CAPÍTULO 16
⋆NAOMI⋆
Un rayo de luz calienta mi rostro. ¿Dónde estoy? Se parece a la casa en el campo dónde pasábamos las vacaciones con mi familia: La terraza al aire libre que conectaba con la naturaleza, la atmósfera de tranquilidad que adornaba el ambiente. Los colores suaves de las paredes, los marcos blancos en las ventanas.
Solíamos ir cada verano a pasar las vacaciones, fue una tradición que perduró por mucho tiempo. En aquel entonces era tan pequeña, gozaba de la misma energía que ahora, pero cargada de simpleza. Aún no conocía cómo era el mundo, las retorcidas personas que se encontraban en el exterior. Siempre en una burbuja, protegida, mas no por eso ajena a los sentimientos de los demás.
Miro mis manos. ¿En qué momento crecí tanto?
Algo se siente diferente. La extraña liviandad en mi cuerpo me toma desprevenida. La confusión se apodera de cada parte de mi ser. Algo no está bien.
«Naomi, Naomi, Naomi».
Parpadeo varias veces. No sé cómo llegué aquí, pero me encuentro sentada en la cabecera de una amplia y alargada mesa de madera en medio del jardín. Las espinas de rosas en color blanco y rojo adornan las sillas. No lastiman, no desgarran mi piel. Mi vestido blanco cae hasta mis rodillas, se siente suave y cómodo, contando con una leve transparencia que pretende irradiar inocencia. Suelto una risa juguetona, yo soy precisamente la antítesis de aquello.
No estoy sola.
Dos personas se encuentran sentadas.
Un niño.
Un joven.
La brillante bandeja de plata se exhibe ante mis ojos. Me dispongo a comer mientras ambas personas sin rostro examinan mis movimientos. Una amarga sensación se apropia de mi paladar. La comida sabe podrida, sucia. El niño se preocupa al percibir mi alteración, toma mi mano arrastrándome del lugar corriendo por el sendero luminoso. Cada paso que avanzamos es retroceso.
La realidad se consume, se hace trizas en pequeñas partículas. No obstante, el niño y yo permanecemos intactos. El sonido de las olas del mar calma mis sentidos, recién cobrando noción del paisaje que tenemos ante nosotros. Una bandada de pájaros vuela en círculos por los cielos, la arena ensucia mis pies.
—¿Cómo está? —pregunta el niño vestido de blanco. Al hacerlo las facciones de su cara cobran vida; cara redonda, cabello rubio, ojos almendrados en color verde.
Verde.
¿JJ dónde estás? ¿Acaso no estaba a tu lado?
—¿Quién eres?
—No respondes una pregunta con otra pregunta. —Aparenta tener unos doce años, pero algo en su semblante hace que demuestre más edad, más tiempo recorrido.
—No suelo responder de la manera que esperan que lo haga —curvo hacia arriba la comisura de mi boca.
Él también parece divertido por cómo he contestado, le agrado.
—Lo sabemos. —Una segunda voz. El joven.
Tú.
«Yo no lloro, nunca lloro».
—Te extraña, te extrañan —murmuro mientras me rodea entre sus brazos.
—Mantén tus ojos muy abiertos —nos interrumpe el niño. La tristeza se hace presente en su rostro—. Nunca se detienen, día tras día van por una nueva presa. —Me mira con seriedad—. Lo has hecho bien, y por eso están furiosos.
Mi impulsividad quiere bombardearlo de preguntas. Sin embargo, mi corazón se acelera al escuchar un disparo proveniente de la casa. El sudor frío se extiende por mi frente y por mis manos mientras corro en dirección al lugar. De pronto, me encuentro sola, ambos han desaparecido. Cada paso se vuelve una tortura, el camino está rodeado de cuerpos; cuerpos de mujeres de distintas edades y yo me hundo, me pierdo en medio de todos ellos. Me asfixio mientras los gritos se hacen cada vez más fuertes. Necesito llegar, necesito llegar, necesito...
Pese a recobrar el sentido, sigo presa del alucinamiento. Mis ojos abiertos demoran unos segundos en tomar consciencia de quien se encuentra frente a mí.
—Estoy aquí... estoy aquí. —La voz de JJ se escucha afligida—. Oh, Dios, Naomi, ¿estás bien? —Sostiene mi rostro, sus ojos brillan. La luz de la habitación se encuentra encendida, yo estoy sentada en la cama sin recordar cómo fue que terminé de esta manera.
—¿Qué pasó?
—Gritaste. Entré a tu habitación y estabas sentada en la cama con los ojos muy abiertos. —Me abraza con fuerza—. ¿Qué carajos estabas soñando?
—Yo... —Mis ojos conectan con los suyos. Hay demasiada preocupación en su expresión—. No lo recuerdo.
—Eres muy mala mentirosa. —Una media sonrisa.
—Y tú alguien que rompe las reglas, no tienes permitido entrar aquí. —Paso mis dedos por mis ojos, y me levanto. Camino en dirección al baño, necesito pasar agua por mi cara. JJ me sigue.
Aunque Cookie es la perrita con más energía que podría existir en este mundo, se mantiene sumida en un profundo sueño. Algo me dice que es imposible que no hubiese reaccionado con la luz prendida y con la presencia de JJ. No obstante, le ha ganado la pereza. Bien por ti Cookie, espero tus sueños sean más agradables que los míos. Eso parece ya que duerme boca arriba en medio de su cama de felpa suave en color fucsia.
—No es primera vez que entro. Solo que olvidaste la primera... —admite una vez que ambos estamos dentro del cuarto de baño. La cerámica enfría mis pies descalzos. Las gotas de agua se deslizan por mi cara levemente hinchada. Mis ojos azules se detienen en el reflejo de JJ a pocos pasos de mí.
—¿Cuándo fue la primera vez? —alzo una ceja.
—La noche... en que ocurrió lo de Dakota.
Mantén tus ojos muy abiertos.
Nunca se detienen, día tras día van por una nueva presa,
lo has hecho bien, y por eso están furiosos.
—¿Segura estás bien?
Preocuparlo más no tendría sentido, solamente se trató de un sueño. No es real.
—Lo estoy —respondo con seguridad. Reviso la hora en el teléfono, comprobando que solo quedan unas cuantas horas de sueño—. Saldré temprano a la Universidad.
—Creí que tenías clases en la tarde. —Parece confundido.
—Sí, pero quedé de ver a alguien a las 11:00. —En verdad una decisión de último minuto—. No te vayas a poner celoso —bromeo.
Siempre sigo mi voz interior, y si me está advirtiendo de que debo escuchar a Nolan, tendré que hacerlo. Será difícil, ya que lo primero que viene a mi cabeza al tenerlo frente a mí es colmarlo de insultos. Lo merece. No prometo contenerme, lo mío no es guardarme los opiniones, jamás reprimo. Mi fuego interior lo impide, y me encanta que sea así.
—Eso jamás —me contesta JJ. Sus brazos me rodean, me abraza por detrás, depositando suaves besos por mi cuello. Me estremezco—. Por si aún no te has dado cuenta, no soy alguien celoso.
Sé que no lo es. JJ me transmite tanta calma, estar con él es como caminar en medio de un gran jardín rodeado de orquídeas azules y amarillas. Te atrapan y capturan con su belleza, se vuelven atractivas a la vista. Su inocencia se vio interrumpida por la crueldad de las personas; a una muy corta edad aprendió a valerse por sí mismo. Lo admiro por ser capaz de no repetir el ciclo. Y sé que jamás podría verme como "algo que le pertenece" así como yo tampoco podría verlo de esa manera. Él no es como Wes y sus amigos, aunque no por eso lo coloco en un altar. JJ es cómo se debe ser.
Me doy vuelta. Trazo un recorrido con uno de mis dedos por sobre su pecho. Su pijama de algodón en color negro es suave al tacto. Él me sube sobre el mueble de lavamanos. Mi camisa larga se enrolla.
—No eres mía. —Juega con mi cabello—. No soy tuyo —murmura— somos espíritus libres que se atraen.
—¿Solo que se atraen? —En mi rostro se dibuja una sonrisa traviesa.
—Ya sabes cuanto me gustas, ¿quieres escucharlo otra vez?
Envuelvo su cuerpo con mis piernas.
—Repítelo. No. Mejor demuéstralo.
Su boca se aproxima a la mía.
—Me gustas. —Besa mis labios, con sus manos sostiene y acaricia mi rostro—. Demasiado —susurra contra mi boca.
—¿Entonces no te asusta? —frunce el ceño— estar con alguien impulsiva, explosiva. Nunca te endulzaré verdades, si algo me molesta nada podrá callarme —digo con una sonrisa, porque amo cómo soy. No lo estoy mencionando porque me genere inseguridad, es una simple advertencia. De que por más que me guste alguien, primero estoy yo, y siempre estaré primero yo.
—¿Asustarme...? Nunca. Verás, Naomi, eso es precisamente lo que me encanta de ti.
Tomo a JJ de su barbilla, y lo beso dejándome llevar por la increíble sensación. En su contacto tan provocador porque él puede leerme de la misma manera en que yo lo leo a él. Nuestras labios toman distancia, y antes de que me baje del mueble, él me abraza. Se acurruca de una manera tan adorable que me hace cosquillas por todo el cuerpo. Paso mi mano con suavidad por su cabello castaño mientras me invade su exquisito aroma amaderado. «Rosas» dice en voz baja, al quedar su nariz pegada a mi ropa.
«Siempre hueles a rosas».
Quisiera que el tiempo se quedara suspendido en el ahora.
Tú y yo,
por siempre.
⋆⋆⋆
La cafetería de la facultad de arquitectura no tiene nada que envidiarle a ningún café de la ciudad; su variada carta, y los elegantes muebles generan un ambiente sofisticado y pretencioso. Muchos estudiantes la utilizan como una sala de estudio, algunos trabajos se encuentran sobre las mesas. Abundan las caras de frustración y ojeras, los compadezco.
Compro un cappuccino vainilla que dudo bastante que sea capaz de quitarme el mal sabor de boca de reunirme con Nolan. He dado pocos pasos en medio del recinto cuando identifico su cabello dorado y ondulado, las pecas que toman el protagonismo en su cara. Se encuentra en una mesa vacía a un lado de un panel. Cuelgan de este carteles con fotografías de Wes y Austin junto con escritos de denuncias. Resulta contradictorio que tomara asiento justamente en este lugar.
Al hacer contacto visual alza una mano saludándome, como si genuinamente estuviera feliz de que haya accedido a verlo. Uh, estás tan equivocado.
—Gracias... gracias por venir Naomi. —Esperó los treinta minutos de retraso, debe estar muy interesado en que hablemos—. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Desconfío tanto de él. Si realmente entendiera el daño que hicieron sus amigos tendría que haberse rectificado entregando testimonio a favor de las víctimas, cosa que por supuesto, no ocurrió. Ha guardado silencio, igual que siempre.
—Eso a ti no te importa. —Tomo asiento frente a él—. Quiero ser clara, para mí tú no eres mejor que tus amiguitos. —Bajo mis gafas oscuras.
Observo a mi alrededor, analizando si se encuentra alguien conocido. Mis ojos se convierten en un escáner. Ninguno de mis amigos sabe de esto, lo correcto habría sido comentarlo. Sin embargo, mis motivos para ocultarlo no son malos, solo no quiero que se preocupen de forma innecesaria. Además nadie puede con Naomi Cranham.
Nolan sostiene su refresco entre sus manos, juega pasándolo de una mano a otra, demostrando nerviosismo.
—Lo sé —suelta en una exhalación— bueno primero que todo quiero reiterar mis disculpas en nombre de ellos. Sé que no cambia nada, y sé que nada que venga de mí será bien recibido por ti. Pero en verdad, lo lamento.
Pongo los ojos en blanco. Mi postura quedó más que clara en los mensajes que intercambiamos previamente.
—No acepto las disculpas. Ya te dije, para mí tú y ellos son la misma basura. Lo único que espero es que la Universidad tome las resoluciones correspondientes.
Y realmente espero que lo hagan. Wes y Austin han mantenido un bajo perfil, escondidos en sus casas. Sus padres los han apoyado en todo momento. Apelan a la intachable conducta que habían tenido anteriormente, y que han colaborado en que el proceso sea eficaz. Sucias mentiras, siempre fueron seres detestables, solamente que nadie se atrevía a levantar la voz. Temo que después de todo, la situación quede en nada.
—Sí... lo entiendo, Naomi —susurra— por favor solo escúchame. Estoy pasando por un mal momento, aunque no lo parezca, yo no soy como ustedes. Estudio en esta Universidad con una beca. Mi madre y yo intentamos sostener el hogar. Trabajo medio tiempo de camarero para solventar los gastos. Y todo esto me está salpicando... Estoy desesperado, tengo miedo de perder mi única oportunidad de ayudar a mi familia a salir adelante. Tú sabes que yo jamás tocaría a nadie sin su consentimiento. Nunca participé en esas situaciones, y sí reconozco que no hice nada por detenerlo, pero tenía miedo de enfrentarlos.
Formo un puño con una mano.
—¿Esto era lo tan urgente? ¿Crees que soy una especie de psicóloga? Nolan, nadie te obligó a relacionarte con esas personas. ¿De qué tienes tanto miedo? Si realmente no hiciste nada entonces no tienes por qué temer —respondo con frialdad.
—Te estoy siendo honesto —dice en un hilo de voz— en verdad nunca he tratado a nadie de esa manera, pero todos me ven como si lo hubiera hecho. —Tapa con sus manos su rostro—. No lo resisto. Créeme —me pide— no es de mí de quien deberías desconfiar.
—Dilo ya, Nolan. ¿De quién has querido advertirme? —Nada que salga de él lo tomaría en serio, pero quiero saber sus verdaderas intenciones.
Abre su boca con el propósito de responderme. No obstante, se queda paralizado al clavar su vista por detrás mío. Volteo mi cabeza encontrándome con Fox que está a lo lejos apoyado en la pared, sus ojos fijos en nuestra dirección.
—Yo... debo irme... —Guarda con apuro sus cosas, el movimiento es tan rápido y torpe que algunos cuadernos caen al suelo.
—¿Oye todo bien?
No contesta, y aunque cambiara de opinión no podría decirlo. A nuestro alrededor aparece el resto de su grupo: Caleb y Jason. Percibo que Fox quiere aproximarse a apoyarme, le hago una seña con la palma de mi mano para que se detenga. No necesito la ayuda de nadie.
—Esto sí que es una sorpresa —se burla Caleb— ¿qué haces con la zorra? Por culpa de esta perra Wes y Austin podrían terminar expulsados.
—Y yo que pensé que ya habrían aprendido algo. Ellos se metieron solos en esa situación, y ustedes seguirán los mismos pasos.
—¿Nos estás amenazando?
—No, imbécil. Se ve que no entiendes nada ¿no? —sonrío— por cierto, —agrego antes de desaparecer de su vista—. Deberían leer un poco más a ver si con eso logran contrarrestar esa horrible formación que tuvieron. ¿Creen que me afecta que a mí como mujer me llamen perra, zorra? De hecho me hace mucho sentido —digo con un toque burlón— Siempre nos han visto como si fuéramos inferiores a ustedes. Nos cosifican de la misma manera que hacen con los animales, solo que a nosotras nos ven como objetos sexuales. Pero vamos, ¿Acaso están siguiendo el hilo de esta conversación?
—¡¿Pero quién te crees?! —Caleb me mira hecho una furia—. Seguramente me importara toda tu mierda feminista, animalista, activista. Cansas, solo haces el ridículo.
Suelto una risa que los saca de quicio.
—Si quieres discutimos después que leas a Carol J. Adams.
Nolan intenta contenerlos, aunque rápidamente toman consciencia de que cualquier paso en falso sería catastrófico. No estamos solos, algunas personas se han quedado detrás mío. Otros están con sus teléfonos grabando todo.
Me retiro de forma triunfal mientras ellos se tragan sus palabras y actos repugnantes.
Tomo del brazo a Fox antes de que lo pierda de vista. Necesito aclarar mis dudas respecto a Nolan.
—Nolan se espantó en cuanto te vio —suelto de imprevisto mientras caminamos por el pasillo. No permito dejar ni un solo minuto para que el tema quede en el aire.
—¿De qué hablaban? —Esquiva el punto—. Fue extraño verte con él.
—¿Qué tendría que decirme? —Lo miro seriamente—. En serio, conmigo no. Puedes hacer estúpido a cualquiera, menos a mí. Habla ahora, Fox.
Parece algo indeciso, pero sabe que conmigo no tiene escapatoria.
—Fuimos compañeros en el instituto —murmura— me conoce de mucho tiempo.
—¿Y recién ahora lo mencionas?
—Nunca fuimos amigos, como puedes ver.
Los recuerdos de esa noche nuevamente se hacen presentes. La manera en que Fox golpeó a Austin, se lo merecía. Pero hubo desenfreno, demasiada determinación como si no fuera la primera vez que golpeaba a alguien. Debo ser la persona más malagradecida del mundo, ya que lo hizo por defenderme. Sin embargo, siento como si hubiera algo más, algo que él no quiere que nosotros sepamos.
«Hijo de perra» murmuró Fox.
«Sí, quizás, pero tú amigo, estás loco». Le contestó Wes.
¿Y si....?
No. Fox nos ayudó a exponer a Wes en la fiesta de Eleanor... Me siento confundida, por más que intento unir los puntos no lo consigo, y eso que es mi mayor habilidad.
—¿Normal? Le di una paliza a Austin, grabé a Wes y rayé su vehículo. Oye Naomi, puedo ser muchas cosas, tengo demasiados defectos. Pero jamás estaría involucrado en algo tan terrible. No tengo nada que ver con Wes —asegura, sus ojos cafés me miran con suavidad. Está diciendo la verdad.
—Me alegra escuchar eso, porque Holly te ama. —Tomo un largo trago de café.
—No. —No me agrada la mueca que hace al escuchar su nombre—. Lo que Holly siente por mí no es amor.
—¿Por qué dices eso? ¿Están peleados? Puedo asegurarte de que sí te quiere, cada vez que hablamos me lo dice.
Fox resopla.
—Para Holly estar conmigo significa algo. —Mira la hora en su teléfono—. Voy atrasado, ya debo irme.
—Sí, escapa como un zorro.
Me guiña un ojo antes de desaparecer de mi vista. Salgo del edificio rumbo hacia mi facultad, con más preguntas que respuestas.
Me duele todo el cuerpo. No es ningún secreto que existe el prejuicio de que estudiar una carrera artística es "más fácil" que una carrera tradicional, yo desmiento aquella concepción. Quizás no nos bombardean de tanta teoría (aunque eso no es por completo cierto, ya que debo leer bastante), pero el trabajo práctico es agotador. Mis años en actuación me han hecho replantearme en más de una ocasión si acaso estaré hecha para esto (mentira, me apasiona con el alma, solo son momentos muy breves de flaqueza). Aprender a usar la voz no es tarea fácil, y menos aún lograr controlar el cuerpo. Acrobacia no es lo mío, y me siento aliviada una vez que por fin termina la clase.
JJ me envió un mensaje en medio de la lección, señalando que pasaría a buscarme a la facultad para que regresemos juntos a "casa". Me entusiasma la idea de caminar tomando su mano, su calor que se expande por cada poro de mi cuerpo. «Basta Naomi, solo son dos personas que se gustan y son correspondidas».
Cuando lo veo al salir de la facultad, acelero mis pasos en su dirección, rápidamente me envuelve en sus brazos. Besa con dulzura mi cabeza, y sonríe cuando nuestras miradas se cruzan. La luz del sol nos acompaña durante todo el trayecto de regreso como si lo hiciera especialmente para nosotros.
Hay tantos sentimientos en esos pequeños roces: cariño, admiración y respeto.
Por un segundo me permito dejar a un lado ese presentimiento de que mis amigos ocultan cosas, de que muchos problemas se avecinan. Me concentro en mí y solo en mí. Naomi Cranham viviendo uno de los momentos más felices de su vida. Y quisiera capturar este instante en una fotografía para recordarlo por siempre.
Su sweater verde musgo, pantalones oscuros, zapatos marrones, y el maletín que sostiene en su hombro le dan un toque elegante. Años atrás jamás hubiera pensado verlo así, vernos así. Me siento tan emocionada.
Y antes de entrar al edificio, nos besamos sin importarnos si es que alguien nos está mirando. JJ abre la puerta, mas no visualizo el lugar. Camino a ciegas, en medio de besos, caricias, y risas de los dos.
—Señorita, Naomi —nos interrumpe el conserje.
—¿Y ahora qué? —JJ y yo volteamos en su dirección.
—No quería interrumpir. —Se aclara la garganta—. Pero tiene visitas. La están esperando en la recepción.
¿Qué? No quedé de ver a nadie.
—Debe tratarse de un error —digo con determinación. Si se trata de alguno de uno de los sujetos de la Universidad, juro que ya sería traspasar cualquier límite. No permitiré que sigan interfiriendo en mi día.
—Qué rápido crecen. —esa voz—. Un día una chica está sentada desayunando con los amigos de su hermano comentando sus fantasías con Mr. Darcy. —Un suspiro cargado de diversión—. El mismo día el malgenio promete que el día que encuentre al amor de su vida contará los detalles candentes. Pasan los años y se cruzan los caminos de ambos. ¿Será que el alcohol sigue en mi organismo?
Me giro confirmando lo evidente. Está sentada en uno de los sofás. Al voltearnos inmediatamente se pone de pie.
—¡Ah! —chilla en tanto ambos corremos a su encuentro, igual como si fuéramos todos unos niños. No me importa. Es ella, y no sabía cuánto la extrañaba hasta que la tuve nuevamente ante mis ojos. Sé que JJ tiene el mismo sentimiento, fue y es una persona muy importante en su vida.
Cabello de brasas ardientes,
energía desbordada,
Charlotte.
𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇
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Este capítulo está dedicado a PremiosGemasPerdidas 🌹 Los capítulos que siguen serán importantes para unir todas las piezas que conectan cada trama. Los secretos lentamente saldrán a la luz❤.
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