CAPÍTULO 12
⋆NAOMI⋆
Apresuro mis pasos hacia el sector privado del restaurante Kintova. Llevo unos minutos de retraso, pero mis amigos me conocen mejor que nadie. La puntualidad no es una de mis mayores cualidades.
—Como siempre tarde —señala Holly en el instante en que me ve. Ha ordenado por ambas; el clásico té chai latte se encuentra frente a sus ojos. Mientras que frente al asiento desocupado se encuentra una deliciosa porción de tartaleta de frutillas esperando a ser devorada por mí, acompañada de un frappuccino de vainilla. Holly me conoce muy bien, amo las frutillas.
—Lo bueno se hace esperar. —Le guiño un ojo.
Holly pone sus ojos en blanco.
El recinto se encuentra casi vacío, es un horario poco concurrido. Al menos en el sector reservado solo estamos nosotras. Me alegra dado que nos dará la privacidad suficiente para hablar con mayor comodidad. Pese a ello uno de los camareros se encuentra suspendido junto a la puerta, con la vista fija en nosotras. Holly lo fulmina con la mirada, y con una mano le hace un gesto para que se vaya. El muchacho rápidamente entiende: "o te vas o me encargo de que te despidan". Se esfuma en menos de un segundo.
—Gracias por venir —dice mientras tomo asiento frente a ella—. Ya no aguantaba ni un minuto más en esa casa.
—No tienes que agradecer, somos amigas. La verdad me asustó bastante tu llamada ¿Qué ocurrió?
Recibí su llamada mientras había sacado a pasear a Cookie. Solo alcancé a estar en el parque unos diez minutos. Cookie no se veía deprimida, lo noté en cuanto regresamos al departamento. Corrió dónde JJ, quien la sostuvo inmediatamente en brazos. De mala manera, le dije que se hiciera cargo. No fue muy maduro de mi parte, pero... eso ya es otra historia.
Un escalofrío recorre mi espalda al enfocarme nuevamente en Holly. Desde que hablé con ella por teléfono me he sentido inquieta. Ella siempre ha sido muy centrada, y serena dentro de toda esa frialdad. No obstante, su voz se escuchaba alterada, insegura, como si por primera vez hubiera perdido el control.
—No lo soporto más.
—¿De quién hablas? —Tomo un sorbo de frappuccino.
—De Ezra. —Sé que mis ojos quedan muy abiertos. Mi intención no es hacerla sentir mal, pero sé que todo comentario que involucre a Ezra no estará basado en percepciones "objetivas"—. Tampoco sé por qué me molesto en hablar contigo, si es obvio que te pondrás de su lado.
Resoplo. No es que quiera estar siempre del lado de Ezra, a Holly la quiero. Solamente que a veces me gustaría sacarle ese chip que tiene inserto en su cerebro. Ezra no es el culpable de sus problemas. Al contrario, ambos deberían unirse al tener unos padres tan nefastos, y sé que Ezra por mucho tiempo intentó tener una relación de hermanos, pero Holly siempre lo ha visto con distancia.
—Holly... tú también eres mi amiga. Pero que seas mi amiga, no significa que te mentiré o que endulzaré las cosas. Y creo que a pesar de que solemos terminar peleadas, precisamente por eso me aprecias ¿no? porque no soy una hipócrita. Ahora dime ¿Qué ocurrió?
Ella suelta una pequeña risa al escuchar mis últimas palabras. Sabe que tengo la razón, aunque eso tampoco es nada nuevo. Su risa se mezcla con el sonido apagado de la música ambiente. Quisiera que su alegría fuera la que extinguiera la atmósfera frívola y superficial que caracteriza a Kintova, pero pareciera ser lo contrario. Es como si ella fuera absorbida por un agujero negro. Me gustaría extender mi mano y salvarla de ella misma.
Pero es difícil ayudar a alguien que no quiere ser salvada.
—Nada, lo de siempre. Le encanta interponerse en mi camino, en todo lo que me importa. —Su mano se tensa alrededor de la taza—. Estuve mucho tiempo creyendo que haría ese viaje a Australia con la abuela, y resulta que no, por supuesto que desde un inicio el elegido era Ezra. Siempre es lo mismo —dice con exasperación— toda la vida ha sido lo mismo. ¿Recuerdas que le regalaron un vehículo cuando cumplió dieciocho años? Y yo... como una estúpida creyendo que cuando yo los cumpliera harían lo mismo por mí, ¿y sabes qué recibí? Un colgante con un corazón... Y sí, sé que sueno como una malagradecida, pero...
—Tú odias los colgantes, los corazones y especialmente si son en color rosado. Lo recuerdo perfecto, y te conozco mejor que nadie.
—Bueno, parece que mejor que mis propios padres. Me cansa... Incluso aunque haya entrado a estudiar arquitectura a la misma Universidad que él, no hay ninguna diferencia. No importa cuánto me esfuerce, solo tienen ojos para él. Me enferma.
—Sí, ellos son unos malditos desgraciados —le respondo— pero no Ezra ¿No lo ves? Él no tiene la culpa de que las cosas sean así. Ezra nunca ha querido interponerse en tu camino. Ustedes son muy diferentes, y las cosas que tú quieres no son las mismas que a él lo hacen feliz. Él sufre...
Ezra nunca me ha confesado los pensamientos que más lo abruman. Pero yo puedo imaginar con qué debe lidiar cada día.
—¿Sufre? Oh, toda la vida he sido el mejor estudiante, soy el favorito de la familia. Ay, pobre de mí que todos me consienten.
—Holly, Ezra solo quiere amor.
—¿Eso es lo que te dice? ¡Pero si está rodeado de amor! Es el único de los tres al que quieren. ¿Sabes que Oliver fue un accidente, verdad? Mis padres ya no querían otro hijo.
—Ay no digas esas cosas... —Llevo una mano a mi cabeza.
No he dado ni un bocado a la tartaleta, sus palabras me quitan todo el apetito. Cuento hasta diez mientras enfoco mi atención en los vacíos asientos de terciopelo, el dorado resplandece y hace juego con las paredes en tonalidades beige y café oscuro.
—Es la verdad... ¿Y sabes qué? Pese a que fue un accidente aun así es más importante que yo... Al ser el menor siempre tendrá algo de atención. Pero a mí... nadie me ve, ¿Y sabes por qué? ¿sabes por qué me odian tanto? ¿sabes por qué lo que yo haga jamás tendrá valor?
—Es que Holly, ¿te estás escuchando? en verdad que me está molest....
—¡Porque soy mujer! —me interrumpe— Todo sería diferente si yo no fuera mujer. Nunca verán lo que yo hago de la misma manera a que si lo hace Ezra.
—Holly... sí, somos mujeres. Y eso debería ser motivo de orgullo, no de vergüenza. No te entiendo... es decir, comprendo por qué te sientes así. Tu familia es muy machista, pero precisamente que te des cuenta de eso, debería hacerte reaccionar. No actuar conforme a...
—Cállate. No quiero escuchar toda tu mierda. ¿Qué? —suelta con una risa al ver mi expresión enfadada—. ¿Me mandarás a leer a Chimamanda Ngozi? ¿A Simone De Beauvoir? Puedes meterte todo eso por dónde ya sabes.
No. No puedo creerlo.
—Cómo... Cómo te atreves... —Formo un puño en una mano—. Si no quieres escuchar mi mierda entonces por qué me pediste que viniera partiendo por ahí. Además quien te crees para callarme, cuando lo único que quiero es ayudarte.
—¿Ayudarme? Por favor... ¿crees que no sé lo que realmente piensan de mí? Incluso Oliver me dijo que soy mala.
—¿Qué hiciste? —pregunto con voz seca.
—Ves... ¿importa si hice o no hice algo? Porque yo no veo ninguna diferencia, siempre esperan lo peor de mí.
—¿Cómo no quieres que piense que hiciste algo si Oliver solo tiene diez años? ¿Te estás escuchando al menos? ¿estás consciente de todas las estupideces que estás diciendo?
Mierda. Lucho contra mis instintos, no quiero herirla. Pero siempre me la pone muy difícil.
—Claro. Muy fácil hablar desde tu perspectiva, tú vida fue muy diferente a la mía. No sabes lo que yo he pasado. No sabes lo que es sentir que no importa si eres o no una buena estudiante, que tu esfuerzo por ganarte el afecto y aprobación vale mierda. No me pidas que le tenga consideración a Ezra, porque él la ha tenido demasiado fácil. ¿Al menos puedes imaginar lo que se siente? ¿Crecer al lado de alguien que siempre le han dado todo lo que tú quieres...? Desde niña ver cómo a él lo llenaban de autitos, legos, superhéroes. Y a mí esos asquerosos juegos de cocina y muñecas. ¿Puedes imaginar lo que sentí cuando me llegó por primera vez la menstruación? "Te convertiste en una mujer" —escupe las palabras— Yo tuve que ver cómo él cambiaba... su voz, cómo se desarrollaba su musculatura. Mientras yo... mientras yo... solo podía tomar mi cabello, cortarlo aunque eso no cambiara nada. ¿Crees que esa asquerosa ropa la usaba porque soy "conservadora"? ¿En serio creías eso?
Mi rabia se ve apagada, consumida. ¿Qué? Jamás me había dicho algo como esto, jamás creí que algo así la atormentara.
—Holly yo...
—¡Esa ropa es horrible! pero es lo único que me permite sentirme menos incómoda. Porque oculta mi cuerpo, porque impide que se marquen estas horribles curvas. Me odio ¿está bien? Así que bien si todos ustedes me odian, porque ¿sabes qué? Ni yo me aguanto.
—Basta Holly, nadie te odia. Te queremos, te queremos mucho. —Mi tono de voz cambia por completo. Ya no destila ira, tampoco es compasión o lástima. Es preocupación, genuina preocupación. Me levanto, e intento aproximarme a ella, pero alza su palma frente a mis ojos. No quiere que me acerque—. No sabes... el pesar que me da esto —digo mientras vuelvo a tomar asiento—. Porque Ezra y tú son más parecidos de lo que tú crees. —Ella me mira como si yo estuviera hablando puras idioteces—. Deberías... hablar con Ezra.
Su expresión me dice suficiente, no lo haría aunque su vida dependiera de ello. Es tan terca, me recuerda un poco a mí.
—Nunca hablaría con él de esto. No puedo sentir por él el aprecio que tú sí sientes. Porque veo a Ezra... y él tiene una vida perfecta. Mis padres lo aman, sus amigas lo aman. Puede... —Duda en sus palabras—. puede hacer lo que quiera sin que nadie lo juzgue, porque él se siente bien consigo mismo. Él no tiene que escuchar esos comentarios... "eres igual a tu madre" —agrega con repulsión— este cabello —dice señalando su melena color negro— este rostro —toca su pequeña nariz— "eres igual a tu madre cuando era joven" Eres igual —repite y me inquieta la manera en que pronuncia cada palabra, como si fuera veneno—. Él no tiene que vivir preguntándose si hay algo mal con él... no tiene que fingir para encajar, no tiene estas horribles ganas de volver a nacer, porque no puedes querer ni un segundo lo que ves frente al espejo... ¿Qué pasa? Deja de verme de esa manera.
—Holly... es que me siento algo desconcertada... ¿Cuál es realmente el problema? Porque honestamente siempre creí que se trataba de una rivalidad académica, y por el afecto de tus padres. Pero... todo esto que dices... ¿será? —pregunto incrédula— ¿será que tú no te sientes cómoda en un cuerpo de mujer? ¿será que tú no te sientes mujer? ¿y por eso deseas tanto la vida de Ezra?
Sé que he activado una bomba. Su ojo izquierdo tirita, me observa como si quisiera matarme. No me importa, necesito entender bien qué es lo que me está diciendo. Porque ya no estoy segura de qué pensar.
—¿Naomi te volviste loca? ¿Se te olvida con quién hablas? Holly Barratt, ¿quieres que te muestre mi documento de identidad?
—Claro, Holly Barratt muéstrame tu documento de identidad y me dices si lo que dice ahí, coincide con la identidad de género con la que te autopercibes. Sigues sin responderme.
—Es que no puedo creerlo, esto es insólito. Tu imaginación claramente no tiene límites.
—Sigues sin responderme.
—Soy mujer y me "autopercibo" como una. En serio, qué patético esto.
—No le encuentro lo patético, y tampoco entiendo tu reacción. Actúas a la defensiva.
—Porque me ofende, me ofende demasiado.
—¿Por qué te ofende? ¿Qué tiene de malo?
—¿Y lo preguntas así de calmada?
—Claro, porque no tiene nada de malo. El género es una construcción social Holly...
—Estás loca.
—Holly... a veces siento como si estuvieras en el siglo pasado. Solo estoy intentando comprender... te quiero ¿sí? te quiero mucho. Nunca es tarde para ser quién eres. Eres la más joven del grupo, solo tienes dieciocho años... tu vida recién está empezando.
—Es que... cómo te atreves a seguir insistiendo con lo mismo. —Me fulmina con la mirada—. Tergiversaste por completo mis palabras.
—Solo digo que en un caso hipotético, yo te apoyaría.
—¡Que no se trataba de eso! Bórralo de tu mente.
—Está bien, está bien. Solo digo que yo lo respaldaría.
—Tú respaldarías lo que sea.
—No. Yo apoyo lo que está bien.
Ella rueda los ojos.
Quiero decir más, pero debo confiar en sus palabras. Si realmente malinterpreté todo, insistir en el punto solo la hará sentir incómoda. Así que con mucho esfuerzo mantengo mi boca cerrada. Empiezo a comer el postre, y espero hasta que sea ella la que hable.
—Honestamente me sorprende que seas hetero —suelta repentinamente.
Casi me atoro con la comida.
—¿Holly, qué acabas de decir? Oh, por favor, repítelo.
—Estás demente.
—¿Dijiste que te sorprendía que alguien sea heterosexual? Es el comentario más revolucionario que te he escuchado en toda la vida.
Holly aparenta estar irritada conmigo, como si mi sola presencia la fastidiara. Sin embargo, percibo un leve brillo en sus ojos. Creo que muy en el fondo le divierte la situación, solo que jamás lo reconocería.
—Ya basta, ¿dejemos de hablar de estos temas? Y por favor olvídalo, ya que en serio no me refería a eso. Además si llegaras a decir una estupidez como esa frente a mi familia, créeme que me matarían. De verdad me matarían. Hoy día hubo una discusión en la mesa solo porque salió la palabra gay.
Nunca diría algo frente a su familia. De hecho, siempre los evito. Su abuela, y sus padres, representan todo lo que me desagrada en este mundo (además de los Wes del planeta). Lo que acaba de decir retumba en mi cabeza, y casi por instinto me hace querer tomar el teléfono y llamar a Ezra.
—¿Y Ezra cómo está con eso?
—¿Ezra? ¿Qué tiene que ver Ezra?
Me doy cuenta de que mi lengua nuevamente me ha traicionado. No debí haberlo planteado de esa manera.
—Por descarte imaginé que él había dicho algo.
—No. Fue Oliver.
—¿Oliver? —Mi sonrisa se ensancha—. Oliver, mi orgullo. Me recuerda a mí cuando era niña.
—Sí y mira en qué te transformaste.
—Y volvemos a tu envidia.
Ella se limita a sonreír sin mostrar los dientes.
—Oye... no es por insistir. —Me mira con desprecio—. Pero aunque no se tratara de eso... sea lo que sea Holly, solo quiero recordarte que no deberías por qué sentirte así. Eres una persona inteligente y muy fuerte. Deberías sentirte orgullosa de quién eres, ¿crees que yo podría haber ganado todos esos campeonatos de tenis? Apenas puedo correr cinco minutos. Eres una deportista impresionante y una gran artista...
—Naomi, desde que encontraste esos bocetos en mi habitación, aprovechas cada oportunidad para sacarlo a la luz.
—No, estás equivocada. Yo he guardado el secreto... pero eran increíbles. Debiste entrar a estudiar artes, ¿lo sabes, verdad?
—Nunca digas esas palabras frente a los demás... nunca. Quedaría como una desgraciada...
—Pues sí, es que eres una desgraciada. A mí me tiras barro todo el tiempo por lo que entré a estudiar. Y creo que es precisamente porque me atreví a hacer lo que tú no pudiste.
—¿Quieres que te arranque los ojos?
—Estoy acostumbrada a provocarte —sonrío— Esta es la dinámica entre nosotras... ¿Sabes, Holly? La verdad es que tú no eres tan diferente a mí. Sí, escuchaste bien, no eres tan diferente. Solo que tú estás atrapada. Me pregunto cómo serías si hubieras nacido en otra familia.
—Mmh... la verdad es que ni idea. Tampoco quiero saberlo. —No estoy segura si está meditando la idea, o simplemente se ha quedado sin palabras. Pero nos quedamos unos minutos calladas hasta que finalmente ella vuelve a dirigirme la palabra—: Cambiando de tema, ¿Qué tal todo con JJ?
Lo entiendo perfecto. Ella jamás me preguntaría por JJ, pero quiere olvidar el asunto. Y yo la quiero, y deseo que hable cuando ella se sienta capaz de hacerlo. Así que le sigo el juego.
—Muy bien. Tiene un apetito insaciable.
—Sin detalles por favor.
Reposo mi rostro en la palma de mi mano.
—¿Y tú con Fox? ¿Sigues pensando que él es el indicado?
—Sí. Fox de verdad me gusta mucho.
—Tiene su atractivo. No es mi tipo —suelto inmediatamente— pero entiendo el atractivo que tiene. Es...
—Intrépido.
—Sí.
—De esas personas que te ponen nerviosa con tal solo su presencia.
—Entiendo a lo que te refieres.
—Dominante.
—Ah, bueno la que no quería hablar con detalles.
—Malpensada. No me refiero en la cama, no lo hemos hecho. Aún.
—Ya. Me queda claro que te gusta mucho. Jamás te había escuchado hablar así de nadie.
—Es que lo quiero... es lo único que tengo solo para mí ¿sabes?
—Ahora hablas como una posesiva. Es una persona, no un objeto.
—Solo me refiero... a que debe tratarse de lo único que Ezra no me puede quitar.
—Te agradecería que no hables así de mi mejor amigo. Él no quiere quitarte nada, entiéndelo por favor.
—Te agradecería que no te unas al club de fans de Ezra, al menos no mientras estoy frente a ti.
—Holly, la envidia te ciega. Tú eres maravillosa, nadie es mejor que nadie, todos tenemos diferentes fortalezas y debilidades. Cada uno es increíble a su manera. Date cuenta por favor. No puedes basar tu valoración en lo que tus padres dicen o hacen, porque honestamente tus padres son unos imbéciles.
—Calla, Naomi, calla.
Suelto una risa.
El restaurante lentamente empieza a llenarse de más gente; el bullicio de conversaciones superfluas me agobia, intento no escucharlas. Holly se pide un trozo de tarta de chocolate vegana, la veo partir pequeños trozos cuando su mirada se eleva. Pareciera dudar en sus palabras.
—Naomi... ¿crees que de una mentira puede surgir algo verdadero? —pregunta y agacha la cabeza.
—¿A qué te refieres?
—Solo... respóndeme.
No puedo evitar pensar en mi "relación" con JJ. En la manera en que lentamente ha entrado en mi cabeza, en mis pensamientos. Mi incomodidad cuando pronunció esas palabras: Que no quería estar con nadie.
—Quiero creer que sí puede surgir algo verdadero —contesto después de unos segundos.
Holly sonríe. Charlamos hasta que ya comienza el atardecer. En ese instante recuerda que tiene un último compromiso en el día y que ya debería marcharse. Le indico que no hay problema, yo también debería regresar. En el momento que se acerca a despedirse de mí, su bolso cae al suelo. El cierre estaba abierto, así que se caen algunas de sus cosas. Me agacho y la ayudo a recogerlas.
Mis ojos se detienen en el llavero del principito.
—¿Viniste en el vehículo de Ezra? Son sus llaves.
—No, vine en uber. Las debí haber tomado por accidente —responde algo nerviosa.
Es lo único que dice antes de salir con apuro del restaurante.
⋆⋆⋆
Un nuevo día, para tomar mejores decisiones, para ser menos impulsiva.
Sí, claro.
Tomo un largo trago de vodka. El muchacho a un lado mío me envuelve en sus brazos, me fastidia su acercamiento (siendo honesta estoy ansiosa por el momento en que se vaya). Sin embargo, cuando veo que JJ cruza en dirección a la cocina, suelto una gran carcajada. Sí, abrázame más fuerte querido compañero, esta tarde de "estudio" recién está comenzando.
Por supuesto que él no es nada de idiota. Se entusiasma con mi incipiente coqueteo, no entiende que es únicamente porque JJ ha entrado a la cocina, pero no importa. Mejor que ni se esté enterando de nada, ese ya no es mi problema.
Sé que desde dónde él está tiene perfecta visual en nuestra dirección. Nos encontramos en uno de los sillones del cuarto de estar, dónde precisamente JJ ha estado muchas veces recostado con Cookie. Me acerco a la boca del muchacho que se encuentra junto a mí. Beso sus labios con devoción, lento, suave. Que los segundos se hagan eternos, que sea una tortura para tus ojos que están clavados en nosotros. Porque sí, abro mis ojos mientras lo beso, y mis ojos conectan con los de JJ. Viste unos jeans, y una polera ligeramente ajustada color negro, que permite apreciar su musculatura.
¿Por qué miras?
¿Sigues creyendo que no te pasa nada conmigo?
Cookie interrumpe nuestro beso, porque comienza a ladrarnos. La reto, y me levanto del sillón para ir a la cocina por más alcohol.
—¿Todo bien? —le pregunto a JJ que aún se encuentra sirviéndose un vaso de jugo. No entiendo por qué podría tardar tanto en servirse el maldito vaso. Ah, sí. Claro que lo sé.
—Eso mismo quería preguntarte yo. —Su tono de voz no... no parece molesto ¿por qué no está molesto? ¿por qué...? ¿por qué... me importa que no esté molesto?
No.
Jajaja.
Ya.
Cálmate, Naomi.
—Puedes ver que todo está perfecto —sonrío. Y él por un segundo pareciera detenerse en mi ajustado vestido negro con brillos.
—Si... es algo extraño —dice llevando el vaso a sus labios. Me pierdo unos segundos en su boca—. Es decir, claramente actúas diferente después de nuestra conversación en la azotea.
Mi mandíbula se tensa.
—¿Lo dices por traer a diferentes chicos al departamento? Nada. Siempre he sido así. Solo que inicialmente me daba algo de vergüenza traer a alguien mientras aún te estabas instalando.
¿Qué acabo de decir? ¿Avergonzarme? Ahora quiero golpearme a mí misma. No estoy pensando bien. Claramente no estoy pensando bien lo que digo, porque él suelta una pequeña risa, sabe que es imposible que se trate de vergüenza.
¿Cuándo mierda yo me he avergonzado por algo?
Tonta, estúpida.
No.
¿Qué estoy pensando?
Tú eres una Diosa. Da vuelta la situación ahora, o dejarás de llamarte Naomi.
¿Vas a permitir que JJ te gane? ¿JJ?
—Ah, claro. Siempre tan vergonzosa —dice con ironía.
Siento como si hubiera perdido una guerra. Pienso detenidamente mis palabras y estoy por abrir mi boca, pero él me gana.
—Voy a salir.
—Oh, ¿te sentiste incómodo? Lo siento, no fue mi intención.
—Sí, puedo imaginar que no lo fue. Pero no te preocupes, saldré por otros motivos.
—¿A qué? —pregunto desviando la mirada, para no sonar demasiado interesada.
—Debo hacer unas cosas.
Esa respuesta no dice nada.
—Si quieres ver a alguien, puedes traerla al departamento. Sabes que no hay problema ¿no?
No responde en forma inmediata. Se acerca un poco más a mí. Y quizás se trata del contacto más íntimo que hemos tenido en forma genuina, porque desliza su dedo pulgar desde la comisura de mis labios hasta un poco más abajo de mi boca. No hay necesidad de hacerlo, no tenemos que fingir ante nadie. Sin embargo, lo hace, y veo cómo su dedo ha quedado manchado con mi labial. Me queda claro que después de esos besos mi labial ensució parte de mi mentón.
—Me parece que yo no necesito traer a nadie al departamento.
Lo conozco. Sé que no está insinuando nada malo, pero sí parece tener un doble sentido. Es como si me estuviera diciendo que él no necesita traer a nadie para causar un efecto en mí.
—Ah, ¿entonces sí saldrás con alguien?
—Sí.
—Ah, pásalo bien.
—Tú también.
—Bien.
—Bien.
Sale del departamento. Me invade una ira, que la siento brotar por cada uno de mis poros.
¿Saldrá con alguien? ¿En qué momento conoció a alguien?
Unos brazos me envuelven. Claro, mi compañero que debe estar ansioso al ver qué quedamos a solas. Deposita lentamente besos por mi cuello, pero no es a él al que quiero.
—Largo de aquí —murmuro mientras tomo distancia de él.
Su rostro se ve confundido.
—Pensé que la estábamos pasando bien.
—¡Largo! ¡Largo de aquí! —Voy por sus cosas, y se las paso de mala manera. Sé que estoy actuando de forma injusta e inmadura. No debería tratarlo así, me estoy desquitando con él porque estoy enojada conmigo misma.
—Ya entendí, cálmate un poco.
Y sí, parezco una loca. Pero no me importa, nada importa.
Agradezco que abandone el departamento, agradezco quedarme sola.
Me siento... inquieta. Y eso me desconcierta, no acostumbro a sentirme de esta manera. La pantalla de mi teléfono se ilumina, y por un instante creo que podría tratarse de JJ, pero es del grupo de mis amigos.
Arrugo el entrecejo al leer el mensaje de Ezra que no parece ser enviado por él.
Ezra
Las técnicas funcionaron;)
Sus palabras me hacen ruido, ya que yo sé que frente a Fox dije su nombre por descarte. ¿De quién está hablando?
Dakota
Ay no ¿Oficial soy la única soltera del grupo? ¿Qué les pasa?
Fox
???
Le escribo un mensaje a Ezra por privado. No obstante, pese a que a lo lee no me contesta. Algo raro está pasando aquí.
Holly
Felicidades.
Dakota
Foto o fake.
Con sorpresa veo que envía una imagen al grupo, siendo que a mí sigue sin responderme. Este comportamiento no es nada propio de mi amigo. ¿Será él?
Lo peor de todo es que al abrir la fotografía, todo tiene menos sentido. Ezra aparece abrazado con una muchacha... que conozco perfectamente.
Dakota
¿Y este era el chisme? ¿En serio? Qué estafa. Devuelvan el dinero.
Naomi
No puede ser en serio... ¡¿te volviste loco, Ezra?! ¿estás ebrio o qué?
Dakota
Pensé que Anastasia era etapa superada.
Fox
¿Y quién es ella? jaja.
Dakota
La ex. Qué decepción, con la misma piedra no se tropieza.
Naomi
Ezra... Responde los mensajes ¡AHORA MISMO!
Ezra
:)
Naomi
¿Ezra, estás bien?
Dakota
jajajajaja lo perdimos. Literal, lo perdimos.
Fox
Eso es en angels, ¿no?
Le hago zoom al fondo de la imagen, y efectivamente es en Angels, un club al que no hemos ido en mucho tiempo.
Naomi
Así es... ¿Ezra puedes decir algo? ¡Estoy al borde de una crisis!
Ezra
Lo siento. Estoy un poco ocupado;)
¿Qué mierda? Le marco a Ezra y arroja a buzón de voz. Imposible que esos mensajes los haya escrito él. Insisto en llamarlo, pero no entra ninguna de las llamadas.
Cookie me distrae con sus ladridos. Olfatea el borde inferior de la puerta como si hubiera alguien del otro lado.
—Ya se fue —le digo, y me estoy refiriendo a JJ. Porque no es ningún secreto que hasta Cookie está embobada ¿Qué le ven? «No lo sé, dime tú» Me traiciona mi consciencia.
¡Quiero golpear algo! ¡¿Cómo es posible?! Acabaré, mataré, extinguiré estos sentimientos.
Cookie se mantiene firme en la misma actitud. El timbre suena, y ladra con mayor intensidad.
Abro la puerta de mala gana, de seguro se trata del tipo que acaba de irse. Quizás se le quedó algo en el departamento.
Pero... quien tengo frente a mí es... JJ.
—¿Ya lo echaste?
—¿Qué? —No entiendo qué está pasando, intento encontrarle una explicación a que haya regresado tan pronto—. ¿Tan rápido te cancelaron? Oh, creo que era alguien que no valía la pena.
Él suelta un risa.
—Mi intención siempre fue salir contigo.
—Pero... estaba con alguien...
—Verás, Naomi, creo que te conozco un poco. —Me guiña un ojo.
No sé cómo sentirme. Sí, me agrada saber que no planeaba salir con alguien más, pero me molesta verme tan expuesta. Porque si él pudo deducir que yo echaría a ese sujeto después que él se fuera, entonces significa que se ha dado cuenta de que me pasa algo con él.
—No quiero salir.
—Naomi, ¿quieres dejar a un lado ese orgullo por un momento? Solo salgamos, ¿está bien? no le des tantas vueltas.
—¿Qué te hace creer que quiero salir contigo?
—Estoy seguro de que sí quieres, ¿cierto que tengo la razón, Cookie? —le pregunta y Cookie comienza a gruñirme.
—Bueno, tendré que aceptar que me hiciste un jaque mate.
—Que por primera vez alguien te gane, no me parece tan mal.
—Primera y última vez.
—Primera y última vez —repite mis palabras.
Se dibuja una traviesa sonrisa en mi rostro. Me invade un sentimiento de felicidad.
Me atrae, sí, me atrae.
JJ me pregunta qué me gustaría hacer. Le comento que dada la hora, podríamos ir a tomar algo a Angels. No es que lo haga con el objetivo de espiar a Ezra, pero me sentiría más tranquila si lo veo en buenas condiciones. Sus mensajes fueron muy extraños.
Él me responde que no tendría ningún problema. Va por una chaqueta a su habitación, en ese momento lo detengo y le digo que hagamos esto más interesante. Porque sí, si algo tenemos en común con mi hermano, es que ambos amamos el drama.
Cambio el ajustado vestido, por un polerón enorme color gris y unos vaqueros (Además me coloco una peluca de color rubio. Digamos que mi obsesión por cambiar mi apariencia me ha hecho tener una gran colección). A JJ le entrego un polerón oversize amarillo que tiene un estampado de pikachu. «¿Es necesario?» pareciera preguntar con el ceño fruncido. «Lo es. Sabes que vivo por el drama, vivo por el camuflaje». Se coloca el polerón (que a mí me queda hasta las rodillas) y a él le queda perfecto. Me causa gracia verlo así, es casi irrisorio. Jamás pensé verlo con un atuendo como ese. Me gusta que no dude en seguirme la corriente.
Quizás ambos conectamos bien. Nunca me juzga por mi forma de ser. Al contrario, es como si yo lo arrastrara a mis travesuras. Desde que nos conocimos siempre fue así, pero ahora tiene un significado diferente. Ahora me hace creer que podría... haber algo más.
Pido un uber que en pocos minutos nos deja fuera del local. Se encuentra en el mismo sector de Artemissa's Bay, la distancia es de unas pocas cuadras.
Nos quedamos en la zona del bar. No identifico a Ezra en ninguna parte. Quiero saber qué anda tramando, y sé que cuento con la ventaja de que con el alcohol y las luces, él no será capaz de reconocernos. En medio de ese pensamiento, recibo un mensaje de Dakota asegurando que Fox vendría a buscar a Ezra.
Me distraigo al ver que depositan frente a mis ojos mi segundo daiquiri de fresa. JJ toma un vaso de whisky. En algún punto, tomo su brazo y lo arrastro a la pista de baile. No estoy segura de sí fue buena idea venir solos al club. Estoy sobria, o eso creo. No tomamos demasiado, pero sí lo suficiente.
La música nos envuelve, bailamos, y quisiera que las canciones fueran eternas. Me gusta esta cercanía. Sé que me he apegado demasiado a su cuerpo, pero la emoción de que nuestros cuerpos se rocen supera cualquier pensamiento de autocontrol. Estamos tan cerca, que lo único que pareciera separarnos es nuestra ropa. Me gusta, me gusta bastante.
Las luces azules atraviesan nuestros rostros. Suelto una carcajada al detenerme nuevamente en su aspecto. En como nos debemos ver frente a los demás.
—¿Te estás burlando de mí? —susurra en mi oreja. Se aferra a mí con firmeza.
—¡Basta! —suelto entre risas— No me aprietes. —En verdad lo estoy disfrutando.
No sé si es producto de haber tomado, pero perdemos el equilibrio al chocar con una pareja que intenta abrirse paso en medio de la multitud.
—Lo siento... lo siento —se disculpa la persona que no puedo verle el rostro... pero suena a ¿Ezra?
—Rápido. —Alcanzo a oír al muchacho que va adelante de él, y que sostiene su mano—. Tienes mucho que explicar.
¿Qué mierda?
—¿Estás bien? —me pregunta JJ mientras me sostiene del brazo ayudándome a levantarme.
Froto mis ojos, e intento enfocar nuevamente mi mirada. Pero ya no los veo...
—Me pareció ver algo... —respondo confundida.
—Quizás sería mejor regresar.
Asiento con la cabeza. ¿Habré tomado tanto como para confundir a Ezra? No lo creo... el pensamiento se inserta en mi cabeza mientras busco con la mirada el vehículo del chofer de Dakota. (Ella siempre ha sido una amiga muy preocupada de que regresemos a salvo a casa. Sin embargo, me da la impresión de que después de lo que ocurrió, esa inquietud se ha transformado en algo más. Miedo y ansiedad por completo justificadas).
Subimos al asiento, y apoyo mi cabeza en el hombro de JJ.
—¿Viste a Ezra? —le pregunto.
Niega con la cabeza, aunque me esperaba su respuesta. Dado que JJ estaba de espaldas a ellos.
Mis ojos entrecerrados advierten las sutiles caricias que él hace en la palma de mi mano. Me aproximo aún más a él, mi nariz roza el borde de su cuello.
—Estás demasiado cerca —susurra.
Lo sé. Siento su aroma amaderado, con un toque a nuez y a limón. Me encanta.
—¿Te molesta?
Levanto mi cabeza. Nuestros ojos se ven con intensidad. Nuestras respiraciones se sienten pesadas y fuertes.
—Naomi... estás ebria.
—No, no lo estoy... tú tampoco.
Sus dedos siguen acariciando mi mano con suavidad.
—Naomi... —Se toma su tiempo en continuar hablando. Vacila—. ¿Tú me quieres? —pregunta, y nuestras manos dejan de jugar, nuestros dedos se entrelazan.
—Hace muchos años te dije que te quería ¿no?
Aquel día en ese cementerio. Cuando quise hacer algo por él. Cuando Mike me contó el tipo de vida que había tenido JJ. Le dije que lo quería, pero era un querer diferente. Jamás creí que ese sentimiento con el paso de los años... podría transformarse en... algo más.
—Sabes que no me refiero a esa forma de querer. Me refiero... a si sientes algo por mí.
Definitivamente no lo quiero de la misma manera. En ese entonces lo quería como un amigo. La diferencia de edad entre nosotros se sentía abismal, nunca podría haberlo visto con otros ojos.
Pero ahora... lo que siento es...
—No preguntes si no estás listo para escuchar la respuesta.
Nuestros labios están muy cerca.
—Naomi...
—¿Tú sientes algo por mí? —le pregunto y muerdo mi labio inferior.
Su mirada baja a mi boca, y luego sube de mi boca a mis ojos.
—Yo... me siento en conflicto.
—¿Es la edad?
—No...
—¿Qué es?
—Mereces más.
—Te quiero a ti.
—No lo digas así...
—Te deseo —murmuro a escasos centímetros de su boca— te deseo, Jonas.
—No deberías.
—Pero lo hago.
Levanta su mirada. Y... casi no puedo contener mi emoción, porque me he pasado días creyendo que soy la única que siente algo. No obstante, esa mirada... pareciera gritar lo mismo que la mía.
—Te gusto, ¿no?
—Pienso mucho en ti —responde, y agacha su cabeza apoyando su frente en mi hombro.
—¿De qué manera? —Me siento ansiosa.
—De una manera que no debería...
—Muchachos. —El chofer de Dakota tose—. Llevamos unos minutos estacionados.
¿No podía esperar solo un poco más?
Veo por la ventana, y efectivamente estamos fuera del edificio. Suelto una risa, que se mezcla con la de JJ. Le agradecemos por todo, y salimos del vehículo tomados de la mano. Corremos, y subimos al ascensor abrazados. Su contacto me enloquece. No entiendo qué me pasa, nunca antes me había sentido así. Pero no importa, no me asusta. Al contrario, quiero más de él.
Entramos al departamento. Cookie no aparece, debe estar durmiendo.
Me abalanzo sobre él. Quiero... besarlo, quiero tocarlo.
Estamos a oscuras, apenas puedo distinguir su rostro. Pero puedo sentir su emoción, su deseo.
—Naomi —susurra— No te llevaré a la cama.
—Solo un beso...
No responde. Su indecisión me dice que no debería insistir.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunto.
—Solo... dormir contigo. Realmente dormir.
—Mmm... —murmuro en una sonrisa mientras él me mantiene abrazada— Mira cuánto te has ablandado Jonas Reed, ¿Quién lo diría? —Él suelta una carcajada mientras me libero de sus brazos.
Voy a mi habitación con mucho cuidado de no despertar a Cookie. Me quito todo, y me coloco la polera que suelo usar para dormir. Camino lentamente al cuarto de JJ. Cierro la puerta, él ya se encuentra acostado en la cama. Entro en ella, y en tan solo unos segundos me rodea nuevamente con sus brazos. Hunde su cabeza en mí, enrolla mi cabello en una mano, dejando mi cuello al descubierto. Siento su respiración a esa altura, provocándome cosquillas. Los dedos de su otra mano me acarician a la altura de mi abdomen. Y yo... acaricio su brazo, luego sus manos. El contacto con su piel, el calor de su cuerpo me reconforta.
—Siempre hueles a rosas —habla en voz baja mientras traza círculos en la zona de mi abdomen, por sobre la polera—. Me recuerda al jardín de mi casa.
—¿Debería... debería cambiar mi perfume? —Me estremezco.
—No... a él le gustaban... —suspira— además tú le has dado un nuevo significado a ese aroma. Gracias.
Me volteo, tomo su mano y la beso con suavidad.
En algún punto me pierdo en el más placentero sueño. Y cuando abro los ojos, él aún está junto a mí, y seguimos tomados de la mano. «Gracias por permitirme... vivir esto». Le dedico ese pensamiento a las estrellas del cielo que siempre escuchan mis deseos.
Vuelvo a cerrar mis ojos.
𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇
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