Capitulo 1 : El día de la princesa Akira y la nefasta noticia
Llegó la hora del Almuerzo, la reina llamó a varios guardias de más para que estuvieran dentro del comedor real.
La princesa Kina y el príncipe Rokudo en el momento que entraron en la sala entendieron lo que iba a suceder y sólo podían sentarse, cogerse las manos, callar, oprimir todo en su interior y agachar la cabeza ante la reina.
Pero antes de eso, el día de la princesa Akira comenzaba casi como cualquier día, pero por primera vez sus padres la dejaron ir a cumplir una de las tareas reales que solían hacer juntos. Aunque le parecía raro, tal vez y solo tal vez veían que era mas responsable. Pero realmente estaba cansada de esa vida, estudiar, compostura, estudiar, inauguración de las restauraciones de las ciudades con sus padres, museos o sus castigos severos como limpiar armaduras.
Entendía que aun era despistada, pero pensaba que si no la dejaban hacer algo sola, no podría progresar.
Se levanto muy temprano como nunca lo había hecho para llegar a inaugurar la antigua biblioteca real del reino de los "Guardianes Del Fuego".
Era muy complicado, pero el reino del fuego era enorme y tenia cientos de ciudades y tres grandes reinos aparte del principal. Para ir a la ciudad de "Los Guardianes del Fuego" debían pasar por un bosque enorme y también un gran lago.
—Princesa, las tareas de hoy son bañarse en rosas, echarse cremas para...
—¡SI! ya se lo de cada día...—no pudo acabar por que la otra doncella habló.
—Princesa, vuestros padres me han dicho que le de esta carta.
Esta cogió la carta que sus padres habían escrito para ella, sus ojos estaban fijamente leyéndola hasta que vieron una expresión rara.
Las doncellas estaban muy preocupadas, pero cuando les iba a preguntar, salto con una sonrisa y pegando pequeños saltitos diciendo que sus padres le habían dado permiso para inaugurar la biblioteca. Del reino donde se crió su abuela, el reino de los "Guardianes Del Fuego" y donde vivían sus bisabuelos. Lo contaba muy emocionada y gritando con alguna que otra risa.
—Según mi madre, me dijo que cuando nací me conocieron mis bisabuelos, pero mi abuela se peleo con sus padres y hasta ahora nunca los he vuelto a ver. Nunca han mencionado nada de lo que pasó con ellos, ni si quiera en la carta y eso es raro— Akira estaba muy concentrada en aquel pensamiento.
Más que dijo la noticia veía que este día iba a ser el mejor de su vida desde que tiene uso de razón, aparte de una pesadilla que se volvió en un dulce sueño. Ese sueño lo tenía casi todas las noches, por eso le ayuda a seguir tal y como había sido desde que la empezaron a educar estrictamente.
Esta miró a sus doncellas y estas comprendieron que por hoy no iban a seguir la rutina de siempre o solo parte.
—Entendido princesa, pero tiene que ir elegante y eso significa hacer casi todo una de las doncellas lo dijo para que se calmara.
La princesa suspiro porque no le quedo otro remedio, así fue como hizo todo lo de su ¨nueva rutina¨, sola sin sus padres.
Akira se miró en el espejo que tenía en una esquina de la habitación, se veía su cabello largo y ondulado con un tono "dark orange", sus ojos azules como el cielo, tez blanca con pequeñas pecas en la cara y unos labios rosados que eran exactamente como los de su madre.
Decidió dejarse de mirarse en el espejo por que llegaría tarde a la ciudad.
Estando ya en la ciudad e inaugurando la biblioteca, pudo observar como todos los ciudadanos la aplaudían y le hacia fotos unos magos.
Estaba muy emocionada, pero lo mas importante era buscar donde podrían estar sus bisabuelos, aunque no los vio por ningún lado y eso que son los mas importantes de aquí. No se acordaba del todo de como eran, aunque leyó un montón de libros sobre esta ciudad.
Quería saber también sobre su abuela, pero en los libros que buscó o estaban prohibidos, habían desaparecidos o tenían hojas arrancadas. Nadie del palacio le quería decir nada.
—¿Por qué nadie me decía nada? ¿Dónde estarán mis bisabuelos?, pero la pregunta más importante ¿Qué te pasó abuelo?, porque ahora mismo te necesito...—Tenía muchas preguntas sin responder y nadie lo hacía por temor a su abuela.
De un momento a otro cuando iba a ver la pequeña ciudad, todos los que estaban en la inauguración se quedaron callados mirándola.
Las doncellas hablaban con unos guardias, estas vinieron corriendo y como locas hablaban, pero no pudiendo entenderlas.
—¡A ver tranquilidad decídmelo una a una!—dije un poco alterada.
—Princesa ha llegado una carta del ¨Emperador¨, junto a un esclavo de algún reino destruido. ¡El día a llegado, han declarado la guerra y con ello reclamarán el trono!—dijo la doncella de su izquierda.
—Princesa la reina ha ordenado que te llevemos inmediatamente al reino, desea veros y hablar—la segunda doncella a su derecha lo dijo muy alterada y a la vez asustada.
—¿Mi abuela quiere verme? —dijo muy apenada, por que desde bien pequeña la educó, pero desde sus ocho años le puso profesores.
—Princesa si os complace podemos ayudarla a llegar a tiempo —dijo uno de los guardias de la ciudad.
—¿Cómo? si se tarda bastante en llegar, al menos tres horas ...—dijo la princesa sin estar muy segura como poder llegar a tiempo si vino en carruaje.
—Acercaos princesa, doncellas, guardias reales pasad por este portal que os dejará justo en el jardín real del comedor—dijo uno de los guardias reales de la ciudad, aunque no se le veía muy convencido.
Antes de meterse por el portal un guardia que parecía mas mayor que el anterior, le dijo lo que las demás personas no decían.
—Princesa dadles de nuestra parte ¨Glück¨("suerte") a vuestros padres, pero sobretodo a la reina de parte de tus bisabuelos.
La princesa se quedó atónita pensando que sus bisabuelos si que seguían vivos entonces. Iba a preguntar algo cuando las doncellas la metieron en el portal, más que salieron de este, Mina la regente la esperaba en el jardín.
—Buenas tardes princesa imagino que tendrá hambre, hemos preparado...
—Primero tengo que hablar con mi abuela —con autoridad lo dijo como nunca había hablado antes.
—Lo sé, la reina os espera en el comedor junto con vuestros padres, princesa —dijo Mina con cara de sorpresa ante aquella autoridad.
Akira le daba vueltas, "¿Mi abuela en el comedor?¿Con mis padres?", hacia años que no comían juntos, resonaba en su cabeza.
Empezó a andar para luego detenerse pensando que necesitaba más tiempo para saber que le diría a su abuela, no la odiaba, pero la dejó sola cuando más la necesitaba.
Decidió ir por el camino mas largo hasta el comedor, veía a los sirvientes, pajes, trabajadores...Mirándola muy raros bajando la cabeza y algunos llorando.
No entendía nada hasta que sin darse cuenta no pensó absolutamente nada y había llegado a su destino.
—Mi querida nieta ya estas aquí, dame un beso, un abrazo y siéntate —dijo muy feliz e incluso viendo aquellos ojos azules zafiros taladrándola fijamente.
Su nieta le dio un beso y un abrazo enorme, lo que tanto necesitaba desde hacía años por parte de ella.
Se sentó y cuando iba a saludar a sus padres, ellos estaban muy tristes. Notando como su madre había llorado y su padre tenía una venda en la mano.
Cuando iba a preguntar que pasó vio a los guardias acercase detrás de sus padres, entonces su abuela comenzó a hablar mientras repartían los sirvientes la comida.
—Querida nieta se que sabes lo de la carta del ¨Emperador¨, así que ahí va ¿Sabés por que te he educado así?.
—¿Qué esta pasando abuela?¿Qué estás...— antes que acabara su abuela le cortó.
—He aceptado por fin la propuesta de matrimonio del ¨Emperador¨.
—¿Te vas a casar abuela, con ese desgraciado?— se quedó alucinada con lo que oía.
—No, yo amo a tu abuelo por encima de todo.
No entendiendo, entonces su madre no podía ser, a lo mejor podría ser algunas de las primas de su madre, que ni se acuerda de todas ellas. Estaba cavilando pero su abuela la interrumpió. La reina pensaba que sabia algo, así que se lo dijo con autoridad.
—Princesa Akira, tú te casarás — esa aclaración hizo que se le cayera una jarra de agua fría.
No podía creer lo que escuchaba y mas con esa autoridad, miraba a sus padres pidiendo ayuda, pero ellos no podían hacer nada ya que agachaban la cabeza.
La reina llamo a Mina y le dijo que preparara todo lo necesario para la boda, entonces Akira habló.
—¡¡NO!!¡¡ME NIEGO!!, ¡¡VAS A TENER QUE MATARME ANTES DE QUE ME CASE CON ÈL!! —estaba muy alterada y le gritó a su abuela.
Kina, Rokudo y Mina, estaban atónitos, jamás había sido así Akira, pero los guardias y los sirvientes estaban con sonrisas y asintiendo. Si pudieran aplaudir lo hubieran hecho, sin embargo la reina estaba roja del enfado.
—Te lo voy a dejar pasar, pero es una orden —la reina lo dijo con mucha lentitud como si fuera una serpiente siseando.
Antes que terminara estaba en la puerta mirando a todos sin creer que le pasara esto.
—Papá, mamá, os quiero mucho al igual que quiero al reino y mas que nadie a ti abuela, pero yo jamás quise ser este tipo de princesa, yo quería ser guerrera como mi madre...
—¡CON TODO LO QUE HE HECHO POR TI NIÑA TONTA... —antes que la dejara acabar.
—Lo sé, pero jamás has tenido en cuenta mis sentimientos, pueden reinar mis padres si así lo desean o que tengan otro hijo.
—Tus padres no pueden, tu eres la mejor opción... —dijo mas calmadamente.
—¿A dónde te crees que vas? —de vuelta enfadada.
Akira sin querer responder para hacerla aun mas enfadar, tenía que pensar que iba hacer no tenia escapatoria.
Así que se le ocurrió dejarla en shock y no derrumbarse ante las lágrimas que iban a salir.
— Mamá, papá, pero sobretodo a ti te envían ¨Glück¨ mis bisabuelos, osea tus ¨Padres".
Los guardias abrieron la puerta para que esta saliera, pero su madre, su padre y todos en la sala miraban a la reina como balbuceaba.
—La ¨segunda persona que me reta...¨ —dijo con mucho enfado.
Nuestra protagonista se encerró en su cuarto, no sabía que podía hacer y no quería casarse con ese ¨Emperador¨.
Miraba como pasaban las horas no quería salir ni comer, tampoco dejaba nadie entrar, ni a sus padres. Salió a su pequeño balcón junto a sus flores dama de noche oliéndolas mientras que la brisa corría. Miraba y escuchaba desde lejos cayéndoseles las lágrimas, como Mina daba ordenes para la boda. Hasta que se le ocurrió una idea que desencadenaría un severo castigo por parte de sus padres, la ira de su abuela y el exterminio de todo lo que conoce. Tenía que intentarlo no se casaría jamás con ¨ÉL¨.
Si hacia falta lucharía aunque no sabia como hacerlo, lo que si que sabia es que muchos la apoyarían.
—Prepárate ¨Emperador¨, ¡Te declaro la guerra! —dijo mientras apretaba los puños quedándose las marcas de sus uñas en sus palmas.
Esa era su decisión, pero para poder empezar debía tener un plan.
Espero que os guste tanto como a mi .Votad y comentar^^
Hasta pronto pequeños Darkiis
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