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Escrito con sangre

Chad logró escapar de los Ghostface con apenas unos rasguños. Por su parte, Sam logró escapar del ataque de Amanda corriendo hacia las habitaciones de la casona, con el cuchillo todavía entre sus manos. Se encontró con Luis quien llevaba la pistola en guardia y ambos se asustaron al creer que eran enemigos. Se respaldaron entre ellos avanzando por los pasillos, sin embargo, fueron sorprendidos por un tajazo de parte de Amanda que los separó a ambos, el cual lastimó al policía. Luis alzó su pistola a la cabeza de la hija de Macher y ella lo contempló con absoluta locura y una sonrisa en el rostro.
—Sé muy bien que se te acabaron las balas... Las conté todas...

A Luis se le heló la sangre al oír que ella sabía de su treta. Acto seguido, la mujer se abalanzó sobre él con su cuchillo y lanzó cuchilladas seguidas al cuerpo del hombre quién gritaba de dolor con cada golpe. Sam quiso acuchillarla también, recibiendo un golpe con el mango del cuchillo que la desorientó y una patada que la arrojó varios metros lejos del policía. Con el semblante aburrido, Amanda Macher contempló al malherido López y la golpeada Sam, decidiendo a quién atacaría primero. Optó ir por la chica pues el policía ya se arrastraba en su lecho de muerte por la puñalada de Tara y las varias que le había propinado. Sam, que ya recobraba la conciencia sintió un gran peso sobre ella y una punta que se clavaba en su muslo derecho que la hizo chillar de dolor. Con una gran rapidez, Amanda desencajó el cuchillo de su muslo y le quitó el que Sam tenía en la mano, poniéndoselo a la altura de la yugular.
—No te conviene moverte mucho, mi querida Sam.

—Muérete, maldita perra...

—Eso será más difícil de lo que crees— la chica entonces acarició el cabello de Sam y quitó algunos cabellos pegados en su rostro, fruto del sudor que bajaba de su frente, contemplando a su contemporánea—. Tú y yo, Sam, nos parecemos bastante.

—Tú y yo no nos parecemos en nada.

—Somos las hijas de asesinos seriales, siempre seremos vistas como monstruos a los ojos de la sociedad, tenemos visiones de nuestros padres, somos catalogadas como psicóticas...

—¿Cómo sabes eso?

—Leí tu expediente, tontita...

—¡¿Tú fuiste quién robó el expediente de la oficina del doctor?! ¡Tú lo mataste!

—Pude cambiar un poco mi táctica gracias a él. Quería montar la escena indicada para que seas tú el foco de la policía. Una psicópata que le faltaba medicación. Yo le entregaba tus frasquitos de drogas a William, obviamente usaba algunos opioides y anfetaminas. Además, robé el expediente para que la policía no te hiciera exámenes toxicológicos.

—¡¿Querías hacerme enloquecer a punta de drogas?!

—Ay, querida Sam. Loca ya estás. Yo solo quería que se acelere el proceso...

Amanda sonrió de oreja a oreja sacando ligeramente la lengua. Los pupilentes amarillos brillaron fantasmagóricamente.

—¿No era más fácil que tú misma me hubieras dado la droga?

—Pues sí, pero estaba ocupada medicando a tu linda hermanita...

—¡¿Qué?!

Entonces Amanda explicó como decidió ejecutar su plan:
«Te explico. No es tan complejo. Mi único deseo era que tú y yo pudiéramos por fin vengar a nuestros padres de esas dos brujas de Prescott y Weathers. Y se me ocurrió que lo mejor era que lo hagamos juntas e ideé este plan para que te unas a mí y lo hagamos. Verás. Primero conocí a Simmons y a sus amigos fanáticos del cine de horror quienes eran muy cercanos a Tara. Él le recomendó que asista a sesiones conmigo ya que a ti y a ella les habían sugerido tener psiquiatras diferentes. Allí le receté drogas que la desequilibren mentalmente y se convierta poco a poco en mi marioneta. Pude convencerla de seguir mi plan para que te unas al culto, que era la mejor manera para que tú y ella se mantengan a salvo y ella me escuchó y optó por mi plan de fingir su rapto para que tú también te desequilibres y termines en la cárcel o en el psiquiátrico...»

—Allí podrías darme las drogas que se te antojen para volverme un monstruo con tu licencia para matar... —declaró Sam con furia borboteando de sus ojos.

—En efecto, te convertirías en la perfecta Loomis que todos ansiamos por ver. Entonces, ¿qué dices? Tu padre estaría tan orgulloso al igual que el mío.

—Primero, muerta.

—Para mí vales mucho más viva que muerta —dijo Amanda con tristeza. Sin embargo, ésta fue bastante efímera —. Pero si así lo deseas...

Entonces ella encajó el cuchillo en su vientre de la misma forma que Billy lo hizo con Stu para fingir su ataque, veinte años atrás. Sam no gritó, sólo ahogó un quejido de agonía en su garganta. Amanda se acercó a su oreja y le susurró con una voz tan melosa que causaba escalofríos.
—Entonces disfruta de la próxima sinfonía. Lo título: Grita hasta morir...

La dejó tirada allí y se puso en pie con un cuchillo ensangrentado en cada mano.
—Voy a dejar lo mejor para el final...

Sam apretó los dientes y la vio alejarse hasta desaparecer tras la puerta. Luis, tirado a unos metros de ella, le costaba respirar. Estaban perdiendo mucha sangre y era un martirio intentar ponerse en pie...

Por otro lado, Sidney y Gale cargaban a la chica herida a rastras. Mindy perdía sangre a borbotones y había manchado toda la ropa de Gale. Huían de los dos Ghostface anónimos tirando obstáculos para poder escapar.
—Huyan. Déjenme aquí. Ya siento que no puedo correr más —imploró Mindy apenas con fuerzas.
Entonces ella empujó a Gale y cayó al piso a merced de los Ghostface en el anonimato. Sidney, quien encabezaba el grupo sujetó del brazo a Gale, quien intentó regresarse para enfrentar a los Ghostface armados quienes enfocaron su atención en la chica Meeks. Sin embargo, un nuevo Ghostface apareció tras su espalda asustando a las dos final girls haciéndolas retroceder hasta donde yacía Mindy.
Cuando uno de los Ghostface se disponía a asestarle el golpe final, fue sorprendido por su compañero quien, ante la sorpresa de todos, lo apuñaló en el cuello, dejando un baño de sangre a su alrededor.

El Ghostface detrás de Sidney y Gale levantó su máscara y un estudiante de quinto semestre de Blackmore llamado Julius Kennel, miembro reciente del culto reclamó por las acciones del Ghostface traidor.
—¡¿Qué mierda te pasa Jack?! ¡Mataste a Peter!

Entonces el Ghostface traidor reveló su identidad y todos se sorprendieron al ver que se trataba del novio de Sam: Danny Beckett.
El más sorprendido sin dudarlo fue Peter quién quedó atónito al ver que quien estaba tras la máscara no era Jack, su mejor amigo de la infancia.
—Tú no eres Jack... ¿Qué le hiciste?

—Creo que no quieres saberlo —respondió Danny en tono frío.

Sin que él lo note, Sidney había agarrado un soporte metálico de una de las vitrinas con el que atacó al chico en la cabeza, rompiéndole el cráneo y matándolo casi al instante. Un poco de su sangre le salpicó en el rostro y Gale pudo respirar al fin.

—Dos menos, ¿cuántos nos quedan? —dijo como una verdadera sobreviviente la viva leyenda de Sidney Prescott.

—Quedan dos —dijo Danny limpiándose la sangre que le había salpicado—. Creo...

Sidney lo observaba con cautela. Él, al fin y al cabo, también cargaba una túnica de Ghostface.
—¿Eres uno de ellos?

—¿Te parece que lo soy? Me infiltré apenas pude salir vivo de cuando me acuchillaron. Quería saber del paradero de Tara y descubro todo este retorcido plan.

—H-Hey —dijo una débil Mindy a sus pies.

Entonces, los tres se pusieron a la altura de la herida y agarraron su mano. La sangre cubría toda su ropa. La herida había perforado zonas importantes y destrozado sus órganos internos.
—T-tengo un frío de puta madre...

—Mindy... —suspiró Gale agarrando la mano de la chica.

—Tranquila, Mindy —dijo Sidney cubriéndola con el suéter que cargaba para calentarle.

—N-nunca pude atinarle a quienes eran Ghostface —se lamentó Mindy riendo levemente. La sangre ya había comenzado a manchar sus dientes, indicando que el sangrado interno ya era bastante serio—. Fallé como fanática de horror.

—Mindy, eres la persona más astuta y carismática que conozco —indicó Gale conteniendo las lágrimas.

—Y la más valiente y audaz —añadió Sidney—. Así que no fallaste nunca.

—Tú siempre sostuviste la sospecha indicada sobre la persona que era Ghostface. Sospechaste de Richie, de Sidney y ni se diga de Ethan —declaró Danny tratando de calmarla.

Ahora Mindy lloraba, pues sabía que se le acabaría el tiempo pronto.
—De ti siempre sospeché, Danny. Perdóname...

—Es comprensible...

Dirigiéndose a Gale y Sidney con lágrimas bajando por los ojos y con la garganta comprimida por la sangre y el dolor, Mindy dijo sus últimas palabras:
—No permitan que mi hermano ni mis mejores amigas mueran aquí...

Entonces por la puerta de la habitación los sorprendió Amanda con un arma cargada, la cual levantó hacia la cabeza de Sidney y disparó. Los tres lograron esquivar el disparo y dejaron a Mindy para que Amanda haga lo que quiera con ella... Gale fue la última que vio a Mindy antes de que decidiera voltear para no ver como la asesina la mataba.
La rubia alzó el cuchillo sobre la cabeza de Mindy. Antes de que ella le asestara el golpe de gracia, Mindy le sonrió diciéndole unas palabras que enloquecieron a la hija de Stu.
—En lo personal, creo que todo esto es una gran mentira tuya de mierda...

Amanda solo rió y bajó el cuchillo a la altura del cuello de la chica para cortarle la garganta y verla ahogarse con su propia sangre hasta morir.
—Por fin dejarás de decir estupideces, querida Mindy...

...

En el corredor del primer piso, Chad escapaba de Alfie, quien lo amenazaba con su propio bate de béisbol. Lo acorraló hasta un pasillo sin salida, haciendo entrar en pánico al muchacho. Pero Chad no tenía que preocuparse mucho. Era mucho más grande y fuerte que Alfie, pero se imaginaba que el bate no era su única arma, por lo que debía de ser muy cauteloso.
—Oye Alfie, amigo. No tienes que hacer esto.

—Por supuesto que no, Chad. Quiero hacer esto...

Entonces se enfrentó a Chad tratando de golpearlo con el bate.
—¿Qué se siente que hasta tu propia novia te apuñale por la espalda? ¿Duele mucho, ¿verdad?

Luego de pronunciar esas palabras, lo golpeó con la cabeza del bate en el estómago dejándolo sin aire y haciéndolo doblar el cuerpo hacia adelante. Cuando se disponía a golpearlo con fuerza en la cabeza, un cuchillo le fue clavado en su espalda, a la altura de los omóplatos y desvió su golpe hacia ese nuevo atacante. Tara lo esquivó poniéndose entre Chad y Alfie, ayudándolo a recobrar el aliento y alejándolo del traidor. Sin embargo, por esquivar el golpe dejó el cuchillo clavado en la espalda del chico y quedó desarmada.

Chad y Tara se alejaron corriendo de su agresor y Chad optó por dividir camino para mantenerse lejos de la chica. Todavía no se hacía la idea de que ella lo había traicionado de la forma más ruin y desconsiderada.
—¡Espera Chad! —gritó Tara siguiendo al muchacho por donde se había desviado.

Corrió y corrió hasta encontrarlo de pie, quieto frente a una intersección de los pasillos mirando hacia el frente con una expresión de absoluto horror en el rostro. Trataba de articular palabras, pero nada salía de su garganta.
—¡¿Chad?! ¡¿Qué te pasa?!

Fue sólo cuando la chica lo llamó por su nombre que él exhaló un grito tan desgarrador que hizo que Tara también voltear a ver de qué se trataba. Lo que vieron era una escena pesadillezca y repugnante. Amanda Macher, vestida con el traje de su padre jugueteaba con la mano izquierda con su cuchillo dándole vueltas a modo de cuchillo mariposa. Con la otra mano, sostenía la cabeza cercenada de Mindy, congelada en una expresión escalofriante. Tras ella, había una frase escrita con sangre que decía:

"No pueden esconderse de mí".

Entonces Tara entendió las palabras que le había dicho Sam. Había sido una grandísima idiota en haber confiado en una psicótica como Amanda. No tenía tiempo para llorar la pérdida de su amiga Mindy, debía de hacer lo posible para salir vivos de ese edificio. Arrastró a un dolido Chad hacia el pasillo contrario. Ghostface no los persiguió. Estaba extasiado con el horror que les había causado...

Sam se arrastraba con dolor por vestíbulo y cruzó la biblioteca. Con el brazo de Luis rodeándole los hombros, Sam observaba a su alrededor por si algún enemigo aparecía. Al ver las cámaras activas sobre su cabeza, no se aguantó en lanzarle el dedo medio al lente de la cámara para seguir su camino hacia las habitaciones. Sin embargo, un ruido proveniente de la puerta lateral la alertó a seguirlo. Allí encontró a Sidney, Gale y Danny intentando forzar la cerradura para poder escapar del edificio. No habían encontrado ningún lugar donde podrían escapar. Fue entonces que Gale recordó el acceso secreto localizado en la biblioteca para los túneles secretos bajo tierra. La casona era tan antigua que había múltiples teorías de que eran esos túneles. Unos decían que fueron construidos por la mafia para escapar, otros que eran túneles antibombas. Nadie sabía con certeza y pocos miembros de la hermandad sabían de ese secreto. Era una suerte que Gale formaba parte de dicha hermandad y recordaba del sitio.

Era un acceso tras un librero viejo. Con ayuda de Danny y Sidney, lo movieron dejando a la vista unas escaleras subterráneas por las cuales bajaron a Luis primero. Gale tomó la delantera e indicó la salida al resto. Aunque no estaba del todo segura cuál era el camino correcto entre toda esa red de túneles.

Mientras tanto, Chad y Tara ahogaron el luto escapando de los ataques de Alfie, lanzándole cosas que él bateaba como si de pelotas se trataba. Tara lloraba de miedo mientras corría. El ojo le ardía como nunca, pero temía que ese Ghostface retorcido aparezca desde las sombras.
—Nadie saldrá vivo de aquí —repetía Alfie blandiendo su arma de madera—. ¡Abriré de un golpe sus cráneos como sandías!

Tara llevó a Chad hasta un pequeño cobertizo de limpieza para esconderse dentro de él sin hacer ningún tipo de ruido. Chad aguantaba sollozar por la muerte de Mindy y Tara le imploraba que no haga ningún ruido pues los pasos de Simmons se acercaban. La tensión se sentía en el aire y más cuando el mismo Alfie se había desencajado el cuchillo de su espalda, listo para atacarlos a ambos.
—¿Dónde se escondieron, asquerosas cucarachas? —los ojos del chico destilaban locura—. ¡Ustedes harán historia, serán parte de la más grandiosa historia de Stab jamás creada! ¡Los fans amarán tanto esta historia que no querrán que termine! ¡Se convertirá en una película de culto y será amada tanto por el público como la crítica! ¡YO SÉ QUE SÍ! ¡Pues tiene de todo: suspenso, ¡sangre, traición y muertes por todas partes! ¡Además del regreso de la sangre Loomis y Macher a la pantalla! ¡Tendremos que cambiar un poquito el guión, Sam y Amanda serán quiénes acabaron con todos y continuaron con el culto, y claro Tara puedes quedarte en el culto o morir como los demás! ¡Eso dependerá de las decisiones que tomes ahora! ¡Sal de tu escondite ahora y te perdonaré todo para que sigas! ¡Eres una excelente Ghostface después de todo! ¡Harta de llevar el legado de Sam en tus hombros, desequilibrada y enloquecida por la mente de Macher y Loomis! ¡Es preciosa trama! ¡No tuviste piedad en darle un tiro a Amber Freeman, tu mejor amiga, ni clavarle un cuchillo en la boca a Ethan Kirsch! Eres desalmada y peligrosa Tara, la máscara de Nancy Loomis te queda muy bien. Haces justicia al legado de Sam...

Tara ya quería dejarlo de oír estupideces. Estaba desbordante de furia por siempre ser víctima de Ghostface. Creyó que si se convertía en asesina eso se detendría, pero era imposible cambiar su destino. Solo debía de seguir y sobrevivir.

—Venga, Tara. Tienes hasta la cuenta de tres... —fue entonces que Alfie se percató del cobertizo y sonrió—, para que salgas de tu escondite...

La chica solo podía ver con su ojo bueno algo con lo que podría defenderse, pero solo había una vieja aspiradora y algunos plumeros alzados sobre sus cabezas. Sin embargo, cerca de las bisagras de la puerta notó algo que le podría servir.

—Uno... —Alfie se acercó al cobertizo con el bate en guardia en una mano y el cuchillo en la otra.

Tara se arrastró suavemente para tomar el objeto: un paraguas.

—Dos... —la mano de Alfie se aproximó a la perilla de la puerta.

Tara empuñó el paraguas y sacó el seguro de plástico exponiendo la punta de metal.

—¡Tres!

Tara se arremetió contra la puerta apenas oyó el clic de la perilla sin seguro y, como el paraguas era de largo alcance, clavó la punta del objeto a la altura del corazón del atacante, provocando que gritara de dolor. Tara, tomada de la mano de Chad salió del cobertizo, pero el chico fue alcanzado por el cuchillo de Alfie el cuál lo clavo en su costado y quiso hacer más serio el corte cuando enterró más la hoja. Tara al ver esto, respondió con un puñetazo que lo dejó atontado. Al más puro estilo de Sam, arremetió contra Alfie con el cuchillo que le desencajó a Chad. Sin embargo, Amanda, emergiendo desde las sombras logró salvar a Alfie de nuevo golpeando a Tara lanzándola hacia un lado.
Amanda, con sus prominentes metro ochenta de altura, era una verdadera amenaza para la pequeña de Tara, quien retrocedió a gatas tratando de alcanzar el cuchillo que había arrojado. Cuando estaba por tomarlo, Amanda pisó su mano con tanta fuerza que le despojó de unas uñas.
Mientras Tara y Chad se retorcían de dolor, Amanda ordenaba al herido Alfie que siguiera al otro grupo por los túneles, pues había visto como escapaban por el sistema de cámaras que había incorporado.
—No demoraré mucho aquí. Ve tras ellos.

Trastabillando, Alfie fue hasta otro de los accesos a los túneles de la casona y dejó a Chad y Tara a merced de Amanda.

—Eres una enferma... —declaró Tara agarrándose su adolorida mano.

—Es cierto, lo soy —dijo acercando su cuchillo a Chad—. ¿Y si le corto la cabeza a tu amado noviecito para que acompañe a la de su querida hermanita?

Eso hizo que Chad fuese quien se arremetiera contra la doctora para ganarse una cuchillada en el vientre que lo hizo caer de rodilla frente a ella. Eso hizo a Tara gritar de súplica y levantarse ignorando su dolor.
—¡No lo hagas! ¡No lo mates, por favor! —imploró Tara entre lágrimas poniéndose de pie con dificultad.

Dejando a Chad de lado, se acercó a la indefensa Tara para agarrarla por el cuello y levantarla del suelo mientras ella imploraba por aire.
—A la final, no te pudiste convertir en cazadora. Siempre serás una débil presa...

De reojo, Amanda vio el barandal del balcón sobre la cúpula del vestíbulo. Arrastró a Tara hasta ese sitio y la golpeó contra el barandal de madera. Acercando su rostro al de ella, Amanda sacó la lengua al más estilo puro de su padre antes de pronunciar estas palabras. Era como si estuviera viendo la misma cara del demonio antes de si muerte...
—Es hora de caer, Tara...

—¡No, por favor! —gritó Chad con la poca voz que le quedaba—. ¡Detente!

El chico vio como la hija de Stu Macher le propinaba una patada a los barandales de madera vieja provocando que se rompieran y, a pesar de la mirada de súplica de una debilitada Tara, la empujó balcón abajo hacia su caída de más de cinco metros de altura hasta el suelo del vestíbulo.

Amanda presenció como la chica cayó sobre su espalda con un sonido de quiebre y quedó quieta con los ojos abiertos en una mueca de absoluto dolor. Chad se arrastró hasta el balcón para ver el estado de su amada ante la mirada de satisfacción de su agresora. Ella, satisfecha por su acción se dirigió hasta el acceso a los túneles. Todavía tenía que ocuparse de los peces más gordos...
Además, esos dos pronto morirían por la gravedad de sus heridas...

Apoyado en los barandales viejos, Chad observaba su silueta quieta cinco metros bajo él. Tara estaba tranquila, en paz. Chad lloraba desconsolado al verla allí, agonizando en esa posición.
—C-Chad...

—Tranquila, amor... Todo está bien...

—Perdóname...

...

A Danny le preocupó no encontrar a Tara ni a Chad en los túneles como estaba planeado. Le había explicado los varios accesos del edificio a los túneles pues Danny había sido de las últimas promociones de ocupar la casona antes de que la convirtieran museo.
Sam compartía su temor además del que sentía porque Gale los estaba llevando en círculos. Danny era quien guiaba esta vez, implorando acordarse del camino correcto en ese interminable laberinto.
Las luces parpadearon de repente asustándolos a todos.

—Chicos, tengo un mal presentimiento de esto —declaró Gale pasando al lado de Danny.

Un cuchillo atacó a Gale, pero Danny la empujó, recibiendo él el golpe. Todos se sorprendieron al ver a Alfie y corrieron hasta un pasillo oscuro, incapaz de distinguir nada. Sidney, quien cargaba a Luis optó por mantenerlo oculto entre la oscuridad y lo dejó en un escondrijo hasta que acabaran con el peligro para regresarlo a buscar.

Las luces comenzaron a parpadear en un efecto estroboscópico que producía mareo intenso. Había períodos de luz y otros de intensa oscuridad. Sin embargo, pudieron distinguir con horror la fantasmagórica figura que los contemplaba.

Gale, Danny, Sam y Sidney pudieron ver frente a ellos, en el final del pasillo a Ghostface con ambos cuchillos ensangrentados, listo para atacar...

Lamento la demora en este capítulo. Espero haya valido la espera. ¡Agradezco todo su apoyo a este pequeño fic que llegará pronto a su fin! ¿Qué opinan de lo que ocurrió en el capítulo? ¿Se esperaban esto? Estoy segura que no. ¡Comenzó el baño de sangre! RIP a tus personajes preferidos... Estoy esperando la funa, pido perdón...

Gracias por leer, esperen pacientemente el próximo capítulo. ¡La cosa se pondrá aún mejor!

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