Capitulo 2.
Bueno, ¿y cómo es físicamente Calante?
En mis dibujos le he puesto que es un hombre joven, de ojos azules, muy guapo, sin embargo le cruza la cara una cicatriz rojiza del lado izquierdo: desde mitad de la frente, pasando por su ceja, cruza su ojo y llega a su boca; fue a causa de un accidente que más adelante compartiré. Tiene cejas semi pobladas y pestañas muy negras. Siempre lleva semblante serio y amargado, la mueca que le caracteriza es el ceño fruncido pero ojos expresivos. Tiene el cabello negro y como pocas veces se lo corta y eso, el solo, lo tiene medio largo y despeinado, lo que le da un toque de perfección diabólica. Uy, eso me ha gustado. Creo que así le llamare: perfección diabólica.
Mi hombre es la perfección diabólica.
Él es alto, un metro noventa de músculos ya que le gusta mantenerse en forma por lo de la "caza" como le llama a la hora de buscar un tributo para dar a los conquistadores. En mis dibujos también se puede ver que lleva una chaqueta de cuero con el dibujo de un zorro comiendo una serpiente. No sé por qué pero así pasó por mi mente. También trae un pantalón de mezclilla negro no muy ceñido ni muy flojo, solo lo suficiente para que pueda saltar y correr. Además lleva un par de cadenas de oro que adornan su cuello y su muñeca derecha. La segunda fue regalo de su gemela, la primera por capricho. Suele usar botas tipo militar ya que con ese tipo de suela se suele correr sin resbalar y aplastar cualquier cosa.
Lleva una navaja en una de las botas, por si acaso se le atraviesa una "mascota", como le dice a las presas. Y una pistola nueve milímetros en la cinturilla del pantalón detrás de la espalda.
-Lidy, ¿estas despierta todavía?- mamá viene por el pasillo.
Cierro mi cuaderno y como no alcanzaría a llegar a la cama, opto por cruzar los brazos sobre el escritorio y acostar la cabeza de lado encima de ellos. Mamá entra al tiempo que cierro los ojos y regularizo mi respiración. Se me queda viendo y acaricia mi cabeza.
-Lidy, cariño-me mueve despacio. Finjo despertarme abriendo los ojos perezosamente. -ve a dormir a tu cama, ahí es incómodo.
-Si mamá- bostezo para darle más veracidad y me dejo caer en la cama dramáticamente. -Buenas noches.
-Pero cámbiate Lidy
Disimulo quedarme dormida. Suspira y se va. En cuanto cierra la puerta vuelvo a mi cuaderno a seguir escribiendo.
Su gemela se llama Emily pero le dicen Mily, y es una chica pelinegra de cuerpo esbelto y pequeño, de rasgos finos e idénticos a Calante. Cabello largo y liso, siempre suelto y sedoso. Uñas largas y labios pintados de rosa, su color favorito. Usa ropa muy ceñida al cuerpo pero nunca faldas a menos que acuda a fiestas que casi siempre terminan en peleas por culpa del celoso de su hermano. Mily es tranquila y divertida.
Ella tiene dos amigas. Monserrat y Gabriela. Monserrat es una pelinegra alta, atrevida y aventurera mientras que Gabriela es bajita y castaña, cuidadosa y cariñosa. Monserrat está enamorada de Calante desde que eran pequeños, tal vez por eso se acercó a su hermana y sin querer formaron una gran amistad. Gabriela es su vecina y muchas veces salieron a jugar cuando eran niñas.
Ahora, continuemos...
De pronto una serie de disparos se escucharon de fondo.
Calante vio llegar a Monste corriendo hacia el con pánico en los ojos.
-¡Están aquí! ¡Llegaron una semana antes!- exclamó agitando los brazos. Muy alterado.
Calante frunció el ceño. Se apresuró a cubrir el cuerpo de su ex amigo y del cobarde que quería apuñalarlo por la espalda y salieron rumbo a la casa de la fiesta. Guardó las palas en la cajuela de su camioneta. Divisó las camionetas blindadas y de vidrios polarizados de los conquistadores.
Escucharon muchos gritos dentro de la casa y temiendo lo peor corrió a buscar a su hermana con un pensamiento en mente: no tenía tributo para ofrecerles y su gemela estaba dentro, junto con los hombres que habían exigido un dinero que no les correspondía, por lo tanto al darles la negativa se habrían enfurecido con él. Eso era seguro.
Sin embargo no logró entrar pues tres grandes perros dóberman se atravesaron en su camino.
Calante se quedó inmóvil. No lograría entrar si lo atacaban. Debía quedarse quieto. Mientras, buscó alrededor al dueño y para su mala suerte, Keto lo veía con una sonrisa burlona desde el asiento del conductor de una de las camionetas de los conquistadores.
Keto y él tenian problemas. Keto era avaricioso y Calante lo odiaba por exigirle cada vez más tributos de los que pudiera cazar.
Ambos se miraron con odio infinito.
-¿Tienes algo para mí, Calante? - le hablo con una exigente voz.
-En eso estaba. Tendrían que haber llegado en una semana, no ahora.
Eso hizo enfurecer a Keto. Salió de la camioneta y Monste lo vio acercarse con pose retadora a Calante, el cual, simplemente alzo la barbilla y lo observó con pose chulesca.
-Nosotros podemos venir cuando se nos dé la gana. ¡Este es nuestro pueblo! -Le gritó en la cara a Calante. Quien solo apretó los dientes conteniendose. -Si queremos hasta nos quedamos a vivir aquí. ¿Como la vez?- Volteó a escupir a un lado y se volvió a poner frente a frente. Lo que casi hace que Calante le soltará un puñetazo. Poco les faltaba para ponerse a gruñir como perros enrabietados.
-Eso es algo que a mí me vale. Lo único que quiero es completar las tareas de tu jefe para largarnos, mi hermana y yo de este pueblucho.
-Sabes que eso no se puede. Nadie abandona las casas.
-No tengo obligación de quedarme.
-Lo harás. Así tenga que hacerle un hijo para que se quede y te haga quedar, lo hare. Nadie abandona el pueblo. Ademas, ¿a dónde irían?, Nadie querría a una golfa embarazada.
Aquello hizo enfadar a Calante. Y mucho, por lo que se le echo encima a golpearlo con puños.
-¡Calante!- grito nervioso Monste. Corrió a tratar de impedir la pelea pero entonces los canes se le echaron encima. Mordiendo sus brazos y piernas.
Ante eso Calante lucho con más fuerzas contra Keto. Y repartió algunas patadas a los perros que querían lanzarse sobre el también.
De un momento a otro tenían a Monste muy mal herido sobre el suelo. Calante logró medio atontar a Keto. Lo que le permitió correr adentro y la masacre que vio lo dejó sin palabras. Buscó a Mily pero no la encontró hasta que su grito casi le detiene el corazón. Se escuchaba afuera. Así que volvió fuera para verla siendo arrojada a la fuerza dentro de una camioneta de los conquistadores por dos de ellos. Y lo peor era que Keto se reía de él.
-Ahora, a por él. -y lo señaló. Tanto los perros como los conquistadores que ya se iban pero volvieron a bajar de las camionetas y lo comenzaron a seguir.
Calante no tuvo de otra que correr al bosque. Planeando como regresar por su hermana. Corrió sin mirar atrás escuchando disparos y a los perros seguirle los pasos.
....
-¡Lidy a desayunar! ¡Se te hará tarde!- grita mi mamá desde abajo.
¿¡Que!? ¡Ni siquiera dormí!
-¡Voy mamá!
Corro al baño para una ducha rápida y bajo.
-No se te olvide que en la tarde tienes prueba de vestido para la graduación -mamá revolotea por la cocina limpiando.
-Si mamá.- me siento a desayunar.
...
Calante
Un escalofrío me corre en la espalda mientras corro a todo lo que dan mis piernas. El corazón casi se me sale por la boca. Por la oscuridad de la noche no alcanzo a ver bien el camino. Simplemente me lanzo sin mirar atrás. Escucho disparos y a esos malditos gritar mi nombre a la distancia. Siento un pequeño alivio al escucharlos cada vez más lejos.
Pero de pronto una colina me sorprende y caigo cuesta abajo sin querer. Mi cuerpo sufre por minutos cayendo de prisa, golpeándose con rocas y raíces de árboles. Hasta que por fin llego abajo. Me quedo unos segundos recuperándome de los golpes y me levanto de prisa. Continuo corriendo sacudiéndome la tierra de la ropa y del cabello. Es entonces cuando me doy cuenta que ya no escucho a los tipos siguiéndome ni los disparos. Y los árboles terminan para dar paso a unas casas. Es una calle sin personas, no hay más que carros estacionados. Las luces de las casas están apagadas, solo están los alumbrados públicos.
Camino con desconfianza. No se escucha ningún ruido.
Un gato negro sale corriendo, lo que hace que me detenga y lo vea pasar. Se pierde debajo de un carro.
-Pero cámbiate, Lidy
Escucho la voz de una mujer en el segundo piso de una casa de fachada blanca con azul. Las ventanas están abiertas por lo que se me cruza una idea por la mente.
Esconderme.
Me acerco. Me quedo en silencio por si escucho más conversación, sin embargo todo vuelve a quedar sin ruido. Trepo por la cajuela del carro que está estacionado en la puerta y me afianzo a la orilla de la ventana. Me asomo muy despacio.
Me quedo sin palabras ante lo que veo.
El cuarto está lleno de posters de mis bandas favoritas de rock. Hay dibujos míos, de mi hermana, de mi casa y de mi pueblo en general como tapiz de la mayor parte de la habitación.
Me palpitan las cienes y un agudo pitido en la cabeza me obliga a apretar los dientes.
Veo una rubia de metro sesenta de unos veinte años levantarse de la cama y corre al escritorio a sentarse, para abrir una libreta negra.
Más dibujos míos.
¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? ¿Quién mierda es ella?
De pronto se queda estática y tamborileando los dedos en el escritorio. Recarga la cabeza en la otra mano que apoya en el escritorio.
-Cielos, me he quedado en blanco.
Esa voz...
La he escuchado en algún lado...
Y entonces el marco de la ventana cruje. Sin querer deje caer todo mi peso. La observo tensarse y antes de que gire la cabeza hacia mi dirección, me suelto de la ventana y bajo del techo del auto.
Me pego a la puerta de la casa por si se le ocurre asomarse.
Espero unos segundos y corro a meterme debajo del carro. Me quedo unos minutos en alerta, esperando y planeando que hacer.
Debo regresar por Mily. A saber que le harán esos cabrones. Pero también quiero investigar a esta rubia.
Y ella ¿Sera una fanática mía? Nunca la he visto, aunque...si he escuchado esa voz. ¿Y esta ciudad ha estado todo este tiempo al otro lado del pueblo? ¿De verdad crucé todo el pueblo? No sentí que corrí tanto.
Que hago, que hago, que hago...
Me tiento las bolsas de la chaqueta. No traigo el celular. Pero si la pistola.
Tengo que regresar. Aunque corro el riesgo de que aparezcan esos tipos para darme el tiro de gracia. Debo hacerlo por Mily.
Troto de regreso al bosque. Saco la pistola y la preparo por si me topo a alguno de frente. Entro lentamente. Preparado por si acaso. Me adentro más y más, si embargo no encuentro ni la colina donde caí. Este camino no es. Siento que voy en círculos. No ubico donde estoy. No reconozco ni el camino ni los árboles. Estos son más bajos y anchos. No parece un bosque, es más como el jardín de cosecha de algún campesino.
No entiendo que está pasando.
Rugo desesperado después de lo que siento, horas, caminando en círculos. Me quedo recargado en un árbol, pensando.
Algo está mal. No sé dónde estoy.
Tal vez la rubia de la voz conocida tenga respuestas.
Debo visitarla.
...
Lidy
-lidy, lidy, lidy- Paula me codea lo que me hace saltar sobre mi asiento abriendo los ojos en extremo. No se en que momento me quede dormida. Veo a la profesora Julia cerrar la puerta, va entrando al salon. Y la observamos dirijirse al escritorio.
-Gracias...- le susurro a Paula.
-¿Estas bien? has estado todo el dia distraida o durmiendote- murmura preocupada.
-No me siento muy bien, casi no dormi.
-¿Por que?
-Los gatos del vecino estuvieron muy inquietos en la madrugada- miento a la perfección. No le puedo decir que me quedé escribiendo de Calante hasta tarde y luego de que me bloqueara, me pusiera a dibujarlo en diferentes escenas. Hasta podria hacer un comic. No dibujo de maravilla pero se define algo.
-Ay Lidy...y hoy es la prueba del vestido de graduacion, ya es el próximo mes.
-Lo sé... solo necesito dormir un poco y estare como nueva.
Esculca su mochila y me extiende unas llaves.
-Ve a dormir al auto de Rick. Me dejó su carro para irnos al rato a la prueba pero necesitas irte a dormir, se te notan hasta las ojeras. Ve, anda.
-Si, gracias.
Tomo las llaves y me levanto. Le digo a la profesora que no me siento bien, que ire a la enfermeria y me deja salir sin problema. Solo que en vez de ir a la enfermeria me desvio al campus para ir al estacionamiento. Busco el carro y desactivo la alarma para entrar y una vez que me instalo en los asiento traseros me relajo.
...
Me sobresalto al escuchar un fuerte golpe en el parabrisas. Me levanto rapido para observar que ha pasado y solo veo un debil pajaro muerto resbalar por el parabrisas y caer. Ahora me siento fatal, pobre animal. Ya no me siento tan cansada asi que salgo del auto y lo tomo entre mis manos para ir hacia el bosque a buscar donde enterrarlo. Nunca he tolerado la falta de empatia hacia los animales.
Me detengo a medio camino al escuchar que silvan. Volteo a todos lado pero no encuentro a nadie. Debo haber escuchado mal.
No me adentro mucho al bosque. Hago un agujero cerca de un arbol y le cierro los ojitos al pajarito antes de depositarlo ahi. Lo cubro y me voy de regreso al auto.
Quizas sea mi loca mente pero acabo de ver como la puerta trasera del auto de Rick de cierra y no se ve a nadie dentro. Debe ser algun idiota queriendo jugarme una broma....o tal vez Rick.
Busco mi celular en mis bolsillos pero creo que lo deje en la mochila...la cual tampoco esta. Debió haberse quedado en el salon.
Rayos...
-¿¡Rick, eres tu!?
Silencio...ok, no es Rick.
Camino rapido de vuelta a la escuela pero una voz maculina me estremece deteniendo mi paso.
-Asi que tu eres la culpable de que este aqui, eh.
No quiero voltear. Corro sin mirar atras.
Ese fue mi error.
No me fije que entré al bosque...
...
—Oye Alya...— canturrea mientras viene detrás de mí. Sigo corriendo. Escucho que pisa las hojas caídas del otoño y arranca las ramas que le molestan en el camino — ¿Dónde estás primor?, te necesito, ¡necesito que me regreses a mi puto cuento! — ruge molesto.
No le contesto. Esto no es real, en cualquier momento despertare en mi cama agitada y sudando como las veces pasadas.
A pesar de que corro a todo lo que dan mis delgadas piernas no alcanzo mucha velocidad, aun lo escucho andar detrás de mí. No puedo ignorar sus pasos firmes y apresurados. Me rasguño con la maleza seca, el viento me golpetea el rostro y vuela mi cabello, siento el corazón salirse de mi pecho y el sudor hacerme brillante para él.
Tararea bad men de Wizard of oz con burla, la canción que adoraba pensar que le quedaría perfecta, que le describiría. Y no me equivoque, aunque me hubiera dado gusto hacerlo esta vez.
— ¡Oh Alya!, ¡vuelve aquí maldita sea!
Esta vez lo escucho mucho más cerca. Siento que el mundo me da vueltas y la visión se me hace borrosa cuando se me nubla la mente de miedo. Estoy temblando, presa del pánico.
—Te encontré! —salta de un árbol y cae frente a mi, frenándome abruptamente. Me quedo quieta y no porque quiera, sino que las articulaciones me han dejado de funcionar. Distingo a la perfección la cicatriz roja que le cruza la cara. Me intimida con una sádica sonrisa de oreja a oreja. Siento que me hago pequeñita, me faltan casi dos cabezas para estar a la altura de sus azulados ojos grandes y despiadados. –Te tengo Alya, llévame a casa ¡ahora! — gruñe al final, enrabietado, mirándome con profunda ira.
Eso es lo ultimo que escucho antes de caer inconciente.
...
Abro los ojos despacio. Estoy en mi habitacion. En mi cama. Con ropa, gracias al cielo.
Y hay alguien delante de mi. Sentado de espaldas a mi. Si, él.
Ni mas ni menos que Calante...
-Pero...¿como es que estas aqui?
Suspira.
-Simplemente trepe contigo al hombro hasta la ventana. Parece que es tu costumbre dejarlas ventanas abiertas. Y ese arbol es muy trepable, ¿No es peligroso?
Su voz, es idéntica a como la imagine. Debo estar soñando aun. Me recuesto otra vez, con la esperanza de volver a dormir y despertar en el carro de Rick.
De repente me jalan del cabello y me grita en la cara.
-¿¡Mi hermana en manos de esos imbeciles, yo perdido en un maldito mundo alterno y tu finjiendo dormir!?
-Au, sueltame. Asi no conseguiras nada.
-Asi ni consiguiris nidi- me remeda con tono burlon soltandome el cabello.
No puedo evitar una sonrisa orgullosa. Eso lo hago yo. Debi pasarselo sin querer.
-¿¡De que mierda de ries!?
-Nada, nada.
Gruñe.
-Llevame aqui, ahora- señala el dibujo de su casa en mi libreta. Y me la arroja furioso al verme poner cara de confusion.
-Debo estar soñando...
-¡Oh, por una mierda! ¡Despierta!- y pega furioso a la pared causando que se hunda ese pedazo.
Me sobresalto. Esto no parece un sueño.
-No se que haces aqui, no se como regresarte, ni siquiera esto parece real. ¿Entiendes?
Se cruza de brazos y me mira exhalando como toro.
-¡Bien! Si no me quieres regresar, buscare como hacerlo yo mismo. Asi tenga que podar medio bosque o el jardin de la esquina.
Y va a saltar por la ventana para desaparecer de mi vista.
Me acerco y lo veo caminar con ese porte chulo de "yo puedo todo". Se ve tan...
Espera.
Dijo ¿"el jardin de la esquina"?
¡No!
Corro escaleras abajo y salgo corriendo. Ya no lo veo. Voy de prisa ignorando las miradas curiosas de los vecinos y los cuchicheos de las chicas de mi edad.
Sigo sin verlo una vez que llego.
-¡Calante!-grito no tan alto. Y no hay respuesta. -¡Calante!- me adentro un poco. No quiero despertar a las bestias que cuidan este sitio. -¡Calan...!-y sale corriendo de entre unos arboles. Cojea y va dejando un rastro de sangre.
Bien, despertó a las bestias. Y hablando de ellas.
Vienen detras de el ladrando a diestra y siniestra. Son dos perros pitbul que cuidan el jardin del señor Utonio.
Voy detras. Sacando las llaves para entrar de prisa. Sin embargo una vez que llegamos a casa, prefiere trepar por el arbol y yo como no se, me meto a casa de modo normal.
Subo las escaleras corriendo. Que bueno que mamá aun no llega si no que circo veria. Entro a mi cuarto y no hay señales de el.
¿Lo habre imaginado?
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