GhostMaster96
El resto del día transcurrió lento, en silencio. Los tres chicos todavía asimilaban que nuevamente se encontraban en peligro, amenazados por este nuevo Ghostface.
Sam seguía con la encrucijada si avisarle a Sidney, aunque probablemente Gale se haya ya encargado de eso. Le parecía raro que no obtenía ninguna señal de vida de ambas, pensando incluso que algo pudo haberles ocurrido.
Estaba recostada en la cama, revisando su teléfono los foros de Stab, llenos de fotos de dicha película.
Revisaba una y otra vez la foto de la piel cortada. ¿Era que acaso el asesino cortaría a Tara con cada día que pasara, haciéndola sufrir? ¿Sufriría más tipo de torturas? ¿Cómo se las ingeniaba para hacerla sufrir? ¿Con qué?
Un mar de preguntas se arremolinaba en su cabeza. Estaba preocupada y a la vez, curiosa de lo que dicho asesino podría ser capaz.
Del mismo modo, pensaba en cual podría ser el motivo de sus acciones. ¿Qué gana él secuestrando a Tara?
Tenía en la pantalla de su celular el número del cual Ghostface llamó. Y marcó dicho teléfono. La operadora indicó que dicho número era inexistente. Allí entendió que se trataba de un teléfono descartable. Maldijo por lo bajo. Necesitaba más pistas sobre el motivo de Ghostface.
Entonces regresó al foro de Stab y decidió iniciar un chat con el usuario GhostMaster96.
Sé que eres tú. Dime que es lo que quieres.
No tuvo respuesta inmediata. La desesperación la estaba llevando a su límite. Giró la cabeza para ver a Mindy durmiendo de manera encogida en la cama de Tara abrazada a su peluche preferido. Sam sonrió. Antes de dormirse, Mindy había llorado hasta quedarse dormida diciendo que la cama olía a su amiga y que la extrañaba.
Fue hasta el baño y de la gaveta del lavamanos tomó uno de sus frasquitos naranjas. Revisó las etiquetas uno a uno buscando el indicado. Se detuvo al encontrar uno de los frascos con el nombre de su hermana escrito en él. Estaba vacío.
Desconocía hasta dicho momento que Tara también estaba yendo al psiquiatra y estaba siendo medicada. Lo más alarmante, le habían recetado las mismas pastillas que su médico le había hecho a ella.
Entonces se oyó una notificación del celular. Con el frasco vacío en la mano, regresó a su cama para ver la notificación.
En efecto, GhostMaster96 había respondido.
Hola, Sam.
Ingenioso el haberme encontrado por aquí. Te recomiendo no avisarle a la policía sobre mi paradero porque no podrán encontrarme. Además, por el bienestar de tu querida hermana, no querrás hacer eso, ¿cierto?
Como le repugnó leer eso. Aun así, por fin tenía una comunicación con el psicópata.
¿Qué es lo que quieres negociar? ¿Me quieres a mí? Dime donde y cuando. Solo quiero que liberes a Tara.
Que noble eres Sam, para ser una vil homicida.
Intercambiar una vida por otra es bastante interesante. Sin embargo, tu vida no me interesa. Quiero otra vida a cambio de la de Tara.
¿Qué?
Quiero que selles tu destino. Quiero que mates a Sidney Prescott....
Sam no creía lo que le estaba pidiendo. Era obvio que anhelaba algo, pero no que quería la vida de Sidney.
¿Y quitarte la diversión? Eso es raro de ti. Hazlo por ti mismo, o ¿acaso temes enfrentarte a ella?
Gracias por preocuparte por mí, Sam. Sabía que me adorarías en cierto punto. Soy una parte de ti de todos modos.
Primero me pegaría un tiro en la sien antes de adorarte.
Quiero que cuando vayas a matar a Sidney grabes cada instante. Debes pasarme el video. Oh, y para hacerlo más memorable quiero que la atraigas a Woodsboro. Ya sabes para recordar los viejos tiempos...
¿No quieres también una taza de té y galletas?
Me tomo una luego de cada sesión de tortura que le he hecho a Tara.
Maldito hijo de puta.
El tiempo corre, Sam. Para ti y para Tara. Así que anda haciendo tu plan.
Una última pregunta de trivia antes de irme: ¿Cuántos han sido los asesinos que han usado la máscara en la saga de Stab hasta la fecha?
¿Por qué esa pregunta?
Luego de eso Ghostface dejó de responder a sus mensajes.
La respuesta era 12. Doce personas han usado la máscara desde iniciada la saga de Stab. ¿Qué significaba?
Matar a Sidney Prescott... ¿Era la única manera de salvar la vida de Tara?
Entonces conectó la respuesta anterior. Tiempo. Doce asesinos. Tenía doce días para matar a Sidney. ¿Y si no lo hacía, que pasaría luego?
Sam cerró los ojos pensando en el bienestar de Tara. Debía de estar aterrada y sufriendo, probablemente golpeada y cortada, en una habitación oscura. Lo sentía en sus huesos. Esa conexión que tenía con ella se lo decía.
—Te dije que el asesino sería astuto y diferente —la voz de su padre se oía frente a ella en medio de la oscuridad.
Sam buscaba el origen de la voz y no dió con él.
—Tú también quisieras que acabe con lo que tú no pudiste hacer. ¿No es así?
En el vidrio de la ventana de su habitación, el reflejo de su padre sonreía. Vestía su vestimenta al morir: su camiseta blanca bañada en sangre. Sus dientes estaban rojos al igual que sus manos. Sus ojos eran de total locura.
—Solo así salvarías a Tara, ¿recuerdas?
Sam tragó el nudo en su garganta. Observaba fijamente los ojos de su padre.
—No me convertiré en alguien como tú...
Billy rió con ganas. Su risa maliciosa le ponía los pelos de punta a Sam.
—¿De veras, Sam? ¿Entonces que es eso que atesoras en esa canasta? —dijo señalando su clóset entreabierto.
Sam se levantó haciendo el mínimo ruido, arrastrándose hasta el clóset. Abrió ambas puertas y se encontró con una canasta de mimbre donde guardaba ciertas camisetas viejas que utilizaba para dormir o andar en la casa. La abrió y, encontró algo que no recordaba tenerlo allí: la máscara de Ghostface de su padre.
—Estoy orgulloso que seas mi hija...
Las palabras de Billy se desvanecieron cuando las luces se encendieron de repente. Mindy estaba perpleja al encontrar a Sam con la máscara en las manos.
—¡Sam! ¿De dónde salió eso?
—Te lo juro Mindy. No tengo ni la menor idea —declaró Sam nerviosa y temblando como una hoja—. No sé qué está ocurriendo. Ya no sé qué es real o no. Juro que cuando acabamos con los Kirsch tiré esta máscara ahí frente al teatro. No quería saber nada de ella.
Sam se puso de pie extendiendo ambas manos tratando de calmar a Mindy, quien asimilaba la situación.
—Tenía en mi lista que podrías haberte vuelto loca luego de tu trauma, pero no te creía capaz de montar todo esto.
—¡Mindy, estás llegando a conclusiones precipitadas! —declaró Sam tirando la máscara a un lado—. No secuestré a Tara ni nada. ¡No sé por qué esta máscara está en mi cuarto!
—¿Mágicamente apareció? —dijo sarcásticamente Mindy.
Chad entró alarmado por la puerta, martillo en mano.
—¡¿Qué diablos sucede?!
—Sam ha tenido la máscara de su padre todo el tiempo guardado en su clóset.
Sam antes de comenzarle explicaciones ahora también a Chad, divisó tras la espalda del chico una silueta y reconoció a Ghostface tras su amigo.
—¡Chad, cuidado!
Fue demasiado tarde. Ghostface le propinó un tajo con su cuchillo en toda la espalda, enviándolo al suelo a retorcerse por el dolor. Chad soltó el martillo y este cayó estrepitosamente al suelo. Ghostface se agachó con las intenciones de rematarlo de otra puñalada, pero Mindy se abalanzó sobre él dándole un puñetazo haciendo que retrocediera y cayera tras el sofá. Mientras se reincorporara, Mindy y Sam lo arrastraron al herido por los hombros hacia la salida.
Ghostface fue aún más veloz y amenazó en apuñalar a Sam, separándola de los hermanos. Sam se arrastró de espaldas por el suelo, encarando a Ghostface quién jugueteaba con su cuchillo, haciendo que girara con un movimiento de su muñeca izquierda.
Pensó que él la atacaría, pero corrió hasta Chad y Mindy y enterró su cuchillo en el muslo de la chica haciéndola chillar de dolor. Chad intentó patear al intruso, fallando. Por su espalda, Sam trató de golpearlo con el martillo que había logrado recoger del suelo, ganándose un golpe con el mango del cuchillo en su rostro.
Ghostface activó su modulador de voz y se abalanzó sobre Sam, con la punta del cuchillo sobre el centro de su frente, solo siendo frenado con el brazo de la chica.
—Veo que estás regresando a tus raíces, Sam...
Sam luchaba contra la fuerza del psicópata quién con ambas manos trataba de encajarle el cuchillo en la frente.
—¡Ya quisieras!
—Eres tan torpe que no te diste cuenta de que esa máscara no es la de tu padre —el Ghostface de su túnica extrajo la verdadera máscara —. ¿Esta la reconoces? Es la verdadera máscara.
De un movimiento rápido cambió de posición y el cuchillo ahora presionaba su cuello.
—Póntela. Quiero ver al Ghostface original...
Un disparo que se estrelló contra el modular lo detuvo. Del susto, el cuchillo le hizo un corte profundo en la mejilla de Sam haciendo que gimiera de dolor.
Del otro lado de la sala, Mindy sostenía temerosa el arma de Sam y volvió a apretar el gatillo.
Ghostface trató de escapar, solo para ser sorprendido por un Chad quién abrazó sus piernas haciéndolo caer con fuerza al suelo.
Se estremeció para zafarse de su agarre, pero Sam le arrebató el arma a Mindy y fue directamente a darle un cachazo al Ghostface para posteriormente apuntarlo con su arma.
—Ya para con esto. Prometo que yo no fallaré este tiro —dijo Sam con sangre bajando por su mejilla.
Ghostface todavía se retorcía de dolor por el golpe. Se oía el quejido por debajo de la máscara. Chad fue quién se levantó para desenmascarar al asesino y se sorprendió al ver que se trataba de un chico que no conocían. Sangre le brotaba de la nariz, producto de cachazo y alzaba sus manos en derrota.
—Listo, listo. Me tienen. Ya no les haré nada. Pero, por favor, no me maten.
Sam, Chad y Mindy se miraron los unos a otros, confundidos. No entendían como un completo desconocido había logrado dar con su apartamento y ansiaba hacerles daño.
—¿Cómo hallaste mi casa? —preguntó Sam manteniendo firme el agarre en su arma—. ¿Qué quieres con nosotros? ¿Dónde está mi hermana?
El tipo rió como psicótico y sus dientes estaban manchados de rojo.
—Las coordenadas de este lugar están por todo internet. Fue sencillo dar con el lugar —dijo el joven —. Quería cumplir con el reto puesto en el foro de Stab por Bloodivore99, él de causarte el mayor daño posible. ¿Te gustó mi bromita con la máscara? Aunque no esperaba que tú ya tuvieras otra...
—¿Pusiste esa máscara en mi clóset?
—No. Solo robé la de tu padre de la comisaría. Tengo la suerte que mi tío trabaje allí.
Mindy estaba llamando a Kirby para contarle lo sucedido. Previamente ya había llamado a una ambulancia.
Chad por otra parte, de la furia, le propinó un puñetazo al muchacho y le voló dos dientes.
—¡¿Qué le hiciste a Tara?!
—¡¿Yo?! ¡Nada! —lloriqueó el tipo implorando que no repita el golpe—. ¡No sabía que a uno de ustedes lo habían secuestrado!
—Mientes... —declaró Sam amartillando el arma y apuntando el cañón a la cabeza del muchacho.
—¡Lo juro! —suplicó —. Yo solo buscaba hacerte daño psicológico y algo físico. No secuestré a nadie.
—No te creo.
—¡Sam! Kirby viene enseguida a arrestar a este idiota.
Ella no hizo caso y siguió apuntando a la cabeza del chico y su dedo reposaba en el gatillo. Este seguía implorando que no lo maten. Sam al último segundo, desvío un poco el arma detonándola muy cerca de su oído derecho haciendo que este chillara.
—Matarte sería lo más fácil. Solo eres un niñito sin nada mejor que hacer. Un buen escarmiento es lo que necesitas.
Probablemente ese chico quedaría sordo de un lado por la acción de Sam. Chad y Mindy observaban como el chico lloraba al no poder oír de dicho lado. Sam disfrutaba la escena.
Kirby llegó con un séquito de policías y las ambulancias. Todos bajaron hasta las ambulancias para ser atendidos. Sam y Chad solo necesitaron unas vendas, sin necesidad de costuras. No así el caso de Mindy que si necesitó ser trasladada al hospital.
Sam quedó sola pues Chad optó por acompañar a su hermana.
Los policías la veían con recelo. Ella les devolvía la mirada asesina que la caracterizaba.
Tres policías llevaban esposado al chico rumbo a la patrulla. Kirby iba en la cola revisando su iPad. El muchacho trató de evitar ver a Sam quien lo seguía con la mirada, solo para ser interrumpida por Kirby quién le traía las últimas noticias del caso.
—Hubert O'Neill —narró el perfil del muchacho desde su iPad —. Dieciséis años. Malas notas, conductas agresivas. Ha sido expulsado de dos escuelas diferentes. Un verdadero niño problema.
—Pero... ¿quién lo influenció para venir a atacarnos?
—Probablemente esos foros estúpidos de Stab.
—Kirby, todo está conectado. Ese idiota dijo que mi dirección esta regada por el internet. Alguien está incitando a los fans psicópatas de Stab a que vengan a atacarnos.
—Probablemente haya una competencia de quién te asesina primero. O no sé. Es terrorífico y retorcido.
—Siento que la misma persona que está impulsando esto está detrás de la desaparición de Tara.
Kirby alzó una ceja ante la corazonada de Sam.
—¿Cómo puedes asegurarlo?
—Conozco la mente de un asesino —mintió Sam. No podía confiarle el secreto a nadie y menos a Kirby. Ya conoció el poder de ese Ghostface, no podía imaginarse que más podría ser capaz.
—En otras noticias. La sangre hallada en la mañana sí es la de Tara. Ahora sí el protocolo de búsqueda está activado en todo el país. Además, fuimos a casa de tu madre, Sam...
Eso captó de inmediato la atención de la chica.
—¡¿Dónde está mi madre Kirby?!
Kirby suspiró mientras encendía un cigarrillo. Rió un poco antes de darle la respuesta.
—Tu madre estaba sana y salva en su casa, Sam —dió una calada y expulsó el humo hacía arriba—. Nos dijo que su teléfono había sido robado hace una semana mientras hacía las compras cuando le robaron la cartera.
—¿Qué? —cada vez todo se hacía más confuso.
—El asesino no es ningún idiota. No dejó ninguna huella. Solo hallamos las huellas de tu madre.
—¿Y encontraron algo en el teatro?
—Solo encontramos una vieja extensión. Sospecho que el asesino llamó desde allí, pero la voz que tu oíste provenía de otra fuente, probablemente una videollamada en una computadora —Kirby suspiraba desganada —. No hallamos nada que pueda colocar a Tara en el teatro. Está en otra parte.
—¿No crees que es algo rebuscado?
—Sí y a la vez es brillante. Este Ghostface está tratando de despistarnos.
Enseguida se oyó el bullicio de pisadas acercándose. El chirrido de unas llantas se oyó y se observó como Gale Weathers junto con sus camarógrafos descendía de la van del canal de televisión.
—Ustedes sí que se enteran de las cosas rápido —mofó Kirby ante Gale, ya recuperada de las puñaladas que le propinó Ghostface en el pasado.
—Este caso lo conozco bien y, debo decir, que ya me está comenzando a cansar —mencionó la periodista acomodándose el cabello antes de que la cámara se accionara.
Sam apenas llegaron los medios se alejó de inmediato. Muchos reporteros comenzaron a perseguirla y ella los ignoraba. La mirada de Gale estaba clavada en su nuca.
Su teléfono vibró una única vez. Un mensaje de texto había llegado.
Se le amargó la boca al ver de quién se trataba.
"Necesito hablar urgentemente contigo" Sidney Prescott.
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