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CAPÍTULO 15

EZRA

Siento como si la carga sobre mi espalda se hubiera aligerado. La brisa se siente más suave, mi corazón está más tranquilo. Limpio mis lágrimas. Naomi no parecía decepcionada de mí; su pesar no era por mí, era por mis padres. Aquello que siempre he querido mantener en secreto no es algo de qué avergonzarse, nunca ha sido algo malo. Es difícil convencerse cuando toda la vida te han enseñado que es incorrecto, cuando creciste con unos padres que lo ven como una enfermedad. Pero llega un punto en que hay que liberarse de las cadenas, y me siento orgulloso de por fin empezar a desprenderme de esas inseguridades.

Soy gay y está bien. Todo está bien.

—¿Dónde fue Naomi con tanta prisa? —me pregunta Dakota que acaba de salir a la terraza. Su cabello grisáceo con toques violeta lo tiene amarrado en una trenza. Su vestido dorado cuenta con un gran cinturón Gucci que combina perfecto con las botas de la misma marca; tiene el clásico estampado GG con detalles en cuero.

—Observa. —Señalo la calle. Naomi y JJ vienen tomados de la mano.

Dakota, la persona más antirromántica del mundo, grita. Me contagio con su alegría. Me toma del brazo, y corre a la cocina a abrir la botella de vodka. Anticipa que tendremos una noche de fiesta.

Holly toma su teléfono, y se mantiene sentada en la alfombra. No me dirige la mirada, me pregunto si estará arrepentida de las horribles cosas que me dijo. Aparentemente no parece estarlo. Me percato de que regresó a sus antiguas prendas; una falda hasta los tobillos en color negro, y una blusa con manga farol blanca. Me recuerda mucho a cómo se viste nuestra madre.

El timbre suena, y corro a abrirle la puerta a la feliz pareja. Entre Dakota y yo irradiamos tanto entusiasmo que casi parece como si estuviéramos tirando pétalos de rosas a los "recién casados". Un leve asomo de confusión se dibuja en el rostro de Dakota, debe estar igual de sorprendida de emocionarse tanto por el romance. Ella cree que siempre han estado juntos, pero imagino que pensó que se habían peleado y esta es la reconciliación.

Cuando Naomi está feliz, todos nosotros lo estamos. A veces siento que no soy el único que la ve como una especie de madre. Tanto Dakota, mi hermana y yo de una u otra medida nos hemos apoyado en ella. En su espíritu libre.

Naomi le dio más color a mi vida, me hizo creer que había algo más. La dependencia aún existe, pero es como si lentamente estuviera soltándome de ella, estuviera echando a volar mis propias alas. Ella también merece hacer su propia vida, junto a la persona que ama. Dudo que alguna vez haya sido un estorbo para Naomi, solo me siento más aliviado. De tomar las manos de alguien más, de alguien que podría enseñarme qué es amar y ser amado.

¿Amar?

Mis mejillas se sonrojan, llevo mis manos a mi rostro intentado ocultarlo. Y al hacerlo, me percato que Naomi me está mirando, es como si aún tuviera presente en su cabeza mi confesión. Su dulce sonrisa me repite lo que ya me dijo, está orgullosa.

Me distrae la vibración de mi teléfono.

Fox

¿Ya pasó tiempo suficiente? ¿Todo está tranquilo?

Cuando hoy día desperté en su cama, no tenía ánimo de regresar a casa... tampoco ayudó que en el instante en que me levanté, él tomó mi brazo con fuerza obligándome a que me quedé junto a él. Zorro demandante.

No puedo quejarme.

Estar con él, me hace muy feliz.

Ambos llegamos juntos al edificio de Naomi, pero decidimos que yo subiría primero dejando un margen de tiempo para no levantar sospechas. Mientras tanto Fox se quedaría viendo un capítulo de una serie en el vehículo.

Ezra

Sí, sube...

Holly está aquí.

Fox

Entiendo...

No te preocupes. Yo controlaré la situación.

Guardo el celular en el bolsillo. Ver a Fox con mi hermana no es algo que desee. No obstante, no tengo escapatoria. Ya estoy aquí.

A los pocos minutos ya se encuentra cruzando la puerta.

—Llegó la diversión —alardea. Zorro egocéntrico.

Dakota es la primera en reaccionar, corre en su dirección dándole un fuerte abrazo. La conexión que ambos tienen no ha dejado de sorprenderme.

—Vaya, cuanta humildad —se burla Naomi mientras ella y JJ sirven los tragos. Me hace una seña rápida preguntándome si quiero. Niego con la cabeza, no quiero tomar. Si Fox lo hace, alguien debe conducir. No permitiría que lo haga él en ese estado.

—Los zorros hacemos más interesantes las cosas. Tú entiendes —le contesta a Naomi.

Las risas llenan el ambiente. Se apagan cuando Holly se aproxima a Fox.

—Te llamé muchas veces —le pide explicaciones.

—Se me acabó la batería —se justifica.

Una evidente mentira.

Mi hermana no se ve para nada convencida, y siento algo de remordimiento. Luego esas palabras se hacen presentes en mi cabeza, aquellas palabras que me dedicó sin inquietud. No sé si es una manera de protegerme, de no sentirme culpable. Quizás se trata de eso, pero no quita que ella fue capaz de herirme. No es una venganza, solo... no puedo controlar mis sentimientos. Tampoco quiero hacerlo.

A Fox lo quiero.

Naomi nos indica que pasemos al cuarto de estar. JJ la ayuda a llevar los vasos. Todos tomamos asiento alrededor de la mesa. Naomi queda en medio de Dakota y JJ, Holly se sienta en la cabecera de la mesa, y Fox toma asiento a un lado mío, quedando entre Holly y yo.

—Jugaremos a verdad o reto —anuncia Naomi, mientras de fondo suena attention de Charlie Puth.

Toma la pequeña botella y la hace girar. No estoy convencido de si debiera exponerme a jugar a esto. Pero nadie tendría que imaginar lo que estuve haciendo las últimas horas, no hay nada que temer.

Sigo el movimiento circular de la botella hasta que finalmente se detiene apuntándonos a Dakota y a mí.

—Verdad —digo inmediatamente. Nunca me han gustado los retos, para nadie es una sorpresa. Es la postura que suelo tomar cuando jugamos a estas cosas.

Dakota lo medita por unos segundos, y mientras lo hace juega con su trenza.

—¿Te besaste con Anastasia en Angels?

—No, salimos como amigos —respondo y tomo un sorbo de jugo de naranja—. Solo quería asustarlas, fue una broma —sonrío.

Dakota y Naomi se ponen a reír. Holly se mantiene por completo seria.

Sin embargo, la risa de Naomi se ve reemplazada por algo más. Conozco cada una de sus expresiones, pareciera ser que recordó algo. Mueve la cabeza, negando, como si quisiera sacarlo de su mente. De pronto, tengo un mal presentimiento.

Hago girar la botella mientras digiero esa extraña sensación. En esta oportunidad le toca a Fox preguntarle a JJ.

—Reto. —Su mano sigue entrelazada con Naomi.

Fox se toma su tiempo. Una mueca traviesa se forma en su rostro.

—¿Debajo de tu sudadera tienes algo mmh... que deje piel al descubierto? —pregunta a Naomi en una sonrisa.

—¿Qué tienes en mente zorro? —Naomi le devuelve la misma sonrisa.

—Después me lo agradeces. —Guiña un ojo—. Pasa un hielo por sobre su piel —le dice a JJ— Sin usar las manos —agrega.

No me extraña que dé un reto como ese.

—¿Estás bien con eso? —le pregunta JJ a Naomi.

Ella se aclara la garganta. Está entusiasmada, pero dudo que reconozca cuánto le emociona. No, ella definitivamente no lo haría notar. Me da un poco de risa cómo intenta fingir desinterés.

—Claro, solo es un juego. —Nos mira con desafío—. Admitan que les pone ver a dos personas atractivas juntas. —Comienza a quitarse su sudadera.

—Naomi... —Holly la recrimina.

—Shhh... Holly, relájate un poco —la calla Fox.

Nuevamente tomo un largo trago de jugo. Aunque es dulce me sabe amargo. Siempre escucharlos interactuar ha sido un desafío para mí. Desde el día en que lo presentó en la casa y me encontré con la sorpresa de que era el mismo muchacho que había conocido pocas horas antes.

—Lo siento por tener amigos tan locos —se disculpa Naomi, disculpa que por supuesto parece falsa. De hecho habla entre risas. JJ gira los ojos con diversión, lleva su vaso de vodka a la boca, tomando con sus labios uno de los hielos. En tanto lo hace, Naomi se gira hacia nosotros y sin emitir sonido mueve su boca: Gracias, gracias. Todos intentamos disimular nuestras carcajadas.

JJ levanta la cabeza, alza una ceja con una pizca de picardía. Quizás alcanzó a ver lo que hizo Naomi.

Ella trae una remera manga corta, con los hombros al descubierto. JJ lleva su boca por debajo de su clavícula. Su movimiento es lento, algo irregular, dejando un rastro de humedad, una gota apenas perceptible. Se mueve mientras el hielo comienza a deshacerse. Una vez que se derrita por completo, el reto estará completado.

—Parece que jugamos a verdad o premio —interviene Dakota.

Suelto una risa, estoy de acuerdo. Y todo es culpa del zorro.

Naomi nos hace señas para que nos callemos, lo está disfrutando. JJ sigue trazando un recorrido por sobre su piel, se detiene por sobre la curvatura de sus pechos. Difícilmente esa zona podría pasar desapercibida para él, porque Naomi es muy curvilínea. Sin embargo, él vuelve a subir como si se tratase de terreno peligroso o sagrado. Levanta sus ojos, conectando con los de ella, y la manera en que ambos se observan es tan intensa, que francamente me pregunto si no terminarán echándonos a todos del departamento.

Pasar tanto tiempo con Fox me está haciendo mal, me está transformando en un pervertido.

El hielo se termina de derretir, dando por concluido el reto. Mi amiga pareciera estar al borde de hacer un puchero, lo controla. Nunca le ha gustado hacer esos gestos, le recuerdan a Mike. 

En vez de hacer eso, toma a JJ de la barbilla y besa sus labios.

—No coman frente a nosotros, por favor —se queja Dakota— solo falta que empiecen Holly y Fox.

El novio de tu hermana. Me siento incómodo.

Fox toma su vaso de vodka, bebe un largo trago. No lo ve venir, Holly se aproxima a él, depositando un beso corto y superficial frente a mis ojos.

Podría recriminarle a Fox, podría decirle muchas cosas una vez que nuevamente estemos juntos. No obstante, lo que veo en Fox es esa expresión extraña, melancólica. Díganme ingenuo, pero las dudas se hacen presentes en mi cabeza. ¿Realmente están juntos?

Siento su mano sobre la mía, por debajo de la mesa. Y esta vez le devuelvo las caricias. Mis dedos tocan con suavidad los suyos. Nada más importa, solo tú y yo.

—Bien, la giraré yo —dice Dakota.

Y para mi mala suerte, la botella queda en diagonal, apuntándonos a Holly y a mí.

Suelto a Fox.

—¿verdad o reto? —Mi voz sale cortante.

Ella responde lo que esperaba: verdad. Ya lo sospechaba, quizás se trata de las pocas cosas que tenemos en común. Ninguno de los dos tiene la valentía de hacer algo alocado.

—Di uno de los peores secretos que te has guardado.

No tendría por qué afectarle. Pero veo los ojos de Fox muy abiertos, intercambia una mirada nerviosa con Holly.

¿Qué es lo que está pasando?

—Uno que me afecte a mí directamente ¿no? —Me mira seriamente—. No que sea de alguien más. Es decir, podría ser de la familia —sugiere.

Asiento con la cabeza, no muy seguro. En verdad quisiera entender el motivo de la reacción de Fox. No obstante, ya es tarde porque mi hermana empieza su relato:

—Cuando era pequeña, tuve que acompañar a nuestro padre a un viaje. Se suponía que era por mi cumpleaños. Ya me parecía raro que fuera así —resopla— no me hacía sentido incluso en ese entonces. Y claro que no se trataba de eso. Estábamos en una cabaña, me desperté a medianoche, con el sonido de unas agitadas respiraciones que venían de la cocina. No aguanté la curiosidad, observé disimuladamente y vi a papá siendo infiel, estaba con otra mujer.

¿Qué?

—¿Me hablas en serio? —pregunto con incredulidad mientras las chicas la abrazan pese a que ella intenta apartarlas—. Nunca... dijiste nada. ¿Por qué no me contaste?

—Yo siempre he tenido que llevarme toda la mierda de la familia, mientras tú vives tu vida feliz.

—No le hables así a Ezra —contesta Fox, se escucha molesto— Te desquitas con él por tus propias inseguridades.

No tengo palabras para describir el semblante que tiene mi hermana, advierto que uno de sus ojos tirita.

—Bueno, calmémonos —interviene Naomi— una infidelidad siempre será fea. Tanto hablar de ella, como enterarse...

Fox toma automáticamente su teléfono. Finge cómo si estuviera viendo la hora, pero en verdad se encuentra en las notas y en letras grande escribe un mensaje que queda a mi vista:

Ni se te ocurra sentirte mal. Ahora no puedo hablar sobre eso, pero te prometo que las cosas no son lo que parecen. Te quiero a ti.

La punzada en el pecho se desvanece. Sé que se refiere a que no me sienta culpable por la traición hacia mi hermana. Sonará egoísta, pero sí me tranquiliza.

Holly asegura que todo está perfecto y que continuemos con el juego. Naomi insiste en si está segura de que se encuentra bien, solo se calma una vez que Holly le jura que es asunto superado. Todos intentan dejar a un lado la tensión que de repente flota en el ambiente.

Mientras la botella gira, pienso en la confesión de mi hermana. Mi padre que siempre ha querido dar la imagen de intachable, de perfecto. No puedo imaginarlo con otra mujer, ¿mi madre lo sabrá? ¿Quién habrá sido esa mujer? Sus discursos ahora se me hacen aún más hipócritas.

La botella se detiene en Naomi y Fox.

—No debo ni preguntar, eres un zorro, vas a elegir reto. —Naomi habla con confianza.

—Ponme a prueba, Naomi —curva hacia arriba la comisura de su boca—. No existe reto que logre poner nervioso a Fox Grimes.

Se trata de Naomi, no debería desafiarla. No es una buena idea.

—Muy bien. —Ese tono no puede significar algo bueno—. Mi reto es que entregues tu teléfono, y pueda ver tus mensajes.

—¿Qué?

—Será rápido, no me tengas por alguien tan chismosa que leerá las conversaciones.

Mierda, seré el primero en aparecer en el historial. Naomi se dará cuenta, no es tonta, para nada. Se dará cuenta que entre Fox y yo hay algo más que una amistad.

—Claro, no hay problema, no hay nada. Palabra de zorro —bromea.

Y él le entrega el teléfono, igual como si nada pasara.

Regresa a mi cabeza el momento en que Naomi reaccionó de forma extraña cuando Dakota me preguntó por Anastasia. ¿Habrá una remota posibilidad de que alguien nos hubiera visto a Fox y a mí en Angels?

La chica rubia.

Pero... Naomi no es rubia, su cabello marrón con extensiones de glitter no pasa desapercibido. Aunque... de complexión se me hace similar, y... mierda. No debí haberme emborrachado esa noche. Los detalles se me hacen borrosos.

Los dedos de Naomi se mueven con habilidad, sabe dónde buscar.

Son los peores segundos de mi vida.

Sus ojos fijos en la pantalla parecieran no dejar pasar por alto ningún pormenor. Debiera ser el primero en la lista... ¿estará en nuestra conversación? Muevo mis manos con nerviosismo.

Naomi alza una ceja.

—Vaya, ni siquiera una conversación archivada. La verdad, no me la creo.

—¿Qué puedo decir? Soy un Santo. —Junta sus manos rezando.

—O alguien que borra bien sus huellas. —La insistencia de Naomi no creo sea al azar.

—No —interviene Holly, tomándome por sorpresa—. Él no haría eso.

Me aclaro la garganta, y me disculpo levantándome abruptamente. Voy al baño a pasar agua por mi rostro. La música se intensifica, las risas se hacen presentes, tranquilizándome de que el tema ya se ha cerrado, y que no hay motivos para sentirse angustiado.

Me sobresalto al ver que la manilla de la puerta comienza a moverse.

—¿Qué... qué haces aquí? Mierda, qué susto me llevé en la mesa.

Fox pone el pestillo en la puerta, y rápidamente se apodera de mis labios ignorando mis palabras.

—Necesitaba un momento a solas... contigo —dice con desesperación mientras se abalanza nuevamente encima de mí. Suelto una pequeña risa, lo dice como si no hubiéramos pasado el día juntos.

—Oye... a este ritmo te terminarás hartando de mí.

—No. —Juega con mi cabello—. Eso jamás. Nunca podría cansarme.

—Mentiroso.

—Mmh... ¿Cómo quieres que te demuestre que te quiero en serio? A mí se me ocurren algunas ideas, pero no sé si estarás de acuerdo —susurra en mi oído.

—Este no es un buen lugar.

—No seas aguafiestas.

—Solo soy sensato.

Él finge un sollozo lastimero.

—Quizá un último beso —cedo.

—Lo sabía, mueres por mis besos —presume antes de besarme una vez más. Su cuerpo hace presión sobre el mío. Sé hacia dónde irán las cosas si no lo detengo en este momento.

Tomo un poco de distancia.

—Dije que solo un beso.

Fox rueda los ojos.

—Está bien. —Intenta sonar serio—. Por ahora —agrega.

Suelto una exhalación. ¿De dónde saca tanta energía?

—¿Cómo estás? me refiero a lo de tu padre....

—Solo me tomó por sorpresa —reconozco— me pregunto si habrá sido algo de una vez, o... una relación importante. También si mi madre estaba enterada... no me extrañaría si lo sabía y decidió callar. En esa casa todos viven de las apariencias, yo incluido —admito. Aún no he sido capaz de contarles la verdad a mis padres sobre quien soy, y no estoy seguro de querer hacerlo pronto.

El único ángel en la familia es Oliver. Y espero que nada perturbe su inocencia. Al menos pretendo dar todo de mí para que su vida se mantenga pacífica.

—No digas esas cosas... —Acaricia mi mano—. Tú no eres como ellos, Ezra. Eres adorable —pellizca las mejillas de mi rostro.

—Tonto. —Lo empujo—. Ya estoy demorando demasiado. Saldré yo primero ¿bien?

Hace un gesto afirmativo con su mano.

Salgo del baño. La puerta la abro solo lo suficiente para que yo pueda salir, y nadie vea que Fox también está adentro. Nunca se sabe quién podría estar del otro lado. Camino de regreso al salón cuando una voz me llama desde el fondo del pasillo. Me toma por sorpresa.

—¿Ezra? ¿Podemos hablar?

Naomi.

Asiento y me dejo guiar hasta su habitación.

—Necesito preguntarte algo... no es primera vez que te lo pregunto. No lo tomes a mal, ya que no tiene nada que ver con lo que me confesaste hoy día, que por cierto, me hace muy feliz. —Se dibuja una suave sonrisa—. Pero... debo sacarme esta preocupación de la cabeza. Recordé la noche en Angels, estoy segura de que te vi, chocaste conmigo. —Mi pulso se inquieta—. Sé que eras tú, porque revisé nuevamente la foto que enviaste con Anastasia y era la misma ropa del muchacho con el choqué... reconocí tu voz, y además... vamos que ese pelo te delata. Ibas de la mano con un chico... y Dakota había mencionado que Fox iría a buscarte. Lo cual inicialmente no le vi nada malo, pero no lo sé, Ezra, llevo tiempo con un mal presentimiento. No habrá otra oportunidad. —Me mira seriamente—. Dime la verdad ahora, y si mientes, recordaré este momento —asegura— sería decepcionante... muy decepcionante para mí. Y sabes cómo soy cuando algo me parece mal...

Siento un nudo en la garganta. No podría explicarle todo en este momento. Es más difícil de lo que parece.

—No pasa nada —la tranquilizo— ya te he dicho que con Fox no pasa nada. He estado conociendo a un chico... pero lo he mantenido en secreto, porque todo esto es demasiado nuevo para mí. La persona que iba conmigo no era Fox. Y mi relación con Holly en este momento está demasiado quebrada como para que surjan ese tipo de dudas... te pido que no volvamos a tocar este tema, mi hermana podría escucharlo y sería...

—Sí. Asunto cerrado. Te quiero, y perdóname por insistir, te aseguro que es la última vez. Vas a tener que cumplir tu promesa ¿ah? yo diciéndote que cuando lo conozcas debías presentármelo, y parece que esa persona ya está en tu vida. Me alegro tanto, Ezra. Te dije que algún día encontraríamos a la persona indicada, y no puedo creer que lo estemos viviendo al mismo tiempo —dice con alegría— no puede ser una coincidencia. Exijo una cita doble ahora mismo.

Algún día, Naomi.

Quisiera decirle la verdad, quisiera comentarle quien es la persona que me hace feliz. Pero no debo hacerlo.

Regresamos junto con los demás. Fox aparece unos minutos después que nosotros. Anuncia que el juego no puede terminar sin que le haya tocado una ronda a Dakota y Naomi, que eso es trampa. Ambas ríen y ceden. La disposición de Dakota cambia por completo cuando su reto consiste en gritar desde el balcón un poema de Benedetti: Corazón coraza. Los gritos desde otros balcones se hacen presentes: «¡Loca, cállate!» Dakota les grita de regreso que ella lo está pasando peor que ellos, y a duras penas consigue terminar de recitar el poema que lee desde su teléfono.

Naomi se apoya en mi hombro intentando contener su carcajada.

Y no sé si son demasiadas rondas de alcohol, pero en un momento de la noche Fox pregunta por nuestros mayores miedos en la vida. Todos se toman unos segundos en responder. Yo sé perfectamente cual es mi respuesta: Terminar siendo cómo mis padres. Y no puedo evitar que mis ojos queden muy abiertos cuando Holly responde exactamente lo mismo que yo. Desvío la mirada, reconozco que mi corazón se aceleró, porque fue cómo sentir un segundo de conexión con ella. Pero no borra todo el daño que nos hemos causado mutuamente.
JJ responde que por mucho tiempo fue el amor, pero sonríe cuando murmura que ahora no se le viene nada a la cabeza, se siente en paz. Naomi toma su mano y la acaricia con suavidad antes de dar su respuesta: La muerte. Y cuando llega el turno de Dakota nos mira cómo si fuéramos unos locos, se burla de que el alcohol nos puso depresivos, y que nos fuimos demasiado por el "lado filosófico" que en su caso, su mayor miedo son los ratones.

Naomi estalla en risas, y en ese instante nos hace notar que nadie le dio un reto qué hacer (de seguro desde un inicio se moría por participar). Dejamos en manos de Holly que decida su reto. Y dado que su rostro está al natural propone sería divertido si se deja maquillar por todos. Naomi se entusiasma y corre por su gran cofre repleto de maquillaje que guarda en su cuarto, en un sector algo apartado, como si se tratara de un tesoro. No nos esforzamos en que quede bien y una vez que se mira en el espejo grita:

—¡Me dejaron como un payaso! —Toma cualquier objeto que encuentra a su vista y lo lanza contra nosotros.

—Para mí sigues siendo hermosa —la calma JJ.

—Vaya, ¿te gustan los payasos? —Coloca una mirada traviesa.

—Ni te atrevas mocosa.

—Demasiado tarde. —Sale persiguiéndolo por el departamento con una paleta de sombras en la mano.

—Creo que deberíamos irnos —digo a los demás en una sonrisa— necesitan privacidad.

En ese momento me percato que Fox tiene una botella de dos litros de vodka en su boca. ¿Se ha vuelto loco?

—Qué fastidio —suelta Holly— me iré con Dakota. —Fox le hace un gesto desdeñoso, como diciéndole que bien por él si se mantienen separados.

Espero a que ambas se vayan del edificio, antes de hablarle.

—Oye... vamos —Lo sostengo, porque no logra sostenerse en pie.

—¡Ezri...! —exclama con alegría.

—Zorro alcohólico.

No ayuda que sea mucho más alto que yo. Siento su peso encima de mí, e intento mantenernos firmes o si no ambos terminaremos en el suelo. Logro llegar al estacionamiento, y dejo a Fox en el asiento del copiloto. Agradezco que viniéramos en mi vehículo. No me agrada manejar automóviles ajenos. Abrocho su cinturón, y él baja levemente el asiento, cerrando sus ojos y balbuceando palabras sin sentido.

Dicen que los borrachos siempre dicen la verdad, no estoy seguro de si eso sea o no cierto, pero no perderé la oportunidad de saber si realmente Fox está con Holly, o todo se trata de una farsa entre ellos. Porque mi corazón quiere creer que todas esas pequeñas señales significan algo. Que Fox no es falso conmigo, que puedo confiar en que el amor que pueda surgir entre nosotros no forma parte de una mera alucinación.

—Oye... —Enciendo el motor—. ¿Cómo fue que conociste a Holly? no recuerdo muy bien lo que contaron.

Fox coloca una expresión de molestia al escuchar el nombre de Holly.

Yo hice algo muy mralo, ella gdijo lque pojdía ayudarme.

—¿Qué dijiste? —Suelto una risa.

Dependen rde mií.

—¿Qué fue lo que hiciste? —Intento llegar al punto de todo.

Pero él no responde, abre la puerta del vehículo como si fuera a saltar.

Freno abruptamente.

—Oye tonto, ¿Qué pasa contigo? —Mi corazón sigue acelerado—. ¿Qué? ¿Te pones suicida cuando tomas? —Lo miro con preocupación.

No quiero retcordar —balbucea. Luego me observa fijamente, sus ojos están muy rojos—. Me gusta tu cabello lo reconocí inmdeaitamente.

—Realmente... te excediste con el vodka. —Busco la botella de agua que estaba en el vehículo. La encuentro, la abro y la acerco a su boca. Pero él la tira lejos derramándose en el piso—. Foxy mañana te arrepentirás de este espectáculo.

Él cierra sus ojos.

Te quieor.

No puedo molestarme con él.

—Sí, yo también te quiero. —Enciendo nuevamente el motor, asegurando las puertas. Conduzco en calma, mientras Fox va dormido en el asiento.

Estaciono el automóvil a la vuelta de su casa. Abro su puerta ayudándolo a bajarse. Nos tambaleamos, pero reúno toda la fuerza que tengo con tal de que llegue bien. Mañana tendrá una gran resaca. Toco el timbre, no estoy seguro de si sus padres ya habrán regresado, pero no pierdo nada con probar. De lo contrario tendré que buscar dónde tiene sus llaves. No obstante, las luces se encienden y a los pocos minutos salen sus padres de su casa, aclarando mis dudas.

Mientras el padre de Fox intenta sostenerlo. Su madre se acerca a agradecerme. Es hermosa, su cabello negro azabache llega hasta su cintura con unas pequeñas ondas en las puntas. Pese a la oscuridad advierto sus ojos grises. Tiene un rostro anguloso, y su cuerpo es muy angosto y delgado; lo que la hace parecer más pequeña. 

Verla en persona solo confirma lo mismo que sentí cuando la vi en el retrato de la casa. ¿La conozco?

—Disculpa, no puedo quedarme con la duda. —Hay un brillo en su mirada—. Por casualidad, ¿Tu padre es Flynn Barratt?

—Sí —respondo con suavidad—. Me llamo Ezra. Con Fox somos amigos. —No estoy seguro de si ella sabe que "Fox sale con Holly", tampoco si está al tanto que yo soy hermano de ella, así que me limito a presentarme de esa manera. Extiendo una mano para saludarla, su tacto dura más tiempo del apropiado. Parece algo conmocionada.

—Ezra... —repite.

Asiento con la cabeza en una sonrisa, que ella en seguida me regresa.

—Sabía que no podía ser coincidencia —continúa— Dios, el parecido es impresionante. Eres igual a tu padre cuando era joven —suspira.

—¿Se conocen?

—Éramos buenos amigos... Me alegra haberte conocido, Ezra. —Su tono es muy amable, parece sincera—. Y lamento los inconvenientes que podría haberte ocasionado mi hijo. No sé qué le pasa últimamente... me tiene preocupada.

—No me causó ningún problema. Un gusto conocerla, ya debería regresar.

—El gusto es mío —contesta— podríamos organizar algo un día, con tu padre...

—¡Effie! —le grita el padre de Fox— ¡Basta de perder el tiempo, y ven a ayudar a tu hijo! —agrega con repulsión. Fox intenta desprenderse del agarre de su padre, como si su roce le produjera rechazo. Él lo suelta, empujándolo y haciendo que se estrelle contra el suelo. Fox termina vomitando en medio de las plantas y por instinto quisiera ir a ayudarlo. Tengo la intención, muevo mis pies, pero su madre me detiene. En su rostro puedo ver temor.

—¡Mierda, Effie! ¿Puedes darte prisa? Que de algo sirvas mujer.

—No debería permitir que nadie le hable de esa manera —gruño.

Ella esboza una débil sonrisa, como si mis palabras ya las hubiera escuchado antes.

—Gracias, Ezra. A él no le gustaría que lo veas así...

Entiendo lo que me quiere dar a entender, debería irme. Y aunque si fuera por mí iría corriendo a enfrentar a su padre, con dolor reprimo mis impulsos.

Conduzco de regreso, con la cabeza hecha un lío mientras me sumerjo en la oscuridad de la noche. Agradezco estar lúcido porque me permite analizar con detención toda la información que he logrado obtener en tan solo unas horas:

1. Holly sabía que mi padre era infiel, y por algún motivo decidió callarlo.

2. Fox no está con Holly porque quiere, y siente remordimiento por algo que hizo en el pasado.

3. Mi padre y su madre son viejos conocidos.

Debo unir las piezas del rompecabezas.





𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇




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Hace unos días ValeGemina  me envió un bello dibujo de Ezra y Fox❤️ Y necesitaba compartirlo. Muchas gracias linda! Te aprecio demasiado.

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