★Capítulo 17★
"¿Drama? Podemos vivir sin él"
Not A Love Song - Ross Lynch
★★★
Cuando me despierto aún estoy abrazándolo, solo que, sin la tensión de la noche anterior, el contacto físico se ha vuelto incluso más personal.
Sus piernas están entrelazadas con las mías, el peso de su espalda sobre mi pecho, una de mis manos en su abdomen como anoche, solo que ahora bajo la camiseta sintiendo lo suavecita que está su piel en la que he definido como "mi parte favorita de su cuerpo".
Intento moverme sin despertarlo, pero no lo consigo, solo se voltea apenas, haciendo que el peso de su cuerpo caiga más sobre mí y el lado de su muslo haga contacto con mi semi erección matutina.
—Dios... —susurro y contengo la respiración, él parece cómodo, solo sonríe aún con los ojos cerrados—. Me voy a dar una ducha.
Aparto mi cuerpo del suyo y me pongo de pie, él suelta una risita triunfal y murmura:
—Cobarde.
Quizás tiene razón, no voy a protestar.
Yo también quería que pase algo más, y no sé por qué me fui, tal vez solo... no tengo excusas. Huí como un cobarde, tiene derecho de decirlo.
Es que ni siquiera nos hemos vuelto a besar con propiedad, solo algunos besitos pequeñitos y tiernos. Solo fueron esos besos en la fiesta y luego... quiero más, definitivamente sí, entré en pánico de un modo absolutamente injustificado.
En cuanto salgo de la ducha él apenas tiene la intención de salir de la cama, seguimos la misma rutina todos los días: yo salgo del baño, él entra, mientras él se baña yo me visto, y luego espero que él se vista para bajar juntos a desayunar.
Sin embargo el día de hoy hay un pequeño detalle diferente, y él no tarda en notarlo.
Rasca sus ojos un poco sin borrar su sonrisa y observa la puerta entreabierta del baño.
—¿Agua fría? —señala, debido a la falta de vapor.
—Amm... sí, es muy recomendable bañarse con agua fría a la mañana, fortalece el sistema inmune y te limpia las energías de...
—¿De?
—Los chakras —respondo con seguridad, aunque no sé de qué mierda estoy hablando.
—Ajá, sí claro, y te preocupas por eso justo hoy —suelta otra risa y se pone de pie.
—¿Justo hoy? ¿Es un día especial?
—No sé, Emi, ¿es un día normal?
Paso completamente por alto el hecho de que me diga Emi, porque he notado que en cuanto quiere provocarme se le borra la ternura, y eso me gusta.
—Es... lindo... dormir contigo, así —cedo por fin, obviando los rodeos—. Pero me desperté un poco hormonal porque me gustas mucho y por eso me bañé con agua fría, ¿feliz?
—Feliz estaría si te hubieras quedado en la cama a resolver el asunto juntos, pero bueno, te asustaste.
Sí, definitivamente tiene razón, pero mi ego no me permite asumirlo.
—No me asusté.
—Nooo, claro que no —finge ceder cargado de ironía—. Me voy a bañar, agua fría para mí también, esto de los chakras me preocupa mucho.
Dylan se mete al baño y yo respiro profundamente.
Estoy pensando demasiado, mi mente no es mi mejor amiga, solo quiere complicarme la existencia cuestionando lo que siento. No quiero estar asustado, pero no lo puedo evitar.
Tal vez simplemente debería decirle. Lula, mi mejor amiga, siempre me dice que lo más importante para que las cosas funcionen es la comunicación. Me cuesta mucho hablar, pero me puedo esforzar.
Me visto con unos jeans desgastados y una camiseta blanca, y me dispongo a buscar una sudadera en el lado del armario que le corresponde a Dylan. La mayoría de su ropa es negra, hay algunas pocas cosas que son rojas, y el resto de los colores brilla por su ausencia.
Antes de que logre elegir una, la puerta del baño se abre y un muy húmedo Dylan emerge de entre el vapor.
—No soy tan valiente, prefiero los chakras sucios y el cuerpo caliente.
—No sé nada sobre chakras, fue una pobre excusa —me delato intentando no centrar mis ojos en lugares equivocados.
—Lo sé, quería fingir que te creía.
—No sirvió para nada, ahora estás medio desnudo aquí, punto cero.
Él se ríe y la toalla que se envuelve en su cintura parece muy débil, podría caer en cualquier momento, y muy a mi pesar me está costando trabajo apartar los ojos de la parte baja de su abdomen.
Me obligo a hacerlo, pero los tatuajes en sus brazos me atraen una vez más, con las pequeñas gotitas que los adornan. Empiezo mirando sus antebrazos, pero rápido mis ojos suben a sus bíceps y en cuanto me doy cuenta estoy viendo su pecho y su abdomen otra vez.
—Una foto dura más —interrumpe el deleite de mis ojos.
—Tienes razón —busco en mi bolsillo, saco mi celular y le tomo una foto rápida.
—¿Salí bien? ¿O quieres que pose?
—Estoy conforme —sonrío de lado y él relame sus labios.
—¿Me la pasas y la subo?
—¿Qué? ¡No! —muestro mi indignación— Tómate tus propias fotos promiscuas, esta es mía.
—Okay —sonríe y regresa al baño a tomarse algunas fotos frente al espejo.
—¿Estás intentando descaradamente ponerme celoso?
Escucho su risa venir del baño y sonrío también, me gusta como suena, grave y dulce a la vez.
—¿Está funcionando? —responde en cuanto sale, seguro a estas alturas la foto está posteada y todos están babeando por él.
—Sí.
—Todos pueden leer el menú, pero solo tú puedes ordenar el plato principal.
Me río de su tontería, pero de inmediato algo se siente mal y necesito ponerlo en palabras.
—Necesito que hablemos sobre... "esto" —hago una seña entre él y yo, tomo una sudadera al azar de su armario y me volteo hacia la pared—. Vístete, porfa.
—No me hables serio, no me gusta —se queja, pero lo escucho caminar hacia el armario.
—No te hablo serio en mal plan, te hablo serio porque te tomo en serio, me tomo... "esto" en serio, no es juego.
—¿Y qué es "esto"? —cuestiona en voz baja.
—Lo que pasa entre nosotros.
—Ya te puedes voltear —me avisa, aunque solo se ha puesto el pantalón— ¿De qué quieres hablar?
—De lo que estamos haciendo, quiero que seamos claros, porque quiero ser sincero contigo y... estoy muy asustado, por eso reacciono raro.
Su gesto de miedo se vuelve tierno, se pone una camiseta y se acerca a donde estoy.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que te asusta?
—Todo.
—Más específico, Mimi, no estoy en tu mente.
Suelto el aire lentamente, es difícil para mí hablar de sentimientos o decir cosas que pienso sin sentirme expuesto, pero no hay otra forma de hacer que esto sea viable.
Bajo la mirada, así como también el tono de mi voz. Tal vez estoy hablando rápido, pero solo necesito sacar esto de mi garganta de una vez antes de tener tiempo de pensarlo demasiado.
—Que te quiero mucho, y me gustas, pero estábamos bien siendo amigos y no quiero que te alejes si algo sale mal. Además es una situación súper complicada, entonces solo... estoy dispuesto a avanzar, pero tengo miedo de que lo arruinemos.
—Así está mejor, gracias —sonríe de lado, luciendo agradecido—. Primero: yo también te quiero mucho, y tú también me gustas.
—¿Segundo?
—Que hay que ser realistas antes de tomar una decisión, o si no nos vamos a ir de cara contra el suelo.
Asiento levemente, los nervios en el estómago no se pasan, y mi corazón está acelerado. "Tomar una decisión" sonó demasiado determinante, de pronto solo siento pánico por dentro, pero no quiero que eso tome decisiones por mí.
—Bien —susurro muy bajito.
—Seamos completamente sinceros, con los pies sobre la tierra.
—Me encantas.
Él se ríe y menea la cabeza.
—Sí, nos gustamos, creí que ya habíamos definido eso.
—¿Te refieres a la situación en la que estamos? —me adelanto con un poco de ansiedad.
—Eso primero —asiente—. Luego es que solo podríamos estar juntos dentro de la casa, y eso es básicamente salir e ignorarnos todo el día, venir y dormir abrazados a la noche. No hay tiempo de más nada, solo...
—Solo las noches.
—Un montón de estrés, represión, mentiras, ignorar nuestros sentimientos en público, especulación, inseguridad y más y más mierda —enumera con sus dedos, siendo lo más específico posible.
—¿Solo para darnos besitos y dormir abrazados a la noche?
—Solo para eso...
No sé por qué, ni siquiera necesito pensarlo.
—Me la juego.
—¿Seguro? —levanta sus ojos hacia mí, lleno de dudas.
—¿Acaso tú no?
—Lo haría por mucho menos... —por fin sonríe y las cosas se sienten mejor.
Aún estoy asustado, aún estoy inseguro, pero, sorprendentemente, aún así no tengo ganas de huir.
—Igual, eso de ignorarnos... no. Digo, somos mejores amigos, eso le dijimos a la gente, solo hay que...
—Evitar los besos, manoseos y... —me interrumpe, y de inmediato yo hago lo mismo:
—Interactuar más con las chicas.
—No me gusta usarlas, se siente mal —hace un leve puchero involuntario y siento que me voy a morir de amor de un minuto a otro.
—Indra se ofreció voluntariamente, ya lo hablé con ella.
—Pero es diferente con Lú y Freya, tú lo sabes —la forma en la que lo dice lo hace lucir un poco incómodo.
—Necesito una conversación con Lú, pero por ahora intentemos interactuar más con Indra y ya.
—Okay —asiente, dando por terminado el asunto—. Hablando de besos y manoseos...
—Solo en el cuarto.
—¡Ay, qué casualidad! Estamos en el cuarto.
—Ven aquí —susurro con una sonrisa mientras tomo su mano y atraigo su cuerpo al mío.
Muy tiernos los besitos, pero definitivamente necesitaba besarlo de esta forma tan hormonal de nuevo. Es incluso mejor que la primera vez, sin alcohol en el cuerpo y sin nadie mirando. Sus labios chocan con los míos de forma bruta, y apenas hacen contacto abre la boca para darme acceso. Mis manos se cuelan por su espalda bajo la ropa, la suya se enreda en mi cabello desde atrás y me presiona más contra él.
Mis dedos juegan con el borde de su pantalón cuando se oyen pasos en el pasillo.
—No quiero nada apurado, no tenemos tiempo suficiente —se queja mirando la hora—. Y te vas a perder el desayuno.
—No me importa si te puedo desayunar a ti —murmuro bajando mis besos por su cuello.
En realidad tiene razón, quedan como quince minutos para salir al estudio y en quince minutos no hacemos nada.
—Wow, qué poético —suspira en cuanto me alejo—. De verdad, viniendo de ti, decir que te perderías el desayuno solo por...
Una respiración pesada lo interrumpe en cuanto vuelvo a atacar su cuello. Me siento sobre la cama y lo atraigo sobre mis piernas.
—Un beso más y salimos —pido acercando mi boca a la suya otra vez.
—Un beso más y cinco minutos para bajar la... emoción.
Me río en sus labios y asiento, el sacrificio de bañarme con agua fría no sirvió de nada.
Pasan algunos minutos antes de que los dos estemos en condiciones de bajar, mi estómago ruge de hambre, pero no me voy a quejar.
Con suerte conseguiremos algo para comer de camino.
En cuanto salimos diviso a Freya en el pasillo, y recuerdo nuestro intercambio de ayer y las cosas que yo mismo hice mal.
—¡Frey! —la detengo justo antes de la escalera, con Dylan siguiendo mis pasos— Quería hablarte un minuto, por lo de ayer...
—Ah, sí, ya pasó, no importa. —Intenta evadir la conversación pero mi conciencia no me permite dejar que lo haga.
—No, es que soy muy orgulloso, pero un poco de razón tenías —cedo con mi mayor esfuerzo—. Somos una banda, las decisiones son de todos, y no es mi intención generar un mal clima que afecte a los demás. Soy un poco rebelde por naturaleza, pero me voy a esforzar...
—De verdad, Emi, no pasa nada.
—Es que me dijiste que te sientes presionada, y me preocupa, no quiero que tú...
—Espera —Dylan me interrumpe, pero viéndola a ella—, ¿lo hiciste sentir mal por cambiarse la ropa diciendo que estás presionada?
—Bu, no hace falta —lo freno—. Si para ella es importante...
—No, no, espera —me vuelve a cortar, sosteniéndole la mirada a Freya— ¿De verdad estás intentando manipularlo así?
—Dylan, podemos hablarlo después y te explico, no hagas esto.
Siento que me perdí de algo, así que me quedo en silencio y simplemente observo sin comprender.
—Mira, yo puedo entender tus jueguitos de complejo de reina, pero a él déjalo en paz. Si quiere cambiarse la ropa se la cambia, y ni tú ni nadie va a venir a manipular sus emociones para que se sienta culpable.
—Ya le pedí perdón.
—Te justificaste, eso no es pedir perdón —la corrige con la misma seriedad—. Sí él está aquí disculpándose contigo y creyendo que estás bajo tanta presión, entonces no te disculpaste una mierda.
—No lo voy a volver a hacer, ¿ya?, ¿contento? No me meto más con tu noviecito.
—Sin ironía, Freya. Hablo en serio.
—Yo también.
Ella intenta bajar otra vez, pero la detengo.
—¿Me van a explicar qué está pasando? —Los miro a los dos— ¿De qué hablan?
—Nadie me está presionando, ¿sí? Solo te dije eso para influenciar tu comportamiento, lo siento.
—Pero... ¿por qué? No entiendo.
—Dylan te explica —sonríe con ironía en su mirada y se aparta de mí para por fin bajar.
Volteo hacia Dylan, absolutamente confundido por cada parte de esta conversación, y lo encaro buscando respuestas.
—¿Qué pasa? ¿Qué fue todo eso?
Él suspira, esquiva mi mirada y de inmediato se nota el arrepentimiento en su semblante serio.
—No me corresponde, perdón, esta conversación no debió ocurrir frente a ti, solo fui muy impulsivo.
—No debió, pero pasó. Ahora explícame.
—Solo... Ella no está bajo presión, ¿sí? No me corresponde decir más porque además se lo prometí, si no viene de ella no puedo decir nada.
—¿Por qué tú sabes cosas que yo no?
—Freya y yo fuimos los primeros en llegar.
—Ajá, ¿y entonces? —insisto con determinación.
—Si los planteos vienen de Indra o Lu, entonces escucha. Ellas están exactamente en las mismas condiciones que tú.
—¿Freya no? ¿Estás insinuando que está acomodada o algo?
Un suspiro de frustración se escapa de sus labios, se acerca a abrazarme y, aunque tengo el impulso de apartarme porque estoy enojado, jamás lo rechazaría sabiendo lo que eso implica para él.
—Perdón por esto, lindo —murmura y deja un besito en mis labios—. Es que aunque esté molesto, yo soy así, no me gusta exponer a los demás a cosas que no me corresponden. Si tengo un secreto de alguien lo guardo, y...
—Está bien —envuelvo mis manos en su espalda baja y le regreso el beso—. Solo evita hablar frente a mí de cosas que no puedo saber, porque ahora mi alma chismosa está sufriendo.
La verdad es que podría seguir insistiendo, pero amo su lealtad y su empatía a pesar de todo, y no quiero ir contra eso, prefiero quedarme con la duda que insistir hasta que hable y que después se sienta culpable.
Voy a proteger sus emociones, y a intentar averiguar qué onda con Freya por otros medios.
Un besito más y nos separamos para bajar las escaleras. De algún modo siento que esto no va a ser difícil para mí porque no tengo grandes necesidades de demostraciones físicas, pero es al revés para él, así que mi mente solo está pensando en formas de hacerlo sentir seguro de todos modos.
—Por fin, mis homosexuales favoritos —Indra nos da la bienvenida en cuanto pisamos el comedor—. Qué felices, ¿algo que contar?
—Me gusta hacer fotos —responde Dylan, muy sonriente.
—¿Listos? —cuestiona Guillermo desde la puerta— Se hace tarde.
Necesito hablar con Lúa sobre todo esto, me siento muy desleal porque a pesar de todo yo siempre supe de sus sentimientos por Dylan, ella habló conmigo sobre eso, y de verdad estoy siendo un pésimo amigo.
Estoy seguro de que a esta altura ni siquiera me considera su amigo, apenas nos empezábamos a conocer y ya hago las cosas mal.
Es que ni siquiera tengo una excusa, no sé qué decirle, y además jamás tenemos tiempo a solas. Todo el día estamos de un lado a otro los cinco juntos, y no es algo para hablar teniendo público, mucho menos con Dylan delante.
Obviamente ella no es tonta, ya sabe lo que ocurre, y eso me deja peor parado porque debí hablar con ella antes que nada.
Buscaré como sea un momento a solas con ella hoy, no puedo dejar pasar más tiempo.
Las primeras horas de la mañana son difíciles, estoy muy malhumorado porque tengo hambre y no nos dejan parar a comer. Dicen que si comemos ahora nos vamos a inflamar para las fotos, ni agua nos dejan tomar, así que no me sorprendería descubrir que luego salí con cara de culo en cada una de las fotos.
Son casi las dos de la tarde cuando nos dejan parar a comer, hemos terminado con las fotos y luego tenemos que ir al estudio a grabar unos cortes promocionales para la gira.
Dylan e Indra se van a buscar comida, como si alguno de los dos hubiera podido leer mis intenciones, y Freya no sé dónde anda. El punto es que me quedo a solas con Lúa, sentados en un minúsculo jardín que hay en el estudio donde nos tomaron las fotos.
—Hay que hablar —soy directo, no sé cuánto tiempo tenemos y no lo voy a desperdiciar con rodeos.
—Estás con Dylan, ya lo sé.
—No "estoy" con él —la corrijo—, no así, pero han pasado cosas y yo necesito hablar contigo.
—No quiero saber, Emi.
—No te voy a contar, ese no es el punto —suelto el aire de golpe, ella parece tranquila, pero al mismo tiempo un poco a la defensiva.
—Sé cómo ocurrió todo, no necesito que me des explicaciones, de verdad, estamos bien.
—Lú...
—¿Sabes por qué me alejé? —pregunta, y mi única respuesta es negar con la cabeza—. Él te conoció, y yo supe todo lo que iba a pasar.
—Yo no quise ni querría nunca lastimarte, de hecho no ha pasado mucho, yo estaba intentando con todas mis fuerzas ser solo su amigo.
—No hablo de ti, hablo de él. ¿Recuerdas cuando fuimos a tu ciudad? Allí hablamos, te dije que me gustaba, y también te dije que él trataba a todos sus amigos de la forma en la que te trataba a ti.
—Sí, y eso es verdad —asentí—. O bueno, en ese momento lo era, todo ocurrió después, nadie quiso...
—Escucha —me interrumpe para continuar—: Luego regresamos aquí, y él estaba todo el día sonriéndole a su celular, y hablando de ti en cada instante que se presentaba la oportunidad. Supe que le gustabas, aunque tal vez ni siquiera él se había dado cuenta, obviamente iba a ser recíproco porque... bueno, es Dylan, nadie le dice que no. Lo acepté y por eso me alejé.
—Pero...
—Pero nada, son dos chicos increíbles, y se hacen bien. No tienes que disculparte por quererlo, Emi, y menos conmigo.
—No me disculpo por quererlo, me disculpo porque tú me hablaste sobre tus sentimientos, y yo no supe cuidarte bien —me expreso como puedo, aunque nada se siente del todo claro en realidad.
—Okay, si te pone más feliz te disculpo por estar confundido y no venir corriendo a contarme cuando apenas estabas pudiendo aceptar tus propios sentimientos.
Suelto una risita y la tensión desaparece.
—Gracias, por no juzgarme y ser tan linda.
—Sí, soy un sol —acepta con una sonrisa—. En este momento tengo un revoltijo mental y emocional increíble, todo dentro de mí se siente contradictorio y la mayoría del tiempo no sé qué mierda siento, que mierda pienso, o qué es lo que quiero; pero incluso así, entre tantas contradicciones, no hay ni un solo sentimiento negativo hacia ti, ni hacia él.
—Ese caos interno... ¿es sobre Indra?
—No lo sé. Es sobre mí, supongo, pero ella está... —El ruido de la puerta la interrumpe y solo alcanza a susurrar—: llegando.
Dylan se sienta junto a mí y le habla directamente a Lú, en una catarata de quejas.
—Tuvimos que ir hasta la otra punta de la ciudad porque ella dijo que no podíamos comprarte hamburguesas de soja donde compramos las nuestras, porque hay "contaminación cruzada", no sé qué carajos es eso, pero tengo hambre.
Lúa sonríe levemente y se sonroja un poco, Indra le estira una bolsita de papel y le sonríe de regreso.
—Gracias por recordarlo.
—De nada, estuve investigando un poquito —Indra le habla con una ternura que creería que no existe en su pequeño y malvado ser, y Dylan las mira con una sonrisa que claramente indica que dirá algo para molestar.
Le doy un golpecito en las costillas para impedirlo y cambio el tema rápidamente.
—¿Qué es contaminación cruzada?
—Uhm... es cuando no cocinan por separado la comida vegana de la que tiene carne. Por ejemplo, si no tienen planchas separadas y hacen las hamburguesas de carne y las veganas en la misma, se les pega toda la grasa y...
—¡Emi! —escucho que me grita Guillermo desde adentro.
Mierda, quiero comer, un minuto de paz alimenticia o voy a asesinar a alguien.
Agarro mis papas y voy adentro mientras las como, con muy mala predisposición.
—¿Y ahora qué? Quiero comer...
—Solo será un minuto —me dice con una sonrisa.
Hay una chica alta y castaña parada a su lado, con ojos azules y bonita sonrisa.
—Ella es Valentina —la presenta muy calmado, como siempre—. Es la chica con la que vas a salir.
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Hola pollitos lindos 🦚 (les ponía un pavo ajajjaja)
No se olviden de ir a leer el social media a cualquiera de mis redes sociales, los amo 💙
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