Capítulo 15: La partida y las órdenes
Todavía es de noche aún quedan dos horas para los primeros rayos de sol del tercer día y la marcha hacía el "Imperio".
Con suerte y con algunos portales de los reinos unidos se tardaría relativamente poco tiempo entre nuestras tierras.
Al menos un día por la cantidad de carros, soldados y todo lo necesario. Ya que todos a la vez no se puede, tiene un máximo impuesto por cada bosque, porque se respetan algunas de sus leyes. Pero lo más difícil es fuera de los reinos ya que de media se tardará al menos quince días por varios factores, el clima, montañas, lagos, grandes bosques, la línea de una parte de la costa, desierto y algún que otro inconveniente.
El "Emperador" tiene más del 50% del continente, pero se tienen algunos pases y aparte de eso que lo tenga "conquistado" no es que todos sigan las "leyes".
La reina estaba cansada de haber permitido hablar a su hija Kina
—Madre por favor permitirme ir con mi hija —estaba con la voz ronca y los ojos vidriosos de pasarse la "noche "llorando, y gritando contra la almohada.
—Llevas quince minutos dándome la brasa no vas a ir con Akira ni tú, ni Rokudo, irán a los que elija —lo dijo en voz alta cansada de que suplicara hasta llorando.
—Siento molestar, pero deseo hablar contigo en privado mi reina.
Ni la reina ni Kina se imaginaban de que estuviera casi recuperada Mina caminando y tuviera una sonrisa en su cara como siempre como si no pasara nada.
—Está bien, vete Kina con Akira y pasad tiempo.
Esta se iba hacia la puerta cabizbaja hasta que miró hacia Mina por que unos dedos de esta hacia una seña hacia arriba, para luego ver que le guiñaba el ojo.
—¿Y bien que dijo la reina?
Kina miraba a su marido para recargarse en la pared, cerrad los ojos, resbalarse cogerse de las rodillas y llorar.
Rokudo sin pensárselo dos veces fue a abrazar a su preciosa esposa.
Mientras tanto estos no sabían que su hija los miraba con los puños apretados y la boca también, pensando que jamás se lo perdonaría a su abuela.
El capitán Kazuma llegó para "asegurarse" de que estaba dentro de mi casa y que no "huyera".
—Tenemos un problema y no es cualquiera.
—¿Qué pasa capitán? —dije muy preocupado viendo aquella cara.
—El capitán de la guardia de los príncipes Rokudo y Kina no han vuelto y el chico que suele preparar el caballo de la reina ha sido encontrado muerto de al menos seis horas.
—¿Quieres decirme que la reina ha matado a todos? ¿Los que quedaban?
—No dije tal cosa, pero tu conoces mejor a la reina que yo y si lo dices es porque...
—Mejor no seguir por ahí, tú te tendrás que ocupar de infiltrarme dentro de...
—No puedo hacerlo no tengo lo necesario.
—Yo puedo hacerlo confiad en mí.
Ambos se miraron, aunque Kazuma sorprendido y Ryû sonriendo.
—¿Vas a ayudarnos a...
—Si estoy aquí es por algo ¿no?, muy bien traje algunos...bueno no importa digamos que son amigos.
—Siento interrumpir es hora que la princesa Akira suba al carruaje.
Los padres miraron a una criada agachando sucesivamente la cabeza, como pidiendo perdón por la orden de la reina.
Akira en su cuarto miró detenidamente el papel que tenía en sus manos en la que podía ayudar de alguna forma.
La princesa salió diciendo que estaba lista sus padres se quedaron anonadados y la sirvienta también.
La reina veía como faltaban dos cosas, su nieta y quienes contrató del pueblo para el viaje.
Vio a su hija y yerno vestidos con armaduras y portando sus armas junto algunos soldados armados.
Hicieron una entrada los pocos soldados rectos y ambos padres se echaron a un lado para que su hija pasara.
La reina la veía de arriba a abajo no llevaba lo que le ordenó.
Llevaba ropa de aventuras como lo llamaba la princesa no iba a permitir irse con la cabeza baja y que sus padres sufrieran más de lo necesario.
Los ojos de la reina se cerraban en una mirada fija, pero a Akira no le importaba como le miraba su abuela iba a ser fuerte.
Sus padres se lo prometieron e iban a luchar por todo lo necesario y lo primero era por su abuela.
Había dos carrozas una para la princesa y otra para algunas damas de la nobleza, pero no de las cortes como sus primas.
Vi a mis padres siendo valientes y armados sabía que iban a atacar a la reina, pero hoy no iba a ser.
Antes de hablar la reina, la princesa se adelantó.
—Sé que dirás que suba, este quieta y calladita, pero como le hagas algo a mis padres te arrepentirás.
—¿Tus padres? Son escoria no saben ni luchar, así que no te la des de fuerte porque eres una débil igual que ellos.
—No me conoces enfadada abuela así que mejor cállate —lo dijo siseando la voz de amenaza, jamás la vieron así.
—Así que tú eres la princesa Akira—una voz bastante grave y un poco amenazadora salió de una persona de al menos cinco metros con armadura y casco que ni se le veía la cara.
—Muy bien ya que estáis aquí a vuestros puestos y partid—dijo un soldado cerca de la "Reina"
—Akira te presento a tu "guardaespaldas" o puede que tu carcelero, quien sabe depende de cómo te comportes hasta que te tenga el "Emperador" y aun así estarás con él siempre.
—Esto no fue el acuerdo suegra.
—Rokudo ni me llames suegra soy la reina.
—Eres una reina "regente" y mi madre, pero ¿Cómo se te ocurre hacerle esto a tu nieta? te odio.
—No importa si es lo que desea la reina "regente" así haré.
Akira miró a su "nuevo guardaespaldas" y este giró para verla dándole igual para luego ir hacia el carruaje y subir.
Hasta que se escuchó a la guardia desenvainar para que la princesa no subiera al carruaje.
—No lo hagáis tranquilidad.
Era Mina que se presentó vestida con su túnica de mano de la reina y portaba la insignia de la "regente".
Kina y Rokudo se miraron dando a entender por qué guiñó el ojo antes. Veían como Mina podía ayudarles.
Los soldados guardaron sus armas algo a regañadientes. Excepto los del "pueblo" estaban en contra de esto, aunque jamás dirían, los que nunca hablaron.
Akira subió al carruaje con la cabeza alta mirando a sus padres como asentían, sabiendo que Mina estaba ahí sin duda era para ayuda.
Lo que no espero la princesa como el "guardaespaldas" ya estaba en el carruaje e iría con ella, notando de que el carruaje era mucho más grande de lo que eran normalmente.
Su abuela lo preparó todo y vio una pequeña sonrisa en sus labios casi visible.
Al no ser tan alta le costó sentarse, aunque le costara lo hizo con elegancia.
Akira veía desde lejos a sus padres llorar con el corazón roto, un paso abrumador ya que se va a una tierra extranjera para hacer quien sabe qué.
Una guerra estúpida y sin sentido o eso pensaba ella, no querían otro trato cosa que le parecía en parte normal.
Las historias y leyendas que leía siempre acababan en tragedia por una mujer o por la sucesión del trono. Pero en su familia no pasaba eso, más que la pelea de que ella tenga que casarse.
El nuevo guardaespaldas miraba por la ventana y no se movía teniendo los brazos cruzados y en frente de ella.
Su destino estaba elegido o eso pensaban que los dados fueron echados y esos números ganaran.
Sin haberse dado cuenta habían salido del reino donde ella nació dirección norte.
La luz tiene curiosas formas de crear nuevos colores o contraseñas ocultas en estas. Su ánimo cambio repentinamente para sonreír, su familia estaba con ella no la habían abandonado.
Los pájaros cantaban en susurros para hacer que una brisa lo suficiente fuerte abriera la ventana del carruaje y entrar hojas de colores y brillar dentro.
El guardaespaldas cerró la ventana y miro con el rabillo del ojo como Akira tocaba cada hoja y las abrazaba.
Algo dentro de él hizo que dejara de mirarla para luego mirar hacia aquellas preciosas montañas con neblina que debían pasar. Hacia las cavernas de "Ogof" territorio de los enanos.
La reina había elegido rutas muy peculiares más largas, pero con menos personas y más paisajes.
Ninguna dentro de los reinos que se componen el fuego claro estaba que era para que la familia no se opusiera o hicieran algo indebido.
El paisaje era precioso, pero no le convencía lo suficiente el olor a pinos, lavanda, romero, tomillo entre otros muchos más olores.
Estaba nublado también había una niebla fresca como el rocío de la mañana.
El carruaje se detuvo de un momento a otro sin saber lo que pasaba, para luego mirar a su guarda espalda y este devolverle la mirada.
—Puedes salir a estirar las piernas mientras yo me encargo de algunas cosas y cuando venga comerás algo—demasiado hosco lo dijo como si no fuera con ella, pero esta sabía que sí lo era.
Salió del carruaje antes que los nuevos "soldados" o mejor dicho "mercenarios" contratados por su abuela para su protección de que le hablaran. El que iba a ayudarle a salir llevaba un bastón en la mano para ayudarse a andar, se notaba que tenía dolor olía a ungüento que aún no se le había secado. Iba a decirle algo a la princesa cuando otro soldado, si vestido con el uniforme del reino y no desaliñados empezó hablar.
—Yo me haré cargo de la princesa en todo lo que necesite "gran soldado"— como si nada eso funcionó y el "mercenario" dijo que sí.
Esa voz me era demasiado conocida hasta que una pequeña bombillita se me encendió en mi cabeza.
—¿Sabéis quién soy princesa?
Cómo para no saberlo.
—Ryû, ¿Qué haces aquí? —dije en voz baja sonriendo para luego hacer una pregunta.
—¿Qué voy hacer? Pues protegerla princesa sabe mi postura y la de todos.
El curso de los dados estaba por cambiar ya que mi familia buscaba soluciones y nunca estaría sola o eso me decían.
Una de mis paradas será pasar por las cavernas "Ogof" y de ahí un largo camino todos atentos a los "sarnosos animales" como dice mi abuela.
By Rinsawa
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