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Parte 3.

   Nuevamente, rodaba en la carretera dejando atrás aquel incómodo momento con aquel tipo. Maneje tranquila durante 20 minutos, sin toparme con nadie. El sol era insoportable y la maleza a los alrededores era tan alta que sobrepasaba mi tamaño. Estaba segura de que ya estaba acercándome al pueblo, pues la grama de la carretera estaba más descuidada y eran cada vez más constantes los huecos en el pavimento.

    Ya venía rodando a baja velocidad cuando pase por aquella curva donde vi de frente un auto detenido con tres conos a mitad de carretera. 4 militares habían montado una pequeña alcabala, uno de los hombres se mantuvo recostado al vehículo, mientras los demás estaban a los costados de la carretera. Yo sabía que antes de llegar Carora tendría que encontrarme con un puesto militar, pero según lo que Richard me había comentado, suponía que era mucho más grande. 

   El hombre más cercano a mí me hizo señas para que me detuviera y me orillara, yo solo le asentí y me moví con la moto a la orilla de la carretera, casi rozando la maleza a mi derecha.

   —Feliz tarde señora, por favor podría facilitarme su licencia y papeles de la moto— me dijo al llegar a mi lado, nuevamente asentí y saqué de mi bolso toda la documentación, entregándosela en la mano. Entonces noté algo, y comencé a sentir que aquello no estaba bien. Al tomar mis papeles pude ver como sobre su dedo pulgar sobresalía un tatuaje que nacía del antebrazo y se escondía abajo el uniforme militar, No estaba segura, pero según lo que recordaba, los militares en servicio activo tenían prohibido llevar tatuajes en la piel.

    —¿Usted no es de Carora verdad? —preguntó el hombre mientras veía mi cédula.

   "¿por qué no me pide que me quite él cascó?", pensé, se suponía que lo primero que debían hacer al detenerte era pedirte que te quitarás el casco y te bajarás del vehículo.

    —No, soy de Barquisimeto —Respondí algo nerviosa. 

    —¿Podría decirme por favor el motivo de su visita al pueblo? —Preguntó, ahora viendo los papeles de la moto. Seguía sintiendo que algo no cuadraba, algo no estaba bien. Miré a sus compañeros y comencé a notar más cosas que me hacían preocuparme, la forma como todos me observaban fijamente, como si me estudiaran, eran como depredadores sigilosos en espera del más leve movimiento para abalanzarse sobre mí. 

    —Vengo por asuntos familiares —Respondí con cautela. Comencé a respirar agitada, el vehículo en que esos hombres era un Malibu blanco del 83, un carro típico para un taxista pero no para servicio militar, y los conos naranjas estaban desgastados, uno incluso tenía la punta rota. 

    —¿Podría decirme el apellido de sus familiares? ¿Quizás los conocemos? —Me dijo aquel hombre, ya no fingía estar leyendo mis documentos, ahora me miraba fijamente, buscando mis ojos a través del visor de mi casco. 

    —¿Disculpe? ¿Qué? —Respondí nerviosa, ya me era imposible ocultarle que me había dado cuenta de que aquellos hombres no eran verdaderos militares. 

    —¿Podrías decirme si esos familiares la están esperando? ¿Sabe alguien que usted viene a Carora? —pregunto ahora un poco más impaciente. 

   Viéndolo fijamente fue que pude notar como el cuello de su uniforme estaba ruñido, como si la tela hubiera sido mordisqueada por algún ratón. Y al bajar la mirada nerviosa, buscando que poder responderle, fue que noté que llevaba calzado deportivo, unos tenis de tela desgastados que no coincidía con las botas que eran reglamentarias en el uniforme militar. Ninguno de ellos llevaba botas. El hombre que estaba recostado al carro se levantó mientras los otros dos comenzaron a mover lentamente sus manos hacia sus cinturas. 

    Lo siguiente que ocurrió fue tan rápido que sentí que por solo segundos hubiera logrado escaparme de aquellos tipos. Acelere la moto y la BR respondió al instante, el hombre que me interrogaba dejó caer mis papeles al suelo y llevó la mano a su espalda en busca del revolver que tenía con él. Pasé por su lado y los dos hombres vestidos como soldados corrieron tratando de atravesarse en mi camino, uno casi logra sujetarme del bolso y por pocos centímetros no llegó a tocarme. Pasé el carro viejo y aceleré, aceleré como nunca había echo desde que había manejado esa moto. Entonces escuché el primer disparo que uno de ellos lanzó contra mí. Estoy segura de que debieron gritarme para que me detuviera, pero en medio de la adrenalina que mi cerebro inyectó a mi cuerpo, solo fui capaz de escuchar mis propios pensamientos, diciéndome a mí misma que tenía que salir de allí. El disparo fue lo que me hizo volver y entender que aquellos hombres venían en serio contra mí. 

    La primera bala no me dio, seguido de ella vinieron dos disparos más, los cuales logre ver como rebotaban él el Pavimento. No deje que el miedo me dominara, seguí acelerando, segura de que si lograba alejarme lo suficiente de ellos no podrían seguirme, no debía quedar muy lejos de la entrada del pueblo, allí estaba esperando el verdadero módulo militar. Debía seguí, correr como nunca, y ellos jamás podrían alcanzar en la Moto con aquel carro viejo. Entonces la siguiente Bala impacto en el caucho trasero haciéndolo explotar al instante. En un momento solo podía ver a través del visor la carretera que se extendía hasta el horizonte, alargándose en lo lejano y llamándome para que la siguiera para poder salir viva de aquel aprieto. Al siguiente segundo lo que veía era el concreto acercándose velozmente a mi cabeza, para frenar mi caída y recibirme con gusto al impactar contra él. Gracias a Dios el casco fue suficiente para evitar que me partiera la cabeza en dos, aun así el golpe fue lo suficientemente fuerte para noquearme.

    Rodeé en el pavimento caliente mientras la moto salía disparada, pasándome, por un lado, y chillando en el suelo, lanzando chispas que se desprendían y dejaban un rastro de destrucción y caos. Yo rodé sobre mí misma y en cada vuelta sentir un dolor al ser golpeada por las piedras que había sobre la calle. Traté de levantarme y otra vez volví a caer, no sentía dolor, incluso no sentía nada. Escuchaban las voces de los hombres corriendo hacia mí, pero los oía muy lejano, mezclándose todas las voces en un solo ruido donde no lograba entender nada. En ese momento donde no comprendía lo que acababa de ocurrirme, me quede fija viendo la llanura al lado de la carretera, comencé a ver todo borroso y supe enseguida que iba a perder el conocimiento. A lo lejos, donde había unos árboles altos, pude notar como uno de ellos se movía, claro eso fue lo que entendí en ese momento, solo podía ver la silueta de algo alto y delgado que se movió de lugar, observando desde la distancia todo lo que acababa de ocurrirme. Entonces estuche un silbido tan leve que creo fui la única que notó.

   <Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Sí, Do> 

    Entonces sucumbí por fin y caí y pensando que había muerto, pero solo quedé inconsciente. "Espérame mi amor, ya voy hacia ti" Pensé justo al momento de perder el conocimiento.

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