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★Capítulo 14★


"Últimamente me estoy perdiendo en ti, me tienes haciendo cosas que nunca pensé que haría"

Lost on you - LP

★★★

Después de que Dylan nos explicara qué fue lo que sucedió se lo llevaron para resolver el asunto mientras nosotros seguimos con las grabaciones.

Estoy inquieto, no me gusta sentirme así.

—Tranquilo —me dice Freya después de la tercera vez que tenemos que grabar lo mismo porque no me concentro—. Pareces un cachorrito con ansiedad por separación, Dylan está bien, ellos no son monstruos.

—Siempre le hablan mal, y ni siquiera lo escuchan.

—Estarán buscando el modo de resguardar su imagen, no es buena una polémica justo en este momento.

—Yo tengo una solución —susurro por lo bajo, esperando que los demás no nos escuchen—, si le pido al chico al que defendió que cuente su versión, probablemente las cosas se calmen.

—¿Lo conoces?

—Podemos buscarlo entre nuestros seguidores, se llama Ivo, si veo su foto lo reconozco.

—¿Y si no tiene foto? ¿O su nombre de usuario es random?

—¿Podemos intentar al menos? —insisto en cuanto Indra y Lúa se acercan.

—Ya, pero aquí entre nosotros, y pídele al chico que no diga nada, cómo que salió de él y ya —cede Freya, ante la atenta mirada de las otras dos, a las que procede a explicarles lo que hacemos para que también busquen.

—¡Vamos una vez más! —pide el chico del estudio de grabación, totalmente ajeno a nuestro intercambio.

—¿Podemos hacer mi parte? —se adelanta Indra— Lu necesita ir al baño y así no perdemos tiempo.

El chico acepta y Lúa se va al baño para que cobre sentido la mentira. Mientras tanto Freya y yo buscamos a algún Ivo entre los seguidores de Dylan.

—¿Este? —pregunta volteando el teléfono.

—No, tiene el cabello castaño, los ojos oscuros y carita de... tierno, adorable, abrazable.

—Bien —murmura y continúa la búsqueda.

Después de varios intentos por fin lo encuentro, entre los comentarios de uno de los tweets de Dylan. Le escribo un mensaje explicándole lo que pasó, y me responde de inmediato accediendo a contar su parte de la verdad.

Me siento más tranquilo de poder hacer algo y, aunque obviamente me van a regañar por meterme, de todos modos voy a defender a Dylan de lo que haga falta.

Luego de lo que pareció una eternidad, regresa para que terminemos la grabación. No tengo tiempo para hablar con él y hacerle preguntas hasta que terminamos, muy tarde en la noche.

—Ahora nuestros fans se llaman Sixthers, ¿viste? —me comenta mientras subimos a su auto. Las chicas se van en la camioneta, así que tenemos unos minutos a solas al menos.

—Sí, es genial e irreal pensar que ya tenemos un fandom con nombre y todo.

—Lúa me lo dijo —murmura un poco desganado—. Ni siquiera quiero entrar a Twitter porque todo debe ser mierda sobre mí.

—La mayoría no lo creyeron en primera instancia, y los pocos que sí se arrepintieron en cuanto Ivo contó la verdad.

—¿Lo hizo? —se asusta un poco— ¿Y si lo golpean otra vez?

Tiene razón, y me siento muy egoísta por no haberlo pensado. Solo busqué una solución y no pensé en las consecuencias.

—Yo... no pensé en eso, solo quería ayudarte y... ¡Dios! Pobrecito, soy un idiota.

—Espera, ¿tú se lo pediste?

—Perdón —asumo dejando que el arrepentimiento se note en mi voz—. No tenía por qué meterme, es que me sentí frustrado con las cosas que decían de ti porque son mentiras y... lo siento, soy un...

—Basta —me detiene—. Eres un amor y gracias por preocuparte por mí. Tranquilo, todo va a estar bien, mañana nos vamos a ocupar.

—Perdón —susurro una vez más.

—Deja de disculparte —me regaña—. Me gusta cuando tú... cuando me cuidas, me haces sentir que importo.

Hace mucho ese tipo de comentarios, y me duelen. No quiero que se sienta así, no se lo merece.

—Me importas mucho, de verdad.

—Y tú a mí —sonríe y el cansancio se nota en sus ojos.

—Dylan... —comienzo a hablar, pero la forma en la que me asesina con la mirada por llamarlo por su nombre me obliga a retractarme—: Bu...

—¿Si? —sonríe y sus ojos se suavizan.

—Perdón si esto te parece muy personal, tienes el derecho de decirme que no me meta, ¿sí? —Él asiente con curiosidad, así que me animo—: Yo no sé quién te lastimó, o quién fue tan estúpido para hacerte sentir del modo en que te sientes, pero te juro que... eres la persona más hermosa que conocí en mi vida, no me voy a aburrir de ti nunca, yo no... no podría. Me hace feliz cuidar de ti y eres importante, para mí y para el mundo.

La sonrisa más real y tierna del mundo se escapa de sus labios cuando sus ojos se ponen brillosos, voltea hacia mí y me observa por unos segundos mordiendo su labio inferior.

—¿Cómo es que siempre sabes qué decir para que...? —intenta buscar palabras para expresarse, pero al parecer no está siendo fácil—. Me haces sentir cálido, aquí —lleva una mano a su pecho y luego la baja a su estómago—, y aquí, no sé explicarlo, pero se siente correcto.

—Lo es —respondo de forma simple.

Pocos minutos después llegamos a la casa, es demasiado tarde y mañana nos tenemos que levantar temprano para grabar el videoclip, por lo que lo único que hay en nuestras mentes es dormir todo lo que sea posible.

★★★


La grabación del videoclip nos llevó el día entero, fue una jornada eterna, pero una experiencia divertida. Cuando estamos juntos nos divertimos, no importa nada más que eso y me parece perfecto.

Lo bueno de que ayer apenas tuvimos tiempo de comer, es que hoy solo tuvimos una entrevista en la mañana y nos dieron la tarde libre. Por la noche van a llevarnos a una fiesta, pero nada formal, así que supongo que también será divertido.

Al menos un respiro en medio de tanta sobreexposición.

Son casi las seis de la tarde, estuve a solas en el gimnasio un par de horas porque Dylan no tenía ganas de entrenar, así que luego de bañarme me toca buscarlo por la casa y ver si puedo arrastrarlo al playroom conmigo a ver el partido.

La búsqueda es corta, lo encuentro en la cocina que fue el primer lugar en el que me fijé.

Voltea a verme, sonríe y comienza a hablar, sin darme tiempo de hacerlo primero.

—Sé que probablemente querías que durmiéramos la siesta considerando que hay fiesta en la noche, pero es que hay partido y...

Levanto mi sudadera y le enseño la camiseta de la selección debajo. Cómo si yo fuera a perderme un partido cuando son las eliminatorias, claro.

—Nos vamos a casar en serio, ¿sabes? —Sus ojos se exaltan con mucho entusiasmo—. Solo imagínalo, tú y yo, en cualquier estadio del mundo mientras vemos la final del mundial, gritamos los goles y nos bes...

—¿Y...? —pregunto en cuanto se corta de pronto.

—Y nos vestimos de los colores de la selección —murmura volviendo en sí— ¿Puedo pintarte la cara?

Por un momento pensé que iba a decir besarnos, pero eso no hubiera tenido sentido.

—¿Ahora?

—Sí, ahora.

—Bueno, pero preparemos algo para comer antes —acepto sin dudar mucho.

—Le podemos pedir a Lil...

—No seas mimado, mueve las manos —lo interrumpo al ver sus intenciones de pedírselo a Liliana, la cocinera.

Busco jamones y quesos en el refrigerador para armar una tabla, le doy un cuchillo para que lo corte y busco papas y maní en la alacena.

Creo que pasaron quince segundos hasta que lo escucho quejarse.

—¡Ay! —aleja su mano y chupa su dedo de inmediato.

—Te cortaste —asumo en tono de regaño—, ¿cómo es posible? Te acabo de dar el cuchillo.

Tomo su mano entre las mías para examinar su dedo, es un corte pequeño, pero sigue botando sangre.

Tomo unas servilletas y las presiono en la pequeña herida. Él levanta sus ojos de cachorrito luciendo inmensamente tierno.

—¿Te duele?

—Me duele que me regañes en lugar de darme un besito y hacerme sana-sana.

Suelto una risa y reviso los cajones en busca de alguna curita. No hay nada evidentemente, es la cocina, así que me toca salir hasta el baño del pasillo para encontrar una en el botiquín.

Regreso pasados unos segundos, vuelvo a tomar su mano y quito las servilletas para lavar la herida. El agua corre y la sangre también, hago un poco de presión una vez más con servilletas secas, y luego de asegurarme que no está húmedo le pongo la curita fijándome que quede bien.

Vuelvo a mirar sus ojos de cachorro y le doy un besito a su dedo.

—Sana, sana, colita de rana, si no sana hoy sanará mañana. —Le doy un besito más y él suelta una carcajada ruidosa.

—Qué bobo.

—Ni creas que te salvarás de hacer algo, tienes nueve dedos más, sirve las papas que yo corto el queso.

—Sí, señor —acepta, e intercambiamos lugares.

Varios minutos después estamos en el playroom con la tabla con quesos y fiambres, las papas, el maní y un par de cervezas.

Dylan sostiene un pincel muy cerca de mi mejilla, observo su rostro extremadamente concentrado y siento la fría pintura chocar con mi piel.

Estamos muy cerca y no puedo dejar de mirarlo, cada pequeño detalle de su rostro es delicado y perfecto. Sus ojos azules, sus pómulos levemente marcados, sus largas pestañas, la forma en la que sus cejas se juntan por su gesto de concentración... La línea de su mandíbula está muy tensa, contiene la respiración para no fallar el trazo, lame suavemente sus labios y mis ojos se pierden allí.

¿Qué estoy viendo? No sé, pero no puedo apartar la mirada.

—Listo —dice, observando con orgullo su trabajo.

No sé qué me hizo, no me importa, podría haber dibujado un pene en mi frente y para mí estaría perfecto si entonces va a sonreír así.

Dios, no, estoy muy estúpido.

Indra llega poco rato después y se sienta en medio, me gusta que ellos hayan arreglado sus cosas, es genial pasar tiempo con los dos.

—¿Fútbol? —pregunta una obviedad, viendo cómo los jugadores están en el calentamiento previo al juego— Y yo que venía huyendo de la heterosexualidad... las chicas hablaban de hombres, y ustedes los ven correr transpirados.

—¿Qué tiene eso de heterosexual?

—Para ustedes, nada —se encoge de hombros y toma una papa—. Prefiero estar aquí de todos modos.

—Okay, toma mi cerveza, Emi y yo compartimos. —La toma por los brazos y la levanta como si su peso fuera inexistente, la pasa por sobre su cuerpo e intercambia sus lugares para quedar a mi lado otra vez.

—Mi papá debe estar viendo el partido también —comenta con un suspiro.

—¿Lo extrañas? —pregunta Dylan volteando hacia ella.

—Sí, pero estoy acostumbrada a extrañar.

Recuerdo lo que me contó sobre su mamá y siento ganas de abrazarla, pero sé que a ella no le gusta, así que solo dejo pasar el tema.

—¿Cuándo creen que nos den un tiempo para ir a casa? —pregunto sintiendo nostalgia también.

—Hay una semana libre recién en cuatro meses, a la mitad de la gira —responde ella, y Dylan se acomoda de forma incómoda.

—No quiero ir a casa...

Quisiera saber por qué, pero no voy a preguntar, ya me ha quedado claro que son temas que no quiere tocar.

—Aún falta mucho, pero puedes venir conmigo —propongo sin pensarlo mucho—. Así conoces a mi mamá, y a mis amigos.

—¿No son dos? —curiosea Indra— Tus mamás, ¿No eran dos?

—Sí, lo son. Es que una se fue cuando yo tenía trece, y aunque luego regresó no pudo arreglar lo que se rompió.

—Se llevó a Kevin —aporta Dylan.

—Oh... fue ella.

—¿Crees que esté gordito y feliz en algún sitio? —Dylan pregunta mientras pasa su brazo por sobre mi hombro.

—Me gusta creer que sí.

★★★

Ganamos, el partido fue emocionante y un poco estresante porque no fue fácil, pero se sintió bien cuando el silbato sonó e íbamos dos a uno arriba. Gritamos, celebramos, insultamos un poco al juez y luego tuvimos que correr para estar listos a tiempo para la fiesta.

Es una fiesta en la piscina, en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Según lo que Guillermo nos explicó, es una fiesta para celebridades. Nos advirtió que no podemos molestar a nadie pidiendo fotos ni hablando de trabajo, que es un espacio seguro para todos y debemos mantenerlo así si queremos encajar.

No se permiten celulares, ni hablar de nada de lo que sucede adentro en cuanto acabe.

Suena bien, pero me pone un poco ansioso rodearme de personas famosas.

Los cinco llegamos juntos y nos movemos juntos, he reconocido a muchísimas personas a nuestro alrededor, es una piscina cerrada y el agua está caliente.

Hay luces, música, humo, inflables y muchos gritos. Siento que no es mi ambiente, se siente frívolo, poco cálido.

Hay drogas de todo tipo, todos llevan poca ropa, a algunos les falta más de lo que debería.

Tomamos algunos tragos, necesitaba no sentirme tan tenso, después de todo estoy con mis amigos y estando con ellos todo es divertido siempre.

En un momento Dylan se desaparece, lo busco con la mirada y no lo encuentro, lo que por algún motivo me pone ansioso.

Mi cerebro alcoholizado piensa en él, hoy a la tarde cuando me pintaba la cara... estaba tan cerca que podría haberlo besado de tan solo moverme un centímetro.

No sé por qué pienso en eso, debe ser porque a cada lado que volteo hay personas dándose besos.

Unos chicos se acercan y nos invitan a jugar, Freya y Lúa aceptan, Indra no parece muy contenta pero dice que sí, porque cualquier cosa que incluya a Lúa es buen plan para ella.

Además, los chicos hace rato las estaban viendo, lo había notado, pero como noté que las miradas eran cruzadas me pareció bien.

Aprovecho la situación y me alejo, llevaba mucho rato con Indra sobre mis hombros jugando guerritas, y aunque es livianita ya estaba comenzando a sentir el esfuerzo.

Camino dentro del agua hasta uno de los bordes que está bastante vacío y me siento con los pies aún en el agua.

Ni siquiera siento el contraste al salir, hace calor, mi cuerpo está hirviendo, creo que es una buena ocasión para estar con alguien, beso va beso viene, dentro del agua o justo aquí... sentados al borde.

Ni sé por qué pienso en eso. ¿En qué momento se plantaron en mi mente tantas ideas sobre besos?

Mis ojos se pierden entre tantas luces de colores. Nunca había estado en una fiesta así, ojalá mis amigos estuvieran aquí, aunque desde luego estarían besuqueandose en algún rincón y no poniéndome atención.

¿Dónde está Dylan? Él siempre me pone atención... aunque no en las fiestas, necesito su atención en las fiestas también.

En la primera fiesta a la que fuimos se fue con un chico, en la segunda el que se fue fui yo, con Freya. ¿Es su turno ahora? ¿Estará con alguien?

Ojalá sea alguien que lo trate bien, si supiera que alguien lo trata mal como aquel día, tal vez no tendría paciencia. No sé pelear pero lo intentaría, Dylan se merece que lo traten como a un rey, no creo que nadie en esta puta fiesta esté a la altura de merecerlo.

Ojalá no esté con nadie, no quiero.

Y sí, a pesar de el alcohol en mi cuerpo, reconozco a la perfección el sentimiento que se instala en mi estómago cuando pienso en eso, y lo voy a ignorar, porque las ideas sobre besos ya son demasiado con lo que lidiar.

Tengo una imperiosa necesidad de contacto físico, las ideas sobre besos me...

—Hola —alguien dice a mi lado. Me volteo para encontrar a un chico, no sé su nombre, pero apostaría a que es actor y lo he visto en algún lado.

Me siento incómodo por no conocerlo, la mayoría de la gente aquí es famosa, están acostumbrados a que todos sepan quiénes son... ¿y si me dice algo sobre mí y yo no sé decir nada sobre él?

Voy a sonar muy presuntuoso...

—Hola —respondo luego de considerables segundos.

—Eres muy... —dice de forma errática— Estás allí, sin hacer nada... y es como que aún así los ojos van hacia ti.

No sé si eso es un elogio, pero me sentía seguro aquí al borde de la piscina y ahora me siento observado.

—Uhm... ¿gracias? —me aclaro la garganta y miro mis pies.

—Que eres atractivo, digo, eres lindo y tienes magnetismo.

No quiero decirle que también es lindo, y ya le dije gracias, así que no sé qué mierda responder.

—Kassim —me dice estirando su mano húmeda hacia mí.

Levanto la mirada para verlo, es lindo, su piel es levemente morena y sus ojos café claro con unas increíbles pestañas, son rasgos árabes, siempre se me han hecho muy atractivos.

Pero no me interesa, no ahora, así que solo estiro mi mano por amabilidad y le doy un apretón a la suya.

—Émile —respondo sin mucha emoción.

Aparto la mano rápido, la imperiosa necesidad de contacto físico se ha evaporado, él chico está siendo amable y es lindo pero,  para mi propia sorpresa, hoy no tengo ganas de meterme con nadie.

Creí que sí, hubiera jurado que sí, no sé por qué ahora que un chico lindo me está hablando solo quiero que se vaya rápido.

Unas piernas húmedas y resbaladizas se deslizan a los lados de las mías desde atrás, sé que es él sin siquiera voltear y se me escapa una sonrisa.

—Te gustó este, ¿verdad? —pregunta y pone un trago azul en mi mano.

—Sí —asiento, pero mi respiración se corta cuando siento su pecho húmedo chocar con mi espalda.

Está muy cerca, creo que nunca lo había estado tanto, así, piel con piel.

—Gra-cias —balbuceo, un poco entrecortado.

—¡Hola! —saluda al otro chico de forma muy amistosa— Soy Dylan.

—Sí, lo sé —el chico le sonríe, aunque es evidente que solo por compromiso—. Kassim —se presenta también, pero esta vez no estira su mano.

—Cuánta tensión —dice Dylan a forma de broma— ¿Interrumpí algo, acaso?

—No —respondo antes de que el chico pueda decir algo—, de hecho te estaba buscando.

—Solo le estaba diciendo que... —comienza a explicar Kassim, y no sé por qué pero me siento nervioso— Nada, estuve viéndolo desde allá por un largo rato, pensé que parecía un psicópata y no quería asustarlo, así que me acerqué a saludar.

Ni siquiera había notado que me miraba, estaba muy perdido en mis pensamientos confusos.

—Oh, sí —Dylan se ríe—. Eso es algo que suele pasar, si Emi está en la habitación tus ojos van a seguirlo, aunque no quieras.

Le doy un sorbo a mi trago para evitar la incomodidad, pero no funciona, necesito que ese chico se vaya de una vez.

Alguien se arroja a la piscina muy cerca de donde estamos, mi reacción rápida es cubrir mi vaso para que no le entre agua, mientras que la de Dylan es rodear mi cabeza con sus brazos para evitar que me mojen.

Eso fue lindo, pero hizo que la cercanía aumente, igual que las partes de nuestros cuerpos que se están tocando ahora.

¿Desde cuándo estoy tan pendiente a eso? Tenemos confianza, por dios, no debería importar.

Una chica llama a Kassim en la distancia, él le hace un gesto, se despide amablemente y se aleja, por fin.

—Era lindo —comento como al pasar, dándole un nuevo trago a mi vaso.

—Ah, perdón, tal vez malinterpreté la situación —se disculpa con seriedad—. Te estaba mirando desde lejos, me pareció que estabas incómodo, lo siento si lo arruiné.

—No, no —suelto una risa—. Interpretaste bien, estaba incómodo y deseando que se vaya desde que comenzó a hablar, pero igual tengo ojos y es un chico lindo.

—Uhm, no sé, supongo...

—Eso... son... acaso... ¿celos? —me burlo, y volteo apenas para ver su rostro confundido—. No te preocupes, me voy a casar contigo al final, lo que pase en el camino no es importante.

—Son... ¿celos? —balbucea confundido, aunque yo no estaba hablando en serio— No creo, yo solo quería que te sientas bien.

—Era una broma, Bu.

Recuesto mi cabeza en su hombro hacia atrás, y eso hace que su pecho vuelva a estar en contacto con mi espalda.

—Todo dentro de mí... se siente confuso —su voz suena muy baja, casi en mi oído, y aún así la escucho a la perfección en medio de la ruidosa música.

Siento su nariz rozar con mi mejilla, está húmeda, como todo su cuerpo. No sé qué está pasando, pero se siente demasiado bien para detenerlo.

—Debe ser el alcohol... —susurro en cuanto veo sus ojos azules bajar a mi boca.

—No... no creo que sea el alcohol.

Hay mil alertas en mi cabeza gritando "no dejes que esto pase, no dejes que esto pase", pero no las quiero escuchar, no importa lo que están diciendo, ahora solo importa la forma en la que mi estómago se siente.

Cierro los ojos y siento su rostro muy cerca, estoy esperando, no sé qué espero, pero lo hago.

—No deberíamos... —alcanzo a murmurar.

—No, no deberíamos —coincide, pero no retrocede.

Su mano sube por mi brazo, pasa por mi hombro y mi cuello, y alcanza mi mandíbula. Dylan toma mi rostro en una sola mano, presiona ambas mejillas con sus dedos haciendo que mis labios se pongan carnosos y de algún modo me hace sentir que estoy absolutamente entregado.

Abro los ojos y lo observo sonreír de lado, su gesto hace que mi piel hormiguee, nunca me había sentido tan cómodo estando indefenso, es un sentimiento completamente nuevo y agradable.

La tensión me está matando, si va a hacerlo, necesito que sea ahora.

Usa la mano con la que me está sosteniendo para acercar mi rostro, y en un leve movimiento del suyo une nuestros labios con un toque absolutamente preciso.

Afloja la mano en mi mandíbula para darme libertad de movimiento y la lleva a la parte de atrás de mi cabeza, pegándome a él. Me muevo apenas para acomodarme, justo cuando siento su lengua enlazarse con la mía, y de un segundo a otro es como si todo estallara por dentro.

Nuestros labios se mueven lento, pero nuestras lenguas conectan en lo más profundo, transformando el beso en necesidad, en el más absoluto deseo.

No quiero soltarlo, él no quiere soltarme, así que cada vez que nos apartamos un segundo volvemos a mirarnos y nos besamos otra vez.

Obviamente no lo pensamos, y si lo pensamos no nos importó, pero lo que estamos haciendo no está bien y las consecuencias no tardan en llegar.

Siento cómo lo apartan de mí bruscamente y mi cuerpo se siente frío y vacío. Abro los ojos en el instante en el que me levantan a mí también, y así mojados y casi a los empujones nos llevan al estacionamiento del hotel.

Son nuestros propios guardias, los del managment, esos que dicen brindarnos seguridad al salir pero en realidad ofician más de control.

Nos dan unas toallas de mala gana, y nos piden que subamos a la camioneta que tiene la puerta abierta.

Nos regresan los teléfonos y de inmediato Dylan tiene una llamada, no alcanzo a ver de quién; sin embargo, lo puedo imaginar.

—Sí, lo sé —responde de mala gana—. No, lo siento... Fue mi culpa, en realidad... No necesito que te metas, está bien. Sé que las cosas no van a cambiar... Ajá, chau.

Termina la llamada y resopla por lo bajo.

—¿Pasa algo? —me preocupo por su expresión— ¿Era Guillermo?

—Oh... no —niega—. De seguro está en la casa esperando para hacernos sentir como mierda, la llamada no tiene nada que ver, era mi papá.

—Uhm... —Me envuelvo mejor en la toalla y miro mis pies— Quieres que... ¿hablemos?

—Dame unos minutos, mi cerebro está en trance —niega por lo bajo, en un tono neutro.

Dylan tenía razón, Guillermo está esperando en la casa y su expresión no es amistosa. Los guardias nos escoltan a la puerta innecesariamente y nos dejan a solas con él pocos segundos después.

—Pensé que habíamos sido lo suficientemente claros —habla en tono severo, pero sin gritar ni elevar la voz.

—Lo fueron —asiente Dylan.

—Me juraste que esto no era real.

—Y no lo es —asegura con mucha confianza—. No necesitas estar enamorado para besar a alguien en una fiesta, solo son cosas que pasan y ya.

—No tienes esa libertad, Dylan —le habla con severidad y de inmediato voltea hacia mí— Ninguno de los dos la tiene, no frente a otras personas.

—Nadie estaba siendo diplomático ahí dentro —intervengo cuando mi cuerpo se sacude por el frío—. Lo nuestro es cuanto menos inocente, comparado con las cosas que ví suceder allí.

—Este cantante de trap, el de rizos, estaba... esnifando cocaína de las tetas de una modelo. Había drogas y situaciones extrañas en todos lados, y a ninguno de ellos lo arrastraron fuera de la fiesta como si fuera un delincuente.

—La diferencia es que ustedes no tienen poder —argumenta con superioridad—. Tienen una pequeña cuota de fama sin lealtad, que puede evaporarse en un segundo si no hacen las cosas bien.

—Pero no hicimos nada malo como para que los fans dejen de apoyarnos —insisto.

—Aquí el que sabe sobre lo que es o no conveniente, soy yo. Yo manejo a las estrellas, yo les doy el éxito servido en bandeja, yo hago que las cosas funcionen, así que no me cuestionen como si tuvieran la más mínima idea de cómo funciona la industria.

—Tú manejas nuestra carrera —cede Dylan—. Hacemos nuestro trabajo correctamente, pero esto no tiene nada que ver, es nuestra vida privada.

—Sí, y su vida privada les pertenece —asiente rodeándonos para caminar a la puerta—, de esta línea hacia adentro pueden hacer lo que quieran, bésense, revuélquense en el suelo, peleen, golpéense si quieren, mientras no dejen marcas no me interesa. Pero cuando cruzan esa puerta, su imagen pública me pertenece. Ahí decido yo, qué sí, y qué no. Los besos entre hombres son un rotundo no. Son amigos, se quieren como hermanos y allí termina todo. No quiero tener que volver a repetirlo, dejen de ser tan egoístas porque no solo arruinan su corta carrera, también están arruinando los sueños de Freya, Indra y Lúa, porque si no funciona para uno no funciona para nadie. Espero haber sido claro.

No nos deja volver a replicar, abre la puerta de forma brusca y abandona la casa sin más.

Mi corazón late muy rápido, fue demasiado para una sola noche, me siento abrumado.

—Usa el baño de la habitación, yo me baño en el que era mío —murmura Dylan caminando hacia la escalera—. Enseguida... enseguida voy.

Tengo mucho frío, lo único que quiero hacer ahora es bañarme y meterme en la cama.

Tal vez también olvidar todo lo que acaba de pasar, pero aunque quisiera no podría.

Las sensaciones aún están en mi cuerpo, las emociones completamente confusas, y todo se transforma en miedo en cuanto los minutos corren y Dylan no regresa.

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Hola Poshitos 🐣

Un capítulo largo pero no me voy a disculpar porque me dijeron que así es mejor :)

Además, creo que valió la pena 🥺

Recuerden ir a leer el Social Media a cualquiera de mis redes sociales ❤️

Los quiero muchito

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