Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: Enfrentando la realidad

El buen tiempo acompañaba porque todas las calles parecían estar llenas de gente caminando de un lado para el otro. Unas personas cargaban con bolsas, seguramente de compras que habían hecho. Otras paseaban con sus hijos. Otras, en cambio, se ve que habían decidido salir a correr un poco.

El invierno en Atria era todo lo contrario, apenas veías a alguien a estas horas del día. Era como caminar por un desierto. Daba un poco de miedo.

Me alegré cuando divisé la fachada del café a unos metros de distancia. As y yo nos habíamos decantado por venir andando.

Agité la mano en el aire cuando me percaté de que Axel nos estaba esperando en la puerta del local.

—Hola chicas —nos saludó cuando estuvimos a su lado.

—Hola, Axel —habló As antes de darle dos besos.

—¿Entramos? —pregunté al ver que nos encontrábamos en la puerta y que podríamos molestar a cualquiera que quisiera entrar.

—Claro —respondió Axel.

El sitio no parecía estar muy lleno pesé a que era un lugar bastante conocido. Era un sitio muy agradable y lo que más me llamaba la atención era la decoración. Tenía un estilo vintage que le daba un buen atractivo.

Vimos una mesa libre en el fondo y nos dirigimos hacia ella. Allí podríamos tener más intimidad.

As decidió sentarse a mi lado y Axel se colocó enfrente de nosotras. Tomé la carta como de costumbre, aunque siempre terminaba pidiendo lo mismo: chocolate con leche y un trozo de bizcocho de zanahoria. Era una delicia, y en este sitio lo preparaban de maravilla.

Axel nos miraba con atención. Seguramente esperaba ser informado de todo el asunto de Astrid y su padre.

—¿Así que ahora vives en casa de Lei? —preguntó mirando a la pelirroja.

As tomó un poco de aire antes de hablar. No quería hablar sobre el tema, aunque sabía que Axel lo preguntaba porque se preocupaba por ella, a fin de cuentas era su amigo también.

—Sí.

Ninguna palabra más, sólo un escueto «Sí». La verdad es que no hacían falta más palabras, la mirada hablaba por sí sola.

Se había formado un extraño silencio, así que decidí romper el hielo cambiando de tema.

En esas, una chica se acercó a nuestra mesa. Sostenía una libreta entre las manos y venía a tomarnos nota.

—Buenas tardes —habló cuando llego a nuestra altura—. Bienvenidos al café Estrella, ¿qué desean tomar?

Le di una sonrisa amable y me sonrió de vuelta. Parecía agradable, aunque se notaba que era su primer día porque se la veía algo nerviosa.

—Un chocolate con leche y un bizcocho de zanahoria —pedí.

Vi como lo anotaba con rapidez en el papel.

—Yo un café solo —expresó As—, y esas galletas tan ricas con pepitas de chocolate.

La miré un momento y se me formó una pequeña sonrisa. Odiaba el café, pero Astrid por el contrario, lo adoraba. Axel, en cambio, se decantó por un té de vainilla. Al menos no era otro loco del café como As.

La chica asintió y se dio la vuelta alejándose de nuestra mesa.

Y así pasamos el resto de la noche. Disfrutando de la compañía de los otros, y riendo. Riendo mucho. Axel se iba en unos días y nos quedaba poco tiempo juntos.

Volví a mirar a Astrid por segunda vez. Estaba nerviosa aunque quisiera aparentar lo contrario.

Habíamos estado como cinco minutos paradas en la puerta de su casa. Se ve que le estaba costando más de lo que esperaba. Por una parte quería enfrentar la situación, lo necesitaba, pero por otra tenía un poco de miedo.

No quería enfrentar a Adam. Estaba cansada de los continuos enfrentamientos con él. Había llegado a su límite. Y la entendía, realmente lo hacía.

—¿Quieres que volvamos otro día? —pregunté temiendo que me dijera que sí. No la juzgaría si así fuera, pero alargar la situación lo haría todo más difícil.

As negó con la cabeza sin dejar de mirar la puerta.

—No. Estoy lista.

Le agarré la mano para darle un poco de seguridad y parece ser que surtió efecto porque se animó a abrir la puerta.

—Astrid, ¿eres tú?

Adam estaba en casa. Contábamos con esa opción. Tan sólo teníamos que coger sus cosas y estaríamos en casa lo más pronto posible.

No respondimos. Ni un saludo siquiera.

Cuando llegamos a la habitación de As, cogimos las dos maletas y las llenamos con sus pertenencias: ropa, las cosas del aseo, zapatos...

Mientras Astrid guardaba todo eso, yo me centré en sus libros de la universidad y en su portátil. También eché un pequeño vistazo a los libros situados en la estantería al lado del escritorio. Tenía de todos los géneros.

—As, ¿quieres llevarte alguno de estos libros?

Se dio la vuelta y miró la estantería. Por un momento dejó lo que estaba haciendo y se acercó hasta ella. Tomó unos cuantos y los guardó en una bolsa.

Logré ver uno de ellos. Romeo y Julieta. Reí al leer el título. Astrid adoraba ese libro, siempre decía que su vida era una constante tragedia, que las cosas buenas se iban después de un tiempo.

—Ya está —manifestó mientras depositaba las maletas en el suelo.

—¡Perfecto! —exclamé.

No habíamos empleado mucho tiempo y eso me alegraba, al menos Astrid no tendría que estar más rato aquí. Podíamos largarnos ya.

Cuando volvimos a pasar por el salón, Adam seguía en la misma posición, sentado en el sofá sosteniendo una botella medio vacía de whisky. La televisión se encontraba encendida, pero su mirada no estaba centrada en ella.

Se giró cuando escuchó el ruido que hacían las maletas.

—Astrid —volvió a llamar a As.

Ésta sólo giró la cabeza para darle un vistazo y continuó con su camino.

—¡Astrid! —esta vez su voz ya no sonó tan calmada.

As ya se estaba dirigiendo al coche, pero yo me detuve un momento. Solté la maleta y me acerqué a Adam.

—No te mereces a una hija como Astrid —escupí las palabras con odio—. No te acerques a ella —le advertí apuntándole con el dedo—. Nunca.

No dijo nada, sólo me miró con rabia durante unos segundos, para después girarse de nuevo.

Me sentí orgullosa por haberme desahogado. As no se merecía a un padre así, y yo no iba a permitir que sufriera más por su culpa.

———☸———

Éste es el capítulo más largo que he escrito hasta ahora, y me siento muy feliz por ello.

¿Os ha gustado el capítulo?

¿Soy la única que odia a Adam por la actitud que tiene con su hija?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro