CAPÍTULO 14
⋆NAOMI⋆
Mis ojos siguen cerrados. Con mis manos busco su contacto, pero solo me encuentro con un hueco vacío y frío. Aclaro la vista comprobando lo que ya sospechaba, él no se encuentra conmigo. Me siento en la cama, y antes de que pueda pasar cualquier pensamiento por mi cabeza JJ aparece en el marco de la puerta. Se ve tan sexy en pijama, y con el cabello despeinado. Mis impulsos quieren traicionarme, habitualmente iría por lo que quiero. Disfruto esa sensación de poder. Me entrego a esa emoción, se vuelve adictiva y fascinante. Pero me contengo, porque se trata de él, y con JJ nunca estoy segura de cuál es el siguiente paso por dar.
—Cookie no paraba de rasguñar la puerta. Me levanté a darle su alimento —me explica. Mi vista se detiene en las ojeras que acompañan a esos ojos verdes.
—Mmh ya me parecía extraño —curvo hacia arriba la comisura de mi boca— por la noche dices que solamente quieres dormir conmigo, y luego en la mañana te vas sin despedirte.
—Mmh no te haría eso. —Apoya las manos en la cama, dejándome en medio de ellas—. ¿Lo creíste?
—No. —El desafío me atrapa. Me echo ligeramente hacia atrás—. Además a mí no me dejan, yo los abandono antes de que eso pase.
—Suena como si me estuvieras describiendo.
—Suena como si fuéramos parecidos.
—Lo cual es algo extraño, porque me odiabas.
—No te odiaba. Nunca te odié —confieso— yo era muy joven, y tú eras un imbécil.
No se hace el ofendido, sabe que tengo razón. Él descargaba su rabia a través de la violencia, y el rencor se había apoderado de su corazón. Desde mi perspectiva no entendía por qué actuaba de esa manera con Melissa, la novia de mi hermano. Ellos tenían sus problemas, una oscura historia que los acompañaría por toda la vida, pero que me alegraba que lentamente habían logrado dejar en el pasado.
Ahora su vínculo es más fuerte que nunca, y aunque jamás se han dicho esas palabras, para mí es como si fueran mejores amigos.
—Lo era. —Hace una pausa, luego agrega—, me gusta cómo siempre me dices las cosas.
Las ansias se apoderan de mi boca, las ansias de que Jonas se rinda ante lo que flota en la superficie, la indiscutible atracción que pesa en cada uno de nuestros movimientos. No acostumbro a esperar, tampoco es que quiera algo esporádico, no con él. Jamás con él.
Su aura me hipnotiza, el recuerdo de sus manos por sobre mi abdomen, las caricias en mi cabello, en mi piel no logro expulsarlas de mi mente. Quizá porque no quiero, no quiero olvidar el rastro que deja en mí, aunque sea mínimo. Mi aroma y el suyo entremezclados, porque juntos seríamos una combinación explosiva, pero cargada de deseo.
—A mí me gustas tú —le respondo.
Tómalo o déjalo.
No reacciona de la manera que espero. Se aleja, como si mi voz le hubiera producido un amargo sabor. Apoya su cuerpo en la pared a un lado de la ventana.
—¿Qué pasa? Suéltalo de una vez. —Mi voz sale áspera, dura—. ¿Te arrepientes? ¿es eso?
—Tú nunca lo entenderías.
¿Por qué? Das un paso y luego retrocedes dos. Me da rabia. No logro comprenderlo, ¿se trata de un juego?
—Pruébame. —Lo desafío con la mirada—. Dime qué es lo que pasa, porque no puedo entenderte si no me dices las cosas. No sabes lo que daría por estar en tu cabeza y saber qué estás pensando.
—Créeme, no es un lugar en el que quisieras estar.
No me gusta que hable de esa manera.
«Mereces más»
«Te quiero a ti»
«No lo digas así»
«Te deseo»
«No deberías».
—Yo no quiero... —murmura JJ— perder mi tranquilidad.
Algo se quiebra dentro de mí.
—¿Y cómo debería interpretar eso? ¿Estás diciendo que soy una persona difícil? —Me levanto en forma abrupta de la cama, sosteniéndole la mirada.
—No, para nada. Pero cuando se está con alguien eventualmente llegan los problemas. Conoces en profundidad a la persona, a la persona real, ves sus defectos y...
—Ya conozco tus defectos, y tú los míos. Sé tú historia de vida.
Pasa una mano por su rostro, su mirada apagada me anticipa lo que está por decir.
—No sabes todo de mí.
Es efímero, fugaz, pero no puedo evitar que las asquerosas palabras de Bruno regresen a mi cabeza.
«Me parece tan extraño que alguien como tú, Naomi, esté saliendo con este sujeto. Si... ese incendio de hace seis años... Hay muchos comentarios interesantes entorno a él ¿Quieres escuchar lo que dicen de tu novio, Naomi?»
«Muchos sostienen que tu novio mató a su hermano cuando solo eran unos niños, y que su madre nunca pudo superarlo, que ese fue el motivo por el cual se quitó la vida.»
No. No te dejes confundir por un imbécil. Es Jonas, el muchacho que te regaló el libro que te hizo abrir tu cuenta de videos, el muchacho que lloró frente a ti sin importarle verse vulnerable ante una chica de en ese entonces, catorce años.
Lo conoces,
lo conoces.
«Siempre hueles a rosas. Me recuerda al jardín de mi casa.
a él le gustaban...»
—¿Qué es lo que no sé?
—No quiero hablar de eso, al menos no por ahora.
—¿No confías en mí?
—Sí lo hago, pero no quiero hablar sobre eso. Respétalo por favor.
—Sabes si en verdad lo que sucede es que no sientes nada por mí, entonces dilo y terminamos con esta conversación. ¿Crees que me haré problema?
«Te dolería el ego, el orgullo. Lanzas palabras venenosas, porque no quieres admitir que te dolería».
—Yo sí siento algo por ti. No sabes lo que siento ahora que te tengo frente a mí. No sabes todo lo que sentí anoche.
—¿Y entonces? ¿Qué pasa?
—Después de Charlotte no he estado con nadie en una relación —admite, y hay una ligera entonación particular en como dice "relación".
Lo interrumpo.
Porque no soy una persona celosa, y de hecho, a Charlotte la aprecio demasiado, pero mierda, estuvo con Charlotte cuando tenía diecinueve años, ha pasado bastante tiempo.
—Ah, entonces todo esto se trata de que aún no has superado lo que pasó con ella.
Parece ligeramente divertido, no le encuentro la gracia.
—No, Naomi. Veo que el meter las narices donde no te llamaban solo aplicaba a ciertos temas. ¿Nunca te diste cuenta, verdad? Con Charlotte nos ayudamos mutuamente, y no fue algo correcto, pero las cosas se dieron de esa manera. Estar con ella fue un refugio para mí, ante lo que pasaba en mi casa, en esa maldita casa.
Intento que sus palabras me hagan sentido.
—Yo imagino lo difícil que fue vivir con tu madre después de todo lo que pasaste durante tu niñez —suavizo mi voz, mi mirada—. Lo comprendo. Pero no puedo entender por qué hablas con esa rabia como si el tiempo que salías con Charlotte aún hubieras estado encerrado en ese cuarto oscuro. ¿Podrías decirme qué pasaba en ese entonces? Porque no puedo saber si no me dices JJ.
—Yo quisiera hablar sobre eso, pero me da... rabia, vergüenza. No quiero hablarlo contigo, porque no quiero que me veas de esa manera. Debería importarte que lo que dije anoche es real, que lo que te digo ahora es real. Siento algo por ti, solo necesito pensar, necesito que me des algo de tiempo.
—¿Pensar? Si realmente sintieras algo por mí, no necesitarías pensarlo tanto. —Muevo mis manos con desesperación—. Perdóname, pero me haces sentir mal, me haces sentir como si no confiaras en mí, como si me vieras aún como una niña.
—No, no estás entendiendo bien las cosas. —Suelta una pesada exhalación—. Creo que nos haría bien estar unos días separados, solo un par de días. —Pasa un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja como si ese acto lograra calmar mi inquietud. No lo hace.
—¿Sabes que creo? —No lo hagas—. Creo que eres un cobarde, —Detente, por favor— Y... honestamente no me interesa tener algo con una persona que huye de lo siente. —¿Por qué lo hieres? ¡Lo quieres!—. Lárgate.
Formo un puño en una mano.
Pasa a un lado mío, y solo se detiene cuando está a pocos pasos de la puerta.
—Estás siendo injusta y muy inmadura —murmura.
—Y después dices que no se trata de la edad.
—Porque no se trata de la diferencia de edad, eso a mí no me importa.
—Ándate. —Es mi única respuesta.
—Sí, me iré.
—Bien, mientras antes mejor. No quiero seguir perdiendo mi tiempo con alguien que no es capaz de sentir nada, y que claramente no tiene intenciones serias conmigo.
Me doy cuenta incluso antes de que me responda, incluso antes de que se dé vuelta y vea su rostro claramente alterado. Me equivoqué, no debí haber dicho esas palabras, tampoco las creo.
—Estás tan equivocada. Tú no sabes lo importante que has sido en mi vida, no solo por lo que siento por ti ahora. Fuiste importante para mí en el pasado, fuiste la primera persona que dijo que me quería, fuiste la primera persona que me vio por quien realmente era, cuando pronunciaste mi nombre... tú... no sabes. Tú no entiendes nada. Si pudieras... saber lo que pensé, lo que pienso ahora cuando estás junto a mí. —Me mira con intensidad—. Es un sentimiento nuevo, me sentí muy confundido al volver a tenerte en mi vida. Pasamos mucho tiempo sin vernos, sin comunicarnos... es como si te hubiera vuelto a conocer pero ahora como una mujer. No te veo como una niña, pero quizás todo sería más fácil si te viera de esa manera, porque si siguiéramos en el pasado, no sentiría estas cosas por ti. Pensé que todo el amor que podía dar se había agotado cuando busqué el afecto de mi hermano... —Su tono sigue alterado.
—JJ...
—Creí que luego de eso no podría sentir nada. Porque me consumió, me pudrió por dentro perderlo. No. En verdad, ¿Cómo podría haberlo perdido? para eso primero tendría que haber sido mi hermano.
—JJ basta.
—Hace muchos años llegué a la conclusión que no quería amor en mi vida, porque buscar el afecto de las personas me hizo pasar unos años de mierda. Luego... logré sostenerme en mis amigos, pero siempre supe que sería por un tiempo y que después yo me quedaría atrás, que ellos avanzarían y yo me quedaría estancado, y así fue, ¿no? Melissa y Mike se casarán pronto. Charlotte encontró pareja. Adam sigue viviendo en el extranjero, y Emma... no sabemos nada de ella, pero estoy seguro de que debe haber superado el pasado. Ellos avanzan y yo me quedo atrás.
—Sí, porque tú quieres que así sea. —No es lo que quiero decir, quisiera abrazarlo. Me duele escucharlo, pero no puedo derribar esa barrera.
—Puede ser, pero tú me diste esperanza. Me hiciste creer que podría crear vínculos si me mostraba tal y como era. Nunca me viste con miedo, siempre me has hecho frente. Y ahora con el paso de los años despertaron estos sentimientos, y me da miedo. Porque aprecio mi tranquilidad y ahora mismo no me siento tranquilo, no me agrada cómo me has hablado, y me molesta que creas que soy alguien que no puede sentir nada. —Un destello de ira cruza por sus ojos—. ¿Pero sabes? Creo que no lo dices en serio, creo que estás aún más asustada que yo, creo que no logras contener tu rabia cuando las cosas no ocurren cómo tú esperas en el momento que tú quieres. Y eso te hace una persona muy caprichosa, Naomi. Así que quizás, solo quizás, yo no soy el único que debería darle una vuelta.
Me deja sin palabras.
No quiero verlo a la cara, apresuro mis pasos y me encierro en mi habitación. Puedo escuchar el ruido de un cierre, seguramente de un bolso o mochila, dónde se llevará algunas cosas. No puedo creer lo que dijo, no puedo creer que haya logrado taparme la boca.
¿Cuándo me quedé callada frente a alguien?
¿Cuándo escapé sin hacerle frente a una situación?
Nunca.
Esta es la primera vez.
No se siente bien.
El sonido de la puerta me confirma lo evidente, se fue. No insistió, no tocó mi puerta. Sus palabras perturban mis pensamientos.
¿Yo caprichosa? Sí, lo soy. Pero con él he intentado actuar diferente, y quizás he fallado, pero al menos traté.
Él es un necio. Si en verdad lo que dice es cierto, si en verdad siente algo por mí, no entiendo por qué hay que darle tantas vueltas. Actúa como si prácticamente le estuviera pidiendo matrimonio, por favor.
Me recuesto en mi cama, y me hago la idea.
De que pasé de tener una de las mejores noches de mi vida, a estar sumergida en el silencio.
⋆⋆⋆
Dakota y Holly se encuentran junto a mí. Hablan y ríen, y por primera vez yo pareciera ser la más ausente. Si JJ no regresa antes que oscurezca, será la segunda noche sin su presencia; Cookie está deprimida, el departamento se siente más vacío. Lo extraño, quisiera tomar el teléfono y decirle que regrese, pero mi orgullo me lo impide, y él tampoco ha hecho acto de presencia. No pienso ceder.
—¿Naomi no dirás nada? —me pregunta Dakota.
Parpadeo varias veces, recobrando el sentido, recordando que mis amigas están conmigo.
—¿Todo bien? —Holly me estudia con la mirada.
Las tres estamos sentadas en el suelo, en la alfombra de felpa, dónde alguna vez con JJ estuvimos recostados, dónde él me escuchó...
«...debes saber que el día que encuentres a alguien que no le asuste estar con una mujer que tenga confianza en sí misma, todo será diferente. Soy un convencido de que tendrás amor en tu vida y ese día les tiraré confeti».
No, Naomi. No recuerdes momentos alegres, quieres estar molesta con él.
Qué rabia. Mente traicionera, que se encarga de solo evocar los buenos momentos cuando alguien desaparece de tu vida.
—Sí, no se preocupen. Estoy en mi mejor momento. —Abro una de las latas que están en el suelo y tomo un trago de cerveza.
Por supuesto que insisten, lo entiendo, si fuera al revés yo también lo haría. Sin embargo, no puedo evitar sentir impotencia de que sea tan evidente, de que me vean "afectada". Por favor, ¿Naomi Cranham afectada por un hombre? ¿Por JJ?
Levanto la mirada, y mis ojos se encuentran con los de Cookie. Trae en su boca un cojín de la cama de JJ.
Me disculpo con las chicas, le quito el cojín a Cookie y camino a regresarlo al lugar que corresponde. Tiene su aroma, puedo sentirlo; su olor que solo dos noches atrás me rodeó, me impregnó. Entro a su cuarto, y me aferro al cojín con fuerza. Te extraño, te extraño. Regresa, vuelve a mí.
Tomo mi teléfono. Sin notificaciones.
Bloqueo la pantalla, el celular vibra. Con apuro reviso los mensajes, pero mi felicidad se ve reemplazada por decepción. No se trata de JJ, se trata de uno de los amigos de Wes: Nolan. De quien siempre circulaban comentarios entorno a su aspecto; su cabello dorado con ondas, sus ojos azules, la piel bronceada con una gran cantidad de pecas que adornaban su nariz recta, sus labios gruesos. La actitud pasiva y "amable" que confundía a algunas personas menos a mí. Lo admito, Wes y Austin siempre fueron los peores, y los que estaban involucrados en la mayoría de las denuncias. No obstante, aunque no había escuchado ningún rumor sobre Nolan, no podía ser objeto de mi simpatía, ya que él solía estar presente cuando ellos intimidaban a las mujeres. Él estaba cuando me persiguieron hasta el vestuario de hombres. Él estaba cuando tiré el jugo en el rostro de Wes. Siempre veía, pero no actuaba, no hacía nada para frenarlos. Y el hecho de que sea amigo de sujetos tan repugnantes, me decía bastante de su persona.
Nolan
Sé que es extraño que te escriba. Pero por favor necesito hablar contigo. Es importante, por favor.
Odio que exista la opción de que cualquiera pueda enviarte un mensaje. Claramente ninguno de los dos sigue al otro. Pienso en bloquearlo, pero no sería yo si no le envío antes una respuesta.
Naomi
No tengo nada que hablar contigo imbécil.
Nolan
Te entiendo, entiendo tu desconfianza, pero por favor es importante.
Naomi
¿De qué se trata? porque si lo que pretendes es que me retracte de mi testimonio, entonces estás perdiendo tu tiempo. Jamás los ayudaré, cerdos asquerosos. ¿Me entendiste?
Nolan
No. No se trata de eso, y yo nunca hice nada... no podría.
Naomi
Exactamente nunca hiciste nada, fuiste un cómplice de todo. Ahora te pediré que nunca más te atrevas a escribirme.
Nolan
Tienes razón, y te pido perdón por cómo te trataron mis amigos. Pido perdón en nombre de ellos por lo que sucedió con tu amiga. Nunca estuve de acuerdo, jamás. Solo... te pido que hablemos el lunes cuando regresemos a clases. Solo una oportunidad de hablar... no es de mí de quien deberías desconfiar.
Naomi
¡No me interesan tus disculpas! Si realmente lo lamentas entonces debiste haber actuado de una manera diferente. En lo que a mí concierne eres una basura al igual que todos ellos. Así que piérdete y déjame en paz. Además, ¿Crees que me harás desconfiar de mis amigos? Por favor, los conozco hace mucho tiempo. Adiós.
Mis dedos se mantienen suspendidos en la pantalla. Los conozco mejor que a nadie a todos. Menos a Fox.
Nolan
Te esperaré en la cafetería a las 11:00.
¿Ignoró todo lo que escribí? Imbécil.
Sí, te quedarás esperando como los idiotas.
Contengo el impulso de tirar el teléfono, y regreso con mis amigas.
Podría contarles lo que acaba de pasar, pero no quiero arruinar la noche. Sé que para Dakota es un tema sensible, y aunque Nolan no estuvo ese día, por el solo hecho de pertenecer al grupo de simios, le traerá malos recuerdos, amargará su noche. No quiero. Deseo mantener por más tiempo esa cálida sonrisa que tiene en este momento.
El sonido del teléfono me abstrae de mis pensamientos, es de recepción avisándome que Ezra se encuentra abajo, doy la autorización para que suba al departamento. Espero apoyada junto a la puerta a que suene el timbre. Siento las miradas de las chicas en mi aspecto; mi cara sin maquillaje, mi sudadera negra, el pantalón del mismo color y las zapatillas deportivas. No suelo vestir así, no es mi estilo. Pero hoy no tenía ánimos de nada, no iba a gastar tiempo en arreglarme.
Ezra entra al departamento, y recién entonces tomo consciencia de un detalle. Lo extraño que es que Ezra y Holly lleguen por separado.
¿Qué ocurre? ¿Están peleados? Nunca han tenido una relación estrecha de hermanos, pero siempre llegaban juntos a nuestras reuniones. Esta parece ser la primera vez que no es así.
Él avanza por el pasillo y al ver a Holly sentada junto a Dakota coloca una mueca, como si no hubiera esperado encontrarla aquí.
—¿Me disculpan? —Ezra toma una de las cervezas y camina en dirección a la terraza.
Dakota y yo intercambiamos una mirada de desconcierto, pero Holly no parece sorprendida por su reacción. Tomo mi cerveza y sigo el rastro de mi amigo, necesito entender qué ocurre.
—¿Qué te pasó? —pregunta sin verme a los ojos, una vez que cierro la puerta tras de mí.
Bien Naomi. Todos se dan cuenta de que algo te ha perturbado. Muy bien.
—¿Tan obvia soy? —resoplo— no creo que eso sea importante ahora. —Es importante, pero salí para escucharlo a él, no para hablar de mis problemas. Tomo un trago de cerveza—. ¿Pasa algo entre tú y Holly?
—No sabes disimular. —Asoma una leve sonrisa—. Sí, pasa algo con Holly... estamos peleados. —Su voz se corta—. Fue hiriente, pero no quiero hablar de eso contigo. Son amigas... y no quiero... no quiero colocarte en una posición incómoda.
—Ezra...
Él suele comportarse de esta manera cuando se trata de Holly. Pocas veces ha hablado sobre ella, sé que tiene mucho qué decir. Sé que mi amiga ha generado inseguridades en Ezra, y que lo ha dejado muy solo. Pero él evita tocar el tema, y entiendo sus motivos, los cuales por cierto, son muy nobles. No obstante, no me gusta que se guarde las cosas.
—Solo... solo dime qué te pasó, ¿está bien?
—¿Seguro que no quieres hablar?
—Sí, seguro. Si insistes solamente me harás sentir peor, porque en serio no quiero hablar de ella. —Toma un largo trago—. ¿Pasó algo con JJ? —agrega luego de unos segundos.
Si bien, no me siento cómoda dejando pasar el tema, comprendo que Holly solo está a unos pasos de distancia. No lo olvidaré, solo esperaré a que podamos hablar en privado en una oportunidad que sea más apropiada para ambos.
Apoyo un brazo por sobre la baranda. Observo a las personas que transitan por la calle antes de dar una respuesta.
—Creí que todo estaba bien, más que bien, tuvimos un acercamiento importante —confieso— Y no entiendo cómo terminamos en una discusión, no lo sé, debo tener culpa en eso quizá, pero no me gusta dar mi brazo a torcer.
—Sin embargo, no te ves feliz, Naomi.
Hago una mueca desdeñosa, no me gusta admitir que me afecta la situación.
—Naomi, JJ no la tuvo fácil... siéndote sincero las veces que los he visto juntos, él tiene esa mirada. Cuando te mira sus ojos brillan, le gustas. Estoy seguro de eso.
—Puede ser, pero me molesta que se retracte, que cuando creo que por fin decidió dar un paso, se arrepienta.
—Lo entiendo, pero creo que deberías escucharlo. Debe tener sus motivos, y creo que ambos podemos tener nuestras sospechas de con qué tienen relación.
—Si, quizá, pero...
—¿Lo quieres? —me interrumpe.
—Sí, pero...
—Escúchame, te diré esto porque eres mi mejor amiga y te quiero.—Mueve sus dedos, reflejando su nerviosismo—. Por favor, deja a un lado tu orgullo. Te gusta JJ, y a él le gustas tú. Eres correspondida, valóralo, y solo... no lo presiones. Espera a que te abra su corazón, a que te confíe qué lo perturba, que dudo que tenga algo que ver contigo, porque se ve que siente algo por ti. Por favor, solo valóralo. —Su mirada se ve perdida—. La sociedad nunca verá a mal su relación, nunca hablarán a sus espaldas, no los verán con recriminación, jamás les harán preguntas incómodas sobre su intimidad. Tu... tu familia lo aceptará, Mike lo entenderá... Tienes todo para ser feliz, no lo arruines...
—¿Ezra...?
—Aprécialo, valóralo, vívelo. Hazlo por mí, ¿está bien? porque para mí nunca será de esa manera. —Gira su rostro, con su mano libre toma la mía—. Soy gay, Naomi —afirma luego de unos segundos en silencio.
Rápidamente le quito su cerveza y la dejo junto con la mía en la mesa a un lado de nosotros. Lo abrazo, lo abrazo con toda la fuerza que reúno.
—Estoy muy orgullosa. —Siento su respiración irregular—. Sé lo difícil que debe haber sido, lo difícil que es bajo tus padres, bajo esa casa. Pero te prometo, que todo mejorará. —Niega con la cabeza—. Sí, mejorará —lo contradigo— Me hubiera gustado que confiaras antes en mí, me hubiera gustado apoyarte desde siempre.
Baja su cabeza, y reposa su frente en mi hombro.
—Lo habría hecho, pero llevo un buen tiempo huyendo de quien soy... No quería verlo, reconozco que siempre sentí que había algo, lo sentía en las cosas que me interesaban, lo sentí cuando tuve ese encuentro de niño... pero no quería... no quería admitirlo. Quería pensar que podía ser de otra manera, que podía ser quien esperaban que sea, pero supongo que decepcionaré a todos. Mis padres jamás lo aceptarán.
—¡¿Qué dices?! No. Escúchame. —Le sostengo el rostro con mis manos—. Quiero que te grabes esto, lo que ellos opinen da exactamente igual, tus padres son los que están mal. Y deberían estar orgullosos de quien tú eres. Eres tan valioso, Ezra... a veces me pregunto si no eres una especie de ángel. No quiero que lo veas de esa manera, no quiero que te tortures con esos pensamientos respecto a tu familia, porque Ezra... a quien tú ames siempre estará bien, siempre será correcto.
—No, estás equivocada —dice en un hilo de voz— yo sí daño a las personas, y no, no podría ser correcto.
—Ezra, por favor. ¿Cómo puedes decir eso? No eres capaz ni de matar a una mosca. —Suavizo mi mirada—. En el fondo sabes que tengo la razón.
Me la da, aunque no muy convencido.
Volvemos a abrazarnos. Debe tratarse del abrazo más largo que nos hemos dado en toda la vida. No quiero soltarlo, me niego a hacerlo. Porque siento que si lo hago se va a desmoronar. Me parte el corazón verlo tan triste, por algo que no debería causarle pesar.
Siento tanto odio por sus padres.
—¿Qué haces aún aquí? —Se libera de mis brazos, tomándome por sorpresa—. Habla con JJ, arregla las cosas.
—¿Crees que te dejaré luego de todo lo que me dijiste?
—Es lo que quiero que hagas, quiero verte feliz.
Sus palabras me llegan al corazón, siempre le ha importado mi felicidad, es el mejor amigo que la vida me podría haber dado.
Vacilo en dejarlo solo. Ezra insiste, me dice que si no lo hago se enojará conmigo. Él jamás podría molestarse en serio conmigo, pero cedo.
Camino hacia la puerta de la terraza.
—Oye Ezra —digo antes de salir— puedes prometerme que cuando encuentres al hombre que te robe el sueño me contarás.
Su rostro se llena de lágrimas.
—¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?
—No, estoy algo sensible, eso es todo. —Se limpia las lágrimas—. Serás la primera en saberlo —asegura con suavidad.
—No te preocupes, que de seguro si tendrá mi aprobación —le guiño un ojo con diversión para aligerar el ambiente. Él me dirige una sonrisa. Me hace señas para que salga, insistiendo en que haga lo que me dijo.
Y estoy por cerrar la puerta cuando murmuro ese gracias que él entiende perfectamente. Sabe que le agradezco por abrirme los ojos, por aconsejarme, por ser esa persona que siempre ha estado para mí en los momentos más importantes. No me responde con palabras, pero me devuelve una sonrisa de oreja a oreja. Ladea la cabeza, sus ojos se achican y una pequeña lágrima resbala por su mejilla mientras la luz del atardecer lo ilumina, haciendo que ese cabello anaranjado brille más que nunca. Estarás bien, serás feliz. Estoy segura de aquello.
Tomo mi chaqueta y mi celular. Las chicas me preguntan qué me ocurre, pero estoy tan dominada por la adrenalina y el impulso de valentía que las ignoro. Me detengo una vez que estoy en la recepción, ¿Qué estoy haciendo? Ni siquiera sé dónde se está quedando. Marco su número, y la llamada no entra.
Mierda.
A los pocos segundos mi teléfono suena y la emoción se apodera por completo de mi cuerpo, porque esta vez sí se trata de la persona que quiero. Debe estar devolviéndome la llamada.
Contesto inmediatamente, mi corazón acelerado.
—Hablé con Ezra.
—Hablé con Charlotte —dice al mismo tiempo que yo.
—Creo que te dejaré hablar primero —digo mientras salgo del edificio.
—Necesitaba hablarlo con alguien, le hablé de ti. La verdad casi quedo sordo —habla entre risas— primero los gritos de sorpresa. Después, los gritos de decepción de no tener detalles candentes para contar.
No ha cambiado nada.
—Dudé si había hecho lo correcto en contarle esto —continúa— habría hablado con Mel, pero la muy estrecha cercanía con Mike, me lo impidió —suspira— dentro de toda la locura de Charlotte, en algo tenía razón. Me hizo reaccionar, me hizo entender que no podía dejar que el miedo me paralizara. Es la primera vez en la vida que me siento así —reconoce— aunque no me creas. Aunque tengas una imagen por completo diferente de mí por cómo era antes, debes saberlo. Me siento tan jodidamente atraído por ti... y me he estado quedando en un hotel, sintiéndome tan vacío. Tengo esa sensación de cuando te vas de viaje, ha pasado mucho tiempo y sientes que debes regresar a casa. Y cuando pensé en casa, solo un lugar se hacía presente en mi cabeza. Tú. Que mi hogar era junto a ti. De pronto, me vi caminando de regreso al edificio. Pero llegué al parque, y pensé ¿Qué pasa si le molesta verme? ¿Qué pasa si aún está furiosa?
El parque que está al doblar la esquina.
Corro, y corto la llamada en el instante en que lo visualizo. Con sus jeans oscuros, y una chaqueta negra. Sin querer combinamos.
—JJ.
—Naomi.
—Perdóname —suelto inmediatamente— fui desconsiderada. Tienes razón estaba siendo inmadura, no estaba pensando con la cabeza, me dejé llevar por mis emociones, suelo hacer eso.
—Perdóname también, sí estaba huyendo —me dice— pero no porque no sienta algo por ti. Es que si supieras... si tan solo supieras cuanto me gustas. Solamente no quería ser egoísta, no quería arrastrarte a todos mis problemas, a toda mi mierda. No quiero aferrarme a ti, no quiero...
—JJ, ¿no lo ves? —lo interrumpo— no será así. Es verdad, pasaste por muchas cosas, pero te ayudaste a ti mismo. Fuiste a terapia, hiciste cosas por ti y para ti. Pusiste tu mejor esfuerzo intentando sanar tus heridas estos años. Y sé que sientes que no lo has superado, que solo has sobrevivido, pero yo veo cuanto mejoraste. —Tomo su mano—. Yo veo ese cambio, esa templanza que antes no tenías. Has estado bien solo... y siendo sincera, no me necesitas, pero por eso mismo es que estoy segura yo no seré un refugio para ti. No eres el chico malo —agrego en una sonrisa— no hay pedazos por unir, porque tú estás bien, y yo también. No nos necesitamos, y aun así nos queremos.
Y sí, es lo que en verdad pienso. Desde que estos sentimientos por JJ despertaron jamás me he visto a mí misma como una especie de "centro de rehabilitación". Por supuesto que él ha pasado por momentos de vulnerabilidad, pero todos los tenemos. Todos a veces nos sentimos inseguros, y considerando la vida que tuvo es normal que no siempre se mantenga firme. Las secuelas del maltrato siempre estarán ahí, pero él ha hecho su mejor esfuerzo por avanzar. Y Dios, cuanto me gusta el hombre en el que se ha convertido.
—Eres tan hermosa. —Sus ojos brillan, y la forma en que lo dice me hace pensar que no se refiere solamente a mi apariencia. Quizás se trata de la primera persona que realmente me ve.
Muerdo mi labio inferior.
—¿Quieres regresar a casa? —pregunto en una sonrisa.
—Nada me haría más feliz.
Me doy vuelta, él camina unos pasos detrás mío. Aún seguimos en el parque, la risa de los niños que se encuentran jugando son nuestra música ambiente.
Me detengo, con un pensamiento que no puedo ni quiero alejar de mi mente. Solo dejo espacio a unos pocos segundos de indecisión.
Muy escasos.
Me giro abruptamente, JJ suelta su bolso.
Salto encima de él. JJ sostiene mis piernas, mis brazos rodean su cuello.
Nos hace girar, una risa se escapa de mi boca, se mezcla con la suya mientras nos baña la luz del atardecer. La luz que ilumina esos ojos verdes que me gustan tanto.
—No puedo creer que la vida me esté permitiendo vivir esto, Naomi —susurra a escasos centímetros de mi boca.
«Gracias por permitirme vivir esto» Regresa a mí el pensamiento que le dediqué a las estrellas cuando dormimos juntos.
—Créelo, Jonas.
—Te encanta decir mi nombre en momentos importantes.
—Y a ti te encanta escucharlo.
Nuestras narices se rozan.
—No puedo parar de sonreír —murmura— debo parecer un idiota.
—El idiota que se volvió loco por la mocosa.
—La mocosa que se volvió loca por el idiota —me responde.
—Ya.
—Ya.
Nuestros ojos ligeramente se cierran. Nos lleva contra uno de los árboles del parque. Mi espalda queda contra el tronco grueso del árbol. El viento sopla con intensidad, pequeñas hojas caen y se enredan en nuestros cabellos. Baja su cabeza quedando al nivel de la mía, sonrío y él me devuelve la sonrisa. Acaricia mi nariz con la suya, subiendo y bajando. El aire se siente más fresco que nunca. Mi corazón late con fuerza por él. Nos observamos fijamente, y sus ojos me dicen lo que pasará. Lentamente se acerca más y besa mis labios; sus labios se sienten suaves y dulces, y yo sigo su ritmo sin prisa, con calma, explorándolo y memorizando este momento. Subo mis manos despacio, trazando un rastro de caricias desde su cuello hasta su cabello. Lo toco con delicadeza, cada movimiento de mis dedos quisiera grabar esas palabras «Te quiero, te quiero, te quiero». Y él sigue besándome con devoción, como si con cada roce me respondiera «Yo también, yo también, yo también». No quiero alejarme de su boca, lo quiero a él, lo quiero por completo. Nos detenemos por un breve momento, solo para mirarnos en silencio, solo para sentir nuestras respiraciones alteradas y cargadas de emoción, antes de volver a unir nuestros labios. He besado a tantas personas en mi vida, pero esta vez se siente diferente, siento tanto, Dios, siento tanto. Instantes en que la vida trascurre diferente, momentos irreales. ¿Por qué no te vi antes? Siempre tan cerca y tan lejos.
Mis pies nuevamente tocan el suelo, y al mirar su rostro siento que perderé la cordura, porque él se ve tan feliz. Tan radiante.
—¿Aún tienes dudas? —Besa la punta de mi nariz—. ¿Dudas de lo que siento por ti?
Niego con la cabeza, pero no respondo.
—Dime, ¿lo dudas? —Me rio, y él besa mi mejilla— Me gustas, me gustas —alza la voz.
Por un segundo veo a nuestro alrededor. Estamos llamando la atención, ojos curiosos están sobre nosotros. Pero no me importa.
—Me gustas —repite.
—¡Ah! ¡Jonas! —grito mientras me bombardea de besos.
Me rodea con sus brazos, con su calor, con su aroma amaderado. Todo se siente tan bien, y no puedo evitar pensar en todo el camino que hemos recorrido juntos. Como cada pequeña acción nos llevó a conocernos, como los destinos de todos se unieron para juntarnos en algún punto del camino, como si las piezas encajaran perfectamente, como si el universo hubiera estado conspirando para que nuestras almas se encontraran y conectaran; almas que vibran en la misma sintonía.
Y mientras caminamos tomados de la mano, una promesa regresa a mi memoria. Una promesa de hace muchos años, con los dedos meñiques entrelazados.
Lo deseo,
lo presiento.
Este solo sería el inicio de algo duradero.
Nada podría salir mal.
𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇
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