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28

Ignacio

El auto está a pocos metros y pido a Felipe que me cubra desde aquí. Corro hasta llegar a...¡mierda, hay uno aquí! Le disparó en la cabeza y cae al suelo al instante. Quedó en el suelo pensando en lo cerca que estuvo de ser el quién apretara el gatillo primero. La sangre de este se esparce por el suelo rápidamente.

—¿Tengo un método más higiénico?—pregunté al cielo.

Me acuesto en el suelo y me ubico debajo del auto. Justo donde la manguera está dañada tomo la navaja y termino de cortar provocando un chorro más responsable.

Siento que mi espalda esta mojada por la sangre del sujeto. Que asco. Esto no es higiénico, nop...no lo es. Y guardo la navaja en el bolsillo saliendo de debajo del auto.

Escucho un pequeño grito, es Flavia. Miro rapidamente  y a su lado está Hang disparando mientras ella se esconde tras su espalda.

Debo tener cuidado con lo que haré a partir de ahora.

Abro la puerta del auto y presiono el botón para encenderlo. Dejo que este avance solo, lentamente...joder, que lento, más de lo que pensé.

Me doy cuenta que los disparos han cesado. Me pongo en pie y quedó al descubierto a medida que el auto se aleja. Me acerco al centro con el arma en la mano.

-¡William!-gríto fuerte-¿Dónde estás? ¿Quieres llevarte a tu hija? ¡Ven aquí y acaba conmigo! ¡Pelea por ella con los puños para demostrarle que no eres un cobarde!

Todo es silencio y le veo salir de su escondite. Su antebrazo sangra, camina hacia mi. Al aire sopla con fuerza y siento frío por causa de la camisa mojada por detrás. Tomando la camisa desde el primer botón jalo con fuerza y me deshago de ella rasgandola, aprovecho y limpio todo lo que quedó mojado.

-Lindo tatuaje-Willian detiene su paso a dos metros de mi-Cuerpo de los dioses pero vas a coger neumonía.

-Imbécil, me cansé de ser tolerante.

Con ira llego hasta él y golpeo su abdomen y este retrocede un paso. Con el puño una vez mas doy fuerte en un lado de su cara, luego voy del otro lado pero logra frenarme con una mano, con el pie le empujo por el pecho. Cae al suelo a más de dos metros. Comienza a toser y escupe sangre en el suelo.

-No eres el único que se ejercita.-se pone en pie limpiando su boca-Presumído.

Rápidamente corre a golpearme pero le detengo y veo su pie querer golpearme, donde ya saben, pero a tiempo pongo ambas manos frenandole casi al tocarme. No voy a mentir, eso me hizo sentir un escalofrío frío, muy malo. Los hombres sabemos de lo que se trata.

-Oh, ahí no se vale-le digo riendo.

-Todos vale.

-No me digas eso. Ya tienes una hija, o no, espera, no la tienes.

-Ja, sarcástico. Típico de Ignacio Gorikz-me empuja con fuerza y saca el arma.

Me apunta y no puedo sacar la mía que tengo detrás. Respiro de forma irregular muy enojado y miró al suelo disimuladamente. Justo el recorrido del líquido inflamable pasa por debajo de nuestros pies. Enfocó detrás de William y el auto está debajo del avión, resultó mejor de lo que esperaba.

-¡Hang!-este dispara en la mano de William hiriéndolo y provocando que suelte el arma.

Saco la mía y apartándome apunto al charco.

-Show time-disparo haciendo ir la bala contra el suelo que provoque una chispa. Esta inicia el fuego, corre con velocidad. William y yo nos apresuramos a ir al lado contrario.

3...2...1...

El carro estalla junto con el avión. La onda rompe todos los cristales, tanto William como yo literalmente somos levantados del suelo y empujados con fuerza cayendo al suelo. Mis oídos duelen un poco y siento un pitido bastante molesto. Abro mis ojos y miro volteandome boca arriba y me levanto poco a poco usando mis manos. Veo las llamas y todo el avión destrozado y pedazos esparcidos. Miró mi pecho y hay rasguños. Al ser arrastrado por el suelo y estar con el torso desnudo pues recibí heridas leves. Escucho un gruñido a mi lado.

-¿Cómo llegamos a esto?-dice y me mira jadeando con una expresión adolorida-Solíamos ser amigos

-Me quitaste a mi hermana.

-Ambos sabemos que no fue asi.-jadea y veo en su pie un pedazo pequeño de metal enterrado.

-Me llevaré a mi hija así tenga que matarte.

-Pues yo digo que me llevaré a mi sobrina...así tenga que matarte.

Mi arma está a un metro de mi. La de él está a igual distancia e incluso cerca de la mía. En un flash nos lanzamos a tomarlas a la vez y nos ponemos de pie para apuntarnos. Mi dedo aprieta el gatillos a la misma vez que él pero...

Flavia

Cuando escuché la voz de Ignacio llamando a William a gritos me aterra pero aún así abrí mis ojos y lo vi. Caminaba enojado donde todos podían verle. De repente rasga su camisas y veo su espalda. No pude evitar casi babear, sus músculos, su tatuaje era llamativo y resaltaba en su piel blanca.

Comienzan a pelear y escucho el sonido característico de unos tacones. Miró detrás de mí y lo confirmo. La mujer corre con la cesta que transporta a la bebé dirigiéndose a un auto apartado que lucía impecable.

No la dejaré huir así de fácil-corro lo más rápido que puedo.

-¡Señorita Flavia!-escucho a Hang pero ya estaba llegando a la mujer, a quién agarro por el pelo con fuerza y la freno.

-Dame a la niña.

La mujer no obedece y siento una mano en mi hombro que me detiene. Hang. El punta con la pistola en su cabeza y repite mis palabras de una forma que asusta.

-No me hagas provocar un hueco en tu cerebro. Entregarla y vete de aquí.—no esperaba escucharlo hablar así.

Escuchamos un disparo. Me giro a ver a Ignacio. Otro disparo. Verle correr me alarma y miro a Hang asustada. Este no entiende que pasa. El tiempo parecía detenerse o al menos se sentía que corría lento.

La mujer aprovecha la oportunidad en que estamos distraídos y nos empuja. Me aferró a su pelo con más fuerza y se escucha un sonido fuerte. Luego cristales romperse, un aire muy fuerte nos empuja de golpe y caemos al suelo. Me levanto y tomó a la bebé de la cesta, la abrazo con fuerza mientras llora asustada. Al volteárme noto lo que ha pasado. El avión está en llamas y pedazos de metal esparcidos juntamente con vidrios por doquier.

-Ignacio.-susurro asustada cuando le veo y William frente a él. Ambos se apuntan y claramente se ve a los dos disparar. Cierro mis ojos y luego-Solo se escucho un disparo-comienzo a temblar y abrazar a la bebé con fuerza-Son dos pistolas porque solo se escuchó el disparo de una.

Topo mi boca y lloro temiendo lo peor. Los dos están quietos como estatuas.

William

Ignacio me mira igual de enojado que yo. Miró su mano caer soltando el arma que termina en el suelo.

Le miró respirar e inclinar su cabeza un poco hacia atrás mostrándose cansado. Sin apartar su mirada de mi.

-Te lo dije William. Solo te la llevarás por encima de mi cadáver.

Siento doler en mi pecho. Aprieto el gatillo una vez más pero nada pasa.

-Maldición. Ni siquiera tenía una maldita bala.

También estoy cansado. Mis pies se debilitan y caigo arrodillado. Él se acerca y alza su pie y golpea en mi pecho provocando que caiga de espaldas y pongo mi mano en el lado izquierdo. Esta mojado y duele...miró mi mano observando la sangre.

Suelto una risa por la ironía.

-Después de todo tienes suerte Ignacio. Sepas que no te dura para siempre.

-Esto es por mi hermana-gruñe y pone su pie sobre la herida.

-Ah-grito dolido cerrando los ojos-Pensarás que miento pero realmente la amé.

-Amarla. No sabes que es eso.

-Tener a esa bebé en mis brazos me hizo darme cuenta...

-Mentira-me interrumpe quitando su pie para acuclillarse-Si la amabas hubieras estado desde el momento en que su tormento comenzó. No sabes todo lo que pasó por querés tener a su hija. Cuanto lloro y cuan fuerte tuvo que ser.

Todas las veces que la observé sin que supiera. La ví llorar, muchas veces lo hizo y quería ir a ella. Me duele el pecho más por el dolor de ese recuerdo que por la herida. Esta hace que mi respiración se vuelva pesada y lenta.

La extraño-una lágrima rueda y moja mi oreja.

-Ignacio no me distes mas opciones. Ella se fue...-siento más lágrimas salir y cierro mis ojos-Nuestra hija es lo único que me queda de ella... Solo la quería a mi lado.

-Lo siento William. Yo nunca confíe en ti. Quién solías ser, ya no lo eres más.

Tengo sueño. No puedo moverme.

Ignacio

¿Está llorando? Nunca ví a un hombre como él soltar una lágrima. Después de verle así no me da lastima, como tampoco estoy enojado. Solo le miro pensando él lo que una vez fue un joven amable se convirtió en esto.

-Lo sé-abre sus ojos lentamente- Quisiera retroceder el tiempo y decirle que solo tenía miedo por lo que sentía. No quería convertirme para ellas en lo que mi padre es para mí.

-Terminaste siendo como él después de todo.

Él cierra sus ojos y sonríe.

-Se parece mucho a ella...Prométeme...que la cuidarás.

-No tienes que decirme eso. Ya se lo prometí a mi hermana-miro su pecho totalmente cubierto de sangre-Pero si eso te da tranquilidad...-tomo su mano-te lo prometo.

Él deja se cabeza caer a un lado. Siento su mano perder la fuerza y miró su rostro. Parece dormido pero en realidad se que no lo está.

-Pudimos resolverlo de muchas maneras pero tú necedad te llevo a esto. Si vez a Chris...bueno, sé que te perdonará. Después de todo era una tonta en el amor.

William, le conocí cuando era niño. Solía ser amable y fiestero hasta que con la muerte de su madre no volvimos a ver su sonrisa. Chris me decía que podía traerle devuelta pero en los ojos de él ya no había brillo.

Un llanto pequeño invade mis oídos y atrae mi atención.

Flavia está abrazandola y llora. Hang está a su lado y noto a Felipe acercarse a ellos, este le carga a la bebé con cuidado y se aleja. Cada vez más cerca de ellos, veo a Hang frente a ella intentando lo que parece hacerla reaccionar tocando sus hombros.

-Dime que no le pasó nada...por favor-la escucho decir entre lágrimas mirando los ojos de él.

-¿Estás bien?-pregunto a solo tres metros detrás.

Me mira asombrada, ha dejado de chillar como una niña. Se pone en pie de un salto y corriendo se lanza sobre mi. Sus brazos me envuelven por la cintura y quedó paralizado de momento.

-Ignacio-dice mi nombre y siento su rostro contra mi pecho, eso hace que mi corazón comience a palpitar con fuerza-Tenía miedo de que...-guarda silencio y sollosando siento me abraza con más fuerza.

-¿Muriera?-le completo.

Asienta contra mi pecho. Su abrazo me da calor. Recordándome que no tengo nada que me cubra para arriba.
Voy a responder a su abrazo rodeándola con mis brazos y me detengo al ver la sangre en la ropa que está rasgada, en su brazo muy cerca de su hombro.

-¿Te duele?-aparto la tela para mirar mejor la gravedad de la herida.

Niega con la cabeza. Se separa y encuentra mis ojos pero deshace su cálido abrazo. Retrocede un paso y cambia su expresión, luce avergonzada. Mira mi pecho y luego al suelo, noto como se sonroja.

-Lo siento por mi atrevimiento, señor Gorikz.

No me gustó eso. Pareciera una persona cualquiera que se rinde ante mí como suelen hacer todos. No quiero que lo haga, no ella. Doy el paso que nos separa y tomo su barbilla alzando su rostro. Miró esos ojos en los que me pierdo por completo.

-Flavia-digo observando cómo ella toma mi mano y la aparta. Asustada, algo triste.

-William, él...-susurra encojida de hombros volviendo a bajar su cabeza, llora y tiembla.

Tiene un mechón de pelo delante y aparto este poniéndolo detrás de su oreja. Con mis manos tocó ambas mejilla. Quiero que me mire, quiero que siempre lo haga.

-Pase lo que pase a partir de ahora, solo recuerda que voy a protegerte y estaré a tu lado...-muevo mis pulgares como una suave caricia acercando mi frente a la de ella-Será nuestro secreto.

-El señor Stuart...él...-temblorosa.

-Él no te hará nada-digo con total seguridad-¿Confías en mí?

Llora apretando sus labios, tarda en asienta y no se si realmente confia en mi palabra. Le sonrió de forma satisfactoria. sabiendo queaunque dude de mi, realmente sere un hombre de acciones. Al momento de ver sus labios estirarse formando una sonrisa a medias me siento...nervioso y algo más. Deslizo una de mis manos hasta su barbilla, mis cuatro dedos bajo esta y el pulgar llega al borde de su labio que ella entreabre. Recuerdo aquel beso.

La unión nuestros labios que yo causé. Volvi a esos segundos que parecían eternos de tomar su nuca y correspondernos. ¿Cómo algo tan pequeño me hizo sentir tanto? Quiero decirtelo Flavia. Si supieras el significado que tienes dentro de mi. Mis ojos solo te ven, desde que los tuyos me miraron aquella noche en peligro

-Flavia...-muerdo mi labio inferior reteniendo el impulso de unir nuestros labios por sorpresa. Mirando como de su boca sale el humo de su aliento por el frío. -No Ignacio, no lo hagas. No puedes besarla ahora. Y me detengo tragando en seco y creo que eso se oyó.

-Deberías irte ya-sin querer hacerlo alejo mi rostro, mis manos, mi cuerpo. Me queda la sensación de algo que me impulsa a volver a estar cerca de ella.

Luce confundida, solo asienta con su cabeza. Mostrandome su espalda se aleja. Camina hasta el auto, abre la puerta y se detiene..

—El video. Está en su celular. No sé si será el único, no pude hacer mucho.

—Está bien. Ahora solo ve antes que puedan verte.—digo e inmediatamente sube al auto y acelera.

Flavia

Le observo por el espejo a mi izquierda. Está parado en el mismo lugar. Vuelvo mi mirada al frente. Lo que ocurrió hoy fue algo peligroso. Pensé que moriría, pero, Ignacio...me da alegría de conocerlo. Descubrí que tan rudo puede ser y la forma en la que protegió a su sobrina. Esa bebé tiene suerte de tener quién la protege. Lágimas salen de mis ojos por estar triste o feliz, talvez solo algo celosa.

Ignacio

—Señor.—me volteo para ver a Hang junto a Felipe y la bebé que mueve sus manos.

—Déjala en el auto.—ordeno a Felipe cuando camino hasta William y reviso los bolsillos. Lo tengo, su celular.

—Primo es momento de irnos ya.

—Si. Vamonos de aquí.—estoy calmado, la bebé sigue con los Gorikz y Flavia está bien.

Al subir al auto Hang acelera a todo. Al salir por donde mismo llegamos entramos en la carretera. Todo está oscuro y a lo lejos se ven unas luces rojas y azules parpadear. Ellos pasan por nuestro lado y se dirigen al lugar de donde procedemos.

A mi lado esta le bebé, en la cesta y la sostengo. Sus ojos mira mi mano y estira las de ella como queriendo tratarla.

—Cuando Stone Stuart lo sepa todo...—le miró por el retrovisor y Hang aprieta sus labios y ambas manos en el volante.

—Ya lo sé.—digo mirando a mi sobrina. Alzando mi dedo índice cerca de sus manitos ella está como jugando a ver si lo atrapa. Respiro profundo—Soy consciente que no lo dejará pasar y vendrá a mi....En todo esto solo una persona me importa.

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Gracias por leer esta historia que tanto me ha gustado escribir. Les diré que así termina esta primera parte. La continuación se comenzará a publicar en una semana. ¿Pensabas que era todo?...Pues claro que no.

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