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23. La luz al final del túnel es, en realidad, una estrella agonizante.

Capítulo 23. La luz al final
del túnel es, en realidad,
una estrella agonizante.

«Prefiero quedarme despierto
Guardando tu cara para recordarte [...]
Tienes una cara como si fueras a arruinar mi vida
Tu mirada es un camino sin salida»
Girassois de Van Gogh, Mariana Froes.

§°-‡†‡-°§

Al volver a la realidad ya todos estábamos saliendo de la escuela.

Adolescentes sudados iban y venían de aquí para allá entre los carros mientras movía mis pies nerviosa.

Me encontraba como siempre en la puerta de la escuela esperando a mi mejor amiga, pero como muchas veces sucedió, ella no había ido, y además esa vez me esperaba un cruel destino.

Mi celular vibró y una vez más era Isaac llamándome.

Ya llevaba alrededor de unas seis veces que le colgaba pero él insistía en volver a llamar. Sabía que estaba preocupado por mí, pero sabía que si le decía lo que iba a hacer lo iba a preocupar más.

O tal vez era que no quería dejarle de gustar...

Siempre fui egoísta, jamás me interesó nadie, a mi vista todos eran simples juguetes en mi tablero de ajedrez. Nada, ni nadie, me importaba si no me contribuía en algo.

Las únicas personas que me importaban estaban muertas o simplemente "no existían", así que me daba un carajo si los demás creían que estaba loca, si pensaban lo peor de mí, o lo que fuera.

Pero, tenía mis secretos. Me gustaba tenerlos y me desvivía por protegerlos.

Secretos como que la verdadera Aymara había muerto años atrás, que era una suplantadora y que no dejaría jamás que nadie me arrebatara lo que había construido por milenios.

Secretos como que era una asesina que dudaba de la matrix de su realidad.

Secretos como que había un acosador con el que estaba saliendo a escondidas a lugares incluso fuera de la ciudad y que él me estaba haciendo sentir algo que no quería aceptar. Que no dejaría que pasara, porque amar a alguien es darle la capacidad de destruirte y yo no podía ser destruida una vez más.

Había amado, él había muerto. Había amado, la habían matado. Había amado, yo había sido destruida vez tras vez hasta que de mí solo quedaba un cascarón que no podía continuar amando.

La vida es una jugadora experta de ajedrez, y yo estaba en su juego mientras trataba de que no me arrebatara a mi reina, que era yo misma. Nada más era importante en ese juego, el rey podía irse al carajo, pero... Había un peón que estaba ganando mi corazón y yo no quería estar dispuesta a arriesgar mi vida por él.

Volví a colgar una vez más la llamada de Isaac y esperé a que Gabel se acercara a por mí.

-Te conseguí esto -me dijo él cuando llegó con su vieja y destartalada moto a mi lado. Me extendió una bolsa relativamente pequeña y ví una pistola en ella. Mi lado inteligente ligeramente se encendió y decidió no tomarla. Tal vez encontrara la forma de escapar de esa situación y no quería ninguna prueba en mi contra.

-Okay.

Isaac llamó una vez más y mi corazón crujió entre mis costillas. Colgué, de nuevo.

Subí a la moto de Gabel y entonces la alarma de mi celular sonó diciendo que era momento de tomar mis medicinas de la tarde. Intenté apagarla repetidas veces y (tal vez) estaba a punto de apagarla cuando una llamada de Isaac apareció en la pantalla y por accidente terminé contestándole.

-Demonios...

-Sostente bien -dijo Gabel y arrancó mientras yo me llevaba el celular a la oreja para hablar con Isaac.

-¿Bueno?

-Hey, ¿Estás bien?

-Sí, sí, yo...

-Tu voz no suena a que estés bien...

-Estoy bien, Isaac.

-¿No íbamos a ir al parque acabando tu escuela?

-Ah, sí, solo... Surgió un cambio de planes y...

-¿Quién es el chico con el que vas?

-¿Cómo sabes que...? Espera... -Sonreí desganada y saqué mi sarcasmo e ironía al rescate, como si estuviera siendo atacada-. ¿Por qué?, ¿Te provoco celos?

-¿Con él? Nah. Pero te ves incómoda.

-¿Incómoda?, ¿Cómo sabes...?

Me sentí observada súbitamente y miré a los lados.

-¿Dónde estás?

-Observándote.

-Dije "dónde", no "qué haciendo".

-¿En serio no has notado que los llevo siguiendo desde que salieron de la escuela?

-Pero...

El mundo se me iluminó. El túnel de muerte en el que caminaba se aluzó al final.

-Gabel, ¿Me estás oyendo? -lo miré con fijeza a la expectativa de una reacción, pero él iba en su mundo. Miré hacia atrás y vi la camioneta de Isaac siguiéndonos y él mirándome intensamente.

Dios, que esto funcionara, por favor...

-No nos pierdas de vista y no te alejes, ¿Sí?, te lo explico luego.

Colgué, amarrándome la mochila al cuerpo y examinando las mejores formas de bajarme de la moto y salir corriendo.

-No te muevas tanto, vas a hacer que me caiga.

-Lo siento -dejé de removerme y miré con más sigilo todo.

Llegamos al primer semáforo en rojo y ejecuté mi plan.

Busqué primero con la mirada la camioneta de Guayaba y lo encontré a él mirándonos.

En seguida esperé que el semáforo estuviera en verde y en ese momento todo fue rápido.

Aventé la pistola lejos y brinqué de la moto para salir corriendo a la camioneta. Subí y le dije a Isaac de la forma más histérica posible que cerrara todas las puertas y acelerara en cuanto pudiera. Él lo hizo, confundido, pero lo hizo.

-¿Qué pasa?, ¿Quién era él?

-Luego te lo explico.

-Nos está siguiendo, así que dime quién era él y veré qué hacer.

-Un hombre que me violó cuando era niña -mencioné rápidamente viendo cómo Isaac sorteaba los autos acelerando y escapando de Gabel mientras en el estéreo sonaba Snap out of it.

Hasta la música quedaba con la persecución...

Guayaba me miró en un soslayo y yo quise hacerme bolita para evitar hablar de eso con él.

-Okay... ¿Quiere volver a hacerlo contigo?

-¿No vas a juzgarme?

-¿Por qué lo haría? No fue tu culpa, pequeño oximoron.

-¿Oximoron?

-"Luego te lo explico" -sonrió socarrón imitando lo que le había dicho-. Pero dime, ¿Quiere volver a hacerlo contigo?

-No, quiere algo peor.

-¿Qué quiere?

-No puedo decírtelo...

-Aym, dime por favor para que pueda ayudarte.

-No necesito que me ayudes, yo puedo sola.

-Se notaba. Es más, dime, ¿Cuál era tu plan yendo con él a no sé dónde?

-El semáforo se va a poner en rojo -le dije al ver que él no disminuía la velocidad.

-Lo sé.

-¡¿Vas a pasarte en rojo?!

-Solo dime qué quería él que hicieras o por qué ibas tan nerviosa con él. Te conozco, Chinos, sé que no era para nada bueno.

Mordí mi labio sopesando la idea.

Siempre había dicho que quien te amara, te amaría como fuera. A pesar de todo, lo haría. Pero en ese momento se sintió tan imposible eso que solamente deseé hacerme bolita en el instante anterior. Ese en el que él y yo estábamos hablando por llamada. Que él me dijera "escapa de la escuela y vámonos por ahí", y nos largaramos a andar por el mundo. Como el diablo en los primeros capítulos de Job: a andar por el mundo y discurrir por él.

Aún así, quien no arriesga no gana y estaba predispuesta a intentar matarme esa misma noche, así que... No podía perder mucho.

-Quería que lo ayudara a matar a alguien.

Isaac movió su cabeza lentamente aceptando la realidad y no me juzgó.

-¿Y lo ibas a hacer? -preguntó calmadamente, incluso cuando era obvio que estaba consternado.

-Dios, ¡No! Pero no sabía cómo iba a escapar. Tal vez iba pero a matarme a mí.

-No digas eso.

-Es en serio, Isaac, ya no soporto vivir. Hoy mismo me voy a ir de aquí. Voy a matarme.

-No puedes matarte, Chinos... Te necesito viva.

-¿Ah, sí?, ¿Y para qué? No sirve de nada mi vida.

-Sirve para calmar la mía... Te amo, Chinos, no quiero, ni puedo, permitirme perderte.

Me sentí mal porque él también la estaba pasando mal y yo con mi negatividad estaba haciéndole peor, pero ya no estaba de ánimo para fingir estar bien.

-No quiero que me ames...

-Lo siento, pero no puedes decidir quién te ama y quién no. Y yo lo hago y lo voy a hacer eternamente. Así que ahora calla y dime algo que pueda arruinar a ese idiota.

-Yo no sé... Solo sé que es un violador y ahora asesino.

-¿A quién iba a matar y por qué?

-A su ex novia por cortarlo.

-Bien.

-¡¿Bien?!

Sus labios se ladearon en una sonrisa extraña.

-¡Ah! Y trae una pistola... Lo vi recogerla cuando la aventé.

-Perfecto.

Isaac aceleró y se pasó el semáforo en rojo junto a Gabel que nos seguía de cerca y en automático un bendito tránsito nos siguió.

Por primera vez en mi vida me sentí agradecida por vivir en un país corrupto dónde los policías se escondían estratégicamente para sacar mordidas.

Primero detuvieron a Isaac, pero otro también se fue tras de Gabel.

Yo me quedé adentro de la camioneta pero vi que Isaac hablaba algo con el oficial que lo había bajado y después el mismo oficial hablaba de algo por radio.

¿Qué pasaba? Ni idea. Pero Isaac parecía saber lo que hacía.

A los minutos nos dejaron ir pero no lo hicimos. Isaac subió a la camioneta y se quedó en silencio procesando todo.

-Soy un desastre, Isaac... Yo... No sé, no mereces esto.

-Eres el significado de "Ramé", solo eso.

-¿Algo que solo trae desgracias?

Él se rió y me dió un pequeño toquesito en la nariz con su dedo índice.

-No, tarada. "Algo que es caótico y hermoso a la vez", como el arte, como la vida misma.

-¿Qué tiene la vida de hermosa?

-¿Amaneceres?, ¿La oportunidad de adoptar perritos?, ¿Moka?, ¿Chocolate blanco?, ¿Yo?, ¿Tú?

-Cállate, egocéntrico...

-También te quiero, Chinitos.

-No me has dicho qué es oximoron.

-Otra forma de definirte.

-Tienes que dejar de definirme con palabras raras.

-Cubo Rubik, entonces.

-¿A todos los chicos que me enamoré?

-Sip, mi película favorita.

-Eres un cursi.

-Eres mi Cubo Rubik, mi basura, mi Montauk, mi rosa, mi zorrito, mi okay, mi...

-¡Ya! Ya. Ya entendí que me adoras por una extraña razón...

-No es extraña.

-Claro que lo es.

-¿Qué hay de extraño en amarte, pequeña poeta hecha de poesía?

Okay, eso sí logró arrancarme un sonrojo.

-Y por cierto, "oximoron" significa algo que es el resultado de dos conceptos muy contrarios. Como "armonía en el caos", entre otros ejemplos. Y lo eres porque siempre encuentras la forma de ser una contradicción con todo el sentido del mundo.

No supe qué me impactó más, si lo poético que se oía eso, si lo real que sonaba o si lo imponente de su mirada en mí.

Casi podía atravesar mi alma y llegar hasta el fondo de mis secretos.

Él era mi luz al final del túnel que al final solo fue una estrella titilante. Una luz oscura que pronto se volvería una oscuridad para ambos.

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