mejores amigos de mi hermano. Ambos tienen la misma edad, cumplieron hace poco veintiséis años y han sido amigos de prácticamente toda la vida. Podríamos decir, que de cierta manera JJ también era y es mi amigo. Siempre me hice amiga de los amigos de mi hermano, ¿Qué puedo decir? Toda la vida he sido una persona madura y encantadora, no me costaba demasiado trabajo ganarme el afecto de las personas. 

Inicialmente JJ era una persona que me generaba conflicto, cuando él era adolescente tenía la típica fachada del chico malo y yo siempre he tenido un gran problema con ese tipo de sujetos. Me generan asco y repugnancia. Detesto que por años nos han tratado de vender la idea de que ese tipo de personas son atractivas y que las mujeres somos una especie de centro de rehabilitación. Esa idea la he visto repetida una y otra vez, tanto en libros como en películas (Sí. Antes de que me detestes y me trates de hipócrita lo diré inmediatamente, yo también consumí esas historias, no me escondo ¿ok? pero por eso mismo sé de lo que hablo y lo que no está para nada bien es venderlas como historias de "romance"). Y aquí es cuando, muchos se espantan diciendo que hay que separar ficción de la realidad. Pues dudo bastante que chicas jóvenes puedan tener el suficiente discernimiento para distinguir que son patrones que no deben idealizar. Lo que yo vi en la práctica, es que muchas compañeras buscaban ese tipo de sujetos en la vida real, porque creían que eso era casi como cumplir un sueño y no las culpo a ellas. Culpo precisamente a la maldita sociedad que nos hace crecer con ideas tan equivocadas respecto al amor. 

Bueno, es por este motivo que cuando conozco a personas que son así en la vida real, me causan rechazo. Sin embargo, me equivoqué con Jonas (su verdadero nombre) lo juzgué mal. Él no era malo... casi quería golpearme por haber tenido una idea tan errónea de él. Jonas era sumamente gentil... Me di cuenta con pequeños detalles. Siempre me trató de una manera tan respetuosa y afectuosa. Me hacía caso en todos mis caprichos, nos molestábamos, pero siempre de juego y... me dio unos increíbles regalos (sé que eso me hace sonar como una niña, pero que tenga veinte años no significa que me comportaré como una adulta. No puedo ni quiero). 

Además, por algún motivo... él se había abierto conmigo. Me mostró su lado vulnerable. Como aquella vez en que se quedó encerrado en la despensa y reaccionó de una manera que hizo que se me encogiera el corazón (sufre de claustrofobia). O cuando lloró aquella vez que adorné la tumba de su hermano... eran momentos que me habían marcado. 

Sin duda, JJ es la persona más fuerte y valiente que he conocido en toda mi vida. 

En fin, estás divagando demasiado Naomi. Lo tienes frente a ti lleno de bolsos y maletas y no has respondido nada a sus últimas palabras. 

—Mike no me ha dicho nada —contesto, aunque sé que es una respuesta tardía y JJ debe pensar ¿y a esta qué bicho le picó?

—Mataré a Mike —dice llevando una mano a su rostro— conseguí trabajo aquí. Haré clases en la Universidad. Y bueno... te prometo que mi primera reacción fue negarme, pero Mike insistió en que mientras no encontraba dónde quedarme podía estar aquí.

Oh, oh. Esto había sido intencional. Mi querido hermanito, tan fanático del drama. Lo imagino viendo una y otra vez su teléfono, esperando la hora en que sabía que JJ aparecería. Riéndose por mi cara de perplejidad y sorpresa. Estoy segura de que lo debe estar disfrutando. Aunque le hubiera dicho al conserje... ¿por qué no me había dicho nada a mí? Era obvio que esto se planificó con cierto margen de tiempo y yo hablo constantemente con mi hermano. FUE INTENCIONAL. Mike te mataré. Cortaré tu cuerpo en trocitos y los usaré para un estofado. (Claro si supiera cocinar). 

—Naomi te prometo que será temporal y si te molesta puedo irme a otra parte. —Sus ojos verdes me observan fijamente. Se ve inquieto.

No me molestas Jonas Reed. Me agradas. Te aprecio, ya deberías saberlo.

—No es algo en contra de ti JJ... esto es algo entre Mike y yo.

Pese a que lo que más quiero en este momento es llamar a Mike, dejo a un lado ese pensamiento e intento tomar los bolsos de JJ. Él rápidamente me dice que no tiene problema, que puede solo y por fin entra al departamento. En ese instante, me detengo a observarlo... no nos veíamos hace tanto tiempo... pero debo decir que no ha cambiado demasiado... 

—Te cortaste el cabello. —La última vez que lo vi, lo tenía lo suficientemente largo como para tomárselo. 

—Solo un poco. —Sus ojos se detienen en mi cabello—. Cambiaste las mechas rosadas por glitter.

Hice muchos cambios después de tener el cabello con mechones rosados y antes de llevarlo como lo tengo ahora, pero la última vez que él me vio era así. 

Me sigue observando y estoy esperando que diga el típico comentario que me suelen decir las personas que no me ven en años. "Qué distinta estás" "En qué mujer te has convertido". Lo detesto. Porque ese comentario viene principalmente de hombres. Es como si se detuvieran especialmente en mis curvas, como si sus ojos se quedaran clavados en mis tetas y en mi trasero y no hubiera nada más en mí. ¿Pero bueno que más puedo esperar? Este planeta está lleno de machos alfa. Tengo muchas teorías de por qué nace ese espécimen, una de ellas es que se debe al tamaño de sus pollas. La tienen tan pequeña que necesitan hacerse los machos fuertes y poderosos, para demostrar algo ante los demás (No tengo ni idea de por qué eso es tan importante o por qué creen eso les da más valor. Solamente hablo en base a los asquerosos comentarios que he escuchado una y otra vez). Explicaría las demás teorías, pero nuevamente ya estoy divagando demasiado. 

—Puedo ver que sigues siendo tú —me dice JJ. 

Sigues siendo tú. 

¿Qué? ¿Y qué mierda significa eso? Me gusta en todo caso... ¿Pero se refiere a mi apariencia? (Imposible. Solo si estuviera ciego podría creer eso). ¿Se refiere a mi actitud? 

De todas formas, es un punto a favor Jonas Reed. Naomi Cranham sigue siendo Naomi Cranham y nada ni nadie podría arruinarla

—Quiero que sepas que estoy feliz de que estés aquí —sonrío y él me devuelve la sonrisa—. Solamente llamaré a Mike, porque bueno... necesito hacerlo sufrir un poco. 

—Mmh... siento que disfrutaré eso. 

Nos miramos de manera cómplice y marco rápidamente el número de Mike. Mientras suenan los pitidos veo a Cookie que va directo donde JJ. Ya me parecía demasiado extraño que no lo hubiera recibido. Probablemente, luego de haber robado mi calcetín se había quedado dormida en su camita. 

—Hola hermanita —habla mi hermano y yo suelto una pequeña risa al ver que Cookie se sube al sillón donde está sentado JJ y comienza a lamer su cara. 

Pero rápidamente recuerdo el fin de esta llamada. 

—Tú. Maldito desgraciado. —Suelto inmediatamente y escucho de lejos la voz de Melissa, la novia de mi hermano. También lo está regañando de que tendría que haberme avisado. 

—Hermana, será poco tiempo. Solo un mes... o dos. Y el departamento es lo suficientemente grande, para que ni se crucen. 

Un mes o dos. 

—Podrías haberme avisado Mike. Adoro a JJ, pero me tendrías que haber preguntado. Mi opinión cuenta ¿ok? 

—Lo sé, le avisé al conserje —se excusa. 

—¡Pues la próxima vez avísame directo a mí! hablas conmigo todos los días, así que más bien todo esto suena a que tu plan salió a la perfección.

Escucho una suave risa del otro lado. 

—Perdóname. —Y aunque no puedo verlo, imagino que debe estar haciendo un puchero—. Solo soy un fanático del drama. Primera y última vez —promete. 

—Está bien. Mas te vale. Mejor concéntrate en planear tu boda y no en molestarme. —Corto la llamada. 

Dejo el teléfono a un lado de la mesa y por un segundo veo una expresión de alerta en la cara de JJ. No entiendo qué es lo que pasa, pero cuando lo veo ir directo a la olla, me doy cuenta. El agua se está derramando por el borde. 

—Si tú atiendes la cocina, entonces no tengo ningún problema en que te quedes. 

Él sonríe y pasa una mano por su cabello castaño. 

—Si quieres puedo hacerlo, pero insisto si te molesta puedo irme. 

—No. Puedes quedarte. Tengo algunas reglas eso sí. 

—Puedo imaginarlo... —En su tono de voz hay un toque de diversión. Ya me conoce. 

—Primero, los fines de semana suelo traer a una que otra persona —digo con picardía— tú entiendes —él se pone a reír— y no quiero que Mike esté al tanto de cada detalle. 

—Mi trabajo es hacer clases, no hacer de espía, Naomi. —Coloca la pasta en la olla—. De cualquier manera, estaba bastante seguro de que le contabas todo a Mike. 

—Sí, le cuento todo a Mike, pero las cosas importantes. 

—Ya veo... —Me acerco a él, quedando a su lado y en ese momento siento un aroma amaderado, con un toque a nuez moscada y... ¿quizás almizcle blanco? Es un aroma a perfume caro. 

Él se da media vuelta y se encuentra con mis ojos. Debe estar esperando que siga hablando. 

—Segunda regla —continúo ignorando mis pensamientos—. Los viernes entre las cinco y siete de la tarde tiene que haber completo silencio. 

JJ arruga el entrecejo, no debe comprender el porqué de una regla tan extraña. 

—¿Por qué?

—Porque yo lo digo. —Me cruzo de brazos.

—Como quieras —suelta con aire despreocupado y pasa por al lado mío. 

—Y última regla... puedes estar en cualquier parte del departamento, pero mi habitación está completamente prohibida. 

—No te preocupes —abre el refrigerador, imagino que buscando algo que sirva de acompañamiento—. Conociéndote esa habitación debe ser...  ¿un poco caótica? Seguramente si entro me perdería en ese desorden.

—JJ —digo furiosa.

—Naomi —me responde con una sonrisa burlona en su rostro—. Por cierto, ¿Cómo se llama? —Indica a mi perrita que desde que lo vio, no ha parado de seguirlo.

—Cookie —sonrío sin mostrar los dientes.

—Imagino que la elección del nombre no tiene nada que ver con los cereales de cookie crisp ¿cierto? —Alza una ceja. 

Suelto una carcajada al escuchar eso. No puedo creer que recuerde el incidente de mis cereales favoritos. Que por cierto, también son sus cereales favoritos (o lo eran años atrás).

—No quieres saber la respuesta —respondo y ambos reímos.

JJ prepara la cena y una vez que ya tiene todo listo, nos sentamos a comer y nos ponemos al día de nuestras vidas (por cierto, no sé como lo hizo, pero a pesar de la escasez de ingredientes para hacer algo decente. ES EL MEJOR PLATO DE PASTA QUE PRUEBO EN AÑOS. Bendigo esas manos, bendigo esas habilidades culinarias. Ja claro, como si yo pudiera bendecir algo... seguramente si lo digo en voz alta mi lengua se quema). JJ me comenta que hará clases a los estudiantes que cursan primer año de filosofía. Me cuenta que ha estado bien, estuvo trabajando un tiempo en un proyecto de investigación sobre el aporte de la filosofía en el desarrollo de la ciencia cognitiva y respecto a su vida más personal... lleva seis años en terapia. No me atrevo a preguntarle más sobre ese último punto, aunque puedo ver que le ha hecho bastante bien. Hay algo distinto en él, es como si se hubiera liberado de sus cadenas. Actúa de manera más espontánea y relajada. Su sonrisa es genuina y cálida. Yo le cuento como me ha ido con la carrera de teatro y él parece prestar especial atención a cada una de mis palabras. No finge que me está escuchando, realmente parece igual de entusiasmado que yo por todo lo que planeo hacer este año. 

Una vez terminamos de comer, le indico cuál será su habitación. El departamento cuenta con tres habitaciones y sé perfectamente cual tiene que ser suya. La que tiene mejor vista (obvio, después de la mía). Lo ayudo con sus cosas y luego, me despido y me voy a mi pieza.

En ese instante, me llega un mensaje e inmediatamente veo la pantalla.

Bruno

Mañana pasaré por ti cuando terminen tus clases. Estoy ansioso por verte, preciosa. 

Suspiro ante la decepción de que no se trate de Ezra. 

Naomi

Ok. Nos vemos.

Bruno

Pienso en ti cada segundo, mi amor. 

¿Pienso en ti cada segundo, mi amor? Si viera la expresión de desagrado que tengo en este momento, pensaría dos veces antes de enviarme un mensaje así. 

Naomi

jaja

Antes de cerrar mis ojos, reviso una última vez mi teléfono y cuando ya me convenzo de que no tendré una respuesta de Ezra, decido que ya ha sido suficiente por hoy y lo dejo a un lado de la cama.  

⋆⋆⋆


La mañana empezó mal. Me quedé dormida y pese a que me alisté lo más rápido que pude, no fue suficiente. Entré a mitad de la clase de creación actoral, con el profesor dirigiéndome una mirada asesina. 

Suspiro de alivio cuando por fin llega el descanso y puedo charlar un rato con Dakota. Estamos juntas en casi todas las materias, así que es mi compañía de todos los días. Vamos por unos jugos y unos brownies y nos sentamos al aire libre. 

Le cuento a Dakota que Ezra nunca respondió los mensajes sobre el novio de Holly, por lo cual no pude averiguar absolutamente nada. 

—No es indicador de nada bueno. —Dakota acomoda su cabello gris-lavanda—. Debe tratarse de un delincuente. 

—¿Holly con un delincuente? —Me hago la imagen en la cabeza, sé que es imposible. Pero mi imaginación no tiene límites—. Tienes razón Dakota... ¡ya puedo ver cómo fue! —Me levanto de la silla y echo vuelo a mi fantasía—. Holly estaba aburrida en su habitación... —camino en pequeños pasos—. Entonces... —hago una pausa dramática— decide que, para poner emoción a su vida, entraría a una de estas redes en que puedes escribirle a un criminal. 

Dakota escucha fascinada el relato.

—Mira foto tras foto y encuentra a un hombre guapísimo. Le escribe una carta llena de devoción y palabras románticas... Una cada mes —llevo mis manos a mi pecho—. Hasta que un día termina su condena y él decide buscar y conocer a aquella muchacha que hizo que sus noches fueran menos oscuras y solitarias. 

—Y ahora salen juntos en su motocicleta mientras de fondo suena criminal de Britney Spears. —Agrega Dakota siguiéndome el juego. 

Mis ojos se iluminan y se encuentran con los suyos. Yo canto la primera parte del coro «But mama I'm in love with a criminal» y Dakota continúa «And this type of love isn't rational, it's physical». Nuestras voces son desafinadas y escandalosas, pero no nos importa. 

Todo va perfecto. Sin embargo, veo que Dakota se tensa y no entiendo el porqué de su repentino cambio de actitud.  

—Por fin te encontramos zorra —La voz de Wes. Ahí es cuando entiendo todo. Wes posa una mano sobre mi hombro y rápidamente la aparto. A su lado se encuentran sus amigos. 

—No deberían estar aquí. Esta no es su facultad. 

—Tienes razón, pero es que teníamos tantas ganas de verte —dice en forma burlona— nos hiciste una mala jugada. Tienes que pagar las consecuencias. 

—Tú empezaste Wes. 

—¿Pero por qué te molestaste tanto? ¿Acaso dijimos algo malo? Todo lo contrario... Naomi Cranham. Eres irresistible. —Veo cómo sus ojos se deslizan por todo mi cuerpo y siento unas profundas ganas de vomitar—. Además, vamos... ¿crees que puedes engañarme? Siempre usando esa ropa ajustada y escotada. Seguro disfrutas mucho de cómo todos te comen con la mirada —baja la voz— Yo por ejemplo... no sabes lo dura que se me pone cada vez que te veo.

Imbécil. 

¿En serio los hombres creían que ese tipo de comentarios lograrían excitarme...? ¿Por qué debería excitarme que me esté hablando igual como si fuera un pedazo de carne frente a sus amigos? No. Claro que no. No está pensando en lo que yo sienta, está pensando con su polla. Claro. Porque como soy mujer entonces solo existo para complacerlo, a él como hombre ¿No? 

Por supuesto ¿Qué me obligaban a memorizar en esas clases de religión? La mujer fue creada de la costilla del hombre, hecha a partir de él, hecha para ayudarlo, para acompañarlo. ¿Y cuál fue nuestro castigo? Parir con dolor, que nuestro deseo será para nuestro marido y que este será quien tenga autoridad sobre nosotras. 

La primera vez que lo escuché me puse a reír y grité: "Bueno ahí se ve que la Biblia fue escrita por hombres". Todas mis compañeras de clase me miraron con espanto y la monja me mandó a la dirección. Citó a mi madre a una reunión "por mi mal comportamiento", pero una vez que mi madre llegó a la casa chocó los cinco conmigo. 

—Yo me visto de esta manera porque me hace feliz. No lo hago para complacer a nadie —me cruzo de brazos— Y, por cierto, Wes, eres la persona más repugnante que he conocido. 

Wes me mira furioso y uno de sus amigos se acerca a mí. 

—Bueno, tampoco te creas la gran cosa, árbol de navidad. —Austin toma un mechón de mi cabello y Dakota lo agarra del brazo y le lanza una mirada que ya conozco "Si la vuelves a tocar, te mataré". 

—Váyanse de aquí. ¿No tienen nada mejor que hacer? —interviene Dakota. 

—Ah, hola, Dakota. Ni te había visto —le dice Wes— ¿Sabes? nunca me has llamado la atención, pero ahora que te veo bien. Quizás con unos cinco tragos te follaría. ¿Qué dices?

No soy una persona que piense mucho antes de actuar. Me dejo llevar por mis emociones. Así que apenas suelta esas asquerosas palabras, lanzo mi jugo en su rostro. 

—¡Cómo te atreves! —grita enfurecido.

—Deberás pensarlo dos veces antes de meterte conmigo, con los míos, o con cualquier mujer de esta Universidad. ¡¿Escuchaste Wes Harrington?! 

Él pasa una mano por su rostro intentando quitarse el jugo de naranja, pero con satisfacción veo que entra en sus ojos. 

—¡Te destrozaré! —sigue gritando— ya verás, te doblegaré. No te darás cuenta cuando haya logrado que seas una mujer calladita y sumisa. 

Suelto una carcajada que sé que lo debe sacar de quicio.

—¿Por qué será que los hombres se asustan tanto cuando ven a una mujer poderosa y con confianza en sí misma? 

Dakota se ríe junto conmigo y ambas nos alejamos de ahí con los brazos entrelazados. Wes y sus amigos gritan «zorra» «zorra», pero la única respuesta que logran tener de mi parte es que suelto por un instante a Dakota me doy vuelta y mirándolos de frente les saco el dedo del medio. 

Imbéciles. 


Por fin llega el almuerzo y con Dakota cruzamos la calle a la facultad de arquitectura para reunirnos con Ezra y Holly. Ambas estamos emocionadas por saber detalles del novio de Holly. Compramos nuestros almuerzos y tomamos asiento en una de las mesas. Yo me pedí unos macarrones con queso y Dakota unos ñoquis caprese. Me detengo a observar a las personas que van entrando e identifico rápidamente a Ezra. Veo que se dirige a comprar y le hago señas para que sepa que ya estamos aquí. 

Cuando termina, se sienta junto a Dakota y come en silencio. Solo lleva unos minutos con nosotras, pero percibo que algo le pasa. 

—¿Ocurre algo? —pregunto preocupada. Ezra es mi mejor amigo, lo conozco demasiado bien. Si respondiera que no pasa nada, sabría que está mintiendo. 

Aunque siendo sincera, Ezra no es solamente mi mejor amigo. Tal y como se lo he dicho desde un inicio, somos espíritus afines. Sentí una conexión con él desde el día que lo conocí. No es que seamos parecidos en forma de ser... para nada. Pero me siento cómoda y feliz junto a él. Tenemos afinidad... y si hay algo que me encanta de Ezra, es su sensibilidad e inocencia. Es una de las personas más buenas que he conocido en toda mi vida. Es de esas personas que cuando las encuentras, tienes que cuidarlas y valorarlas, porque sabes que hoy en día casi no existen. 

No se trata de atracción, más bien diría que es un amor fraternal. Nuestras almas están sincronizadas.  

—Solo estoy algo cansado. —Se toca el puente de la nariz—. Perdóname por no responderte ayer, Naomi. Lo siento. 

Sé que está mintiendo. Cuando miente se toca la nariz, pero no digo nada. Debe tener sus motivos y la verdad, es que no estoy molesta por no haberme respondido. 

—No pasa nada. No me confundas con una amiga tóxica ah —bromeo. 

—Eso jamás. —Levanta su cabeza y observo sus ojos cafés. Ezra tiene las pestañas largas y rizadas. Aunque me pusiera todo el rímel del mundo, jamás lograría tenerlas como él las tiene en forma natural. Le dan un toque muy adorable. Casi parece como si hubiera leído mis pensamientos porque se dibuja en su rostro una sutil y dulce sonrisa.

—Bueno, ¿y qué tal el novio de Holly? —pregunta Dakota. 

Ezra se pone tenso, pero luego, relaja los hombros.

—Les gusta el chisme. Calmen esa ansiedad y mejor busquemos otra silla. Holly lo traerá a almorzar con nosotros. 

—¡¿Qué?! 

—Ah, sí. Puedo ver que es así —dice Dakota— ya los vi. Están lejos, pero tengo buena vista —baja la voz— están a tus espaldas Naomi, pero mira disimuladam...

Me giro en forma brusca y veo a Holly con un muchacho súper atractivo. 

—Ah bueno, pero a ti te ponen un diez por disimulo, Naomi —bromea Dakota.

Sin embargo, no me río porque veo que Holly intenta tomarle la mano, pero él bruscamente la aparta. Fue muy rápido, quizás nadie más lo vio, pero yo sí y eso ya es suficiente. 

No sé tu nombre, pero ay... pobre de ti. Se te viene un gran interrogatorio. 


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