Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

Esa misma mañana Viveka había recibido una carta de Edel donde le decía cómo se encuentra su padre.
El conde de Wegner estaba en estado crítico, Edel había decidido escribir a su madre con la intención de informarle sobre su matrimonio con Kristen.
Sus ojos no tardan en llenarse de felicidad ante tal noticia, aún así un pequeño dolor se instala al pensar en el hombre que fue su marido y donde tantos años vivió en la sombra del sufrimiento limpiándose sus lágrimas con tela de resignación sonriendo para que vean a una mujer luchadora y fuerte cuando su cruz era cada vez más pesada.
Recordar al conde no le hacía bien y por ello decide de ir a visitar a su cuñada para comentar lo sucedido.

Parada en la puerta aparece Dorian muy nervioso comunicándole lo sucedido referente al marqués y su hija.
Su cuerpo tiembla de angustia al pensar en que su hija esté siendo juzgada por algo que no ha hecho injustamente.

— Dorian mi amor, debes ayudar a Mallori y el marqués ellos deben de salir de ese lugar. Por el amor de Dios no puedes dejarlos desamparados.

— Viveka mi amor, estoy haciendo lo posible por ayudar a Mallori y Yannick, pero son varios delitos lo que pesan sobre él, quizás pueda ayudar a Mallori pero Yannick será condenado a muerte.

Tapando su boca para ahogar un grito con lágrimas de sufrimiento Viveka cae al suelo rompiendo a llorar amargamente siendo consolada por su marido intentando animarla expresando cómo está la situación.

— Escúchame Viveka, Mallori podrá salir de prisión, lamentablemente por Yannick no se puede hacer nada, su destino está en manos de la corte y son muchos lo que quieren verlo colgado.

— Dorian, no permitas que nada malo le ocurra a Yannick, después de todo él simplemente ha estado haciendo buena obra ayudando a los más pobres. Él marqués es buen hombre, te lo suplico Dorian, ayúdale.

— Me gustaría, pero también se le condena por el asesinato de Lionel, son muchos cargos contra él. Lamento decir de no poder ayudarle.

Viveka abraza a su marido con tristeza orando para que ocurra un milagro y nada malo le suceda a Yannick y su hija pueda ser feliz junto al hombre que ama.

En un último intento por ayudar a Yannick, Dorian habla con  el capitán general, el señor Bastélí.
Sentado en su gran mesa de madera de roble con una pila de folio y varios libros, el señor Bastélí mira fijamente a Dorian mientras éste trata de convencer a su superior de hacer todo lo posible por salvar la vida a Yannick.

— Permítame decirle que el preso ya ha sido condenado a la horca. Ha sido acusado de vandalismo, robo y asesinato y rebelión contra el emperador.
No hay nada que hacer capitán.

— Entiendo la gravedad de la situación mi  capitán general, pero el señor Yannick Dubois, se le han retirado todos sus títulos y propiedades, pienso que con que esté unos años en la cárcel es más que justo por sus acciones.

— El problema es que son muchos varones lo que lo quieren ver colgado y nosotros no podemos hacer nada, salvo cumplir con la ley.
Que Dios se apiade de su alma.

El señor Bastélí da por finalizada la conversión dejando más preocupado a Dorian de no poder hacer nada para salvar a Yannick de la horca.
Lo que sí pudo conseguir fue pruebas a favor de Mallori y con el testimonio de su esposo echándose la culpa de todo Mallori y Nadine fueron puestas en libertad.

En su hogar todo es silencio, su madre la abraza sollozando y ella tiene la mirada puesta en la nada pensando en su esposo y en los días que faltan para que sea condenado en la horca.
Pensar de que nunca más verá a Yannick hace que su corazón se rompa en mil pedazos estallando y su rostro rompiendo a llorar amargamente recordándole con añoranza.

— Mallori hay algo que debes de saber. Tú hermano me comunicó del estado tan grave que se encuentra su padre, de hecho nos ha invitado a su boda.

— Me alegro mucho por mi hermano y en estos momentos pienso que debo viajar hacia Austria, no quiero ver morir a mi esposo. No, me niego madre de perderlo para siempre.

— Tranquila mi hija, verá como todo va solucionarse no pierda la esperanza y verá como todo saldrá bien.

— Gracias por sus ánimos, pero yo misma sé perfectamente de que nada se puede hacer por salvar a Yannick, él está condenado y yo debo de acostumbrarme a vivir sin él.

Mujer de acero con corazón de fuego, un amor encontrado cuando ya daba todo por perdido, valiente por seguir amando a su esposo y aceptar su despedida. Aún así, no estaba dispuesta a cruzarse de brazos por lo que fue hasta la cárcel para poder verlo aunque sea la última vez.

— Mallori, ¿Qué haces aquí? Dije de no querer verte más, no quiero que sufras por mí.

— Explícame como se hace eso cuando mi corazón galopa dentro de mí pecho gracias a tí. Dime cómo puedo secar mis lágrimas y sonreír como si nada hubiera pasado. Eres parte de mí Yannick y haré todo lo que esté a mi alcance para liberarte.

— Mírame mi amor, con tu mirada clara como el cielo me basta para pedir perdón a Dios por no haber sabido amarte como te mereces, dame de beber de tus labios para apagar mi agonía mientras me sujetas de la mano para mi partida.
Aunque mi cuerpo no lo veas yo te hago la promesa de estar siempre a tu lado para protegerte y cuidarte el alma.

— Yannick... — De rodillas cae al suelo sollozando sujetando con fuerza la mano de su esposo observándole como si aquella fuera la última vez.

Mallori se marcha triste mientras su esposo la ve desaparecer con rostro serio deja caer gotas ácidas quemándole su rostro llenándole de frustración golpeando la pared hasta sangrar su mano.

— Amigo, cálmese. — Un anciano toca ligeramente el hombro de Yannick.

— Discúlpeme no era mi intención molestarle.

— No me interrumpe en absoluto joven, he visto como sufre por tener que despedirse de su esposa.

— Es lo que más me duele y más miedo me da el saber que voy a perderla para siempre.

— Joven, si tiene fe todo es más
llevadero y nuestro señor le perdonará incluso le concederá algún milagro.

— Rezaré por mi esposa para que sea feliz tras mi partida.

— ¿Y vos? ¿Qué pide para vos mismo?

— Nada. Salvo que mi muerte sea rápida y no ver a mi esposa en mis últimos minutos, no deseo ver cómo sus ojos lloran por mí. — El anciano lo mira en silencio durante un rato poniendo su mano en la rodilla de Yannick se levanta mirando al frente echándose sus manos atrás de su espalda para después voltearse y hablar sobre su pasado y como le ha ido en toda una década sin ver a su familia perdiéndose momentos bonitos juntos a ellos y todo por haber servido como cabo al pueblo francés luchando con pocas armas cuerpo a cuerpo para verse encerrado entre cuatro paredes por intentar hacer las cosas a su modo dando voz a unos cuidados analfabetos que se les prohibió de hacer demasiadas cosas para tenerlos como sirvientes, dándoles lismonas a cambio de un trabajo duro y golpes si sus bocas expresan lo que sienten y más golpes si intentaban demostrar de no tener miedo.
Desafortunadamente, los soldados supieron como transmitir el miedo a los cuidados ingenuos llevándoles a ordenar como dirigir sus propias vidas a cambio de pequeñas recompensas por su labor.

Yannick observa al anciano su sonrisa bondadosa.
Quería imitarle pero no fue capaz por no poder arrancarse de su corazón el amor hacia su esposa.


Los días fueron pasando demasido lentos para Yannick donde veía más cercana la hora de su muerte.
Encerrada también entre cuatro paredes Mallori reza por el alma de su marido.
Durante días no ha descansado bien, apenas ha probado bocado debido a su angustia.
Viveka toma asiento junto a su hija para consolarla. Las dos lloran de impotencia por no poder hacer nada por salvar la vida de Yannick, tan solo les quedaba esperar que ocurra un milagro.

Mientras tanto, en la celda Yannick habla con Dorian refiere a escaparse.
Yannick se niega en rotundo, si su destino está así escrito, debe de cumplirse.
Dorian se marcha para hablar nuevamente con sus superior intentando convencerle de dejar libre a Yannick.
El anciano que había estado escuchando la conversación se acerca hasta Yannick haciéndole entrega de un libro. La Biblia.

— Aquí está escrito como debemos de ser mejor personas siguiendo el ejemplo de nuestro señor, orando y pidiendo ser liberados del mal para acercarnos al bien siendo mejores personas porque Dios siempre está a nuestro lado en los malos y en buenos momentos de nuestra vida.

— Me arrepiento de muchas cosas, pero jamás de haber ayudado a los pobres recomendándoles por su esfuerzo y haciéndole entender a los soldados de que el pueblo unido son más fuertes que un batallón de soldados imponiendo sus reglas.

— En esta vida no podemos cambiar lo que está destinado. Simplemente debemos intentar hacer las cosas correctamente sin esperar recibir nada a cambio. — El anciano tose varias fuerte llegando a salir de su boca sangre.
Yannick mira al anciano preocupado mientras él le sonríe diciéndole de no preocuparse por un anciano dado que  pronto se marchará de esta vida.
Sujetándole sus manos Yannick le pide de ser fuerte, el anciano le acaricia el cabello con ternura dejando caer varias gotas por su rostro arrugado.

Al día siguiente, Dorian sale de la mansión vestido sin su uniforme con un plan en su cabeza de poder salvar a Yannick.
Cabalgando en su caballo llega hasta el cuartel donde varios soldados hacen guardia. Habla con ellos para así entrar en la prisión y poder llevar su plan a cabo.
Sujetando una antorcha siendo acompañado por el verdugo de la cárcel lo lleva hasta la celda donde se encuentra Yannick de rodillas llorando por la muerte del anciano.
Dorian pide de dejarlo solo con el preso, todo va según lo había pensado y no duda en llevar a cabo su plan.

— Dorian, ¿Qué haces aquí? — Pregunta limpiándose su rostro pensando en que en pocas horas lo llevarán para ejecutarlo.

— Yannick, debes de hacer todo lo que te diga si deseas salir de este lugar. Antes de nada, cámbiate la ropa con el anciano, después yo te daré un uniforme para que lo pongas y acto seguido deberás huir lejos donde nadie sepa nada de tí durante un tiempo.

— Si debo de huir lo haré junto a Mallori.

— No puedes, en el caso de que nuestro plan se descubra tu deberás permanecer lejos de París, de Francia si es necesario para que no te capturen de nuevo. 
Estoy arriesgando mucho Yannick entiende la gravedad del asunto.

— De acuerdo. Haré lo que me dice. — Dorian asiente con su cabeza mientras Yannick cambia su ropa con la del anciano ya muerto.

Se pone en un rincón mientras Dorian agarra un trozo de tela, mira de no ser observado por nadie y sin dudarlo tira el trozo de tela prendido hacia la celda donde inmediatamente comienza arder.

— Fuego, fuego. — Grita buscando ayuda para abrir la celda y Yannick pueda salir.

Inmediatamente llegan varios soldados, abren la celda y en mitad de ese revuelo sale Yannick vestido con el uniforme haciéndose pasar por soldado puede huir de la prisión mientras Dorian ayuda a los soldados para apagar la celda, Yannick ya se las ha ingeniado para huir.

Sin quitarse el uniforme, Yannick cabalga en un caballo que había cogido prestado en el cuartel rumbo hacia España donde deberá permanecer un largo tiempo escondido para no ser capturado de nuevo.
Aquella idea lo enfurece al mismo tiempo de ponerse triste ante el pensamiento de no ver a su esposa.

Dorian llegaba a la mansión con cara de circunstancias, en un principio no podía revelar la verdad sobre la huida de Yannick por una extraña razón de que alguien pudiera hacer lo posible para descubrir la verdad y de nuevo Yannick sería arrestado llevado a la horca.
Le dolía mucho no poder decirle a Mallori la verdad, lo haría cuando pase algún tiempo, debido a que en estos momentos ella estaría siendo investigada por los soldados exponiendo su vida.
Dorian debía de asegurarse de que su plan ha sido perfecto y pasado algún tiempo todo se ha olvidado y así Mallori podría volver a estar con su esposo.

— Dorian, dígame qué ha sucedido con Yannick, un soldado ha venido para informar que Yannick a muerto en la celda por un fuego. Dime qué no es cierto, dime qué se trata de un mal entendido. — Dorian mira a Mallori culpándose por no decirle la verdad, lamentándose de su mentira viendo cómo cae al suelo rota de dolor tras haberle informado de la muerte de Yannick.

Viveka abraza a su hija llorando con ella por la perdida de su esposo.
Niega con su cabeza dejando caer gotas amargas rompiéndose su corazón lentamente haciéndole temblar sollozando por el dolor de haber perdido para siempre a su esposo.
Jamás lo volverá a ver, cierra sus ojos mirando hacia el suelo haciéndose a la idea de seguir guardando su amor hacia su esposo, la distancia y el no verlo nunca más no van a destruirla, el amor que siente hacia él alimenta su alma recordando cuando apareció por primera vez en su vida sin avisar colándose de manera inesperada en su corazón.
Sus manos unidas rezan por él, donde a ella le espera un camino solitario cargando un dolor insostenible en su pecho marcado por una herida que le recordará porque ahora su corazón se ha blindado.




España

Yannick había llegado a España donde nadie lo conoce y podía pasar desapercibido esperando con angustia pasar el tiempo para reunirse con su esposa.
Al llegar a la ciudad española, Yannick busca trabajo en el campo para poder sobrevivir en un país muy distinto a Francia con distinto idioma.
Uno de los capataces de Justino Espinoza, uno de los más ricos de la comarca con miles de hectáreas de cultivo de uva con las mejores bodegas de vino acepta dejarle trabajar.

El primer día de vendimia fue duro para Yannick debido a no estar acostumbrado a trabajar en el campo, aún así, no desiste demostrando de poder llevar su trabajo a cabo como hacen los demás jornaleros.
A pesar de lo duro que es el trabajo en el campo, la gente española es muy cariñosa y amable. Aunque no entendía mucho el idioma español, Yannick se fue adaptando a la vida del campo haciéndose buen amigo de los jornaleros.
Por supuesto su belleza y elegancia a pesar de vestir ropas andrajosas no pasa desapercibido para los ojos de Aitana Espinoza, la hija menor del dueño.
Una joven extrovertida y madura para su edad.
Desde la ventana de su habitación observa a los hombres y mujeres que trabajan en sus campos, pero sus ojos quedan fijos en la silueta de Yannick.
Llevaba días observándole desde la distancia y con su acento francés la había cautivado.
Era el hombre más hermoso que había visto en su vida.
Por lo que trata de convencer a su padre para tener una reunión con él en privado dado que el capataz no se encuentra en ese momento debido a que sufrido un pequeño accidente.

Justino Espinoza, es un hombre muy seguro de sí mismo, desconfiado y poco amable.
Todo lo contrario a su esposa Inés y sus tres hijas. Su único hijo José Luis, era tan arrogante como su padre.
Justino estaba sentado en el sofá de su gran casa leyendo el periódico cuando escucha los pasos de su hija.
Sin apartar la vista del periódico pregunta qué es lo que desea.

— Padre, quería pedirle un favor. Sé que no va aceptar debido a nuestra educación de no mezclar nos con la gente más pobre. Pero llevo días intentando aclarar esto que siento dentro de mí por culpa de un hombre que lleva días robándome el sueño.

— Aitana, dime qué es lo que quieres, sabes que no me gusta que te relaciones con los jornaleros. Ellos son gente que no están a nuestro nivel, son gente inculta y desagradables.

— Padre, quiero que me dé permiso para conocer a uno de los jornaleros.
Se llama Nick, es francés según he escuchado entre los jornaleros. Por favor padre, déjeme que lo conozca. Él es muy distinto a los demás jornaleros, le digo que hasta usted le va caer bien.

— Hija me metes en un aprieto. Sabes que no tengo por costumbre relacionarme con los jornaleros. Aún así, si insistes dígale que venga a cenar mañana mismo. Pero no te ilusiones rápido, puede que no llegue a pasar de esa noche.

— De acuerdo padre.

Aitana prepara todo feliz para conocer personalmente a Yannick.
Llamó a su doncella de confianza para que le haga llegar el aviso y así poder convencer a su padre de ver a Yannick y dé su opinión sobre él y a ser posible apruebe su boda en un futuro.

Yannick estaba terminando de bañarse cuando alguien toca la puerta de su diminuta casita hecha de madera.
Se viste rápidamente para recibir a Isabel, la doncella de la señorita Espinoza.

— Buenas noches señor, venía para avisarle de que el señor Espinoza quiere que asista a una cena en su casa para tratar algunos temas con usted.

— Disculpe, Pero yo no soy el capataz. No entiendo qué quiere de mí el señor Espinoza.

— Por favor señor, asista a la cena y allí podrá enterarse de todo. Gracias. — La doncella se marcha mientras Yannick termina de vestirse con la única ropa que dispone.

Antes de entrar a la casa, Aitana lo espera para recibirlo. Tímida y sonriente le da la bienvenida hablando en francés.

— Buenas noches señor y sea bienvenido a mi hogar. Pero antes, me tomo el atrevimiento de hacerle entrega de este traje que espero que sea de su agrado. No lo tome a mal por favor, es solo un detalle de mi parte.

— Mademoiselle, no entiendo por qué me ha hecho venir. Yo solo soy un jornalero más.

— Solo deseo que hable con mi padre. — Yannick coge la ropa que le da Aitana, la sigue hasta llegar a una de sus habitantes de invitados donde se cambia de ropa.

Al verlo con el traje azul que le había comprado, Aitana sonríe con un brillo especial en su mirada. Sin duda, Yannick es el hombre más hermoso que había visto hasta entonces.

— Me llamo Aitana, y deseo pedirle permiso para conocernos como pareja ya que estoy interesa en usted.

— Mademosille, disculpe por mí falta de interés, pero yo soy un hombre solitario y amo solo a una mujer.

— No comprendo. ¿Usted es casado?

— Sí, mademosille. Llevo tiempo separado de mi esposa por circunstancias que no vienen al caso. Pero aun así la amo y respeto, no soy un hombre adúltero, aunque vos es una bella dama.
Disculpe mi retirada, pero no tengo nada que hacer aquí.

— Espere Nick, por favor. No me haga este desplante, moriré de vergüenza ante mi padre, solo hable con él de negocios y está conversación quedará olvidada. Lamento mucho mi imprudencia y pido perdón.

— No tema mademosille, no tengo nada que perdonarle, de hecho le haré el favor con su padre, no se preocupe por ello.

Aitana sonríe avergonzada por la situación de haberse enterado de la noticia. Desilusionada camina delante de él abriendo la puerta del salón para hacer las presentaciones.
Justino se levanta algo confundido al ver vestido tan elegante al trabajador.
Con sus buenos modales, y su acento en francés, Yannick se presenta a la familia Espinoza.

— Buenas noches señor, soy Nick y he sido llamado para hablar con vos.
Me preguntaba cuál sería el asunto que queráis debatir conmigo.

En la sala todos están alucinando por la manera tan distinguida de expresarse de aquel joven.
Por un instante, la desconfianza aparece en el semblante serio arrugando su ceño en Justino, el cual observa con detenimiento al joven francés percatándose si es un impostor o es que sus modales son demasiados refinados como para tratarse de un simple jornalero.

Durante horas hablan los hombres sobre negocios, Yannick deja más conforme al rico dueño de los viñedos con la explicación tan magnífica que le da Yannick sobre fórmulas de obtener más dinero.
Al terminar la reunión, Yannick se levanta despidiéndose del señor Espinoza y su hijo.

— Nick, espere un momento, me gustaría saber más sobre su conocimiento sobre la venta de mis vinos en el extranjero.
De hecho, quiero proponerle de que me acompañe hasta Austria donde dicen que allí se venden bastante bien.

— Estaré encantado de servirle de ayuda.

— Antes debemos hacer unos negocios con algunos varones antes de emprender mi viaje hacia Austria.

— Como vos mande señor Espinoza. — Justino y Yannick se dan la mano amistosamente.

La inteligencia de Yannick había hecho bajar la guardia al rico hombre de negocios, llegando a pensar en la posibilidad de casarlo con su hija.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro