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Salir vivos

El agente López ya había ordenado que se le sea asignada la dosis de medicina. Habían mencionado que era una mezcla de risperidona. No había preguntado a fondo de que trataba, solo sabía que le haría bien a la paciente y necesitaba monitorear la evolución.

Sam Carpenter lo tomó sin dudarlo debido a que su psiquiatra no le había vuelto a recetar y, obviamente eso sería imposible de ahora en adelante. Tenía que buscarse a un nuevo especialista.

Era tiempo de que su padre dejara descansar su mente por unos días. Necesitaba enfocarse más en como encontrar a Tara.

Luis y Sam se alertaron al escuchar un enorme tumulto desde afuera. Un oficial llamó al agente López diciendo que eran unos jóvenes armando problemas por el encierro de Sam Carpenter.

—Parece que has traído a tus simpatizantes —dijo sarcásticamente el agente López tomando el vaso vacío de Sam.

—Ellos te explicarán por qué todo esto es una reverenda mierda. Soy inocente.

—Buen momento para poder comprobar tu coartada. Veremos si sales hoy de aquí, Carpenter.

El gendarme salió de la celda y dejó a una Sam más calmada bajo el hecho que había tomado su medicamento. Era solo cuestión de tiempo esperar que este haga efecto. Suspiró aliviada al escuchar la estridente voz de Mindy en el fondo del pasillo diciendo que Sam tampoco había regresado. Los policías la retenían e intentaban calmarla. Chad ya se había dado por vencido. Conocía bien a Mindy y sabía que en ese estado no era conveniente atravesarse en su camino. Estaba más enfocado en buscar alguna cara conocida dentro de la comisaría, como el rostro de Kirby o de la propia Sam.

Luis de inmediato llamó a Kirby a darle las noticias y preguntando si ya regresaba a poner orden a la oficina. Ella conocía mejor a esos chicos que todos y quizá era con quien podrían llegar a razonar.

Luis llegó a enfrentarse con el fornido Chad que buscaba respuestas a lo ocurrido.

—A usted lo he visto antes con Kirby. Debe saber que está pasando. Sam ahora está desaparecida —Chad estaba algo agitado—. ¿Han sabido algo de ella? ¿No será que Ghostface vino por ella también?

Luis indicó que ambos debían de calmarse para poder explicarles la situación del momento. Chad atendió la orden, Mindy lo hizo a regañadientes, incluso algunos policías quisieron inmovilizarla, pero fueron impedidos por un gesto del oficial López.

Él les explicó a los hermanos que Sam estaba aprehendida en la comisaría por el asesinato del psiquiatra William Kobach. Necesitaban comprobar la coartada que Sam había proporcionado para poder eliminarla como sospechosa.

Mindy atacó el punto de vista del policía directo a la yugular.

—¿Primero decidieron enfocarse en una persona totalmente ajena a la víctima, en lugar de investigar primero a los familiares? El 85% de los asesinatos ocurren en el núcleo familiar.

Luis no se inmutó ante el ataque a sus métodos por parte de la chica. Se limitó a cruzar los brazos y soltar una risilla sarcástica.

—El asesino usaba una túnica de Ghostface...

Mindy quedó muda unos instantes. Sin embargo, no era sencillo mandar a callar a la sangre Meeks.

—Quizá el familiar no tenía dinero para comprarse un mejor disfraz...

Chad irrumpió queriendo ver a Sam. Quería hablar con ella. Consideraba que era el mejor momento para contarle la parte que ambos sabían a las autoridades antes de que sea demasiado tarde para Tara. Su vida continuaba en el tablero y Ghostface estaba ansioso para seguir moviendo sus piezas. Ahora, perdían tiempo por estos eventos distractores.

López impidió su paso a las celdas y los invitó a pasar a la sala de interrogatorios. También mencionó que Kirby estaba en camino.

—¿Dónde fue? —preguntó Mindy curiosamente.

—Es información clasificada. No puedo dar detalles. Vendrá pronto.

Ambos pasaron y López cerró la puerta tras de sí. El silencio era sepulcral. Mindy estaba tensa y Chad miraba cada esquirla de la habitación mientras agitaba la pierna de manera ansiosa.

—¿Desde cuándo conocen a Sam Carpenter? —preguntó López extrayendo un bolígrafo y libreta del bolsillo de su saco.

Chad, desparramado sobre la silla, ahora sin despegarle la mirada al policía, fue quién contestó la pregunta.

—Conocemos a su hermana Tara desde la escuela. Somos sus mejores amigos desde hace muchos años. Sam incluso llego a cuidarnos cuando éramos niños.

—Ya veo —Luis anotaba enérgicamente en el papel—. ¿Conocían del pasado de Sam Carpenter con el asesino Billy Loomis?

—No, para nada. Todos llegamos a enterarnos luego de que Ghostface atacara a Tara hace dos años. Esa vez casi muere en sus manos.

—Casi la mata Amber Freeman, en compañía de Richie Kirsch.

—Sí, pero por favor no nos recuerde ese capítulo de nuestras vidas. Es bastante traumático para nosotros e innecesario para su actual investigación —replicó Mindy al ver que buscaba incriminar a Sam al escarbar en el pasado que probablemente él junto con Kirby conozcan a la perfección.

—Solo hago mi trabajo, señorita. Necesito la información.

Antes de que Mindy volviera a atacar, la puerta de la sala se abrió dejando ver a Kirby algo sudada y agotada. Había tenido un largo tramo desde el otro lado de la ciudad.

—No esperaba verlos aquí tan pronto, muchachos. ¿Ya se sienten mejor?

—Veníamos en busca de respuestas sobre el paradero de Sam, pensando que Ghostface también la había secuestrado y nos enteramos de que ustedes son los secuestradores ahora —rugió Mindy sin reproches.

Chad no quitaba la vista del oficial. Había algo en él que le daba una mala espina...

—Mindy, solo es protocolo. Sam era paciente de Kobach, el asesino usaba un traje de Ghostface y pues necesitamos comprobar su coartada para poder liberarla. ¿Pueden decirnos donde se encontraba hace dos noches alrededor de las nueve de la noche?

Chad y Mindy expusieron su coartada. A pesar de que Sam estuviese fuera a esas horas, les comentaron que ella no estaba desaliñada al regresar. No tenía rasgos de lucha, de sangre ni de nada.

Kirby y López se mostraron convencidos. Tenían que soltar a Sam, por lo menos hasta obtener nuevas pistas que podrían incriminarla nuevamente. No tenían más sentido de tenerla encarcelada.

Mindy y Luis salieron de inmediato. Kirby iba tras ellos, cuando de repente, Chad la agarró por el brazo y le imploró que se quedara.

El agente López volteó para ver lo que ocurría y Kirby indicó con un gesto que se retirara de la sala. Por lo que él cerró la puerta tras de sí.

Mindy de inmediato preguntó qué era lo que ocurría.

—Creo que tu hermano tiene algo que hablar con la agente Reede... —dijo mirando de reojo a la puerta cerrada —. Espéralos en la sala principal. Iré a mi oficina un momento.

El agente López se alejó hacia el lado contrario del pasillo, con la mirada penetrante de Mindy en cada uno de sus pasos hasta alejarse del sitio. Ella, al notar que estaba sola, se fue a la sala, sabiendo que luego debía de abordar a su hermano Chad.

Dentro de la habitación había una gruesa tensión. Chad tenía que saber cómo iba la investigación sobre el paradero de Tara. Estaba demasiado desesperado por saber algo de ella.

Kirby tuvo que decirle la verdad. No habían puesto la atención en ello. El asesinato del Dr. Kobach había sido prioridad en el momento. Los oficiales de menor rango habían hecho operativos de búsqueda sin resultados positivos.

—Estamos haciendo lo que podemos...

Chad ahogaba las lágrimas en sus ojos. Estaba frustrado y cansado de no obtener respuestas.

—Pues no están haciendo lo suficiente. Tara está en grave peligro.

—Chad...

—Sé lo que estás suponiendo Kirby. Supones que Tara ya está muerta y por eso no le pones fuerza a la investigación. Crees que Ghostface no tendría motivos para mantenerla viva —Chad se desmoronaba con cada palabra que pronunciaba. Tragó duro al decidir que iba a comentarle lo que Sam le dijo—. ¿Qué harías si te dijeras que Ghostface si tiene un motivo para mantener a Tara viva?

Kirby entonces endureció sus facciones y agudizó los ojos. Se inclinó hacia el frente, apoyando sus codos en su regazo atenta a las palabras de Chad.

—¿Qué clase de motivo?, cuéntame más...

—Lo descubrimos con Sam en un foro de fans de Stab. Un usuario está chantajeando a Sam para que asesine a Sidney Prescott a cambio de la vida de Tara. Cada día, él publica fotos de cortes en la piel de quien, probablemente, sea la de Tara. Dijo que con cada día que pasara sin cumplirle lo que deseaba iba a realizarle un corte más profundo. La matará si no completa su objetivo.

Kirby palideció ante el testimonio de Chad. Sin embargo, era una excelente pista.

—Acompáñame —dijo repentinamente—. Vamos a revisar eso.

Ambos salieron de la sala. Varios pasos sonaron en eco alejándose. Chad y Kirby se dirigieron hasta la sala de pruebas donde Kirby tenía el celular confiscado de Sam en una canasta de plástico. Ella lo tomó entre sus manos y buscó la aprobación de Chad con su mirada.

—Revísalo.

Efectivamente, entraron al foro que Chad mencionaba y encontraron los mensajes entre Sam y ese usuario: GhostMaster66. Chad no mentía. Las fotos de los cortes también estaban allí, incluida la de ese día, mostrando un largo corte sanguinolento en una piel magullada.

—¿Dices que podría ser Tara?

—Sé que esas fotos son de su piel. La conozco bien.

Kirby alzó una ceja y lo miró de reojo.

—Okey...

El agente López entró de repente.

—Agente Reede. Ya me preguntaba si todavía se encontraba en el interrogatorio...

—López, libera ahora mismo a Sam Carpenter. Y dale su medicación predictaminada.

—¿Será descartada como sospechosa? —López estaba sorprendido ante el dictamen de su jefe.

—Sólo libérela de inmediato, López —ordenó ella con tono más firme ante el cuestionamiento a su autoridad.

Chad también observó con frialdad al oficial quien obedeció sin mencionar ninguna otra palabra.

Luego de que se fuera, Kirby se refirió nuevamente al chico.

—Te recomiendo que no le comentes de esta charla a Sam —sugirió poniendo de vuelta el teléfono en el sitio de las cosas confiscadas.

—¿Disculpa?

Kirby salió de la habitación con un confundido Chad tras ella.

—Sam podrá ser tu amiga o simplemente la hermana de tu novia, sin embargo, eso no le quita de que ella posee desequilibrios mentales de vez en cuando. Puede reaccionar mal si se entera de que le contaste esto a la policía.

—Pero... ¿Ustedes nos ayudarán a poner a salvo a Tara? —Chad no entendía de porqué la posición de Kirby —. ¿Por qué Sam pensaría eso?

—Simplemente te recomiendo no hacerlo. Por su bien y el de ustedes. Sabes que cuando Ghostface decide jugar, todos en el tablero son de desconfiar —la mirada de la rubia se ennegreció al pronunciar dichas palabras.

Chad detuvo su andar y se mostró preocupado ante eso. Quedó solo en el pasillo procesando lo que le había dicho. Kirby sospechaba de Sam también. No la consideraba alguien cuerdo. Sin embargo, el mismo hecho de la desconfianza de Kirby hacia Sam, hacía que él desconfiara de Kirby también.

Su ritmo cardíaco se aceleró y temió por Tara. Temió por Mindy. Temió por Sam. Temió por sí mismo. Pero en especial por Tara. Imploraba que todavía si guíese viva y que Ghostface no los esté engañando. Temía que la nueva estrategia de Ghostface era separarlos a todos a nivel de la desconfianza y poder acabarlos uno a uno. Chad no quería quedarse solo. El miedo era un arma con poco filo. Era difícil de penetrarte en la piel suavemente, pero si era clavado de golpe sería doloroso desencajarla. Este Ghostface era paciente, como un perfecto depredador y psicópata. Esperaba el momento justo para entrar de manera triunfal y dar el ataque preciso. Era alguien tan retorcido e inteligente que solo de imaginárselo le horrorizaba.

Pegó un salto de miedo ante la mano que se le posó en el hombro. Los ojos preocupados de Sam ahora estaban sobre los suyos.

—¿Chad, estás bien?

—Sam... —trastabillaba en sus palabras—. Me alegra que estés bien....

—Parece que hubieses visto un fantasma...

—Algo así, Sam.

Ambos se abrazaron. En medio del gesto, Chad notó la presencia del oficial López. Escoltaba a Sam hacia la salida. Él lo miraba fijamente, desafiante, como si algo le ocultaba. Se deshizo del abrazo y cortó la mirada con López con desdén. Efectivamente, ese hombre le generaba gran desconfianza.

Salió con Sam agarrando su brazo y Mindy se puso en pie apenas al divisarlos. Mindy corrió a abrazar a Sam. El agente López no llegó hasta el final del pasillo, se detuvo y declaró una última cosa que solo Chad logró escuchar.

—Cuando tengamos noticias de Tara, nos pondremos en contacto...

Chad no contestó. Solo le brindó una mirada no tan grata. López simplemente se retiró a terminar su labor.

Kirby lo esperaba en su oficina. Estaba frente a la computadora, masajeando su frente.

—Necesitamos encontrar a Tara Carpenter. Ahora nos urge.

López tomó la carpeta con la investigación que había pedido y la colocó de golpe sobre la mesa.

—¿Qué hay del análisis del caso de hace un año?

—Todavía no puedo creer que no hayan hecho inventario de la evidencia desde hace meses y descubrimos esta incompetencia —Kirby estaba verdaderamente enojada.

—Algo debió salir mal cuando se allanó la escena. No pudieron encontrar las dos máscaras principales: la máscara de Billy Loomis y la de Stu Macher, los dos Ghostface originales.

—Si hubiera podido, las hubiera confiscado yo misma —gruñó Kirby—. Si no hubiese tenido un maldito cuchillo clavado en las entrañas.

—Y a mí todavía no me transferían a este caso junto a ti, así que no te hubiese podido apoyar —replicó burlonamente Luis.

—Son la policía más numerosa de la nación y aun así pueden llegar a ser la más incompetente —rezongó la agente del FBI—. Bueno, ¿quieres oír lo que acabo de enterarme?

—Soy todo oídos...

Kirby se desparramó sobre su asiento.

—Ponte cómodo, es una gran historia...

Por otra parte, Sam y Mindy esperaban en la acera mientras Chad llamaba un taxi. Sam estaba calmada, ya los medicamentos le hacían efecto. Se sentía un poco somnolienta y desorientada, por lo que Mindy le agarraba del brazo.

—Una maldita pérdida de tiempo. Estos policías son unos incompetentes. Además, no que tanto se enreda la propia Kirby, si resolver un caso de Ghostface nunca es tan complicado.

Sam juzgó las palabras de Mindy.

—Cómo tu digas... Solo quiero irme a casa...

El taxi se aparcó frente a ellas y Chad les abrió la puerta a las chicas. Le indicó la dirección al conductor y se sentó en el asiento del copiloto.

—Iremos a nuestro apartamento.

Mindy de repente interrumpió y le ordenó al conductor no moverse.

—¿No te parece demasiado obvio? No vayamos a nuestro apartamento. Es el primer lugar en el que él nos buscaría.

—Claro Mindy, yo le voy diciendo nuestra dirección a todos los que conozco.

—Le acabas de dar nuestra dirección a un completo desconocido.

—¡Es el conductor del taxi, Mindy! ¡Maldita sea!

—Sabes que cualquiera puede usar la máscara...

Sam sonrió un poco y Chad jalaba los pelos de su cabeza.

—Bien, tú ganas. Pero ¿a dónde podríamos ir?

—Sé el lugar perfecto para ocultarnos...

Chad y Sam se miraron desconfiados el uno al otro. La cabeza de Mindy podía resultar algo extraña a veces...

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