La maldición del artista
Me partí el pecho y extraje el corazón para mostrar lo mucho que me dolía.
Dijeron que era bonito.
Así que grité y tiré de las vísceras, mostré mi estómago revuelto, el hígado palpitante.
Les mostré aquello que no querían ver y lo estampé contra sus caras.
Dijeron que era hermoso, pasional.
Me arranqué la piel, tira a tira, marca a marca.
Rajé las cicatrices que nunca sanaron.
Les di mis ojos, mi lengua, mis manos...
Hasta que no quedó nada de mí.
Solo la ausencia, el vacío.
Amalgama de recuerdos, sueños y fracasos,
que cubrieron las paredes de moho y fango.
Aunque... era bello, ¿verdad?
Nota de autora:
Este poema es una reflexión que tuve hace tiempo a través de unas reacciones al poema "te recuerdo" y a algunos fragmentos de otra historia. De ahí, pensé en cuánto dejamos de nosotros cada vez que escribimos. En cuántos mensajes de "auxilio" son aplaudidos, pero ignorados.
En esta ocasión, elegí para la cabecera la canción que llevó a Amy Winehouse a la fama, pues para ella era la más difícil de cantar y me pareció que ilustraba muy bien este poema. Cada canción que he puesto está relacionada, de alguna forma, con el poema al que acompaña.
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