CAPÍTULO 10
⋆NAOMI⋆
Me atrae.
Sí, eso es lo que creo. No soy una persona que se engañe a sí misma, estoy consciente de que he actuado de una manera diferente con él. No estoy segura del motivo, no es que sienta que muero por él. Por favor, no. Yo no moriría por nadie, es decir, soy Naomi. Solo quiero decir que siento una ligera atracción.
Qué extraña sensación. Mi yo del pasado no podría creérselo.
—Naomi, nos quedó horrible —me dice JJ en una sonrisa— solo pruébalo. —Corta un trozo de la pizza que hicimos juntos, y lleva el tenedor a mi boca.
Su exquisito aroma difiere demasiado del sabor. Me invade una extraña mezcla saturada de jamón, queso, salsa de tomate y... ¿dulce? Oh, debí haberme equivocado en alguna parte del proceso. Sé que el sabor excesivamente salado de la masa es mi culpa. Pero no recuerdo haber arruinado los ingredientes de encima. Al menos no de forma intencional.
Sí. Sabe asqueroso.
Tomo inmediatamente el vaso de agua, con la esperanza de que elimine el rastro de esa combinación tan horrorosa.
—Bueno, la intención es lo que cuenta ¿no?
JJ estalla en una carcajada.
—Mel estaría muy decepcionada del resultado.
Por supuesto que lo estaría, pero no todos podemos poseer el talento de la cocina. Aunque siendo justos, quien arruinó la comida fui yo. JJ cocina excelente, ya me lo ha demostrado en este mes que llevamos viviendo juntos.
Le tiro un paño en la cara. Él se lo quita y me mira con una mueca que lo dice todo: Iniciaste una guerra. Se lanza encima mío, intento escapar, pero es imposible desprenderse de sus brazos. Me sostiene con fuerza y nos hace girar. Con cada vuelta me envuelven las luces de los edificios que entran por el ventanal. Por un instante, pareciera como si nos estuvieran iluminando a nosotros, como si estuviéramos bajo la luz de los reflectores en el escenario de un teatro.
—¡Basta JJ! Aquí es cuando odio ser pequeña... ¡Cookie sálvame! —le pido al verla dar vueltas alrededor de nosotros. Cookie entiende la señal, y comienza a ladrar. Se ve tan molesta, que dudo de si se debe a mi grito de auxilio, o a sus celos de que su "amado" sostenga en brazos a una muchacha. «Cookie no quieres competir conmigo. Tú serás una Yorkshire, pero yo una zorra. Además Naomi Cranham nunca pierde».
—Pequeña y poderosa —susurra cerca de mi oído, y hunde su cabeza en mi cabello, a la altura de mi nuca. Su acercamiento me produce una ola de calor. «Ay, qué pasa contigo. Solo se trata de JJ».
Me suelta, aunque se toma su tiempo en hacerlo. Quizás una parte de él quería seguir sosteniéndome, o quizás eso es lo que a mí me gustaría creer.
Cookie deja de ladrar, se acerca a JJ, y muestra su panza. Me queda claro el trasfondo de su alboroto.
Voy al baño, paso agua por mi rostro quitándome todos los restos de harina. Se forma una masa pastosa y desagradable en mi piel. Intento quitarla con mis dedos, mas parece como si la estuviera esparciendo por mi cara. No es agradable. (Aunque mentiría si dijera que no disfruté el momento; la diversión de comportarse de manera infantil, sin límites ni reglas). JJ me sigue, me empuja levemente, e imita lo que yo hago. Le devuelvo el empujón, pero no consigo hacer que se mueva ni un centímetro. Se ríe ante mi evidente cara de fastidio.
—Deja de arrugar el entrecejo —me dice— te saldrán arrugas.
—¿Debo tomar eso como una venganza?
Años atrás disfrutaba con molestarlo por su típico gesto enfadado. No tenía más que esa sola expresión. Ahora es diferente, ahora sonríe más. Transmite una serenidad y calma, de la cual yo difiero por completo. Sí. Yo soy un remolino, arraso con todo a donde sea que vaya. Y no es que quiera ser como él, estoy feliz con ese fuego avasallador que arde dentro de mí, que a veces pareciera no tener control, que por momentos pareciera escaparse de mis manos, pero que no por eso me intimida. Al contrario, me encanta ser así. No obstante, eso no quita que admire esa fortaleza que él posee; aquel caparazón que ha construido con fervor alrededor suyo, que pretende ocultar esas huellas que nunca podrán ser borradas. Y no puedo negar que yo quisiera conocer cada momento que hizo que tuviera esos ojos tristes ¿Por qué? ¿Qué es lo que ha cambiado en este mes?
«Naomi, suenas a desesperación».
Sí. Me estoy enredando demasiado.
Aunque no puedo evitar sentirme confundida y contrariada debo dejar de pensar en este asunto. «Es JJ, solo es JJ».
Él no responde mi pregunta, o mejor dicho, su única respuesta termina siendo una traviesa sonrisa. Luego se sacude la harina de su ropa. Dejamos un gran caos en la cocina, nos tomará varias horas limpiar el desastre. Sin embargo, no nos importa ni un poco. Lo haríamos una y otra vez sin culpa.
Abro nuevamente la llave del agua, y mojo mi cabello con mucho cuidado de no estropear mis extensiones de glitter. Las gotas de agua corren por el borde de mi cuello, dejando un rastro de humedad que se extiende por la parte alta de mi polera. Siento una leve alteración en la respiración de JJ. Su intento por disimular pesa tanto que se vuelve tangible. En cambio, su silencio contiene esas palabras a las que puedo ver que no quiere dar forma ¿Por qué? ¿Por qué te limitas a observarme con discreción? ¿Por qué es tan difícil descifrarte?
El momento se quiebra con la peor interrupción que podríamos haber tenido: Una llamada de Mike.
Me parece extraño que esté llamando a JJ. Ayer hablé con Mike una hora por teléfono (necesitaba desahogarme de todos los sucesos que han ocurrido. Mike siempre ha sido mi soporte, mi cable a tierra), y al igual que todas las veces, me pidió en los últimos minutos hablar con JJ. No debió haber quedado nada pendiente.
Mi cabeza empieza a unir todos los puntos... El video que subí y su popular comentario. Esta llamada no debe ser con buenas intenciones.
Le pido a JJ que lo ponga en altavoz.
Apenas lo presiona Mike dirige la palabra:
—Hola.
Llevo una mano a mi boca en un intento por contener mi risa. Es imposible tomar en serio a mi hermano.
—Dime, Mike —le responde JJ.
—Vi el video que subió Naomi.
—¿Qué video? —pregunta JJ. Me observa, y achica sus ojos, como si yo hubiera hecho una travesura. Luego, su mirada se ilumina. Debió recordar que sostenía mi teléfono cuando acerqué la cuchara a su boca.
—No te hagas, sabes de qué hablo. Oye, no creo que sea necesario decírtelo. Pero te recuerdo que tú para mí eres como mi hermano.
—Mike... ¿Qué estás haciendo? Te dije que los dejaras en paz. —La voz de Mel.
—Princesa... por favor, no es lo que crees. —No puedo verlo, pero estoy segura de que o debe estar haciéndole un puchero, o bien, se debe estar poniendo de rodillas ante ella.
—Ya te dije cómo te castigaría si hacías algo como esto. —Su tono sugerente me dice suficiente de a qué se están refiriendo.
—No, por favor, te lo ruego... ¡No puedo vivir sin eso! —exclama mi hermano. De fondo, se escucha un ruido extraño, como si hubiera un forcejeo entre ellos. Se escuchan risas y sonidos "misteriosos".
JJ y yo nos quedamos mirando de una manera que no sabría describir. Solo sé que nos sentimos profundamente incómodos.
La situación me molesta. Llama a JJ por un inocente video mientras nosotros tenemos que soportar su espectáculo.
—Ay, por favor. —Se me escapan las palabras—. ¿Con qué moral llamas a JJ? solo escúchate.
—¿JJ te atreviste a traicionarme colocándome en altavoz? —Mi hermano se hace el ofendido.
—Está bien, si yo estoy siendo el más inocente en esta conversación es porque claramente algo va mal —interviene JJ—. Mike, no tengo idea de qué hablas, tampoco por qué necesitas recordarme algo como eso. Tú también eres para mí como un hermano.
—Bueno, si yo soy como tu hermano, y Naomi es mi hermana, entonces tienes claro que sería ella para ti.
Mike, te odio. Tan innecesario.
—Una mocosa —JJ sonríe, y yo lo fulmino con la mirada.
—Naomi. —Mike dice mi nombre de forma tajante a modo de advertencia.
—Qué —le contesto de la misma manera.
—Te tengo en la mira —me amenaza antes de cortar.
¿Quién se cree? Maldito rey del drama que disfruta arruinar la vida de los demás. Me conoce demasiado bien, se dio cuenta de algo raro. Claro, cómo no se iba a dar cuenta, si mi hermano es como la lujuria hecha persona. Por supuesto que la vería a kilómetros.
Mi teléfono vibra, y me impide seguir maldiciendo a mi hermano en mis pensamientos. Por un instante, creo que puede tratarse de él, quizás no fue suficiente con la humillación de la llamada. (Pese a que amo a mi hermano, sé que tiene una particular obsesión con avergonzarme. Nunca olvidaré el estúpido cumpleaños que me hizo hace muchos años atrás, con toda esa decoración espantosa de Peppa pig). Sin embargo, la notificación no es de Mike. Se trata de alguien diferente, de una persona que es mil veces peor.
Bruno
Sé que ha pasado tiempo, pero recién me di cuenta de que nunca regresaste mis cosas. Las quiero ahora.
Naomi
¿Aún tengo esa basura? No hay problema, recógela en conserjería.
Bruno
Nos vemos en diez minutos.
Naomi
¿Nos vemos? ¿Qué parte no entendiste?
¿Hola?
Imbécil. Claramente este tipo no sabe leer, o su comprensión lectora está por los suelos. Voy a mi habitación, JJ se da cuenta de que algo me alteró y me sigue, aunque en el momento que está por dar un paso dentro de mi cuarto lo fulmino con la mirada. Se supone que no tiene permitido estar en mi lugar sagrado. Advierto extrañeza en su rostro, como si creyera que esa regla ya no tenía sentido. Ignoro esa reacción.
Abro mi armario en busca de su asquerosa ropa. Tomo las prendas juntando mi pulgar y el índice; debe ser el menor contacto posible, no vaya a ser que me infecten. Solo son un par de camisas, no creo que realmente las necesite. Más bien, creo que todo esto se trata de una excusa para volver a vernos. Lo que no entiendo es el propósito, está saliendo con alguien, no debería buscar pretextos para verme. Menos después de cómo me ha tratado.
Tomo una bolsa de basura y coloco sus cosas. Le digo brevemente a JJ que debo deshacerme de la porquería, y que me espere en el departamento.
Bajo, y soy muy clara en mis palabras al conserje. Le explico que vendrán a buscar esta bolsa, y que Bruno no tiene permitido subir al departamento. Reitero muchas veces que NO tiene permitido subir.
Regreso. Deben haber pasado alrededor de unos veinte minutos cuando escucho el sonido del timbre ¿Qué pasa con la seguridad acá? ¿Para esto mi familia gasta tanto dinero? Nefasto. Estoy al borde de estallar en llamas.
Abro la puerta. Bruno sostiene en una mano la bolsa de basura.
—Qué amable de tu parte, no esperaba menos de ti.
—¿Cómo lograste subir?
—Esperé una distracción y me escabullí. Total, estuve aquí muchas veces, sé el camino de memoria.
—Ya tienes lo que querías, ahora ándate.
Intento cerrar la puerta, pero él la ataja antes de que se cierre por completo.
—¿Todo bien? —me pregunta JJ, y se asoma quedando a la vista de Bruno.
—Ah, así que era verdad todo, quería comprobarlo ¿Realmente crees que no logré conocerte? Eres la persona más manipuladora y mentirosa que he conocido en mi vida. No me extrañaría que todo fuera una farsa tuya.
—Y tú el tipo más repulsivo que he conocido en mi vida —le respondo— ya viste que es real, ahora ándate.
Bruno se queda en la entrada, con una mano mantiene la puerta abierta. No piensa marcharse.
—Largo de aquí —interviene JJ. Rápidamente se pone a mi lado.
—Claro... Jonas Reed ¿no? Sabes, fue muy interesante investigar tu vida. —No me gusta nada la entonación que está usando. Además ¿con qué derecho investiga a JJ? Este tipo claramente está enfermo—. Dicen muchas cosas de ti, imagino ya tienes una idea.
—Yo no tengo nada de paciencia, así que será mejor que te calles Bruno, y que te marches ahora mismo de aquí —suelto, y con mucho sigilo me aproximo al teléfono a un lado mío. Presiono el interruptor que conecta con conserjería.
—Me parece tan extraño que alguien como tú, Naomi, esté saliendo con este sujeto. —Insiste en seguir hablando. Y como si no fuera suficiente lo mira con desdén—. Si... ese incendio de hace seis años... Hay muchos comentarios interesantes entorno a él ¿Quieres escuchar lo que dicen de tu novio, Naomi?
—¡Dije que te vayas!
No obstante, sé que no se detendrá. Las palabras salen de su boca como si fuera vómito verbal. Vino con esta intención, siempre fue su objetivo. No debí haber cedido en entregarle sus cosas de forma tan diplomática. Debí haber actuado conforme a mi naturaleza; tirarle las cosas desde lo alto de mi piso y que las recoja en la calle. Me arrepiento, me arrepiento demasiado.
—Muchos sostienen que tu novio mató a su hermano cuando solo eran unos niños, y que su madre nunca pudo superarlo, que ese fue el motivo por el cual se quitó la vida.
No puedo evitarlo. Lo que siento no es un simple enfado. No es como si fuera un comentario que me molestó, y me dejó sin conciliar el sueño dando vueltas con la única compañía de la almohada. No. Esto es diferente. Es esa ira que la sientes recorrer todo tu cuerpo; avanza por tus venas, y asfixia tus sentidos como un veneno. De pronto, despiertan todos esos malos pensamientos, quieres que esa persona sufra, quieres que se arrepienta de cada una de sus palabras con dolor. Y no... no sientes ningún remordimiento por ello, porque hay palabras que duelen más que cualquier daño físico, y Bruno acaba de hacerlo, y lo está disfrutando.
—¡¿Qué mierda dijiste?! ¡Cómo dices eso imbécil! ¡Acabaré contigo! —Intento acercarme a golpearlo, pero JJ me sostiene por detrás.
—No lo vale —murmura en mi oído.
No puedo estar de acuerdo con él. Lucho contra sus brazos que me sujetan con fuerza. Necesito golpearlo, no puedo creer que haya dicho eso. No puede, no puede decir esas horribles palabras y salirse con la suya.
Bruno se aproxima más a nosotros. Su rostro refleja cuanto está gozando la situación.
—Puedo ver cuánto lo quieres, Naomi. —Su boca se ensancha en una sonrisa—. Disfruta tu turno —se dirige a JJ— tiene un buen coño... y le gusta gritar en la cama. Lástima que su cuerpo es lo único bueno que tiene por ofrecer.
JJ me libera de su agarre. La comisura de mi boca se levanta; disfrutaré esta bofetada. Reuniré toda la fuerza que tenga, y la estrellaré contra su repulsiva cara.
Mi plan solo formará parte de mis sueños. No alcanzo a hacer nada, ya que JJ pasa a un lado mío, levanta un puño y le da directo en la cara. Bruno inmediatamente cae al suelo, con una mano intenta limpiar la sangre en su rostro.
—Nunca... nunca te atrevas a hablar así de ella. —Su voz se escucha alterada. Sus ojos están muy abiertos, y advierto la vena que se marca en su frente. No necesito leer sus pensamientos, esa misma ira que yo sentí, él la está experimentando—. Si lo vuelves a hacer te arrepentirás.
Bruno se pone a reír.
—Eso quería ver... toda esa violencia contenida —dice como si hubiera logrado su objetivo—. Ya sabes Naomi, si algún día te pasa algo, será su nombre lo primero que aparecerá en los titulares. Fijaste tus ojos en un demente.
—¡Fuera de aquí! ¡El único demente eres tú! —grito, alertando a las demás personas. Algunas puertas se abren; ojos curiosos tienen la vista en nosotros. No todos se quedan como espectadores, unos pocos se acercan y me preguntan si estoy bien. Asiento, calmo a las personas, y le dirijo unas últimas palabras a Bruno—: ¿Tanto te arde? Acéptalo, Bruno, nunca me importaste. Ya quisieras ser como él, tiene todo lo que me gusta en un hombre. En cambio tú solo eres basura.
Por fin aparece el guardia de seguridad. Me conoce, y cree cada una de mis palabras. Obliga, y arrastra a Bruno a la salida del edificio. Me quedo observando desde la ventana del departamento hasta que lo veo perderse entre la multitud. No te lo perdonaré.
JJ sigue apoyado en la puerta. Nos miramos fijamente, aunque ninguno menciona nada sobre lo sucedido. Intenta conservar el temple, pero es imposible que esas palabras no lo hayan perturbado. Era un tema demasiado delicado, y Bruno se atrevió... se atrevió... intento dejar de pensar en ello, y cierro mi mano en un puño. No permitiré que Bruno arruine el día que tuvimos.
Mi mente siempre está maquinando planes, y ya se me ocurrió qué podría aliviar esta tensión. En seguida voy por una manta, y unos cojines. Tomo del brazo a JJ, no se resiste, debe seguir conmocionado por lo ocurrido.
Cookie gruñe cuando abro la puerta. Le lanzo una de las galletas que tanto le gustan y se queda tranquila. El chantaje a veces es lo único que sirve con ella. Malcriada.
Subimos al ascensor, y marco el último piso, el de la azotea.
Al dar un paso fuera siento la corriente de aire frío; alborota nuestros cabellos, y por un segundo, me gustaría creer que arrasará y nos hará olvidar el mal momento. Dejo en el suelo la manta, y los cojines. Le hago una mirada rápida a JJ, que entiende a la perfección. Se recuesta en ella, y yo lentamente me pongo a un lado de él. Nuestra vista fija en las estrellas del cielo.
—Siempre he tenido una obsesión por ver las estrellas —murmuro— es mi lugar seguro.
La luz plateada me permite apreciar el borde de su mandíbula. Su boca se abre ligeramente, exhala, y sale humo de su boca. Elegí una noche helada para estar a la intemperie.
—Naomi... no quiero hablar sobre...
—No hablaremos de eso. —Le sostengo la mirada. Nuestras piernas se tocan levemente—. Yo nunca te presionaré JJ, el día que quieras hablar de tu familia será porque...
—Yo no tengo familia —me interrumpe.
—Sí la tienes —lo contradigo— la familia que tú elegiste, tus amigos son tu familia. Mike, Melissa, Charlotte, Emma, Adam.
—Sí... lo sé...
—Y si no fuera suficiente con ellos —agrego— me tienes a mí. —Deja de contemplar las estrellas, y sus ojos se encuentran con los míos—. Deberías sentirte privilegiado, ¿Cuántos quisieran tener a una Naomi en sus vidas?
JJ se pone a reír. Su risa genuina alivia mi corazón. «Eres una narcisista» murmura mientras mueve con sutileza sus dedos; su mano cada vez más cerca de la mía, mas no llegan a tocarse. Es como si hubiera un muro que no debiera derribarse.
—Naomi... ¿Cuáles son tus sueños?
Se me hace tan extraño que él me esté preguntando por mis sueños. Las palabras hacen eco en mi mente, y me afligen brevemente. Todos dicen que soy una soñadora, pero por algún motivo que no logro comprender, yo nunca pienso en el futuro. Sin embargo, debo dar una respuesta, así que opto por decir lo que sé que va a aligerar el ambiente.
—Mmh... me gustaría cambiar el mundo, me gustaría exterminar a los Wes, Austin y Brunos del planeta. Sí, eso me haría muy feliz en este momento. También cambiar la mentalidad de las personas... creo todo sería más fácil si los demás pensaran como yo. Podría crear una religión —bromeo.
—Suenas como una tirana... —Llevo una mano a mi pecho fingiendo indignación—. Me encanta.
¿Le encanta?
¿Dijo que le encanta?
—No digas esas cosas Jonas Reed, o creeré que estás empezando a sentir cosas por mí.
—Eso es lo que te gustaría.
Definitivamente sabe cómo responderme.
—No te vayas. —Le recuerdo sus palabras—. Oh, Naomi, no te vayas. Moriré si te vas de mi lado.
—Mmh... No estoy fingiendo JJ. —Me devuelve mis propias palabras—. Me tienes loca desde el día que cruzaste la puerta.
—JJ.
—Naomi.
¿Algún día me cansaré de que digamos nuestros nombres? JAMÁS.
—Idiota. —Pongo mis ojos en blanco.
—Mocosa.
Él sonríe.
—No podrías estar más equivocado, no me tienes loca, Jonas.
—Lo sé, y me parece bien que sea así. No confundas las cosas Naomi, si no me molesta que todos crean que soy tu novio es porque no es real.
—Ah, claro —suelto con gesto despreocupado— Qué deshonra si fuera real, ¿no?
—No... tú eres increíble... Pero yo no estoy buscando una relación con nadie.
—Lo sé. —No debería ser así, pero sus palabras me generan conflicto—. Por supuesto que sé que soy increíble, y también lo segundo. Nunca confundiría las cosas, además ¿sabes la lista de pretendientes que tengo en este momento? Quizás pronto traeré a alguien al departamento, así ponemos en funcionamiento una de las reglas. —Le guiño un ojo.
—Bien.
—Bien.
Podría dejar que la conversación me siga inquietando, pero no lo permito. Observo una última vez las estrellas en el cielo, y solo puedo agradecer.
Mi refugio, mi lugar seguro.
Mi recordatorio de cuánto amo la vida.
⋆⋆⋆
La Universidad confirió una semana de receso a todos los estudiantes. Esta semana tiene como objetivo que estudiemos y nos coloquemos al día para los exámenes que se aproximan. Sin embargo, no podía perder la oportunidad para hacer una pequeña fiesta con mis amigos. En mi defensa solo será esta noche. Como siempre quienes más se resistieron a la idea fueron Ezra y Holly, ambos están obsesionados con estudiar.
Pese a que le dije a JJ que podía estar con nosotros, él prefirió quedarse en su habitación. Realmente espero que el ruido no lo esté incomodando.
Le entrego una cerveza a Ezra. Creo que es la tercera que me pide, lo cual no es muy habitual en él.
El zorro y él van a la par.
Holly se encuentra un lado mío. Le pregunto nuevamente si quiere tomar algo, pero se niega. Ella suele ver estas cosas como si fueran pecado.
Sigo la línea de su vista. Sus ojos están clavados en Dakota y Fox que están bailando el mashup de step on up x gimme more.
Dakota se ve feliz, y agradezco que Fox se haya hecho tan cercano a ella. Inicialmente ella había rechazado la invitación, pero Fox la convenció de que viniera. No obstante, creo que Holly está molesta, y eso me preocupa.
—Te ves hermosa. —Era imposible no darse cuenta de los detalles. Holly ha estado cambiado su apariencia. Incluso ahora viste una polera escotada y una falda (no tiene nada de malo, pero capta mi atención porque ella siempre habló mal de las personas que vestían así. Y por supuesto que sus comentarios siempre fueron objeto de discusión entre nosotras).
Holly se mantiene en silencio.
—Siempre lo has sido. —Sigo hablando al percibir su semblante triste—. No tienes que cambiar por nadie, lo sabes ¿verdad? —agrego en voz baja.
—Claro que lo sé —susurra, y me fulmina con la mirada.
Cuando la canción termina, Dakota y Fox se sientan frente a nosotros. Ezra está al otro lado mío, lleva mucho tiempo pegado a la pantalla de su teléfono. Me invade la curiosidad, pero resisto la tentación de echar un vistazo.
Me distraigo cuando Dakota y Fox comienzan a bromear sobre algo que ninguno de nosotros entiende. Les pregunto a qué se refieren, y Dakota explica que Fox le comentó sobre unas increíbles técnicas de seducción, que debería compartirlas con nosotros porque son muy interesantes.
Con esas palabras ya basta para que surja mi curiosidad. En seguida le pido a Fox que hable sobre ellas.
—No revelo mis secretos sin un honorable propósito —dice Fox.
—¿Y para ayudar a alguien? —le pregunto.
—Bueno, ese sería un honorable propósito. Me gusta ayudar a las personas. —Junta sus manos como si estuviera rezando.
—A ti te van más los cuernos del diablo. —Dakota le lanza un cojín.
—Eso es muy cierto, Dakota. Está dentro de la naturaleza del zorro, no se puede combatir.
—Lo confirmo como zorra —suelto una risa, y tomo un largo trago de cerveza—. Bueno, entonces revela tus secretos.
—¿Quién es el enamorado que necesita de mis consejos? —pregunta Fox, y enarca las cejas.
No puedo decir que se trata de mí, porque se supone que yo ya estoy en una relación con JJ. Holly está con él... y Dakota lo que menos piensa es en el romance, no le interesa.
Lo siento amigo querido, pero eres el que queda después del descarte.
—Ezra —le contesto a Fox.
—¡¿Qué haces Naomi?! —habla Ezra entre dientes.
Sostengo con fuerza su brazo, me debe unos cuantos favores. Además solo se trata de un juego, y dado que ya me explicó que todo lo que alguna vez imaginé fue parte de un malentendido, no debería tener ningún problema.
—Sí, a Ezra le gusta a alguien —confirmo.
—¿Ezra? —pregunta Holly, y alza una ceja como si no se lo creyera.
—No entiendo por qué todos se están enamorando. —Dakota hace un gesto de repulsión—. Nuevo soldado caído —agrega refiriéndose a Ezra.
—Ah, Ezra —Fox sonríe— ¿y de quién se trata?
—Esperemos sea alguien que le gusten las cabezas de zanahorias —bromea Dakota.
—¡Dakota! —la regaño, sabe que a Ezra no le gusta su cabello.
—Con amor, Ezra —se disculpa Dakota.
—No te preocupes. —Ezra, se tapa la mitad de la cara con una mano. Su rostro está muy rojo.
—Bueno, tengo dos técnicas con resultados asegurados —alardea Fox— la primera de ellas es muy sencilla. De seguro, ya la conoces Naomi. Debes tomar la iniciativa, y luego desaparecer, como si fuera un niño al que le quitan un dulce. Por ejemplo, Ezri...
—No me llames así —lo interrumpe Ezra.
—Por ejemplo Ezra, podrías hablarle a esa persona, y una vez que te conteste le dejas de responder —dice lentamente— o bien, podrías ignorar su solicitud por mucho tiempo. Quizás se enojará, pero de seguro no saliste de sus pensamientos.
—Qué desgraciado, zorro —digo entre risas.
—Eso explica muchas cosas —comenta Dakota— yo lo hago sin querer.
Me causa gracia su comentario.
Eso es muy cierto, Dakota siempre demora en contestar. Puede tardar semanas, pero no lo hace de mala persona, ni mucho menos para causar "atracción".
—La segunda, es más intensa —continúa Fox— Pero no les debe dar vergüenza, porque funciona. Resultados comprobados y asegurados por el zorro.
—Uhh... ya estoy intrigada.
—Bueno, deben crear todo un escenario en sus cabezas, es decir, todo tiene que parecer muy real. Deben imaginar a esa persona que te gusta en un espacio que exista y que hayan estado juntos alguna vez. Ya sea una biblioteca, en un vehículo o... en la cocina, da igual. Lo importante es que recreen lo que quieren que pase con esa persona. Por ejemplo, en la fantasía se besan, se tocan, todo va subiendo de nivel, ustedes me entienden —suelta una traviesa sonrisa— y por supuesto, deben masturbarse mientras imaginan todo.
No puedo controlarlo, me da mucha risa lo que acaba de decir.
—Qué manera de manifestar.
—Hey, funciona. En serio que funciona, una personita de aquí podría confirmarlo.
—Holly te están invocando —bromea Dakota.
—Ja ja —responde en tono cortante Holly— Fox, basta de hablar estupideces.
—Ay, Holly, relájate. Tan rígida que eres.
—Iré por los juegos de mesa —dice Ezra.
Esperaba que comentara algo sobre todo lo que mencionó Fox, pero también sé que Ezra es muy vergonzoso, y ya tuvo suficiente con que lo metiera en el juego, así que no insisto en el tema. Le recuerdo el lugar de mi habitación en que están guardados.
—Fox... ¿quieres... acompañarme? —le pregunta Ezra.
—¡Voy! —Fox se quita el polerón. Debajo de este, trae una polera negra. Le lanza el polerón a Holly, pero ella no lo recibe en sus manos, sino que le cae en la cabeza.
Cuando Holly se lo quita de encima, Fox ya se ha ido del cuarto. Le pregunto si se encuentra bien, y pese a que me responde que todo está perfecto, su cara pareciera decir todo lo contrario. Nos pide disculpas por los comentarios inapropiados de su novio. En seguida Dakota le dice que no tendría por qué pedir perdón, que Fox es increíble.
Me preocupa que Holly le responda a Dakota como si la estuviera remedando.
Pienso decirle que se tranquilice. No obstante, me trago mis palabras, ya que Holly señala que también irá por los juegos, y que necesita hablar con Fox. Asiento con la cabeza, y por un instante, pareciera que la calma ha regresado a mi departamento.
Pero me equivoqué.
Un grito me hace perder el agarre de mi cerveza, derramándose todo el líquido en mi alfombra.
La noche recién estaba comenzando.
Y el drama también.
𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro