Cuando As llegó a casa después de su sesión de estudio, se percató de que algo no andaba bien conmigo y no dudó en preguntarme qué me sucedía. Por una parte no quería volver a hablar del tema, era como hurgar en la herida y aún estaba tratando de procesarlo todo.

Pero ella se sentó en mi cama, me miró con una mezcla de curiosidad y tristeza y tuve que decírselo. Al final Astrid era mi amiga y sé que sólo se preocupaba por mí, y realmente tampoco quería ocultárselo.

—¿Fue por culpa de tu padre?

No preguntó por Joel. Sólo pareció escuchar la parte de Einar.

Asentí.

—Eso dijo.

Cuando Joel me confesó que terminó conmigo porque mi padre le había convencido de que lo hiciera, no le creí. Pensé que era una mentira para tratar de convencerme y que le perdonara, pero luego lo pensé más detenidamente y cuando le vi los ojos, supe que me estaba diciendo la verdad. En ese momento sentí dolor, y rabia. Mucha rabia de que Einar tuviera el poder de hacerme daño cuando ya no formaba parte de mi vida.

—¿Y le creíste?

—Se lo vi en sus ojos, decía la verdad.

Astrid pareció pensar en algo. Y sé que si supiera dónde estaba mi padre, iría en su busca para recriminárselo. Menos mal que eso no ocurriría. No quería presenciar un enfrentamiento entre ellos. Además, ya tenía suficiente con su padre, no era necesario sumarle otro problema más a su lista de cosas con las que lidiar.

—¿Perdonaste a Joel? —preguntó cambiando de tema.

Negué con la cabeza—. Le dije que todo había terminado entre nosotros, y que cada uno debía seguir con su vida.

As me aplaudió como si hubiera hecho la cosa más espléndida del mundo.

—¡Esa es mi amiga! —exclamó cuando deshizo el abrazo.

Sonreí al ver su reacción. Había tomado varias decisiones erróneas a lo largo de mi vida, pero sé que en esta ocasión no me había equivocado. Seguir adelante era el camino correcto. Y en este momento no daría marcha atrás.

Las semanas pasaron y ya estábamos casi acabando el primer cuatrimestre. No volví a ver a Joel intentando acercarse a mí, parecía haber entendido lo que le dije y decidió seguir adelante con su vida tal y como quedamos en nuestra última conversación.

Por otro lado, las miradas habían disminuido, al menos ya no escuchaba comentarios hirientes. Todo estaba mejorando, y realmente no sabía cómo sentirme después de tanto tiempo. Era raro. Era como encontrar una paz que llevaba tiempo buscando. Se sentía bien.

Un par de veces volví a cruzarme con Lisa, la chica pelirroja que se acercó a mí una vez en la taquilla. No volví a verla hasta hace unos días cuando vi que al igual que yo, había decidido estudiar los últimos exámenes del cuatrimestre en la biblioteca. Intercambiamos un par de palabras, pero nada más. No éramos amigas y no sé si algún día lo seríamos, pero era agradable conversar con ella.

As seguía con sus «sesiones de estudio» de por la tarde y yo me reía cada vez que me contaba que se quedaba en la uni. Algún día se armaría de valor y me lo diría. Sabía que Astrid era un poco reservada a la hora de hablar de sus sentimientos, pero cuando se sentía segura, acababa confiando en ti.

Estaba yendo camino del coche cuando sentí mi móvil vibrar en el bolsillo. Lo tomé y vi que era una llamada de Axel. No había hablado mucho con él en todo el cuatrimestre, y realmente le echaba de menos. Nuestro tiempo juntos, nuestros ratos de risas, nuestras sesiones de películas los fines de semana. Todo.

Descolgué y él se me adelantó antes de poder saludar.

—Hola, ¿mi amiga Leire sigue viva?

Reí. Axel era un idiota.

—Hmm, déjame que lo compruebe —contesté siguiéndole el juego—. Has tenido suerte, sí lo está.

Los dos nos echamos a reír. Estos momentos eran los que extrañaba. Me llenaban de vida.

—Tengo algo que contarte.

Se le notaba feliz, así que supuse que sería una buena noticia.

—Dime —le pedí curiosa.

—En unos días volveré a Atria.

—¿En serio? —pregunté con sorpresa.

Le quería aquí. Quería retomar nuestra amistad y volver al punto en el que estábamos antes de que se fuera a Londres. Sólo habían sido unos cuantos meses separados, pero Axel era una parte importante de mi vida y no me gustaba tenerle lejos. No era lo mismo sin él a mi lado.

—Sí, enana.

—Tengo ganas de verte —confesé—. Y tenemos que ponernos al día.

—Pues en unos días me tendrás ahí. El equipo de Axel y Leire en acción de nuevo.

El resto de la conversación fueron risas y más risas. Estaba feliz de saber que en unos días tendría a mi amigo de vuelta y todo volvería a ser igual.

Me alegraba saber que de momento todo parecía estar yendo bien, sólo esperaba que las cosas duraran más tiempo. Que no ocurriera nada malo y destruyera la estabilidad que estaba tratando de construir.

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¡Aquí estamos de nuevo con otro capítulo!

¿Qué habríais hecho vosotros en la situación de Leire? ¿Habríais perdonado a Joel? Yo sin duda no, el respeto y la sinceridad es la base del amor, y si no hay eso, no hay nada.

¡Y Axel vuelve por fin!

Me apetecía retomar la relación de amistad de estos dos, así que de ahora en adelante Axel aparecerá más en la novela.

¡Nos vemos el sábado que viene!