¡Epílogo!
«Es común hablar del amor, pero es peculiar no hablar por el amor.»
Mélany Aparicio.
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El ruido relajante, la incomodidad ardiente y risas a la lejanía me despiertan de mi profundo sueño. Al abrir mis ojos me siento incómoda, probablemente hago una mueca por culpa del Sol. La playa de arena negra con el agua oscura frente a mí termina trayéndome de vuelta a la realidad.
Han pasado trece años desde todo lo vivido en mi pueblo adorado de Oregón, cambié mucho en este tiempo y también tuve perdidas gigantescas. ¿Alguno de ustedes se ha preguntado lo difícil qué es para un ser humano perder el habla después de haber cantado en la ducha casi todos los días de su adolescencia?, es duro y complicado al menos si me lo preguntasen a mí. Te sientes triste pero si pasaras por lo que yo pasé créeme, perder la voz no sería el fin de tu mundo. Más bien, yo agradezco estar viva...
Juro que creí morir esa noche pero gracias a mis amigos pude sobrevivir. Isabel se encargó de terminar con el fantasma de Rossalie, la envió al infierno y se aseguró de que jamás pudiera escapar de el con su hechizo perfecto. Gina y Dylan se encargaron de sacarme de ese lugar con ayuda de un viejo conocido. La doctora Emma me esperaba en el internado cuando mis amigos me dejaron en una camilla, curaron mis heridas físicas pero ninguna mental. Estuve internada en RavenThur por largos años y al cumplir los veinte me dejaron libre.
Me convertí en alguien al salir de ahí, decidí estudiar literatura y superarme a mí misma. Conseguí un trabajo sencillo en el que me pagan lo justo para vivir, una librería... No era solo mi sitio de trabajo, pues ahí conseguí una nueva familia. Resulta que Isabel es la dueña de la librería, Gina junto a su primo Dylan se encargaron de crear una pequeña cafetería dentro de la misma librería. Los dulces de Gina son los mejores, siempre pido sus cupcakes... Son espléndidos, pero bueno, no nos desviemos del tema central.
Aún sigo viviendo en el pueblo pero decidí salir de vacaciones hace cuatro días; me encuentro en una zona costera aunque realmente no conozco el nombre de este lugar. Vine haciendo aventura en mi auto, conseguí una cabaña y me instalé en la playa por estos días. Hay un poco de Sol, los locales y poquitos turistas andan en la playa riendo, por eso me desperté de mi sueño. Fue bueno despertar, pues he estado soñando todo lo vivido en forma de resumen... Como imágenes salteadas de los momentos tristes, dolorosos, malos, buenos, románticos y amigables que viví en mi juventud.
Tampoco soy tan vieja, tengo veintinueve...
“Rosita, deberías venir conmigo”.
Escuché la voz de él... Sí, mi Adonis esta vivo dentro de lo que cabe. Es solo un recuerdo ni siquiera es un fantasma. Lo nuestro ahora es similar a lo de Gina con Maga, lo que obviamente Adonis y yo tenemos una relación romántica mientras que lo de ellas es convivencia.
Me levanté de la tumbona azul y agarré mi cartera marrón junto a mis sandalias, caminé descalza por la arena siguiendo el camino mental que Adonis había dibujado para mí... Ya no puedo verlo, pero puedo escucharlo en mi mente, hablo con él por el diario comunicador que Isabel creó para mí, además él hace cosas que solo yo puedo ver y entender.
Adonis dejó de ser un fantasma para convertirse en mi ángel... ¿Saben por qué?, porque Dios no le dió perdón para tener un cuerpo pero sí le dió la oportunidad de estar siempre conmigo. Supongo que debo agradecerle al rey de los cielos; sin él yo no sería felíz como lo soy ahora.
Sin Adonis yo probablemente hubiera terminado suicidándome pues aprendí que no es el amor de nuestras vidas sino nuestra alma gemela la que nos genera paz y felicidad.
¿Aburro con mis momentos filosóficos no?.
“No digas tonterías Rosita, a mí me fascina escucharte pensar”.
Sonreí levemente al introducirme dentro de un pequeño arbusto, el camino mental desapareció y encontré algo magnífico...
Una cachorra pekinés de color blanco y de mirada profunda, me recordó a Oslo. Él falleció por vejez dos meses después de yo salir del internado. Fue sin duda alguna mi mejor compañía en adolescencia y primeros meses de liberación.
“La encontré y pensé que te haría felíz tener una nueva compañera”.
Con cautela acerqué mis manos al cuerpecito pequeño de la cachorra, debía tener cuidado para no asustarla pues se veía algo maltratada.
Ella me permitió sujetarla, sonreí al acariciarle su cabeza justo como lo hacía con Oslo...
“Gracias fantasmita, me parece hermosa”.
“¿Qué nombre le pondrás?”.
Inquirió su voz cuando yo salí del arbusto y comencé a caminar hacia la acera que me llevaría al estacionamiento de la playa. Hoy regresaba a casa, fueron cuatro días de vacaciones relajantes hablando con Adonis en las noches frías junto a la arena húmeda.
“¿Qué te parece Alaska?, de ahí vienes”.
“Me parece un nombre espléndido”.
La perrita se veía relajada, no me quiero imaginar lo que ha vivido... Seguramente ha sufrido tanto como yo pero ahora me encargaré de hacerla felíz, justo como Adonis lo hizo conmigo después de todo. Abrí la puerta trasera del auto y dejé a Alaska ahí acostada.
Miré por última vez la playa negra; si me hubieran dicho que mi vida sería tan agitada y peligrosa como lo fue no lo hubiera creído.
“Sube al auto, yo te llevaré Rosita”.
Hice lo que me dijo Adonis y subí en el auto, de forma automática el vehículo comenzó a andar dejando atrás la zona costera para ir yendo a mi pueblo oculto en Oregón... Donde esta mi familia esperándome.
Después de todo ellos me aceptan con mis momentos extraños, con mi locura y silencio...
Fui silenciada por el silenciador de flores, pero no me importó. Todo fue por amor, quizás no pueda hablar pero nadie pudo impedirme escribir mi historia...
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N/A: ¡Terminamos esta maravilla!, me pareció un epílogo genial aunque ustedes serán los que dirán... ¿Les gustó todo este misterio?; me enorgullece mucho haber sido partícipe de ayudar a Lara con su historia, con hacerla conocida y quizás adorada. Ella y nuestro fantasmita les agradecen mucho por haberse quedado para descubrir la verdad de la leyenda... Al final Silenciador y Flores nos demuestran que no importa cuánto uno pierda, sino cuánto uno ama.
¡Os quiero mis damas y caballeros oscuros!.
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