Miré por segunda vez el edificio que se encontraba ante mis ojos. ¿En serio había aceptado la propuesta de Axel? Sí, definitivamente estaba loca. Giré a ver a mi amigo que sostenía sonriente mi mano. Estaba disfrutando a mi costa.

—¿Te divierte verme sufrir, no?

Axel rió a mi lado.

—Un poco.

Le golpeé el brazo, y recibí más risas de su parte en respuesta.

—Estoy lista —dije al fin.

—¿Segura?

Asentí. Siendo sincera, no lo estaba, pero si no reunía el valor ahora, no lo haría nunca. Si Axel no me estuviera acompañando en esta locura, jamás lo haría sola.

—Entremos entonces —contestó apretándome la mano.

El local no era muy grande, pero de alguna manera era agradable. Las paredes estaban decoradas por hojas llenas de dibujos. En el pequeño mostrador una chica tenía la mirada fija en el ordenador mientras no paraba de teclear.

—Hola —nos saludó sonriente cuando se dio cuenta de nuestra presencia—. ¿Tenéis cita?

Axel asintió.

—Sí, para los dos.

Estaba verdaderamente nerviosa por lo que iba a hacer, pero por otro lado me había gustado tanto la idea cuando me la planteó, que no pude negarme a ella. Adoraba que mi amigo tuviera de vez en cuando ideas un poco locas, además, dicen que en esta vida hay que arriesgarse y hacer locuras.

Miré a Axel cuando la chica del mostrador nos indicó que la siguiéramos.

—¿Sabes que estamos locos, no?

—Las mejores personas lo están —y su respuesta me arrancó una sonrisa.

—¡Aún no puedo creer que hayamos hecho esto! —exclamé observando el tatuaje que ahora cubría parte de mi cicatriz.

Cuando Axel me lo propuso, lo primero que hice fue preguntarle si se encontraba bien, pero después me di cuenta de que iba en serio y le abracé. Sabía porqué lo estaba haciendo, era por mí, y eso hacía que le quisiera un poco más.

—Te queda bien —pasó un dedo por encima de la tinta.

—No hacía falta que tú también te tatuaras —Axel me miró frunciendo el ceño—. Está bien, lo hiciste porque querías, lo sé, pero no tenías porqué.

Pasó un brazo por mis hombros y me regaló una sonrisa de las suyas, de esas que me hacían sentir que todo estaba bien.

—¿Somos el equipo Leixel o no?

¿En serio había juntado nuestros nombres? Sí, lo había hecho.

—Suena un poco raro —dije riendo.

—¡Eh! —se quejó mientras me revolvía el pelo. Odiaba que lo hiciera, pero a pesar de habérselo advertido un montón de veces, él seguía haciéndolo—. No te metas con nuestro equipo, Lei.

Levanté las manos en señal de paz.

—¡Está bien! Me rindo. Pero no me toques el pelo —le advertí apartando su mano de mi cabeza.

Se alejó de mí e hizo un intento de genuflexión, pero casi estuvo a punto de caerse.

—Como mande su alteza.

Negué con la cabeza y entrelacé su brazo con el mío.

—Vamos para casa que quiero enseñarle el tatuaje a As. ¡Se va a volver loca!

As volvió a mirar por tercera vez el tatuaje sin pronunciar ninguna palabra. Estaba sorprendida, al menos es lo que reflejaban sus ojos, pero me estaba poniendo un poco nerviosa que no dijera nada aún. Cuando As estaba callada mucho tiempo era sinónimo de que algo pasaba.

—¿Te has hecho un maldito tatuaje y no me has avisado? —habló después de unos segundos.

Vale, no era la reacción que esperaba. Bueno, quizá un poco sí. Astrid adoraba los tatuajes y que yo me hubiera hecho uno en su ausencia, para ella podría significar una traición, más aun cuando me había insistido en tantas ocasiones para que fuéramos a hacernos uno juntas.

—Fue idea de Axel —a lo mejor esa respuesta le valía—. Además, no he sido la única.

Eso último llamó su atención, puesto que su mirada se había apartado de mi muñeca y ahora se dirigía a mí, curiosa.

—¿Él también se ha hecho uno?

—Sí —contesté bajando la manga del jersey.

Me gustaba que el tatuaje cubriera parte de mi cicatriz, pero todavía no me sentía totalmente cómoda con ella. Estaba tratando de acostumbrarme a que era una parte de mí, y aunque taparla con tinta no iba a hacer que desapareciera, al menos ayudaría a que todo costara un poco menos.

—Sé porque lo hiciste —su respuesta me hizo volver a la realidad—. Me alegro de que Axel te animara, te mereces seguir adelante y dejar el pasado atrás. Quizá signifique el comienzo de una nueva Leire, ¿no?

La miré y pensé que a lo mejor tenía razón. Tal vez este era el primer paso para centrarme más en el presente y alejarme de todo aquello que en su día no me produjo ningún bien. La imagen de la pluma que cubría mi muñeca se me vino a la mente y me hizo acordarme de la conversación que tuve con Axel cuando me propuso la idea.

—¿Y por qué precisamente una pluma? —quise saber.

—¿Y por qué no? —no era la respuesta que esperaba, y cuando vio que no me conformaba con esa simple pregunta, continuó—: ¿Te acuerdas la conversación que tuviste de pequeña con tu madre? —me vio dudar, así que él respondió por mí—. La de vivir o sobrevivir.

Asentí, aunque desconocía qué tenía que ver eso con la pluma.

—La recuerdo.

—Tú has sobrevivido toda la vida, Leire. Sobreviviste cuando tu padre se fue de casa, sobreviviste cuando Joel se alejó de tu lado, y sobreviviste cuando el dolor pudo contigo hasta que llegaste a tal punto de dañarte a ti misma. No te mereces sobrevivir. La pluma significa el dejar atrás todo eso, el sacar de tu vida todo lo que te daña y dejar que vuele lejos. Tienes que aprender a vivir.

¿Realmente había estado sobreviviendo durante toda mi vida? No quería eso, ya no. Así que después de secar un par de lágrimas, le regalé a Axel unas de mis mejores sonrisas acompañada de la respuesta que sé que estaba esperando escuchar.

—Está bien. Quiero ese tatuaje.

———☸———

Tenía ganas de escribir un capítulo en el que se viera mejor la relación entre Axel y Leire. ¿Qué mejor que un tatuaje para ello? 😏

Tengo curiosidad:

A) ¿Qué pensáis del significado del tatuaje? ¿Os gusta?
B) ¿Tenéis algún tatuaje? Y si es así, ¿tiene un significado especial para vosotros?

Cada vez quedan menos capítulos para el final, y en este último tramo las cosas se van a poner interesantes.

¡Nos vemos el sábado que viene!