★Capítulo 4★
"Ahora recuerdo la primera vez que te reíste, las ganas que me dieron de que se me ocurra un chiste, ¿cómo van a convencerme de que la magia no existe?"
Arrancármelo - WOS
★★★
—Tiene que ser una broma —Manuela golpetea su tacón en el suelo, en un intento de canalizar su enojo.
—¿Qué pintas tú aquí? —cuestiono para ignorar su planteo— No entiendo cuál es la parte de "esta ya no es tu familia" que no terminas de captar.
—Te guste o no, sigues siendo mi hijo.
—¿Dónde está mi gato?
—¡Por Dios, Émile, deja de ser tan infantil! ¡Supera al maldito gato! ¡Ya pasaron cuatro años!
—Y luego te preguntas por qué no te quiero... —murmuro, mordiéndome la lengua para no mandarla a la mierda.
—Me vale si me quieres o no, no puedes salir de fiesta mientras tu madre está en el hospital, tienes que...
Intenta darme indicaciones, pero desde luego la interrumpo con un golpe bajo.
—Cuando tenía catorce, una vez estuvimos toda la tarde cortando el césped del fondo al sol. Hacía muchísimo calor y entonces, en un momento, de la nada, ella cayó desplomada en el suelo sin conciencia. Me asusté mucho, y mientras la tomé en mis brazos y el vecino nos llevó al hospital, solo podía pensar en qué iba a hacer yo sin ella, porque ella era todo lo que me quedaba. ¿Sabes quién no estaba? Tú. Así que cállate, no tienes derecho de decirme lo que puedo o no hacer, eso lo resuelvo con mi mamá.
La observo remorderse por dentro buscando una respuesta que proteja su frágil ego, pero no la hay, ella nos abandonó y ya no tiene ningún derecho de opinar sobre nada.
—Entiendo que estés enojado, cometí muchos errores, pero toda tu infancia estuve a tu lado, te vi nacer, te cambié los pañales, te llevé al colegio y a las clases de música, fui a todos tus shows infantiles, estuve llorando en primera fila, deja de decirme que no soy tu madre porque...
—Y luego me dejaste por una tipa que no conocías.
—No fue así —se defiende con firmeza.
—Jamás opiné sobre su relación, aunque me parece asquerosa la forma cobarde en la que decidiste hacerlo. Podías dejarla a ella, pero ¿también a mí? Y aún así crees que mereces el título de madre...
Ella vuelve a remorder su labio, se nota en su expresión el enojo y la impotencia que se carga.
Su tono cambia por completo, la molestia es evidente incluso en eso.
—Tal vez no fui la madre que tu querías, pero tú tampoco eres el hijo que yo soñaba.
Auch.
El Emi de trece años, que pensaba que su mamá lo había dejado por ser malo en el colegio y causar problemas, tiene muchas ganas de llorar en este momento.
Ella me observa en silencio. Al instante en que las palabras abandonan su boca, se da cuenta de que ha ido demasiado lejos.
—Quiero decir que...
—Ya dijiste. ¿Por qué no te vas? —interrumpo sus excusas. En realidad me estoy reprimiendo para que las lágrimas no salgan, no le voy a dar el gusto de llorar frente a ella.
—Emi...
—Cuando pienso que no puedes ser más mierda, vienes y te superas —le suelto en un susurro, y sin decir nada más me volteo para entrar en la habitación de hospital de mi mamá.
—¿Qué pasó? —se preocupa de inmediato en cuanto observa mis ojos brillosos de tanto aguantar las lágrimas.
Me siento en la silla a su lado y recuesto mi cabeza sobre sus piernas. Sé que no es momento de dramas, ella debería estar tranquila y yo cuidar de ella, probablemente Manuela tenga razón y solo estoy siendo egoísta.
—Nada —susurro, pero mi voz se quiebra un poco y de inmediato siento su mano acariciar mi cabello.
—¿Peleaste con tu... con Manuela?
—Sí.
—¿Es porque vas a salir? —adivina, desde luego ella conoce a la perfección a la mujer con la que estuvo casada por quince años.
—No te preocupes, no iré —niego, sintiendo la tibia humedad bajar por mi mejilla de forma lenta.
—¿Cómo que no? Lula llegará en un rato, ya hicimos plan para ver una película, no le hagas caso a Manuela. Lo de la banda es importante, y yo estoy bien.
Obviamente mi mamá ya está al corriente de todo, hoy por la mañana ni bien me dejaron verla, le conté a detalle lo que había pasado en la noche.
—Me dijo que... —balbuceo por lo bajo, pero me detengo.
Quiero contarle por qué estoy llorando, siempre le cuento todo, pero no quiero que se preocupe, no quiero ser el centro de atención cuando obviamente ella tiene que serlo.
—¿Qué, mi amor? —Limpia mi rostro de forma suave con su mano sana y espera pacientemente por mi respuesta.
—Que ella no es la madre que me gustaría, pero que yo tampoco soy el hijo que ella soñaba.
—¡¿Cómo?! —se altera de inmediato— Deja que se me cure el brazo no más, le voy a partir una maceta en la cabeza, ¿qué se cree? ¡Idiota soy yo por dejar que esté cerca de ti!
—Tranquila mami, solo...
—¡Tranquila nada! —me interrumpe con histeria— ¿Cómo va a decirte una cosa así? Y luego yo creyendo que es buena idea que vivas con ella, no sé cómo me dejé llenar la cabeza. ¡Que se vaya a la mierda!
—En eso sí coincido.
—No llores —Limpia mis lágrimas de nuevo, esta vez sin tanta delicadeza— ¿Sabes por qué? Porque el hijo que ella deseaba era uno obediente y sumiso, y yo estoy muy orgullosa de que no lo seas.
—¿Por qué me dejó de querer? Si antes todo estaba bien, y de un momento a otro... ¿Qué pasó, mamá?
Sus ojos se tornan tristes, y la única respuesta que logra darme es un encogimiento de hombros leve. Algo me dice que se ha hecho esa pregunta muchas veces, por mí, por ella, y por cómo nuestra familia se destruyó de un momento a otro.
—Vas a ir a esa fiesta —define luego de unos minutos de silencio—. Mi Emi jamás se queda llorando por los rincones, así que ve a bañarte, que no te queda mucho tiempo.
—¿Estás diciendo que huelo mal?
—Buscaba ser sutil, pero sí, Rexona te abandonó hace rato...
Me río y huelo mi axila para comprobar que solo está diciendo mentiras.
—Ya no tengo ganas de ir... —niego por lo bajo— ¿Puedo quedarme a ver películas con Lula y contigo?
—No, solo permiten un acompañante por las noches.
—De verdad ya no tengo ganas de salir, ya no se siente fluido ni espontáneo, además salir con un montón de chicos que no conozco no es...
—Y una chica que te gusta —agrega con la intención de motivarme.
—Me atrae —corrijo—, y además está muy fuera de mis posibilidades.
—Ella te eligió para la banda...
—No importa, no estaré cómodo sin Lula y Fabri allí, Dylan es buena onda pero todos ellos ya se conocen y soy el nuevo, obviamente voy a...
—Deja de ponerte en ese lugar ridículo, ni tú te lo crees —me interrumpe a mí esta vez—. Estabas feliz de ir, pero doña perfección te hizo sentir culpable y ahora te quieres quedar. Si no vas me harás sentir que boicoteo tus sueños, que soy una traba en tu vida y...
—Y una manipuladora —completo por ella. Suelto un resoplido y asiento—: Ya, está bien, sí iré.
—Los dos sabíamos eso desde que comenzó la conversación.
★★★
Conocer a alguien es una de las cosas más incómodas que existen, por lo que me siento nervioso desde el primer instante.
Con Dylan fue fácil porque él hizo todo el trabajo, pero ahora tengo a tres chicas frente a mí y están viéndome directamente.
—¡Hola! —saluda una de ellas, con confianza, acercándose a darme un beso en la mejilla.
—Hola —respondo tímidamente.
—Soy Lúa, puedes decirme Lúa, es un nombre de tres letras, no da muchas posibilidades de apodos.
Yo creo que sí, Lu, Luli, Lui, Luíta, y muchos más, pero no lo diré, simplemente le doy una sonrisa y asiento.
Aparta el cabello de su rostro mientras espera una respuesta, me distraigo por un momento viéndolo, es muy largo, lacio y completamente blanco, hace que sus ojos color miel resalten muchísimo. Es muy bonita, los rasgos de su rostro son muy tiernos, como que dan ganas de apretar sus mejillas y abrazarla.
—Soy Émile, puedes decirme Emi, todos me llaman así.
—Sí, todos te conocemos, te vimos cantar y te stalkeamos un montón. —Da un paso a un costado para presentar a la otra chica que parece que no planea hacerlo por sus propios medios—: Ella es Indra, yo le digo Indi pero cuando lo hago me gruñe, ahí verás tú cuánto valoras tu vida como para arriesgarla o no. Yo valoro la mía bien poco, solo la conservo por la posibilidad de conocer a Harry Styles un día.
—Hola —saludo amablemente a la pequeña y delgada chica a su lado, de aspecto dulce pero actitud desconfiada.
—Hola —repite, un poco seria.
—Tengo una foto con Harry Styles —le comento a Lúa, que ya he decidido que me cae bien.
—¿Qué? —se altera de inmediato— ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Lo viste? ¿Lo tocaste?
—Sí, fue muy amable, aunque solo me habló por un segundo.
—¿Te habló? ¡Dios, ya no quiero ser tu mejor guerrera! —dramatiza, aunque no me quejo, si supiera que alguien random conoció a Luke antes que yo reaccionaría igual.
—Fue hace años, estábamos de viaje con... mi familia y nos hospedamos en el mismo hotel que ellos en Manchester.
Fue el último viaje que hicimos como "familia", también el último viaje que hice, luego de que Manuela se fue la situación económica no volvió a ser la misma.
—¿Ellos? —pregunta con un hilo de voz— ¿Los cinco? ¿También conociste a Zayn?
—Los cuatro, fue en dos mil quince.
—Auch.
—Ya, ya, ya —nos interrumpe Dylan—. Pueden llorar por Zayn en el camino, tenemos que irnos.
Señala su auto detrás de nosotros, y de inmediato lo rodea para subirse por el lado del conductor.
—Te voy a hacer más preguntas, muchas —asegura Lúa antes de seguir los pasos de su amigo y subirse delante con él.
Indra sube detrás, y eso me deja un instante de soledad con Freya, a la que ni siquiera le he dicho hola.
Ella se acerca y sonríe tímidamente, no sé si debería decir algo, me siento tonto y nervioso en partes iguales.
¿Cómo alguien puede ser tan lindo? No tiene sentido.
—Me alegro de que estés aquí —me dice de forma sincera.
—También yo —susurro apenas—. Gracias por...
—Nada —me interrumpe—. Solo me guié por mi intuición, así que estoy segura de que te mereces estar aquí.
—De todos modos, gracias.
Un estruendoso sonido de bocina nos dice que debemos darnos prisa, y en cierto punto lo agradezco porque soy un asco sosteniendo conversaciones.
—¿De qué signo eres? —me pregunta en cuanto la dejo subir primero para no ir en medio.
—Leo.
—¿Existe algo mejor que los chicos de Leo? —opina Lúa desde el asiento de adelante.
—Los de Sagitario —responde Dylan con seguridad.
—Quisieras —contradigo de inmediato con una risa.
—Tú excusas tu falta de responsabilidad afectiva en tu signo, así que voy a continuar odiando a los de sagitario —lo acusa ella, con un golpe en el hombro incluído.
—Tú eres de Sagitario —le recuerda Dylan, haciéndole ver lo ridículo que suena.
—Las mujeres sagi somos superiores.
—Las mujeres somos superiores en todos los signos —opina Indra, dejando salir toda la seguridad que siente en sus palabras.
Creo que Dylan responde algo y luego están discutiendo, no pude prestar atención a lo que dicen porque en algún momento volteé apenas el rostro y noté que Freya me estaba viendo. Desde ese momento solo puedo sentirme nervioso e intentar no mirarla, porque estamos demasiado cerca y con muchas personas alrededor, y mi mente solo puede pensar en cosas estúpidas que decir.
Todos se ríen, estoy seguro de que alguien dijo algo gracioso porque ella también se ríe, y me encanta su risa, ojalá pudiera decir algo gracioso que la haga reír de ese modo también.
Obviamente a esta altura ni siquiera hace falta aclararlo, pero soy una persona exageradamente enamoradiza. Lo bueno es que la estupidez siempre me dura poco, me basta con conocer un poco a la persona y la magia desaparece.
—¿Estás bien? —me pregunta de forma tierna.
Obviamente, todos estallaron en risas y yo me quedé serio, cualquiera pensaría que no lo estoy pasando nada bien.
—Sí, claro —asiento de inmediato—. Mi mente solo... se fue. Me pasa seguido, me cuesta concentrarme.
—Falta música —se queja Indra, golpeteando sus nudillos contra el vidrio.
—¡Carpool karaoke! —exclama Lúa mientras enciende el estéreo del auto.
—Dejen a Emi elegir, que es el nuevito —indica Dylan, anticipando la disputa.
—¿Yo?
—Sí, tú —apoya Freya.
—Emmmm, no sé, tal vez...
—Harry siempre es una buena opción —murmura Lúa, en su intento de influenciarme.
—O Måneskin —Indra también lo intenta.
—O Måneskin cantando Kiwi —dicen las dos a la vez, seguidas por sus propias risas.
—¿Cuál es tu canción favorita? —insiste Dylan, ignorando a las otras dos.
—No tengo una, no tengo favoritos de nada en realidad, solo obsesiones momentáneas.
—Bonito, solo tienes que elegir una canción, no compliques el asunto sin sentido —suelta Indra con una cuota de sarcasmo en su sonrisa.
—Cualquiera de 5 Seconds of Summer está bien.
—¡Wildflower! —exclama Freya de inmediato, y Lúa se encarga de que comience a sonar a un volumen bastante alto.
Dylan, Lúa y Freya no tardan en ponerse a cantar. Indra se mantiene en silencio, al igual que yo.
Es difícil escuchar cada voz de forma diferenciada, suenan increíbles juntos pero me gustaría escucharlos por separado.
Nunca he sido inseguro con mi voz, me gusta cantar y jamás alguien me ha dicho que lo hago mal, ni siquiera las personas a las que no les agrado. Sin embargo, jamás había estado con otros músicos, si hago algo mal ellos lo sabrán, eso lo vuelve diferente de algún modo.
Sé que en realidad ya me escucharon ayer en el show, pero los shows son diferentes. Cuando subes a un escenario te olvidas de todo lo que te vuelve débil, ese chico que sube a cantar con seguridad y exceso de confianza no se parece en nada al que soy abajo. Lo suficientemente introvertido como para no estar cantando una de mis canciones favoritas ahora.
Por suerte no presionan, solo se dedican a pelear entre ellos por quién elige la próxima canción hasta que llegamos a una discoteca a la que no había venido antes.
—¡Disfrutemos de una de nuestras últimas noches de anonimato! —se entusiasma Dylan al bajar del auto.
Pasa su mano por mi hombro y nos lleva hacia la puerta, por la que nos dejan entrar antes que los que esperan en la fila y sin hacer preguntas.
Al entrar, Indra y Freya se van por su lado sin decir mucho, y debo confesar que no me esperaba eso, tal vez existe algún tipo de división. Dylan me dio a entender que no se lleva muy bien con Indra, pero el grupo parecía unido mientras llegamos.
Lúa se queda con nosotros, trae un vestido rosa bastante corto, y cada pocos minutos tiene que jalarlo hacia abajo por sus gruesos muslos para no enseñar de más.
—Le gustas a Indra —le dice Dylan de forma directa.
—Obvio no —niega ella, muy segura— ¿Qué te hace pensar eso?
—No lo sé, tal vez que no te saca los ojos de encima, o el hecho de que el día que se conocieron se presentó diciendo "Hola, me llamo lesbiana".
—Solo fue una broma —se ríe ella restándole importancia—. Además yo definitivamente no me llamo lesbiana, ni bisexual, ni pansexual, ni... nada.
—¿Nada? —pregunto, un poco confuso.
—Nada.
—¿Ni heterosexual? —insisto una vez más.
—Eso sí—confirma ella, aunque la conversación la pone un poco nerviosa.
—Eso es algo, no "nada".
—Es que no está segura —la delata Dylan, mordiéndose el labio para no dejar escapar la sonrisa.
—Me gustan los hombres —se defiende Lúa golpeando su hombro.
—A mi también —responde él, sin darle importancia.
—Está bien si no estás segura, no necesitas decir algo que no sabes —Estiro mi mano a la suya y la tomo en muestra de apoyo.
—Que lindo, gracias —ella sonríe, y luego voltea a ver a Dylan con la intención de pelear—. No puedo creer que al fin tendré un amigo con un poquito de empatía.
—¿Qué tomas? —me pregunta él, obviando por completo el intento de Lúa de ponerlo celoso.
—No... nada —murmuro, pero mi voz se corta porque de pronto siento que los dos están demasiado cerca.
Uno a cada lado, invadiendo mi espacio personal y poniendo en cortocircuito mis ideas. Si miro levemente hacia la izquierda veo los perfectos labios de Lúa, pintados de un tono muy natural pero que los hace resaltar increíblemente. Su boca está ligeramente entreabierta, y en cuanto va a humedecer sus labios me veo en la urgente necesidad de apartar la mirada.
El problema es que al otro lado tengo la mirada intimidante de Dylan, es como si pudiera conseguir lo que sea viéndome así, él nota que lo veo y ladea una sonrisa conforme con mi reacción.
—¿Qué... hacen? —balbuceo mientras me abro paso entre los dos para alejarme un poco— Me enamoro fácil, no jueguen con mis sentimientos.
Ellos se ríen, es obvio que solo estaban jugando, y eso me hace sentir más tranquilo.
—Tus mejillas están rojitas —comenta ella con ternura, volviendo a ser amistosa.
No parece la misma de hace un minuto, definitivamente no.
—Ese fue el Bi Panic más fuerte de la historia de la humanidad, creo que sí voy a necesitar un trago —suspiro acercándome a la barra—. Y no necesitan seducirme, promiscuos, igual aceptaré el contrato.
—¡Wuuuu! —celebra Lúa mientras me da un abrazo por la espalda— ¡Bienvenido! Estamos completos, deberíamos emborracharnos para celebrar.
Sonrío y me volteo, mirando hacia la pista de baile otra vez con los brazos recostados en la barra, pero la imagen que veo allí me borra la sonrisa en menos de un segundo.
Cierro los ojos como acto reflejo, no sé si con la estúpida esperanza de que ella desaparezca o de qué solo haya sido mi mente jugando conmigo, pero en cuanto abro lentamente uno confirmo lo antes ya confirmado.
—¿Qué pasa? —pregunta Dylan mirando en la misma dirección.
—Ella... es mi ex.
—¿La rubia de rizos? —se asegura, mirando sin disimulo.
—Es preciosa —opina Lúa, luego de que asiento en respuesta.
Lo es, es hermosa, pero me hizo daño y lo sigue haciendo, así que la quiero lejos.
La última vez que la vi fue en una fiesta, hace un par de meses. Yo estaba con Eliseo y ella nos vio juntos, luego subió una historia a Instagram con esa canción que dice "estás cogiéndote a otra pero estás pensando en mí" aunque se aseguró, al escribir la letra, de cambiar "otra" por "otro".
Lo cual fue irónico, porque cuando terminó conmigo sus argumentos fueron de "no puedo estar contigo pensando que imaginas a un hombre cuando estás conmigo" y "estarás buscando algo que yo no puedo darte, entonces saldrás a buscarlo en otro lado".
Todo eso sin mencionar que me sacó del closet, por la fuerza, con todas las personas que nos conocen a ambos.
Me enoja conmigo mismo que se me mueva el piso al verla, ella no merece ningún sentimiento de mi parte, pero de verdad me dolió todo eso porque nuestra relación era bonita. Fui tan idiota de pensar que simplemente iba a apoyarme, porque yo solo estaba tratando de aceptarme a mí mismo, no me gustaba otra persona, ella era la única a la que yo amaba.
—¿La extrañamos? —pregunta Dylan, después de que estuve en silencio viéndola por demasiado tiempo.
—La odiamos.
______________
Hola Pollitos 🐣
Aquí les dejo el capítulo 4, por fin completamos el Team, me muero de ganas de que los conozcan mejor a todos💙
Los quiero mucho:)
Besos, mil besitos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro